miércoles, 27 de octubre de 2010

DIVINO TESORO - CAPITULO 3 - BETINA KRAHN

CAPITULO 3




Treasure pasó el resto de la noche caminando inquietamente en el granero, esforzándose por entender la bizarra experiencia que había tenido aquella noche. Había sido atrapada en la casa del barón por un hombre bebido, que la había acusado de estar robando y que había intentado forzarla a... a hacer algo que ni siquiera Pierre Fayette se atrevería a hacer. La rabia que la dominaba le impedía repara en otros detalles, como quién sería ese hombre y qué hacía en la casa del barón.
Lo único en que lograba pensar era que él la había besado como nadie jamás se había atrevido a a hacer . Pero, lo más perturbador era acordarse de las sensaciones que el beso había causado en ella. Nada, excepto la terrible fiebre del sarampión , que había padecido cuando tenía siete años, le había quitado la capacidad de pensar con claridad. Era demasiado humillante ! Nunca había entendido la emoción que acompañaba a los besos y todos los actos preliminares de la llamada "broma".
Cuando, hacia cuatro años, el barón la había sentado para explicarle lo que era la misteriosa “broma” a la que los muchachos se referían con sonrisas picaras, ella había sentido terriblemente decepcionada. Esperaba algo más exótico y no entendía el por qué de eso fascinaba tanto a la gente, a los hombres en especial.
De ese modo, pronto había dejado de se interesarse en ese asunto. Consideraba que la vida de una libre pensadora era mucho más interesante.
Estaba tan aturdida que cuando los primeros rayos de sol surgieron en el horizonte que suspiró aliviada. Esa mañana calurosa, que marcaba el final del primavera, y el principio del verano , Treasure se lavó en el riacho y trenzó nuevamente sus cabellos. Se sintió más calmada y , después de tomar el abundante desayuno preparado por la madre, salió a ver a los enfermos. Su lista de visitas comenzaba por el padre Vivant, en la iglesia de la plaza. Planeaba contarle todo lo que había sucedido ... O por lo menos, casi todo.
Caminando con la cabeza gacha, casi chocó con Johnny Cole. El y Pierre Fayette estaban parados en el medio del sendero de piedras que llevaba a la iglesia, conversando con un hombre que estaba de espaldas a ella.
— Esperen ... quién es esa muchacha? — preguntó el desconocido.
El extraño era alto, usaba botas y espuelas brillantes.
Treasure levantó la cara en el mismo instante en que él la sujetó por el brazo, y se asustó reconocerlo que era el mismo hombre que la había importunado en la biblioteca de la mansión de su fallecido mentor.
— Señor, esta no es la muchacha que busca — Pierre Fayette dijo riéndose. — Treasure no es una ladrona .
— No estés tan seguro , muchacho — afirmó Sterling Renville, encarando la cara delicada y los ojos violetas .
Perpleja, Treasure lo miró por entre las pestañas espesas. No lo había imaginado. Ese hombre era la imagen viva del barón.
— Suéltame! — gruñó ella, intentando desprenderse . — Cómo te atreves a tocarme?
Al oírla, Sterling no tuvo más dudas , ella era exactamente a quien estaba buscando. Esa voz era inconfundible,melodiosa y ronca, con un timbre muy peculiar.
— Es ella — el barón Renville gruñó entre dientes , al mismo tiempo que la empujaba más cerca de su cuerpo . — Reconocería a esta ladrona en cualquier lugar del mundo.
— Ladrona?! — Treasure casi gritó. — No soy una ladrona. Suélteme o lo pagarás muy caro por lo que estás haciendo. Lo juro! — Johnny y Pierre se reían descaradamente , y ella los miró indignada: — No se queden ahí parados, cretinos. Oblíguenlo a soltarme! — ella intentó patear a Renville, pero no tuvo éxito .
— Cálmate , muchacha. Vos no vas a ningún lugar — gritó él, colocándola sobre sus hombros fuertes, delante de Johnny y Pierre, que observaban todo demasiado atónitos como para interferir.
— Noooooo! — Treasure gritó.
— Oh, si, muchacha! La vas a pagar caro por haber entrado en mi casa medio de la noche por haberme atacado. Dónde está el sherif? — le preguntó a los dos muchachos que miraban la escena boquiabiertos.
