domingo, 10 de octubre de 2010

NO SOY SANTA - PAULA REED - CAPITULO 12



CAPITULO 12

Mary Kate caminó inquietamente por la cabina . Si no estuviese tan preocupada con Diego, habría quedado en la cubierta superior. Nunca había visto nada semejante a lo que había sucedido a él cuando estaba en el puente de comando. Parecía estar tan bien , ella podría apostar que él tenía la cabeza llena de ideas cochinas . Y de repente, había comenzado a hablar solo, en inglés, tal vez porque había estado conversando con ella. Había mencionado un barco antes que el vigía anunciase que había avistado un barco en el horizonte. Entonces Diego había comenzado a dar órdenes.
Pero qué había sucedido minutos antes de eso? En primer lugar él le había dicho que lo dejase en paz. Hasta ahí todo era lógico . Pero Diego no podía haber estado hablando con ella cuando había dicho que iba a perseguir al maldito barco.
Golpes insistentes en la puerta sacaron Mary Kate de sus intrigas. Fue a atender.
— El capitán dice que estamos salvos. Encontramos una flota — Galeno informó.
— Una flota? Barcos españoles? Galeno asintió con la cabeza, muy contento.
— Si, si. Galeones españoles. Ya le dije , señorita, el capitán es cosa llovida del cielo!
— Un enviado de Dios?
— Si! Si!
— Galeno, no estarás hablando de satanás?
El muchachito frunció el ceño , molesto.
— El señor Enrique Sanchez es supersticioso!
— No fue lo que te pregunté . Sabes lo que significa satanás?
— El señor Enrique es temeroso! Desleal! Mary Kate sacudió a Galeno por los hombros.
— Estás hablando de satanás? Responde! Galeno apenas sacudió la cabeza con vehemencia.
— Es mentira! Es falso! Yo creo que es Dios quien habla con el capitán.
Mary Kate desistió. L muchachito admiraba tanto al capitán que no podía hablar con objetividad. Imagínense, Dios hablando directamente con Diego!
Lo concreto era que alguien había hablado con él, de eso ella no dudaba. Y había escuchado a Diego responder. Pero de ahí a afirmar que él conversaba con Dios sería fantasear demasiado .
— Gracias , Galeno.
— El capitán dice que usted va a cenar con los capitanes de la flota esta noche — agregó Galeno sonriendo nuevamente.
— Yo ? Te parece?
— Si. Los galeones tienen muy buena comida. Calamares en su tinta, jamón serrano, flan... Todo delicioso.
— Ah, entonces será una cena formal, no?
— Qué?
Por Dios! Había millares de cosas que ella todavía precisaba aprender en español, Mary Kate admitió. Corrió a su baúl , sacó de dentro de él su mejor vestido de seda y lo levantó para que Galeno lo viese. Él lo aprobó, maravillado, y dejó la cabina.
Al examinar la falda, Mary Kate constató que estaba muy arrugada y no tenía modo de solucionar eso . Bien, era mejor presentarse usando un traje fino y elegante, aunque arrugado, que sentirse avergonzada por usar un vestido demasiado sencillo e impropio para la ocasión. Le dolía admitir que, en el fondo, tenía temor de sentarse a la mesa con un grupo de capitanes españoles. Era verdad que sir Calder, horrorizado con los modales bárbaros de su nieta, había contratado un profesor para darle clases de ceremonial y etiqueta . Mary Kate había aprendido todas las lecciones y delante del profesor era una perfecta lady. Pero por rebeldía, y para irritar a sus pretendientes y a su abuelo, nunca había puesto las lecciones en práctica. Sólo esperaba no cometer ningún desliz esa noche.
Le llevó mucho trabajo ponerse las voluminosas enaguas, el corset cerrado con muchos botones, y el vestido, sin tener una criada personal para ayudarla. Peor todavía fue peinar los cabellos ya que para ver su propia imagen , apenas tenía un pequeño disco de plata. Pero la admiración impresa en los ojos de Diego, cuando él apareció para buscarla, compensó todo el esfuerzo que ella había hecho.


Diego sabía que Mary Kate tenía muchos vestidos apropiados para usar en una ocasión formal como la cena con los capitanes, sus colegas. Además, ella era bella y cualquier cosa le quedaba bien. Lo que no esperaba era verla tan deslumbrante. El vestido celeste tenía mismo color que los ojos de ella. La parte superior muy ajustada evidenciaba su cintura minúscula. La falda fruncida, armada con varias enaguas, era espectacular . Los maravillosos cabellos negros estaban levantados, formando un rodete y Diego notó , por primera vez, que el cuello de ella era largo y elegante . Su mirada bajó hacia el escote bajo que dejaba a la vista la curva superior de los pechos. Sobre el pecho blanco reposaba una cruz de oro con una cadena .
Si ella fuese su esposa, Diego pensó, todos los hombres que él conocía sentirían al mismo tiempo envidia y pena por él.
Mary Kate inspiró profundamente y los montículos debajo del escote se elevaron y bajaron cuando ella soltó el aire. Hizo eso justamente para provocar a Diego cuya mirada estaba clavada en los pechos .
Me sentí poco molesta al ver que la falda de este vestido tan arrugada. La tuve colgada por un largo rato y me parece que mejoró un poco. Qué piensas ? — Ella se agachó para alisar la tela y la mente de Diego voló hacia la escena de la noche anterior, cuando la había acostado en la cama. Ah, si ella hubiese tenido un escote como ese, bastaría con bajarlo un poco...
— Por qué pones esa cara , Diego? Pareces hambriento — ella observó con un risa pícara.
— Necesito un momento, me olvidé una cosa en mi cabina. — él se alejó y cuando volvió, tenía una de las manos en la espalda y dijo tímidamente: — No sé por qué hago esto , pues no te lo mereces.
Le entregó a Mary Kate un bonito frasco de perfume. Cuando lo abrió , Mery aspiró el aroma y exclamó :
— Rosas! Te acordaste de lo que te pedí!
— Consideré que era un pedido modesto.
— Muy gentil de tu parte . Compraste el perfume, incluso después de lo que hice. Sé que te ofendí. — Ella se puso unas gotas del perfume detrás de las orejas y en las muñecas y lo guardó cuidadosamente en el baúl.
— No, no me ofendiste — contestó Diego, manteniéndose en la puerta de la cabina .
Por insistencia de Mary Kate, él dio unos pasos adentro.
— Gracias . Me gustó mucho el regalo.
— Por nada.
El se dio vuelta hacia salir, pero Mary Kate lo llamó .
— Espera.
Esta vez fue ella quien lo estudió . Él estaba magnífico usando un saco de terciopelo negro adornado con galones plateados. Los cabellos castaños, colocados detrás de las orejas, caían suavemente hasta los hombros y el volado blanco que terminaba el cuello contrastaba con su piel bronceada. Mary Kate se aproximó a él y su perfume cítrico se mezcló con el de rosas. Su apariencia era perfecta, Diego estaba sereno y bien dispuesto, como si todo el episodio en la cubierta no hubiese sucedido. Ella lo enlazó por el cuello esperando ser empujada hacia atrás, pero él se inclinó y ella apoyó la boca en la de él, disfrutando ese contacto. Luego , entreabrió los labios para sentir el sabor de Diego. Él la abrazó por la cintura y la besó intensamente.
— Estás muy elegante esta noche — ella murmuró, cuando interrumpieron el beso para respirar.
El se rió y el sonido provocó en ella deliciosos estremecimientos.
— Y vos... Bien, no creo que haya palabra para definir tu apariencia .
Mary Kate acomodó el cuello del saco de terciopelo, caído sobre los hombros de él.
— Diego, si te lo pido bien , me contarías lo que le sucedió hoy ?
Ele sacudió la cabeza y la empujó hacia atrás .
— No fue nada. El sol estaba muy fuerte y yo no había comido bien por la mañana.
— Diego Montoya Fernández de Madrid y Delgado Cortés, me estás mintiendo ?
— No. El sol estaba fuerte y había comido poco.
— Media verdad clasifica como mentira. Es lo que padre Brendan siempre decía.
— Cuantas veces tuvo que decirte eso?
— Muchas, muchas veces. Es por eso que reconozco una mentira cuando la oigo.
Diego caminó hacia la puerta.
— Vas a disfrutar un banquete esta noche. Los capitanes de la Marina comen muy bien .
— Fue lo que Galeno me dijo .
Diego frunció el ceño .
— Qué más te dijo ?
— No mucho . Dice que Dios habla con vos .Mary Kate podía jurar que Diego había empalidecido , aunque sólo un poco.
— El chico tiene una imaginación muy fértil.
— Cierto — Mary Kate concordó y salió de la cabina con Diego.
Mary Kate no sabría decir si era una bendición o un castigo no poder acompañar la conversación que era mantenida en el salón de uno de los galeones. Solamente uno de los capitanes hablaba inglés, pero su vocabulario era muy pobre y él mezclaba, durante la conversación, palabras o frases en inglés con español. Cuando se sirvió el plato calamares en su tinta, el capitán quiso saber si a Mary Kate le había gustado ese plato. Ella respondió educadamente, aunque hubiese hallado que el sabor era un poco fuerte. Diego intentaba traducir lo que era dicho, lo que no siempre era posible. Entonces ella no lograba acompañar toda la conversación o hacer comentarios. El tema más abordado durante la cena fue el poder bélico de los galeones. A cierta altura, Diego le dijo :
— El capitán del Santiago acaba de decir que su barco fue todo recientemente equipado y que recibió cañones con grande poder de fuego y otras armas. Él pregunta si te gustaría de ver uno de sus cañones.
Ella pensó por un instante, después sonrió maliciosamente .
— Bien, prefiero pistolas. Pero vos todavía no me permitiste ver la tuya, pero apuesto a que es mucho mas grande que la de él.
Diego quedó tan espantado que se atragantó y casi escupió el vino tinto en el mantel de lino inmaculado que cubría la mesa. Eso, naturalmente, provocó preguntas sobre lo que ella había dicho Y Mary Kate gozó verlo confundirse, tropezar con las palabras, intentando dar una respuesta menos picante.
— Qué les dijiste ? — Mary Kate preguntó.
— Respondí que había habido un ligero malentendido. Comportate, María Catalina.
— Deberías agradecerme porque no he dado mi contribución para que conversación sea más entretenida.
Ella le sonrió a los otros caballeros, agitó las pestañas fingiendo estar avergonzada.
— Estoy embarazada — ella explicó y le encantó oír las carcajadas provocadas por sus palabras.
El rostro de Diego se tiñó de rojo. Él explicó que, si la intención de ella había sido expresar su pudor , debería haber dicho “Estoy avergonzada”. La palabra embarazada también significaba "preñada".
— Oh, Lo siento tanto ! — Mary Kate se disculpó cuando su equivoco fue aclarado. — Estoy desvergonzada!
— Avergonzada! — Diego gritó.
— Avivada ? — ella preguntó , los ojos celestes brillando con inocencia. — Oh, me rindo, no sé.
Ella se encogió de hombros y tomó un trago de vino.
Diego sacudió la cabeza con frustración . No sabía si María Catalina era divertida o escandalosa. Después del bochorno , él intentó una o dos veces corregir su español espantoso, pero reconoció que esos capitanes arrogantes, con expresión de perplejidad, merecían oír semejantes tonterías.
Cada vez mas , distrayéndose con la actuación de María Catalina, Diego se olvidaba por algún tiempo de todas las preguntas que lo afligían desde la perturbador reaparición de Magdalena.
Diego, que había acabado divirtiéndose con el modo ridículo en que Mary Kate empleaba las palabras durante la cena en el galeón, cuando volvió al Magdalena, se puso formal y distante.
— Estás enojado conmigo, Diego — dijo Mary Kate en la puerta de su cabina.
— No estoy enojado, pero ya es tarde y el día de un capitán comienza al amanecer — él comentó.
Mary Kate era la menor de sus preocupaciones. El clima a bordo continuaba siendo de desconfianza y varios marineros no lograban disimular que se sentían incómodos en presencia de él.
— Disculpa , Diego, yo sólo quería divertirme un poco, no avergonzarte delante de tus colegas. Bien... esos capitanes parecían tan arrogantes y yo no entendía ni una palabra de lo que decían.
—No me sentí avergonzado sino , envanecido. Todos ellos me envidiaron esta noche.
— Por qué no entras? Te aseguro que si entrar le darás motivo a esos presuntuosos para que te envidien todavía más — Ella habló con tono superficial , pero los dos sabían que bastaría con que él aceptase la invitación para que algo mucho mas serio ocurriese.
