miércoles, 20 de octubre de 2010

NO SOY SANTA - CAPITULO 24 - PAULA REED

CAPITULO 24



Mary Kate, Geoffrey, Faith y Diego se levantaron antes del amanecer y fueron a tomar el desayuno. Mary Kate y Diego, además de estar muy callados, comieron muy poco. Geoffrey, por el contrario, se sirvió de todo y cuando terminó de devorar la porción de huevos con panceta , miró los platos de sus amigos.
— Deben alimentarse bien. Cuando estuvieron en alta mar, comerán galletas que tendrán más gorgojos que harina.
Faith colocó la mano sobre el brazo de su marido.
— En la primera parte del viaje pueden sentir nauseas , Geoff. Es mejor no comer mucho.
Diego pareció ofendido.
— Yo nunca tengo nauseas!
— Ni yo — respondió Mary Kate. Faith suspiró.
— No sé si ustedes realmente están dispuestos a conversar.
— Conozco a dos personas que van a cometer un error muy estúpido. Un error muy parecido a uno que yo casi cometí. Uno de ustedes tiene que ceder antes que sea demasiado tarde .
Mary Kate pidió permiso y se levantó de la mesa.
— Por favor, Geoff, no hagas esto más difícil para ella — pidió Diego.
_ Vas a dejarla partir ?
— Ella tiene un fuerte sentido de deber y responsabilidad. Yo la comprendo y la admiro por eso.
— Y qué hay respecto al deber de ella para consigo misma?
— Continuas siendo un pirata, pensando solamente en términos de egoísmo.
— Para, Diego! — Faith ordenó. — No quiero verte sufrir de nuevo.
— Es doloroso separarme de ella, pero no estamos involucrados como sucedió con nosotros , Faith. Además, ella me ama y vos amabas a otro.
— Sea como fuere, creo que sos un idiota de campeonato . — Geoffrey se levantó y arrojó la servilleta sobre a mesa. — Voy a llamar a mis hombres y pronto estaremos listos para partir. Quieres que avise a tu tripulación?
— Si, por favor.
Geoffrey salió y Faith le preguntó a Diego:
— Estás seguro de lo que estás haciendo?
— No. Quién puede estar seguro de algo en una situación como esta? La familia de ella está en problemas y Mary Kate ha estado lejos de su casa durante cuatro años. Ella no puede ser feliz conmigo sintiéndose culpable por haber abandonado a las personas que ama. Yo tampoco puedo abandonar mi vida para convertirme en un pescador irlandés.
Faith sonrió al imaginar Diego como pescador.
— Disculpa. La situación no es gracioso.
— Es una idea tan absurda que se hace graciosa. Pero cómo Mary Kate podrá cuidar de su familia si pasase la mayor parte del año conmigo, en el mar?
— Ella es responsable por la familia? No pueden cuidarse solos— Es difícil de poder entender para nosotros . Tanto mi familia como la tuya son numerosas, y se cuidan mutuamente . Con María Catalina es distinto.

Faith y Geoffrey ya estaban a bordo del Destiny. Mary Kate, Elizabeth y Miguel esperaban en el muelle mientras el equipaje de Mary Kate era llevado del barco de Diego al de su amigo.
La transferencia fue rápida y Diego volvió al muelle para buscar a Mary Kate. Salvador manejó los remos del bote, puesto que Diego todavía no estaba en condiciones de hacer gran esfuerzo físico. Había llegado el momento de la despedida. Mary Kate se había prometido que no iba a llorar y , gracias a un grande esfuerzo, cumplió la promesa. Estaba convencida de que había tomado la decisión correcta y ni todas as sus lágrimas podrían cambiar lo que tenía que ser.
Elizabeth y Miguel se despidieron y habían hecho que Mary Kate prometiese escribirles . — Queremos conocer el final de esta historia — dijo Elizabeth.
— Siempre barcos hay viniendo de Irlanda a Port Royal. Manda una carta cuando puedas.
En el minuto siguiente Mary Kate se vio en el bote con Diego, yendo en dirección al Destiny. Salvador, educadamente, mantuvo la mirada fija en el barco.
— Si precisas algo, rézale a María Magdalena— Diego le recomendó a Mary Kate. — Sé que ella te oirá. Mary Kate asintió con un movimiento de cabeza. Le estaba siendo difícil mantener la resolución de no llorar. Diego sujetó su mano y la besó .
— Siempre te amaré .
— Y yo siempre seré suya.
— Lo sé. — él dio vuelta la mano de ella y besó la palma.
— Cuidado, Diego, nunca mas enfrentes a los piratas.
— Tengo una santa que me protege.
— Si, pero ...
— Pero?
— No sé. Tengo tanto miedo que te pase algo malo.
— Y vos debes intentar no preocuparte tanto de tu familia: cuidate y ocúpate de vos misma .
El bote se detuvo . Diego tomó Mary Kate en sus brazos y la besó apasionadamente. Sus lenguas se tocaron, se entrelazaron en una danza erótica. Diego la apretó contra su cuerpo y cuando la soltó, ella apoyó la cara en el saco de él y aspiró el perfume de verbena y el olor de Diego Montoya. Luego comenzó a subir lentamente a escalerilla de cuerda que pendía al costado del barco. Diego iba a subir detrás de ella para protegerla, pero ella miró hacia abajo e le pidió :
— Quedate ahí, no subas. Te amo .
Si él dio alguna respuesta, ella no la oyó por el ruido del agua golpeando contra el casco del barco. Mary Kate no miró nuevamente a Diego hasta que las velas del Destiny fueron desenrolladas e hinchadas por el viento, llevándolos hacia el este. El Magdalena seguiría en dirección oeste para navegar en aguas españolas.

El Destiny atracó en Tortuga. La ciudad era alegre y transitada, pero más primitiva que Port Royal. También era internacional como muchas islas del Caribe, pero sus habitantes eran franceses en su grand mayoría . España, sin embargo, proclamaba su derecho legítimo sobre esa isla. Para mantener a España a distancia, el gobernador de Tortuga se valía de los servicios de corsarios ingleses y franceses, así como de piratas de todo tipo, siempre y cuando no fuesen españoles.
Había oscurecido, Faith se había quedado en el barco y Mary Kate había desembarcado con Geoffrey. Los dos caminaban por la calle principal de la ciudad y Geoffrey se detuvo delante de una taberna.
? Vamos a entrar. Cualquier que sea el barco con destino a Irlanda, que yo encuentre, quiero estudiar bien la cara do capitán cuando te vea .Si no me gusta la expresión de él, voy a procurar otro barco, entendiste?
— Sé cuidarme sola , capitán.
Con la luz que venía de una de las ventanas da taberna, Mary Kate vio la cara de Geoffrey transformarse. Allí ya no estaba el amigo que Diego le había presentado , sino el corsario que había sido en el pasado.
— No todos los hombres son como Diego Montoya, Mary Kate. Tienes idea de lo que valdrías si yo quisiese venderte aquí? Una virgen, blanca y fogosa es algo muy raro por estos lugares.
Mary Kate dio un paso atrás, asustada. Si nunca volviese a su casa, nadie tendría la menor idea de donde buscarla.
— Lo que quiera que estés pensando en este momento, sugiero que recuerdes mi advertencia . Déjame conseguir un barco que te lleve a tu casa. Mantén la boca cerrada, sé discreta y comportate como una mujer distante e inalcanzable.
Eso no sería difícil, ella pensó. Aunque Geoffrey no la hubiese dejado muerta de miedo, jamás se le cruzaría por la cabeza llamar la atención . Siguió a Geoffrey, quien acababa de entrar en la taberna. Mientras él caminaba entre las mesas, saludaba a unos conocidos , bromeaba con otros y hacía preguntas sobre antiguos compañeros. Siempre que un comentario era hecho sobre su acompañante, él explicaba que ella estaba siendo rescatada por la familia que vivía en Irlanda. En esa explicación estaba implícito que la mujer debía ser entregada intacta.
Era repulsiva la idea de que ella continuaba siendo una propiedad, después de todo lo que había pasado, Mary Kate reflexionó. La sacamos de aquí y la ponemos allá , por el amor de Dios, no toquen ni estropeen la mercadería!
Geoffrey se levantó de la mesa a la cual acababa de sentarse con Mary Kate.
— No estés así — él susurró.
— Así, cómo?
— Con esa cara. Estás llamando la atención.
Mary Kate notó las miradas especulativas y concupiscentes fijas en ella.
— Qué ? No estoy coqueteando con nadie! Si quieres saber como me siento , estoy furiosa como el diablo.
— Quédate quieta. Y cambiá esa cara de desafío.
— Quiero mantener la cara de desafió! — ella gritó y unos hombres cerca de ella se rieron .
Geoffrey maldijo, la tiró por el brazo y la llevó afuera de la taberna.
— Quieres o no quieres volver a tu casa?
— Quiero!
— Entonces sígueme . Mantén la cabeza baja pensando en tu amor perdido, en toda una vida de esclavitud sexual o en lo que sea que sirva para aplacar tu rabia.
— Odio ser tratada como mercadería. Tienes que decirle a todo el mundo que estoy siendo rescatada?
— Depende de como quieres ser tratada en el viaje .
— No puedes decirle simplemente al capitán que debo ser tratada con respeto ? Sólo porque soy mujer, no tengo derechos?
No. No tienes derechos entre este tipo de gente. Solamente tienes valor en oro . Cuando encuentre un capitán en quien pueda confiar, le contaré la verdad. No va a haber ningún rescate , verdad?
No. Mi familia no tiene dinero y para mi abuelo si no vuelvo con un marido inglés, no tengo ningún valor. Sabes que sólo tengo las libras que Diego me dio . Apenas es suficiente para pagar a pasaje. —-
Entonces, preciso de tu cooperación.
— Odio esto.
— Yo también.
Geoffrey entró en otra taberna y Mary Kate lo siguió cabizbaja. Esta vez él pareció haber encontrado la persona que buscaba. Se sentó en la mesa con un caballero cuyo acento revelaba que era escocés de las tierras bajas. Mary Kate oyó al hombre contar que era socio de un capitán irlandés y que ambos estaban volviendo a casa, o sea , a Escocia y a Irlanda.
Los dos conversaron largamente. Mary Kate, que estaba de pie , se sintió cansada y deseó poder sentarse y tomar algo, pero consideró mejor quedarse quieta y esperar.
— Imposible! Tenes idea de lo que es tener una mujer a bordo? — dijo el escocés.
— Viajo con una todo el tiempo .
— Tu esposa. Y ningún hombre toca a la esposa del capitán.
— Dile a tus hombres que la familia pagará un rescate.
— Ellos van a querer una parte del dinero , sabes de eso. Mary Kate se sentó e intervino :
— Mencione el rescate, capitán. Le aseguro que, cuando me conozcan mejor , nadie va a cuestionar por qué mi familia no va a pagar por recibirme de vuelta. Confié en mí.
El escocés la miró .
— Mis hombres no la dejarán desembarcar sin recibir el dinero. Cuando descubran que no habrá dinero , querrán otra forma de pago.
? Lo que le quiero explicar es que cuando lleguemos a Irlanda, ellos van a sentirse muy pero muy contentos de verme abandonar el barco.
El escocés miró a Géoffrey quien tenía el ceño fruncido .
— Tal vez sea la única opción.
— Muy bien , dame otras veinte libras y seguiremos el plan de ella. Pero , si no funciona , no me culpen .
— Veinte libras! — Géoffrey exclamó.
— No es demasiado — comentó Mary Kate.
Ya le ofrecí todo el dinero que tienes, excepto unas moneda para puedas viajar a tu aldea. De dónde crees que saldrán esas veinte libras extras?
Mary Kate le sonrió dulcemente Géoffrey.
— Vos le prometiste a Diego devolverle el favor. Ya sabes, él es el hombre que hizo posible que te casases con tu linda esposa y que tengas dos niños maravillosos. Y también está tu amigo Giles. Si no fuese por Diego, él todavía estaría navegando por los mares del mundo buscando a su esposa, quien estaría trabajando en un prostíbulo de Habana. Dime , cuánto vale todo eso?
El escocés silbó.
Una muñeca brava !

Por la mañana Mary Kate estaba a camino a su hogar.
Al mediodía, Diego tomó el sextante y calculó la posición del Magdalena. Ellos habían alcanzado alta mar y el clima era estable. Un buen comienzo. Hizo una plegaria de agradecimiento a María Magdalena y le pidió a la santa que protegiese a Mary Kate durante todo el viaje.
— Puedo confiar en vos, no? — él preguntó en voz baja , volviendo a sentirse cómodo al hablar con su protectora.
En ese momento el Magdalena navegaba detrás de una flota de seis galeones, pero podía ser visto por los poderosos barcos españoles. Eso quería decir que Diego no temía ningún ataque pirata .
Con esa tranquilidad, Diego no tenía mucho con que ocupar su mente. Estaba decidido a quedarse poco tiempo en Cádiz. A la tripulación no iba a gustarle nada eso, pero tendría que conformarse. La mercadería sería descargada, y la bodega se llenaría nuevamente con otra mercadería y el Magdalena estaría una vez más cruzando los mares. Planeaba pasar con su familia solo el tiempo suficiente para comunicarle a sus padres y hermanos que la base de sus negocio estaría en Habana, no en Cádiz, y que todavía no estaba preparado para pensar en casamiento.
Casamiento. La palabra lo hizo acordarse de María Catalina y de los pecados que tendría que confesar cuando estuviese en Cádiz.

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