CAPITULO 16
- Mira allí! Ves ! - ella exclamó, señalando. - Qué es eso?
- Tal vez la cabaña de un pastor - respondió Dunstan. - No es precisamente un castillo, pero quizás sirva para protegernos de la lluvia.
Un refugio contra la lluvia! Marion ni siquiera esperó que él dijese nada más y marchó en dirección a la cabaña. Apenas había dado dos pasos cuando se resbaló y se cayó indignamente en el lodazal.
Mientras luchaba para levantarse , oyó las risotadas del Lobo. En otras circunstancias el sonido de ese risa le alegraría el corazón, pero en ese momento Marion no estaba para alegrarse con nada que viniese de Dunstan de Burgh.
- Canalla ... mal parido ! - ella estalló .
Dominada por la rabia, Marion se aproximó y con los puños cerrados, comenzó a golpear el pecho de Dunstan. Obviamente esos golpes conseguían muy poco además mas allá de dejarla manchas de barro en la túnica . .. y de hacerla perder el equilibrio nuevamente .
Esta vez, sin parar de reírse , Dunstan extendió las manos para sostenerla, pero Marion estaba tan agitada que también acabó tirándolo al suelo . En el instante siguiente los dos rodaban por el barro .
Marion logró llegar al borde de la elevación sin ninguna herida, pero antes que lograse recuperar la respiración sintió el peso del cuerpo pesado de Dunstan, lo que a dejó con los pulmones vacíos de aire. Cuando abrió los ojos vio el su rostro muy cerca del de ella, la lluvia se escurría por sus cabellos negros y los ojos verdes la miraban como si fuesen a tragarla.
La primera impresión que ella tuvo fue que estaba siendo aplastada por un peso comparable al de dos hombres. Pero cuando abrió la boca para protestar , se dio cuenta que de alguna forma él había levantado su cuerpo, permitiendo que ella volviese a respirar. Ahora estaba apoyado sobre sus codos, pero continuaba encima de ella. Y lo segundo que descubrió fue que era muy agradable estar debajo de ese cuerpo musculoso. En vez de sentirse comprimida, ahora experimentaba una creciente excitación. Marion cerró la boca.
Medio hipnotizada, levantó sus ojos y Dunstan la aprisionó con la mirada . Por un largo momento ninguno de los dos respiró, hasta que los ojos verdes de Dunstan comenzasen a oscurecerse .
- Llegó a hora de arreglar cuentas entre nosotros dos, lady Marion - él dijo y poco después iba bajando su cabeza.
Los labios de Dunstan alcanzaron los de Marion, calientes y ansiosos. Ahora con todos su recuerdos recuperado , ella supo que jamás había sido besada antes, y que no se parecía mucho a lo que había imaginado. Fiel a su naturaleza, Dunstan estaba siendo más exigente que tierno, y ella se sintió devorada por el Lobo.
Marion abrió los labios para protestar y se horrorizó al comprobar que eso sólo sirvió para permitir la entrada de la lengua de él. Pero lo que más la sorprendía no eran las acciones del Lobo, sino su propia reacción. Con todos los músculos de su cuerpo tensos y sintiendo los pezones endurecidos por el contacto con ese tórax enorme, ella instintivamente dobló las piernas, plantó sus pies en el suelo y elevó su ingle contra la entrepierna de él.
.La lluvia continuaba cayendo implacablemente, pero eso no era nada comparado con la tormenta particular que se estaba desarrollando entre ellos dos. Marion se sentía como si hubiese pasado toda su vida durmiendo, ajena a ese mundo de delicias carnales . Pero ahora estaba bien despierta y quería disfrutar cada una de esas maravillosas emociones.
A cierta altura, casi tímidamente, Marion pasó su lengua por los labios de Dunstan. Eso hizo que un gemido casi anima escapase de la garganta de él . Perdida en ese tumulto de sensaciones ella apenas notó el relámpago que se iluminó el cielo y el estruendo que le siguió . Dunstan, sin embargo, levantó a cabeza y miró hacia arriba.
Marion tuvo una sensación de perdida, hasta que se vio nuevamente mirada por esos ojos verdes.
- Ven - él ordenó. - Debemos entrar.
Marion simplemente se quedó donde estaba, incapaz de moverse mientras Dunstan se levantaba rápidamente .
Poco después , con extrema facilidad, él la tomó en sus brazos y corrió escapando al chaparrón . Entonces ella sintió su corazón latiendo violentamente y creyó iba a desmayarse, pero sabía que eso sería más típico de la antigua Marion.
La nueva Marion levantó sus brazos para pasarlos por detrás del cuello de Dunstan . La lluvia, que durante todo ese día había sido un estorbo, ahora se tornaba algo estimulante. Marion levantó la cabeza para recibir en el rostro las gotas de agua fría, como si estuviese tomando un baño, mientras Dunstan la transportaba con sus pasos largos.
Otra vez un relámpago rasgó el cielo , iluminando todo a su alrededor e dejando Marion con una sensación de irrealidad. Tal vez eso sólo fuese un sueño, por más vívido que le pareciese.
Un trueno sonó con ferocidad, haciendo vibrar el mundo entero, y Marion miró el rostro guapo del Lobo. Había en esa cara una intensidad que ella veía por primera vez. Marion intentó controlar una oleada de ansiedad.
La cabaña parecía desierta y el matorral en el terreno a su alrededor estaba crecido. Marion vio un viejo pozo pero poco después fue llevada al interior de la choza , donde había una pila de madera en descomposición cerca de una tosca chimenea de piedra y una cama de paja ocupando la mitad del espacio. Aunque oliese a humedad , el lugar estaba relativamente limpio y , lo más importante, seco. En otras circunstancias Marion protestaría por haber sido llevada a un lugar tan apretado, lleno de polvo y maloliente , pero en ese momento cualquier cosa que tuviese un techo parecería el paraíso.
- El lugar está abandonado - concluyó Dunstan.
Poco después Marion se vio regalada con una sonrisa absolutamente genuina, no había mofa ni escarnio es esa sonrisa . Dunstan la puso en el piso con movimientos lentos, dejando que su cuerpo se rozase con el de él.
Después de mirarla a los ojos por un largo momento, Dunstan se agachó para encender la chimenea. La súbita separación hizo que Marion sintiese frío, y se frotó los brazos. Eso hizo que alguna gotas de agua cayesen al suelo.
- Creo que es mejor que te saques la ropa mojada - sugirió Dunstan, mirando rápidamente hacia atrás .
- la extenderemos en algún lugar aquí adentro para que seque.
El tenía razón, naturalmente. Pero aún así la idea de quitarse la ropa delante de Dunstan de Burgh era atemorizante , por decir lo mínimo. Los dos aislados del mundo, encerrados en un espacio estrecho y sin ropa... ni siquiera la nueva Marion tería coraje para eso.
Con un suspiro ella se quitó la capa y la colgó en una clavija de madera que vio en la pared. Ahora se sentía más liviana, pero continuaba con el vestido empapado.
Cuando oyó el crepitar de madera ardiendo Marion se volvió hacia la chimenea, agradecida por esa promesa de calor. Pero la imagen que vio la dejó helada y le cortó la respiración .
Aparentemente Dunstan había actuado con una rapidez mayor que la de ella, porque ya se había quitado la capa e a túnica. La espada y la
cota de malla estaban puestas a un lado y ahora él tranquilamente se quitaba las ropas de bajo.
La imagen de esa espalda ancha , con gotas de agua reflejando la luz del fuego que venía de la chimenea, y sus nalgas curvadas y firmes hizo que Marion quedase sin aliento . Apoyando sus manos en su cara enrojecida ella soltó un gemido de alarma cuando se dio cuenta que él se estaba dando vuelta. Poco después el Lobo de Wessex estaba de frente hacia ella, absolutamente desnudo.
Por varios momentos Marion sólo pudo quedarse mirando ese gigantesco cuerpo masculino. Jamás en su vida había visto una extensión tan grande de piel humana. Era una piel marcada por cicatrices, cubierta de músculos bien delineados. La mayoría de esos músculos se concentraban en los hombros y en el pecho , y que era increíblemente ancho y cubierto por un vello oscuro que descendía hasta su ingle . En ese punto el vello se hacía más espeso.
Boquiabierta, Marion se quedó mirando mientras el miembro comenzaba a levantarse , como si tuviese vida propia, hasta quedarse completamente erecto. Dios del cielo! Levantando los ojos ella vio que los labios de Dunstan se movían en un leve sonrisa.
Marion comenzó a retroceder, dominada por un espanto que era casi pavor, hasta tocar con la espalda la pared del fondo . Sólo con mucha dificultad logró hablar.
- Dunstan! Qué pretendes hacer.?
- No seas mal pensada y libidinosa, sólo pretendía secarme - él respondió, con una sonrisa - hasta que vos me distrajiste de mi propósito, muchacha.
Sin demostrar la menor vergüenza por su propia desnudez, Dunstan puso las dos manos en su cintura y fue lentamente aproximándose a ella, los ojos brillando de un modo que casi la quemaban.
- Y creo que voy a tener que tomar alguna medida para que vos hagas lo mismo - él completó.
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