CAPITULO 11
En otras circunstancias Dunstan se habría recriminado por lanzarse en dirección al peligro con tanta impetuosidad, pero en ese momento no había nada más que pudiese ser hecho. En el instante siguiente otro grito hizo eco, ahora más cerca. Pocos segundos más tarde, ya con la espada en la mano, Dunstan irrumpió en un claro del bosque e hizo un rápido balance de la situación. Marion estaba tirada en el suelo entre dos hombres, uno de los cuales la retenía por los brazos mientras el otro se acomodaba entre sus piernas . Dominado por una furia que jamás había imaginado poseer, Dunstan levantó la espada y partió al ataque, emitiendo un grito de guerra que en otras circunstancia también lo habría asustado.
El hombre que estaba entre las piernas de Marion giró la cabeza en dirección a él pero no tuvo tiempo para ver nada, porque en el instante siguiente tenía su cabeza separada de su cuerpo por un potente y certero golpe de espada. Su sangre voló por el aire, haciendo que el otro hombre soltase un grito y sacase su arma. Pero Dunstan fue más rápido. pasando por encima de Marion, asestó otro golpe con su espada y simplemente cortó el brazo con que el hombre intentaba armarse. Segundos más tarde la misma espada atravesaba el cuerpo del atacante, quien cayó hacia atrás , sin vida.
Por un largo momento Dunstan se quedó parado, respirando pesadamente, el corazón acelerado y los ojos moviéndose hacia los costados buscando nuevos enemigos. Pero el claro del bosque estaba desierto. Nada se movía más allá de las llamas de un fuego que ya comenzaba a apagarse.
Dunstan respiró profundamente y buscó controlarse . No fue fácil. Ya había pasado por muchas batallas y las cicatrices esparcidas a lo largo de su cuerpo eran prueba de eso. Sin embargo, jamás había sentido semejante ganas de matar. Cuando se dio cuenta que tal vez fuese hasta sería capaz de descuartizar los cuerpos , él soltó el aire de sus pulmones y rápidamente giró su rostro.
Toda salpicada de sangre, Marion estaba echada en el suelo con la falda levantada hasta la altura de sus ancas y uno de sus brazos por encima del hombre sin cabeza. Los lindos cabellos castaños se esparcían en una masa desordenada alrededor de su rostro que parecía tener la palidez de la muerte. Dunstan cayó de rodillas al lado de ella.
Marion! - él dijo, apenas consiguiendo susurrar. - Estás ... herida, mujer? - No hubo respuesta y Dunstan sintió una oleada de frío. Y si ella estuviese mortalmente herida? - Marion? Soy yo , Dunstan - él volvió a hablar, ahora con una voz más fuerte.
Como todavía no tenía respuesta, Dunstan apartó los cabellos y apoyó la punta de sus dedos en la frente de ella. Entonces los ojos con pestañas largas se abrieron .
- Dunstan...
Oír su nombre en sus labios fue más que docenas de caricias.
Aceptando la ayuda de la mano de él, Marion se sentó y permitió que Dunstan cubriese sus piernas con la falda . Terminado eso él vio que estaba siendo mirado de un modo que no sabía interpretar. Poco después Marion lo abrazó , escondiendo su rostro en su pecho , se puso a sollozar descontroladamente.
Dunstan la apretó contra su pecho, como no había hecho con ningún otro ser humano desde que Nicholas era sólo un bebé. Se sentía ridículamente torpe para consolar a una mujer desesperada. Pero qué podía saber un hombre endurecido sobre eso ? Los muchos años como soldado lo habían endurecido y las mujeres que llevaba a la cama sólo querían buscaban sexo. Pero esta mujer entre sus brazos necesitaba de algo muy diferente a eso.
Dunstan apoyó la palma de su mano en la cabeza de Marion y comenzó a acariciar sus cabellos con los dedos. Eran tan finos y delicados , más perfectos que la seda . Un hombre podría perderse en esos cabellos... .
súbitamente Dunstan levantó la mano, que dejó caer sobre el hombro tembloroso de Marion. entonces se acordó de que ella casi había sido abusada. Pasaría mucho tiempo antes que ella quisiese tener contacto físico con algún hombre. Después él buscó convencerse de que sólo tenía motivos para despreciar a esa mujer, que estaba en esa situación por culpa de su propia imprudencia.
Pero por más que lo intentase, Dunstan no podía ignorar el hecho que estaba abrazando una mujer increíblemente tentadora. y las lágrimas que ella derramaba en su pecho sólo aumentaban la tentación. La respiración de ella era caliente, esparciendo su calor por su cuerpo . Además podía sentir sus senos comprimiéndose contra su pecho ... Dunstan sintió su miembro llenándose de sangre.
En el instante siguiente Marion levantó a cabeza y lo miró . Pero no había acusación en esos ojos castaños, grandes y mojados. Lo que vio fue horror mezclado con otra cosa que no logró descifrar. Deseo? Culpa ?
Desistiendo de encontrar la respuesta, Dunstan sujetó sus hombros . Rápidamente Marion entreabrió sus labios. Dunstan aproximó su rostro pero pronto se detuvo , casi soltando un insulto.
Poco después se desprendió de ella y se levantó . Si no hiciese eso, acabaría tomando a la mujer que acababa de salvar de los violadores que yacían allí cerca. Además , Marion Warenne no era una criada a la que uno podía usar y luego descartar.
Dándole la espalda, Dunstan intentó pensar como un guerrero. Ese lugar parecía un campamento y era muy probable que los dos hombres muertos no estuviesen solos. Tal vez sus compañeros estuviesen por retornar.