— Bájame ya mismo , cretino! — Treasure gritó, dando golpes en la espalda del nuevo barón. — Te juro que te veré arder en el fuego del infierno... Te lo juro! — Miró una vez más a su alrededor, buscando ayuda. — Will Treacle...!! — ella llamó, reconociendo al hijo del ama de llaves que se aproximaba. — Will! Ve a buscar a tu padre... Rápido!
El chico corrió, dejando una nube de polvo detrás de si, mientras Johnny decía:
— No tememos sherif, barón.
— Y qué carajo hacen con los criminales en este lugar? — Sterling Renville preguntó, enfurecido.
Los dos muchachos intercambiaron miradas cautelosas. Cómo podrían decirle al barón que la persona que resolvía ese tipo de problema estaba justamente sobre sus hombros?
— Nosotros ... oh... Los mandamos a la filósofa y al padre Vivant — Johnny respondió, finalmente.
— Entonces vayan a buscarlos... ahora mismo ! — Cómo nadie se movió, se acercó a los dos jóvenes con un aire amenazador — Les dije que fuesen a buscar al padre o a...
— No será necesario, el padre ya está viniendo — Johnny señaló al hombre bajito, de sotana negra, que atravesaba la plaza.
Renville se dio vuelta para mirar al sacerdote quien gesticulaba, hablando cosas que no se podían entender considerando la distancia que los separaba. Acomodó a Treasure en su hombro y apoyó la mano en sus nalgas.
— Mi Dios! — el padre exclamó, con la cara enrojecida y la respiración jadeante. — Qué significa eso, señor? Cuál es el problema?
—Usted es el sacerdote? — Renville miró a Vivant con escepticismo. — Bien, me dijeron que aquí no tienen sherif. Aquí tengo a una ladrona que invadió mi casa anoche y exijo justicia. — Cuando terminó de hablar, puso a Treasure en suelo , entre él y el padre.
Aturdida, ella perdió el equilibrio y se cayó. Un murmullo general fue oído, y Johnny y Pierre dieron un paso atrás.
— Ladrona ?! — El padre Vivant miró alarmado al joven elegantemente vestido y muy parecido al viejo barón Darcy.
Aunque perplejo con la semejanza, el padre notó que Treasure todavía estaba en el suelo y trató de ayudarla a levantarse, pero Renville
la agarró por la trenza y tiró de ella , sin ninguna gentileza.
— Ayyyy! — ella gritó. — Soltame !!.
El Padre Vivant la tomó por la cintura, y Renville finalmente la soltó.
— Usted está equivocado! — exclamó el padre, pasando el brazo alrededor de los hombros de Treasure para protegerla.
— No hay ningún error — Renville apoyó las manos en su cintura. — Atrapé a esta muchacha robando en mi biblioteca anoche y , cuando intentaba impedírselo , ella me atacó. Quiero que sea castigada.
— En su biblioteca ? — El padre no sabía qué pensar.
— Yo estaba en la biblioteca del barón anoche — Treasure explicó, mirando a Renville mientras se defendía. — No podía dormir por el calor y fui a devolver unos libros que el barón había me prestado, entonces, este hombre apareció y me acusó de estar robando.
— Ella estaba robando ! — Renville repitió. — Ahora yo soy el barón, soy Sterling Renville, hijo de Darcy Renville. Llegué ayer ... aparentemente a tiempo de evitar que mi casa fuese saqueada.
— Hijo del nuestro buen barón? — el padre Vivant preguntó, arqueando levemente la ceja.
— Oh, padre. No le crea una palabra de lo que dice . — Treasure se enderezó , aunque supiese que la semejanza de ese hombre arrogante con el barón era una prueba que hablaba por si sola.
— Me importa un comino si me crees o no, muchacha. Es la verdad y eso es lo que interesa. — Renville miró al padre. — Exijo justicia.
Señor, conozco a esta joven hace muchos años... así como toda la comunidad. Sabemos, como usted también sabrá, que es incapaz de robar. Si ella dice que estaba devolviendo libros en la biblioteca de su padre, entonces es lo realmente estaba haciendo . Todos saben que el barón siempre le prestaba libros.
Hubo un murmullo general de confirmación, y Renville se dio cuenta que las personas lo observaban como si fuese el culpable de todo ese revuelo que se había armado en la plaza.
— Oh, si , por supuesto. Y ella devuelve los libros prestados en medio de la noche? Me está tomando por idiota?
— Treasure Barrett suele hacer cosas extrañas en ciertas ocasiones , y su padre estaba acostumbrado a sus idas y venidas. Además , no queda duda que, como el resto de nosotros, Treasure no estaba enterada de su llegada.
