domingo, 24 de octubre de 2010

NO SOY SANTA - CAPITULO 30 - PAULA REED

CAPITULO 30




Mary Kate partió después del desayuno, así sólo tendría que comer una vez durante el viaje. Incluso viajando en un carro tirado por un burro, llegaría a Carndonagh a tiempo de encontrar a Diego y cenar juntos.
El camino era largo y sin tránsito y sólo se detuvo cuando la naturaleza se lo exigió. Como nunca había ido a Carndonagh, cuando llegó a una bifurcación del camino, tomó la senda equivocada y tuvo que volver. Llegó a la noche a un antiguo pueblo que estaba muy tranquilo , no se veía a casi nadie en las calles, pero había movimiento en los establos y pubs. Miró en dirección al puerto y vio muchas lamparas encendidas en los barcos, pero no era posible reconocer al Magdalena en la oscuridad.
Seguramente Diego la había esperado hasta que oscureció y había vuelto al barco, pero por la mañana estaría en tierra nuevamente. Se le ocurrió que debería ir a la iglesia, pues Diego nunca dejaba de entrar en una iglesia siempre que anclaba. Guió al burro al patio de un establo público y bajó del carro. Iba a llamar alguien para ocuparse del animal cuando oyó una voz profunda detrás de ella preguntando:
— En qué puedo servirle, señorita?
— Diego!
Mary Kate se arrojó en sus brazos con tanto ímpetu que él perdió el equilibrio y dio un paso atrás . En seguida, la apretó contra el pecho y ambos se besaron apasionadamente queriendo compensar el tiempo perdido. Ella se embriagó con el olor de él, mezcla de vino y verbena. Ambos sentían el cuerpo ardiendo de deseo y sus cabezas girando.
El sonido de otra voz hizo que se separasen.
— Ar mhaith leat seomra?
Un irlandés que estaba atrás de los dos sonrió y señal una posada del otro lado de la calle.
Mary Kate conversó con él y el hombre se alejó .
— Qué dijo ? — Diego quiso saber.
— Es el dueño de esa posada y preguntó si queríamos un cuarto. Le dije que si.
— Sabes que es muy difícil encontrar a alguien que hable inglés en esta ciudad?
— Puedo imaginarlo. Ellos sienten orgullo por preservar la lengua y las costumbres galesas.
Diego ayudó a Mary Kate a desamarrar el burro del carro y llevó al animal a uno de los compartimentos.
— Reservé un solo cuarto — Mary Kate comentó cuando atravesaba la calle con Diego.
— Eso significa algún tipo de compromiso?
— Si recuerdo bien , Diego Montoya, tu sentido de honor sólo te permite tomar la virginidad de una mujer si estás casado con ella.
— Y eso no cambió, María Catalina.
— Si piensas que pretendo acostarme con vos , aceptando lo que me ofreces sin darte nada a cambio , estás muy equivocado!
— Quiero mucho a cambio .
— Lo tendrás a su debido tiempo. Ahora vamos a cenar. Estoy hambrienta.
— Tu estomago tendrá que esperar. Ven . — Diego le dio la mano y la llevó
a la calle principal del pueblo .
— A dónde estamos yendo? La posada queda allá .
— Cerca de aquí hay una iglesia muy linda, con una cruz de piedra que, según me han dicho , tiene mil años. Vamos a casarnos .
— Es una idea maravillosa, pero no tenemos el permiso. Diego no dijo nada. Solamente sacó del bolsillo un pergamino y se lo entregó a Mary Kate.
— Qué es esto?
— Un permiso de casamiento.
— Cómo es posible?
— El obispo de Cadiz escribió un documento que permite nuestro casamiento sin la publicación de las proclamas. Hoy, mientras te esperaba , conseguí el permiso con el padre de esta iglesia.
— Pero el documento es de Cádiz.
— La Iglesia es la Iglesia en cualquier parte del mundo.
— Y el padre de aquí entiende el español?
— El documento está escrito en latín. El casamiento será celebrado durante la misa, en latín , como en tu tierra y en la mía.
— Y será válido? Tendremos que hacer los votos.
— Solamente tendremos que hacer asentir con la cabeza, lo que significa "si " tanto en galés como en español.
Mary Kate miró su ropa sucia y arrugada por el viaje y sus zapatos rústicos. Dios! Y los cabellos? Debían estar hecha un horror. Pasó la mano en el cabello y constató que las hebillas, por lo menos, estaban en su lugar.
— Estás linda.
— No lo estoy . En mis baúles hay vestidos más bonitos que este. Me parece mejor volver. No me demoraré.
Diego la abrazó y la besó ardientemente. Después comenzó a susurrar en español palabras apasionadas que ella ya conocía, dejándola jadeante y excitada.
Pensándolo bien, nadie de mi familia ni conocidos estarán presentes. La ropa no hará diferencia — ella dijo con una voz todavía un poco temblorosa. — Vamos.

Una hora después de haber entrado en la iglesia, haberse confesado y asistido a misa, Mary Kate y Diego se besaron apasionadamente , sellando las promesas de matrimonio. Cuando se despidieron del padre, este los siguió con la vista y sacudió la cabeza. Ahora entendía por qué el obispo español había la necesidad de apresurar el casamiento de estos dos. Era evidente que un período de cuatro meses en el mar, juntos, había sido demasiada tentación para una pareja tan fogosa!


Camino a la posada, tomados de las manos , Mary Kate sentía su corazón latiendo tan fuerte que podría acompañar el ritmo de una animada danza irlandesa, y sus pies casi comenzaron a dar los saltitos del baile. Diego sintió la energía nerviosa en la mano de ella.
— Tienes miedo ?
— No! Sólo estoy ansiosa y casi muriéndome de ganas de estar finalmente, juntos.
— Una novia debe parecer tímida.
— No soy santa, nos yo tímida y no tengo miedo ! Ya me acosté desnuda con y hasta te permití que me besases entre...
— Shhh!
— Qué pasa? Estamos en la calle, pero nadie aquí habla inglés. Si quieres, comienzo a gritar en galés para los que quieran oír.
— Sabes lo que sos , Mary Katherine?
Ella esbozó una sonrisa con ek más puro orgullo femenino.
— Si . Una desvergonzada!
— No. Sos algo llovido del cielo.
— Oh! — Mary Kate tomó la cabeza de Diego para besarlo. — Y muchos que me consideraban una diabla.
— Solamente sos un poquito mala .
— Lo era. Hasta esta noche. Diego levantó as cejas.
— Conseguí domarte?
Mary Kate metió la mano dentro del saco de él, deslizó la mano dentro de la cintura de los pantalones y acarició la región púbica.
— Ja! Esta noche voy a ser mucho mas mala . Mucho mas desvergonzada.
Caramba! — él exclamó y apresuró el paso.

