martes, 15 de abril de 2008

MARAVILLOSA - PROLOGO - CAPITULO 1

PROLOGO : La Leyenda Perdida

“La besé
con los labios abiertos.
Y estoy embriagado
Sin haber probado la cerveza.”
De la tumba del rey Inyotef, antiguo Egipto



Hace mucho, mucho tiempo, antes de que existiese la heráldica , los códigos de caballería, antes de que hubiese caballeros y castillos, las Cruzadas y los torneos , hubo un antiguo brebaje, una cerveza especial con poderes extraños y potentes.

Fue llamada la cerveza del brezo.
Los creadores de esa cerveza dorada fueron guerreros paganos y salvajes que vivieron en las colinas de Escocia La cerveza era bebida en un ritual en la que se pintaban de azul sus cuerpos desnudo. Estos guerreros pictos bebían la cerveza del brezo antes de partir a la guerra y el brebaje los volvía tan feroces en combate que incluso Julio Cesar afirmó que él no los podría derrotar.
La receta para fabricar esa cerveza era un secreto muy atesorado, se rumoreaba que los ingredientes de esta bebida energizante eran hierbas del bosque cortadas a la luz de la luna, o ciertos cristales mágicos o un cierto tipo brezo .
Algunos afirmaban que la magia no estaba en la receta, sino en los cerveceros – los duendes que vivían en esas colinas agrestes. Decían que el poder de la cerveza estaba asociado a la mente del cervecero, a sus pensamientos , sus sueños o sus deseos.

Pero lo cierto es nadie sabía cómo esa cerveza tenía poderes.
Pero lo hacía.
La receta secreta murió con los antiguos pictos. Pero muchos, muchos años después, las personas trataron de volver a fabricar ese brebaje. Algunos cavaron profundamente en las colinas buscando cofres secretos que una vez habían pertenecido a los duendes.
Otros hervían hierbas extrañas en grandes ollas negras y cantaban y murmuraban palabras que nadie podía entender.

Las mujeres cerveceras dejaban caer cristales brillantes en las ollas donde se hacía la fermentación. Vertían pociones y elixires en los barriles de cerveza y pretendían haber dado con la fórmula del brebaje legendario. Muchos fueron ejecutados por envenenar a algún inocente bebedor de cerveza.

Por más de ochocientos años nadie nunca había descubierto la receta. Los escépticos decían que todo era sólo un cuento descabellado. Para ellos, la cerveza mágica nunca había existido .

Pero muchos lo creían . Unos pocos incluso sostenían haber saboreado la cerveza mágica en noches oscuras de luna nueva cuando los duendes , las hadas, y aun los fantasmas aparecían . El mismo tipo de noches especiales en las que sidra se convertía en vino fino, en que la paja se transformaba en hilos de oro, y en que los corazones eran robados . Esas noches mágicas en las que el amor podía ser ... tan maravilloso.

Capítulo 1
Castillo Camrose

1269


El Padre de Lady Clio aseguraba que su cabello rubio plateado era el mas valioso bien de su hija … o quizá su mayor tesoro , dado que él tenía el deber de verla casarse con algún tonto ingenuo.

Al mirar a Lady Clio de Camrose, uno pensaría que ella era la imagen perfecta que cada hombre, cada caballero , cada rey, cada campesino o cada comerciante, buscada en una esposa . La imagen perfecta de una mujer que fuera manso de espíritu, para hacer que el hombre a su lado se sintiese más valiente y más fuerte. Una esposa que fuese lo suficientemente dócil como para permitir que un hombre se sintiera el rey de su castillo. Una mujer cuya cabeza estuviera vacía por dentro para que él se sintiese más superior e inteligente que ella.

Según la Iglesia , el color del cabello de una mujer daba indicios de su verdadera naturaleza.
Los hombres pensantes de la Iglesia basaron esa teoría en la hipótesis que el cabello derivaba directamente del cerebro.

El cabello rojo fogoso de una mujer advertía a los hombres del espíritu malvado de una mujer. Como los bosques cubrían gran parte de las tierras inglesa, el cabello marrón del color de los troncos de los árboles era considerado una ocurrencia común y se consideraba que la mujer de cabello castaño tenía poca imaginación y creatividad.

El cabello negro color medianoche, que para todos era la hora de la hechicería, coronaba las cabezas de las mujeres excesivamente listas y tortuosas. Incluso se decía entre los hombres de la Iglesia que Eva tenía el cabello tan negro como el pecado de una mujer.

Pero una mujer con cabello rubio era perfecta.

Desafortunadamente, esos hombres de la Iglesia no conocieron a Clio. Como un campo de trigo dorado que escondía arbustos espinosos, el cabello de Lady Clio escondía su verdadera naturaleza y carácter .

Ella fue terca y determinada, rasgos de carácter admirados en los hombres pero despreciados en las mujeres.
Su padre juraba que ella había nacido con esa obstinación.

Antes del nacimiento de Clio, su madre había perdido cinco bebés. Con Clio, como le había sucedido antes, los dolores del parto habían llegado antes de tiempo. Clio había llegado al mundo tras siete meses de embarazo . Cuando el sacerdote intentó administrar últimos sacramentos sobre su pequeño cuerpo azulado , ella le pateó la mano y, de acuerdo con el testimonio de su padre, la beba abrió la boca y lanzó un chillido que casi derrumbó las paredes del castillo .
Para el asombro absoluto de todos , Clio sobrevivió.
Desde el primer momento de su vida con todas las desventajas que tenía, peleó para lograr lo imposible. Lady Clio había nacido peleando por controlar su propio destino.

Por supuesto, en su propia opinión ella no era testaruda. Persistente era la palabra que ella usaba. ¿ Si se hubiera rendido en el momento de su nacimiento dónde estaría ella ahora?
Muerta , y así estaría.
Era por eso que Clio creía en la virtud de ser determinada. Ella no dejaría que cualquiera controlase su vida, pues sólo ella poseía el poder para lograr su propia supervivencia.
Ella creía que con la persistencia venía el éxito. Si uno de sus maravillosos planes no se concretaba , entonces ella siempre podría pensar en otro.
Ella era baja de estatura, pero tenía el corazón de un gigante. Su mente algunas veces era demasiada rápida para su propio bien. Una vez que se le metía una de sus desgraciadas ideas en la cabeza, rara vez pensaba en las consecuencias de esa idea , y usualmente había muchas consecuencias.
Pero nadie podría decir ella no había aprendido de sus errores. No era tan idiota . Rara vez cometía el el mismo error dos veces. Ella siempre cometía errores nuevos.
Lo cual le agradaba , porque ella sería quien determinaría su propio futuro. Aunque el camino de su futuro estuviese pavimentado con las piedras de sus fracasos. Al menos eran sus propios errores y fracasos.

Clio nunca permitía que algo tan menor como una falta de habilidades desanimara sus esfuerzos.
Ella creía firmemente que la perfección venía con la práctica y la repetición . Por supuesto ella no tenía una razón lógica en la cuál basar esta creencia. Ciertamente, su historia, la lógico, y su propia reputación demandaban todo lo contrario.
Pero ella amaba los desafíos. Abrazar los desafíos , apasionarse con ellos. Los que la conocían consideraban que su espíritu tenaz era tan fútil como intentar remar en la arena . Pero Clio no creía en desistir y rendirse . Ella recurría a crear un plan nuevo – una nueva idea.

Clio pensaba que las ideas eran cosas maravillosas. Las personas que habían sido testigos de algunos de sus grandes fracasos reconocían los signos de alerta. La tranquilidad y el silencio repentino en su conducta. Una arruga pequeña en su ceño fruncido. Su labio inferior siendo mordido compulsivamente y el toque continuo del anillo adornado con joyas de su madre que ella llevaba en su dedo. Su expresión se convertía en un mar de serenidad y abstracción.
Cuando Lady Clio adoptaba esa apariencia y esa conducta podía esperarse lo peor. Pero la hecatombe llegaba cuando ella afirmaba en voz alta que tenía una de sus
" maravillosas ideas," aquellos a su alrededor inmediatamente perdían la paz de espíritu.

Y Con razón.

Cuando ella apenas había cumplido diez años, su padre realizó un peregrinaje de penitencia grande a los monjes gregorianos por lo que él definió como " un ruego desesperado por ayuda"" Meses más tarde él afirmaba que había valido la pena comer las magras comidas del convento , pues sólo le había llevado tres semanas poder sacar la catapulta nueva del foso que rodeaba al castillo .

Cuando el carro del mercader había sufrido el mismo destino dos años antes, le había llevado seis semanas rescatar el vehículo y le había costado aún más oro el pagar por las mercancías perdidas.

Cuando Clio cumplió doce años tomó una aguja e hilo para atender la herida de un obispo que estaba de visita. Después de ese episodio su padre debió usar todo el oro en su bolsillo para comprar el perdón del clérigo para ella .

Parecía que sin que su padre se diera cuenta , el lascivo obispo había perseguido a Clio durante la semana anterior al episodio de la herida y la había acorralado en la escalera, donde le había robado un beso y le había tocado sus pechos pequeños. Entonces cuando llegó el momento de enseñarle una lección , ella había sonreído dulcemente y había cosido su herida en forma de tres números seis, 666, el signo del diablo.

A las quince años , Clio fue echada de la corte de la reina después sólo dos días desastrosos, y su padre le envió al Papa un cáliz dorado con piedras preciosas incrustadas con la esperanza de que el Santo Padre hiciera una plegaria especial para su hija . Su única hija.
Había funcionado, pues una semana más tarde llegó la oferta de compromiso matrimonial de parte Merrick De Beaucourt, un caballero que estaba entonces en Tierra Santa haciendo que el rey inglés y la Iglesia se enriquecieran bajo el pretexto de exterminar a los infieles musulmanes.

Ella le pidió a su padre que le contara como era Sir Merrick . Su padre le dijo que él era un gran guerrero .
Esa no era exactamente la respuesta que Clio andaba buscando.

Ella quería saber si él era alto y amable y si tenía una cara que era agradable a los ojos. Si él sabía tocar el laúd y cantar poemas de amor . Si él le daría a ella su corazón servido en una bandeja de plata.
Su padre se había reído y había afirmado que Sir Merrick la protegería y que no tenía importancia si a ella le gustó él o no, porque ella no tenía ninguna alternativa. El compromiso matrimonial era una orden del Rey Henry, el Lord al cual el padre de Clio había prestado juramento de fidelidad .

Pero de Beaucourt debía estar en Tierra Santa por cuatro años más y su padre se enfermó un día excepcionalmente frío de invierno y murió unos días más tarde.

Lady Clio se convirtió en la protegida Henry III. La Reina Eleanor todavía tenía proscrita a Clio en su corte – pues le había bastado con la experiencia de tenerla dos días allí - y ella le sugirió al rey que enviase a su nueva protegida a uno de sus enemigos, quizás a algún problemático príncipe galés.
Henry se rehusó. No estaba listo para iniciar una guerra con Galés.
Entonces hasta que de Beaucourt regresase de la Cruzada, el rey envió a Lady Clio a un convento remoto, donde su vida continuó siendo igual a la que había tenido antes de la muerte de su padre: una "idea maravillosa" tras otra.

No hay comentarios: