jueves, 20 de noviembre de 2008

LOBO DOMADO - CAPITULO 2

CAPITULO 2



Qué bellas fieras , pensó Marion, admirando su propio trabajo. Había pasado todo el invierno trabajando en eso , pero la semana anterior finalmente había terminado el tapiz que ahora llenaba con colores la gran pared del salón.
Ella misma había hecho el diseño, ocho lobos en el campo verde con castillo de Campion en el fondo. El lobo era el símbolo de los de Burgh, naturalmente ese trabajo fue recibido con buen humor por parte de los hermanos, quienes se burlaron de Nicholas por ser él más pequeño de los lobos presentes en el tapiz y protestaban por haber sido representados como animales de diferentes colores. El único de los de Burgh que no había presentado ninguna queja fue el conde, quien reaccionó con la educación de siempre, y el mayor de los muchachos, Dunstan, quien no vivía en el castillo.
En esa última semana el salón siempre había estado lleno y se oían comentarios que amargarían a cualquier otra mujer, pero Marion no se asustaba . Sin perturbarse oía los rezongos de Simon, las observaciones graciosas de Stephen, las bromas de Robin, los comentarios maliciosos de Reynold y las preguntas del curioso Nicholas. Ahora era como si aquellos muchachos fuesen sus hermanos .
Sentada cerca de la chimenea y ocupada con un bordado, Marion se sorprendía de la suerte que había tenido. Era una completa desconocida, sin nombre, sin fortuna y sin familia, pero había sido acogida con afecto por los de Burgh. Ahora tenía en ese castillo casi todos los poderes de una castellana. Campion y sus guapos hijos le proporcionaban a ella un hogar y una posición, tratándola siempre con afecto y respeto. Era por eso que ella siempre estaba sonriendo, aun cuando los terribles muchachos la tomaban como blanco de las bromas más pesadas.
Sobresaltada por el sonido de la gran puerta doble abriéndose, Marion levantó los ojos del bordado para ver un gigante atravesando el vestíbulo. El recién llegado estaba vestido como un caballero y estaba acompañado por otros hombres con ropas similares, pero ninguno tenía, el porte del que lideraba el grupo.
Dios misericordioso, ese hombre si que era grande... hasta parecía mas alto que los hermanos de Burgh, quienes eran más altos que su padre. Pero, quién era este hombre ? Quién se atrevía a invadir el vestíbulo del castillo como si estuviese en su propia casa, entrenado con tanta arrogancia?
Marion creyó ver algo familiar en esa figura. ese hombre tenía una gracia natural en sus movimientos, aunque fuese gigante . El formidable guerrero se quitó el yelmo y sacudió sus cabellos negros. Entonces no tuvo más dudas.
Dunstan.
Por algunos instantes Marion permaneció sentada, observando con interés al recién llegado. Aunque los hermanos hablasen con frecuencia del primogénito de Campion, Dunstan vivía en sus propias tierras y era la primera vez que ella lo veía. Y pronto la curiosidad se transformó en admiración. Por las facciones de ese hombre, era posible ver que se trataba de una persona franca. Aún así , nadie jamás se había referido a Dunstan usando la palabra franqueza.
El mayor de los hermanos de Burgh era el hombre más guapo que Marion jamás hubiese visto . Aunque muy alto, llevaba con naturalidad todo ese peso. Parecía un predador, una fiera amenazadora, pero Marion no se sentía intimidada ante ese figura formidable. En verdad se asombró de sentir su corazón latiendo más de prisa. Lo que guardaba en su memoria abarcaba un período muy corto y no se acordaba de haberse sentido tan impresionada al ver los hombros anchos y las piernas musculosas de un hombre.
Pero no era sólo eso lo que la afectaba. Los cabellos que caían sobre sus hombros tenían el color de las alas de un cuervo. El rostro era de rasgos fuertes, con mentón cuadrado y labios... Oh, los labios tenían una forma perfecta, ni muy llenos ni muy finos. Marion tragó en seco.
Ya conocía a los otros hermanos de Burgh, todos extraordinarios ejemplares masculinos, pero ninguno había provocado en ella sensaciones como esas. Los muchachos merecían su afecto, su cariño, su amistad, pero Dunstan...
Finalmente él la miró y Marion se dio cuenta que estaba descuidando sus deberes de castellana. Entonces
se puso de pie , dejando caer al piso el bordado.
- Arthur! - ella dijo, con un voz medio temblorosa, llamando a un criado que iba pasando. - Trae vino y comida para lord Dunstan.
Dicho eso Marion se agachó para agarrar el bordado, pero Dunstan se anticipó a eso. Sorprendida con eso ella miró la mano que le entregaba la tela sujeta en los bastidores. Era la mano de un guerrero, fuerte y callosa, pero sujetaba el bordado con delicadeza y gracia. Marion se ruborizó , como si estuviese mirando alguna zona íntima del cuerpo de él, y rápidamente levantó los ojos hacia el rostro de Dunstan.
El no estaba sonriendo, pero tampoco mostraba una expresión de desagrado. Tal vez por eso Marion se sintió alentada a sonreír.
- Son verdes! - ella murmuró, agradablemente sorprendida.
Qué ?
La voz de Dunstan era grave, muy de acuerdo con su apariencia, y el sonido le provocó un escalofrío a Marion.
- Tus ... tus ojos - ella explicó. - Ellos son diferentes de los de tus hermanos. Yo siempre quise tener ojos verdes, y no marrones.

Los ojos de Dunstan eran de un verde profundo poco común, como un bosque denso y cargado de misterio.
Pareciendo confundido él movió la cabeza a un lado y la miró con curiosidad.
- Quién eres ?
- Marion - ella respondió, irguiéndose .
Cuando los dos quedaron de pie Marion necesitó levantar a cabeza para mirarlo a los ojos.
Marion qué?
- No tengo otro nombre.
Marion dijo eso con naturalidad y hasta sonrió .
- Entonces eres una visitante en el castillo? , - Soy una huésped - ella lo corrigió.
Una visitante que pronto estaría partiendo , algo que Marion no tenía intención de hacer.
En ese instante Arthur volvió y puso sobre la mesa, cerveza y comida para los recién llegados. Marion agradeció al criado con un gesto de su cabeza y se volvió nuevamente hacia Dunstan, que continuaba a mirándola con curiosidad.
- Cuándo llegaste al castillo de Campion? - él quiso saber.
Marion abrió aún más su sonrisa. Tal vez ese hombre estuviese pensando que ella asesinado a su padre y a sus seis hermanos para usurpar el castillo.
- Hacia seis meses, mi lord . Y es difícil creer que sólo ahora te conozco. No crees que pasaste mucho tiempo sin venir a visitar tu padre ?
Un brillo de desagrado pasó por los ojos de Dunstan, algo característico de alguien a quien no le gustaba ser censurado.
- Mis tierras me mantienen ocupado, mi lady - él respondió, con cierta rispidez. - Ahora, espero que me dé permiso.
Dicho eso Dunstan hizo una reverencia con la cabeza y se volvió para unirse a sus acompañantes. Marion casi extendió la mano para retenerlo sujetándolo por el brazo. Quería quedarse con él por más tiempo, conocerlo mejor, pero se dio cuenta que, desgraciadamente, ese deseo sólo existía de su parte . El poco interés demostrado por Dunstan no pasaba de una natural curiosidad.
Pero por qué él debería sentir algo más allá de eso ? Ella no era ninguna beldad de la corte, ni una dama sofisticada. Además o, era bajita y ya había pasado la edad para casarse. Por primera vez desde que había llegado al castillo de Campion, Marion no se sintió como en su casa.

Retomando el bordado ella buscó concentrarse en el intrincado diseño y olvidarse de los ojos verdes de Dunstan de Burgh, pero de vez en cuando lo espiaba furtivamente. Ahora él estaba sentado en el otro extremo de la mesa principal , en torno a la cual también se sentaban los demás hombres. Y por eso , sólo le era posible ver los hombros anchos y los movimientos de la cabeza y de sus cabellos negros...
Marion siempre había sentido ganas de conocer al
primogénito de Campion, pero ahora deseaba que él partiese pronto. No debería dejarse dominar por sensaciones propias de una jovencita al verse ante un hombre atractivo . Marion se preguntaba si ya habría existido algún hombre en su vida . No conseguía recordar, pero por lo que estaba sintiendo ahora no podía haber existido ningún hombre como Dunstan de Burgh.
Una oleada de ruido llenó el ambiente cuando los hermanos más jóvenes de Dunstan aparecieron , lo que hizo que Marion volviese a sonreír. Los gritos de los muchachos eran típicos de ellos: las protestas de Simon, los insultos subidos de tono de Stephen, saludos educados de Geoffrey y las bromas de Robin. Pronto después de sus hijos llegó Campion para abrazar fuertemente a su enorme primogénito.
- Es bueno verte aquí - él declaró, después de que todos comenzaron a hablar al mismo tiempo.
Marion se quedó esperando una presentación formal pero eso no sucedió . Los hombres ocuparon las sillas alrededor de la mesa y empezaron a hablar en voz baja.
De qué hablaban ? A Marion no le gustaba la seriedad que había recaído sobre todos. La propiedad de Campion estaría sufriendo alguna amenaza? Aunque el castillo pareciese inexpugnable, la guerra siempre era una posibilidad y ella no quería pensar en los jóvenes de Burgh partiendo hacia una batalla.
Al aproximarse a la chimenea para protegerse del frío que sentía en el cuerpo , Marion se dio cuenta que, por primera vez desde que había sido recibida en el castillo de Campion, se sentía insegura, amenazada. No sabía si la amenaza esa contra ella misma o contra la familia que había descubierto, pero necesitó reprimir el súbita impulso de ir corriendo hacia donde estaban los hombres y arrojarse en los brazos de alguien... preferiblemente en los de Dunstan.

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