jueves, 14 de octubre de 2010

NO SOY SANTA - CAPITULO 16 - PAULA REED




CAPITULO 16


Cuando se arrodilló en el confesionario oscuro, Mary Kate se santiguó , abrió el libro de registros de pecados y comenzó :
— Deme su bendición, padre, porque he pecado . Hace cuatro años, tres meses y nueve días que no me confieso. Mis pecados son ...
Ella hizo una pausa. No veía bien las anotaciones hechas en el libro. Además, el calor era sofocante. Si iba a leer todo lo que estaba escrito, no terminaría de confesarse en una hora. Bien, sabía sus pecados de memoria y podría recitarlos rápidamente para ganar tiempo y no espantar al pobre sacerdote .
— Tomé el santo nombre de Dios en vano aproximadamente novecientas veintitrés veces.
Padre Tomás se espantó .
— Novecientas veintitrés?
— De varias formas y , algunos días, más que en otros. Pero logré controlarme muchas veces y no blasfemé usando el nombre de Dios. Usé otras palabrotas , pero eso no viene al caso - Bien, hubo días que traspasé ciertos limites....
— Comprendo. Por lo que veo tu lista es larga, podemos dejar los detalles para después.
— Oh, es una lista mas larga que la injusticia en el mundo . Anoté todo de la mejor manera posible y no quiero omitir ningún pecado. Por las dudas, en el rubro "no tomar el santo nombre de Dios en vano" agregué cincuenta, en caso que me haya olvidado de mencionar alguno .
Padre Tomás se controló para mantenerse serio.
— En ese caso, volvamos a tu lista.
— Estoy en duda en cuanto al mandamiento "Honrarás a tu padre y atu madre ". Si yo estaba viviendo en Inglaterra, con mi abuelo, y le desobedecí, pequé contra ese mandamiento?
— Tu abuelo era responsable de vos y merecía tu respeto y obediencia.
— Entonces estamos en un gran problema en ese rubro . Bien, le falté el respeto y le desobedecí a mi abuelo tres mil, ochocientas cuarenta y un veces. Pero quiero aclararle que él no merecía mi respeto.
— Dijiste tres mil?
— Si. Tanto por desobediencia directa, indirecta y incluyendo insultos. Le parece que debo incluir las veces que lo insulté mentalmente o cuando estaba sola en mi cuarto?
— No es preciso incluir esas veces.
— Gracias a Dios, porque no las anoté . Veamos que viene a continuación ...
El Padre Tomás se abanicó con una mano . Esos confesionarios eran calurosos y opresivos y , por el modo en que iban las cosas, iba a tener que quedarse allí por un buen tiempo.


Enrique Sanchez y tres tripulantes del Magdalena entraron en la catedral. Antes de desembarcar , habían conversado para decidir se irían directamente al Palacio de la Inquisición o si antes debían hablar con un sacerdote. Prevaleció la autoridad de Enrique. El inmediato argumentó que simple marineros no podían saber si lo que le venía sucediendo al capitán Montoya era un caso para el Tribunal de la Inquisición. En primer lugar ellos debían oír la opinión de un sacerdote.
Al ver los cuatro hombres entrando en la catedral, un novicio fue al encuentro de ellos.
— Buenas tardes.
? Buenas tardes. Nos gustaría hablar con un sacerdote — dijo Enrique. ? El Padre Tomás está ocupado. Podrían volver más tarde?
Uno de los hombres tocó el hombro de Enrique.
? Si no podemos hablar con un padre, es señal de que debemos ir directamente al Palacio de la Inquisición!
Al oír la mención del Santo Oficio, el novicio empalideció.
? Pero ... pero el señor obispo se encuentra en la catedral. Puedo llevarlos con él.
Con pasos rápidos el muchachito condujo a los hombres al gabinete del obispo.


Después de los saludos efusivos, Juan Gallegos Lucero y Esquibel de Aguilar señalaron la poltrona frente a su escritorio para Diego se sentase. Su escritorio era amplio y decorado con buen gusto , con muebles de madera oscura y valiosas alfombras de lana. Hacía juego con su ocupante. Juan Gallegos era un hombre de cincuenta y tantos años, pero fuerte y lleno de vida. Los cabellos plateados entre los cabellos negros le conferían un aire de dignidad y sus ropas costosas sentaban a la perfección en su cuerpo enjuto.
El le ordenó al criado que les sirviese refrescos, y después se dirigió a Diego:
— Antes que conversemos respecto a esa mujer sobre quien me hablaste , quiero saber cómo está tu familia.
Juan y el padre de Diego habían sido grandes amigos antes de Juan dejase España y Diego habló sobre él en primer lugar.
— Los negocios van bien. Mi padre compró un edificio nuevo, mucho mas grande que el anterior . Quien lo ayuda bastante es Andrés, porque Rico, ya sabes... Ese nunca va a acambiar . Pablo está muy bien , pero el obispo considera que él no debería ejercer el sacerdocio tan cerca de su hogar.
— Tus padres se pondrán muy tristes si Pablo es transferido.
— Muy tristes .
— Y Francisco? Estuviste con mi hijo cuando visitaste a tus padres?
— Lo lamento, Don Juan, pero no pude verlo. Mi madre me contó que la esposa de él está muy bien . Ella y Francisco están muy contentos .
— Contentos ? De qué estás hablando?
— Entonces no lo sabe? — la cara de Diego se iluminó . — Tengo una buena noticia. Va a ser abuelo!
Juan se inclinó hacia atrás en su poltrona y se rió.
— Es una excelente noticia! La próxima vez que vayas a España, amigo Diego, debes convencer a mi hijo de mudarse acá. Lo extraño , y ahora, con el nieto ...
— Intentaré convencerlo, pero él ama España.
— Todos amamos España, pero América también es un buen lugar para vivir .
El criado volvió con una bandeja y sirvió limonada al visitante y a su patrón . Cuando los dos terminaron de tomar la bebida refrescante, Don Juan preguntó :
— Quien e esa mujer en la cual estás tan interesado?
— No es lo está pensando.
— Espero que no hayas venido a pedirme que libere otro pirata; y no me diga que vas a desistir nuevamente de una mujer que amas...
— Vine a pedirle que acuerde el rescate para una ciudadana irlandesa que fue capturada por piratas a quienes mis hombres y yo vencimos.
— Enalteces el nombre de España, amigo. De dónde es esa irlandesa?
? De la provincia de Ulster. Al norte.
? Conozco Ulster. En ese caso, trataremos el asunto con los ingleses.
— Hay un pequeño problema. Ella está prometida en casamiento a un inglés que vive en Jamaica.
Juan sacudió una mano.
— Eso no es problema. Hasta simplifica las cosas. Enviaré un mensaje a Port Royal.
— Me temo , Don Juan , que si, existe un pequeño problema. Ella es irlandesa hasta la médula .
— Qué quiere decir eso ?
— Ella es católica!
— Eso es muy bueno.
— Si, es bueno . Pero ella no está satisfecha con el compromiso. El prometido es inglés y protestante. Si pudiésemos tratar este asunto con el gobierno de Irlanda...
— Hay algún contrato entre la familia de ella y ese inglés? Una dote de por medio?
— Los hay . La dote está bajo mi responsabilidad.
— Ah ....
— Tal vez sea mejor que hable con esa mujer y que lea la carta que el abuelo de ella escribió. Ella y su abuelo no se llevan bien y estoy preocupado con el tipo de hombre a quien ella fue prometida.
— Diego, sucedió de nuevo, no ? Te enamoraste de otra inglesa.
— Ella es irlandesa, Don Juan .
— Cierto. Dices que ella no es inglesa, pero niegas que está enamorado de ella?
— Don Juan , no le estoy pidiendo este favor para mí.
Vos nunca piensas en vos mismo, tal vez sea el momento de cambiar eso. Sus padres te han elegido para una muy buena muchacha de Cádiz. Su padre tiene muy buen gusto.
— Volvamos al tema de Mary Katherine
— Esa inglesa?
— Irlandesa.
— Medio irlandesa. Dijiste que su abuelo es inglés y , siendo de la provincia de Ulster, ella está completamente bajo leyes inglesas.
— Si , pero le pediría que la viese, que hablase sobre ella...
— Te voy a aconsejar no dejarte arrastrar por una cara bonito. Si, porque no dudo que esa mujer es muy bonita.
— No vine a pedirle que la ayude porque esté interesado en ella.
— Conozco muchas muchachas bonitas que serían excelentes esposas — Juan continuó hablando como si no hubiese oído a Diego. — Tu padre confiaría en mi juicio...
— No quiero casarme — Diego lo interrumpió .
El se casaría con Mary Kate, pero eso era imposible. Tal vez la situación actual no fuese mu diferente de aquella en que había venido pedirle a ayuda a Don Juan . Nuevamente estaba intentando cumplir con un pedido de una mujer que amaba, pero que no podía tener. Súbitamente la idea de quitar un poco del brillo de su honor no le pareció tan terrible. Por primera vez se le ocurrió que ese inflexible sentido del honor de alguna manera lo había debilitado .
— Estás perdiendo el tiempo ayudando a bellas jóvenes inglesa . Si esa Mary Katherine está prometida a un hombre de Jamaica, vamos a arreglar el rescate y ella será llevada a Jamaica.
Diego iba a protestar, pero Juan levantó la mano.
— Está decidido y el tema está cerrado. Donde está esa muchacha? A bordo de tu barco?
— No. La dejé en la catedral con el padre Tomás.
Juan sonrió y su expresión se suavizó .
— El Padre Tomás tiene el corazón más tierno que vos, Diego. Sin duda esa Mary Katherine va a conquistar a ese bondoso sacerdote. Voy a ir a la catedral. Quiero conocerla. Después mandaré a avisar a mi esposa que tendremos una huésped . Cuál es el apellido de ella?
— 0'Reilly.
— Ve a tu barco y manda las pertenencias de la señorita 0'Reilly a mi casa, en el Centro. Cuando me encuentre con ella, le diré que vos le mandas tus saludos.
— Tengo que volver a la catedral para buscarla. Ella me está esperando.
— Ya estuviste con Don Luis ?
— Todavía no. Me pareció mejor ocuparme de María Cata... de la señorita 0'Reilly en primer lugar.
La expresión de Juan se endureció .
— Con el padre Tomás ella está bien cuidada. Tu patrón debería venir en primer lugar. Estás muy extraño, Diego. Vos jamás confundiste tus prioridades. Ve directamente a la oficina de Don Luis . Yo me ocuparé de esa joven inglesa. — La cara de Juan se suavizó . — Es por tu bien. Cuánto tiempo planeas quedarte en Cartagena? Tal vez pueda presentarte una o dos muchachas.
Antes de abrir la boca para rechazar el favor , Diego sintió mucho calor y todo pareció girar a su alrededor . Madre de Dios! Aquí y ahora? No.
— Diego, te sientes mal?
El miró a su amigo, pero sus párpados estaban pesados, no le era posible mantener los ojos abiertos.
Estaba en un serio problema.
Magdalena estaba allí en la oficina . Tener una visión delante de Don Juan lo pondría en un problema muy grave.
— Estoy bien, Don Juan — él logró responder, a pesar de sentirse sofocado.
No estás bien para nada . De repente te pusiste blanco como un fantasma y estás sudando ! No te veo nada bien .
-Enrique y sus amigos están conversando con el obispo.
— Debo irme de aquí — dijo Diego.
—- Tonterías. Parece que vas a desmayarte.
- Enrique puede convencer al obispo. Busca al padre Tomás y pídele ayuda. No puedes presentarte en el Tribunal de la Inquisición.
Diego quiso decirle a Magdalena que Pablo le había aconsejado confiar en la Iglesia, pero tuvo miedo de decir eso delante de Juan.
— Diego?
— Estoy bien.
— Abre los ojos.
- Pablo te ama , pero ama más a la Iglesia. Debes aprender a amarte y a cuidarte solo . Él es un sacerdote. Pablo tiene las mejores intenciones , pero está equivocado. Busca al padre Tomás y habla con él a solas. Es un buen sacerdote y sabe cuando debe obedecer a la Iglesia y cuando debe flexibilizar las reglas.
Entonces Magdalena podía leer su mente? Acababa de probarlo.
Diego abrió los ojos y vio que Juan estaba muy preocupado .
— Tengo que volver a la catedral.
— Deja que la muchacha parta, Diego. Estás enfermo por ella.
— Tengo que ir a la catedral, pero no es por Mary Katherine. Necesito hablar con el sacerdote, Don Juan . Creo que estoy en un problema muy grave.



Por más curioso que se sintiese por escuchar toda la historia de Mary Kate, el padre Tomás tuvo que postergar satisfacer esa curiosidad para mas tarde. Ella estaba arrodillada nuevamente delante del altar con el rosario en la mano, cumpliendo su penitencia.
El Padre Tomás tendría que avisarle a Diego que volviese más tarde de lo pactado para buscarla, pues ella estaría rezando hasta la hora de la cena. Al día siguiente ella tendría que ayunar desde el amanecer hasta la comunión , en la misa vespertina. La joven irlandesa tenía muchos pecados para expiar.
Aún así, el padre Tomás pensó, esa chica le gustaba . Era una joven intrépida y llena de vitalidad. Siendo también impetuosa e impulsiva, cometía faltas con mucha facilidad. En compensación, su deseo por repararlas era sincero. Un libro de registros para anotar los pecados! Y tan meticulosamente registrados!.
El prefería a personas como Mary Katherine a las mujeres presuntuosas que formaban parte de su rebaño y que consideraban estar libres de pecado. El Padre Tomás creía que su don para ver mas allá del exterior de las personas, de comprenderlas y llegar a ver sus almas, lo había hecho un buen sacerdote. Detestaba el pecado, pero sentía un genuino afecto por los pecadores. El obispo ya lo había reprendido varias veces por ser demasiado blando.
Como mirando a Mary Kate, quien estaba arrodillada delante del altar , el padre Tomás no vio a las dos mujeres sentadas en el banco, justo detrás de ella.
— Ahora está rezando un ave maría. Habla con ella — Magdalena le pidió a María Santísima.
— Ya estoy hablando — respondió María.
— No lo está haciendo — Magdalena la contradijo .
— Podemos comunicarnos con las personas sin hacer uso de las palabras, ya sabes eso.
— Si, pero en este momento tenemos que conseguir algo muy importante y con mucha urgencia. Tiene que impresionar a Mary Kate. Diego estará aquí en unos minutos.
— No has aprendido nada, María Magdalena después que hiciste que Diego pasase ese mal momento delante de su tripulación?
— Por favor, María! Si él es llevado al Tribunal da Inquisición ... ya sabe lo que sucederá.
— No lo condenarán a la hoguera. Él es católico.
— Pero van a azotarlo hasta arrancarle la piel de la espalda , y después será condenado a la esclavitud.
— Bien, por lo menos hiciste una cosa bien . Le aconsejaste buscar al padre Tomás. Si alguien puede ayudarlo, ese alguien es el padre Tomás.
— Alguien? Usted puede ayudarlo!
— Lo estoy intentando, no me distraigas .
Magdalena se esforzó para controlar su agitación , pues ella, María Magdalena, tenía prohibido susurrar una sola palabra al oído de la muchacha irlandesa arrodillada justo delante suyo!
"Oh, mi Jesús, perdona nuestros pecados. Líbranos del fuego del infierno. Lleva nuestras almas al cielo y socorre a quienes más lo necesiten ", Mary Kate rezó mentalmente. Diego necesita tu ayuda, Señor, ella pensó y se sorprendió por acordarse de pedir por Diego en su plegaria . Diego era un hombre honrado. Y ella era la pecadora. Dios había llegado a arrojarse a los brazos de él con la intención de entregarle su pureza.
Sin saber por qué, Mary Kate interrumpió sus oraciones. Estaba sintiendo una urgencia de acordarse de todas las virtudes de Diego, de su devoción a la Iglesia, de su repudio a los protestantes, de su religiosidad y su fe. Todo eso, sumado a su honestidad y su honradez, era prueba de su inocencia.
Inocencia? Por qué Diego tendría que probar que era inocente? Qué pensamientos más extraños.
Debería concentrarse en recitar el rosario y se estaba distrayendo. Era eso. Sólo podía ser eso . Inspiró profundamente y meditó sobre el segundo misterio gozoso.
"Padre nuestro que estás en el Cielo..."
Los sueños que Diego tenía eran inofensivos. Gracias a ellos la vida de ella y de todos los tripulantes habían sido salvadas. Por Dios! Por qué sus pensamientos desvariaban de ese modo? Ella debía concentrarse en el rosario y en su penitencia.
De repente, la puerta de la catedral se abrió par en par e Mary Kate giró la cabeza para ver quien estaba entrando tan intempestivamente. Sus ojos no estaban preparados para la intensa claridad que venía desde afuera, pero reconoció inmediatamente la silueta de Diego. Detrás de él un hombre de mediana edad, subía apresuradamente los escalones de piedra.
— Padre Tomás — dijo Diego jadeante, como si hubiese corrido mucho.
Qué pasa, hijo?
— Quiero confesarme.
— Ahora?
Viendo al obispo, a Enrique y a los tres marineros saliendo de corredor que había entre el gabinete de su Excelencia y el altar, Diego respondió al padre:
— Si, padre Tomás. Ahora mismo . — Giró la espalda al pequeño grupo y se arrodilló en el confesionario.
Cuando el padre Tomás se sentó para dar inicio a la confesión oyó voces masculinas, pero no les prestó atención. Si los caballeros habían venido hablar con el obispo, seguramente no precisaban la presencia de un humilde sacerdote como Tomás.
El corazón de Diego latía tan fuerte que el sonido parecía hacer eco en las paredes de piedra a su alrededor . Respiró profundamente e intentó calmarse. Allí estaba salvo. Nadie iba a interrumpirlo durante la confesión. Se santiguó , confesó los pecados cometidos, y después le preguntó al bondadoso sacerdote:
— Sólo cometemos un pecado si lo hicimos intencionalmente, no es así, padre?
— Si.
— Entonces esto no es pecado. Yo no quiero que me suceda, intento expulsarla de mi mente, de mi presencia, pero ella me persigue. Hasta podría ser un pecado intentar librarme de ella. Tal vez yo haya cometido un pecado dejando de hablar sobre ella a mi confesor.
— Qué cosa es esa? A qué te refieres, hijo?
— Una santa. Tengo visiones, padre!
— Visiones? De una santa?
— Santa María Magdalena.
— María Magdalena?! — La voz do sacerdote sonó llena de asombro e incredulidad.
— Le Juro que es verdad. Ella ya se me ha aparecido muchas veces en los tres últimos años.
? Cuéntame cómo son esas visiones. — el Padre Tomás no iba a decir si estaba sintiendo miedo o fascinación ; pero el hecho era que la revelación de Diego le hacía vibrar el cuerpo . Las voces afuera del confesionario se habían hecho más fuertes y Diego oyó las protestas de Mary Kate. Ella hablaba parte en español y parte en en inglés y probablemente no la estaban entendiendo. Madre de Dios! Era insoportable saber que sus hombres hablaban mal de él delante de Don Juan .
— Diego?
— Si, padre. Discúlpeme. Esos hombres... Creo que le están diciendo al obispo que yo tengo un pacto con las fuerzas del mal.
— Vos, Diego?
— Ellos creen que es así . — Diego pasó la mano por su rostro sudado . — No sé. Tal vez ellos tengan razón !
— Te conozco, mi hijo. Sos un buen hombre.
— Diego se acordó del sueño y tragó con dificultad
— Magdalena se me apareció por primera vez cuando yo estaba muy enfermo. Mi capitán había muerto de fiebre y ella me aseguró que nadie más iba a morir por esa fiebre que había afectado a casi toda la tripulación. También me dijo que yo no podía tener todo lo que desease y que tendría que esperar a convertirme en un héroe.
— Entendiste lo que ella quiso decir?
— En esa ocasión no entendí nada. Después fui derrotado por el capitán Hampton, conocí a Faith Cooper y me enamoré de ella. Usted ya conoce esa historia.
El Padre Tomás se acordó del pirata Geoffrey Hampton y su novia, Faith Cooper. Hampton había sido condenado a muerte en Cartagena y había sido salvado por Diego y su amigo Don Juan . Diego había hecho eso por amor a Faith.
— Como sabe, Faith y yo no estábamos destinados a estar juntos . Magdalena me prometió otra mujer. Una esposa. Me dijo que la reconocería cuando la viese. Años pasaron, soñé algunas veces con Magdalena, otras veces solamente oí su voz. Ella siempre me avisaba cuando un barco pirata se estaba aproximando y me aconsejaba si debía enfrentarlos o la desviar ruta, huyendo del enemigo.
— La viste?
— Algunas veces. En una de ellas, Magdalena apareció en medio de una neblina. Estaba vestida como la mujer que había sido antes de convertirse en sierva de Jesús. Era muy linda! Tenía cabellos negros, largos, ojos azules como el cielo, la piel muy clara. Le confieso, padre, que sentí deseo. Aunque me habló en español, Magdalena tenía un acento extraño. En el momento no lo identifiqué ; sólo más tarde comprendí que era un acento irlandés. Unas semanas pasaron y Magdalena apareció diciendo para yo debía mantener la mitad de la tripulación escondida en la cubierta inferior para engañar la capitán del barco pirata que se aproximaba. Como siempre, ella prometió que saldría victorioso. Y fue lo que sucedió. Y , a bordo de ese barco pirata, encontré a la mujer que era a imagen de la santa. Ella tomó una espada, mató al capitán del barco pirata y me salvó la vida.
Padre Tomás se santiguó .
— Mary Katherine!
— Si. Pensé que ella era la mujer sobre la cual Magdalena me había hablado, pero ella estaba prometida a un inglés. Además con el paso del tiempo descubrí que Mary Katherine no era nada como yo esperaba.
A pesar de sentirse alarmado con la extraña historia de Diego, el padre Tomás sonrió. No tenía dudas que Diego se comunicaba con la pecadora arrepentida, María Magdalena. También creía que Mary Katherine era perfecta para un hombre como Diego Montoya. Ella era la mujer adecuada para impedir que se convirtiese en uno de esos snobs arrogantes que el padre Tomás tanto despreciaba.
? Padre, tengo tantas dudas. Qué son esas visiones son? Una santa nunca aparecería vestida como una mujer provocativa , llevándome a sentir deseo y a tener pensamientos impuros. Y esa Mary Kate también es otra tentación. Si ella está prometida a otro, no puede ser la mujer destinada a ser mi esposa.
? Caíste en la tentación, mi hijo?
? No! Yo ... la besé y la acaricié . Pero no cometimos el pecado de la fornicación.
— Eso disminuyó tu fe ?
— No! Nunca!
— Tal vez la intención de la santa solamente haya sido despertarte al amor. Ella quiere hacer que te enamores.
— Cree que la santa es real? Es quien dice ser?
— Qué piensas vos de todo eso? Qué sientes en el fondo do corazón?
— No lo sé !
Diego estaba sintiendo un gran alivio por poder hablar tan abiertamente con un sacerdote. Como representante de Dios, el padre Tomás iba a aconsejarlo con sabiduría. Al mismo tiempo, Diego no podía ignorar las voces de los hombres que estaban a unos metros de distancia, y eso hacía que su corazón continuase latiendo aceleradamente y que su rostro se cubriese de sudor .
Se le ocurrió al padre Tomás que a veces preferiría no ser un representante de Dios. Piratas, agnósticos, ateos... ahora un hombre con visiones . Qué vendría a continuación ? Y él nunca había recibido del Señor a quien servía, el don de poder dar respuestas sabias y directas a esos hijos de Dios. Quizás, en el caso de Diego, el obispo tendría la respuesta adecuada . Pero esas casi cinco décadas de sacerdocio poco contribuían para que él tuviese fe en las autoridades de la Iglesia.
" María Magdalena, por qué no te apareces en mis sueños", él pensó.
— Padre? — Diego lo llamó .
— Estaba pensando, hijo. Esos hombres que están con el obispo saben de esas visiones?
— No! nadie sabe además de mi hermano, Pablo, que es sacerdote en Cádiz.
— En ese caso qué pueden haberle dicho esos hombres al obispo?
— Ellos desconfían de la suerte extraordinaria que tengo. Cuando tengo las visiones, mi comportamiento se hace extraño y ellos creen que estoy poseído por el demonio.
— Ellos no deben haber hablado sobre eso con el obispo. Sería una denuncia demasiado grave.
— Pero fue justamente lo que ellos vinieron a hacer: denunciarme . Sé eso. Oí a Magdalena, una hora atrás, cuando estaba en la casa de Don Juan . Ella me dijo que venga a buscarlo, padre Tomás, porque algunos de mis hombres estaban conversando con el obispo sobre lo que ellos han presenciado en el Magdalena, mi barco.
Nuevamente el padre Tomás deseó que María Magdalena se le apareciese de alguna forma y que le diese las respuestas que precisaba.
— Es mejor que le contemos toda la verdad a tus hombres, al obispo y a Don Juan — sugirió padre Tomás.
"Dios me ayude! No quiero ser cobarde. Magdalena dame coraje", Diego rezó. Y agregó en voz alta:
— Si yo revelase la verdad, seré condenado a la hoguera, padre.
— Ellos no harán eso. Sos católico.
— Entonces seré acusado de practicar brujería y seré vendido como esclavo.
? No podemos permitir que seas llevado al Tribunal da Inquisición para ser interrogado. Creo que no aceptarías el método que ellos usan para extraer respuestas. Muy pocas personas interrogadas son consideradas inocentes. Si enfrentases ese tipo de interrogatorio , serías condenado a la esclavitud o a ser azotado hasta quedar casi muerto. Debemos intentar resolver todo con el obispo, aquí mismo.
Diego comenzó a relajarse. Magdalena había tenido razón al mandarlo a buscar al padre Tomás. Confiaba en él y creía que tenía alguna posibilidad de no ser condenado.
— Muy bien . Vamos a intentar resolver todo aquí mismo.
— Da gracias al Señor porque él es bueno .
— Y su misericordia permanece para siempre.
— En nombre del Señor te absuelve de tus pecados. Ve en paz.
— Gloria a Dios. Gracias, padre.


La conversación entre Mary Kate, Enrique y su séquito, el obispo y Don Juan fue interrumpida abruptamente. El Padre Tomás se dirigió al obispo.
— Obispo Álvarez, no cree que sería mejor tratar este asunto en uno de los nuestros gabinetes y no aquí, delante del Santísimo?
El obispo, quien naturalmente era de piel rojiza, casi estaba púrpura a causa de la acalorada discusión. Y asintió con la cabeza.
— Si, si , en mi gabinete. Quiero hablar primero con usted, padre Tomás. a solas.
El Padre Tomás se volvió hacia Diego.
— Puedo transmitirle a él todo lo que me has contado ? Diego vaciló.
— Yo no le di todos los detalles, padre Tomás. No sería mejor que yo vaya a la oficina con ustedes?
— Qué detalles tan importantes has dejado de mencionar?
— Nada que recuerde en este momento , pero ...
— Debo atender al pedido del señor obispo. Él quiere hablar conmigo a solas.
— Yo ...
— Diego!
— Si ? — él se dio vuelta hacia Mary Katherine. Casi olvidándose que ella también estaba en ese grupo.
— Qué está pasando ? No entendí nada de lo que decían. No hablaban de herejía, no ?
Diego y el padre Tomás se pusieron tensos, pero los otros hombres no hablaban inglés y la palabra "herejía" no provocó ninguna reacción de parte de ellos.
— Mary Katherine, por el momento es mejor que hables lo menos posible — padre Tomás le aconsejó .
— Eso es imposible para ella — observó Diego.
— Te crees que yo no puedo quedarme con la boca cerrada cuando es necesario?
Diego cerró los puños para no sacudir Mary Kate, y le recomendó en voz baja :
— Esta situación es muy delicada.
— Estos hombres alegan que esta mujer es una prueba más en contra del capitán Montoya — dijo el obispo refiriéndose a Mary Kate. — Afirman que el capitán está ... obsesionado por ella desde que la encontraron en el barco pirata. Ese barco no podía ser avistado ni con un catalejo y el capitán ya sabía que se aproximaba. Ellos me han dicho que ella asesinó a un pirata.
