viernes, 9 de mayo de 2008

PUREZA ROBADA - CAPITULO 4

Capitulo 4



La primer cosa que penetró la consciencia de Thea fue el mal olor : una mezcla de sudor, humedad y miedo. Después , la sensación de una jarra de agua siendo llevada a sus labios.
— Por favor, no te asustes — una voz suave murmuró a su lado. — Mi nombre es Elspeth. Soy de Frísia. Sé que el tuyo es Thea. Oí cuando te llamaban así .
Thea sólo consiguió asintir . Luchando contra la náusea, alejó la jarra.
— Te Sientes mejor? — insistió la extraña.
Quienquiera que fuese ella, sus cuidados la estaban ayudando. De nuevo Thea
sacudió la cabeza , incapaz de emitir mas que un gemido ronco.
- Tienes un herida en la frente , y dormiste dos días seguidos.
Con la mirada vaga, Thea miró a la desconocida, reparando en los cabellos rubios desordenados , sujetos en una trenza sobre el hombro.
— Esto es un sueño ?

— Sólo una pesadilla, me temo . — Elspeth suspiró profundamente . — Hace tres días, yo estaba volviendo a casa, venía del mercado. Y ahora aquí estoy, prisionera.
— Oh … — De repente algo se movió al lado de Thea, quien retrocedió, asustada.
— Esa es Jesse — la tranquilizó Elspeth.
— Cómo estás ? — indagó una voz ronca, a la izquierda.
EN la débil claridad , Thea apenas consiguió divisar el rostro redondo de la dueña de la voz.
— Jesse es de Boulogne y fue aprisionada antes que yo . — le informó Elspeth.
— Te Pido disculpas por haber rasgado los volados de tu delantal, pero no había otra tela para vendarte la cabeza. – dijo Jesse.
Llevando la mano a su cabeza, Thea encontró una atadura. Tanto la tela como los cabellos alrededor se hallaban endurecidos, como si estuvieran mezclados con sangre seca. Y sólo podía ser sangre, a juzgar por el dolor que estaba sintiendo en ese lugar , señal de una herida de alguna gravedad . Pero Thea no tenía la menor idea de cómo se había herido .
— Es mejor que vuelvas a descansar. Igualmente no hay mucho mas que hacer. — dijo Elspeth, apoyándose en una madera que dividía la bodega del barco.
Do otro lado venía el balido de ovejas.
— Estamos en un barco! Hay hombres aquí también ?
– No. ellos están allá arriba . El líder no permite que ninguno de ellos bajen aquí, a no ser para traer la comida y un balde de agua, al amanecer.
— Entiendo. Saben decirme a dónde estamos yendo?
– No sabemos.
— Ya sería un milagro si los vikingos consiguiesen una vieja tina - La voz de Jesse se hizo oír de nuevo en la oscuridad .
— Están seguras que son vikingos? — Thea estaba confundida, y no conseguía entender por qué había hecho esa pregunta. — Hace … hace cuánto tiempo que están navegando?
— Cinco días, desde que fui capturada en Boulogne. Y esta noche será la segunda para vos.
— Dos noches…– con dificultad, usando la madera para afirmarse Thea se puso de pie .
— Cuidado. – las manos fuertes y competentes de Elspeth vinieron en su auxilio .
La calma de su compañera de desgracia impresionó a Thea. De repente, algo se cruzó por la mente, y ella se acordó de Marie y de todo lo que había sucedido al borde del río.
Cayendo de rodillas, angustiada, agarró las manos de Elspeth.
— Dime , hay una muchacha parecida a mí aquí ? Una muchacha de trenzas oscuras?
— No . Cálmate . No hay otra muchacha de cabellos negros aquí. Nosotras la habríamos visto.
Thea respiró profundamente , aliviada. por lo menos , Marie estaba a salvo .
— Y un caballo, un garañón gris, con crines plateadas?
— El caballo debe estar detrás de esa división. Parece que hay muchos animales a bordo de este barco. Espero que el viaje sea corto.
