viernes, 23 de mayo de 2008

PUREZA ROBADA - CAPITULO 23

CAPITULO 23


El mes de julio fue caliente e húmedo. Thea adquirió el hábito de pasear por los jardines todas las mañanas y a finales de tarde. A los ojos expertos de Lilla, el embarazo de su hija estaba en franco progreso. Por mas difícil que fuese controlar la lengua, ella estaba consiguiendo respetar la privacidad de Thea. Esperaba con paciencia que ella resolviese abrir su corazón.
Royce apareció en la casa a fin de mes. Su misión era convencer a Thea, por orden de Lord Bellamy, a viajar con él a la corte, para unirse a su marido. Lo que los hermanos conversaron, lady Lilla no lo supo. Pero Royce dejó la casa en un estado de furia que su madre jamas había visto.
Yendo en busca de Thea, Lilla la encontró bastante enojada.
— Qué sucedió? Qué le dijiste a tu hermano que lo hizo partir tan irritado?
— Sólo que no pretendía ir a la corte para cubrir de vergüenza a mi marido, exhibiendo el vientre crecido en frente del emperador y de todos esos chismosos .
Thea no se dio cuenta al hablar de cuan amargas sonaban sus palabra. Había partido de Sajonia con la esperanza de estar cargando en el vientre un hijo, que permanecería para siempre como un pedazo de Roderick en su vida.
Cómo había sido castigada por el pecado de amar a un hombre sin los lazos sagrados del matrimonio! Ahora el bebé tan deseado sería llamado por todos bastardo, aunque su verdadero padre lo reconociese. Debido a ese hijo , se veía impedida de ir al lado de su marido y asumir el lugar que le correspondía por derecho en la corte . Pero cómo hacer eso ? El bebé estaba se desarrollando rápidamente , y su estomago ya se había distendido , y a pesar de que hacía apenas un mes que se había casado con Roderick, todavía se recordaba de la vergüenza que Anne de Aachen lo había hecho pasar. Y ella no sería la causa de que su marido tuviera que luchar para defender su honor . Podía salvarlo de eso por lo menos eso .
En los últimos días, venía tomando consciencia de que ya no pertenecía a su tierra natal, pero tampoco conseguía verse regresando a Emory y presentándose ante la gente de Roderick como su legítima esposa.
Un mensajero había traído noticias de Lord Bellamy, diciendo que la inspección de las fortificaciones continuaba . Roderick se hallaba muy ocupado trabajando en un proyecto para el emperador. Los dos primeros barcos ya habían partido para Sajonia. Otro partiría en cualquier momento. El cuarto llevaría como carga a los animales . El último en navegar partiría el primer día de septiembre y llevaría a Roderick.
Thea fue poniéndose cada vez mas retraída a medida que el verano iba llegando a su fin. La noticia de que el último de los barcos de su padre, llevando su dote, había partido hacia Sajonia, llegó en el último día de julio. Al día siguiente, un mensajero llegó de Concordia, donde vivía Andrea desde su casamiento, con la novedad que Lilla hacia mucho esperaba: el nacimiento de su primer nieto. Andrea había dado a luz un robusto varón , un poco antes de la fecha prevista.
La alegre noticia colocó a Landais en un frenesí de actividades . Lilla había planeado estar al lado de su hija mayor cuando el momento llegase, y ahora no veía la hora de partir hacia Concordia.
Thea se negó a acompañar a su madre. Su hermana vivía muy cerca de la corte. Siendo así, Lilla, Marguerite, la criada Jocelin y la mitad de la servidumbre partieron la mañana siguiente. Landais parecía muy vacío después de la apresurada partida.
La compañía de los abuelos durante el almuerzo amenizó la soledad de Thea, pero , al retornar al enorme ala donde quedaban sus aposentos, se sintió mas perdida y sola que nunca.
Decidida a estar lamentándose por cosas que podían ser cambiadas, se dirigió a la cocina, con un gran cesto de mimbre y mandó que Garth le fuese traído . Y salió en una de sus ocupaciones favoritas : recoger hierbas y raíces medicinales .
Cuando retornó , con el cesto repleto, la sensación de silencio profundo en la casa persistía, a pesar de los siervos que habían permanecido.
Entregando el caballo a los cuidadores , se dirigió a la puerta. De inmediato, una criada vino a su encuentro.
— Llegó un visitante, mi lady.
— Quién es ? — Quitándose la red que sujetaba los cabellos , Thea los sacudió , satisfecha por tenerlos de nuevo sueltos sobre los hombros .
— No entendí el nombre de él , mi lady. Parece ser un peregrino, y habla muy mal nuestra lengua. Le ofrecí una comida, como lady Lilla habría mandado. Está esperándola en el salón .
— Muy bien . — Thea entregó a la criada el cesto de hierbas. — Lleva eso al solar de mamá , por favor. Me ocuparé de ellas mas tarde.
La joven criada tomó el cesto y se retiró. Entrando en el gran salón , Thea vio al viajante sentado en el extremo de la mesa, en un lugar bañado por sombras. Habiendo venido de la claridad exterior, ella no distinguió sus facciones . Era frecuente que peregrinos fuesen acogidos allí en Landais, a veces hasta pasaban la noche.
El roce de las faldas de Thea en el piso de mármol llamó la atención del hombre con su entrada. Levantándose , él estrechó los ojos ante la luz que penetraba en el salón desde el atrio soleado.
— Sea bienvenido a Landais, mi buen caballero.. Thea sonrió con discreción, hablando. lentamente para ser comprendida. — Le pido que perdone el hecho que nadie del castillo se encontrara presente para saludarlo en su llegada. Mi madre, lady Lilla, partió de visita, y yo estaba afuera recogiendo hierbas. Soy lady Althealine Emory.
Mientras hablaba, Thea fue avanzando en dirección al visitante.
Una vez fuera de la claridad enceguecedora del sol de la tarde, ella reconoció al alto caballero de pie delante suyo . Su boca se abrió con espanto.
— Sir Deitert!
— Esto es verdad ? — tan atónita como ella, sir Deitert casi se atragantó con las palabras, en su pésimo francés. — Eres lady Emory?
En el mismo instante, él se dejó caer sobre una de sus rodillas, el brazo derecho golpeando su pecho de modo respetuoso . Después , con una voz embargada por la emoción, continuó :
— Mi lady, en Aachen fui informado que mi Lord se había casado, y me encaminaron hacia esta fortaleza. Estoy tan pasmado…
— No mas que yo — respondió Thea, en el mismo sajón que él había pasado a usar para hacerse comprender mejor.
El shock del hombre había sido tan grande que su rostro se habías puesto color ceniza y sus labios se movían sin que él consiguiese pronunciar los pedidos de disculpas que sabía que Thea merecía.
Con gentileza, Thea le tomó las manos temblorosas.
— Está todo bien , sir Deitert. No le guardo rencor.
— Debería haberlo sabido. — se lamentó él, poniéndose de pie a los tropezones.
Thea lo abrazó, tranquilizándolo, pero él continuó :
— Nunca me pareciste una simple criada. Está bien , mi lady? Y mi Lord ? Lord Roderick se encuentra aquí ?
— No. — Sacudiendo la cabeza, Thea dio un paso atrás, estudiando la fisionomía del caballero. él parecía estar bien , a pesar del agotador viaje. — Roderick no está aquí. Está en Normandía, creo. Qué noticias traes de casa, sir Deitert?
— Que bueno que la encontré. En Emory fuimos informados de que sir Roderick había libertado a la esclava de nombre Thea.
Cuando acabó de hablar, a administrador miró preocupado alrededor del hall, con temor de que sus palabras hubiesen sido oídas.
— Es verdad — respondió Thea en tono solemne. — No te preocupes puedes hablar con tranquilidad . Nadie aquí entiende sajón.
De nuevo sir Déitert se dejó caer de rodillas delante de ella, Agarrándole las manos . Y cuando volvió a hablar fue en un tono bajo , pero cargada de desesperación . — Yo planeaba implorarle de rodillas a mi Lord para que él me dijese donde encontrar a la mujer que le mencioné.

— Por qué ? Qué sucedió?
— Los niños, los bebés de Emory están en peligro, mi lady.
Con un jadeo, Thea llevó una mano a su boca , las piernas temblorosas apenas le sostenían el peso. — Hable, sir Deitert. Qué sucedió?
— Una terrible fiebre, mi lady, que ya se llevó a cinco de nuestros bebés, y dos de las madres con ellos. Me temo que contagie a los habitantes de la torre, y que mi propia pequeña Anne y Elspeth no escapen de la muerte provocada por la fiebre intensa y las llagas infectadas en la piel.
— Oh, no! Qué enfermedad es esa? Es una plaga?
— No conozco la enfermedad . Sólo sé que el feudo de mi Lord está en peligro, y es el tipo de peligro que nuestras excelentes defensas no consiguen detener. Todos en Emory saben que fue mi lady quien salvó la vida de sir Michael cuando él estaba por morir a bordo del barco de mi Lord . Podría venir conmigo? El barco que me trajo puede llevarnos a casa en cinco días. Necesitamos desesperadamente de sus habilidades , mi lady.
— Sin duda, sir Deitert. Vamos a partir en seguida. Voy a prepararme para el viaje y pensar en algún modo de dejar un mensaje cifrado a mi marido. Los ojos verdes de Thea se estrecharon mientras intentaba pensar en todo lo que debía ser hecho, y rápidamente
— — Las cosas no están muy bien para Roderick por aquí. El emperador lo mantiene bajo estrecha vigilancia todo el tiempo. — apretándose las sienes, ella continuó : — Trate de descansar un poco, sir Deitert. Prometo no demorarme mucho.
Thea corrió entonces al solar, donde su madre guardaba los productos medicinales . Lilla tenía preparados contra todo tipo de heridas y enfermedades . Raíces que habían sido puestas para secar, y grandes ramos de hierbas colgados de ganchos en las paredes. Jarras de diversos tamaños contenían pomadas y ungüentos. Todo estaba rotulado, y el libro de recetas de su madre, que enseñaba como preparar cada uno de los medicamentos, se hallaba sobre la mesa de trabajo de Lilla, como de costumbre.
Ansiosa por llevar por lo menos un tipo de cada medicación conocida por su madre, Thea recolectó lo máximo que pudo. Y no se olvidó de tomar el libro, lo mas valioso de todo.
Luego se precipitó a sus aposentos, colocando algunas ropas en un baúl de viaje. Miró entonces la cama donde había dormido sólo dos noches al lado de Roderick, después de su casamiento, intentando, desesperadamente , descubrir un modo de dejarle un mensaje a su marido, sin que el emperador, a través de sus espías, supiese a donde se había dirigido.

De repente tuvo un golpe de inspiración. Se arrodilló delante del pequeño arcón donde habían sido guardados los ricos trajes usados por Roderick durante la ceremonia de casamiento. él había dejado el candado abierto al partir, porque Thea había mandado a lavar las ropas que, después había vuelto a guardar. Levantando la tapa, tomó la suntuosa túnica de terciopelo, con el blasón de Emory bordado en el frente. Se trataba de un orgulloso halcón, volando con las alas abiertas, y con un corazón entre sus potentes garras.
Sin perder tiempo, Thea retiró la daga turca de su vaina . De todo lo que poseía, la daga era lo mas representativo de sí misma. Clavó el arma a través de la tela de forma que la punta saliese encima de la cabeza del Halcón , señalando el norte, en dirección a Sajonia.
Cerró entonces los ojos, haciendo una plegaria para que.
Roderick viese la señal y la entendiese. No se atrevía a dejar una nota escrita. Ni siquiera para calmar la preocupación que sabía que su madre iba a sentir. Bajando la tapa, cerró el candado, satisfecha por saber que sólo Roderick, quien tenía la llave, sería capaz de encontrar su aviso.
Cuando oscureció, la alforja con las hierbas medicinales fue colocado sobre el lomo del caballo de sir Deitert. Thea había pedido un caballo mas para cargar el resto del equipaje . El encargado que ayudó a amarrar las tiras de cuero que sujetaban la carga no vio nada inusitado en la tarea. Todos estaban acostumbrados a la generosidad de la Thea con los peregrinos.
— Tendré que encontrarte cerca del molino. — murmuró Thea a los oídos del caballero sajón. — hay un pequeño portón en el jardín que casi no es vigilado. Llegaré en media hora o un poco mas . Ahora vete, sir Deitert, y que Dios esté contigo.
Thea acompañó su partida desde los escalones que conducían a la entrada principal. EN las sombras de la noche que crecían , el hombre de confianza de Roderick atravesó los portones sin ser molestado por los guardias, quienes en seguida bajaron y trancaron los pesados portones de hierro.
Thea volvió al salón , ponderando la fuga que estaba a punto de emprender. Por algún tipo de sexto sentido, no quería que nadie de la servidumbre , ni sus viejos abuelos, supiesen hacia donde se dirigía. Tendría que dar muchas explicaciones, y algunas de ellas podrían colocar a Roderick en peligro frente al emperador. Además, nadie entendería su absoluta necesidad de socorrer a la gente de su marido, que ahora era también era su gente . Pero la consciencia de que al emprender ese viaje podría estar poniendo en riesgo la vida del hijo que esperaba hizo que sintiese un escalofrío recorriéndole todo el cuerpo .
Minutos pasaron mientras Thea retorcía sus manos , indecisa. La muerte no hacía distinción entre sus víctimas, ricos , pobres, viejos y jóvenes . Qué Roderick haría en una situación así? Thea no conseguía pensar.
Finalmente , subiendo a su cuarto, se cambió la ropa, colocándose un vestido de viaje, botas fuertes y , por encima de la ropa, una capa de terciopelo, para protegerse del frío aire nocturno.
En silencio, salió por el hall apenas iluminado, desapareciendo de Landais por segunda vez.