— Ella mató a un pirata, es cierto . Fue en legítima defensa. Los piratas la mantenían prisionera.
Esa parte Mary Kate la entendió, gracias a lo que había aprendido con Galeno. Y no se contuvo.
? Si! Mierda! Yo maté a ese maldito pirata! — De repente se ruborizó violentamente e hizo una breve reverencia al obispo y al sacerdote. ? Perdonen el exabrupto.
El Padre Tomás dirigió una mirada suplicante a Don Juan quien observaba todo en silencio.
— Quizás usted podría llevar a la señorita 0'Reilly a algún otro lugar.
— Perfectamente. Sólo lamento dejar solo a mi amigo Diego en este momento tan difícil.
El obispo Álvarez se hizo cargo de la situación.
— Capitán Montoya, señor Sanchez, Diego y los otros esperen en el gabinete del padre Tomás mientras él y yo conversamos. Señor Gallegos, dejo a la señorita 0'Reilly bajo su custodiá. Su casa queda aquí en El Centro, verdad ?
— Si, excelencia.
— Muy bien . Planeo llamarla para hacerle unas preguntas. Están dispensados por el momento .
Don Juan se inclinó en reverencia .
— Por supuesto . Ella aguardará su llamado. Diego se volvió hacia Mary Kate.
— Debes acompañar a Don Juan .
— Quiero saber qué está sucediendo y él no habla inglés! — ella protestó.
— Ve , Mary Kate. Es una orden del obispo.
— Pero...
— La Iglesia es la Iglesia, Mary Kate, ya sea en Irlanda o en Cartagena.
— Pero...
El Padre Tomás intervino.
— La penitencia que te di ya es bastante difícil de cumplir . No quiero aumentar más días de ayudo por desobediencia al obispo Álvarez.
Mary Kate miró el libro de registro y el rosario que había dejado sobre un banco. Por primera vez en cuatro años se sentía con el alma liviana . Adoptó un aire contrito y preguntó suavemente:
— No sería mejor que me quedase?
— No! — gritaron el padre Tomás y Diego al mismo tiempo.
— Bien, ya entendí ! Y sepan que no me ofendo porque no necesitan de mi ayuda!
Si la situación no fuese tan seria, Diego se habría reído de ese comentario . Pero , dadas as circunstancias, se sintió aliviado al verla saliendo de la catedral con Don Juan .


Cuando Diego quedó a solas con sus hombres, estalló.
— Qué mierda se creen que están haciendo? Mis propios hombres traicionándome ! Por qué carajo no me buscaron para hablar de sus sospechas, por qué no me preguntaron qué estaba sucediendo?
— Usted sabía que muchos de los tripulantes tenían sospechas, capitán. Hasta llegó a hablar de eso conmigo — le recordó Enrique.
— Y vos me dijiste que ellos hablaban de más porque tenían demasiado tiempo de sobra. Y agregaste que le ibas a asignar más tareas. Pero eso no se me ocurrió que vos también desconfiabas de mí.
— Capitán, tendrá que convenir que su comportamiento ha sido muy extraño. Sumado eso a los hechos extraordinarios que presenciamos. Por ejemplo, usted ordenó que la mitad de la tripulación se escondiese en la cubierta inferior para valerse del factor sorpresa en un ataque a un barco que nadie podría saber que estaba navegando en nuestra dirección! Me acuerdo de cuando usted habló sobre un barco pirata cuando todavía no había sido avistado, y dio orden de huir de el para hallar la protección de una flota. Cómo podría saber de la existencia de esa flota? Eso sin contar que usted conversaba con alguien. Capitán, usted hablaba con el demonio.
— Demonio? Nunca se te pasó por esa cabeza de chorlito que mis presentimientos, o mis premoniciones podían ser una bendición? Ese día que escapamos del barco y tuvimos la protección de la flota, vos y muchos otros podrían haber muerto, Enrique. Un barco como el Magdalena jamás vencería a esa galeón . No tengo que explicarte eso!
— Pues yo no lo vi rezarle a Dios para pedirle protección del peligro o para salvar nuestras almas. Sepa que no quiero seguir a bordo de un barco con la presencia del demonio! Por cuánto tiempo cree que Dios va a permitir que las fuerzas del mal prevalezcan ?
— No tengo un puto pacto con el demonio! Tu acusación es muy seria, Enrique. No te das cuenta que estás poniendo mi vida en riesgo?!
— Qué me dice de esa mujer, capitán? — preguntó uno de los amigos de Enrique. — Puedes cenar con ella manteniendo la puerta de la cabina abierta, pero nadie puede ver si pasa algo pecaminoso entre ustedes dos.
Los ojos de Diego fusilaron.
— Debería atravesarte con mi espada en este mismo instante , José. Ustedes me acusan de herejía y ahora atacan mi honor y el de una joven virtuosa que está bajo mi protección! La señorita 0'Reilly es muy bonita y yo soy hombre, pero jamás la deshonraría. Y hablando de honor y decencia , qué estuviste haciendo esa noche en Habana?
José enmudeció.
— Si no cometió ningún acto de herejía, nada tiene que temer — dijo Gabriel, otro marinero. — José, Vicente y yo pensamos en ir directamente al Santo Oficio, pero Enrique insistió para que viniésemos aquí primero. Sólo queremos saber qué poder es ese que usted tiene . Cómo puedes saber antes que nadie que un barco se está acercando ?
Diego se calmó un poco. Él y Enrique habían sido amigos en el pasado.
— Gracias por haber venido acá en vez de ir directamente a la Inquisición — él agradeció a su inmediato.
— No precisa agradecerme , capitán. Y, ya que estamos siendo francos, debo decirle lo que pienso sobre usted y la señorita 0'Reilly. Perdóneme, capitán, pero ustedes se miran y se tocan con intimidad, como si fuesen amantes.
Diego se dejó caer en la silla del escritorio del padre Tomás.
— Te estás yendo al carajo , Enrique. Crees que merezco la muerte por haber salvado tu vida e y la de tus compañeros y por haber sido tentado por una mujer?
— Como dijo Gabriel, si usted es inocente, nada tiene que temer.
Cómo podía explicarle a esos hombres cerrados y ciegos que hasta el mismo padre Tomás y María Magdalena temían a la Inquisición ?



Por más curioso que se sintiese por escuchar toda la historia de Mary Kate, el padre Tomás tuvo que postergar satisfacer esa curiosidad para mas tarde. Ella estaba arrodillada nuevamente delante del altar con el rosario en la mano, cumpliendo su penitencia.
El Padre Tomás tendría que avisarle a Diego que volviese más tarde de lo pactado para buscarla, pues ella estaría rezando hasta la hora de la cena. Al día siguiente ella tendría que ayunar desde el amanecer hasta la comunión , en la misa vespertina. La joven irlandesa tenía muchos pecados para expiar.
Aún así, el padre Tomás pensó, esa chica le gustaba . Era una joven intrépida y llena de vitalidad. Siendo también impetuosa e impulsiva, cometía faltas con mucha facilidad. En compensación, su deseo por repararlas era sincero. Un libro de registros para anotar los pecados! Y tan meticulosamente registrados!.