Diego sonrió, después suspiró.
— Como ya te dije , es muy tarde. Si no descanso, no podré realizar mis tareas con la energía y la atención necesarias.
— Bien, te aseguro que no valdrás gran cosa por la mañana después que yo acabe con vos.
Diego hizo una reverencia para retirarse, pero Mary Kate puso la mano sobre el brazo de él.
— Espera . N dormirás bien teniendo tantos problemas en la cabeza. Si te prometo comportarme, aceptas mi invitación y sólo entras para que conversemos un poco? No hay persona mejor que yo para escuchar confidencias. Puedes preguntarle a mi hermana que te dirá que eso es verdad.
Oh, Dios, sacarse un peso del alma! Encontrar una verdadera aliada a bordo de su barco. Podía confiar en Galeno, pero él era demasiado joven como para entender la mente confundida de su capitán.
— Tal vez pienses que estoy loco — él observó, consciente que su comportamiento en la cubierta había sido incomprensible para todos que lo que lo habían presenciado . — Pero no puedo decirte nada más.
— Si vos estás loco, hoy tu locura salvó nuestras vidas. Me haces acordar a Paddy 0'Shea, un hombre de mi tierra? Pues ese loco jura que el dueño del pub es Oliver Cromwell disfrazado. Cierta vez llegó a atacarlo con un machete. El hermano de Paddy... — Mary Kate interrumpió la historia porque vio la cara de Diego arrugarse y una sombra de tristeza en sus ojos. — Oh, sólo estaba bromeando. Sé que no estás loco.
— Si mi destino estuviese en tus manos, María Catalina, creo que podría contarte todo sin temor.
— Puedes hablar con confianza. Conozco tus cualidades y nada de lo que puedas decir hará que caigas en mi concepto.
El se rió sin humor, como si la rida tuviese dificultad en pasar por su garganta apretada.
— Nunca imaginé que tuvieses una buena opinión respecto a mí Mary Kate - Ella sonrió intentando levantar el ánimo de Diego.
— Bien, sos un cabeza dura, severo, excesivamente fijado a las reglas y a las apariencias, y tienes más control sobre vos mismo de lo que sería saludable para un hombre con sangre caliente, pero , en resumen, considero que sos un ser humano maravilloso.
Qué Dios lo ayudase, deseaba a esa mujer. Quería sacarle las hebillas de los cabellos largos y sedosos, perderse en ella y quemar todo sus miedos y sus dudas en las llamas del infierno que habría entre ellos. El perfume de rosas que lo embriagaba, la curva de los pechos que el escote bajo revelaba y de los cuales valientemente había intentado apartar la vista durante toda la noche, casi lo habían enloquecido .
— Diego, ven. Me gusta ver ese brillo en tus ojos
— Mary Kate murmuró. — Vamos, entra. Voy a sacarte todas las preocupaciones de su mente y dormirás mucho mejor.
Para su propia sorpresa, ella estaba siendo sincera. Diego parecía tener en la espalda el peso del mundo y arrugas marcaban su cara . Quería reconfortarlo y aliviarlo . No quería usarlo para alcanzar sus objetivos.
— Qué ganaría? Cuando la pasión se acabase, mis problemas y preocupaciones todavía estarán esperándome .
— Yo también estaré . Después de besarme los labios tendré mayor interés en oírte contar todos los sus problemas. Te ofrezco todo mi cuerpo , y eso incluye mis oídos. — Ella se adelantó y tomó las manos de Diego en las suyas. — Es un invitación irrecusable.
— Si. Fuiste muy clara. Buenas noches, María Catalina. — él besó la mano de ella y salió al corredor . Antes de entrar en su propia cabina preguntó : — Qué clase de lecciones te enseñó Galeno?
Mary Kate se rió y el sonido hizo con que él se serenase .
— aA veces aprendo casualmente algo interesante, otras veces le pregunto a Galeno como se dice una palabra o frase, pero siempre en el más inocente de los contextos. El muchachito es leal y confía plenamente en vos, Diego.
La sensación de calma desapareció. Con tantos hombres en el Magdalena, solamente un adolescente ingenuo confiaba en él.
Si — él concordó. — Lo sé .

Diego pasó a mayor parte da noche orando. Cuando no estaba estaba arrodillado , caminaba por la cabina como si fuese una fiera enjaulada . Millares de veces se detuvo delante de la puerta intentado a ir a la cabina de su inmediato, ahora ocupada por Mary Kate. Y si le contase lo de las visiones? Siendo una católica irlandesa, de Ulster, que había pasado toda su vida cercada de protestantes, no se sentiría tan inclinada a condenarlo por herejía como seguramente haría un católico español.
Pero ni siquiera Pablo, quien era su hermano, había creído que las visiones realmente eran de una santa . Cómo podría confiar en una mujer que apenas conocía? Y si después de oírlo ella usase sus confidencias contra él ? Mary Kate ya había probado que era capaz de hacer cualquier cosa con tal de volver a Irlanda. Diego dirigió sus oraciones a todos los santos que pudo recordar , excepto a María Magdalena. Por más que desease hablar con ella, no estaba seguro de que podía confiar en ella. Si otra santa pudiese aparecerse en vez de Magdalena... Tal vez la Virgen María. No, eso era mucho pedir, además como iba a saber si ella realmente era María Santísima?
Cuanto más él pensaba en el asunto, más le parecía que las respuestas a sus preguntas estaban en la otra cabina. Quería a Mary Kate, la necesitaba. Tal vez ella no fuese la mujer perfecta que él había idealizado dotándola con las cualidades que deseaba encontrar en una esposa, pero tenía que admitir que una mujer capaz de luchar y vencer piratas , lo cual era mucho más excitante que una doncella tímida y asustadiza . No podía negar que Mary Kate era valiente. Admiraba a una mujer valiente. También era divertida; cuando la mente de él se llenaba de dudas, ella lo hacía reír. Esa mañana, él se había comportado como un loco en presencia de todos y ella, incluso sin comprender lo que había sucedido, le había ofrecido su amistad. Y era tan linda!
Había en ella la más deliciosa combinación de sensualidad e inocencia. Si, en realidad deseaba que Mary Kate fuese la mujer que le había sido prometida.
Esa era a respuesta que él buscaba. Legalmente ella pertenecía a otro. Un inglés que ella nunca había visto y de quien estaba huyendo. Pero no había votos pronunciados entre ellos. Una cosa era clara: ella jamás lo abandonaría por propia voluntad para irse a vivir con su prometido. Ella no le partiría el corazón como Faith Cooper había hecho. No amaba a Mary Kate , Diego admitió, y sabía que ella tampoco lo amaba. Solamente existía una amistad y una atracción entre ellos. Qué distancia podría haber entre esos sentimientos y el amor? Si se casase con Mary Kate, probaría que Magdalena tenía razón , y consecuentemente testimoniaría la veracidad del as apariciones de la santa.
Todo era tan simple ! Por qué no había entendido eso antes? Había estado tan fijado en los detalles como el hecho que María Catalina estaba comprometida, que no era española y que no tenía el comportamiento que él esperaba, pero no había visto lo que ahora le parecía tan claro. Si no llevase a María Catalina a Jamaica, estaría violando las reglas. España estaba obligada a mandarla de vuelta a su tierra. Pero , a qué país ? A Irlanda? A Inglaterra? Por cierto, en medio de esa confusión habría lugar para un humilde capitán naval español.
Las primeras luces del amanecer teñían el cielo cuando Diego, finalmente, decidió hablar con Mary Kate. Atravesó el pasillo , en el instante en que iba a golpear la puerta, esta se abrió. Él y Mary Kate se miraron sorprendidos.
Ella estaba vestida como si acabase de salir de la cama, pero dijo :
— Apuesto a que ninguno de los dos hemos dormido ni un instante . Perdimos una noche de sueño. No te quedes ahí parado. Entra ! Te prometo no seducirte.
Diego miró a su alrededor . A esa hora ya habría hombres despiertos.
— Tu reputación...
A cagar con mi reputación! Si no entras inmediatamente para que conversemos, irá a la cocina vestida así como estoy a pedir el desayuno para los dos. Eso pondrá fin a sus preocupaciones respecto a mi reputación !
Era cierto. Mary Kate sería su esposa. Que importancia tenía ser visto entrando en la cabina?
Y entonces ? Entras o no? — Mary Kate preguntó, cerrando la puerta.

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