martes, 6 de mayo de 2008

MARAVILLOSA - CAPITULO 41

Capítulo 41



Clio se sentó en una silla de madera Al lado de la cama de Merrick, su cabeza entre sus brazos y sus manos todavía apretadas en un gesto de plegaria.
No sabía cuánto el tiempo había pasado.
¿Horas? ¿ Días? A ella le pareció recordar la luz del sol del día y el fresco de la noche, pero eso era todo. Había estado allí, esperando y rezando, y el tiempo había perdido significado para ella.
Pero Merrick no se había despertado . Yacía allí, no muerto pero tampoco realmente vivo. Su cara todavía tenía las magulladuras del colapso del túnel.

Decían que había llevado demasiado tiempo sacarlo a la luz. Que él debería haber estado muerto. Ella podía recordar a alguien diciendo que sería mejor que él estuviera muerto, pues su mente ya no estaba.
Pero Clio se rehusó a rendirse. Y amenazó a arrancarle los ojos a cualquiera que se opusiera.

Él tenía un corte en la mandíbula y manchas azuladas en su cabeza, las sienes , y el cuello. Su cara estaba hinchada. Sus labios estaban pálidos y secos, casi como si estuvieran escarchados con hielo. Su cabello estaba enredado con sangre seca , barro y sudor.
Pero no tenía fiebre. Si la tuviese, entonces ella al menos habría pensado que él estaba más cerca de esta tierra que del cielo.
Ella cortó un pedazo de tela de una pila colocada al lado de la cama y lo sumergió en una fuente pequeña con agua . Clio mojó sus labios, luego cuidadosamente limpió la sangre y la suciedad de su cara , de su cuello, de su cuerpo y de sus manos. Luego la de sus pies.

Su mente viajaba a esa noche cuando él se había acostado con ella por primera vez, cuando había afirmado que él era su nuevo guardián . Recordó cuando ella había comparado los dedos de sus pies. Los miró ahora. Y su respiración se suspendió.
Le llevó mucho tiempo poder controlar sus manos temblorosas. Luego lentamente sumergió la tela en el agua y amablemente le limpió la cara y el cuello otra vez.
Escurrió la tela, luego se dio vuelta ; inclinándose hacia abajo, rozó sus labios con los de él. Brevemente.
Merrick respiraba. Podía sentir su respiración. La respiración de Merrick. Su pecho se levantaba levemente pero su respiración estaba allí.
Era como si estuviera sumergido en un sueño profundo del que nunca podría despertarse. Ella se sentó allí observándolo respirar. Estaba tan terriblemente asustada de que él dejase de respirar que no se atrevía a apartar la mirada.
Su vida disminuía gradualmente. Lentamente.
Ella extendió la mano y tomó la mano de su esposo en la de ella. Luego entrelazó sus dedos con los de él. Ella se aferró a él de ese modo por un largo tiempo, tratando de mantenerlo dentro de ella.
En su mente eso valía mucho , mientras estuviera tocándolo él todavía estaría vivo.

"Merrick," ella murmuró, necesitando decir su nombre en voz alta " Te amo. Te amo.
No me dejes. Pelea, mi guerrero. Por favor. No pierdas la esperanza , esta es la batalla más importante que alguna vez tiene, tuviste. Pelea por mí. Por nosotros. Mi Merrick, por favor pelea ""
Ella sostuvo su mano contra su corazón, apretó la mano de él contra su pecho, esperando darle fuerza. Era una idea nacida de la desesperación.
Cuanto más tiempo ella permaneciera sentado allí más cerca estaba de creer lo que todos los demás le habían dicho : No podía traerlo de vuelta.
Clio apretó su mano y observó su cara, buscando una señal. No importa cuán fuerte ella apretase su mano. Merrick no se movía . No importaba lo que ella dijera. Él no respondía.
Clio comenzó a llorar.
Esas eran las lágrimas que no había podido derramar antes . Cuando él había estaba atrapado. Cuando todos habían cavado como locos para encontrarlo , lo desenterraron del barro .
Lágrimas que no le habían salido porque estaba tan asustada por él que no se había atrevido a llorar. Hasta ahora.

Te oigo, mi amor. Te oigo llorando. Suenas tan lejana - una doncella encerrada en una torre por el destino cruel y yo no puedo encontrar una forma de alcanzarte. Por alguna razón no puedo moverme.

Un caballero que no puede moverse. ¿Por qué? Yo peleo batallas. Pero no puedo pelear si no puedo moverme. Mi cuerpo no responde a mis órdenes. No lo puedo sentir. No sé dónde están mis manos. No sé dónde están mis piernas. No puedo hablar. Pareciera como si mi cabeza no perteneciera a mi cuerpo, como si mi mente fuese todo lo que queda de mí.
Pero no es así. Estoy todavía aquí. Mi Clio. No llores. Todavía estoy aquí.

Los criados hablaron de ella como si ella fuera la que estaba loca. A Clio no le importaba; y todo esto porque ella quería lavarle el cabello a Merrick . La sangre y el barro todavía estaban allí. Las señales de lo que él había sufrido.
Clio se rehusaba a dejarlo estar de ese modo. Ella puso una fuente con agua caliente en la mesa y se agachó para recoger una tela que se le había caído.
Hubo un golpe en la puerta.
“Entre, " ella dijo, levantándose y empujando su cabello fuera de su cara.
Roger entró.
¿Pasa algo? Ella preguntó.
Él le dio una sonrisa, luego se movió hacia la cama. No aguantaba no ver a Merrick por mucho tiempo, su cara mostraba lo que pensaba. "Alguien me dijo que querías lavarle el cabello"" Él no se rió de ella.
"Sí"" Ella vertió agua caliente en un lavabo de madera.
" Pensé que podía ser de ayuda""
Ella lo miró. " Gracias. Puedes levantarle los hombros ?.
Así, muy bien ""
Mientras Roger lo sostenía, ella vertió agua sobre el cabello y lo frotó con jabón hasta que brilló del color negro de un cuervo. Cuando Clio acabó, dejó a un lado el tazón y se volvió.
Roger secaba con una toalla su cabello. Él la vio a mirándolo y se sonrojó, como si se sintiera avergonzado. Le pasó a ella la tela. " Aquí tienes . Probablemente vos deberías hacer esto ""
Ella sonrió. "Gracias""
Él se encogió de hombros, todavía clavando sus ojos en Merrick. “De nada"" Él empezó a salir.
¿"Roger"?
Él se dio vuelta .
"Mis palabras, mi gratitud, no es sólo por esto "" Ella señaló la cabeza húmeda de Merrick. " Gracias por preocuparte por él ""
Roger inclinó la cabeza y se despidió a la francesa.
Clio cerró sus ojos; cansada de luchar contra esto, reposó su frente en la cama.
Y ella no vio sus ojos abiertos hasta que se despertó.