El prefería a personas como Mary Katherine a las mujeres presuntuosas que formaban parte de su rebaño y que consideraban estar libres de pecado. El Padre Tomás creía que su don para ver mas allá del exterior de las personas, de comprenderlas y llegar a ver sus almas, lo había hecho un buen sacerdote. Detestaba el pecado, pero sentía un genuino afecto por los pecadores. El obispo ya lo había reprendido varias veces por ser demasiado blando.
Como mirando a Mary Kate, quien estaba arrodillada delante del altar , el padre Tomás no vio a las dos mujeres sentadas en el banco, justo detrás de ella.
— Ahora está rezando un ave maría. Habla con ella — Magdalena le pidió a María Santísima.
— Ya estoy hablando — respondió María.
— No lo está haciendo — Magdalena la contradijo .
— Podemos comunicarnos con las personas sin hacer uso de las palabras, ya sabes eso.
— Si, pero en este momento tenemos que conseguir algo muy importante y con mucha urgencia. Tiene que impresionar a Mary Kate. Diego estará aquí en unos minutos.
— No has aprendido nada, María Magdalena después que hiciste que Diego pasase ese mal momento delante de su tripulación?
— Por favor, María! Si él es llevado al Tribunal da Inquisición ... ya sabe lo que sucederá.
— No lo condenarán a la hoguera. Él es católico.
— Pero van a azotarlo hasta arrancarle la piel de la espalda , y después será condenado a la esclavitud.
— Bien, por lo menos hiciste una cosa bien . Le aconsejaste buscar al padre Tomás. Si alguien puede ayudarlo, ese alguien es el padre Tomás.
— Alguien? Usted puede ayudarlo!
— Lo estoy intentando, no me distraigas .
Magdalena se esforzó para controlar su agitación , pues ella, María Magdalena, tenía prohibido susurrar una sola palabra al oído de la muchacha irlandesa arrodillada justo delante suyo!
"Oh, mi Jesús, perdona nuestros pecados. Líbranos del fuego del infierno. Lleva nuestras almas al cielo y socorre a quienes más lo necesiten ", Mary Kate rezó mentalmente. Diego necesita tu ayuda, Señor, ella pensó y se sorprendió por acordarse de pedir por Diego en su plegaria . Diego era un hombre honrado. Y ella era la pecadora. Dios había llegado a arrojarse a los brazos de él con la intención de entregarle su pureza.
Sin saber por qué, Mary Kate interrumpió sus oraciones. Estaba sintiendo una urgencia de acordarse de todas las virtudes de Diego, de su devoción a la Iglesia, de su repudio a los protestantes, de su religiosidad y su fe. Todo eso, sumado a su honestidad y su honradez, era prueba de su inocencia.
Inocencia? Por qué Diego tendría que probar que era inocente? Qué pensamientos más extraños.
Debería concentrarse en recitar el rosario y se estaba distrayendo. Era eso. Sólo podía ser eso . Inspiró profundamente y meditó sobre el segundo misterio gozoso.
"Padre nuestro que estás en el Cielo..."
Los sueños que Diego tenía eran inofensivos. Gracias a ellos la vida de ella y de todos los tripulantes habían sido salvadas. Por Dios! Por qué sus pensamientos desvariaban de ese modo? Ella debía concentrarse en el rosario y en su penitencia.
De repente, la puerta de la catedral se abrió par en par e Mary Kate giró la cabeza para ver quien estaba entrando tan intempestivamente. Sus ojos no estaban preparados para la intensa claridad que venía desde afuera, pero reconoció inmediatamente la silueta de Diego. Detrás de él un hombre de mediana edad, subía apresuradamente los escalones de piedra.
— Padre Tomás — dijo Diego jadeante, como si hubiese corrido mucho.
Qué pasa, hijo?
— Quiero confesarme.
— Ahora?
Viendo al obispo, a Enrique y a los tres marineros saliendo de corredor que había entre el gabinete de su Excelencia y el altar, Diego respondió al padre:
— Si, padre Tomás. Ahora mismo . — Giró la espalda al pequeño grupo y se arrodilló en el confesionario.
Cuando el padre Tomás se sentó para dar inicio a la confesión oyó voces masculinas, pero no les prestó atención. Si los caballeros habían venido hablar con el obispo, seguramente no precisaban la presencia de un humilde sacerdote como Tomás.
El corazón de Diego latía tan fuerte que el sonido parecía hacer eco en las paredes de piedra a su alrededor . Respiró profundamente e intentó calmarse. Allí estaba salvo. Nadie iba a interrumpirlo durante la confesión. Se santiguó , confesó los pecados cometidos, y después le preguntó al bondadoso sacerdote:
— Sólo cometemos un pecado si lo hicimos intencionalmente, no es así, padre?
— Si.
— Entonces esto no es pecado. Yo no quiero que me suceda, intento expulsarla de mi mente, de mi presencia, pero ella me persigue. Hasta podría ser un pecado intentar librarme de ella. Tal vez yo haya cometido un pecado dejando de hablar sobre ella a mi confesor.
— Qué cosa es esa? A qué te refieres, hijo?
— Una santa. Tengo visiones, padre!
— Visiones? De una santa?
— Santa María Magdalena.
— María Magdalena?! — La voz do sacerdote sonó llena de asombro e incredulidad.
— Le Juro que es verdad. Ella ya se me ha aparecido muchas veces en los tres últimos años.
? Cuéntame cómo son esas visiones. — el Padre Tomás no iba a decir si estaba sintiendo miedo o fascinación ; pero el hecho era que la revelación de Diego le hacía vibrar el cuerpo . Las voces afuera del confesionario se habían hecho más fuertes y Diego oyó las protestas de Mary Kate. Ella hablaba parte en español y parte en en inglés y probablemente no la estaban entendiendo. Madre de Dios! Era insoportable saber que sus hombres hablaban mal de él delante de Don Juan .
— Diego?
— Si, padre. Discúlpeme. Esos hombres... Creo que le están diciendo al obispo que yo tengo un pacto con las fuerzas del mal.
— Vos, Diego?
— Ellos creen que es así . — Diego pasó la mano por su rostro sudado . — No sé. Tal vez ellos tengan razón !
— Te conozco, mi hijo. Sos un buen hombre.
— Diego se acordó del sueño y tragó con dificultad
— Magdalena se me apareció por primera vez cuando yo estaba muy enfermo. Mi capitán había muerto de fiebre y ella me aseguró que nadie más iba a morir por esa fiebre que había afectado a casi toda la tripulación. También me dijo que yo no podía tener todo lo que desease y que tendría que esperar a convertirme en un héroe.
— Entendiste lo que ella quiso decir?
— En esa ocasión no entendí nada. Después fui derrotado por el capitán Hampton, conocí a Faith Cooper y me enamoré de ella. Usted ya conoce esa historia.
El Padre Tomás se acordó del pirata Geoffrey Hampton y su novia, Faith Cooper. Hampton había sido condenado a muerte en Cartagena y había sido salvado por Diego y su amigo Don Juan . Diego había hecho eso por amor a Faith.
— Como sabe, Faith y yo no estábamos destinados a estar juntos . Magdalena me prometió otra mujer. Una esposa. Me dijo que la reconocería cuando la viese. Años pasaron, soñé algunas veces con Magdalena, otras veces solamente oí su voz. Ella siempre me avisaba cuando un barco pirata se estaba aproximando y me aconsejaba si debía enfrentarlos o la desviar ruta, huyendo del enemigo.
— La viste?
— Algunas veces. En una de ellas, Magdalena apareció en medio de una neblina. Estaba vestida como la mujer que había sido antes de convertirse en sierva de Jesús. Era muy linda! Tenía cabellos negros, largos, ojos azules como el cielo, la piel muy clara. Le confieso, padre, que sentí deseo. Aunque me habló en español, Magdalena tenía un acento extraño. En el momento no lo identifiqué ; sólo más tarde comprendí que era un acento irlandés. Unas semanas pasaron y Magdalena apareció diciendo para yo debía mantener la mitad de la tripulación escondida en la cubierta inferior para engañar la capitán del barco pirata que se aproximaba. Como siempre, ella prometió que saldría victorioso. Y fue lo que sucedió. Y , a bordo de ese barco pirata, encontré a la mujer que era a imagen de la santa. Ella tomó una espada, mató al capitán del barco pirata y me salvó la vida.
Padre Tomás se santiguó .
— Mary Katherine!
— Si. Pensé que ella era la mujer sobre la cual Magdalena me había hablado, pero ella estaba prometida a un inglés. Además con el paso del tiempo descubrí que Mary Katherine no era nada como yo esperaba.
A pesar de sentirse alarmado con la extraña historia de Diego, el padre Tomás sonrió. No tenía dudas que Diego se comunicaba con la pecadora arrepentida, María Magdalena. También creía que Mary Katherine era perfecta para un hombre como Diego Montoya. Ella era la mujer adecuada para impedir que se convirtiese en uno de esos snobs arrogantes que el padre Tomás tanto despreciaba.
? Padre, tengo tantas dudas. Qué son esas visiones son? Una santa nunca aparecería vestida como una mujer provocativa , llevándome a sentir deseo y a tener pensamientos impuros. Y esa Mary Kate también es otra tentación. Si ella está prometida a otro, no puede ser la mujer destinada a ser mi esposa.
? Caíste en la tentación, mi hijo?
? No! Yo ... la besé y la acaricié . Pero no cometimos el pecado de la fornicación.
— Eso disminuyó tu fe ?
— No! Nunca!
— Tal vez la intención de la santa solamente haya sido despertarte al amor. Ella quiere hacer que te enamores.
— Cree que la santa es real? Es quien dice ser?
— Qué piensas vos de todo eso? Qué sientes en el fondo do corazón?
— No lo sé !
Diego estaba sintiendo un gran alivio por poder hablar tan abiertamente con un sacerdote. Como representante de Dios, el padre Tomás iba a aconsejarlo con sabiduría. Al mismo tiempo, Diego no podía ignorar las voces de los hombres que estaban a unos metros de distancia, y eso hacía que su corazón continuase latiendo aceleradamente y que su rostro se cubriese de sudor .
Se le ocurrió al padre Tomás que a veces preferiría no ser un representante de Dios. Piratas, agnósticos, ateos... ahora un hombre con visiones . Qué vendría a continuación ? Y él nunca había recibido del Señor a quien servía, el don de poder dar respuestas sabias y directas a esos hijos de Dios. Quizás, en el caso de Diego, el obispo tendría la respuesta adecuada . Pero esas casi cinco décadas de sacerdocio poco contribuían para que él tuviese fe en las autoridades de la Iglesia.
" María Magdalena, por qué no te apareces en mis sueños", él pensó.
— Padre? — Diego lo llamó .
— Estaba pensando, hijo. Esos hombres que están con el obispo saben de esas visiones?
— No! nadie sabe además de mi hermano, Pablo, que es sacerdote en Cádiz.
— En ese caso qué pueden haberle dicho esos hombres al obispo?
— Ellos desconfían de la suerte extraordinaria que tengo. Cuando tengo las visiones, mi comportamiento se hace extraño y ellos creen que estoy poseído por el demonio.
— Ellos no deben haber hablado sobre eso con el obispo. Sería una denuncia demasiado grave.
— Pero fue justamente lo que ellos vinieron a hacer: denunciarme . Sé eso. Oí a Magdalena, una hora atrás, cuando estaba en la casa de Don Juan . Ella me dijo que venga a buscarlo, padre Tomás, porque algunos de mis hombres estaban conversando con el obispo sobre lo que ellos han presenciado en el Magdalena, mi barco.
Nuevamente el padre Tomás deseó que María Magdalena se le apareciese de alguna forma y que le diese las respuestas que precisaba.
— Es mejor que le contemos toda la verdad a tus hombres, al obispo y a Don Juan — sugirió padre Tomás.
"Dios me ayude! No quiero ser cobarde. Magdalena dame coraje", Diego rezó. Y agregó en voz alta:
— Si yo revelase la verdad, seré condenado a la hoguera, padre.
— Ellos no harán eso. Sos católico.
— Entonces seré acusado de practicar brujería y seré vendido como esclavo.
? No podemos permitir que seas llevado al Tribunal da Inquisición para ser interrogado. Creo que no aceptarías el método que ellos usan para extraer respuestas. Muy pocas personas interrogadas son consideradas inocentes. Si enfrentases ese tipo de interrogatorio , serías condenado a la esclavitud o a ser azotado hasta quedar casi muerto. Debemos intentar resolver todo con el obispo, aquí mismo.
Diego comenzó a relajarse. Magdalena había tenido razón al mandarlo a buscar al padre Tomás. Confiaba en él y creía que tenía alguna posibilidad de no ser condenado.
— Muy bien . Vamos a intentar resolver todo aquí mismo.
— Da gracias al Señor porque él es bueno .
— Y su misericordia permanece para siempre.
— En nombre del Señor te absuelve de tus pecados. Ve en paz.
— Gloria a Dios. Gracias, padre.


La conversación entre Mary Kate, Enrique y su séquito, el obispo y Don Juan fue interrumpida abruptamente. El Padre Tomás se dirigió al obispo.
— Obispo Álvarez, no cree que sería mejor tratar este asunto en uno de los nuestros gabinetes y no aquí, delante del Santísimo?
El obispo, quien naturalmente era de piel rojiza, casi estaba púrpura a causa de la acalorada discusión. Y asintió con la cabeza.
— Si, si , en mi gabinete. Quiero hablar primero con usted, padre Tomás. a solas.
El Padre Tomás se volvió hacia Diego.
— Puedo transmitirle a él todo lo que me has contado ? Diego vaciló.
— Yo no le di todos los detalles, padre Tomás. No sería mejor que yo vaya a la oficina con ustedes?
— Qué detalles tan importantes has dejado de mencionar?
— Nada que recuerde en este momento , pero ...
— Debo atender al pedido del señor obispo. Él quiere hablar conmigo a solas.
— Yo ...
— Diego!
— Si ? — él se dio vuelta hacia Mary Katherine. Casi olvidándose que ella también estaba en ese grupo.
— Qué está pasando ? No entendí nada de lo que decían. No hablaban de herejía, no ?
