miércoles, 26 de noviembre de 2008

LOBO DOMADO - CAPITULO 9

CAPITULO 9


Dunstan se despertó muy temprano . Había dormido sentado en el suelo con la espalda recostada contra un árbol, mirando hacia el camino. La primer cosa que vio al abrir los ojos fue la tienda de lady Warenne. Después de bostezar, se levantó rápidamente y fue a lavarse la cara con el agua del riacho. Cuando llegó allá, cambió de idea y se desvistió completamente para sumergirse en el agua.

Terminado el baño y otra vez vestido, Dunstan sintió una satisfacción que no experimentaba hacia muchos días. Convencido de que había apartado a lady Marion de su pensamiento, se ocupó de despertar a las otras personas para que la caravana se pusiese pronto en movimiento. Había buen clima y él quería sacar provecho de eso.
Cuando estuviesen otra vez en marcha , sería importante mantener ese estado de ánimo, pero en verdad la perspectiva para ese día no parecía muy excitante. Tal vez se estuviese poniendo viejo para llevar esa vida nómade.
Había habido época en que la preparación para un nuevo viaje lo excitaba, pero ahora Dunstan se interesaba más por una buena comida, una cama suave... y a veces hasta soñaba con una esposa con quien pudiese compartir esas cosas. LA idea de matrimonio, que no mucho tiempo antes le era algo impensable, ahora parecía algo que necesitaba . Tal vez ya fuese tiempo de engendrar un heredero.
Dunstan miró atrás y se vio mirando a una mujer de cabellos castaños. se sorprendió reparando en ciertos detalles de ella, cosas que antes habían escapado a su atención . Como la forma en que ella movía los brazos, la indescriptible gracia contenida en cada uno de esos gestos.
Como las curvas generosas de su cuerpo se revelaban por debajo del vestido . El modo en que sus cabellos caían sobre su frente, casi pidiendo que alguien se aproximase a apartarlos.
Poco después Dunstan volvió en sí y se dio cuenta que era un absurdo estar pensando todas esas cosas de una mujer que, en verdad , tenía muchos defectos. Se trataba de una persona irresponsable, imprudente, peleadora, complicada, mentirosa , atrevida ... alguien que no merecía la menor confianza. Con sus tentativas de fuga, Marion Warenne no sólo dificultaba el cumplimiento de la tarea que le había sido encomendada y le impedía regresar a Wessex, algo vital en ese momento.
Dunstan era del tipo de hombre al que le gustaban cosas simples, sin complicaciones. No tenía paciencia para resolver problemas. Sin duda necesitaba conseguirse una esposa y fundar una familia propia, pero no debía pensar en Marion como candidata. Entonces miró la vanguardia de la caravana... muy lejos de ella.
Mas tarde, mientras ellos se aproximaban a una aldea, Dunstan fue hacia atrás en el grupo , buscando a Marion. Aunque no creyese que ella cometería la misma tontería de intentar una nueva fuga, consideraba mejor no correr riesgos.
Como no la vio inmediatamente sintió una oleada de temor . Aún
sabiendo que Marion no intentaría escapar a la vista de todos, Dunstan comenzaba a creer que ella poseía poderes extraordinarios.
Con los dientes apretados tiró de las riendas del animal y se quedó esperando, observando los soldados, los criados y los carros que iban pasando, buscando alguna señal de Marion. A pesar de todos sus esfuerzos para calmarse , la perturbación en él sólo aumentaba... Hasta que oyó un sonido que denunciaba de forma innegable la presencia de lady Marion Warenne. Era una risa franca y musical , un sonido que llenaba el aire de un modo agradable como ningún otro.
Naturalmente era la risa de ella, pensó Dunstan, dejándose contagiar por esa alegría. Pero cuando vio el motivo de esa risa todo su buen humor se disipó . Era Walter quien cabalgaba al lado de lady Warenne, ocupándose de entretenerla con sonrisas y frases graciosas . Mientras Dunstan la miraba ella se rió nuevamente, lo que hizo con que algo en su interior buscase ese sonido como una planta buscaba la luz.

Pero era Walter quien provocaba toda esa alegría, una constatación que dejó a Dunstan con el pecho oprimido. La divertida pareja pasó delante de él , seguida de cerca por Cedric, quien debería ser una protección eficiente para Marion.
Furioso, Dunstan se quedó mirando a Walter, quien estaba cometiendo la imprudencia de cabalgar con Marion en la retaguardia de la caravana, una posición muy vulnerable. En qué estaba pensando ese cretino ? En verdad Walter no estaba pensando, no con el cerebro por lo menos ...
