lunes, 21 de abril de 2008

MARAVILLOSA - CAPITULO 12

Capítulo 12

" Me alegra encontrarte rodeado por paz y tranquilidad, amigo""
Merrick lanzó una mirada negra a Clio ante el sonido de la voz divertida de Roger FitzAlan.
Roger estaba de pie a la sombra de un pasaje abovedado, un hombro apoyado contra el muro de la torre de los portones y un pie colocado casualmente en uno de los escalones de piedra que condujeron al pretil de la torre.

Él salió de las sombras y miró a Merrick con un brillo irónico en sus ojos y una sonrisa irritante.

Merrick miró a Clio. Ella estaba a su lado , mirándolo coléricamente de la misma forma que él tenía una expresión furiosa. Para cualquiera que los observara parecían dos toros enojados a punto de cornearse.
Su furia había sido tan enorme que él no había pensado en donde estaba o quienes los veían.
A su alrededor se oían los sonidos y los movimientos de la construcción del castillo. Los hombres gritaban órdenes a los trabajadores mientras los guardias transportaban los materiales de construcción .
Las mazas de los herreros sonaban a la distancia haciendo ruidos similares a las espadas chocando ruidosamente en un campo de batalla..

Las carretas con materiales retumbaron a través de los portones , los hombres chiflándole a los bueyes para incitarlos a avanzar .
Roger cerró la distancia entre ellos y golpeó ruidosamente a Merrick en el hombro. "Todo lo que necesitas ahora son los galeses""
Había veces que Roger podía terriblemente insoportable ; Ese era una de esas veces.

Roger se volvió hacia Clio, galantemente tomando su mano pequeña e inclinándose de modo respetuoso en una reverencia mientras la alababa " Tienes la belleza de un pétalo rosado en el rubor de tus mejillas preciosas," Inmovilizándola con una mirada ardiente, Roger lentamente acercó sus dedos a sus labios, los besó, luego dio vuelta su mano, y besando su palma.
Merrick había visto a su amigo realizar este mismo gesto cuando se determinaba a llevar a cabo una seducción astuta. También conocía perfectamente a Roger como para saber que él hacía eso con un propósito determinado. Algo que no tenía nada que ver con Clio sino para causarle celos a Merrick .
Funcionaba.
Merrick tuvo el deseo repentino de plantar su bota en el trasero de Roger y darle un empellón. Muy fuerte.
Clio sonrió ampliamente , de una forma que ella rara vez sonreía, completamente cautivada por los modales románticos de Roger, lo cual no hizo nada para enfriar la ira de Merrick.
Luego ella dulcemente le preguntó a Roger si se uniría a ella en la misa de la tarde y la posterior comida de la cena .
Roger miró a Merrick y parpadeó.
Desde que Merrick había llegado al castillo aquella primera noche, lo había tomado ninguna comida con ella. Ella nunca había bajado de sus aposentos , aun cuando él había dejado en claro que quería verla en el salón . Él la miró con el ceño fruncido , incapaz de contenerse.

Ella rápidamente inventó una excusa acerca de dejar al Lord para el problema del pozo de agua , y antes que Merrick la pudiera detener, ella se marchó de prisa hacia la fortaleza .
Roger lo miró. ¿" Qué ocurre con el pozo"?
"Nada que no pueda manejar fácilmente""
¿" Estás seguro ? Puedo ayudar. No me importa tener que trabajar e involucrarme en esto ""
"No lo dudo," Merrick se quejó. " Ya que piensas que eres parte de todo esto ""
Roger se rió. " No de todo, mi amigo. Solamente de aquello que no aprovechas porque eres demasiado terco ""
Pero Merrick sólo lo oyó con la mitad de su atención , pues él estaba observándola abriéndose camino a través del activo patio exterior del castillo , entre caballos que eran dos veces el tamaño de ella , después entre los gansos y los perros.
Él era consciente que Roger la observaba como él lo hacía , y sintió la mirada perpleja de su amigo. Pero Merrick ya no podía ignorar más ciertas cosas así como no podía tapar el sol con un dedo . Se quedó allí silenciosamente, sintiéndose perturbado e inquieto, como se sentía poco antes de una batalla.

Ella movió detrás de una carreta de bueyes que cargaba enormes piedras hacia el molino y barras de hierro para el portón de reja nuevo. Su tamaño la hizo verse más pequeña aun , más lejana , como algo que él buscaba pero estaba más allá de su alcance.
Después que el carro pasó, Merrick la perdió de vista. Pero su mente no había perdido su imagen, ni había perdido el efecto energético que esa mujer tenía en él. Todavía podía ver su pequeña espalda , su cabeza orgullosamente erguida , y la trenza rubia colgando y moviéndose de acá para allá, de acá para allá, con cada paso que daba.

La imagen lo transportó al momento de esa primera noche en Camrose, cuándo él y Roger la había encontrado en la habitación . La noche en que ella había bailado y actuado esa charada a la luz dorada de una vela .
Su primera visión de Lady Clio lo había golpeado como un martillo de guerra. El destino le había dado una dama tan bella , tan llena de vida, que él sólo se había quedado parado allí, perplejo, observando su actuación.

Él le había dicho la verdad a Roger cuando le había contado que nunca había considerado con preocupación el aspecto físico de su futura esposa . Pero en el momento en que la vio, había cambiado ese pensamiento .
Ella era menuda. La parte superior de su cabeza no llegaba a su hombro. Pero su presencia en un cuarto lo había afectado incomprensiblemente . Había sido como si algún gigante hubiera entrado en el cuarto y las paredes repentinamente hubieran comenzado a acercarse. Un sentimiento de opresión que él no podía explicar.

La primera cosa en la que él se había detenido cuando estaba de pie en el umbral arqueado fue su cabello.
Le caía suelto por la espalda hasta rodillas y era de un color rubio plateado ligero que sólo había visto una vez antes - Bajo el cielo púrpura en el desierto, cuando esperaba el amanecer para entrar en batalla.
Esa noche el cielo se había llenado de estrellas fugaces, centenares de ellos. Ninguno de los hombres allí alguna vez había visto algo semejante. Algunos cayeron de rodillas, confesando todos sus pecados, pues temían que hubiera llegado el fin del mundo .

Muchos habían bebido demasiado y más tarde no recordaron ese espectáculo. Pero Merrick había yacido allí la mayor parte de esa noche estrellada, sobre una manta de dormir fuera de su tienda , y había observado las huellas plateadas que dejaban las estrellas .
Como ahora, cuándo él miraba la imagen perdida de una mujer menuda con cabello plateado.

No hay comentarios: