domingo, 24 de octubre de 2010

NO SOY SANTA - CAPITULO 29 - PAULA REED

CAPITULO 29



Salvador se aproximó vacilantemente a Diego . — Capitán, sé que no quiere cambiar los planes, pero cómo podemos pasar por ese estrecho sin disparar ningún arma de fuego? — El inmediato señaló el canal que conectaba Loch Foyle al puerto de Londonderry. Diego miró hacia arriba.
— Es por eso que llevamos la bandera blanca, Salvador. Salvador miró a los costados. Dos barcos seguían al Magdalena.
— Está seguro que esos capitanes ingleses respetarán la bandera?
Diego dirigió su mirada a los barcos ingleses. Si demostrase su preocupación, los tripulantes, ya alarmados, sufrirían un colapso nervioso.
— Por supuesto que la respetarán. Estoy acostumbrado a lidiar con los ingleses. Sé como ganarme el respeto de ellos.
— Si está seguro ...
Si , estaba seguro . Estaba en aguas enemigas, arriesgando la vida de todos los hombres a bordo de un barco que todavía ni siquiera era suyo. Una parte de su cerebro lo acusaba de ser irresponsable e egoísta. La otra sabía que estaba haciendo lo correcto . Fijó la vista en el estrecho.
Por favor, Magdalena, más que nunca preciso de su intercesión...
De algún modo sintió que esta vez estaba solo.
No pasó mucho tiempo para que dos de los barcos ingleses disparasen tiros de alerta sobre la proa del Magdalena. Salvador miró al capitán con ojos muy abiertos y uno de los tripulantes gritó que debían preparar los cañones.
— No se muevan ! — Diego ordenó. — Son dos barcos ingleses. Quieren amenazarlos? Cuánto tiempo creen que resistiríamos un ataque de ellos?
La hostilidad en los ojos de sus hombres no preocupó a Diego. Él iba a actuar solo y tendría éxito. No podía exponer a la tripulación a riesgos. Si los ingleses disparasen contra un barco con una bandera blanca, podrían generar un incidente internacional.
Los dos barcos se detuvieron a una distancia amenazante . Estaban lo bastante cerca como para disparar al Magdalena, pero no para que alguien cruzase de un barco al otro sin un bote. Los capitanes inglés subieron a sus respectivos botes, se acercaron al Magdalena y subieron a bordo.
Los tres capitanes se inclinaron, pero en el aire reinaba una atmósfera de hostil civilidad.
— Soy el capitán Diego Montoya Fernández de Madrid y Delgado Cortés, y les agradezco, caballeros, por responder a mi señal.
La Marina británica todavía no había establecido que sus oficiales usasen determinado uniforme, pero los dos capitanes usaban peluca formal y sacos elegantes. El más viejo, aparentando más de cincuenta años, miró a su alrededor con una expresión astuta.
— Soy el almirante Henry Shaw. Está en problemas, capitán?
El segundo capitán , mucho más joven, se presentó .
— Soy el capitán Fredrick Fielding. Está un tanto distante de la costa, no le parece, capitán?
Diego se puso muy serio y quiso tratar a esos dos de igual a igual.
— Necesito llegar al puerto de Londonderry. Naturalmente, imaginé que atravesar el canal sin una escolta sería un suicidio.
— Nos está pidiendo que lo escoltemos a un puerto inglés? Por qué razón? — Shaw preguntó.
— Si, qué clase de negocio puede tener en un puerto inglés?
— Fielding preguntó , no queriendo quedarse afuera. Shaw miró irritado al joven capitán.
Diego tuvo que contener la risa. Perfecto. Que Fielding absorbiese toda la hostilidad del almirante, provocada por la presencia del Magdalena en aguas inglesas.
— Dejé a una mujer en Port Royal para ser rescatada. Ella debía ser traída acá. Necesito confirmar si ella llegó a su destino sana y salva .
— Navegó hasta aquí, dejando aguas españolas, sólo para ver si una mujer llegó a su destino? Qué absurdo! — Fielding protestó, irritado.
— Capitán Fielding — dijo Shaw en tono de sutil advertencia.
— Esto es una trampa, sir. Sólo puede ser eso —Fielding insistió .
— Debe admitir, capitán Montoya, que esto es extremamente irregular.
— Asumo mis responsabilidades con mucha seriedad — dijo Diego.
— Debe estar hablando de una mujer llamada... — Shaw se volvió hacia Fielding. — Cuál era nombre de ella, capitán?
— Mary Katherine 0'Reilly, almirante — Fielding respondió .
— Es ella! — Diego dijo exultante . Pero, cómo esos dos podrían saber sobre Mary Kate?
— Bien, capitán Montoya, tiene nuestra palabra que ella llegó en sana y salva —- afirmó Shaw.
— Perfectamente — completó Fielding.
— Preferiría verla.
— Por qué? — Fielding preguntó en tono áspero y no le importó la mirada de censura que el almirante le dirigió. — Caballero, esto es un ardid. Ya le aseguramos que ella llegó bien. Qué más puede querer?
Diego esbozó una sonrisa y abrió los brazos.
— Este es un pequeño barco mercante con poco armamento. Si me escoltan hasta el puerto, que mal les puedo causar?
— Espionaje ! — Fielding gritó.
— Comprendo su preocupación. Teme que España invada un puerto como Londonderry, tan importante para Inglaterra — Diego habló con ironía.
Shaw sacudió la cabeza.
— Qué falta de suerte la mía. Estoy entre dos machos peleando por una hembra, en período de celo — Shaw protestó.
— Perdón? — Diego preguntó secamente.
El almirante se relajó y dejó de lado las formalidades. Puso la mano sobre el hombro de Diego y ambos dieron algunos pasos, distanciándose de Fielding.
— Entienda que usted y esa muchacha pertenecen a mundos diferentes.
Diego continuó hablando formalmente.
— Ella es irlandesa, no inglesa.
— No voy a discutir. No conozco a muchacha tan bien como Fielding. Pero sé que ella no es española.
— Quiero verla.
— No puedo permitir que usted entre en el puerto si no tiene un asunto legal que tratar.
— Ya le dije , almirante, vine aquí para ver a una mujer que fue dejada bajo mi cuidado .
— Fue dejada. Ella ya no está bajo su cuidado .
— Está dudando de nuestra palabra? — Fielding entró en la conversación.
— Fredrick, vamos a ser objetivos — dijo Shaw.
— Estamos siendo muy razonables. — Fielding lanzó una mirada fulminante a Diego. — Tiene que volverse o nos veremos forzados a reducir este barco a pedazos.
Al oír el desdén con que Fielding pronunció la palabra "barco", Diego tuvo que controlarse para no saltar al cuello de ese pretensioso. Cómo se atrevía a insultar al Magdalena! Y cómo podía conocer tan bien a María Catalina? él se dirigió al almirante.
— Almirante Shaw, tal vez ustedes se sientan más cómodos si yo dejo mi barco aquí y voy al puerto en uno de sus barcos, con su tripulación.
— Me temo no poder ayudarlo. Usted ya tiene la palabra de dos ingleses de que la señorita 0'Reilly está bien. Ella trabaja en uno de los pubs cerca del puerto.
— María Catalina trabaja en una taberna!
— No se preocupe. Ella sabe lidiar con cualquiera que se extralimite . No es así , Fredrick?
Fredrick se ruborizó .
— Usted va a verla? — Diego le preguntó a Shaw. —- Me gustaría de mandarle un mensaje.
— Rara vez voy a ese establecimiento. — Shaw se dio vuelta hacia Fielding. — Fredrick, te podrías encarga de entregarle el mensaje a la muchacha?
Fredrick sonrió afectadamente .
— Por supuesto.
—- Almirante Shaw, si usted en persona pudiese entregar el mensaje...
— Tiene la palabra del capitán Fielding, un oficial de la Marina británica, de que su mensaje será entregado en el establecimiento donde la señorita 0'Reilly trabaja. No es así , Fredrick?
Fielding se puso tenso .
Si. Tiene mi palabra, como oficial de la Marina. Shaw desembarcó y Diego fue a su cabina donde escribió una línea apenas en español muy simples. Sólo esperaba que Fielding tuviese algún sentido del honor y que Mary Kate lograse entender el mensaje.

Era domingo y la noche en el pub 0'Byrne estaba calma. Mary Kate había terminado de ordenar las mesas y tenía unos pocos minutos para comer, en la cocina, un plato de guiso con pan del día anterior, antes de comenzar a atender a los clientes. Los empleados del pub podían comprar por casi nada la comida que había sobrado del día anterior y eso representaba dinero ahorrado. Ahora, más que nunca, Mary Kate precisaba ahorrar. Había conocido en la iglesia a una mujer que tenía un primo dueño de un pequeño barco. Ese primo era soltero y quería conseguir una esposa con dote para poder reformar el barco y ampliar su negocio . Mary Kate todavía no conocía a ese hombre, pero le pareció que había una posibilidad para realizar su sueño.
— Mary Kate! — alguien gritó desde el salón.
Stuart Langford y sus amigos; probablemente Freddy estaría con ellos. Malditos bufones!
— Un minuto!
Colin 0'Byrne asomó la cara en la cocina.
— Vuelve al trabajo, Mary Kate.
Ella comió el último pedazo de pan , se armó de una sonrisa y fue al salón. Por más que Stuart la molestase , reconocía que el muchacho era generoso con las propinas. Allá estaba él sentado en una mesa, con Freddy y varios otros de la tripulación de Freddy.
— Cuál es la prisa, muchachos? Estaba acabando de cenar — dijo Mary Kate. — Una chica debe alimentarse bien para soportar clientes como ustedes.
— Somos buenos clientes. No queremos nada mas que una sonrisa y un jarro de cerveza. Eso no es pedir mucho — comentó un marinero.
Como era de se esperar, Freddy la defendió .
— Ella trabaja muy duro, cargando bandejas y haciendo la limpieza!
Por Dios! Ese hombre nunca se tomaba nada en broma? Sólo para provocarlo, Mary Kate pasó la mano por los cabellos del primer marinero, despeinándolos.
— Este tiene razón. Ustedes están pagando y merecen ser atendidos por una chica amable. Eso no es pedir demasiado.
— Parece que estás contenta — respondió Freddy.
— Es cierto . Voy a conocer a un muchacho que tiene su propio barco y que está buscando una esposa.
La cara de Freddy se iluminó .
— Yo comando un barco.
— No es lo mismo que ser el dueño de un barco.
— Hay barcos y barcos. Quiero ver si ese llega a los talones del mío!
— Traenos la cerveza, Mary Kate, y te librarás de este pesado _ dijo Stuart.
Mary Kate se alejó . Freddy estaba de pésimo humor y sus compañeros parecían dispuestos a darle mucho alcohol para alegrarlo. Varios marineros de otro barco entraron en el pub y las camareras no tuvieron descanso.
Cuando el movimiento comenzó a diminuir, Mary Kate pensó en sentarse un poco, pero Freddy se puso de pie , tambaleante.
— Cuál es el problema con vos, Mary Kate? — él gritó.
— No hay ningún problema, Freddy — ella respondió con voz serena y amable como solía hacer con su padre borracho. — Sos vos el que no está bien. Deja que tus amigos te lleven a tu casa. Descansa y por la mañana estarás fresco como una lechuga.
— Nada de eso! No te creas que me puedes echar . Soy el mejor oficial de la Marina británica! Un capitán! Y vos prefieres a un pescador porque tiene una mierda de barco?
Mary Kate cruzó los brazos.
— Todavía no elegí a nadie. Sólo estoy pensando en conocer a ese muchacho porque él es irlandés. Preguntale a tus amigos lo que ellos dicen de un inglés que se casa con una irlandesa.
— Ella tiene razón , Freddy — Stuart concordó. — No progresarán en la Marina teniendo como esposa a una chica irlandesa que trabaja en un pub. Necesitas una esposa inglesa.
— No me importa.
— Pero a mí si — retrucó Mary Kate.
— Nunca tuviste nada con un hombre que no fuese irlandés?
— Ya te dije todo lo que tenía que decir, Freddy.
Mary Kate jamás hubiese esperado que Freddy sonriese tan ampliamente.
— Creo que no. Pero está bien, quiero pagar mi cuenta. Él revolvió sus bolsillos y dejó caer una hoja de papel doblada. Mary Kate la tomó del piso y quedó congelada.
Vio el nombre María Catalina escrito con una letra firme e inconfundible.
— Dame eso... no es nada ... es mío — dijo Freddy, intentando arrancarle el papel de la mano .
— Nada? Cómo, nada? Tiene mi nombre. Está dirigido a mí !
— A vos ? No es tu nombre!
— Estabas pensando en no darme ese papel?
— Este nota no es para... vos,
— No le mientas a una mentirosa, Freddy! De dónde sacaste esa nota?
— Ah... Esa es una historia muy larga.
— Vamos a llevarlo a la casa — dijo Stuart.
— De ningún modo . Quiero oír esa historia.
Freddy frunció la frente, abrió y cerró los ojos, intentando concentrarse en lo que estaba diciendo.
— Era un barco español. Estaba lejos de... la costa. El capitán quería una escolta para atravesar el canal. la cosa más absurda que jamas haya oído.
— Diego estaba en la costa de Irlanda?
— Diego? Así se llama?
— Él quería encontrarme?
Ansiosa, Mary Kate rompió el sello, desdobló la hoja de papel y leyó las pocas palabras:
Estoy esperándote en Carndonagh. Diego.
Carndonagh quedaba a poco más de treinta kilómetros de allí . Fuera de la provincia de Ulster y del controle británico!
— Carajo ! — Freddy maldijo.
Mary Kate se sintió en el deber de ser amable con él.
? En Ulster hay muchas familias inglesas, Freddy. Encontrarás una buena muchacha y ambos serán muy felices.
? Tiene razón , Mary Kate no te sirve , Freddy. Nunca podrás controlarla — Stuart habló serenamente mientras otro marinero comenzaba a arrastrar su capitán afuera del pub.
— Ella se va ... con un... español — Freddy se quejaba desoladamente.
Qué mal gusto, mi capitán — respondió Stuart.



Cuando Freddy y sus hombres se marcharon , Mary Kate terminó la limpieza como si flotase en el aire. Después recibió su salario, subió al cuartito que ocupaba en el piso superior del pub y acomodó sus pocas pertenencias en los dos grandes baúles con sus ropas, que, afortunadamente, había traído consigo.

En ese momento, en la cabina de un barco de la Marina inglesa Fredrick Fielding se acostó en su cama sintiendo que todo su alrededor daba vueltas. En algún lugar en la costa norte de Irlanda un barco español estaba anclado y él iba a encontrarlo. Podía ser que nunca tuviese una oportunidad con Mary Kate, pero no iba a perderla a manos de un sucio español !

Con sus ahorros Mary Kate compró un carro tirado por un burro, una hogaza de pan , un pedazo de queso y todavía le sobraron unas monedas para mandarle una carta para a su familia informándole que iba a encontrarse con Diego, con quien planeaba casarse. Le gustaría casarse en su aldea, pero no era posible. Y no iba a cometer el mismo error, separarse nuevamente del hombre que amaba. Mary Katherine 0'Reilly iba a timar esa oportunidad y ni el diablo se animaría a detenerla.

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