miércoles, 19 de noviembre de 2008

LOBO DOMADO - CAPITULO 1

PROLOGO



Inglaterra, 1270

El ruido de caballos aproximándose dejó a Marion paralizada, sujetando las riendas con las manos más congeladas que el viento que azotaba su capa. Aunque ya estuviese a casi dos días de distancia del castillo de Baddersly, aún tenía miedo de ser seguida por los soldados de su tío. Había aprovechado la ausencia de él y de su mayordomo para escapar, con la excusa de que haría una peregrinación religiosa, pero ningún viaje de ella, aún siendo para honrar al Señor, sería del agrado de Harold Peasely. El hombre la perseguiría, sin duda, y cuando la encontrase...
Marion sintió un escalofrío al pensar en eso .
Si lograse alcanzar el convento, por lo menos estaría en un refugio, un lugar donde nadie podría molestarla,
ni siquiera su tío. Podría dedicarse a una vida piadosa y sin egoísmos, teniendo como familia un grupo de mujeres... Porque hacia muchos años que no vivía en el seno de una familia.
Marion tragó en seco al pensar en cuanto le costaría tener ese refugio. Había alimentado el sueño de casarse, tener hijos, pero su tío jamás aceptaría entregar a otro hombre el derecho de administrar las tierras y la riqueza de ella. Harold Peasely la mantenía reclusa, siempre sola y sujeta a sus explosiones de mal humor de él.
Marion arriesgó una mirada hacia los caballeros - que se aproximaban y se relajó un poco. Aquellos hombres no portaban los colores de su tío . Por otra parte, parecían peligrosos, lo que hizo aumentar su miedo .
Aunque la Iglesia determinase que los peregrinos no debían ser molestados, asaltantes y asesinos asolaban los caminos. Marion no podía esperar mucha protección del grupo de jóvenes criadas y hombres libres que había contratado para acompañarla. poco más que muchachitos, los hermanos Miller podían ser habilidosos en el manejo de palos pero no tendrían como hacerle frente a asaltantes armados.
Y, como si quisiesen confirmar los temores de ella, unos desconocidos súbitamente partieron en carrera en dirección a donde ellos estaban, todos con sus espadas en alto. Marion gritó de miedo cuando uno de los asaltantes derribó al líder de su caravana , John Miller, con un único y poderoso golpe. Bien cerca de donde ella estaba se empinó el caballo de Enid, una de las criadas , y la joven soltó un grito agudo, que llamó la atención de uno de los atacantes, un gigante barbudo que partió para atacarlas. Antes que Marion pudiese respirar nuevamente el sujeto la arrancó de la montura mientras Enid gritaba y pataleaba.
Por un momento Marion sólo se quedó mirando, inmóvil y horrorizada, mientras el hombre agarraba a
su criada . Después , obligando a sus músculos a entrar en acción, sacó un pequeño puñal con fría determinación. Actuaba como si estuviese en un sueño, el mundo a su alrededor parecía haber adquirido movimientos lentos, y los ruidos de las armas y los gritos se convirtieron en sonidos distantes. Fue en un escenario así que ella dirigió su caballo hacia el desgraciado que intentaba empujar a Enid al suelo , sin duda para violarla.
Marion sabía que necesitaría clavar el puñal en el corazón del atacante y fue con ese objetivo que levantó la mano armada. A pesar de años de sumisión a los más fuertes la habían dejado sin reacción. Ahora actuaba como si estuviese en una pesadilla, sabiendo que necesitaba actuar pero sin fuerzas para hacerlo.
Poco después ya era demasiado tarde. El facineroso la vio y, riéndose de la insignificante arma con la que ella pretendía alcanzarlo, levantó la mano y la empujó hacia un lado como si quisiese desprenderse de una mosca molesta. Marion cayó de espaldas al suelo y , sin aliento, sintió que todo daba vueltas y vueltas ...

CAPÍTULO 1


Marion contuvo la respiración cuando vio las imponentes y majestuosas muros de piedra que se erguían
a lo lejos. Aparentemente era a allá que ellos se dirigían. Las numerosas torres parecían muy altas y sólidas, lo que aumentaba sus temores. Qué la aguardaba allí ?
Oyó risas cuando miró a los caballeros de cabellos negros que lideraban la caravana y sintió que la tensión diminuía. En esas semanas de viaje había llegado a confiar en los muchachos que la habían encontrado desmayada en el camino. Pero tampoco tenía otra opción , porque no podía recurrir a nadie mas aparte de ellos.
Y no se acordaba de nada.
Tal vez fuese debido al golpe en la cabeza. Geoffrey, quien parecía ser el más instruido de aquellos hombres, había dicho que a veces un golpe en la cabeza podía quitarle la memoria a una persona. Marion se veía obligada a creer, ya que no se acordaba de nada respecto a su propio pasado. Todo lo que había sucedido antes que los hermanos de Burgh apareciesen era un enorme vacío... un vacío aterrador.
Aunque estuviese viva, respirase y caminase , era muy extraña esa ausencia de pasado. Al oír el canto de un ave, faci1mente la identificaba como un cardenal. Hasta se acordaba de una receta para preparar gallina, pero cómo y cuándo había aprendido eso era información que no estaba en su memoria . El pasado parecía ser algo inexistente.
Aquellos hombres la llamaban Marion. Eso no significaba nada para ella, pero ellos habían descubierto el nombre inscripto en lo que pensaban era su propio libro de salmos . Y la trataban como a una Lady, argumentando que sólo una Lady poseía las cosas que le habían encontrado: ropas finas, un espejo, libros, monedas y joyas. Y habían resuelto llevarla con ellos , ya que estaban apurados por volver a su casa y no sabían quien era ella.
- Vamos, lady Marion! - la llamó Geoffrey.
Obviamente feliz por finalmente estar llegando a destino él atravesó a su lado el enorme portón del castillo, que a esa altura ya estaba abierto para permitir la entrada de los recién llegados. Después la ayudó a desmontar y Marion se rió de la ansiedad con la que él la llevó al interior del castillo. Aunque fuese un caballero, un guerrero, Geoffrey era un hombre culto y bondadoso, alguien por quien ella rápidamente había sentido simpatía.
Cuando entró en el salón del castillo, Marion apenas contuvo una exclamación de asombro Era de una enormidad como ella jamás había visto. La luz penetraba por las ventanas altas y arqueadas y había muchas sillas y bancos, una indicación de la riqueza de la familia de Burgh.
Todo era grandioso... y todo estaba muy sucio. Marion procuró no arrugar la nariz cuando sintió el olor a comida rancia mezclada con la de la orina de los perros . Ni siquiera el viento que entraba por las ventanas lograba disipar aquellos malos olores. Aunque no estuviese en pleno gozo de sus facultades mentales, ella pronto concluyó que ese castillo impresionante carecía de una castellana.
Ese pensamiento hizo que Marion se detuviese, sintiendo un escalofrío en la nuca. Ella podría realizar esa tarea. Estaba segura de eso, esa certeza venía acompañada de una sensación de salud, de excitación. No sólo podía realizar ese trabajo sino que también estaría extremamente contenta de hacerlo.
- Ah! Simon! Geoffrey!
Tan pronto como su voz si hizo oír, unos enormes perros invadieron el salón, ladrando de un modo ensordecedor y venían seguidos por unos hombres morenos muy altos que hacían mucho ruido Tal vez mas que los perros. Marion levantó sus manos para tapar sus oídos. un tanto asustada, retrocedió para dar paso a los gigantes, que se aproximaron para abrazar a Geoffrey y Simon bruscamente. Pero aquellos gestos sólo podían ser amistosos, porque los muchachos parecían muy felices.
Todos hablaban al mismo tiempo, comunicándose a los gritos, y Marion se quedó observando, asombrada con el afecto que parecía unir a ese grupo de hombres tan altos. Después , como si hubiese un acuerdo tácito entre ellos, todos hicieron silencio y se volvieron hacia una figura que se aproximaba.

El recién llegado no era tan alto ni tan fuerte como los otros , pero Marion rápidamente adivinó que se trataba del padre de esa vasta prole, el conde de Campion. Los cabellos de él todavía eran negros, aunque mezclados con hilos blancos. La boca no era tan ancha como la de los muchachos, pero el parecido era impresionante. A pesar de su edad , se trataba de un hombre atractivo .
Marion lo observó de más cerca, al mismo tiempo que se mantenía atenta a las reacciones de los demás . Aunque evidentemente era el patriarca, un noble, ese hombre no parecía necesitar usar la tiranía para imponer su autoridad. Se movía con gracia natural, con la dignidad de quien despertaba respeto no por la fuerza bruta, sino por una mezcla de serenidad y seguridad . Marion hasta se sintió más relajada con la presencia de él.
Aunque Campion no tuviese un comportamiento tan ruidoso como los demás , evidentemente estaba contento con el retorno de sus dos hijos, lo que dejó claro cuando pronunció el nombre de los muchachos.
- Simon, Geoffrey - él dijo, con una voz un tanto baja y con un temblor de emoción.
Poco después , para el asombro de Marion, el elegante conde abrió sus brazos para recibir al grandullón de Simon. Presenciando es escena ella pensó en sí misma. Sería tan lindo formar parte de una familia tan afectuosa como esa. Fascinada, se quedó observando mientras el conde se apartaba de Simon para abrazar a Geoffrey, de un modo igualmente efusivo . Después , casi súbitamente, fue en ella en quien la atención de Campion se concentró. Las cejas del conde levantarse on en una contenida demostración de curiosidad al mismo tiempo que inclinaba la cabeza en una elegante reverencia, algo que la hizo ruborizar por timidez.
- Padre, encontramos un grupo de asaltantes atacando la caravana de lady Marion - le explicó Geoffrey - rápidamente los ahuyentamos, pero desafortunadamente no llegamos a tiempo para salvarla del ataque que sufrió. Ella fue arrojada al suelo , se golpeó la cabeza y ahora no se acuerda ni de su propio nombre. Los integrantes de la caravana de lady Marion o fueron asesinados o huyeron, asustados. Entonces la tomamos bajo nuestra protección hasta que recupere su ... su salud.
Mi lady - dijo Campion, inclinándose en un saludo formal. - Será un placer tenerla con nosotros . Hacia
mucho tiempo que una doncella no embellecía nuestro salón. Yo soy Campion y estos son mis hijos.
- Mientras hablaba él hizo un gesto señalando a los jóvenes. - Como ya conoces a Simon y a Geoffrey quiero presentarte a Stephen.
Otro joven de Burgh se adelantó para hacer una reverencia. Aunque sus cabellos fuesen tan negros como los de Geoffrey y Simon, ese muchacho tenía actitudes un tanto displicentes, algo que no estaba muy de acuerdo con la postura de Campion.
- Mi lady - dijo Stephen mostrando sus dientes blancos en una sonrisa bonita, tal vez hasta demasiado encantadora. Poco después se adelantó un muchacho de unos veinte años. - Soy Robin, mi lady .
La sonrisa de Robin era tan seductora que parecía que él estaba queriendo enamorar a Marion. aún así ella respondió al saludo con genuina satisfacción.
El muchacho que se adelantó poco después de Robin era evidentemente el más joven , tenía cierto aire de amargura. Y parecía tener cierta dificultad para caminar, como si sintiese dolor en una de sus piernas.
- Soy Reynold - él dijo, prefiriendo no responder a la sonrisa de Marion.
- Y finalmente Nicholas - anunció el conde, pero nadie se adelantó .
Campion repitió el nombre, con una voz levemente exasperada. Marion casi se rió cuando el más joven de los de Burgh apareció, jadeante. Debía tener como mucho unos catorce años y era la reproducción en escala menor de sus hermanos mayores.
- Qué pasa, mi lord ? - él preguntó, mirando a su padre con cara de inocencia.
Campion hizo un gesto con su cabeza en dirección a Marion.
- Quiero que conozcas a nuestra huésped .
- Bienvenida ! - exclamó Nicholas, examinando a Marion de la cabeza a los pies, con la curiosidad propia de su edad.
El quería hacerle mil preguntas , pero sintió la mirada de reprobación de su padre y se contuvo .
Campion se volvió hacia el fondo del salón.
- Wilda.
El llamado fue hecho sin que él alterase el tono de su voz, pero en el instante siguiente una joven criada se presentó.
- Estoy aquí , mi lord .
La joven hablaba en tono respetuoso pero Marion pudo constatar que, en ese castillo, hasta los criados sentían placer de servir a Campion. Después de haber pasado tantos años en compañía de su tiránico tío, eso no la asombraba , y al mismo tiempo que era muy agradable.

- Esta lady se hospedará con nosotros - le dijo Campion. - Por favor, llévala a un cuarto que tenga chimenea y ordena al personal de la cocina que le mande algo de comida. Ya es tarde y ella seguramente querrá descansar después del largo viaje. .
- Si, mi lord - respondió Wilda.
Aunque se diese cuenta que estaba siendo cortésmente dispensada, Marion creyó que todavía no podía retirarse ey se volvió hacia el conde.
- Mi lord , jamás podré agradecerle lo suficiente por su hospitalidad, pero le prometo que no se arrepentirá de lo que está haciendo - ella declaró.
Después se volvió para seguir a Wilda, rezando para que el conde no cambiase de idea.
Marion todavía no sabía casi nada sobre ese castillo y las personas que allí vivían, pero le gustaba lo que ya había visto. Aunque fuesen muy altos y sus modales un tanto groseros, los hermanos de Burgh eran amables y atractivos, y su padre era un hombre bondadoso y la servidumbre daba muestras estar a gusto . Y ella misma se sentía muy bienvenida.
Por extraño que pudiese parecer, era como si estuviese volviendo a su propia casa.
- Vengan - dijo el conde a sus hijos recién llegados - Mandé a que sirvan comida y bebida para ustedes dos.
- Y para mí también , mi lord! - intervino Nicholas. Campion le sonrió a su hijo menor.
- Para todos , entonces.


Aunque la mesa de la cena ya hubiese sido retirada, él ordenó a una criada que fuese buscar pan, queso, manzanas y cerveza. Cuando todos estaban sentados alrededor de la mesa principal , Campion hizo un gesto para que Simon hablase y se quedó escuchando mientras su hijo relataba el viaje hecho al sur para recolectar el dinero de un arrendatario de tierras que no parecía muy dispuesto a pagar lo que debía.
- Después , cuando ya volvíamos para acá, nos cruzamos con una pequeña caravana que estaba siendo atacada por peligrosos asaltantes - dijo Simon. - Matamos a esos desgraciados, pero algunos de nuestros hombres salieron heridos del combate.
- Lo extraño es que esos cretinos no se parecían mucho a los bandidos que acostumbramos a enfrentar ­ agregó Geoffrey. - Eran excelentes guerreros, más bien parecían soldados entrenados, y montaban caballos muy bien cuidados, no los animales flacos que los asaltantes de camino suelen tener.
- Ellos sólo lucharon para defender sus propias vidas, lo que cualquier vagabundo en la misma situación haría - minimizó Simon. - No fue nada mas que eso.
El conde miró a Geoffrey pero el muchacho no dijo nada más , como siempre acatando la opinión de su hermano. A Geoffrey no le gustaban la discusiones, pero Campion sabía que él era el más prudente de sus hijos. Daba opiniones que siempre debían ser tomadas en cuenta. Geoffrey podía no ser tan audaz como Simon, pero reparaba con atención en todo. Observaba, reflexionaba y hacía planes basados en esas reflexiones. Esa era la fortaleza de él y el motivo por el que Campion siempre lo designaba para acompañar a su hermano más audaz e impulsivo.
- Algunos miembros de la caravana atacada salieron corriendo y desaparecieron entre los árboles - dijo Simon, con una expresión de desprecio. - Parecían jóvenes poco apropiados para trabajar el campo, pero mucho menos aptos para escoltar a una dama. La única que sobrevivió fue la muchacha que trajimos. Cuando la reanimamos, ella no supo decirnos quien era.
En ese punto Geoffrey volvió a hablar.
- Está claro, mi lord , que esa mujer es una dama de sangre noble, tanto por las ropas que usa como por el modo de expresarse. Conversé con ella largamente durante el viaje y pude concluir que se trata de una persona culta. Sabe leer y escribir, además de tener razonables conocimientos de aritmética.
- Y aún así no puede recordar propio nombre? - preguntó Campion.
- Aún así , mi lord .
Por un largo momento Campion se quedó mirando fijamente a su hijo, dejando en claro que encontraba muy extraña esa historia, pero Geoffrey mantuvo su mirada en él sin pestañear. Obviamente creía en lo que a mujer había dicho . Después Campion miró a su otro hijo, queriendo oír su opinión , pero se dio cuenta que Simon no creía que valía la pena continuar hablando sobre la mujer. Jugueteaba inquietamente con la vaina de su espada, impaciente por cambiar de tema .
Y quién les dio el nombre de ella ? - preguntó Stephen, riéndose.
Campion le lanzó una mirada de reprensión, notando que el muchacho acababa de llenar nuevamente la copa de vino. Stephen estaba poniéndose imposible.

- Comenzamos a llamarla Marion porque encontramos ese nombre escrito en uno de los libros que ella traía ­ respondió Geoffrey, ignorando la risa burlona de su hermano.
- Ah, si ? - lo provocó Stephen. - Y no estarás enamorándote de ella, hermanito?
- Geoffrey está enamorado! - gritó Nicholas.
Una oleada de risas se extendió entre los muchachos, sin que Campion interfiriese. Al ver a expresión de Geoffrey
, sin embargo, él concluyó que su hijo no tenía ningún interés en la joven más allá de la compasión.

- No es así? - volvió a hablar Stephen. - Entonces habrá sido nuestro Simon el alcanzado por la flecha de Cupido? - Más risas siguieron a la pregunta del irreverente muchacho. Era verdad que Stephen podría sacar mejor provecho de esa agudeza mental , en vez de sólo usarla para burlarse de los otros. - Por qué estoy viendo, a nuestro hermano le gustan las mujeres bajitas y rellenitas!
Simon se puso de pie y súbitamente el silencio dominó el ambiente.
- Está buscando una pelea? - él vociferó, dando un paso en dirección de Stephen, quien se recostó contra la pared en una postura displicente.
- Por Dios, no - respondió e más joven de los hermanos, fingiendo bostezar. - Todo estaba muy tranquilo sin vos por aquí...
- Basta - intervino Campion. - Siéntate , Simon. Y vos, Stephen, hazme el favor de referirte a nuestra huésped con un poco más de respeto.
La tendencia de Stephen de encontrar defectos en las personas comenzaba a incomodar a su padre. La joven en cuestión podía no ser una beldad que cortase el aliento, pero era bastante bonita.
Si Stephen no estuviese tan influenciado por el gusto actual de mujeres exuberantes, habría reparado en la belleza de los cabellos castaños de la huésped . Notaría también que, aunque no fuese blanca como un fantasma, su piel era inmaculada , además de esos misteriosos ojos castaños que podría ser a perdición de cualquier hombre.
Campion prefirió guardar para sí esos pensamientos. No quería ver a sus hijos peleando entre sí por los favores de la visitante. Ellos podrían ignorar la belleza de la muchacha, pero Campion no permitiría que la tratasen con rudeza, lo que dejó muy claro con la mirada severa que le lanzó a sus hijos.
Después de un largo y tenso momento Simon volvió a sentarse , dirigiendo una mirada dura a su hermano menor, quien se rió descaradamente. Un día de esos Stephen pagaría muy caro por esas actitudes, pensó Campion antes de volver al asunto en cuestión .
- Continuaremos llamándola Marion - él decidió ­ - ahora cuéntenme dónde la encontraron. Tal vez sólo estuviese yendo a alguna aldea o visitando a sus vecinos.
Nada de eso - replicó Geoffrey. - Un carro llevaba provisiones para un largo viaje, Tal vez para una peregrinación. - En ese punto él hizo una pausa, como si no estuviese muy seguro de lo que iba a decir, pero pronto se llenó con determinación. - Quise volver por el camino para pedir información sobre ella, pero Simon... No creyó que el asunto fuese suficientemente importante como para atrasar nuestro retomo.
Campion sólo asintió con la cabeza, sin decir nada. Las palabras de Geoffrey estaban cargadas de censura y era muy probable que los dos muchachos hubiesen tenido una discusión respecto al destino de la muchacha. Simon no le daba mucha importancia a las mujeres y le daría prioridad a su propio viaje, dejando en segundo plano el misterio de una joven sola y que había perdido la memoria. Pero quién podría censurarlo por eso ? Haciendo una búsqueda por los alrededores tal vez ellos hubiesen podido llevarla de vuelta a su casa . Pero tal vez no. Con caminos tan precarios y la imprevisibilidad del clima, Campion casi se sentía inclinado a apoyar la decisión de Simon.
Por algunos instantes el conde se rascó el mentón , pensativamente . después suspiró y puso las dos manos sobre la mesa.
Hasta que podamos descubrir la identidad de ella, la muchacha se quedará con nosotros y será tratada como una lady - decretó Campion, pasando sus ojos por el círculo formado por sus hijos. No era bueno ver que su decreto parecía no ser muy bien recibido por los miembros de una familia sin mujeres . Sólo Nicholas no daba la impresión de no tener objeciones a la presencia de la visitante y Campion ya podía prever los problemas que la curiosidad de su joven hijo podría causar. Simon y Reynold se mostraban claramente contrariados mientras Geoffrey parecía preocupado. Obviamente sentía pena por la pobre muchacha.
Campion, a su vez, no creía que la joven pudiese correr algún peligro . Aunque era menuda, ella parecía lo suficientemente fuerte como para defenderse... Hasta incluso de algunos de los de Burgh. Había mucho más en la misteriosa Marion de lo que sus ojos podían ver, de eso él estaba seguro .
Campion se recostó en la silla y sonrió , al mismo tiempo que otra vez se rascaba el mentón . Tal vez... Tal vez ella incluso tuviese la fuerza y la maña para domar a ese grupo de lobos.

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