- Walter - lo llamó Dunstan, en un tono de voz que rápidamente atrajo la atención de su vasallo. - Ve a ver como están las cosas allá adelante.
Por un instante Dunstan pensó ver rabia en los ojos del hombre , pero pronto apareció una sonrisa ancha en su rostro , lo que disipó esa impresión.
Lo que vio ahora en la cara de Walter era algo peor. Walter parecía preguntarse si el lord sentía celos. Celos? Dunstan apretó los dientes al sentirse blanco de una acusación tan ridícula. Walter sabía muy bien el desprecio que él sentía por Marion Warenne. Ella era sólo una encomienda a ser entrada, y sería llevada a Baddersly, en el mismo estado que había dejado el castillo de Campion , sin ser tocada por ninguno de los hombres que componían la escolta.
Mientras Walter se apartaba Dunstan estrechó sus ojos con desconfianza, evaluando el súbito interés que su vasallo mostraba por esa mujer. Sin considerar algunos comentarios maliciosos, en ningún momento Walter había demostrado estar interesado en Marion. Ese día, sin embargo, cabalgaba con ella en la retaguardia de la caravana, le decía cosas graciosas , se hacía el galán... Eso, por lo menos, era algo extraño.
- Por qué no te acercas a mí , mi lord ? Me quedé sin nadie con quien conversar.
La voz melodiosa de Marion llamó la atención de Dunstan. Volviendo su rostro vio que ella ahora estaba con el cuerpo erecto y con una cara seria, en una postura mucho menos relajada de la que había tenido cuando estaba al lado de Walter. Eso no contribuyó en nada para mejorar el ánimo de Dunstan.
- Tal vez sea mejor así - él respondió . Por lo menos no tendrás la oportunidad de usar tus encantos femeninos con mis hombres, dejándolos tan aturdidos que se vuelven inservibles como soldados.
Marion agrandó los ojos , como si esa acusación la asombrase. Dunstan se habría sentido tocado por esa reacción si no supiese que estaba lidiando con una mentirosa profesional . Entonces se preguntó si la conversación de ella con Walter no tenía motivos inconfesables. No era descabellada la idea de que Marion buscase atraer al pobre caballero a su propia causa. Difícilmente intentaría sola una nueva fuga por el bosque... Dunstan sintió una oleada de temor .
- Cedric - él dijo, ahora expresándose con calma. - Lady Warenne no debe cabalgar en la retaguardia. Aquí ella está corriendo peligro .
Cedric se acomodó en la montura.
- Si, mi lord ! .
- Vamos a acelerar el paso hasta quedar en medio de los hombres armados - volvió a hablar Dunstan, mirando a Marion.
Entonces ella miró hacia atrás y hacia los costados , como si temiese ver asaltantes acechándolos .
- Es así , lady Warenne - dijo Dunstan, en un tono ácido. - Los caminos son peligrosos.
La inquietud de él aumentó con la idea de que algo malo podía suceder con ella. Tal vez fuese necesario abrir la cabeza de esa mujer para meter allí dentro un poco de sentido común ! Ella no tenía la menor idea de los riesgos que estaba corriendo?
- Viajamos acompañados por un buen grupo de hombres armados, pero aún así debemos siempre estar atentos - advirtió Dunstan. - Por aquí andan grupos de ladrones dispuestos a robar, secuestrar ... o a hacer cosas peores. No tienes idea de lo que puede sucederle a una mujer que cae en manos de bandidos?
Sin responder, Marion se quedó mirándolo con aquellos ojos enormes, llenos de sorpresa ... y de inocencia. Dunstan apretó los dientes antes de retomar la palabra.
- Hay quienes matan para robar, pero en ese caso por lo menos la muerte apresura el fin del sufrimiento. En mi opinión hay cosas peores... mucho peores. Las mujeres, principalmente, pueden ser usadas para finalidades demasiado perversas como para mencionarlas ...
Dunstan dejó de hablar, tironeado entre las ganas de verla asustada y el temor de herir su sensibilidad .
Marion estaría prestando atención a lo que le decía ? Tenía la cabeza agachada, los cabellos sueltos escondiendo buena parte de su rostro, y las manos continuaban sujetando las riendas. Dunstan sintió ganas de agarrarla por los hombros y sacudirla hasta que ella le jurase que no volvería a exponerse al peligro . Pero él no era un hombre rudo. había aprendido a controlarse como su padre y rara vez levantaba la mano contra alguien. Campion sabía ganarse el respeto de todos con una liderazgo seguro y sereno y recompensando a los criados que se hacían merecedores. Era una forma de actuar que Dunstan se esforzaba en imitar.