Diego y el padre Tomás se pusieron tensos, pero los otros hombres no hablaban inglés y la palabra "herejía" no provocó ninguna reacción de parte de ellos.
— Mary Katherine, por el momento es mejor que hables lo menos posible — padre Tomás le aconsejó .
— Eso es imposible para ella — observó Diego.
— Te crees que yo no puedo quedarme con la boca cerrada cuando es necesario?
Diego cerró los puños para no sacudir Mary Kate, y le recomendó en voz baja :
— Esta situación es muy delicada.
— Estos hombres alegan que esta mujer es una prueba más en contra del capitán Montoya — dijo el obispo refiriéndose a Mary Kate. — Afirman que el capitán está ... obsesionado por ella desde que la encontraron en el barco pirata. Ese barco no podía ser avistado ni con un catalejo y el capitán ya sabía que se aproximaba. Ellos me han dicho que ella asesinó a un pirata.
— Ella mató a un pirata, es cierto . Fue en legítima defensa. Los piratas la mantenían prisionera.
Esa parte Mary Kate la entendió, gracias a lo que había aprendido con Galeno. Y no se contuvo.
? Si! Mierda! Yo maté a ese maldito pirata! — De repente se ruborizó violentamente e hizo una breve reverencia al obispo y al sacerdote. ? Perdonen el exabrupto.
El Padre Tomás dirigió una mirada suplicante a Don Juan quien observaba todo en silencio.
— Quizás usted podría llevar a la señorita 0'Reilly a algún otro lugar.
— Perfectamente. Sólo lamento dejar solo a mi amigo Diego en este momento tan difícil.
El obispo Álvarez se hizo cargo de la situación.
— Capitán Montoya, señor Sanchez, Diego y los otros esperen en el gabinete del padre Tomás mientras él y yo conversamos. Señor Gallegos, dejo a la señorita 0'Reilly bajo su custodiá. Su casa queda aquí en El Centro, verdad ?
— Si, excelencia.
— Muy bien . Planeo llamarla para hacerle unas preguntas. Están dispensados por el momento .
Don Juan se inclinó en reverencia .
— Por supuesto . Ella aguardará su llamado. Diego se volvió hacia Mary Kate.
— Debes acompañar a Don Juan .
— Quiero saber qué está sucediendo y él no habla inglés! — ella protestó.
— Ve , Mary Kate. Es una orden del obispo.
— Pero...
— La Iglesia es la Iglesia, Mary Kate, ya sea en Irlanda o en Cartagena.
— Pero...
El Padre Tomás intervino.
— La penitencia que te di ya es bastante difícil de cumplir . No quiero aumentar más días de ayudo por desobediencia al obispo Álvarez.
Mary Kate miró el libro de registro y el rosario que había dejado sobre un banco. Por primera vez en cuatro años se sentía con el alma liviana . Adoptó un aire contrito y preguntó suavemente:
— No sería mejor que me quedase?
— No! — gritaron el padre Tomás y Diego al mismo tiempo.
— Bien, ya entendí ! Y sepan que no me ofendo porque no necesitan de mi ayuda!
Si la situación no fuese tan seria, Diego se habría reído de ese comentario . Pero , dadas as circunstancias, se sintió aliviado al verla saliendo de la catedral con Don Juan .


Cuando Diego quedó a solas con sus hombres, estalló.
— Qué mierda se creen que están haciendo? Mis propios hombres traicionándome ! Por qué carajo no me buscaron para hablar de sus sospechas, por qué no me preguntaron qué estaba sucediendo?
— Usted sabía que muchos de los tripulantes tenían sospechas, capitán. Hasta llegó a hablar de eso conmigo — le recordó Enrique.
— Y vos me dijiste que ellos hablaban de más porque tenían demasiado tiempo de sobra. Y agregaste que le ibas a asignar más tareas. Pero eso no se me ocurrió que vos también desconfiabas de mí.
— Capitán, tendrá que convenir que su comportamiento ha sido muy extraño. Sumado eso a los hechos extraordinarios que presenciamos. Por ejemplo, usted ordenó que la mitad de la tripulación se escondiese en la cubierta inferior para valerse del factor sorpresa en un ataque a un barco que nadie podría saber que estaba navegando en nuestra dirección! Me acuerdo de cuando usted habló sobre un barco pirata cuando todavía no había sido avistado, y dio orden de huir de el para hallar la protección de una flota. Cómo podría saber de la existencia de esa flota? Eso sin contar que usted conversaba con alguien. Capitán, usted hablaba con el demonio.
— Demonio? Nunca se te pasó por esa cabeza de chorlito que mis presentimientos, o mis premoniciones podían ser una bendición? Ese día que escapamos del barco y tuvimos la protección de la flota, vos y muchos otros podrían haber muerto, Enrique. Un barco como el Magdalena jamás vencería a esa galeón . No tengo que explicarte eso!
— Pues yo no lo vi rezarle a Dios para pedirle protección del peligro o para salvar nuestras almas. Sepa que no quiero seguir a bordo de un barco con la presencia del demonio! Por cuánto tiempo cree que Dios va a permitir que las fuerzas del mal prevalezcan ?
— No tengo un puto pacto con el demonio! Tu acusación es muy seria, Enrique. No te das cuenta que estás poniendo mi vida en riesgo?!
— Qué me dice de esa mujer, capitán? — preguntó uno de los amigos de Enrique. — Puedes cenar con ella manteniendo la puerta de la cabina abierta, pero nadie puede ver si pasa algo pecaminoso entre ustedes dos.
Los ojos de Diego fusilaron.
— Debería atravesarte con mi espada en este mismo instante , José. Ustedes me acusan de herejía y ahora atacan mi honor y el de una joven virtuosa que está bajo mi protección! La señorita 0'Reilly es muy bonita y yo soy hombre, pero jamás la deshonraría. Y hablando de honor y decencia , qué estuviste haciendo esa noche en Habana?
José enmudeció.
— Si no cometió ningún acto de herejía, nada tiene que temer — dijo Gabriel, otro marinero. — José, Vicente y yo pensamos en ir directamente al Santo Oficio, pero Enrique insistió para que viniésemos aquí primero. Sólo queremos saber qué poder es ese que usted tiene . Cómo puedes saber antes que nadie que un barco se está acercando ?
Diego se calmó un poco. Él y Enrique habían sido amigos en el pasado.
— Gracias por haber venido acá en vez de ir directamente a la Inquisición — él agradeció a su inmediato.
— No precisa agradecerme , capitán. Y, ya que estamos siendo francos, debo decirle lo que pienso sobre usted y la señorita 0'Reilly. Perdóneme, capitán, pero ustedes se miran y se tocan con intimidad, como si fuesen amantes.
Diego se dejó caer en la silla del escritorio del padre Tomás.
— Te estás yendo al carajo , Enrique. Crees que merezco la muerte por haber salvado tu vida e y la de tus compañeros y por haber sido tentado por una mujer?
— Como dijo Gabriel, si usted es inocente, nada tiene que temer.
Cómo podía explicarle a esos hombres cerrados y ciegos que hasta el mismo padre Tomás y María Magdalena temían a la Inquisición ?

No hay comentarios: