domingo, 30 de noviembre de 2008

LOBO DOMADO -CAPITULO 14

CAPITULO 14



- No podemos quedarnos aquí - dijo Dunstan.
Marion oyó lo que él decía pero no respondió. La horrible sensación provocada por el retorno de su memoria parecía superarlo todo, incluso hasta el dolor por ver tantas personas muertas. Lo más terrible era la conclusión a la que acababa de llegar: su tío , el traicionero de su tío, había mandado aquellos hombres para matarla!
Marion oyó a Dunstan rezongar pero permaneció arrodillada e inmóvil.
- Marion, Marion! - él le gritó, con ansiedad en su voz, agachándose delante de ella y apretándola en sus brazos al mismo tiempo. - No podemos quedarnos aquí , Marion! Lo que pasó no fue un ataque común, porque los asaltantes no se llevaron nada de los carros. Ellos llegaron sigilosamente durante la noche con intención de matar. Y es posible que todavía no hayan terminado su tarea .
- Mi tío - ella respondió, en un tono gutural.
- Olvídate de tu tío! - reaccionó Dunstan, sacudiéndola. - No sé quien atacó a mis hombres, pero sospecho que los hombres de anoche han sido parte de esto. Sólo sé que esto no fue obra de ladrones comunes y corrientes y es muy posible que los atacantes todavía estén cerca. Debemos escapar de aquí lo más pronto posible, sin mirar atrás . - Dicho eso él soltó los brazos de ella y empezó a hablarle con más ternura. - Toma lo que puedas llevar ... una muda de ropa, dinero y la comida que encuentres. Pero apúrate .
Marion se levantó con la ayuda de él y , moviéndose como si estuviese en un sueño, se tambaleó hasta el carro. Llegando allá, tomó una manta para hacer un atado con algo de ropa . Mientras trabajaba las imágenes danzaban delante de ella. Se veía siendo niña , sentada en el regazo de su padre y sonriéndole a su madre, quien le devolvía una sonrisa llena de dulzura. Oh, Dios, había tenido una familia, una familia adorable ! Pero ahora todos estaban muertos... todos menos el traicionero hermano de su madre, el hombre que intentaba matarla.
Marion saltó del carro y , perdiendo el equilibrio, casi se cayó al suelo . Irguiéndose con dificultad, recorrió con sus ojos los alrededores y , como no vio pronto a Dunstan, sintió una oleada de pánico . Ahora ni siquiera pensaba en huir de él. En las condiciones en que se encontraba, no lograba pensar en un plan de fuga. Además , Dunstan era todo lo que le quedaba.
Ahora, más que nunca, Marion necesitaba desesperadamente del apoyo de ese hombre. Cuando lo vio a una cierta distancia, sintió un enorme alivio.
En el instante siguiente corrió a su encuentro , teniendo cuidado de no tropezar con los cuerpos esparcidos en el suelo . Cuando llegó cerca, se arrojó en los brazos de él en un gesto casi desesperado. Por primera vez Dunstan no la retó ni hizo nada para repelerla. En vez de eso, la tomó en sus brazos y la levantó .
- Oh... muchacha - él murmuró.
Por el tono de esa voz Marion sintió una parte del dolor que lo consumía. Y era un dolor muy grande. Algunos de esos hombres lo acompañaban hacia años, eran amigos, pero Lobo de Wessex no podría derrumbarse al suelo y llorar. Era un caballero con una misión y debía cuidar de la seguridad de los dos. Marion necesitó controlarse para no llorar nuevamente... por él.
Después de acunarla por unos instantes, como si calmase a un bebé, Dunstan la puso nuevamente de pie.
- Nuestro traslado será penoso, no tenemos caballos, pero creo que encontraremos una aldea a un día de caminata de aquí . Allí conseguiremos nuevos caballos.
Dunstan miró al cielo, con los ojos estrechados, y Marion hizo lo mismo. después de varios días de buen tiempo, todo llevaba a creer que pronto llovería. Y, por las nubes oscuros que se veían , un aguacero no demoraría en caer. Dunstan soltó un insulto y comenzó a caminar por el margen del camino, haciendo un gesto para que ella lo siguiese.

Durante algún tiempo ellos caminaron por entre los árboles, pero siempre manteniéndose a poca distancia del camino. Así podrían orientarse al mismo tiempo que estaban protegidos por la vegetación.
Cerca de un kilómetro mas adelante Marion se sintió nuevamente descompuesta. Aún así continuó caminando. cuando no soportó más, cayó hacia adelante e instintivamente extendió sus manos para no golpearse la cara contra el suelo . Estando caída allí comenzó a sollozar, hasta que Dunstan se agachó delante de ella. El contacto de su mano , acariciándole el rostro de un modo torpe , sólo la hizo llorar todavía más . Marion sabía que era por todos los sufrimientos que había venido pasando.
- Es mi culpa - ella dijo, entre sollozos. - Todo es culpa mía.
- No digas eso - replicó Dunstan, con voz baja ronca.
- Es así ! ellos están muertos por mi culpa.
- No - él persistió , aunque eso no sirviese de consuelo para Marion.
- No entiendes - ella volvió a hablar.- El ataque fue ordenado por mi tío. Los soldados de él mataron a todos tus hombres.
- No digas eso ! - Dunstan apretó los hombros de ella y Marion levantó la cabeza, mirando a ese rostro bonito que ahora tenía una mueca de sufrimiento. - Para de decir tonterías sobre tu tío. No sé quien asesinó a mis hombres, pero tu tío no tendría motivo alguno para hacer eso. Por lo que sé él hasta el día de hoy no cometió ningún crimen , sea contra vos o contra cualquier otra persona. Por lo tanto, como no tienes ninguna prueba, lo que estás diciendo sólo puede ser fruto de la fértil imaginación femenina!
- No entiendes nada - repitió Marion hablando bajito. entonces ella levantó las manos para esconder sus ojos llorosos, intentando desesperadamente controlarse .
Cuando finalmente retiró las manos, vio que Dunstan continuaba allí , con los labios apretados y los ojos verdes fijos en ella. Sería imposible leer la expresión de ese rostro, pero aún así Marion sabía que él se preocupaba por ella. Había algo en el interior de Dunstan de Burgh, algo más allá del dolor, de la rabia, de la frustración. Entonces, como si oyese los acordes de una melodía hacia mucho tiempo olvidada, ella sintió su corazón llenarse de esperanza. Si él supiese, tal vez...
- Ahora estoy recordando cosa - dijo Marion impulsivamente. - Estoy recordando todo.
Por qué él debería creer en ella?
Dunstan había escuchado atentamente las palabras de la mujer. Sentada en el suelo , con a cabeza gacha y los ojos fijos en sus manos sobre su falda, ella acababa declarar que, milagrosamente, había recuperado la memoria. Qué extraña casualidad ! Esa demente había mentido todo el tiempo y este milagro sólo podía ser una mentira más . Pero algo en la calma con que ella había hablado lo dejaba inclinaba a creerle...esta vez .
Dunstan masajeó su nuca, encontrando difícil concentrarse . Y la concentración era fundamental, ya que de eso dependería la vida de ellos. Por la millonésima vez él maldijo la tarea que había recibido y la mujer que le habían encargado proteger. Soldados leales, buenos amigos habían perdido la vida y él no podría salir en persecución de los asesinos porque necesitaba cuidar a esa mujer delirante!
Eles estaban solos e indefensos en un lugar desconocido. No tenían caballos para huir más rápidamente caso que fuese necesario. Además , como todo llevaba a creer que los asaltantes del campamento no eran ladrones corrientes, Dunstan necesitaba tomar en consideración la posibilidad de que los desgraciados todavía estuviesen con sed de sangre y volviesen a atacar . Entonces él miró hacia atrás, sabiendo que en ese exacto momento ellos podían estar siendo seguidos. Sería difícil decir con certeza el lugar donde se encontraban, pero Wisborough no debía estar muy lejos. A pesar del evidente esfuerzo de la mujer, el desplazamiento de ellos era muy lento. Si comenzase a llover...
Dunstan sintió sus sienes latiendo y cerró los ojos. Lo más pronto posible necesitaba entregar a lady Marion en Baddersly. Así podría volver a Wessex, donde pensaría una forma de vengar a muerte de sus hombres. Qué ganaría quedándose parado allí, escuchando historias fantásticas?
- No me crees, verdad ? Dunstan soltó un gruñido cuando oyó la pregunta, pronunciada como si fuese una acusación.
- Hablaré personalmente con tu tío, tan pronto lleguemos allá - él dijo, absteniéndose de dar una respuesta.
Marion se levantó , su bella cabellera flotando con el viento, y Dunstan se alegró de verla otra vez llena de vida. No le había gustado verla caída de rodillas llorando desconsoladamente. Las lagrimas de una mujer son la debilidad de un hombre, pensó .
- No entiendes nada , Dunstan - ella declaró, apuntándolo con un dedo . - Identifiqué a uno de los soldados de mi tío entre los hombres que atacaron a mi caravana meses atrás. Y ahora tus hombres fueron atacados del mismo modo. Si vos me llevas de vuelta a Baddersly, él me matará!
- Puedes mostrarme una prueba de eso ? - replicó Dunstan, con las manos en la cintura. - Qué evidencias puedes tener de que tu tío es el responsable de lo que pasó en el campamento? Sabes por lo menos como son las flechas usadas por sus soldados ? Guardé la que retiré del cuerpo del muchacho que estaba de centinela en el campamento. Veremos si ella es del mismo tipo.
Marion hizo una mueca y Dunstan se dio cuenta de que prefería ver una sonrisa en esos labios. Entonces se acordó de que todavía tenía una tarea que cumplir y no podía perder tiempo admirando los atributos de una mujer, por más atractiva que ella fuese.
Cuando Marion volvió a hablar fue otra vez con el dedo en alto, ahora clavándoselo su pecho .
- Estás siendo obcecado. Deberías saber que un enemigo puede adoptar procedimientos muy diferentes para no ser identificado.
Dunstan sintió una oleada de rabia cuando pensó en los bastardos que había asesinado a sus hombres a traición , pero no tenía tiempo para continuar con esa discusión delirante. Entonces agarró a Marion por los brazos, dispuesto a ordenarle que se callase la boca. En el instante en que la tocó, sin embargo, se quedó sin habla. Ella estaba enrojecida por la rabia, los ojos oscuros muy abiertos y los labios levemente separados. Súbitamente un impulso se apoderó de él.
Dunstan quería sentir el sabor de ella. Quería meter su lengua entre aquellos labios carnosos y enterrar sus dedos en sus cabellos abundantes. Quería tirarla al piso para cubrirla con su cuerpo , quería enterrarse profundamente en ella y quería aliviar toda esa tensión insoportable . Quería verla con los ojos nublados por el deseo y la piel ardiendo contra la palma de su mano .
Dunstan intentó convencerse de que era la escena que había visto en el campamento, la sensación de la proximidad de la muerte, lo que lo había dejado con ganas de sentir una chispa vida. Mirando a Marion Warenne, sin embargo, se dio cuenta que no sentiría la misma cosa por ninguna otra mujer. Deseaba sólo esa. Y ya.
Marion lo miraba como una liebre acorralada, con la respiración acelerada. Dunstan sospechaba que él también estaba respirando de ese modo. entonces apretó todavía más los brazos de ella, intentando controlarse , pero esta vez Marion demostró sentir dolor y se encogió . Y ahí fue cuando el momento mágico desapareció .
- Por qué siempre tienes que lastimarme, Dunstan de Burgh? - ella protestó.
Dunstan la soltó.
- Vamos , continuemos - él ordenó .
Girando su cuerpo para ponerse en movimiento, ni siquiera se dio vuelta para verificar si ella lo estaba siendo seguido. Entre todas las mujeres del mundo, por qué justamente esta lo afectaba de ese modo?
Dunstan continuó caminando, con los dientes apretados. Esa extraña atracción por una mujer que no era nadie en su vida era una cosa mas para la cual no tenía tiempo. Cuántos días le quedaban por pasar en compañía de ella? Si lograsen llegar a Wisborough ese día mismo, conseguirían caballos y partirían inmediatamente. Tal vez encontrasen por el camino una posada donde pasar la noche. Le gustaría tener una cama caliente y blanda para descansar sus huesos. Entonces apareció en su mente la imagen de Marion acostada en la misma cama, vistiendo una fina camisola y con sus cabellos sueltos .
Dunstan murmuró un insulto y volvió su rostro para mirarla . Marion caminaba con la cabeza baja, era el retrato de la desesperación . Eso lo hizo sentir un dolor agudo, como si alguien lo alcanzase con la punta de una espada en una herida ya abierta. Entonces Dunstan se detuvo y se quedó indeciso por algunos instante. Poco después extendió su mano, incapaz de controlar sus ganas de tocarla.
Marion levantó la cabeza, con un aire de sorpresa, mirándolo con aquellos grandes ojos oscuros mientras Dunstan sujetaba su mano . La única intención que él había tenido era confortarla, pero a partir del instante del contacto fue como si una fuerza mucho mas grande lo atraje a ella Y la innegable sensualidad que emanaba del cuerpo de Marion lo hizo pensar en poseerla allí mismo.
Ella también lo deseaba.
En ese instante el grito agudo de un ave trajo a Dunstan de vuelta a la realidad, haciéndolo acordarse de sus hombres muertos. Sería un pecado y una locura ceder al deseo de la carne ese día . En cualquier momento él podría ser atacado por la espalda con una flecha asesina. Y esa mujer... Por más que la desease, Dunstan no quería que ella muriese como consecuencia de un descuido de él.
Entonces soltó la mano de Marion y , después de insultarse a sí mismo , retomó la caminata.

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