A veces no era fácil... Dunstan miró nuevamente a la mujer que cabalgaba a su lado . Cómo conseguiría comunicarse con ella ? Por detrás de un comportamiento a veces irresponsable había una persona con una mente brillante, algo que él ya había tenido oportunidad de constatar. Marion debía entender razones . No se daba cuenta de los terribles peligros a los que ya se había expuesto?
- El mundo está lleno de amenazas, Marion, como ya debes saber - él le recordó. - No fue así que conociste a mis hermanos?
Dunstan vio que la pregunta la conmovía . Marion empalideció y se volvió hacia él con los ojos muy abiertos.
- Yo ... No sé - ella respondió.
- Ah, si, la famosa pérdida de memoria - murmuró Dunstan.
Marion asumió una postura fría y él rápidamente se arrepintió de lo que acababa de decir. Buscó convencerse de que los consejos que le estaba dando era para el bien de ella, pero aún así se sentía como si la estuviese agrediendo físicamente y sin motivos.
- No me acuerdo - declaró Marion.
Ahora su mirada era distante y , en cierta forma, parecía más sincera que cuando miraba directamente a los ojos.
Dunstan sintió una agitación en su interior . Lo dominaba un enorme voluntad de tomarla en brazos a esa mujer alocada y protegerla de todos los peligros del mundo. Pero era necesario insistir para que ella lo entendiese.
- He oído hablar de cosas terribles - dijo Dunstan.
- cuando era un joven caballero, vi un hombre con una gran herida en la cabeza caminando sin rumbo durante muchos días, sin estar consciente lo que estaba haciendo.
Marion lo miró y Dunstan sintió ganas de sumergirse en la profundidad de esos ojos maravillosos.
- Gracias , Dunstan - ella dijo.
Fue una palabra simple , pero pronunciada de un modo que lo dejó profundamente conmovido. Todo muy extraño...
- Siempre eres tan serio, Dunstan.
Ahora ella sonreía, lo que o sorprendió . Y era una sonrisa que parecía opacar el resto del mundo. .
Sin decir nada, Dunstan se quedó observando ese rostro sonriente. Dos hoyuelos se habían formado en la cara de Marion, algo tan encantador como pocas veces había visto . Una agradable oleada de calor lo envolvió, dejándolo con el corazón agitado. Ah, qué lindo sería ver esa sonrisa otras veces, muchas veces. Y eso o dejaba con ganas de curvar sus labios en respuesta.
Sólo un hombre hecho de piedra no se vería afectado por esa sonrisa. No era su caso . Dunstan respiró profundamente y se acomodó en la montura.
- No tengo muchos motivos para alegrarme en un viaje como este - él respondió.
Dejando claro que no se sentía alcanzada por su tácita referencia a los problemas causados por su comportamiento , los ojos de Marion brillaron . Esa mujer era alocada, imprudente, irritante... pero lo atraía de un modo casi irresistible. Parecía ser a personificación de todo de a él le faltaba: calor, sensibilidad , cariño. Cariño? Dunstan frunció el ceño pensar esa tontería . Estaba enloqueciendo !
Mi lady, no es necesario que seamos enemigos - él dijo, en un tono educado. - Si nos hubiésemos conocido en otras circunstancias, podría considerarte una mujer agradable. Y te puedo asegurar que vos me considerarías una persona tratable. Pero hay varios asuntos que requieren mi atención y este viaje me está agotando.

- Y qué cosa de este viaje ha sido tan problemático para vos?
Marion hizo la pregunta con los ojos fijos en el su rostro y Dunstan sintió eso como una caricia física.
Vos. Él casi dijo a palabra en voz alta. Vos y tus tentativas idiotas de escaparte, subiéndote a un árbol y escondiéndote en una caverna . Vos y tu sonrisa encantadores. Vos y ese modo de mirarme , tu voz melodiosa , todo eso que me conmueve y me perturba de un modo que ninguna otra mujer jamás logró ...
- Mi presencia es necesaria en Wessex - murmuró Dunstan.
- Por qué? Estás teniendo problemas allá?
Había preocupación en la voz de Marion y él se sintió muy tentado de abrirse. Pero era el primogénito de los de Burgh y había aprendido de su padre que un hombre de verdad no podía mostrar debilidad compartiendo con otras personas sus propios problemas.
- Bien, hay ciertas dificultades - él dijo en un impulso.
- Pero no debe ser nada muy complicado - murmuró Marion.
La ternura de esa voz era un invitación a la confidencia. Otra vez Dunstan sintió tentación de hablar abiertamente, como si Marion de alguna forma tuviese el poder de diminuir el peso de que él cargaba sobre sus hombros , de librarlo de sus preocupaciones, de apaciguarlo...
- Mi vecino, Fitzhugh, está continuamente provocándome - él dijo, hablando lentamente . - Constantemente ataca a mis vasallos e invade a mi propiedad con la excusa de que está persiguiendo bandidos. Debido a esa inseguridad , poca gente se quiere quedar allá cultivando la tierra. Sólo espero que este año tengamos una buena cosecha, o muchos morirán de hambre. Además del trabajo en el campo, es necesario hacer reparaciones en la fortaleza, cavar trincheras...
Esa mujer sólo podía ser mismo una hechicera.
Dunstan se veía hablando con ella sobre asuntos de los cuales ni siquiera hablaba con Walter.
- Qué dice tu padre ?
- Sobre Qué ? - dijo Dunstan, sorprendido con la pregunta de ella.
- Sobre tus dificultades. Apenas puedo creer que él te mandó lejos de Wessex cuando tu presencia es tan necesaria allá.
Marion lo miraba intensamente , el sol se reflejaba en sus cabellos revueltos que se escapaban de la capucha de la capa.
- Dudo que él sepa sobre mis problemas - respondió Dunstan. - No son sus tierras las que está siendo amenazada, sino las mías.
- Pero él es tu padre y te quiere ! ­- protestó Marion. - seguramente puede ayudarte. Y tus hermanos? por qué no hacen algo para ayudarte?
Dunstan frunció el ceño .
Todos ellos tienen sus propias responsabilidades.
- Ah, no las tienen , no - discordó Marion. - Son seis muchachos adultos y saludables con muy poco que hacer en el castillo de Campion. Y apuesto a que todos ellos les gustarían vivir una aventura.
- No parecieron muy dispuestos a ayudarme ­- respondió Dunstan.
- De casualidad , se los pediste claramente ?
Dunstan estrechó los ojos.
- No! Yo no le suplico nada a nadie .
- Ay, mi Dios! - exclamó Marion.. - Eres un idiota y encima orgulloso y terco !
Mientras hablaba ella apartó de su frente una mecha rebelde. Dunstan se preguntó como sería tener aquellos cabellos entre sus dedos, acariciar esos bucles...
- Ellos nunca darán un paso para ayudarte si no saben que eso es lo que necesitas, Dunstan de Burgh! Ellos creen que vos sos invencible y que no precisas de nadie .Alguna pensaste en lo feliz que se sentiría Simon de poder ayudarte ? El saber que vos precisas su ayuda ?
Dunstan dejó de mirar los cabellos de Marion y la miró a los ojos , sorprendido con la vehemencia con que ella hablaba.
Recuperando aliento ella volvió a hablar.
- Simon vive siguiendo tu ejemplo y no tiene oportunidad de conquistar gloria manteniéndose al servicio del castillo de Campion, ya que se trata de una propiedad bien defendida. Sé que él ya pidió para unirse a las fuerzas del rey Edward, pero tu padre se ha rehusado a permitirle eso. Aunque no lo reconozca , al conde le gusta tener a sus hijos a su alrededor . Simon quiere tener la oportunidad de afirmarse como hombre y la mejor forma para hacer eso sería al lado de su hermano mayor . Sería muy bueno también porque tu hermano tendría la oportunidad de constatar que no sos Dios, solamente un ser humano mortal como cualquier, otro como él mismo .
Dunstan se esforzaba en asimilar lo que estaba oyendo. entonces el frío y competente Simon lo veía como un Dios? Era difícil creer eso, así como era difícil pensar que su padre trataría a sus hijos como un rebaño de ovejas.
- También Es necesario pensar en Stephen y en Reynold - volvió a la carga Marion. - ellos necesitan desafíos y en Campion no pueden hacer nada nuevo que ya no hayan hecho. Stephen vive haciendo travesuras y Reynold se consume en su propia amargura. Son buenos muchachos, hombres valientes que se enorgullecerían de luchar por tu causa. Con hombres así a tu lado, Dunstan, quien se atrevería a atacar tu propiedad ?
Dunstan sacudió la cabeza, sin querer creer en esas palabras, pero sabiendo que tenían sentido. Entonces pensó en Simon, un caballero siempre listo a enfrentar y a vencer cualquier amenaza, montando guardia delante de los portones de Wessex. Y Geoffrey... Marion no había hablado de él , pero Geoffrey era el más sensato de los siete hermanos. Seguramente descubriría una forma de hacer con que las tierras de Wessex produjesen el doble de lo que sería cosechado ese año.
Cuando vuelvas , debes informar a tu padre de la situación - le recomendó Marion. - No es una debilidad pedirle ayuda a tu padre y a tus hermanos. Ellos necesitan de tanto de vos como vos precisa de ellos, Dunstan
- Voy a pensarlo - él prometió ahora mirando a esa mujer con respeto.
Tal vez Marion estuviese razón . Qué sacaba él enfrentando todos los problemas solo? Sería correcto rechazar la ayuda de su familia cuando corría el riesgo de perder Wessex? Muchas veces él había corrido en socorro de su padre y de sus hermanos, siempre que eso era necesario. Tal vez hubiese llegado el momento de obtener una recompensa.
La respuesta de ella fue más una de sus luminosas y maravillosas sonrisas, mostrando sus encantadores hoyuelos. Dunstan se sintió absolutamente complacido , y esa sensación no era nada ligado al deseo sexual.
- Ahora si me permites, Marion - él dijo, haciendo que su caballo se apartase.
De un instante al otro, sentía una urgente necesidad de alejarse de la única mujer que se había mostrado capaz de hacerlo cambiar de idea, la única mujer cuya presencia lo afectaba de un modo que le llegaba a doler.
Marion pasó con tranquilidad el resto do día contenta por no ser perturbada por nadie . Aunque le hubiese gustado la conversación con Walter Avery, encontraba extraña la súbita atención que el hombre había demostrado y no quería causar más complicaciones. Cuanto menos personas se interesasen en ella, mejor. Y a pesar de las lúgubres advertencias de Dunstan, ella planeaba una nueva fuga para dentro de muy pronto.
Aunque él no hubiese vuelto a buscarla, Marion constantemente se sentía bajo la mirada atenta del Lobo. A veces levantaba rápidamente los ojos y lo sorprendía desviando la cara , su semblante atractivo permanentemente cerrado. El sólo se preocupaba por escoltarla , pensó Marion, no sin una cierta decepción .
Cuando había estado cabalgando al lado de él, le había parecido ver un brillo de deseo en sus ojos verdes, pero ese brillo debía deberse a algún otro motivo. Dunstan no tenía por qué gustar de ella y menos todavía después de los atrasos que ella había causado en el viaje.
No era de extrañar que él ser siempre estuviese tan serio y malhumorado. Aunque no entendiese por qué Dunstan había aceptado esa tarea, Marion comprendía el motivo de su prisa . Los problemas en Wessex eran serios y exigían la presencia de su amo.
Observando al Lobo montado su caballo, Marion sintió una oleada de admiración por el hombre que tanto ya había despreciado. Sería un sentimiento mutuo? Dunstan siempre la había tratado como alguien sin importancia, pero ese día ella había sentido una cambio en él. Sólo sería su imaginación o finalmente el Lobo de Wessex comenzaba a mirarla con cierto respeto? Por lo menos él demostraba creer que ella realmente había perdido la memoria. Era un pequeño paso, pero uno muy significativo. Tal vez todavía hubiese esperanzas para que el mayor de los hermanos de Burgh, pensó Marion, con una leve sonrisa.
Con cierta sorpresa ella se dio cuenta que hasta le gustaría conocerlo mejor, descubrir qué había detrás de esa máscara de dureza, y hasta tal vez hacerlo sonreír. Marion casi se rió de la tontería que estaba pensando. Naturalmente se trataba de una misión destinada al fracaso. Sería tan difícil cambiar la naturaleza de un lobo como hacer con de un leopardo un animal doméstico.
Tendría que superar la atracción que estaba sintiendo por Dunstan. Aunque él pareciese más dispuesto a creer en lo que ella decía , él continuaba firmemente dispuesto a llevarla de vuelta a Baddersly. Y Marion no tenía menor intención de quedarse en un lugar donde el futuro parecía tan sombrío.
