miércoles, 10 de diciembre de 2008

LOBO DOMADO - CAPITULO 28

CAPITULO 28


Marion no quería más violencia en Wessex y por eso insistió para que Dunstan permitiese la permanencia de su tío , por lo menos hasta que se descubriese cual era la intención del hombre. Pero se quedaba en el cuarto a mayor parte del tiempo, sólo uniéndose a los otros durante las comidas.
Después de una tarde tranquila durante la cual se había dedicado a la confección de un nuevo tapiz, Marion se levantó de la silla y se desperezó, recordando que pronto debía bajar para la cena. Entonces oyó unos golpes en la puerta.

- Entre - ella dijo, levantando la voz, creyendo que uno de los hermanos de Dunstan estaba allí para escoltarla hasta el salón
Pero no se trataba de ninguno de los de Burgh. Quien estaba allí era su tío . Él inmediatamente entró y cerró la puerta. Marion quedó paralizada.
- Aquí estabas , Marion - él dijo, con una sonrisa . - Te extrañé hoy. No deberías tratar a un huesped con tan poca hospitalidad. - después de pasear por el cuarto examinando los muebles y los tapices , Peasely se volvió súbitamente hacia ella. - Pero vos nunca supiste cumplir bien con tus deberes, cierto?
Marion retrocedió, percibiendo que ahora su tío hablaba en un otro tono de voz. Peasely había estado bebiendo, y en ese estado sería capaz de cualquier cosa . Ella se sentó en el borde de la cama y bajó la cabeza. No podía hacer nada ante ese hombre que la había atormentado durante tanto tiempo.
- Vos ! - él gritó, - heredaste la idiotez de la mi hermana, nunca hiciste nada bien ! Peor que eso, siempre fuiste un estorbo para que yo pueda tener lo que es mío por derecho.
Marion oyó que él se acercaba pero continuó inmóvil y en silencio.
- Creíste que podías sacarme Baddresly , verdad ? Ese fue el propósito de este matrimonio ridículo? - gruñó Peasely.
Marion no respondió. sabía que no ganaba nada discutiendo con su tío cuando él estaba en ese estado.
- Quiero que sepas que no conseguirás ! -Él vociferó. - No lo lograrás porque eu...
En ese instante la puerta se abrió súbitamente, con tanta fuerza que golpeó la pared. Marion levantó la cabeza a tiempo de ver la entrada del Lobo, una figura enorme y amenazadora.
- Qué está haciendo en mi cuarto? - él inquirió mirando al tío .
- Ella me invitó a entrar - respondió Peasely haciendo un gesto en dirección a Marion.
Sorprendida con la naturalidad con que las palabras fueron pronunciadas, Marion se quedó en silencio.
- Eso es verdad, Marion? - preguntó Dunstan. prefiriendo no complicar la situación, ella confirmó con la cabeza.
Dunstan la miró durante un buen tiempo y después se volvió hacia Peasely.
- Se lo avisé , Peasely. Espero que no lo haya olvidado.
- Claro que recuerdo, mi lord - respondió su tío , con una sonrisa conciliadora pero en un tono lleno de ironía.
Marion quedó perpleja. Eso sólo podía ser efecto de la bebida. Qué otro motivo tendría Peasely creer que podía tratar al Lobo de ese modo. Poco después , lanzando una rápida mirada a su sobrina, el hombre pasó por al lado de Dunstan y salió del cuarto.
- Qué diablos estaba sucediendo? - preguntó Dunstan, cuando ellos quedaron solos.
Obviamente él se había controlado para no arrojar a Peasely contra la pared. Marion mostró una sonrisa temblorosa.
- Nada - ella respondió. - él sólo me insultó. Afortunadamente llegaste a tiempo de impedir que algo más grave sucediese.
Era la pura verdad y Marion ni siquiera se sintió avergonzada por haber permitido la entrada de su tío en ese lugar privado que era sólo de ella y de su marido.
Lo sorprendente fue que en el instante siguiente Dunstan cayó de rodillas y le agarró las manos , con tanta fuerza que llegó a dolerle. Pero había tanta ternura en esos ojos verdes que Marion otra vez se sintió a punto de llorar.
- Él no es nadie , Marion. Nadie te hará mal a vos.
- Lo sé - ella murmuró, con voz temblorosa. - sé que es una tontería , pero cuando lo veo es como si tuviese otra vez siete años, estuviese sola en el mundo y ...
Marion paró de hablar cuando Dunstan se levantó para abrazarla. Entonces ya no pensó en contener las lágrimas y anidó su rostro en su pecho , sollozando.

Dunstan apenas tocó en la comida aunque estuviese muerto de hambre. El hecho era que estaba con los dientes apretados y eso le impedía masticar. Recostado en la silla, observaba a su esposa y a su tío . Oh, Dios, cómo quería acabar con Peasely. Había sido una osadía demencial la de ese desgraciado de haber ido al cuarto de Marion para amenazarla. Dunstan sentía que la sangre hervía .
Marion era suya. De él. Y la protegería de todo. Tener una esposa era una cosa nueva y extraña, algo muy diferente a lo que se había imaginado. Lo mas extraño era no quería apartarse de ella ni siquiera para cumplir con sus propias responsabilidades. De una cierta manera, todo su mundo parecía haberse reducido a Marion.
Y Dunstan quería que Marion volviese a ser la mujer que él había conocido . Quería otra vez a esa mujercita atrevida, peleadora y apasionada , y no una mujer taciturna y permanentemente asustada. El motivo de ese cambio era la presencia de Peasely, sin duda, y por eso quería acabar con ese hombre. inmediatamente.
Dunstan apretó los labios cuando oyó una carcajada de Peasely. El tío de Marion estaba conversando con Stephen, los dos habían bebido mucho. Los hermanos de Burgh habían aprendido a ignorar ese hábito de Stephen, pero con Peasely presente eso adquiría otro significado . Y a Dunstan no le gustaba la conversación que sostenían esos dos, salpicada de palabrotas dichas en voz alta.
Percibiendo el desagrado de Marion él sintió ganas darle un puñetazo en la cara a Peasely . Tal vez debiese hacer exactamente eso. Sería hermoso ver sangre corriendo de la nariz de ese cretino. Cuando ya se iba a levantar Dunstan notó que Geoffrey tenía a frente fruncida , sin duda queriendo recordarle que los soldados de Peasely estaban acampados allá afuera, a una distancia no muy lejos del castillo. Entonces tragó en seco, tragándose también las ganas de aplastar a ese gusano .
- Voy a retirarme ahora - declaró Marion, levantándose.
Dunstan concordó sacudiendo su cabeza, aprontándose a acompañarla. Aunque quisiese permanecer allí para vigilar a su enemigo, no estaba dispuesto a dejar Marion sola, menos todavía después que Peasely había invadido el cuarto de ellos esa tarde. .
- Marion! - gritó Peasely, cuando ellos ya iban dejando el salón. - No puedes querer irte a dormir tan temprano. La noche todavía es joven y tenemos mucho que conversar.
- Ustedes conversarán mañana, Peasely - decidió Dunstan, parándose y volviéndose hacia el huésped .
Pero yo quiero conversar ahora - insistió el hombre en un tono que hizo con Marion se detuviese y se sentase en el banco más próximo, con la cabeza baja .
- Quiero hablar sobre los motivos que un hombre sin nada mas que un feudo miserable puede tener para casarse con la heredera de Baddersly.
Ignorando el murmullo que sonó en el salón, Peasely se puso de pie .
- Él necesitaba tanto una esposa rica que se transformó en una criatura servil. - Dando algunos pasos, Peasely se aproximó a su sobrina y pasó su brazo por encima de los hombros de ella. Después soltó un risa estridente. - Me asombra la forma en que el legendario Lobo de Wessex se arrastra detrás de su esposa rica . Es patético! Ella chasquea sus dedos y él salta como un perrito faldero ; ella da una orden y el obedece como un esclavo !
Dunstan vio que Nicholas comenzaba a levantarse y , con una mirada , obligó a su hermano a volver a sentarse . Eso era entre él y Peasely. Nadie debía interferir. Después , llevando su mano a la espada, miró nuevamente al huésped , que continuaba con su arenga, siempre con sus ojos fijos en el rostro de su sobrina.
- En mi opinión , fue la herencia de la mi pequeña Marion lo que domó al Lobo - vociferó Peasely lleno de sarcasmo. - Pero yo no me dejaría doblegar tan fácilmente, mi lord . Las mujeres son seres mas inferiores que nosotros los hombres...Ellas están en el mundo para servirnos y no tener opinión propia. Y mi intención es demostrarle a mi sobrina cual es su lugar.
Para la perplejidad de Dunstan, Peasely levantó su mano hacia Marion, quien continuaba inmóvil como una estatua. En ese instante él se dio cuenta que jamás podría estar en el corazón de su esposa mientras Peasely existiese entre ellos dos. Dunstan se lanzó hacia adelante , pero en el mismo instante Marion soltó un grito.
- No!
Peasely vaciló y ella tuvo tiempo para levantar el brazo, deteniendo el golpe dirigido a su rostro. Después plantó las manos en el pecho de su tío y lo empujó. Borracho como estaba, Peasely cayó de espaldas al suelo . Marion cayó encima de él, clavándole las uñas como un animal salvaje. Por un largo momento todos se quedaron inmóviles, paralizados por la sorpresa, hasta que los de Burgh en masa corrieron a ayudarla.

Dunstan, quien estaba más cerca, sintió un enorme alivio al darse cuenta que su esposa volvía a ser ella misma . Atrevida, salvaje, apasionada ... De reojo vio un brillo plateado . Peasely había sacado un puñal. El miedo que eso le causó instantáneamente lo hizo comprender lo que sentía por Marion. Era amor. Él la amaba.
Y Peasely quería herirla . Dunstan vio el movimiento de la hoja y la sangre manando del brazo de Marion. Se lanzó hacia adelante , buscando agarrar la muñeca de Peasely.
En medio de la confusión de brazos y piernas , el puñal alcanzó el pecho de Dunstan . Por un instante él se quedó paralizado y supo que podría haber sido matado si Peasely hubiese actuado con más rapidez. Pero el hombre estaba demasiado afectado por el alcohol y por la reacción de su sobrina, y eso le dio tiempo a Dunstan de agarrarle la muñeca. Marion fue retirada de la pelea por las manos providenciales de Geoffrey y durante un largo minuto todos se quedaron observando, en silencio, mientras los dos hombres peleaban por la posesión del puñal.
Peasely , en su borrachera, debía creerse invencible, pero no era adversario para el Lobo, quien lo superaba en fuerza y tamaño.
- Yo le avisé - vociferó Dunstan, apoderándose del puñal.
Ahora el desprecio Peasely se convertía en miedo, un miedo real, casi palpable. En el instante siguiente sus ojos ya no transmitían ninguna otra emoción, porque el puñal se clavaba en su corazón .
Dunstan soltó el aire que había estado conteniendo y se levantó . En el silencio del salón se oían sólo los sollozos de Marion . Ella estaba arrodillada en el piso al lado de Geoffrey, quien en vano intentaba examinar la herida en el brazo de la cuñada. Al ver su sangre , Dunstan se arrodilló delante de ella y la tomó en sus brazos.



Oh, muchacha - él murmuró.
- Estás herido.
- Es sólo un arañazo - protestó Dunstan.
- Un arañazo que volvió abrir la herida que Fitzhugh produjo en su pecho - respondió su esposa .
Dunstan suspiró y dejó que ella limpiase la herida con un paño limpio. Dunstan había insistido para que primero se atendiese la herida de Marion y después ella misma se había ocupado de la de él.
Dunstan se divertía con las atenciones que le prodigaba su esposa .
- Juro que eres el peor paciente que jamas haya tenido.
Dunstan - lo retó Marion
- Soy el único paciente que tuviste .
- Eso no es verdad. Yo cuidé muchos enfermos en Baddersly y algunos en Campion. Y en este castillo seré la curandera oficial .
Dunstan murmuró algo y notó que ella también se divertía. Tenía la sospecha que Marion sabía exactamente cuanto sus cuidados le agradaban. Era una mujer inteligente, sin duda, y ella parecía adivinar las necesidades de él . Por eso ni siquiera necesitaban palabras entre ellos.
Eso era perfecto para Dunstan, pues él era un hombre de pocas palabras. Era un alivio muy grande saber que Marion no era el tipo de mujer que exigía regalos, elogios y constantes pruebas de afecto por parte de su marido. En verdad ni siquiera había vuelto a hablar de amor desde que se habían casado, aunque Dunstan llegaba a desear que ella tocase el tema . Así tendría oportunidad de declararle su amor . Y después vendría la celebración y él oiría esos gritos que Marion soltaba cuando alcanzaba el orgasmo...
- Listo - ella dijo, cuando terminó la curación , poniendo su mano sobre el pecho de Dunstan y mirándolo con ojos llenos de ternura y preocupación.
Ahora le resultaba tan claro a Dunstan que lo que sentía por ella era amor . No se había sentido atraído por ella desde el principio ? Bueno ... casi desde el principio.

- Ahora bebe esto - dijo Marion, extendiendo la mano hacia una copa al lado de la cama. - Te servirá para aliviar el dolor y te hará dormir.
Dunstan retuvo su muñeca . Esa noche la última cosa que quería era dormir .
- No quiero ninguna poción, muchacha. Ahora puedes dejar de mimarme.
Marion abrió la boca con la intención de insistir. Tal vez en consideración a su estado , prefirió no obligarlo a tomar la poción .
- Está bien, Dunstan - ella dijo, mirándolo a los ojos .
Dunstan comenzó a reírse y el pecho le dolió .
- Qué pasó ? - preguntó Marion con un aire de inocencia en su rostro.
- Mentirosa - él murmuró.
- Qué ?
- mMi querida Marion - comenzó Dunstan - Desde que te conozco , sé exactamente cuando estás o no estás mintiendo.
Eso la sorprendió.
- No lo creo - declaró Marion, sacudiendo la cabeza y mostrando una sonrisa provocativa.
- Es muy fácil descubrir cuando estás mintiendo, hablas mirando directamente a los ojos y hablas llena de convicción.
- Oh , desgraciado ..- murmuró Marion, bajando la cabeza como si no encontrase argumentos para contradecirlo.
- No te pongas mal , muchacha. Tal vez los demás no se dan cuenta de eso. Solamente yo , que soy tu marido, aprendí a conocerte bien.
Dunstan dijo eso en voz baja y sensual .
- Dunstan...
Marion bajó sus ojos hacia su pecho , con un aire de preocupación en su rostro angelical. En algún momento él había considerado que Marion carecía de gracia . Eso había sido una maldad , porque Marion era linda de la cabeza a los pies.
- Qué pasa ?
Marion lo miró brevemente , con las párpados medio bajos. Dunstan sintió ganas de besar esos ojos .

- Vos. .. No te ofendiste con lo que mi tío dijo , verdad ? Todas esas cosas horribles sobre manejarte como un perrito faldero . Eso no es verdad . Todos saben que no quieres Baddersly o cualquier otra riqueza que yo pueda tener. No quiero que me... rechaces por lo que él dijo.
Rechazarte ? - Dunstan sintió una renovada oleada de odio por el hombre muerto. - Peasely era un idiota y un borracho . Y yo no le dio la menor importancia a lo que él dijo.
Por algunos instantes él se quedó mirando a Marion, quien esperaba con la respiración contenida
Yo Sé que fuiste vos quien logró domarme, e incluso he llegado a aceptar eso .
Marion sonrió , mostrando sus hoyuelos, sin duda sintiendo una alegría que sólo podía ser de felicidad.
- Esos hoyuelos... - murmuró Dunstan.
Después él levantó la mano y la tomó por la nuca. Cuando la besó fue con un ardor mayor que nunca.
- Tu herida - dijo Marion, interrumpiendo el beso. .
Sin querer pensar en eso , Dunstan murmuró y deslizó sus manos hasta los hombros de ella.
- Sólo quédate acostado y procura descansar - insistió Marion, con más énfasis .
La respuesta de Dunstan fue otra protesta . Poco después él bajaba su vestido y acariciaba los pechos que había expuesto. Dunstan la empujó más cerca y comenzó a chupar sus pezones . Marion se estremeció. .
- Tiembla por mí, muchacha - él murmuró.
Marion , de hecho, estaba temblando y clavando sus uñas nos hombros de él. Después Dunstan la levantó un poco y arrojó la sabana a un lado . Estaba completamente desnudo . Marion se colocó encima de él con las piernas abiertas.
- Dunstan - ella murmuró, mirándolo con los ojos semi cerrados. - No debes hacer ningún esfuerzo.
Dunstan soltó una palabrota . Su deseo era fuerte que el dolor y él necesitaba satisfacción inmediata. En otras circunstancias, acostaría a Marion de espaldas en la cama y él se pondría encima de ella, pero esa noche no haría eso. No quería que su pecho volviese a sangrar, pues eso perturbaría a Marion .
- Quiero estar dentro tuyo , muchacha - él declaró, en. Levantando su falda ella se acomodó encima de él. Como no encontraba una posición cómoda , se quitó el vestido y quedó completamente desnuda. Marion se posicionó a ahorcajadas .
- Ahora, Marion - él la orientó.
Entonces la sujetó por las nalgas y la empujó hacia abajo, consumando la penetración. Era delicioso oír los gemidos de placer de Marion .
Por algunos instantes se quedaron quietos . Después de unos segundos la agarró por los cabellos y la miró a los ojos .
- Quiero que me montes , muchacha - él pidió en un murmullo .
Marion comenzó a mover sus caderas en movimientos rítmicos y lentos.
Aunque hallase excitante esa variación, Dunstan sintió que los movimientos de Marion se hacían cada vez más rápidos. Ella también estaba ansiosa. Sus movimientos fueron creciendo en fuerza hasta que Dunstan apretó sus nalgas y eyaculó dentro de ella . Al mismo tiempo Marion soltaba un demorado grito de satisfacción .
Marion apoyó su cabeza contra el hombro de su marido, tan satisfecha como asombrada. Debería haber adivinado que, aun herido, Dunstan se las arreglaría para hallar un modo de hacer amor .
Cuando recobró sus fuerzas, Marion se levantó un poco y examinó las heridas en el pecho de él. Todo parecía en orden y ella se sentó en la cama para apagar las velas. Después volvió a acostarse , enroscándose al lado de su marido.
Dunstan casi siempre se dormía poco después de hacer el amor. A veces roncaba, pero a ella no le importaba . Era algo que parecía aumentar la intimidad entre ellos. Y esa noche, más que nunca, ella necesitaba esa intimidad. Casi se había desmayado de miedo al verlo ensangrentado y tambaleando. No soportaba la idea de que podría perderlo. Ahora sabía que, no importaba lo que el futuro le deparase , ella no podría estar separada del Lobo.
Dunstan no era muy dado a las demostraciones de afecto, pero ella estaba satisfecha. Sabía que, en su interior , él la quería . Tal vez jamás llegase a reconocer eso, pero las evidencias estaban a los ojos .
Marion sabía entender. Dunstan era un hombre de pocas palabras, un hombre al que no le gustaba hablar de sus propios sentimientos. Pero estaba cambiando...
Creyendo que Dunstan dormía, Marion se sorprendió cuando él sujetó su mano y la llevó a sus labios, en un gesto de ternura.
- Muchacha?
- Humm? - ella murmuró .
- Te amo. .
Dunstan pronunció esas palabras con tanta simplicidad que por algunos instantes Marion se quedó sin habla. inmediatamente sintió un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas.
- Lo sé - ella logró decir, después de algún tiempo. - Pero es muy bueno oírlo de tus labios.
Dunstan soltó uno de sus rezongos ininteligibles y Marion cerró los ojos. No tenía más dudas de que era amada por su marido.
- Muchacha?
Ahora la voz de Dunstan parecía contener censura.
- Humm?
- Me gustaría oírte decir lo mismo - él declaró - No tienes nada que decir?
Marion sonrió en la oscuridad y se levantó un poco para besarlo en la boca.
- Si tengo . Yo también te amo, Dunstan de Burgh.
Ahora el gruñido de Dunstan fue de satisfacción. Luego pasó el brazo por debajo de la espalda de ella y la empujó más cerca de su cuerpo . Poco después estaba roncando.

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