domingo, 23 de noviembre de 2008

LOBO DOMADO - CAPITULO 6

CAPITULO 6



Marion no conseguía estar cómoda . Sentada entre los muslos fuertes de Dunstan de Burgh y con la espalda todo el tiempo golpeando contra en su pecho , sólo podía sentirse ...desorientada... descolocada ... incómoda.... inquieta . Aunque no recordase nada de su pasado, tenía la impresión de que jamás se había recostado contra el cuerpo de un hombre. la sensación era extraña. Y muy perturbadora.
Pero también era algo placentero y excitante.
Inclinándose hacia adelante ella buscó no darle importancia al asunto. después de todo , no estaba enamorada de ese hombre. Todo lo contrario! Con sus actitudes arrogantes y sus modales deplorables , Dunstan era el responsable de la desgracia de ella. ya era malo que la hubiese encontrado, que le hubiese impedido escapar, y encima la había asustado con ese rugido feroz... Ah, eso no merecía perdón. Siendo así , el hecho que ellos estuviesen cabalgando con sus cuerpos prácticamente pegados, y él envolviéndola con sus brazos musculosos para poder sujetar las riendas... bien ... eso no debería afectarla de ninguna manera .
Pero era lo que estaba sucediendo. ayudaría un poco si él no tuviese su cuerpo tan deliciosamente caliente. El calor parecía irradiar de ese hombre como si saliese de un bracero. eso aumentaba la intensidad del olor que emitía su cuerpo , un olor fuertemente masculino. Marion era una mujer friolenta y , si pudiese, viviría delante de una chimenea encendida. Por eso, por primera vez en su vida se sentía como si estuviese en un lugar perfecto.
A cierta altura, súbitamente empujada con más fuerza contra el cuerpo de Dunstan, Marion se dio cuenta que él estaba sexualmente excitado. Eso era evidente no sólo por el bulto que presionaba contra sus nalgas , sino también por la tensión en los músculos de los muslos y de los brazos de él, y por la forma acelerada en que Dunstan ahora respiraba. Era algo atemorizante . Casi aterrorizante. Y definitivamente emocionante.
Como si estuviese nadando en un río caudaloso y a punto de hundirse, Marion cerró los ojos, llenó sus pulmones de aire y se recostó con fuerza contra el pecho musculoso de Dunstan. Por un instante pareció fundirse con la piel del mayor de los de Burgh, envuelta por el calor que emanaba de su cuerpo y del animal que cabalgaban. Después , como en un sueño fugaz pero lleno de intensidad, todo pasó. Como en un pestañeo de ojos.
En lo que pareció ser un instante el caballo de Dunstan alcanzó el lugar donde los otros estaban reunidos y Marion convirtió en el centro de todas las atenciones. Aunque nadie le preguntaba dónde había sido encontrada, la pregunta estaba en los ojos de todos y era evidente que a ninguno de esos hombres le gustaba la demora y el problema que su desaparición había causado.
Marion los ignoró y apuntó su mentón hacia adelante , quedándose en la protección del abrazo de Dunstan. Él podía ser más enemigo que amigo de ella, pero quién no se sentiría protegida en esa situación? Ellos no estaban de acuerdo en muchas cosas, sin duda, pero Marion creía que Dunstan no permitiría que nadie le hiciese algo malo. Por eso, permaneció donde estaba hasta que un muchacho que servía de escudero del barón de Wessex se adelantó para ayudarla a desmontar.
Marion buscó convencerse de que no debería sentirse molesta por haber sido retirada de los brazos de Dunstan, menos cuando él la estaba empujando de un modo casi rudo, como si estuviese librándose de un paquete desagradable.
- Pon a la muchacha sobre el caballo de ella - ordenó Dunstan al escudero. - Y no la pierdas de vista.
Después , sin más ninguna otra palabra, él tiró de las riendas del animal y se apartó para dar órdenes a los hombres, como si estuviesen por partir para una guerra.
Todavía sintiendo en su piel los efectos del contacto con él y enojada por el hecho de que Dunstan podía olvidarse de ella de un instante al otro, Marion continuó a observándolo hasta que el escudero le tocó el brazo .
- Por favor, mi lady ... Es mejor que nos apresuremos.
Si, era mejor apurarse , bailar al ritmo de la música que marcaba Dunstan de Burgh, pensó Marion irritada. Después de subir al caballo ayudada por el escudero, buscó evaluar cuanto detestaba al mayor de los siete hermanos de Burgh. Ese hombre no era nada más que un grosero, un bruto , un animal . Aún así ...
- Mi lady nos obligó a tener una partida de caza muy divertida! - dijo Agnes.
Marion oyó el comentario de la anciana criada del castillo de Campion, quien la acompañaba con la tarea de servirla, y prefirió no responderle. Aparentemente esa vieja era la única mujer que el conde pudo disponer para el viaje, pero Marion no estaba muy satisfecha con la elección. Agnes siempre era muy entrometida y tenía una lengua afilada y venenosa. La vieja tendría que tener cuidado de no morderse su propia lengua, o corría el peligro de morir envenenada. Marion ignoró el comentario malicioso y giró el rostro para demostrar su ofensa.
Agnes no pareció amedrentarse con eso y volvió a hablar con su voz estridente.
- No parece que estés lastimada. Él no te golpeó ?
Esa vez Marion encaró a la criada.
- Golpearme ? - ella casi gritó.
- Si . Ese gigante lleno de músculos es el hijo primogénito del conde. Dunstan de Burgh no acostumbra a ser complaciente con quien comete algún error. Él no te golpeó ?
Aunque estuviese espantada con la pregunta que la criada insistía en hacer, Marion procuró hablar con calma.
- El barón de Wessex no tiene ningún motivo para abusar de mí.
La mujer se sonó la nariz ruidosamente antes de retomar la palabra.
- Tal vez él ya no sea tan feroz cuanto siempre fue, ya que fue provocado por una muchacha menuda e insignificante y ni siquiera le puso una mano encima.
Ponerle una mano encima? Eso era el colmo . Esas palabras quedaron flotando en el aire y Marion desvió la cara, porque Dunstan si le había puesto la mano encima. El recuerdo le hizo sentir un fuerte calor en el vientre y en la cara.
El la había tocado , sujetándole las muñecas , y había usado su cuerpo para apretarla contra el tronco del árbol. después ...
La respiración de Marion se aceleró cuando ella recordó como la ingle de Dunstan se había frotado contra su vientre . Oh, Dios... y después la mano había subido para acariciarle los pechos !
En ese momento ella había pensado que sería besada. Ella ya conocía lo que era el deseo sexual tan patente en los ojos de un hombre? Marion dudaba eso, y estaba segura que era deseo crudo lo que había visto en los ojos verdes de Dunstan. En ese instante él le podría haber hecho lo que quisiese, porque ella no había esbozado la menor reacción. En verdad había cerrado los ojos, dominada por una sensación que parecía consumirla.
- Ah! - exclamó la criada. - entonces él te hizo algo ! Lo sabía!
La risa guaranga de Agnes trajo a Marion de vuelta a la realidad.
- Basta! - ella dijo, ruborizándose todavía más al ver que a la vieja guiñarle el ojo . - Ve a ocuparte de tus tareas y déjame en paz.

La picardía de la mujer se transformó en una risa mal disimulada.
- No serías la primer mujeres que perdería la cabeza por ese hombre - le dijo Agnes. - En la corte él es conocido como el Lobo de Wessex, y no es sólo por el lobo que hay en el escudo de su familia.
Marion respiró profundamente . No estaba dispuesta a continuar oyendo esas ... asquerosidades . Pero Agnes parecía una gallina que no podía parar de cacarear.
- Y un hombre de ese tamaño, una tiene que imaginarse que todas las partes del cuerpo son proporcionales ...
- Basta ! - la cortó Marion, levantando la voz. ­
- No estoy interesada en la reputación de lord Wessex o en el tamaño de las partes de su cuerpo ! Ese hombre es un maleducado, un grosero, un tirano autoritario y no logrará con que yo me someta a su voluntad !