Entraron en la posada y le pidieron al propietario que les enviase al cuarto una bandeja con pan , carne fría y vino. Mary Kate también se acordó de pedir agua caliente para un baño.
El cuarto era muy pequeño. Sólo la cama ocupaba casi todo el espacio. Pero eso no importaba. Para los recién casados la cama era es el mueble más importante del mobiliario . Diego fue al establo público para buscar ropa para Mary Kate, que estaba los baúles, en el carro, y cuando volvió la encontró preparándose para entrar en la bañera . Sobre una mesita, en un rincón , estaba la bandeja con comida que habían pedido.
— Qué rapidez de servicio — él se extrañó .
— La esposa del propietario me dijo que ya había calentado el agua para ella y cuando nos vio yendo a la iglesia, adivinó que íbamos a casarnos, por eso, me cedió el agua de su baño . Hasta me regaló un pedazo de jabón perfumado con lavanda.
— Ella fue muy atenta. — Diego se aproximó a Mary Kate para desatar las cintas del vestido, pero ella le golpeó la mano .
— Estoy sucia. Sólo puedes tocarme después del baño.
Diego se sentó en la cama y se quedó mirando a su esposa quitarse prenda por prenda del vestuário. Había imaginado pasar la noche de bodas intentando convencer a una doncella tímida que se escondería debajo de las mantas, roja de vergüenza, de desvestirse para él. Bien, estaba siendo muy excitante observar esta escena. Cortó un pedazo de carne asada y se lo llevó a Mary Kate. Ella lo comió y se sacó la enagua . Diego le llevó el vino a los labios y esperó que ella lo sorbiese, después lamió el resto que había escurriéndose en el mentón , saboreando el gusto de la bebida y de la piel levemente salada.
— Humm — ella murmuró. — Si continuas haciendo eso , voy a acabar desistiendo del baño.
— Ni pensarlo .
Mary Kate acabó de desvestirse y entró en la bañera de metal. Diego se quitó el saco, enrolló las mangas de la camisa y se arrodilló cerca de la bañera. Formó espuma con el jabón de lavanda en sus manos y frotó a Mary Kate lentamente, con movimientos sensuales, excitándolos a ambos . Cuando terminó, ella se puso de pie y él la secó , acompañando, fascinado, el agua escurriéndose en sendas que brillaban con la luz de la lampara de aceite . Sin poder resistirse , sujetó la cara de ella entre sus manos y la besó .
Excitado, Diego comenzó a besarle todo el cuerpo . Podría haberla besado hasta dejarle la piel seca, mas, pero acordándose que ella estaba hambrienta, la sacó del agua, la envolvió en la toalla y se sentaron a la mesita. Comieron muy poco.
En realidad, tenían otro tipo de apetito . Diego la cargó a la cama. Iba a sacarse la ropa, pero Mary Kate se sentó , quitó la camisa de dentro de la cintura de los pantalones y lo ayudó a acabar de desvestirse . Una oleada de lujuria lo dominó ante el asombro de Mary Kate al verlo desnudo. Sin poder contenerse , ella agarró fascinada su miembro , y con algunas indicaciones de su marido, lo excitó , lamió y besó , dejando a Diego al borde de la agonía . Se acostaron sin interrumpir las caricias mutas, ambos hambrientos de placer, insaciables, y queriendo más. Se le ocurrió a Diego que los hombres en general enaltecían demasiado a las vírgenes tímidas y recatadas. Nada como una mujer ardiente y desinhibida para excitar a un hombre. Mary Kate disfrutaba el contacto del cuerpo musculoso contra el suyo
— Di que sos mía — él susurró, intensificando las caricias.
— Soy tuya y siempre lo seré — ella murmuró con la respiración entrecortada, perdiéndose en un mar de placer.
El la besó apasionadamente , pero temiendo ser demasiado violento, pues ella era virgen -
— No quiero lastimarte — él murmuró. La voz de ella sonó mucho más alta.
— Nada de esa mierda de esperar , Diego Montoya, no aguanto más. Ahora! él la penetró con una sólo arremetida y ella sofocó un grito de dolor.
— Disculpa ... — él comenzó decir.
Pero Mary Kate sentía la necesidad de algo que era más urgente y mucho más torturante que cualquier dolor. Levantó las caderas contra las de Diego sin importarle el dolor producido por la nueva estocada.
Diego estaba perplejo, maravillado, perdido. Sujetó la cara de ella entre sus manos, la besó con la misma ferocidad con que le había sacado la virginidad , entendiendo por el modo en que Mary Kate había arremetido contra él, que ella no podía estar tan dolorida. Cuando levantó la cabeza, Mary Kate murmuró palabras que eran una mezcla de inglés, español y galés , al mismo tiempo que impulsaba con las caderas hacia arriba, acompañando los movimientos de Diego y contrayendo su musculatura, apretandolo contra si, hasta que él derramó dentro de ella.
Diego cayó sobre ella quien también estaba completamente exhausta por el estallido de excitación . La segunda cosa más maravillosa del mundo era sentir el peso de su hombre sobre ella, exhausto, sudado y saciado, Mary Kate pensó. La primera era esa cabalgata voluptuosa que los hacía alcanzar las estrellas.
— Te estoy aplastando ? — preguntó Diego comenzando a levantarse.
— No te atrevas a levantarte — ella protestó empujándolo y mordisqueando su labio .
Diego se apoyó sobre sus codos para estudiarla, pero mantuvo el resto del cuerpo sobre el de ella. — Te quiero.
— Eso quiere decir que me deseas, me amas o me necesitas?

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