sábado, 23 de octubre de 2010

NO SOY SANTA - CAPITULO 27 - PAULA REED

CAPITULO 27

En la capilla sólo estaban Mary Kate y el padre Brendan. El pequeño altar de piedra, con bellos tallados célticos, no podía ser comparado con el altar de la catedral de Cartagena. En la modesta capilla no había oro ni púlpito de mármol , pero era íntima y familiar.
— Intenta arrepentirte , Mary Kate — le aconsejó el sacerdote.
El Padre Brendan todavía era joven , no había llegado a los cuarenta años y Mary Kate solía hablar con franqueza con su confesor.
— No puedo, padre Brendan. Si tuviese la oportunidad, haría todo nuevamente. Pero esperaría a estar casada.
— Por lo menos te arrepientes de haber cometido esa falta sin la santidad del sacramento del matrimonio.
— Supongo que si .
— Qué planeas hacer, ahora que volviste ?
Mary Kate suspiró. En esos días todo la hacía llorar.
— Voy a ayudar en casa. Bridget no puede trabajar tanto por su embarazo. También planeo visitar a los arrendatarios.
— Pero eso no te hará feliz.
? Alguna vez fui feliz? No recuerdo haberlo sido. Creo que sólo me imaginaba que era feliz.
__ Siempre fuiste una chica diferente. Querías ser diferente. Eras muy brava, explosiva. Ahora todo está más tranquilo en tu casa, tendrás menos responsabilidades y menos motivos para despertar tu rabia.
?Tiene razón, padre. Estoy triste, no sé qué hacer de mi vida. No puedo volver atrás. No tengo dinero para ir a la Habana y , si lo tuviese, podría ser que no encuentre a Diego. Cómo me mantendría se tuviese que quedarme esperándolo durante meses? Ni siquiera sé hablar bien el español .
— En ese caso, quédate aquí. Dale tiempo al tiempo. Date un tiempo a vos misma. Sos joven.
— Es lo que voy a hacer. Gracias, padre Brendan.
Mary Kate dejó la capilla sintiéndose frustrada. No encontraba consuelo en la iglesia. Ya hacía cinco meses que había dejado Jamaica y el dolor que sentía no cedía . Ni todo el tiempo del mundo podría mejorar su estado de ánimo, mucho menos reparar el error que había cometido. La idea de haber perdido a Diego era la causa de sus noches de insomnio y del peso en su corazón durante el día. No solamente lamentaba la pérdida de su gran amor; también extrañaba el mar, y siempre que las nubes cubrían el cielo de Irlanda, ansiaba ver el sol generoso del Caribe.
En vez de ir a su casa, Mary Kate entró en el cementerio que quedaba en los fundos de la capilla. Quería hacer una oración para su mamá que estaba enterrada allí , a la sombra de un gran roble. Hizo una plegaria en silencio, después miró el cielo y murmuró:
Magdalena, ayudame.

Diego se sentó en el escritorio en su nueva oficina. No era grande pero estaba bien amueblada y el piso brillaba con mosaicos de la más alta cualidad. Un oficina que revelaba el éxito de su propietario.
Sus libros de contabilidad registraban ganancias. Todos sabían que Diego Montoya era un hombre en quien se podía confiar. Sus ropas eran elegantes y confeccionadas con las telas más finas y en su billetera había dinero suficiente para un pagar un gran banquete. Pero él no tenía hambre; no había nadie que pudiese apreciar el corte de su saco; la oficina era lujosa, pero estaba vacía.
La puerta se abrió y vio a una mujer desconocida. Tenía cabellos lacios y oscuros, ojos almendrados y la piel morena. La desconocida le sonrió a Diego.
— Tienes una linda oficina.
— Perdóneme, madame, la conozco?
— Claro que si. Vamos, Diego, sabe muy bien quien soy .
— Magdalena?
— Te extrañé .
— Yo estoy siempre aquí. Sos vos quien aparece y desaparece, de acuerdo con tus caprichos.
— Si, pero los dos debemos reconocer que interferí demasiado en tu vida. Mi papel solamente es interceder por vos.
— Interceder por mí ante de Dios? He pecado tan gravemente contra el señor?
— No. — Magdalena se rió y miró a su alrededor . — Entonces es así como imaginas que será tu oficina?
— Estoy imaginando esto?
— Tener una oficina como esta y un negocio próspero es tu sueño. Tendrás todo eso, pero después de algunos años de mucho trabajo.
? Por qué viniste ?
? Ya te dije . Vine como tu intercesora. No entre Dios y vos . No se te ocurrió pensar que Mary Kate ya tuvo tiempo de sobra para reflexionar sobre la decisión que tomó ? Ella volvió con su familia y no está feliz.
Magdalena desapareció.
— Espera ! No terminamos de hablar ! Qué debo hacer? Mary Kate vive en un área controlada por los ingleses. Ni siquiera sé donde queda su aldea. Voy a partir con destino a Habana mañana e Irlanda está fuera de mi ruta. Tengo muchas responsabilidades y deberes!
Diego no oyó la voz de Magdalena, pero sintió como si alguien le susurrase: "Un hombre que tiene que enfrentar tantos obstáculos, se levanta mas temprano de la cama”.
Diego abrió los ojos. Todavía era de madrugada, pero se levantó , encendió un lampara de aceite y desenrolló los mapas. Necesitaba estudiar la ruta a Londonderry.

La Virgen María y Magdalena observaban Diego a la luz de la lampara.
— Muy bien , María Magdalena — aprobó María.
— Como pediste , no interferí en la vida de él. Pero no podría facilitarle el viaje a Londonderry, concediéndole vientos favorables? Sería un modo de compensarlo por el tiempo perdido.
— Quien quiere algo , debe esforzarse para conseguirlo .
— Incluso con algo de ayuda, él tendrá que esforzarse — alegó Magdalena.
— Y también correrá riesgos. Vos ya hiciste tu parte. Vamos, María Magdalena.
— No se cansa de siempre tener la razón ? María sonrió.
— Nunca.


Mary Kate fue al pescadero a comprar mejillones, a la vuelta se detuvo en el pub de Jack Roche para recoger la correspondencia. Había una carta de sir Calder y un pequeño paquete venido de Londonderry. Era azafrán que ella había encargado, pues no había encontrado ese condimento en la aldea. Guardó el paquetito en el bolsillo del delantal y examinó el sobre. La carta estaba dirigida a Bridget y Conor. Tuvo ganas de romper el sello. A Bridget no le importaría. En el pasado su hermana habría hecho una escena.
Todos en la aldea comentaban que Bridget había cambiado. Estaba más madura, era responsable, excelente ama de casa y perfecta contadora. Aunque Mary Kate había descubierto en las cuentas - con perversa satisfacción- algunos errores de su hermana. Y aunque Bridget perdía la paciencia y tenía respuestas mordaces en la punta de la lengua cuando alguien la irritaba. Conor tenía la paciencia de un santo. Dios lo bendijese. Estaba loco por su esposa. Uno de los motivos de esa pasión de su cuñado, Mary Kate la entendió muy pronto . Sería imposible no oír el ruido en el cuarto de al lado durante la noche. Y Bridget - con todo ese ardor – estaba en el sexto mes de embarazo!
Mary Kate entró en el jardín y vio a Bridget en la puerta.
— Cuánto tardaste! Yo aquí esperándote y vos con esa calma. Estoy a punto de estallar.
Menos mal que no había violado el sello, Mary Kate pensó. Su hermana no estaba de buen humor. Ella le entregó la carta.
— La próxima vez las compras las haces vos.
— Estoy con esta barriga enorme. Deberías ser más gentil conmigo. Y sé que fuiste al centro sólo porque querías recoger tu encomienda. Llegó?
? Aquí está. — Mary Kate sacó el paquetito del bolsillo del delantal.
? Azafrán! — Bridget exclamó con poco entusiasmo . — Te parece que es mejor que la vieja y querida sal?
Mary Kate no respondió y fue a la cocina. Era mejor vivir en armonía. Bridget la siguió . Rompió el sello y comenzó a leer la carta de su abuelo.
— Oh! Recién ahora sir Calder se enteró que tu barco fue atacado por piratas. Él cree que estás muerta.
— Deja que pienses eso .
— El abuelo también dice que, si nuestro bebé es varón , el título será de él.
— Un título de baronete! Qué sofisticado! — Mary Kate habló con desdén.
— Nuestro hijo también heredará la casa y las tierras. Está escrito aquí.
Mary Kate tomó unas papas para pelar, después sacó agua de un balde y la volcó en una olla.
— Bien, el solar y las granjas , ya es algo.
Qué crees que sir Calder va a hacer cuando descubra todo lo que
hiciste ? — Bridget preguntó , preocupada.
— Qué hice? Realmente creías que me iba a casar con ese inglés inmundo?
La expresión de Bridget se suavizó .
— No. Hiciste muy bien en huir. Sólo temo la reacción de sir Calder.
— Yo también . — Mary Kate colgó la olla en el gancho, sobre el fuego.
Bridget dobló la carta.
— Ese inglés inmundo probablemente le va a escribir a sir Calder contándole lo que sucedió.
— Ya le debe haber escrito. Pero él no puede saber a donde yo fui. Recuerdas que embarqué en Tortuga?
— Pero sir Calder puede aparecerse aquí.
— En ese caso, tenemos que mantener la casa en orden y las tierras produciendo. Mientras esto dé ganancias , a sir Calder ni se le ocurrirá hacernos una visita.
— Y vos podrás casarte con un pescador u otro hombre de tu agrado.
— Si — Mary Kate concordó.
Pero la idea la entristeció mas que nunca. Un pescador era un pobre substituto para un capitán y dueño de un barco.
Una hora después, todos estaban sentados a la mesa, cada uno mirando lleno de sospechas el plato delante suyo con papas amarillas, pollo y mejillones.
— Bien, este es un plato nuevo, Mary Kate — observó Conor.
— Si . Aprendí esa receta en uno de mis viajes.
— Por qué las papas están amarillas? — Dylan preguntó .
— Azafrán — Bridget respondió clavando un pedazo de papa y examinándolo de cerca.
Conor llevó a la boca un poco de esa extraña mezcla, la masticó y la tragó- lentamente.
— Cuál es el nombre de esto?
— Paella. Un plato español. Pero yo le hice una adaptación. Dylan también probó un poco de la paella y se encogió de hombros .
— Un poco extraño, pero no es terrible. Bridget comió la papa y comentó :
— Los españoles no saben nada sobre papas. Mary Kate se puso tensa .
— Ellos descubrieron la papas, Bridget. Sir Walter Raleigb las trajo a Irlanda mucho después que los españoles las descubrieron . En España la paella se hace con con arroz.
— Arroz! Por qué hiciste este plato con papas? — Dylan preguntó.
— De dónde iba a sacar arroz? — Mary Kate sintió su cara arder. La papa podía no haber sido el mejor remplazo , pero ellos deberían agradecerle por la posibilidad de probar un plato exótico.
— Ella tiene razón. — Bridget concordó. — No cultivamos arroz en Irlanda. Todos saben que los arrozales hay malaria.
— Diego dice que eso es una tontería . Ellos cultivan arroz en España.
— Estamos en Irlanda, no en España — Bridget retrucó. Conor sacó un mejillón de su concha.
— No está mal. Es un plato diferente.
Mary Kate sólo comió un poco de lo que tenía en el plato. Había perdido el apetito . Pero su cuñado tenía razón. No estaba mal . Pero no era paella, y había tantas cosas que ella jamás volvería a probar nuevamente. En Londonderry no sería posible encontrar cocos, bananas, o la mayoría de las comidas que había hallado deliciosas en el Caribe.
Después de la cena ella para a la biblioteca. Se sentó en el escritorio y abrió un cajón sólo por curiosidad.
— No encontrarás whisky ahí, si es lo que estás buscando — dijo su padre que estaba en la puerta.
— Por el momento nada me empuja al alcohol , papá.
— Continua torturándote que acabarás adquiriendo el vicio.
— Estoy bien, créeme.
Dylan entró en la biblioteca y se sentó en el borde del escritorio.
— No, vos no estás bien. Sufres por algo que perdiste . Negar lo que sientes sólo te hace mal, mi hija.
— Papá, si te dijese que no quiero estar aquí?
— No precisas decirlo . Eso es obvio.
— Me odiarías si me marchase?
— Qué quieres de la vida, hija?
— Quiero ver el mundo. Quiero vivir en el mar.
— Eso es algo difícil de lograr, viviendo en una granja.
— Es verdad. Por eso voy a vivir en Londonderry. Me conseguiré un empleo y después un marido que pueda llevarme de vuelta al mar.
Dylan se levantó , sacó a su hija de la silla y la abrazó con fuerza.
— Te extrañaremos , Mary Katherine.
Yo también los voy a extrañar a todos, papá.
Era increíble, ella pensó, todavía extrañaba el olor a whisky.

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