No paraba de pensar en la fuga. Todo el día estuvo esperando el momento en que podría apartar furtivamente el caballo del resto de la caravana, pero la oportunidad no se presentó. Los hombres estaban siempre a su alrededor , alertas para protegerla, y Cedric parecía haber redoblado su atención después de oír las reprimendas de su lord. Además el pequeño caballo de Marion no serviría para una fuga donde sería perseguida por los briosos animales que Dunstan y sus hombres montaban.
No, sería necesario ganar una buena distancia antes que aquellos hombres notasen su ausencia. Marion recorrió con su ojos los árboles y las colinas que se erguían a la derecha. Sólo rara vez se veía algún camino cortando esas colinas. Actuando precipitadamente ella podría perderse en ese bosque y tal vez nunca más a encontrasen. Sería necesario esperar el momento adecuado.
La ocasión se presentó durante la cena.
Aparentemente el Lobo evitaba su compañía .
Marion pidió permiso a Cedric y declaró que quería ir a descansar.
- Pero todavía no oscureció, mi lady - protestó o muchacho, volviendo sus ojos al sol poniente.- Ya sé , pero estoy cansada - argumentó Marion, excusándose con una sonrisa .
Ella sólo esperaba que el escudero de Dunstan la perdonase por la traición. Experimentaba un cierto sentimiento de culpa por dejar que Cedric sufriese las consecuencias de la ira de su amo, pero en ese momento necesitaba pensar en sí misma . Además sabía que Dunstan era un hombre justo y que no llegaría al punto de castigarlo físicamente .
- Buenas noches - ella murmuró.
- Buenas noches, mi lady - respondió Cedric, demasiado ingenuo como para darse cuenta que ella sólo fingía estar cansada.
En verdad Marion estaba cansada, pero no iba a descansar cuando entró en la tienda. Sabía que, cuando ya no tuviese al alcance de sus ojos, Cedric acabaría relajando su guardia. En ese momento ella escaparía.
Marion esperó pacientemente, confiando en que Agnes demoraría para venir a dormir , ya que era tarea de la vieja servir la comida de los hombres. tampoco creía que Dunstan viniese a buscarla. Después de todo , durante el día él ya había llenado sus oídos con consejos sobre los peligros
del mundo .

Espiando desde adentro de la tienda, Marion vio que Cedric se había apartado y ahora se juntaba con los hombres reunidos alrededor del fuego. Agnes y Dunstan también debían estar allá, ya que no había nadie cerca de la tienda. Cubriéndose con el chal de la criada, Marion salió por el otro lado y serenamente caminó en dirección a los árboles.
Ya estaba cerca del tronco del primer árbol cuando oyó una voz grave.
- No vayas muy lejos, vieja.
Sin darse vuelta, Marion imitó de la mejor forma posible la risa aguda de Agnes y se internó entre los árboles, cubriéndose cuanto podía con el chal de la vieja. No demoró en quedar fuera del campo de visión de los que estaban en el campamento, pero ni eso la hizo retardar sus pasos .Esta vez alejarse lo mas pronto posible del Lobo.
Marion prefirió no correr en ese terreno a veces pedregoso, entonces caminaba lo más rápido que podía. Ya estaba muy oscuro debajo de las copas de los árboles, lo que era muy bueno .


A cierta altura encontró una especie de senda y resolvió seguirla. Así, por lo menos no caminaría en círculos. A veces se apartaba a propósito de la senda para no ser descubierta, pero tenía cuidado de caminar siempre cerca. Cuando se ponía muy oscuro, retomaba el camino abierto.
Pronto llegó la completa oscuridad, las hojas de los árboles no permitían pasar la luz de la luna y de las estrellas. Fue entonces que Marion perdió un poco de su osadía. De vez en cuando , el sonido provocado por pequeños animales entre el follaje la hacían contener la respiración.
Al principio su preocupación había sido una posible persecución de los hombres del campamento, pero ahora esos sonidos le parecían la mayor amenaza.
Procurando no pensar en lo que Dunstan había dicho sobre animales salvajes y bandidos perversos, Marion sujetó con firmeza el cabo de su pequeño puñal y prosiguió con pasos cuidadosos. Respirando sólo por la nariz, buscó pensar en la libertad que estaba buscando, una vida que no se limitase a vivir encerrada en una prisión. No dejaría que unos simples sonidos la apartasen de ese objetivo.
Marion estaba convencida de que no había nada ni nadie amenazador en ese punto del bosque... Hasta que de pronto oyó un ruido que indicaba de forma muy clara los movimientos de un hombre.

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