CAPITULO 15
Marion se encogió debajo de la manta, observando a Dunstan con los ojos medio cerrados. Ellos habían conversado muy poco durante la agotadora caminata de ese día. Ella se había esforzado en controlar su rabia y él parecía demasiado ocupado con sus propios pensamientos. Como un lobo, había caminado con incansable determinación, siempre dejándola a una distancia segura, a no ser por algunas pocas ocasiones en las que, extrañamente, había demostrado ganas de tocarla. En esos momentos Marion podría haber jurado haber visto el fuego del deseo en esos ojos verdes.
No, sólo podía estar imaginando cosas.
El hombre ya tenía problemas de sobra en que pensar, entre ellos el dolor por la muerte de sus amigos y la responsabilidad de impedir que ellos mismos fuesen matados. Además , Dunstan no toleraba la presencia de ella. Evidentemente no creía en lo que ella decía . Eso llegaba a dolerle y Marion tragó en seco. La falta de fe y confianza de Dunstan
era algo que se interponía entre ellos como uno de lo muros del castillo de Campion... algo infranqueable.
Aunque eso fuese penoso para ella, Marion no estaba sorprendida con la actitud del Lobo.. No era de extrañar que él no diese creencia a la historia de ella. Dunstan de Burgh no era hombre que aceptase medias verdades o medias mentiras. Le gustaba las cosas simples y claras. Marion sonrió con amargura. Difícilmente la vida de ella podría ser descripta como simple y clara.
El cansancio se esparcía por su cuerpo en oleadas sucesivas , amenazando con dominarla, pero era necesario resistir. Focalizando sus ojos en Dunstan ella lo observó en detalle , como si mentalmente acariciase los salvajes cabellos negros, los rasgos de su rostro, el contorno musculoso de su cuerpo magnífico. Muy lentamente , como si fuese una fiebre, un extraño calor que parecía sólo existir entre ellos dos fue apoderándose de su cuerpo .
Dunstan había considerado más prudente no encender un fuego y ellos había comido comida fría y habían acampado debajo de un árbol. Ahora él estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada en el tronco del árbol, las piernas estiradas y los ojos cerrados. Marion se sintió enternecida con el cuadro que veía. Intentó concentrarse en los detalles de esa figura, queriendo guardar todo en su memoria para cuando tuviese que separarse de él : los pestañas densas , la nariz recta, el mentón cuadrado y la boca sensual .
Marion tragó en seco, asombrada con las reacciones de su propio cuerpo. después posó los ojos en el musculoso pecho de Dunstan, que se movía rítmicamente con lentos movimientos de elevación y compresión. Estaría durmiendo? Aunque sintiese los pies doloridos y el cuerpo cansado, ella necesitaba mantenerse despierta para tener certeza que él se había dormido. Sólo entonces podría escapar.
Ese pensamiento no le causaba ni alegría ni excitación . Antes ella se sentía excitada ante la perspectiva de vencer a un hombre tan fuerte y experto como Dunstan , pero ahora el escapa sólo la dejaría con una sensación de pérdida. Irónicamente, entre todos los sufrimientos recientes, la certeza de que pronto estaría separada de Dunstan era lo que más le dolía. Haber recuperado la memoria la había hecho acordarse de todo lo que ya había sufrido en la vida, de la muerte de sus padres , del ataque a la caravana durante la fuga de Baddersly, pero el amor por el Lobo era tan fuerte que sería la pérdida más profunda. Pero no podía permanecer al lado de Dunstan. Si optase por eso, sería entregada fatalmente al enemigo.
Por más que amase a Dunstan de Burgh, Marion no quería morir por él cuando eso no era necesario.
Y ahora, sabiendo la verdad sobre su tío, sabía que la muerte la aguardaba en Baddersly. Aunque no pudiese probar que Harold Peasely era el responsable del ataque al campamento donde dormían los hombres de Dunstan, Marion estaba segura que durante fuga de Baddersly, muchos meses antes, la caravana de ella había sido atacada por orden expresa de su tío.
Cerrando los ojos ella se acordó del período inmediatamente posterior a la muerte de sus padres , una época en la que se había sentido solitaria como nunca. En los años siguientes se había se transformado en una sombra de sí misma , aislada y asustada por el comportamiento cada vez más violento
de su tío.
Como si estuviese pensando en otra persona, Marion hasta sintió ganas de llorar por la mujer que había sido durante ese tiempo. Esa mujer no sabría enfrentar con buen humor todas las bromas de los hermanos de Burgh ni tendría el coraje suficiente para discutirle al Lobo de Wessex. Dunstan sólo necesitaría empujarla contra una pared e inmovilizarla con una simple mirada. Era posible que el miedo la hiciese perder los sentidos.
Con una sonrisa amargo, Marion creyó que tal vez hubiese sido mejor continuar padeciendo amnesia . Por lo menos no se acordaría de la persona débil que un día había sido . Otra vez cerrando los ojos de ella vislumbraron la imagen de Dunstan, lo que a hizo sentir una oleada de calor a pesar de la noche fría. Se había se transformado en una mujer realmente muy atrevida con el Lobo, hasta se dejaría devorar por él ...
Marion despertó de una especie de somnolencia y miró a la silueta oscurecida de Dunstan. Cómo podía haberse dormido ? Mientras culpaba de eso a su cuerpo cansado ella recorrió con sus ojos los alrededores . Estaba todo oscuro, mas tal vez todavía no fuese demasiado tarde para escapar. Prestando atención a la respiración del Lobo, Marion se quedó esperando hasta estar segura que él dormía. Entonces se levantó lentamente y con cuidado, determinada a huir.
Tal vez esa vez Dunstan no la siguiese. Después de todo , él necesitaba volver a Wessex, tenía problemas mucho más importantes que salir en persecución de una mujer caprichosa. Si por lo menos la dejase partir y empezase a ocuparse de su propia vida... Marion se quedó de pie y dio el primero paso, sin hacer ruido.
- Vas a algún lugar, muchacha?
Marion dio un salto cuando oyó la pregunta.
- Eh... sólo tengo sed - ella balbuceó. - dónde dejaste la odre con agua?
- Está justo ahí, al lado tuyo - replicó Dunstan en un tono furioso.
Evidentemente él no creía en la excusa que acababa de oír. Con gestos rabiosos Marion se agachó para agarrar la odre, preguntándose cuando conseguiría huir de un hombre que parecía no dormir nunca y que se rehusaba a perderla de vista. Después de tomar un buen trago ella se volvió para mirarlo. Ah, qué hombre irritante!
- Recuerda esto , Marion: tu última tentativa de huir de mí acaba de pasar - dijo Dunstan, con dureza en su voz. - Y eso no se repetirá.
La respuesta estaba en la punta de la lengua de Marion, pero la última cosa que ella quería era ser llevada de vuelta a Baddersly en los hombros del Lobo. Y nada ganaría provocando a Dunstan cuando él estaba de mal humor. Lo mejor sería dar a impresión de que obedecía mansamente las órdenes de él. Así podría esperar hasta que se presentase una nueva oportunidad para fugarse.
- Si, Dunstan - dijo Marion, en un tono humilde. Dunstan emitió un rezongo, sin duda guarango , y ella se esforzó para no reírse. Pero pronto él pareció más contento con la sumisión de ella, tanto que pasó a expresarse en un tono más cortés.
- Prefiero hacer personalmente un juicio sobre el tipo de hombre que es tu tío . Pero no debes tener miedo. No permitiré que nadie amenace tu vida.
Esa concesión era un pequeño avance, pero aún así Marion se enterneció . Amaba a ese hombre y le parecía sorprendente que él no se diese cuenta de eso. Si al menos Dunstan creyese en ella... Si las cosas fuesen diferentes...
- Ahora ven acá - él la llamó, extendiendo la mano y hablando con suavidad . - Acuéstate aquí conmigo.
Marion pensó en todo lo que esas palabras podían significar y lanzó un gemido, al mismo tiempo que un escalofrío se esparcía por su cuerpo . Sólo tenía una vaga idea sobre lo que podía suceder entre un hombre y una mujer, pero le era imposible no pensar en las posibles implicaciones de ese invitación . Era posible que el Lobo de Wessex la desease como mujer ? Rápidamente Marion aceptó su sugerencia , el amor que sentía por el Lobo superaba sus temores , su cautela y su sentido común .
Dunstan demostró sorprenderse con esa aceptación .
- Extiende tu manta a mi lado, mujer, e intenta dormir - él ordenó, con frialdad.
Decepcionada y humillada Marion se dio cuenta del error que había cometido. Dunstan no quería acostarse con ella , sino que estuviese cerca de él. .. y sólo para prevenir una futura tentativa de fuga. Esa realidad le llenó los ojos de lágrimas.
Ah, había tenido uno de los peores días de su vida ! Ese día ella había presenciado destrucción y muerte en cantidad suficiente para el resto de su vida, pero estaba a punto de llorar sólo porque Dunstan de Burgh no tenía interés en ella como mujer .
Obedientemente , Marion tomó la manta y caminó algunos pasos. Pero pronto paró, vacilante. entonces vio que Dunstan estaba con su mano extendida. Sin pensar en lo que hacía, ella se quitó el guante y puso su mano desnuda sobre la de él.
Ah, qué sensación deliciosa... Los dedos de él eran fuertes y estaban calientes. Marion ya sabía eso, claro, pero no había imaginado lo que sentiría cuando lo tocase de ese modo. La mano de Dunstan continuaba firme, pero ahora sólo transmitía ternura. A Marion le gustaría acariciarla, cubrirla de besos...
En ese instante él pronunció su nombre , en un tono bajo e impaciente. Marion levantó la cabeza, asombrada, intentando ver la cara de él en la oscuridad. Dunstan no dijo nada más pero le fue posible notar que su respiración se había acelerado.
Un largo minuto pasó, después otro más .
- Duérmete - él dijo, finalmente ,soltando su mano y hablando con una voz extrañamente ronca.
Marion lamentó silenciosamente esa interrupción, pero aún así estaba feliz. había tocado a su amado, realmente lo había tocado, y guardaría ese momento en su memoria para siempre. Una vez acostada al lado de él, se envolvió lo mejor que pudo en la manta y cerró los ojos.
Tuvo que reprimir el impulso de levantarse y abrazar su cuerpo . Marion no podía hacer eso, entre otros motivos porque todavía planeaba escaparse. Después de todo , en algún momento ese hombre tendría que dormirse. Y cuando eso sucediese ella quería estar lista.
Marion sofocó un bostezo, sabiendo que necesitaba mantenerse despierta. A todo instante, sin embargo, su mente se ponía a vagar, y la única imagen que aparecía era la de la mano del Lobo, extendida en una invitación .
La noche anterior ella había considerado absurdo e incorrecto dormir al lado de ese hombre. ahora, caería en sus brazos si oyese la más leve sugerencia de eso. Marion sonrió cuando se imaginó acariciando esos cabellos negros , besando ese rostro bonito, acariciando esas manos fuertes pero poseedoras de una increíble ternura.
Ellos fueron despertados por la lluvia. Las gotas comenzaron a caer cerca del amanecer, golpeando el rostro de Marion y obligándola a abrir los ojos. Todavía medio dormida a ella le llevó algún tiempo darse cuenta de donde estaba, pero cuando miró a su alrededor vio que Dunstan ya estaba de pie, ocupado en preparar todo para una nueva caminata. Marion sintió ganas de gritar... o de arrojarle algo por la cabeza.
La perspectiva de pasa un día más caminando la ponía furiosa. Todavía le dolía el cuerpo y tenía los pies llenos de ampollas. No quería nada más que una cama suave y una almohada donde pudiese reposar la cabeza. En vez de eso, se encontraba perdida en el culo del mundo con el Lobo de Wessex como escolta y vigilante.
La lluvia continuaba cayendo, obligándolos a ponerse en movimiento.
- Pronto llegaremos a Wisborough - prometió Dunstan, después de soltar algunos insultos ininteligibles.
Pero observando la sucesión de colinas, Marion comenzó a dudar de eso. Y ni siquiera perspectiva de llegar a una aldea le servía para mejorar su , ya que cada paso dado significaba que ellos se aproximaban a Baddersly.
Aunque todavía no hubiese perdido las esperanzas de escaparse, Marion no sabía como si movería en ese pantano en que el mundo se había transformado. Si no le había sido fácil caminar en la tierra mojada del bosque, sería todavía más difícil caminar en el lodazal en que el camino seguramente se había transformado. A medida que la mañana avanzaba ella se fue empapando hasta los huesos, el agua atravesaba la ropa y penetraba en la piel . No sólo estaba mojada y exhausta, sino también angustiada.
Dunstan proseguía caminando, con la determinación de un soldado entrenado . Y el estóico silencio de él sólo aumentaba la frustración de Marion. Las únicas veces que él daba muestras de notar la presencia de ella era cuando la veía patinándose en el barro . En esas ocasiones él rápidamente extendía la mano para sostenerla, pero pronto esos gestos empezaron a demostrar más impaciencia que el deseo de ayudar de un caballero. Unas gotas de lluvia y la caballerosidad desaparecía, pensó Marion al borde de un ataque de histeria.
Le sera imposible acompañar los pasos largos del Lobo. Naturalmente ella acabó resbalandose nuevamente, y no se cayó porque la mano fuerte del “caballero” la sujetó por el codo.
Después de sacudir el brazo para librarse del asimiento de esos dedos ,ella se quedó parada, recibiendo de lleno las gotas da lluvia en su rostro . Por un largo momento se quedó observando a Dunstan, quien rápidamente había retomado a marcha. Súbitamente él se paró y se volvió para mirarla con ojos inquisitivos . La primer reacción de Marion fue reparar que ese hombre intolerable continuaba guapo como siempre, aunque estuviese empapado y embarrado.
Ni el mas grande amor podía superar la rabia que sintió en ese momento .
- Me sorprende, Dunstan de Burgh, que no hayas pensado en traer una cuerda para amarrarme.
Con ella podrías arrastrarme como si fuese una vaca de tu propiedad.
Dunstan no mostró ninguna reacción , dejando en claro que no esperaba da parte de ella un comportamiento más delicado del q que él mismo adoptaba.
Marion, exasperada, se pasó una mano por la cara .
- Dunstan... me duele todo el cuerpo , estoy llena de moretones debido a la forma en que me agarras! Puedes pensar lo que quieras de mí, pero yo continuo siendo una mujer, una dama , no un objeto que puedes maltratar a gusto.
Eso causó un demorado silencio, durante el cual él se ocupó de examinarla cuidadosamente de la cabeza a los pies.
- Puedes creerme - dijo Dunstan, finalmente. - sé muy bien que sos una mujer.
Marion contuvo la respiración, pero consideró mejor no intentar interpretar esas palabras.
Cuántas veces ya se había imaginado equivocadamente que era el foco de la atención de Dunstan de Burgh? Muchas veces, pero hasta ese momento todo había resultado un gran error de interpretación . Entonces ella enderezó su cuerpo, manteniendo la mirada fija en él.
- Deja de agarrarme!
Dunstan la miró con los ojos estrechados, Tal vez queriendo decir que ella era una mujer, que no podía dar órdenes , y que figuraba entre las personas más insoportables del mundo.
- Prefieres que te deje caer al barro ?
- No!.
Dunstan puso sus dos manos en la cintura.
- Entonces , qué mierda quieres que haga, lady Marion? Ahora él hablaba en un tono sarcástico , como si ella fuese tan idiota como caprichosa. Eso sólo aumentó la rabia de Marion.
- Qué quiero ? Pues voy a decirte lo que quiero, Dunstan de Burgh, barón de Wessex. Quiero parar con esto... con todo esto. - levantando el brazo derecho ella señaló el paisaje que los rodeaba. - Y ahora mismo. por qué debo proseguir en medio de la lluvia una caminata que sólo me llevará a ña muerte? No es bastante que me entregues a las manos de un asesino? También tienes que torturarme ?
Marion vio que él apretaba los labios irritado, pero eso no le impidió proseguir con su protesta.
- Vamos a volver, Dunstan, por el amor de Dios! Llévame a Campion, a Wessex o abandóname en la aldea más próxima. Puedes dejarme allí ! Puedes irte . Ve a ocuparte de tus problemas. Vete y cuéntale a quien quiera oírte que fui matada con los otros. No te costará nada decir una mentira . Y eso me salvará la vida!
- Mi padre. .. - comenzó a decir Dunstan, después de hacer una mueca, pues Marion no lo dejó continuar.
- A tu padre le importa un comino con lo que pueda suceder conmigo. Y mi tío se pondrá contentísimo cuando se entere de mi muerte. Imagínate pasará a ser dueño de todas mis tierras.
Marion se quedó mirando a Dunstan, agotada por la vehemencia que había necesitado para hacer su discurso y rezando para que él diese alguna señal de concordancia.
- Ya terminaste ? - preguntó Dunstan, con los dientes apretados.
- No, todavía no . - Marion se agachó y tomó una piedra que vio en el suelo . - Me voy a quedar aquí. Ahora , vete . - otra vez ella se pasó la mano por la cara . - Vete y déjame en paz.
Dunstan no pareció impresionado con eso.
- Si persistes en esa actitud Marion, me veré obligado a cargarte en mis hombros. Así, por lo menos no correré el riesgo de recibir una piedra por la espalda .
Marion no tuvo duda que esa amenaza sería cumplida. Entonces retomó la caminata, pasando por al lado de él y lo rozó con arrogancia .
Ahora ellos caminaban en una especie de senda para ovejas y ella sentía sus zapatos hundiéndose en el barro.
En esa circunstancia era difícil mantener una postura digna, pero aún así Marion siguió adelante , ignorando la monumental figura que la acompañaba.
Algún tiempo más tarde, cuando ellos alcanzaron una elevación, Dunstan levantó la mano para proteger sus ojos de la lluvia y examinó los alrededores. Marion lo imitó y con sorpresa vio algo a una cierta distancia.
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