Mas calmada Thea volvió a sentarse. Marie había conseguido escapar. Victory había sido capturado, lo que significaba que ella tendría como huir una vez en tierra firme. Apoyando la cabeza en sus rodillas, dirigió a Dios una plegaria de agradecimiento. Eso le trajo paz. La suficiente para hacerla adormecer con el balanceo de la embarcación .

Thea despertó sintiendo el fuerte olor animal que penetraba a través de las hendijas de la madera divisoria. No era peor que el olor ácido de los cuerpos no aseados y del vómito de las mujeres a su alrededor .
La puerta que conducía arriba dejaba entrever el cielo rosa y lila del amanecer. Separándose de las otras cautivas, Thea se dirigió allá.
Poco después , tambaleante, pisaba las tablas ásperas , aspirando con alivio el aire puro.
— Vuelve abajo — le ordenó un marinero de barba pelirroja, cuando la vio. Estaba Agachado junto a un rollo de cuerda, no parecía feroz. La Hacía recordar a los siervos de Landais. En ese instante, Thea se dio cuenta que sería fácil dominarlo.
_ Varias mujeres están enfermas. Necesitan agua y remedios.
El hombre se puso de pie , con las piernas separadas para mantener el equilibrio, y una de las manos agarrada a una cuerda.
_ Vuelve abajo! — él repitió, cerrando el puño como si fuese a golpearla.
El simple hecho de que ese sujeto se hubiera atrevido a amenazarla sirvió para hacerla explotar . Enderezándose, ella fulminó con la mirada al marinero.
— Golpéame si tienes coraje, cobarde!
El no se atrevió .
- Quién es el timonel de este barco? — Thea preguntó , con altivez.
.— No tenemos timonel . Lord Emory está a cargo del timón.
— Qué ? Quieres decir que el Halcón de Emory es el líder?
— Si, y te va a cortar en pedacitos por haber subido hasta aquí.
Thea se limitó a dirigirle una mirada desdeñosa.
La embarcación en nada se parecía a los fantásticos barcos de guerra vikingos, que ella había visto anclados en el puerto LeHavre. Las tripulaciones eran muy extensas . Y todos sin excepción eran todos rubios.
Saliendo de las sombras de las velas y avanzando por entre barriles alineados, llegó por fin junto al timón. Y su respiración quedó trabada en su garganta.
Allí , enfrentando la furia de las olas y del viento, se encontraba el gigante rubio, bañado por la luz rosada del sol naciente. Thea parpadeó , rezando para que esa visión fuese sólo una distorsión causada producida por el reflejo de la luz sobre las olas plateadas.


EN una palabra, él era magnífico, y parecía mas salvaje que cualquier vikingo.
Un escalofrío recorrió la espalda de Thea. Sus ojos se abrieron enormemente . Con el mentón caído, se quedó mirando a ese ser extraordinario , mas perpleja que la primera vez que lo había visto.
Un hombre así constituía un serio peligro. Aunque su estomago vacío protestase de hambre, todos y cada unos de sus pensamientos sobre comida se disipó. Y en su lugar surgía un tipo diferente de hambre.
— Puedes dejar de esconder detrás de esos barriles.
La voz profunda la sobresaltó. Ella Planeaba aparecer a su debido tiempo, por propia voluntad , pero debía haber sospechado que el sobrenombre de Halcón no se refería sólo a su valentía en los combates, sino también a su agudeza visual.
Enderezando la espalda y con el mentón erguido en desafío, Thea se aproximó .

— Es el capitán de este barco, Lord Halcón?
— Esta es la segunda vez que me llamas por el nombre que recibí en los campos de batalla. Cómo lo supiste ?
— Te vi cabalgando al frente de tus caballeros en el último torneo real, en Montigney, antes que el obispo de Auvergne prohibiese que los caballeros luchasen hasta morir en combates deportivos.
Por un largo tiempo, el Halcón se quedó considerando las palabras de ella. Dudas referidas a la clase social de la joven francesa lo perturbaron . Se acordó del precioso garañón, ensillado con finos elementos , y del vestido que, a pesar de ser viejo, había sido hecho con tela de excelente calidad . Sin embargo, decidió que no le daría importancia a esas señales . Si la vida era dura para los hombres, por qué no podía ser dura también para ella? Además, ya no era posible volver atrás, ni deshacer lo que estaba hecho.
- Sabes demasiado , pequeña francesa. Dime , cuál es tu apellido? Tal vez pueda obtener alguna ganancia, pidiendo rescate por vos.
— Anda sabiendo que no vas a ganar nada pidiendo rescate por mí.
— Sé eso, pequeña francesa. De mi parte, puedo asegurarte que no tengo la menor intención de desprenderme de vos. Serás mi prisionera hasta el final de tus días, como castigo por lo que le hiciste a mi vasallo, allá en el río.
El mentón determinado de Thea se levantó desafiante. El duque no se atrevería mantenerla prisionera por venganza, verdad ?
— Ese hombre murió?
— No , pero tiene con infección en la herida que le causaste . Y si llega a morir a causa de eso, haré que vos lo acompañes a la tumba .
- Ah, pero eso no es justo! No me puedes culpar, porque actué en legítima defensa. Y fuiste vos quien le ordenó a él que me atacase.
— Si, pero antes te había dado permiso para que fueras. La decisión de quedarte y luchar por algo que jamas podrías defender fue exclusivamente tuya.
— Miserable! — los ojos verdes lanzaban chispas. – Da vuelta este barco y llevame d a mi casa!
– Grítame como una niña malcriada y te mandaré de vuelta a la bodega , amarrada y amordazada!
— No soy ninguna niña malcriada ! — Thea gritó, furiosa. Pero , en seguida trató de contener su propio carácter antes de perder por completo la cabeza, y terminase revelando su verdadera identidad . — Mi Lord , te pido que me devuelvas al lugar de donde me raptaste, antes que las acusaciones contra vos sean llevadas al emperador. — Al emperador?
— De casualidad tienes idea del terrible crimen que cometiste ?
El Halcón la encaró como si ella hubiese perdido el juicio.
— Aunque un Crimen pueda ser llevado a la consideración de la corte de Lotario. No puede ser acompañado de un testimonio de alguien con suficiente importancia como para acusarme. Piensas que es muy fácil derribar a un duque del Sacro Imperio? Además , ninguna mujer tiene derecho a hablar ante un tribunal de caballeros.
Thea tragó en seco, con un nudo en la garganta. De hecho , la ley es clara respecto a eso . Las mujeres no tenían derechos legales, pero eso no quería decir que estuviesen en total desamparo. Podían pedir protección a los hombres de su familia, y ests,
a su vez, recorrían al Lord , para que hiciese justicia. Lo que la llevaba de vuelta a su padre y al hombre a quien Lord Bellamy le había hecho juramento de fidelidad : el propio emperador Lotario, quien , a su vez , era el único a quien el duque de Emory le debía obediencia. Qué confusión!
— Tal vez una mujer no tenga derecho a hablar. Pero cualquier hombre de Longervais podrá acusarte por el robo del caballo. No tienes miedo de ser condenado a tener tus entrañas arrancadas y esparcidas por el suelo mientras sos arrastrado por caballos todavía mas fuertes que el mío ?
El Halcón lanzó una carcajada .
— Qué niña malcriada mas sanguinaria, verdad, compañeros? — preguntó a algunos de los hombres que se habían aproximado para presenciar la inusitada discusión. — Pero después de todo , qué mas se puede esperar de una bruja francesa de cabellos oscuros? Muchacha, crees que tu rey se va a molestar por un solo caballo? Si piensas así, eres todavía mas tonta de lo que imaginaba.
Sin descuidar el timón, Roderick continuó hablando, en tono provocante:
— Dime , mademoiselle pretensiosa, qué dama de la corte de Lotario estaría arrodillada al borde de un río, recogiendo hierbas y raíces? Pasé cuatro años en Aachen y no consigo recordar a ninguna que tuviera esos hábitos de campesina.
Sin duda él se había anotado un punto, pero Thea prefería morirse a admitirlo .
— Las damas acostumbran a mandar sus riadas para hacer tales tareas — el Halcón prosiguió, implacable.
— No todas las damas se comportan como las que viven en la corte del emperador.
— Ah, si? Y las damas siempre se quedan vagando por los caminos, sin escolta, usando delantales y vestidos viejos? — Cansado de aturdirla, Roderick la dispensó con un gesto autoritario. — Estoy harto de tus argumentos absurdos, jovencita . Vuelve a la bodega, antes que q resuelva arrojarte al mar.
Thea pensó rápidamente . No podía retomar a esa bodega inmunda, o acabaría tan enferma como las otras. Pero tampoco dudaba de la amenaza que le había sido hecha. El Halcón parecía ser lo bastante cruel para cumplir lo que había prometido , a no ser que ella le diese algo mas en que pensar.
— Las mujeres están enfermas, con nauseas.
— Eso es esperable , estamos en el mar.
— Necesitamos agua.
— No tenemos agua para desperdiciar.
— Cómo ? Estamos rodeados de agua. Sólo necesitamos una pequeña cantidad para poder lavar este barco inmundo. Huele a mierda este barco , sajón.
Los dedos de Roderick se cerraron con tanta fuerza en el timón que sus nudillos se pusieron blancos. Esa mujer continuaba provocándolo. Por qué no había permitido que se ahogase cuando ella había caído al agua?
— Entonces, qué me dices , sajón?
— Está bien. Voy a mandar que te den un balde. Pero sólo tienes permiso para subir a la borda para buscar agua. Ya que estás tan ansiosa por ser útil , que así sea .
El orgullo de Thea había sufrido un severo golpe con la decisión de Roderick. El marinero que la había amenazado con el puño estaba ahora señalando un balde de madera.
— Usa ese — gruñó .
Conteniendo la rabia, Thea tomó el pesado balde, llevándolo para abajo . En la bodega , llamó a Elspeth, a quien instruyó acerca de cuan necesaria era la limpieza y los cuidados de las enfermas. Podían ser prisioneras, pero no por eso debían vivir en la inmundicia.
A la mañana siguiente, Thea volvió a la borda , requiriendo la misma consideración del día anterior. El vestido desgarrado estaba limpio, y el vendaje de la frente había sido removida. Los cabellos lavados caían en ondas sedosas sobre sus hombros delicados.
— Es linda! — Apoyado al lado de Roderick, Benjamin sonrió , fascinado. — Yo quería a la de trenzas, pero creo que me voy a contentar con esta.
— No , no lo harás. — Roderick apretó su maxilar, furioso con la osadía de la pequeña criada.
— Pero dijiste que no te ibas a quedar con ninguna de las mujeres que capturamos! — protestó Ben, atónito.
— Lo que dije y lo que voy a hacer son cosas muy diferentes. Esa mujer es mía. Tengo cuentas que ajustar con ella.
— Y que hay respecto a tu acuerdo con fray Laurence? Las mujeres que llevamos a Emory tendrán que casarse con los hombres del feudo. No fue eso lo que quedó decidido? Qué va a decir la Iglesia si llegásemos con una que no está destinada al casamiento?
— El acuerdo que hice con fray Laurence no se refiere a las esclavas. Esa mujer es mi esclava.
— Esclava? Peor ella no está usando una cadena en el cuello.
— Eso será remediado en cuando lleguemos al puerto.
- Planeas encadenar una mujer tan bonita? — Su joven primo lo encaró , incrédulo.
No, con certeza Roderick no sería capaz de tratar así a una mujer, y mucho menos a una tan linda como esa muchacha francesa. Lo que en verdad planeaba hacer era marcarla como su propiedad y , eso era algo que no iba a comentar con nadie .
— No , pero estoy preparado para encadenarla antes de desembarcar para que los registros de Fray Laurence testimonien la condición de ella, en caso de mi palabra no bastara.
— No envidio tu tarea. Ella no me parece del tipo que se somete sin luchar contra tal degradación.
— Crees que eso me lo va a impedir? — Impacientemente Roderick puso fin a la discusión. — Ve a cuidar de Michael.
Después que su primo se retiró, el Halcón se quedó algún tiempo mirando el mar, preocupado. A pesar de que estaban haciendo todo lo posible por Michael, la infección no cedía.
— Mi temible Lord Halcón. — La voz melodiosa de Thea arrancó al duque de sus pensamientos.
— Qué quieres ahora, mujer? — él necesitó luchar para dominar el deseo de poseerla allí mismo .
— Tienen remedios o hierbas medicinales en este barco? Frutas secas de algún tipo ? Cuatro de las mujeres están con heridas en la piel. ya que no permites que suban para tomar sol, me puedes facilitar un ungüento para tratarlas?
— Lo que tenemos a bordo está reservado para el hombre que vos heriste , bruja.
— Quieres decir que él todavía está vivo? Pues debería estar muerto. Yo había estando cortando plantas venenosas con el puñal antes que nos atacase el sajón
La provocación no llegó al blanco. Los nudillos de los dedos del Halcón se pusieron blancos en torno al timón, y sus ojos se estrecharon, Thea continuó mirando al furioso duque, mientras proseguía, en tono suave:
— Han limpiado la herida todos los días y drenado la infección? Le han colocado compresas curativas?
— Qué sabes sobre heridas? — él preguntó irónico.
— Sé tratarlas.
— E infligirlas, también . Vuelve a la bodega , mujer, antes que mi paciencia se agote.
— No me llames "mujer". Tengo nombre, sajón.
Roderick endureció el cuerpo . No ignoraba el nombre de ella. Thea, la otra joven había gritado. UN nombre que no podría olvidar, aunque quisiese. Al contrario de Thea, sin embargo, el duque estaba maldiciendo la pelea con esa atrevida. Su cabeza delicada no llegaba a los hombros de él , pero aun así la joven permanecía erecta delante suyo , llena de orgullo y coraje. Era diferente de todas las otras prisioneras, sin un pizca de docilidad en las venas. Pero había cometido un error al provocarlo, porque el control de Roderick se hallaba ahora a punto de desmoronarse.
Además , ella era francesa, lo que constituía motivo suficiente para despertar su odio. Y sus cabellos tenían el misma color de los de Anne de Aachen, la traicionera sobrina del emperador. Si Michael muriese, Thea tendría que morir también . A pesar de su deseo insano por esa gata salvaje.
— Quiero que sepas que yo traté de heridos en combate — Thea continuó . — Llévame con tu guerrero. Tal vez yo pueda ayudarlo. Qué tal si hacemos un intercambio ? Yo Cuidaré de la herida y vos me darás medicinas para las damas que están enfermas.
— Damas? No hay ninguna dama a bordo.
— Qué te hace tener tanta certeza?
— En verdad , no me interesa lo que son o fueron , porque, cuando pongan los pies en Emory, todas se convertirán en esposas de siervos y madres de futuros siervos de mi feudo.
— Es allá que estamos yendo? A Emory?
— Basta de preguntas. O te mandaré a ser amarrada y amordazada. — con un gesto imperioso de su mano, el Halcón la despachó .
Levantando el mentón, Thea se preparó para partir, pero antes agregó, decidida a tener la última palabra:
— Está bien, deja que tu hombre muera. Y eso sucederá porque eres un gran cabezadura!


Con las faldas golpeadas por el viento, Thea volvió a la bodega, con las manos vacías, sin ningún remedio que pudiese aliviar el sufrimiento de sus compañeras de cautiverio. Arrojándose un rincón , se quedó pensando en las palabras de Roderick. Un estremecimiento le recorrió la espina dorsal , no estaba provocado por las duras condiciones de alojamiento, sino por el loco deseo de matar con sus propias manos al arrogante duque de Emory!