Renville observó la cara enrojecida de la joven, los ojos violetas y no tuvo fuerzas para desviar la vista. En vez de eso, estudió los labios rosados y la ropa sencilla que ella usaba. Era poco más de que una criatura, pero no había dado notado eso la noche anterior. Tal vez había estado demasiado borracho .
— Veo que ustedes — miró a la gente que lo rodeaba — quieren protegerla.
— No! — padre Vivant sacudía la cabeza en discordancia. — Estamos diciéndole la verdad, señor...
— Pregúntele si le falta algo de la casa ! — Treasure exclamó furiosa, cruzando los brazos sobre el pecho.
— Vamos, padre, pregúntele !
— Bien, eh ... le falta algo?
— Yo ... — Renvillese ruborizó. No estaba acostumbrado a que su palabra fuese cuestionada. Y encima por un grupo de colonos americanos. Cómo mierda podía saber que cosas había en la casa? No veía a su padre desde que era chico. — Yo... oh... Tendré que revisar la casa — él balbuceó.
— Ni siquiera sabes si algo te está faltando y me acusas de robo?! Sos un descarado !
Veo que todo esto sólo es un gran malentendido — afirmó el padre, mirando a Treasure, quien parecía a punto de atacar al hijo del barón. — Señor Renville, tiene la palabra de la Iglesia que esta muchacha es honesta. Lo máximo de lo que ella puede ser acusada es de invadir su propiedad. Y aún así, eso es perdonable, pues Treasure tenía el permiso de su amado padre para hacerlo. Usted podrá confirmar lo que digo con a
la señora Treacle y el viejo Bailey.
— Entonces, padre, ya que está tan involucrado, sería mejor que llamasemos a otra persona que resuelva ese tipo de caso.
— Quién era la otra persona que mencionaste ? — Renville miró a Johnny, quien inmediatamente miró al sacerdote y después, todos se volvieron hacia Treasure.
— La filósofa — afirmó Pierre, con un brillo pícaro en la mirada.
— Y dónde diablos podemos encontrar a esa filósofa? — Renville quiso saber.
— Aquí mismo. Treasure Barrett es nuestra filósofa—Pierre dijo, señalando a Treasure.
Renville abrió la boca creyendo que aquello sólo podía ser una broma de muy mal gusto.
— Esto es lo último que me faltaba! Vos!!! — señaló a Treasure —, trata de permanecer lo mas lejos posible de mi casa y de mi propiedad! Si te vuelvo a agarrar nuevamente, haré justicia con mis propias manos!!. — Diciendo eso, levantó los hombros y pasó por entre la gente en dirección al camino que llevaba a la mansión.
Treasure trató de seguirlo, pero le fue impedido por el sacerdote. Llevó un poco de tiempo para que el rubor desapareciese de sus mejillas y para que notase que toda la comunidad la miraba entre fascinada y ... Desconcertada.
— Estás bien , Treasure? — preguntó o padre.
— Si, padre, estoy bien . Parece que todos tendremos que tener cuidado de aquí en adelante.
El nuevo barón no era como su venerado padre, aunque fuesen muy parecidos físicamente. Y era mejor estar preparados para los cambios que seguramente estaba por venir . Pensando en eso, Treasure acompañó al padre hasta la iglesia.
La gente se dispersó para comentar lo sucedido en pequeños grupos. Johnny Cole y Pierre Fayette fueron al almacén de ramos generales para espiar a las muchachas que hacían compras con sus madres. Sin embargo, antes de desaparecer al final de la calle, Pierre miró nuevamente a Treasure, quien se apartaba, sintiendo una puntada de decepción porque todo hubiese terminado bien.
Nunca nadie se había atrevido a enfrentar a Treasure Barrett. La gente de Culpepper era gentil y siempre había respetado los dones de la joven que había crecido allí, pero el hijo del barón era diferente, y era obvio que los dos habían iniciado una silenciosa batalla, a la que él, Pierre Fayette, planeaba asistir .
Sterling Renville volvió a la mansión temblando de rabia. Se sentía contrariado e... impotente. Esa gente pueblerina protegía y reverenciaba a esa chica atrevida casi como si fuese una diosa. Treasure*, era como ellos la habían llamado. Qué nombre extraño! Treasure quería decir tesoro. Por qué carajo la considerarían un tesoro?
No le importaba. Él se vengaría. Después de cobrarse todo lo que la gente de la villa le debía, sería el turno de ajustar cuentas con ella, la muchacha a quien consideraban un tesoro...

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