martes, 9 de diciembre de 2008

LOBO DOMADO -CAPITULO 27

CAPITULO 27



- Geoffrey.
Al oír su nombre en la voz de Marion, Geoffrey levantó los ojos de las cuentas que estaba haciendo. Ella estaba cerca de la puerta, al lado de Nicholas, quien sujetaba torpemente una enorme cesta vacía. Usando una túnica color rosa que combinaba perfectamente con sus cabellos castaños, Marion parecía todavía más bella. Y era necesario reconocer que el matrimonio con el Lobo le había mejorado el color y la textura del cutis.
- No quieres venir a caminar con nosotros ? - ella lo invitó. - Necesito recoger hierbas para preparar remedios y Nicholas gentilmente se ofreció a acompañarme.
Mientras hablaba ella mostró una de esas sonrisas que desarmaría a cualquier hombre.
- Pero, dónde está Dunstan? - preguntó Geoffrey, ahora sabiendo que se estaba armando u problema pues difícilmente el Lobo dejaría que Marion se alejase de su vista .
- Está entrenando con Reynold y Stephen - respondió Nicholas, con la expresión de quien preferiría estar en ese entrenamiento, algo mucho más apropiado para un hombre.
Geoffrey se levantó , divertido.
- Ah, si . Bien, creo que voy con ustedes. Todavía no salí del castillo desde que llegué aquí.
Parándose ponerse la espada en la cintura, él atravesó el salón con su cuñada y su hermano y salió al día soleado . Aunque no estuviese muy interesado en observar a Marion recogiendo hierbas, Geoffrey creyó que sería prudente acompañarla. Sabía cuan posesivo era el Lobo en relación a su esposa. Tal vez a Dunstan no le gustase saber que Marion había salido sola con uno de sus cuñados, aún tratándose de Nicholas, un muchacho muy joven .
Geoffrey sonrió con sólo pensar en los cambios que observaba en su hermano mayor . Antes Dunstan demostraba poco interés por las mujeres, sólo buscándolas muy rara vez y con fines estrictamente sexuales . Ahora estaba siempre al lado de Marion. Cuando necesitaba apartarse por algún motivo, se quedaba con la mirada distante, como si no pudiese pensar en otra cosa que no fuese en ella.
Y últimamente los seis de Burgh más jóvenes no hablaban de otra cosa, aunque ninguno tenía el coraje para tocar el tema delante de Dunstan, ni siquiera Stephen. Sería imprevisible la reacción del Lobo si alguien comentase que un temible guerrero se había transformado en un hombre domesticado.
Por lo menos ellos podrían atestiguar que las dudas de Campion en relación a la validez del matrimonio de su hijo primogénito no tenían sentido. No cabía la menor duda que Dunstan se había casado de verdad. un hombre que llevaba a su esposa a su cuarto con tanta frecuencia sólo podía estar enamorado.
Todas las noches Dunstan pedía permiso para retirarse poco después de la cena , alegando que por algún motivo Marion necesitaba descansar. Evidentemente el problema no era ese, pero ella seguía su charada con naturalidad.
Geoffrey se preocupaba por eso. Dunstan parecía determinado a hacerle el amor a su esposa cuantas veces fuese posible. Su hermano no conocía otras formas de demostrar afecto? Aun no pudiendo quejarse de la falta de atención física de su marido , Marion aparentemente no se sentía muy cómoda s en Wessex. Amaba a Dunstan, sin duda. Eso era evidente en el modo en que posaba sus ojos llenos de ternura en su marido .
Pero Geoffrey presentía que algo no estaba bien . Esos dos no actuaban con total naturalidad y a veces parecía haber tristeza en el semblante de Marion, una tristeza que ella jamás había demostrado en Campion. Y Dunstan demostraba demasiada frustración para ser un hombre que pasaba tanto tiempo en la cama con la mujer amada.
Era extraño. Geoffrey no entendía como podía haber problemas en la relación de dos personas que evidentemente se amaban. Pero los problemas existían. Eso quedaba claro cuando Marion miraba a Dunstan como si estuviese angustiada.
Geoffrey suspiró, desistiendo de entender las complejidades del alma humana mientras seguía a su cuñada y a su hermano hasta lo alto de una colina no muy lejos de los muros de Wessex. La tarde pasaba rápidamente mientras ellos conversaban y Marion juntaba hierbas. La región parecía más salvaje que Campion, donde la mayor parte de las tierras estaba ocupada por la agricultura, pero en compensación una enorme paz reinaba en todos los rincones de Wessex.
Hasta que Dunstan apareció.
- Se armó ! - exclamó Nicholas, en un tono de voz que llamó la atención de su hermano.
Sentado en el suelo , Geoffrey estaba masticando una hoja de menta , que soltó dos dientes cuando vio el motivo de la exclamación de Nicholas.
Dunstan venía subiendo la colina con pasos rápidos, con los puños cerrados al costado del cuerpo y la expresión de quien estaba a punto de explotar de cólera. Inmediatamente Geoffrey se puso de pie , sintiéndose como un muchacho sorprendido haciendo alguna travesura .
- Qué mierda significa eso ? - vociferó Dunstan, como si ellos realmente estuviesen haciendo algo reprobable.
Geoffrey se quedó mudo, sin saber que responder , aunque supiese que no había hecho nada para despertar la ira de Dunstan. Tanto él como Nicholas se quedaron inmóviles, mirando fijamente a su hermano mayor.
- Ah, qu{e bella sorpresa, Dunstan! - dijo Marion, con una voz llena de dulzura. - Viniste a ayudarnos ?
Geoffrey volvió a cabeza para mirarla. Allí estaba ella, serenamente recogiendo hierbas, como si el Lobo de Wessex no estuviese bien allí, mirándolos con intenciones asesinas.
- No - respondió Dunstan, con una voz baja y amenazadora. Ahora él tenía las manos en la cintura y las piernas separadas, manteniendo la misma expresión de ferocidad. - Qué piensas que estás haciendo?"
Sólo entonces Marion pareció notar el estado de ánimo explosivo de su marido, justamente lo que mantenía a Geoffrey y a Nicholas en un cauteloso silencio.
- Cuál es el problema? - ella inquirió .
- El problema! Vos dejaste la seguridad del castillo para vaguear por el campo, sin nadie para protegerte más allá de estos dos?
Geoffrey entendió esas palabras como un insulto, pero prefirió no decir nada. Sabía por experiencias pasadas que, en momentos, como ese, no se ganaba discutiendo con el Lobo.
Dunstan se adelantó y agarró a Marion por los brazos.
- Te volviste loca ? Podría estar muerta, eres una demente ! Walter, Peasely y sólo Dios sabe quien más adorarían encontrarte así, desprotegida. Una palomita para ser devorada en un bocado ! No viste suficiente sangre como para convencerte que necesitas protección?
A Geoffrey no le estaba gustando el modo en que Dunstan sujetaba los brazos de su esposa, incluso parecía que iba a sacudirla. Eso le dio coraje para dar un paso adelante. No permitiría que Marion fuese agredida por nadie, ni siquiera por su marido.
Pero él no necesitaba tener esa preocupación. Marion soltó sus brazos en un movimiento brusco . Eso probó que el asimiento de los dedos de Dunstan no era tan fuerte como parecía. Después ella levantó y apuntó su dedo contra el pecho del Lobo.
- No me hables así , Dunstan de Burgh! - gritó Marion, con su rostro muy enrojecido. - No voy a tolerar eso! Necesitaba recoger hierbas para hacer remedios, ya que las provisiones en tu castillo están por terminarse . Tus hermano tuvieron la gentileza de acompañarme . - Ahora ella efectivamente hundía la punta de su dedo en su pecho . - Si voy a ser prisionera aquí , como lo era en Baddersly, vas a tener que declararlo abiertamente . Mi tío por lo menos exponía las reglas muy claramente.
Marion dejó de hablar y , con una dignidad que dejó a Geoffrey azorado, pasó por al lado del Lobo sin mirar atrás . Cinco pasos mas adelante se paró y se agachó .
- Ayúdame , Nicholas, por favor - ella pidió.
Por algunos segundos los tres de Burgh sólo se quedaron mirando, paralizados por el shock , hasta que Nicholas se adelantó y comenzó a recoger los montones de hierbas acumulados en el suelo .
Apenado por la situación, Geoffrey consideró bueno que Marion se llevase a Nicholas consigo, aunque no estaba contento de quedarse allí solo .. para enfrentar la ferocidad del Lobo. Pero no era un cobarde y permaneció donde estaba, observando las reacciones de Dunstan. No era una imagen bonita para ver. El Lobo tenía todos los músculos del rostro contraídos en una expresión de rabia, pero pronto eso se transformó en algo que hasta daba pena.
Sería arrepentimiento o desesperación ? Geoffrey se quedó mirando a su hermano, sorprendido con la profunda emoción que veía en ese rostro que conocía tan bien. Marion debería haber cambiado mucho a su marido, porque Geoffrey jamás había visto a Dunstan tan afectado por algo o por alguien . Si no estuviese presenciado esa escena, jamás creería que el Lobo de Wessex se había quedado paralizado después de una discusión. Y no era sólo eso: el temible Dunstan de Burgh había agachado la cabeza ante una mujer y ahora estaba en un estado deplorable.
Como si súbitamente se diese cuenta de la presencia de su hermano, Dunstan se dio vuelta , ahora evidentemente intentando controlarse . Mirando el suelo como si no pudiese encarar a Geoffrey, levantó la mano y se rascó
la cabeza.
- Estaba muy preocupado por ella - él declaró.- Como no la encontré y nadie me dijo que ella había salido del castillo, inmediatamente yo ... Por Dios, Geoff! Si supieses cuantas veces ella se metió en situaciones peligrosas, cuantas veces se escapó, cuantas veces pensé que la había perdido ...
El tono de lamento de esas palabras hizo que Geoffrey sintiese compasión por su poderoso y temido hermano, un hombre que jamás se había doblegado ante nadie ahora se humillaba por el afecto que sentía por su esposa. El Lobo amaba Marion, eso era obvio, pero tenía una forma lamentable de demostrar lo que sentía.
- No sabes como manejar bien esta situación - comentó Geoffrey.
- No, yo ... - Dunstan se dio media vuelta y se quedó contemplando las tierras que poseía . - Es difícil. Me estoy consumiendo por ella, Geoffrey - él dijo, soltando un risa débil como si eso hiciese mas fácil la confesión. - Es un sentimiento extraño , algo que me deja vulnerable. No sé si me gusta esto.
Geoffrey no dijo nada, creyendo que debía pensar dos veces sobre las supuestas alegrías de un matrimonio.
- Quiero que Marion sea feliz, pero lo que ella quiere... - Dunstan sacudió la cabeza. - Ella quiere que la ame. No sé si eso existe para mí, Geoff. No sé si puedo...
- Tonterías - dijo Geoffrey. - es más que obvio que la amas.
Dunstan se volvió hacia su hermano con un aire de escepticismo en el rostro.
- Ni siquiera creo que eso exista . Nunca lo creí. .
- Ya sé , pero el hecho es que, lo creas o no, estás enamorado de Marion. Y debes decírselo a ella.
Dunstan se quedó en silencio, pareciendo dudar, aunque había un brillo de determinación en sus ojos .
Y si fuese a pedirle disculpas por haberla reprendido delante de sus cuñados. No fue una cosa de la que me enorgullezco . - Geoffrey no contuvo una sonrisa . - Y tienes que ser muy elocuente. Tal vez debas arrodillarte delante de ella.

Dunstan miró a su hermano y los dos comenzaron a reírse , imaginando al poderoso caballero postrado delante de su esposa. Después , por el tipo de sonrisa pícara que apareció en los labios del Lobo, quedó claro que él planeaba disculparse llevando a Marion a la cama. Geoffrey sacudió la cabeza pero no dijo nada. Pronto Dunstan se daría cuenta de la necesidad de llegar a un acuerdo con sus propios sentimientos... sentimientos que venían del corazón, y no aquellos que venían de su entrepierna.
Em silencio, ellos caminaron de vuelta hacia el castillo, parándose sólo cuando el soldado que estaba de guardia en una de las torres gritó, llamando la atención de todos ellos . Geoffrey se volvió y , protegiendo sus ojos con una mano, miró a la distancia . Un numeroso grupo de caballeros venía aproximándose , acompañados por un estandarte de colores desconocidos.
- Quién es ? - él preguntó, mirando a su hermano. Dunstan apretó los dientes , otra vez su expresión estaba dominada por la furia.
- Es Peasely que viene buscar a sobrina.
Dicho eso el Lobo se volvió hacia el portón y comenzó a gritar órdenes, recomendando que todos se preparasen para recibir a los visitantes.
Después de asegurarse que Marion estaba segura con Geoffrey para protegerla, Dunstan gritó el nombre de Stephen. Una rápida búsqueda reveló que su hermano estaba en las despensas con las manos debajo de la falda de una de las ayudantes de cocina.
- Stephen! - vociferó Dunstan, asustando a la muchacha, que en ese mismo instante salió corriendo.
Obviamente enojado por la interrupción, Stephen se recostó contra la pared y cruzó los brazos en una pose de clara insubordinación. Dunstan respiró profundamente e intentó calmarse.
- Stephen - él dijo, ahora con más calma. Te necesito.
Después de eso se hizo un silencio de algunos segundos y los dos hermanos se miraron con igual asombro. Esa debía ser la primera vez que el Lobo declaraba necesitar a alguien.
Stephen empalideció y se apartó de la pared.
- A mí?
Rápidamente Dunstan evaluó el estado del más rebelde de sus hermanos. Al menos Stephen estaba sobrio. además , ya había demostrado que sabía desempeñar una responsabilidad que le fuese confiada. Tal vez debiese recibir responsabilidades con más frecuencia.
- Si, te necesito a vos. Es necesario que te ocupes de la defensa del castillo mientras yo voy al encuentro de Peasely.
- Quieres que me ocupe de eso ? - preguntó Stephen atónito. - Pero ... y Geoffrey?
- Geoffrey está a cargo de Marion - respondió Dunstan, sin darle tiempo a su hermano para rehusarse. - Reynold podrá ayudarte pero el comando será tuyo.
El Lobo comenzó a apartarse con pasos firmes. cuando alcanzó la puerta, oyó la voz de Stephen, obviamente reticente.
- Y si algo te pasa a vos?
Dunstan se volvió y miró fijamente a su hermano.
- Se algo me pasa , vos quedarás con la responsabilidad de defender mi feudo y a mi esposa.
Dicho eso él giró sobre sus talones y se alejó rápidamente, dejando al parlanchín Stephen sin saber qué decir.


Después de escoger entre los mejores soldados unos pocos para acompañarlo, Dunstan salió para recibir a los visitantes, ahora ya claramente visibles. Tan pronto traspasó los muros del castillo, oyó con alivio el ruido de los portones cerrándose. No tenía la menor intención de invitar para entrar a tropa de soldados que estaba llegando de Baddersly. Aun con los refuerzos venidos de Campion, las fuerzas de defensa del castillo todavía eran escasas. Si la intención de Peasely fuese atacar, lo mejor sería mantenerlo afuera del castillo .
Un soldado del grupo que venía llegando se adelantó y Dunstan reconoció a Goodson, el jefe de guardia de Peasely que había ordenado el asesinato de él. Controlando sus ganas de liquidarlo allí mismo , Dunstan intentó evaluar el enorme contingente que estaba detrás de Goodson.
Sería necesario negociar y Dunstan lamentó no tener a Geoffrey a su lado , el hombre perfecto para misiones diplomáticas. ahora todo dependería de él y sería necesario tener mucho cuidado. El más mínimo error podría ser fatal.
- Estoy buscando al barón de Wessex - dijo Goodson, con una arrogancia que hizo Dunstan apretase los dientes. . .~
Ese desgraciado sólo decía eso para insultarlo, porque sabía perfectamente que estaba delante del barón de Wessex.
- Pues ya lo encontraste - respondió Dunstan, después de respirar profundamente .
- Eres él ?
Si, soy él. Si no me crees , siéntete libre de darme la espalda y buscarlo en otro lugar.
Goodson acomodó su cuerpo en la montura. Sin decir nada, le dirigió a Dunstan una mirada de aversión e hizo que su caballo girase para retornar al medio de sus tropas. seguramente iba a relatarle a Peasely el resultado de ese encuentro preliminar. Dunstan se preguntó si el tío de Marion estaba lo suficientemente sobrio como para montar un caballo o si era transportado en una litera.
Aparentemente Peasely estaba sobrio, porque se adelantó y saludó a Dunstan como si nunca hubiesen tenido algún desentendimiento . Y se trataba del mismo hombre que había amenazado e insultado al Lobo de Wessex, el mismo hombre que había ordenado a su capitán que persiguiese y matase a Dunstan durante la visita a Baddersly. Dunstan apretó la empuñadura de la espada y miró al visitante. Tenía ganas de matar Peasely no sólo por todo lo que había sucedido entre ellos , sino también porque se trataba del hombre que había encerrado a su adorada Marion, y que había planeado matarla.
- Eres Wessex?
Peasely no parecía tan arrogante como había se mostrado en sus dominios. Eso seguramente se debía al hecho de que estaba en un feudo ajeno y no sabía cuántos hombres armados había en el castillo que veía detrás de su interlocutor.
- Si, soy Wessex - respondió Dunstan, con naturalidad. - Parece que tienen un problema para retener mi nombre y mi cara . Como ya le dije a su lacayo, si no me creer pueden salir de mis tierras.
Peasely se sobresaltó con sorpresa.
- Reconocer su cara ? - él preguntó, pareciendo momentáneamente
desconcertado. - Ya nos conocemos?
Dunstan maldijo . Ese Peasely era un descarado en alegar desconocimiento. Tal vez tanto alcohol ya le había quemado el cerebro.
- Si, nos conocemos. No hace mucho tiempo, me expulsó de su castillo y le ordenó a su capitán que me matase en una emboscada en el camino.
Peasely mostró un asombro todavía mayor.
- Naturalmente no puedes ser el hombre que estuvo en Baddersly afirmando ser Wessex. Si eres la misma persona , espero que me perdones, mi lord , porque en esa ocasión tu apariencia era muy diferente a la de ahora. En cuanto a un plan para matarte , afirmó que no sé nada de eso ! Debes estar equivocado.
Dunstan le hizo una seña a Goodson, quien observaba la escena no muy lejos de allí.
- No hubo ningún error . Oí perfectamente cuando su jefe de guardia, ese que está allí, le dio instrucciones a los soldados sobre lo que debían hacer conmigo.
Peasely frunció el ceño . Después de algunos instantes, como si tomase una decisión se volvió .
- Goodson! - él gritó. - Qué tienes que decirme sobre esa acusación? Habla pronto o te mandaré cortar la lengua!
Goodson pareció perplejo.
- Pensé que el hombre era un bandido, un mercenario , alguien mandado para amenazarlo o hacer algún tipo de sabotaje en el castillo. Perdón si me equivoqué , mi lord ! - él completó, con aire suplicante.
Aunque agachó la cabeza para disculparse, la mirada que le dirigía a Dunstan era de odio , una prueba de que esa confesión era falsa.
Las palabras de Goodson no significaban nada para Dunstan. Lo que le interesaba era la estrategia de Peasely. Qué planeaba el tío de Marion con esa súbita demostración de buena voluntad ?
- Atención ! - gritó Peasely, volviéndose hacia la tropa que lideraba. - Retiren inmediatamente la espada de Goodson. Él quedará detenido hasta que se haga justicia!
Peasely miró otra vez a Dunstan, con una sonrisa evidentemente forzada.
- Ahora que resolví ese asunto desagradable, mi lord , espero que me reciba en su castillo para que podamos conversar.
- Podemos conversar aquí mismo.
La sonrisa de Peasely desapareció y él pareció desistir de la estrategia de ser amistoso.
- Pues muy bien . Quiero a mi sobrina. Ahora. No tienes derecho de...
- Tengo todos los derechos - lo cortó Dunstan. - Sepa que me casé con ella. Marion es mi esposa y ya no le debe obediencia.
En ese mismo instante la expresión de Peasely se modificó, su rostro se enrojeció violentamente .
- Es mentira!
- Todo fue hecho dentro de la ley - insistió Dunstan - con el permiso de la Iglesia y del rey.
Peasely hizo una mueca de asco y por un instante Dunstan tuvo la impresión de que estaba por transformar a su sobrina en viuda . Pero pronto el hombre levantó los ojos hacia los soldados que se encontraban en lo alto de los muros del castillo. Debe haber concluido que esos hombres saldrían a campo abierto para vengar la muerte del Lobo.
El cobarde no tenía cómo saber que las defensas del castillo eran deficientes y los soldados escasos . El Lobo intentó aprovecharse de la vacilación y del temor que vio en los ojos de Peasely.
- Mi padre, el conde de Campion, está muy contento con el matrimonio. Ahora espera ansiosamente un nieto.
Esas palabras significaban que Marion contaba con la protección de la familia de Burgh y que podía estar embarazada. Y que la criatura que naciese de esa unión no sólo heredaría Campion y Wessex, sino también Baddersly, aniquilando todas las esperanzas de Peasely de convertirse en el lord del feudo que todavía controlaba.
Dunstan observó que Peasely había entendido el mensaje, porque ahora el hombre parecía al borde de un ataque de apoplejía . Eso sería tan bueno, tan conveniente porque le ahorraría el trabajo de tener que matarlo. Pero después de respirar profundamente varias veces , el tío de Marion logró recomponerse .
- Me gustaría hablar con mi sobrina - él declaró.
- Ella no quiere verlo.
- Tonterías - protestó Peasely, otra vez hablando en un tono pseudo amistoso . - Sólo quiero ver si Marion está viva y oír de labios de ella la confirmación de que se casó con vos. No creo que me rehuses hospitalidad en tu castillo.
Dunstan se quedó pensando . No pretendía dejar que Peasely llegase cerca de Marion, pero tampoco quería involucrarse en una batalla para la cual no estaba preparado. Si se rehusase al pedido de Peasely, el hombre podía decidir un ataque y era imposible prever el destino de Marion en caso que el castillo cayese. Dunstan sintió una opresión en el pecho cuando pensó en lo que podría suceder si ella quedase otra vez a merced de su tío, sola e indefensa.
Pero continuó mirando fijamente a Peasely, sin mostrar ninguna de esas dudas. Necesitaba ganar tiempo. Simon podría retornar en cualquier momento. Y también era posible despachar un mensajero a Campion, pidiendo ayuda a su padre . ..
Dunstan pasó sus ojos por los soldados de Peasely, pero siempre con cabeza erguida, sin dar la menor indicación de que no estaba en condiciones de enfrentar una fuerza tan numerosa. Después hizo un gesto con la cabeza en dirección a una colina distante.
- Sus hombres podrán acampar allí . Usted tendrá permiso para entrar en el castillo y hablar con mi lady, pero solo.
Peasely pareció confuso, como si no supiese qué paso dar. Perfecto . Dunstan creyó que tal vez fuese hasta mejor que ese hombre estuviese en el castillo, así podría observar todos sus movimientos . Separado de sus hombres, Peasely no tendría cómo ordenar un ataque.
El tío de Marion pasó la lengua por los labios.
- Naturalmente me permitirá que lleve algunos asistentes.
- Entrará solo. Y su capitán , ese que planea me matar, conocerá la comodidad de mi calabozo hasta que llegue el momento que ustedes partan .
Peasely buscó disimular su rabia, pero fue en vano, porque en ese mismo instante se enrojeció intensamente .
- No creo que...
- Esos son mis términos - lo cortó Dunstan.
Él sabía que la otra opción de Peasely era ordenar un ataque, pero esperaba que el tío de Marion, como tantos otros cobardes disfrazados de valientes , no tuviese coraje para hacer eso.
Dunstan permaneció inmóvil , manteniendo una mirada feroz sobre Peasely, hasta que el hombre asintió.
- Muy bien - él replicó , poco después volviéndose para hablar en voz baja con sus acompañantes más próximos.
Goodson fue entregado a los soldados de Dunstan y la tropa comenzó a alejarse en dirección a la colina indicada, dejando a Peasely solo.
- Estoy a tu merced , mi lord - dijo el tío de Marion, poniendo su caballo en movimiento. - Espero que no traiciones mi confianza.
Dunstan dirigió al tío de Marion una mirada de desdén. Por más que quisiese, no podía matar a sangre fría a un huésped del castillo. El rey no aprobaría eso. Pero la tentación era muy grande .
- Sólo le aviso una cosa - él dijo, mirando fijamente a Peasely. - Una sola agresión contra mi esposa y será hombre muerto.
Peasely soltó una risotada, aparentemente sin creer en la amenaza. Dunstan pensó en reveer la decisión tomada, pero se acordó que debía ser justo... algo que Peasely no había sido con él y con Marion en Baddersly.
- Está avisado, Peasely - él insistió . - Espero que no se olvide de mis palabras.
Poco después , se volvió para ordenar que los portones fuesen abiertos.

Marion quedó muerta de miedo. sabía que Dunstan no podía simplemente prohibirle la entrada de Peasely, pero cuando supo que su tío estaba en el interior del castillo sólo pensó en correr a su cuarto y quedarse encerrada allá. Tal vez debería haberse quedado en Campion.
Geoffrey la condujo al salón y ella sujetó el brazo de su cuñado con fuerza . La otra opción que tenía era salir corriendo. Geoffrey murmuraba palabras de ánimo, pero evidentemente también estaba temeroso. Poco después ellos entraron en el salón y ella no pudo pensar en nada más allá de la presencia de su tío.
Cuando lo vio ella se detuvo y se quedó mirándolo .
- Marion - dijo Peasely, con una dulzura que ella no recordaba haber oído en la voz de un hombre tan traicionero. - Cómo te va?
Por un instante Marion se quedó muda . Después bajó la cabeza, sumisamente .
- Estoy bien, tío.
Dunstan se apostó a su lado y comenzó a decir algo , pero Marion se sentía atontada y no entendía nada de lo que estaba siendo dicho. Intentó ganar confianza. El Lobo la protegería, aunque hubiese permitido la entrada de su tío . ..
La cena fue un acontecimiento extraño, En verdad era la primera vez que Marion hacía una comida en compañía de su tío. En Baddersly siempre comía en el cuarto, ya que, en opinión de Peasely, las mujeres debían tener todo el recato posible. Ahora todos esos recuerdos volvían con aterrorizante claridad . Aunque había estado en su propia casa, ella no había podido hacer nada, nada... nada. Y ahora, aún sabiendo que contaba con la protección de su marido y de sus cuñados estaba dominada por el miedo con sólo por estar en presencia de su tío.
Vagamente Marion oía la voz de Peasely, con una cordialidad que jamás había sido característica de él, preguntándole a Dunstan sobre el matrimonio, argumentando que autorización de él debería haber solicitado y que, como eso no había sucedido, lo consideraba una grave traición. De la misma manera vaga Marion presenció la reacción de los otros de Burgh, todos protestando y defendiendo a su hermano . Dunstan permanecía serenamente sentado al lado de ella. A veces Marion sentía la mirada de su tío pero mantenía la cabeza agachada. Cuando terminó de comer, pidió permiso para retirarse a su cuarto.
Dunstan la acompañó, poniendo una mano sobre le hombro de ella mientras caminaban hasta a escalera. No decía nada, pero era muy bueno sentir esa presencia protectora. Una vez en el , ellos se desvistieron al mismo tiempo, Dunstan a observando en silencio, pero sin esa mirada de hambriento deseo de otras ocasiones. Ahora sólo había ternura y solidaridad en los ojos del Lobo.
- Voy a echarlo - él declaró, finalmente. Marion se metió debajo de las sabanas .
- No. Debes hacer lo que consideres más apropiado. Yo estoy bien.
Dunstan se sentó en la cama y la miró con los ojos brillantes .
- Diablos, mujer! Es mas que claro que no estás bien. No sos vos misma. Estás actuando como un fantasma y no lo voy a aceptar. - Dunstan golpeó un puño cerrado sobre su rodilla . - Peasely se irá .
Dicho eso se acostó en la cama a su lado y la abrazó con una ternura casi inimaginable. Marion estaba intrigada. Desde que había llegado a Wessex, esa era la primera noche que el Lobo no le hacía el amor . En vez de eso sólo la abrazaba, y con tanta ternura que casi tenía ganas de llorar.
Poco después él levantó la mano para acariciar sus cabellos .
- Quiero verte feliz, Marion.
Marion respiró profundamente , esforzándose por no llorar . Amaba demasiado a ese hombre! Y era tan bello ser tratada por él con tanta ternura.
El Lobo había cambiado mucho, lo que no debía haber sido fácil para él ; un hombre acostumbrado a una vida dura. Antes él la trataba como si fuera un estorbo, una encomienda para ser entregada. Ahora la respetaba, oía sus opiniones , se preocupaba por ella. Y había llegado a declarar que quería que ella fuese feliz!
Dunstan , de hecho , le dedicaba mucha atención e incluso le demostraba... afecto .
Las lágrimas comenzaron a rodar por la cara de Marion cuando ella se dio cuenta que en verdad estaba recibiendo mucho de ese hombre. Él decía que no creía en el amor, pero eso , era tan importante? Tal vez ella debiese desistir de esa idea y debería aceptar lo que él le estaba ofreciendo. Aunque Dunstan la amase en ese momento , no había garantía de que eso duraría para siempre, pero lo que él demostraba ahora era muy parecido al amor.
Pensándolo bien, tal vez el Lobo estuviese ofreciendo lo máximo que podía dar. Sólo una loca no aceptaría eso.

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