sábado, 29 de noviembre de 2008

LOBO DOMADO - CAPITULO 13

CAPITULO 13



Marion continuó caminando, preguntándose qué podía haber hecho en su vida para merecer todas las odiseas por las que estaba pasando... Su principal calvario era quien caminaba al lado de ella. A pesar de duplicarla prácticamente en tamaño , Dunstan se movía con una agilidad que ella jamás podría tener, y esa era una de las más grandes injusticias del mundo. como si ella precisase algo más para agregar a la lista de sus propios defectos! Haber perdido la memoria no bastaba? Después Campion la había echado del castillo y ahora... ahora ella estaba haciendo la cosa más ridícula que conseguía recordar.
Después de conocer a los siete hermanos de Burgh, había escogido justamente al más irritante y más repulsivo de ellos para enamorarse .
Eso ahora era obvio, aunque ella no tuviese certeza de cuando había sucedido. En algún momento de ese largo viaje, había comenzado a sentirse atraída por ese hombre insoportable . La noche anterior, cuando él había aparecido para salvarla, Marion había tenido certeza del amor que sentía por él... ese calor, una oleada de sentimientos diferentes a todo lo que conseguía recordar. Era algo que la dominaba completamente , que estaba más allá de su voluntad , tal vez hasta más allá de la voluntad del propio Dunstan.
Tonterías. Marion miró rápidamente hacia él y tropezó con algo , casi cayéndose. Dunstan extendió la mano para sostenerla, apretando su brazo más de lo que sería necesario... pero ella no protestó. Así era él. El hombre era rudo , pero en verdad actuaba con la intención de ayudarla. Y Marion se espantó con otra constatación que hizo: ella no sólo se estaba acostumbrando al carácter taciturno de Dunstan, sino había empezado a gustarle esa expresión seria , ese ceño fruncido, esa mirada reprobadora ....
Tonterías! En verdad nada de eso tenía importancia, porque dentro de pocos días ella sería abandonada a su propio destino, sin derecho a mirar atrás .Y... nada ganaba soñando con el Lobo, tenía sus propios problemas para resolver. Cuanto más se aproximaban a Baddersly, más imperativo se tornaba conseguir escapar. Pero, cómo... si Dunstan no la dejaba ni siquiera cuando ella necesitaba atender sus necesidades fisiológicas?
Y hasta cuando él iba a sostener esa vigilancia opresiva ? Pronto ellos alcanzarían la caravana. Esa noche, tal vez él hasta insistiese en dormir a su lado en esa tienda pequeña ... Marion buscó ignorar la oleada de calor que recorrió su cuerpo cuanto tuvo ese pensamiento. Cerró los ojos y en el mismo instante sintió en su brazo el contacto de su mano . .. real y fuerte.
- Me estás lastimando, Dunstan - ella se quejó , con toda calma.
Eso era verdad, pero no era en el brazo en donde ella sentía el dolor mas grande. Las actitudes del Lobo le afligían el corazón .
- Qué ?
Dunstan la miró y aflojó el aprieto de sus dedos, pero continuó reteniéndola por la manga del vestido. Pero no se disculpó y eso la hizo sonreír. Marion sabía que jamás oiría de los labios del Lobo un pedido de disculpas. Él era el hombre de quien estaba enamorada, y a pesar de la rudeza con la que la estaba tratando , ella quería colmarlo de cariños.
Pero no podía.
Ellos pronto se separarían. Y sería mejor así, porque el Lobo jamás retribuiría sus sentimientos . El podía hallar su cuerpo «tentador», a veces mirarla con un brillo diferente en esos ojos verdes, pero no podía ofrecer lo que Marion quería : amor, un hogar y una familia.
Nunca le daría libertad.
Esos pensamientos eran comandados por la razón y por algunos instantes Marion se quedó muy quieta. Poco después Dunstan la empujó para que ella se pusiese en movimiento. Pero no llegó a lastimarla, eso pasó cuando llegaron cerca de la orilla del camino, donde debería estar el campamento Esa vez los dedos de él volvieron a apretarla con fuerza, provocándole dolor.
Marion levantó los ojos sorprendida, y vio que Dunstan estaba muy tenso, probablemente ni siquiera se daba cuenta de lo que estaba haciendo con ella. Miraba hacia adelante , muy concentrado, como si sintiese en el aire el olor de peligro . Los ojos estaban estrechados y sus dientes apretados, lo que provocó en ella una oleada de temor .
- Qué pasa , Dunstan? .
- Silencio - él ordenó, sin mirarla . ­ Este lugar está demasiado silencioso para mi gusto. Quédate aquí.
Marion oía los pájaros piando y los ruidos provocados por animales pequeños corriendo por el follaje . Todo parecía normal, pero aún así ella permaneció donde estaba, mirando con curiosidad mientras Dunstan marchaba hacia adelante .
Qué bonita espalda y ni hablar de su trasero ... En verdad Marion nunca había reparado en esos detalles de los otros de Burgh, pero era realmente notable ver a ese hombre tan grande moviéndose silenciosamente, como un lobo.
Aún después que él desapareció ella se quedó mirando estúpidamente el mismo punto, pensando en los atributos físicos de Dunstan de Burgh. Le llevó un minuto entero para darse cuenta lo que él estaba haciendo y contuvo la respiración.
El hombre que había jurado que nunca más la perdería de vista y acababa de dejarla sola.
Otro minuto pasó con Marion apenas respirando, inmóvil , pensando en las posibilidades que esa situación ofrecía. Ella podía escapar. Podía alejarse del Lobo, de sus hombres y dek campamento, llevar adelante los planes que había hecho. Aunque el ataque sufrido la noche anterior la había dejado temerosa, ahora era de día y las oportunidades de que eso volviese a suceder eran muy escasas. O no?
Ignorando las advertencias de Dunstan, Marion estudió los alrededores , sabiendo que necesitaba tomar una decisión lo más rápido posible. Si caminase en sentido contrario, recorriendo esa misma senda, era posible que Dunstan no lograse encontrarla. Nunca mas.



Aun estando quieta , Marion sentía su corazón latiendo aceleradamente , tan ruidosamente que casi le impedía oír el canto de las aves. Entonces pasó una bandada de pájaros y ella miró hacia arriba, asustada. La visión de esas alas grises a le causó un escalofrío. Algo malo estaba sucediendo en el camino. Ella no podía ver, pero lo presentía .
Entonces entendió el motivo de la cautela de Dunstan. El campamento estaba demasiado silencioso. Si ellos habían llegado tan cerca, por qué no oía la voz estridente de Agnes, las conversaciones de los hombres, el relincho de los caballos? Aunque el grupo no fuese turbulento, era natural que un grupo de personas y animales hiciese sonidos que serían oídos a cierta distancia. Sin embargo ella no oía nada más allá de las aves. El temor invadió a Marion.
Si algo le sucediese a Dunstan... al principio ese pensamiento la dejó con las piernas débiles y paralizadas, pero poco después ella marchó hacia adelante , deteminada a verificar con sus propios ojos lo que podía estar pasando. Pero después de unos paso rápidos, se detuvo. Y sus planes de fuga?
Ahora, Marion! Debes huir ahora! Entonces ella se dio vuelta , decidida a salir corriendo, pero las piernas se rehusaban a cumplir la orden de su cerebro. Cómo podría huir sin tener la certeza que Dunstan estaba bien? Marion se sintió tironeada por intereses opuestos, por emociones contradictorias . La decisión debía ser tomada inmediatamente. Su libertad o el bienestar de la persona amada?
Fue el momento más difícil de su vida . Finalmente, con una resignación que llegaba a ser dolorosa, Marion cerró los ojos y concluyó que en verdad no tenía opción . Amaba a Dunstan con una intensidad que no podía ser ignorada, algo más fuerte que su propia voluntad .
Tal vez ella lo amase hasta mas que su propia libertad.
Con calmada determinación, Marion respiró profundamente y caminó hasta el margen del bosque. Cuando alcanzó el camino, se paró y miró a ambos lados, temerosa de lo que podría ver.
El campamento parecía calmo, como si sus temores no tuviesen fundamento. Tal vez Dunstan ella fuese demasiado cauteloso y viese amenazas donde no existían . Con un suspiro de alivio, Marion entendió por qué el campamento estaba tan calmo: los hombres todavía dormían. Tal vez todavía fuese mucho mas temprano de lo que ella había imaginado y era muy probable que, sin la presencia de su amo para despertarlos, esas personas hubiesen resuelto dormir por algún tiempo mas.
Marion caminó por la orilla del camino y se aproximó al lugar donde todavía ardían las últimas brasas de una hoguera, alrededor de la cual varios hombres estaban acostados, todos ellos envueltos en sus mantas. Dunstan estaba allí cerca, de espaldas, y sólo entonces Marion notó que esa excesiva calma era atemorizante . Por qué él no estaba gritando para despertar los dormilones ? Sintió un escalofrío.