Decir esas palabras en voz alta pareció fortalecer la determinación de Marion. Y por qué no? Ella no era una esclava para agachar la cabeza y doblar la espalda delante de él. Era cierto que había perdido la memoria, pero no la capacidad de razonar con sentido común . Y ya le había demostrado su capacidad, por lo menos una vez, casi había conseguido escapar de él. Había fracasado en la tentativa, pero eso no significaba que debía agachar a cabeza y se someter dócilmente.
Lo intentaría nuevamente. Tantas veces como fuesen necesarias... Hasta que tuviese éxito. Marion sintió una oleada de excitación mientras nuevos planes se formaban en su cabeza . Y aparentemente las palabras duras habían surtido efecto en Agnes, ya que la vieja ahora estaba callada en la montura, incluso parecía dormitar. Marion se relajó...hasta que oyó nuevamente la voz de Agnes.
No me digas lo que estás planeando hacer, mi lady , porque no quiero saberlo - declaró la mujer, lanzando a Marion una mirada matrera y poco después le sonrió.

Marion desvió su mirada, maldiciendo el momento en que Campion había resuelto proporcionarle la compañía de esa criada atrevida. Agnes era una vieja con mucha experiencia y astucia y sabía sacar conclusiones. Pero eso no le impediría escapar. Ah, claro no. Aún pareciendo adivinar lo que su ama planeaba hacer, la criada no tenía ninguna certeza y no hablaría con nadie sobre los planes de Marion.
Y esos planes existían. desafortunadamente había perdido la ventaja del factor sorpresa y sería necesario escapar burlando la vigilancia de un hombre a quien se le había dado la misión de mantener un ojo sobre ella. Al pensar en el hecho que los ojos verdes del Lobo la seguían, Marion sintió un escalofrío. . Pero era muy probable que Dunstan ya la hubiese olvidado. Ella sólo necesitaba preocuparse por el escudero y estaba segura que descubriría una forma de eludirlo.
Una vez que se hubiese escapado, buscaría el convento más cercano. Por algún motivo, Marion pensó en el de Nuestra Señora de los Dolores. Pero ese no quedaba demasiado cerca de Baddersly? Si al menos pudiese acordarse... Marion cerró los ojos e intentó activar su memoria, pero sólo veía una enorme oscuridad; por más que se concentrase. Eso la dejó afligida.
Marion sintió humedad en la palma de sus manos y gotas de sudor en su frente , aunque hiciese frío. La cabeza le latía debido a la tensión mientras buscaba una respuesta en ese vacío de su mente . Baddersly. El nombre parecía una amenaza mortal, algo listo para tragarla...
Marion abrió los ojos asustada, y respiró profundamente. Levantó una mano temblorosa y apoyó los dedos en las sienes que le latían. Esas tentativas de reactivar su memoria se estaban tornando cada vez más extenuantes y ella ya comenzaba a creer que no traerían resultados, ni buenos ni malos. La única cosa que parecía tener fundamentos era el miedo a volver a Baddersly... donde tal vez hasta corriese riesgo de vida.
Marion suspiró y buscó convencerse de que debería continuar viviendo sin ningún recuerdo del pasado. Fuese en el Convento de nuestra Señora de los Dolores o en cualquier otro lugar, las buenas hermanas seguramente la acogerían, básicamente por el hecho que ella les entregaría una bolsa llena de monedas y joyas, algo que venía guardando con cuidado desde el día en que los hermanos de Burgh la habían encontrado.
Si las religiosas no la acogiesen, entonces ella simplemente desaparecería en medio de la multitud de habitantes de alguna ciudad grande y comenzaría una nueva vida... Tal vez presentándose como una viuda. Ese pensamiento hasta la hizo sonreír, ya que pocas muchachas de su misma edad sabrían tan poco como ella sobre las experiencias de una mujer casada. La sonrisa desapareció cuando Dunstan de Burgh súbitamente invadió sus pensamientos .

Lo llamaban el Lobo de Wessex, un nombre que se adecuaba perfectamente a ese hombre. Marion sospechaba que Dunstan sería capaz de enseñarle todo lo que se pasaba entre un hombre y una mujer, casados o no. Instintivamente se frotó la muñeca, casi lastimada por el aprieto de los dedos de él, Marion quiso convencerse de que no debería pedirle a ese hombre ese tipo de información.
Todo lo que quería de Dunstan de Burgh era distancia. Y lo más pronto posible.


- Pero dónde estaba ella? - preguntó Walter.
Dunstan hizo una mueca al notar que, con esa simple pregunta, su vasallo se divertía a costa de él.
- No quieres que te responda, verdad ? Dunstan espoleó a su caballo, que galopó hasta la el frente de la caravana.
Sin esconder su risa, Walter hizo la misma cosa y pronto cabalgaba al lado de su lord.
- Reconócelo , Dunstan. El Lobo de Wessex engañado por una simple muchacha.
La carcajada de Walter era como un azote en el orgullo herido de Dunstan.
- No fue tan así, Walter. Casi fui engañado por una mujer. No es la misma cosa.
- Ah, no? - persistió Walter impiadosamente.
- La encontré, o no la encontré? - replicó Dunstan, con un tono furioso. - Y eso es más de lo que necesito explicarle a un vasallo mío.
Walter rápidamente dejó de reírse. Parecía querer continuar burlándose de su lord, pero sólo hizo una mueca.
- Acepto tu reto, mi lord - él declaró, en tono burlón, y encogió sus hombros. - Pero aún tengo curiosidad. Me pregunto a dónde ella puede haber ido, y por qué. Porque no se perdió, verdad ?
- No - respondió Dunstan. - ella se escondió de nosotros porque no quería volver a su casa.
Walter pareció genuinamente sorprendido... e intrigado.
- Qué! ? Yo creía que estábamos escoltando a una rica heredera.
- Ella es una rica heredera, pero parece que se sentía más feliz en Campion. - Seduciendo a mis hermanos, pensó Dunstan. - No le gusta la idea de volver con su guardián que tal vez la trate de forma autoritaria. En mi opinión eso sería muy bueno para ella.
Walter se rió y volvió sus ojos azules en dirección a Marion, quien cabalgaba algunos metros atrás.
- Es una mujer poco común - él comentó, como si pensase en voz alta.
A Dunstan no le gustó el brillo de interés que vio en los ojos de su vasallo. No queriendo estimular ese interés, prefirió no concordar con su comentario. tampoco quiso agregar que, aunque pareciese tan inocente como una niña, Marion Warenne era la campeona de las mentiras . Y qué mentiras! .
Tal vez fuese hasta divertido hacerle pensar que creía en sus mentiras para obligarla a revelar la verdad. Dunstan se acordó de lo que había sentido cuando había estado con su cuerpo pegado al de ella y rápidamente quiso olvidar eso. Para él, Marion Warenne no era nada mas que una encomienda para ser entregada, tal vez era una encomienda suave, llena de curvas deliciosas... pero sólo una encomienda. Pobre de quien pensase que ella podía ser algo más que eso .
Dunstan lanzó un rezongo furioso y otra vez obligó a su caballo a adelantarse, complacido por haber dejado a esa mujer bajo la mirada atenta de su escudero, Cedric. Marion Warenne sólo había causado problemas desde el instante en que él la había visto por primera vez, en el salón del castillo Campion. Y ahora Dunstan se arrepentía amargamente de haber aceptado esa misión! Tenía sus propios problemas, algunos de los cuales reclamaban soluciones urgentes.
Dos años antes, cuando el rey Edward lo había recompensado por sus servicios entregándole la propiedad de Wessex, Dunstan había pensado que finalmente podría echar raíces en algún lugar después de años recorriendo los caminos de Inglaterra , siempre teniendo que dormir al aire libre. Pero las constantes disputas con un vecino , Clarence Fitzhugh, no lo dejaban sentirse en su propia casa.
Siempre era necesario estar presente en las fronteras de la propiedad, organizando la defensa contra las constantes tentativas de invasión de grupos de bandidos. Y lo peor era no tenía pruebas de que Fitzhugh estaba detrás de esas incursiones. Dunstan no podría emprender una incursión en retaliación contra su vecino sin causar la ira del rey. Estaba en un callejón sin salida.
Además , Wessex no sólo necesitaba buenas defensas, sino también reparaciones , como un buen almacén para granos, una armería bien equipada, y los fondos de él ya se estaban agotando. El año anterior la cosecha había sido pésima, lo que sólo complicaba todo...
Con una sonrisa amarga, Dunstan se dio cuenta que los sueños que había tenido de llevar una vida tan confortable como la de su padre habían sido sólo sueños de un joven iluso. Su destino era ser un caballero en constante lucha por la posesión de sus propias tierras, siempre en guerra, siempre alerta al peligro que podía venir por la retaguardia.
Era cierto que podría pedir la ayuda de sus hermanos, bravos guerreros, o dinero prestado a su padre. .. pero Dunstan no se rebajaría a pedirle nada a nadie ! Había ido a Campion con la esperanza de recibir alguna oferta de ayuda, pero qué había conseguido? En vez de estar volviendo a Wessex al frente de una poderosa fuerza de combate, ahora se veía haciendo de niñera de una muchacha mentirosa y caprichosa.
Al pensar en Marion Warenne él tiró las riendas de su caballo, obligándolo a detenerse. Sería más prudente verificar personalmente si la mujer no estaba creando algún rpoblema . Después de vacilar por algunos instantes, Dunstan maldijo y siguió adelante . Lo mejor mismo sería mantener su mente y su cuerpo bien lejos de la encomienda problemática.
Durante todo ese día Dunstan evitó la presencia de esa mujer. Sólo a la hora de la cena buscó a Marion... sólo para asegurarse que ella continuaba allí. Sólo logró ver un bulto con cabellos castaños entrando en la tienda armada para comer en soledad. Por qué tenía que importarle eso ? Si la viese por más tiempo, tal vez perdería el apetito!
Después de la comida Dunstan circuló por algún tiempo por el campamento y pronto fue sentarse no muy lejos de la tienda de Marion. Cedric estaba apostado en la entrada, montando guardia, pero aún así él se quedó mirando.
- Por qué será que se escondió? - le preguntó al escudero.
Dunstan levantó la cabeza hacia Cedric, enojado por haber sido sorprendido mientras observaba la tienda.
- Tal vez sienta vergüenza por el trabajo que está nos dando - él protestó .
Esa mujercita debería avergonzarse!
- Ella comió muy poco - observó Cedric.
Dunstan levantó lentamente sus ojos hacia el escudero, queriendo saber qué importancia tenía esa información .
Cedric se ruborizó violentamente y desvió el rostro, al mismo tiempo que Dunstan apretaba sus ojos, preocupado por descubrir la debilidad de su escudero. Ese muchacho también mostraba indicios de haber sucumbido a la misteriosa fascinación de lady Warenne. Cedric estaba pensando que Marion corría algún peligro físico por no comer . Era poco probable que algo malo le sucediese por comer poco una noche . Por la exuberancia de su cuerpo , difícilmente lady Warenne se convertiría en una mujer delgada como un hilo como la mayoría de las mujeres de la corte...
Dunstan maldijo al darse cuenta que estaba comparando a esa muchacha con las cortesanas, y de un modo favorable a ella.
Pero había más particularidades en esa mujer de lo que se podría haber pensado a primera vista. Qué la habría llevado a subirse a un árbol? Por qué ella prefería enfrentar los peligros del bosque cuando podía convertirse en la dueña de la fortuna de su familia? Porque era una idiota. No podía haber otra respuesta.
Sacudiendo la cabeza al reflexionar sobre el absurdo de los caprichos femeninos, Dunstan intentó no pensar otra vez en el instante en que había apretado su cuerpo con el de esa loca.

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