- Debemos irnos - él dijo, sin pensar en la sensibilidad de Marion.
Ahora la mente de Dunstan funcionaba frenéticamente y él se recriminaba por haberse dejado dominar por la furia. Si hubiese dejado vivo a uno de esos hombres, ahora por lo menos podría descubrir quienes eran e y qué planeaban hacer.
Dunstan se rascó a cabeza. Nunca antes, desde que había comenzado a aprender las reglas de un combate, todavía sentado en el regazo de su padre, había actuado de un modo tan temerario y feroz . El deseo de matar lo había dominado completamente . Y ahora sería imposible obtener información de la boca de esos dos. Tal vez los cuerpos caídos pudiesen proveer alguna pista.
Dunstan se agachó al lado de los hombres muertos, examinándolos atentamente. uno de ellos llevaba una espada, lo que no era algo común en asaltantes del camino.
En general los bandoleros se armaban con puñales, dagas, armas livianas. Y el hombre también tenía una bolsa con monedas. Tal vez hubiese asaltado a alguien... o recibido el pago por alguna tarea. Dunstan estrechó sus ojos .
- Qué ... qué está haciendo? - preguntó Marion, con una voz temblorosa.
- Nada - respondió Dunstan, en un tono áspero.
- Puedes caminar o no ?
Marion levantó sus ojos llenos de miedo y Dunstan casi maldijo . No quería agredirla con palabras, pero el peligro estaba en el aire, algo que él casi podía sentir.
Puedes caminar? -
Marion asintió con la cabeza y él extendió la mano, ayudándola a ponerse de pie . - Vamos. Debemos irnos de aquí lo más pronto posible.
Marion bajó sus ojos hacia los dos cadáveres.
- Pero... y ellos ?
Dunstan sintió una oleada de rabia. Es mujer casi había sido violada por esos dos degenerados, y ahora parecía condolida.
- Los animales carroñeros se ocuparán de ellos. - él afirmó.
Mientras caminaba rápidamente por entre los árboles Dunstan notó en las pisadas dejadas al suelo del claro del bosque , una indicación clara de que habían circulado por allí más hombres que los dos que estaban muertos. Eso lo hizo insultar.
Debían salir pronto de allí y buscar un camino seguro. Había mas gente por las alrededores y nadie andaba de noche por un bosque oscuro con buenas intenciones.
- Dunstan - llamó Marion, reteniéndolo por la manga de su túnica.
cuando él se detuvo ella bajó la mano y tomó la de él, aparentemente buscando protección . Un tanto torpemente, Dunstan acarició esos dedos frágiles. Poco después la arrastró sacándola del claro del bosque , la mano que no sujetaba la de Marion iba empuñando la espada.
Una vez en medio de los árboles él se detuvo para adaptar sus ojos a la oscuridad. Poco después retomó la caminata, procurando mantenerse a una buena distancia de la senda y de quien pudiese pasar por allí Finalmente se paró delante de un grupo de robles altos. Después de examinar por algunos instantes los árboles, o por lo menos intentar ver lo que era posible en esa oscuridad, se aproximó al más frondosa de ellos.
- Dormiremos aquí.
La mano de Marion apretó levemente a la de él, como si ella estuviese sorprendida.
- No crees que es mejor que volvamos a donde está la caravana?
- No. Hay otros bandidos por ahí y , en esta oscuridad, no podremos verlos acercarse a tiempo . Sabemos que por lo menos dos de ellos no tenían el menor escrúpulo en atacar a una mujer. Además como ya demostraste que eres capaz de dormir cómodamente en un árbol, este lugar me parece perfecto.
- Pero ... pero ... - tartamudeó Marion.
Con una sonrisa disimulada , Dunstan la sujetó por cintura y la levantó para sentarla en una de las ramas más bajos del árbol. después él también subió y se recostó en el grueso tronco.
- Pero, qué?
El ansiaba oír a respuesta. Aún habiéndola encontrado en la copa de un árbol en su primer tentativa de fuga, se imaginaba que ella se resistiría a pasar la noche encaramada en esa rama. No era un lugar confortable para se dormir.
Marion hizo una mueca.
- Pero ... no esperaras que yo duerma aquí , verdad ?
- Por qué no? - inquirió Dunstan.
Aunque continuase atento a los ruidos del bosque, él estaba comenzando a divertirse con esa situación. La mujer ya estaba recuperada y soportaría un poco de provocación. Difícilmente reconocería que había mentido descaradamente al decir que se había dormido después de haberse subido al árbol. Aún así , Dunstan esperaba que estas circunstancias a la llevasen a sólo decir la verdad. Entonces , se quedó esperando ansiosamente una respuesta o una confesión , pero cuando Marion habló no fue para quejarse del improvisada refugio, sino de la compañía de él.
- No es decente que yo pase la noche al su lado - ella protestó.
Dunstan levantó la cabeza, controlándose para soltar una carcajada.
- No me hagas reír. Debemos permanecer en silencio. Ahora intenta descansar.
Entonces él sonrió , divisando en la oscuridad la silueta de ella.
Por Dios! Esa mujer no había pensado en nada antes de internarse sola en un bosque, pero ahora decía considerar peligroso pasar la noche a su lado ! Un rayo de luz de luna atravesó el follaje e iluminó por breves segundos el rostro de Marion, en el instante en que ella humedecía sus labios. Poco después la oscuridad volvió a cubrirla.
En ese mismo instante la sonrisa de Dunstan desapareció. Tal vez Marion estuviese razón. Podía estar corriendo peligro al pasar la noche con él.
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