lunes, 4 de octubre de 2010

NO SOY SANTA - CAPITULO 5 - PAULA REED

CAPITULO 5



La tripulación del Magdalena debería sentirse exultante al ver la cantidad de oro traída del barco pirata. Era verdad que la mayor parte de ese tesoro iba para el gobierno español y otra parte sería donada a la Iglesia, incluso así, el capitán le daría a sus hombres una fracción para ser repartida entre ellos. No sería suficiente para hacerlos ricos, pero les proporcionaría una vida con mucho más holgada . Pero en vez de festejar , estaban cabizbajos, tenían expresiones cerradas y evitaban mirar directamente a los ojos del exitoso capitán, pues creían que él tenía un pacto con el diablo .
Antes de ser llevados para a la bodega del barco, los cajones y baúles
eran abiertos delante de Diego o de Enrique y los dos hombres hacían el inventario de cada elemento que era mostrado. Durante ese trabajo se hablaba lo estrictamente necesario. Cuando los marineros abrieron los dos baúles con ropas femeninas, Diego les ordenó que los llevasen para su cabina. En ese mismo instante, se olvidó de las preocupaciones sobre las sospechas de sus hombres y su pensamiento se volvió hacia la mujer
que había aparecido en su vida de manera tan inusitada.
No dudaba que Mary Katherine le había sido enviada por Magdalena. Se había sentido inmediatamente atraído por ella, por su mirada, sus labios tentadores. Pero ... Una inglesa? O mejor dicho , una irlandesa? Esa era la cuestión: Mary Katherine no era española. Mucho menos una santa. Había usado palabras vulgares y había luchado como...
Bien , cuando la había visto con la espada en mano, los ojos brillantes, había quedado maravillado. Después, cuando la había cargado al Magdalena y la había dejado segura en la cabina, ella había posado en él sus ojos celestes y él había notado en ellos un fuego latente. Se había sorprendido al sentirse prisionero de esa mirada . No, decididamente, esa mujer no era ninguna santa.
Si Magdalena le hubiese prometido una amante, Mary Katherine 0'Reilly sería perfecta. Era ardiente, atrevida y valiente. Admiraba esas cualidades en una mujer, claro. Pero la santa le había prometido una esposa. Y una esposa debía ser sumisa, recatada, femenina y obediente . Cuando se casaba, una mujer virtuosa se sometía a la voluntad de su marido y eso la hacía feliz. Ella jamás le dirigiría miradas ardientes, capaces de hacerlo sentirse como si un fuego lo consumiese. Una esposa seguramente no tomaría una espada para clavar en el cuello de un hombre!
Admitía que, si Mary Katherine no hubiese actuado exactamente como había actuado , él estaría muerto. Pero Magdalena no le había dicho que una mujer desesperada recurra a medidas desesperadas?
Cómo podía ser tan insensible ? Esa pobre mujer se había visto obligada a tomar un arma por fuerza de las circunstancias. Debía estar aterrorizada. Una mujer podía ser, al mismo tiempo, casta y valiente. La valentía estaba entre las más nobles virtudes! Y esa mirada ardiente solamente significaba que ella sentía una fuerte atracción por el hombre que la había salvado de los piratas.
Diego reconoció que era grosería de su parte cuestionar la elección de Santa Magdalena por detalles triviales como la nacionalidad de Mary Katherine. La santa también le había dicho que sus dones no siempre eran bien aceptados. Había agregado que rechazarlos sería difícil. Cuando esa María Catalina* (* es la traducción al español de Mary Katherine) se calmase, su carácter dócil se haría manifiesto.
Nuevamente él pensó en esos labios tentadores y en el fuego que había en los ojos claros. Estaba tan absorto que hizo una seña para que se llevasen el cajón abierto sin mirar su contenido. Si . Tal vez no sería del todo malo que Mary Katherine conservase un poco de ese fuego.


Mary Kate frotó su cuerpo con jabón y agua de mar de uno de los baldes, después se secó con agua dulce de un balde mas chico . Por todos los santos, hacia mucho tiempo que no tenía esa agradable sensación de estar limpia! No se molestó cuando sintió las heridas de las muñecas arder en contacto con el agua salada.
Antes del baño había pedido a uno de los marineros que dejase en la cabina sólo el baúl con ropas de uso diario y que llevase el otro a la bodega . Una vez limpia, eligió con cuidado las ropas que iba a usar. No conocía bien las costumbres españolas , pero sabía que en España las muchachas solteras se vestían con recato, por eso escogió un vestido de algodón azul, bordado con flores delicadas. Era bien cerrado, tenía mangas largas, pero la blusa ajustada revelaba la belleza de su busto. Una elección perfecta.
Mary Kate pensó en sujetar los cabellos, pero se convenció que si los dejase sueltos, enmarcando su cara y cayendo sobre los hombros y la espalda , iba a parecer mucho más joven y desprotegida.
Finalmente la suerte le sonreía! Ahora, lo que tenía que hacer era representar el papel de la doncella desamparada y usar todo su encanto para conquistar al capitán. La tarea por lo menos sería muy agradable. Él era un perfecto caballero y atractivo como el pecado. Seducirlo sería un modo delicioso de pasar el tiempo. Si , iba a hacer todo lo que fuese necesario, sabría ser encantadora, y lograría embarcarse en otro barco cuyo destino sería Irlanda.
Para ganar más color en la cara, Mary Kate se mordió los labios y se pellizcó las mejillas. Se sentó en la cama y serenamente cruzó las manos sobre su regazo. Realmente, el capitán Montoya no tendría oportunidad de escapar.

Diego se detuvo en la puerta de la cabina . Sujetaba una bandeja con vino, naranja , queso y pescado salado. El cocinero había estado trabajando con la tripulación y no había tenido tiempo de preparar una cena mejor. Diego no se preocupó por eso. Dedujo que su huésped estaría hambrienta y disfrutaría esa comida. Dudaba que los piratas le hubiesen proporcionado comodidades . Armándose con su más encantadora sonrisa, golpeó levemente la puerta con la punta de la bota.
— Quién es ?
— Soy yo , Diego.
Mary Kate abrió la puerta y le sonrió al capitán, perturbándolo. Él tuvo
que sujetar la bandeja con fuerza para no dejarla caer ? La mujer
delante suyo tenía los labios rojos y levemente hinchados como si
hubiese sido besada apasionadamente y las mejillas estaban sonrojadas. Su vestido era perfectamente decoroso, pero dejó al capitán paralizado por un instante ante el encanto de esas generosas curvas.
? Ah, me trajiste la cena — observó Mary Kate mirando la bandeja y volviendo a sonreírle al capitán.
Instintivamente, Diego enderezó los hombros y levantó más la cabeza. Mary Kate se adelantó , quitó la carta geográfica de la mesa sobre la cual el capitán colocó la bandeja. Esa proximidad excitó a Diego. Había tenido una reacción semejante cuando Magdalena había aparecido en la cubierta del barco , en medio de la neblina. Nada más natural que un hombre quedase deslumbrado o excitado ante una bella mujer. Pero en el fondo , él
creía que debía ser más reverente , ya que esa Mary Katherine era un regalo de una santa. Por precaución , fue hacia la puerta de la cabina y la abrió .
? Estás viajando sin una dama de compañía y sólo hay hombres en este barco. Debemos pensar en tu reputación ? él explicó.
Para Mary Kate todo estaba perfecto. Estando la puerta abierta ella podría usar todos sus trucos femeninos para conquistar al capitán, sin correr riesgos. Era imposible confiar en los piratas, pero los hombres honestos que viajaban por mar trataban a las mujeres decentes con respeto. Incluso entre países con relaciones hostiles las mujeres eran protegidas por un código común de decencia universal.
? Me salvaste la vida , capitán. Eso me dice que puedo confiar en vos. En tu barco mi virtud estará protegida.
? Te aseguro , señorita 0'Reilly, que nada malo te sucederá. También serás bien tratada en Cartagena y nos ocuparemos de tu rescate.
Diego ofreció la silla del capitán a Mary Kate y , por su parte , se sentó en la silla que estaba cerca de la pared . La conversación sobre el rescate no le interesaba a Mary Kate. Sabía de la existencia de un protocolo entre países enfrentados , que regia el asunto. Proviniendo de la provincia de Ulster, ella estaba bajo jurisdicción británica, pero había sido secuestrada por piratas y ahora se encontraba bajo la custodiá de un capitán español. Por lo tanto, quien la recibiese de vuelta, tendría que pagar un rescate. Rescate ese que sería tratado entre los gobiernos de Inglaterra y España.
Con desenvoltura, Diego sirvió vino para los dos.
— Sé que pasaste por una terrible experiencia, señorita — él comenzó a hablar . — Pero espero que tengas fuerza para responder algunas preguntas.
— Si, por supuesto — Mary Kate habló distraídamente. Tenía los ojos fijos en las manos do capitán que se ocupaba en pelar las naranjas. Sus dedos eran largos, ágiles y elegantes.
— No quiero causarte más sufrimiento. Si el tema se pone desagradable, basta con decirme y lo interrumpiremos .
Mary Kate sintió rabia y sus ojos volvieron a la cara del capitán. El tema, sin duda, era desagradable, pero ella no era cobarde. Si había soportado tanto sufrimiento que hablar sobre lo que había sucedido sería lo de menos.
— Sos una mujer fuerte — comentó Diego. La observación sorprendió a Mary Kate.
— Cómo? Por qué dices eso?
— No te dejas abatir por el sufrimiento. En vez de eso, redoblas la apuesta y desafías la injusticia cometida por la gente que amas . Eso es bueno . Más tarde habrá tiempo para llorar, no?
Los que ella amaba? A quién diablos podría referirse?
— Creo que la rabia me ayuda a soportar mejor el dolor. Tal vez, cuando esté en casa...
Ella suspiró y aceptó la mitad de la naranja pelada que Diego le ofreció. Cada uno chupó la pulpa suculenta al mismo tiempo. Se le cruzó por la mente de Mary Kate que, si besase al capitán en ese momento, el beso tendría el sabor de la fruta. Durante todo el tiempo en que había permanecido en la casa de su abuelo había hecho lo posible para evitar los besos de los pretendientes ingleses de labios finos que parecían tan fríos. Pero no le molestaría ser besada por un español. Ansiaba descubrir si los besos de ellos eran mejores que los de los irlandeses. Bien, si tuviese que besar al capitán, haría eso solamente para persuadirlo de no dejarla en Port Royal. Sin embargo, no podía desviar la mirada de esa boca de labios sensuales. Oh, esa noche tendría que agregar una nueva columna al libro de registro de pecados .
Mary Kate se sintió victoriosa cuando el capitán carraspeó y desvió la mirada. Cada vez más ella se convencía de que el hombre delante suyo sería mucho más fácil de ser conquistado que los otros dos capitanes.
— Y dónde queda tu casa? — él quiso saber.
— Cerca de Londonderry. Iba a esa ciudad cuando, de repente, el barco fue atacado y me vi prisionera de los piratas.
Diego frunció la frente.
— A juzgar por la carga que los piratas robaron del Fortune, ese barco iba al Caribe. Había en la bodega barriles de vino, rollos de tela y mapas de las islas del Caribe. Un barco camino de Londonderry suele llevar azúcar, índigo, tabaco...
Mary Kate se mordió el labio y bajó los ojos como una niña tímida.
— Tienes razón, pero yo planeaba ir a Londonderry cuando llegase a Jamaica.
— Jamaica?
— Debes estar pensando que soy una estúpida o que estoy loca . Diego sonrió, amable.
He hecho el papel de tonto y de loco una o dos veces en mi vida.
Pues esta es la tercera, querido , Mary Kate pensó, retribuyendo la sonrisa dulcemente.
— Las cosas son un poquito más complicadas . Fui abandonada por mi prometido, un muchacho a quien le entregué el corazón y él me abandonó para irse con mi mejor amiga. Papá siempre me dijo que yo era una chica atolondrada e imprudente. Se me puso en la cabeza que no sería capaz de vivir en la misma aldea con ellos dos: mi antiguo novio y mi amiga. Escuché decir que decir que hay escasez de mujeres en el nuevo Mundo y arrastrada por el despecho decidí aventurarme . Pensé en casarme con un millonario y reírme de esos dos imbéciles que laburan como bueyes para cultivar su pedacito de tierra.
— Y entonces ?
— Sabes mejor que nadie que en un largo viaje en barco una persona tiene mucho tiempo para reflexionar. Pues bien , pensé mucho durante esas semanas a bordo del Fortune y cambié de idea. Mi padre es un hombre enfermo. Perdió a su esposa muy pronto y nunca más fue el mismo. Tengo una hermana más chica. puedes no creerlo , pero ella es todavía peor que yo . Más rebelde y audaz . Entonces comprendí que había sido muy egoísta; no debería haberlos abandonado. Justamente cuando había tomado la decisión de volver a casa, esos piratas malditos atacaron nuestro barco...
La historia que Mary Kate estaba contando no era completamente verdadera, pero ella verdaderamente se estremeció al recordar las escenas sangrientas que había presenciado .
— Tu familia permitió que viajases sola? Mary Kate vaciló. Tenía que pensar rápidamente y evitar historias que involucrasen maltrato y violación.
_ Mi criada personal me acompañaba , pero fue matada durante el ataque de los piratas — ella respondió , simulando gran emoción.
Allí estaba ella, Mary Kate pensó, en un barco, en alta mar, contando tantas mentiras. Si , por voluntad de Dios, ese barco se hundiese, ella moriría en pecado, pues no había un sacerdote para oírla en confesión. Hizo una plegaria mental:
“Señor, ten piedad de mi alma y permite que viva hasta poder confesarme. Te juro que la próxima vez confieso todo"
— Señorita 0'Reilly, creo que su padre, incluso siendo un enfermo, no dejaría que su hija partiese solamente acompañada por una criada, todavía más si ibas a encontrar un marido en una tierra tan distante y desconocida . Seguramente conoces a alguien en Jamaica.
La última cosa sobre la que ella querría hablar era sobre el prometido conseguido por sir Calder. YE un hombre como o capitán probablemente no creería si ella le contase que había decidido aventurarse por el mundo sin tener parientes o conocidos. Lo mejor sería fingir que no se sentía bien para continuar hablando ni para comer. La escena de la descompostura femenina siempre funcionaba. Entonces ,Mary Kate miró el plato con desagrado.
— Oh, capitán... — murmuró, su voz sumida.
— Lo lamento, señorita 0'Reilly, no debía haberte causarte más sufrimiento. Haremos una pausa. Ahora come para recuperar las fuerzas.
— No puedo .No me pasa nada por la garganta.
— Un pedazo de queso y un poco de vino te harán bien.
— Tal vez un pedazo de queso...
Hambrienta como estaba, Mary Kate se controló para comer el queso lentamente, cuando su apetito era suficiente como para devorarse toda la comida que había en la bandeja.
Del otro lado de la mesa Diego la observaba lleno de admiración. Mary Katherine realmente tenía todo lo que podría desear en una mujer. Era linda y delicada. Impetuosa, tal vez, para hacer lo que había hecho, pero , lo suficientemente inocente para no darse cuenta de los riesgos que había corrido. Debería estar profundamente agradecido. Magdalena había venido nuevamente a él para ayudarlo y para traerle una belleza a su vida. Sin embargo, algo en Mary Katherine 0'Reilly no le agradaba. En primer lugar, todavía no se había convencido de que una mujer que había sido capaz de matar a un pirata y que, en el fragor de la lucha, había proferido palabrotas , estaba huyendo de un novio infiel.
Tal vez no tuviese derecho a dudar de la generosidad de Magdalena, pero la actitud de Mary Katherine parecía afectada. Y su historia sonaba falsa.
— Capitán — Enrique lo llamó , habiendo aparecido en la puerta. Tenía en las manos varios pergaminos con el sello del lacre roto.
Diego se levantó y fue a conversar con su inmediato al pasillo . Habló con él en español, en voz baja, y en seguida empezó a leer los pergaminos en silencio.
Mary Kate aprovechó la ausencia del capitán para comer el resto del queso y chupar las naranjas. Cuando acabó, asumió de nuevo la actitud recatada e y tímida. Si el atractivo capitán fuese irlandés, ella se comportaría de otra forma. Coquetearía con él y lo provocaría hasta enamorarlo ; entonces conseguiría de él todo lo que quisiese. Pero este Montoya había sido tan amable, se mostraba tan ansioso por protegerla, considerándola una muchacha inocente y asustada. Entonces se había convencido de que sería mejor comportarse como una muchacha ingenua y desamparada.
Mary Kate tenía gran facilidad para captar lo que las personas sentían o deseaban. Era un talento natural que ella usaba sin remordimientos. Entonces , si quería agradar, actuaba de acuerdo con lo que esperaban de ella. En Inglaterra había sido diferente. Ella sabía lo que el abuelo y sus pretendientes querían y hacía justamente lo contrario para irritarlos y decepcionarlos . Incluso en su infancia, cuando se acercaba a su padre, descubría en segundos cual era su estado de ánimo : borracho feliz, borracho irritado o borracho melancólico. Dependiendo de su evaluación, decidía qué hacer: bromear, mantenerse a una distancia segura o procurar reconfortarlo. Bridget, para no correr riesgos, seguía el ejemplo de su hermana.

Oh, Bridget! Ella era demasiado previsible . Extremamente rebelde y contrera y muy fácil de manipular . Si Mary Kate quería que su hermana hiciese una cosa, bastaba con darle la orden para hacer lo opuesto. Si eso no funcionaba , ellas peleaban, se arañaban y se tiraban de los cabellos .
La familia 0'Reilly podía no ser perfecta, pero todos se amaban y Mary Kate extrañaba mucho su hogar , su padre y su hermana. Cuando su padre estaba borracho feliz, no había hombre más divertido que él. Bridget tenía la risa fácil y también le gustaba de pelear, pero era extremamente leal. Cómo estarían los dos? Durante los años en que se había ausentado de su casa había rezado todos los días por el bienestar de ellos.
Finalmente , el capitán volvió y se sentó de nuevo en la silla. Mary Kate lo observó, alerta. Él había cambiado. Su expresión se había puesto fría, indiferente y los ojos oscuros se fijaron en ella, escrutándola . Él sujetaba los pergaminos que el inmediato le había dado.
— Algún problema? — ella preguntó.
— Nada importante. — él esbozó una sonrisa que Mary Kate no consideró cordial. — Veo que solamente tienes un baúl y yo mandé que le trajesen los dos.
— Pedí que llevasen el otro a la bodega . Sólo contiene ropas de invierno y aquí ya está comenzando a ponerse cálido .
— Entiendo. Pero, dime, encontraste todas tus cosas? Había algo más allá de los dos baúles?
Mary Kate humedeció los labios nerviosamente . Estaba segura que él había encontrado la dote. Había descubierto el oro y ahora iba a enloquecerla con preguntas y cuestionaría la historia que le había contado.
— Bien, traigo una dote, por supuesto.
— Una dote para un marido desconocido que esperabas conocer?
— Exactamente .
— Una cantidad modesta, supongo. Después de todo , una familia rica y de elevada posición social jamás permitiría que una hija se embarcase en un barco acompañada solamente por una criada, para ir en busca de un marido.
Entonces sir Calder había sido un astuto. Había mandado sólo una suma insignificante, sin duda, con la promesa de entregar más cuando el bisnieto naciese. Este español ahora debía estar pensando si valdría la pena tomarse tanto trabajo para llevarla a su destino y recibir a cambio una suma tan pequeña .
— Si estás preocupado por el rescate...
El sonrió de nuevo, pero su expresión era pétrea. Mary Kate no tuvo duda que estaba pasando algo malo , pero era más grave que la cuestión del dinero.
— Una dote de unas pocas monedas de oro podría ser guardado en el otro baúl, no te parece ?
Oh, por todos los demonios , cuánto dinero el abuelo habría mandado?
— No sé cual es el valor de la dote.
— No lo sabes? Nunca la viste ?
— No ... No.
— Nunca miraste dentro del barril que tu abuelo mandó, de Inglaterra, juntamente con los baúles?
Ella podía jurar que había sentido cada gota de sangre drenarse de su cara.
— Mi ...? Abuelo...?
El capitán se irritó . Hablaba en voz alta y muy rápidamente en español. Mary Kate entendió sólo una palabra que él repitió varias veces: era el nombre de su barco. De repente, él se levantó y comenzó caminar en círculos , agitando los pergaminos y gritando. Estaba lívido y continuaba hablando en español.
— Mujeres! Santas o de carne y hueso, son imposibles. Difíciles de entender. Y es así como cumples tu palabra, Magdalena? — él gritó como si hubiese alguien delante suyo y continuó sacudiendo los pergaminos que Enrique le había dado . — Yo, como un estúpido , me arrodillo delante tuyo , obedezco tus órdenes, me arriesgo por me lo ordenas y vos me mandas esto? Esta mentirosa ? Bien, te lo digo, no la quiero! Puedes llevartela de vuelta!
Sin que Mary Kate lo esperase, él comenzó a hablar en inglés.
— Sabes qué es esto? — él sacudió uno de los pergaminos delante de Mary Kate. Ella abrió los ojos enormemente y la sacudió la cabeza, negando. — Es una carta de sir Calder Larcombe dirigida a Sir John Hartford. Tal vez los conozcas.
Diego colocó las manos sobre la mesa y se inclinó en dirección a Mary Kate.
— Voy a decirte una cosa que te tiene que quedar muy clara, yo no tolero mentiras.
— Lo que le voy a decirte ahora es la pura verdad. Nunca oí hablar sobre ese John Hartford, pero puedo adivinar quien es. Es el desgraciado mal nacido a quien mi abuelo le prometió mi mano.
— Ah! Nos vamos olvidando de la delicadeza y el recato!
— Mi abuelo no tenía derecho a prometerme en matrimonio con ese hombre!
— Qué dice tu padre de todo esto ?
La pregunta sorprendió Mary Kate. No había pensado en eso. Seguramente la voluntad de su padre tenía más peso que la del abuelo.
Ella abrió la boca para decir que su padre estaba en contra del casamiento y que sir Calder la había despachado a Jamaica sin conocimiento de su yerno.
Es mejor que no respondas. Será otra mentira. Todo está explicado en esta carta que sir Calder escribió para tu prometido y que puso en el barril con la dote. Los contratos están firmados y su abuelo dice en la carta que una copia fiel de otra tiene su abogado . No sé qué diablos está sucediendo aquí, pero ...
— Pero ?
— Pero no es lo que me imaginaba .
— Y qué te imaginabas ? — preguntó Mary Kate confundida, notando la expresión de tristeza y decepción del capitán.
Diego rumiaba su frustración. Qué había hecho para que ka santa se burlase de él de ese modo? Se acordó de la advertencia de Pablo. Y si sus visiones no eran de una santa ?
— Dime , realmente viajaste con una criada personal que fue muerta durante el combate con los piratas?
Mary Kate cruzó los brazos sobre el pecho y miró a Diego con rabia.
— No, nunca hubo una criada. Dime, qué piensas de sir Calder? Qué clase de hombre es capaz de poner a su propia nieta en un barco, en contra de su voluntad , engañándola , y sin nadie para hacerle compañía o reconfortarla?
Diego miró lo que había en la bandeja.
— Acaba de comer. Voy a ver como está tu cabina; después mandaré a buscar ese baúl.
Mary Kate suspiró.
— Supongo que ahora me odias .
? No me gustan los mentirosos.
— Qué habrías hecho si te hubiese dicho la verdad desde el principio?
— Habría hecho exactamente lo que voy a hacer ahora. Te mandaré con un amigo que vive en Cartagena. Él se ocupará de que viajes a Port Royal donde tu prometido te está esperando .
— No puedes mandarme con un hombre que nunca vi.
— Lo lamento, pero perteneces a ese hombre , señorita 0'Reilly.
— No escuchaste ni una palabra de lo que dije ? Yo no le pertenezco ! No soy un objeto o una propiedad, capitán! Qué vas a ser de mi padre y de mi hermana ? No mentí cuando hablé de ellos. Mi padre está enfermo y Bridget me precisa !
— Si tu padre consideró que mejor que viviese con el padre de él...
— Sir Calder es padre de mi madre. Él no quería a su propia hija !
— Pero le hecho es que tu padre le confiase a su suegro la tarea de arreglar un marido para vos. En España una hija no cuestiona las decisiones de sus padres.
— Permíteme dudarlo . Una hija puede no decir lo que piensa o lo que siente, pero cuestiona todo dentro de su corazón. Yo los conozco a ustedes, los hombres. Ustedes creen que hay dos tipos de mujeres. Las sumisas que hacen todo lo que los hombres quieren , que no tienen sueños o esperanzas; y las que son como yo , voluntariosas, luchadoras , que son consideradas una piedra en el zapato . Pero la verdad es que nosotras, las mujeres, somos todas iguales. Sólo que unas esconden sus sentimientos y opiniones mejor que otras. — Mary Kate inspiró profundamente . — No lo entiendes, capitán? Todo lo que quiero es volver a mi casa!
— Uno de mis hombres vendrá a buscarte cuando tu cabina esté lista — Diego respondió secamente. Se curvó levemente y salió al pasillo.
— Hijo de puta ... — Mary Kate tomó una naranja y la lanzó con toda su fuerza en dirección a la puerta, pero erró en la puntería. Al verla estrellarse contra la pared , lamentó no haberle acertado a ese cretino.
Hombres! Ingleses, españoles, hasta los irlandeses, eran todos iguales. Creían que las mujeres calladitas, puras y obedientes estaban talladas para hacer un perfecto matrimonio. Las otras, apasionadas y desafiantes, no servían para casarse. Y con esas ellos se divertían.
Mary Kate sonrió perversamente y probó el pescado . Demasiado salado , un sabor muy fuerte. Para refrescar su boca, tomó vino.
Capitán Montoya . Y pensar que había deseado besarlo. Pero ahora que lo conocía mejor, quería poner distancia con él. Ese capitán español era tan arrogante y engreído como cualquier inglés. Le vino a la mente el nombre de John Hartford, su "prometido", y se estremeció. Una idea se formó en su mente. Un prometido jamas aceptaría a una mujer que había sido deshonrada. Entonces ella podría volver a su casa. Y cuando estuviese en Irlanda, los dos hombre que habían sido testigos de su vergüenza estarían muy lejos y nunca más volverían a verla.
Mary Kate terminó de comer y de tomar o vino. Ese había sido un día largo y lleno de emociones fuertes. Como de costumbre, ella revisó los pecados cometidos ese día, para registrarlos en el libro de contabilidad.
— Vamos a ver — ella contó con los dedos —, Cuatro mentiras, la muerte de un pirata, una blasfemia... Es lo que recuerdo. No, voy a escribir dos o tres por si me estoy olvidando. Un pensamiento impuro...

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