Marion debió haber producido algún sonido, porque Dunstan se volvió hacia ella. Había agonía en su rostro . Entonces Marion cerró los ojos. Sintió los miedos del pasado mezclándose con los del presente y no tuvo otra opción mas que abrir los ojos... y ver: los hombres de Dunstan en verdad no estaban durmiendo.
Estaban muertos.
Los que se encontraban cerca del fuego debían haber sido muertos mientras dormían, ya que continuaban envueltos en sus mantas , y ahora Marion vio las manchas de sangre. Otros estaban caídos cerca de los carros, tenían los ojos abiertos y heridas de las cuales todavía brotaba sangre. Esos seguramente se habían levantado para luchar.
El silencio sepulcral sólo era quebrado por el sonido de la lona de una tienda siendo agitada por el viento. Ningún gemido se oía y Marion supo que no había sobrevivientes. Tampoco se oían los relinchos de los animales y una rápida mirada a su alrededor le mostró que los caballos habían desaparecido. Ella y Dunstan eran las dos únicas criaturas vivas en ese campamento. Parecía que sólo ellos quedaban en el mundo.
Por un largo momento Marion se quedó inmóvil , su mente registrando de un modo apático lo que sus ojos veían, al mismo tiempo que algo cosa crecía en su interior . Cada escena horripilante aumentaba el vacío que ella sentía y su corazón parecía a punto de explotar. Pero esa aparente apatía desapareció cuando Marion vio el cadáver ensangrentado del joven Cedric. fue como si un dolor demasiado grande a alcanzase todas las partes de su cuerpo, haciéndole difícil respirar.
Súbitamente, la terrible escena delante de sus ojos fue remplazada por la visión de una otra masacre . Marion cayó de rodillas y cubrió sus ojos, pero continuó viendo la misma cosa, con una claridad cada vez mayor.
En la escena que veía con los ojos cerrados, bandidos atacaban como si fuesen demonios salidos del infierno . El joven John, un poco mayor que Cedric, fue el primero en caer . Poco después Marion oyó los gritos desesperados de Enid. Sacando su puñal, ella se volvió para resistir el ataque del hombre que amenazaba a la criada, pero el miedo la dejó paralizada. Y ahora era demasiado tarde .

El rostro del asesino surgió delante de ella, los ojos brillando con perversidad, la argolla de plata colgada en su oreja emitiendo un reflejo lleno de frialdad. Poco después un hombre la atacó, derribándola al suelo . Antes de sentir el dolor de la caída, Marion se acordó de una cosa: ella ya había visto esa argolla en otras ocasiones.
El hombre enmascarado que se vestía como un bandolero en realidad formaba parte del batallón de soldados de su tío .
Marion sintió su cuerpo temblando , respirando con dificultad. Poco después una mano fuerte la sostuvo , impidiéndole caerse a un costado y golpear su cabeza con el suelo .
La apatía fue pasando y ella comenzó a llorar . Lloraba por los soldados de Dunstan . Lloraba por los leales criados que, al acompañarla en su fuga emprendida meses antes, también habían perdido la vida. Y lloraba porque su memoria, que ahora retornaba para atormentarla.

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