lunes, 12 de mayo de 2008

PUREZA ROBADA - CAPITULO 9

CAPITULO 9


— No , no lo haré. — Thea bajó los párpados, huyendo del calor intenso de los ojos azules, mas ardientes que el agua. — No sería apropiado. — ella intentó girar el rostro, pero fue detenida por dedos acariciando en su cara . Qué le estaba sucediendo? Bastaba simple, el contacto de ese hombre estaba debilitando su voluntad ?
— Ah, Thea… — Roderick se echó hacia atrás en el agua, sumergiéndose hasta el mentón, y llevándola consigo.
La sensación de ese cuerpo suave sobre el suyo, las piernas abriéndose, en busca de apoyo, contra las de él , era mas de lo que podía soportar. Roderick la besó . insaciablemente , sus manos se deslizaron por su espalda , descubriendo nuevos y fascinantes detalles en ese cuerpo maravilloso.
— Mi Lord ! — Thea protestó, contra los labios de él.
—Tienes un cuerpo delicioso, muchacha. Hacer el amor con vos es como beber el néctar de los dioses.
— Tenemos que detener esto .
— No , no tenemos. Esta es la razón por la que te traje aquí. — De nuevo, el Halcón poseyó la boca que tanto lo atraía, en un beso devastador.
Todavía bajo el dominio de las nuevas y excitantes sensaciones, Thea no objetó cuando, tomándole los pies doloridos y un pan de jabón perfumado, Roderick se puso a enjabonarlos con delicadeza. Las manos fuertes subieron por las piernas esbeltas, masajeándole los músculos tensos, poco a poco aliviando el dolor y el cansancio.
— Te sientes mejor ahora? — él preguntó .
— Oh, si! — Confundida, Thea lo vio colocarle jabón en las manos .
— Creo que vas a preferir terminar el baño sola. Por respeto a tu pudor femenino, te voy a conceder privacidad , pequeño demonio . Mientras tanto , me quedaré de guardia en la entrada.
Los ojos verdes se abrieron enormemente , tan sorprendidos que Roderick casi se rió . él la quería dócil, pero participante, cuando finalmente la tomase , y con esa táctica muy pronto la tendría comiendo de la palma de su mano. Por eso , con expresión seria subió los escalones y salió de la piscina. Tomó una de las toallas de lino y se secó .

— Voy a darte diez minutos para terminar de lavarte Thea. Después , volveré acá. No te demores. Hay un trabajo que hacer mañana y en algún momento de le noche tendremos que dormir.
Apartándose del área iluminada por las antorchas, el Halcón desapareció en la oscuridad .


A Thea le gustaría haberlo oído llegar. Se habría puesto la camisa para cubrir su cuerpo desnudo . Aun así fue capaz de apreciar la cortesía silenciosa de él cuando le extendió la bata. El lugar se hallaba bastante oscuro, ya que las antorchas estaban casi apagándose. Tomando una rápida decisión, Thea salió del agua. No consiguió mirar a Roderick, pero él parecía tan indiferente a su desnudez como una criada bien entrenada,
La bata le quedó enorme , la arrastraba por el suelo y las mangas le cubrían llas manos . El Halcón apretó la faja que sujetaba la prenda a la cintura.
— Necesito ponerme ropas seca — dijo Thea, dominada por una casi insoportable timidez.
— Claro.
Antes de soltarla, sin embargo, el Halcón acercó sus labios a la nuca sensible , depositando un beso que la hizo estremecerse. — Y … tengo que buscar un lugar para dormir, mi Lord .
— Vas a dormir donde yo mande, Thea. Ahora, vamos allí.
A la derecha de la piscina, los siervos habían colocado todo lo que el duque había pedido . Aproximándose , Roderick le extendió a Thea una copa con cerveza.
Habiendo tomado algunos tragos en la cocina, Thea sabía que la fuerte bebida iba a subírsele directamente a la cabeza. Pero como cualquier idea de fuga para esa noche era impracticable, tal vez la bebida a ayudase a dormir mejor.
Entonces , tomó un trago grande , que le descendió como fuego hasta su estomago vacío. Estremeciéndose , sacudió los cabellos mojados y enredados, necesitaba peimarlos . "Debo tener con un aspecto horrible", ella pensó.
Mientras tanto , el Halcón tomó un gran trago , casi vaciando la copa . Después , señalando lo alto de la muralla, comentó :
— Ves, la luna ya apareció en el cielo.
— es muy bella …
— Si . Luna creciente. Pero va a ser todavía mas bella dentro de dos días. Entonces será luna llena.
Las palabras de Roderick la hicieron recordar que precisaría una luna llena para guiarla en su fuga y en el largo viaje hasta Picardie.
Absorta en sus pensamientos, Thea llevó la copa a sus labios varias veces y acabó con el contenido. No podía negar que la indiscutible atracción que ese hombre le despertaba le debilitaba la voluntad . Roderick de Emory era su enemigo. Y tenía que continuar de esa manera. Esos momentos de ternura y bondad no borraban el hecho que él la había convertido en su esclava.
Colocando en el suelo las dos copas vacías, el Halcón se levantó . Los pantalones de cuero crujieron con el movimiento.
Thea bajó los ojos a los pies de él , recordando haber arrojado al duque al agua completamente vestido. Las botas y los pantalones debían haberse empapados.
— Hora de ir a dormir . — Con un gesto inesperado, Roderick la levantó en sus brazos, acurrucándola contra su pecho.
— Yo puedo caminar.
— Claro que puedes. Pero yo también puedo cargarte .
Dándose cuenta de la inutilidad de resistirse , Thea se quedó quieta. Al pie de los escalones que conducían al salón y a la galería superior, Roderick se detuvo para decirle a los guardias que fuesen a acostarse . A la mañana siguiente iba a necesitar de todos los brazos disponibles para colocar puertas nuevas en el salón. Los escuderos empezaron a protestar , pero sir Deitert pronto acabó con las quejas, obligándolos a retirarse del lugar .
Durante ese tiempo, Thea había ocultado el rostro ruborizado en el pecho de Roderick, agradeciendo por el hecho de que, con la conmoción general , nadie parecía prestar atención a su persona.
Sin mas , el Halcón subió determinadamente las escaleras, llevándola a sus aposentos. Durante toda la tarde había planeado la mejor manera de seducir a esa mujer feroz, que ahora, yacía en el gran lecho, bostezaba y lo miraba como una gata somnolienta.
Había sido un perfecto idiota, se dio cuenta , al pensar que podría llevarla a una disposición sexual mas maleable a través de la bebida y del baño en las termas romanas. En vez de despertar sus sentidos o estimular su placer, como le había sucedido a él, el tratamiento especial la había dispuesto para dormir.
El Halcón suspiró, decepcionado.
Algunos rulos de cabello todavía húmedos se pegaban a su cara y su cuello suave, y Roderick los apartó con delicadeza. La piel de Thea era la mas sedosa y translúcida que jamas hubiera tenido el placer de tocar. Pequeñas pecas salpicaban su delicada nariz. Para alguien cuyos cabellos eran tan oscuros, su tez tenía una blancura y la suavidad de un lirio recién florecido.
De repente, tomó una decisión y la colocó contra su pecho , desatando la faja que prendía la bata, la desnudó. Después , antes que el control lo abandonase , la cubrió con los sábanas , acomodándolas alrededor de su cuerpo perfecto.
Sabiéndose incapaz de dormirse en ese estado de excitación , se puso la bata que hasta entonces Thea había estado usando y descendió al salón en busca de otra jarra de cerveza. Pretendía beber hasta adormecer la lujuria feroz que lo devoraba.
La bebida consiguió lo que el largo y cansador día no había conseguido , obnubilándole la mente al punto de impedirle pensar de manera coherente.
Al volver a su aposento, el duque se acostó , pero no consiguió dormir. La cama estaba demasiado fría sin las mantas de piel, olvidadas en el barco. A la mañana siguiente, lo primero sería mandar a buscarlas.
Thea, aún sumergida en un sueño profundo, debía estar sintiendo frío, porque se aproximó a la fuente de calor representada por el gran cuerpo masculino y se acurrucó contra Roderick.
Acostándose de costado, él la abrazó y cerró los ojos.
Con un suspiro satisfecho, Thea continuó durmiendo . Con toda delicadeza, para no despertarla, Roderick abrió la cerradura del grillete y quitó la incómoda pieza.
La piel sedosa, una línea roja marcaba el lugar donde el collar estaba colocado . Avergonzado, el Halcón besó la piel enrojecida y sensible, sin que Thea siquiera se moviese.
— La vida es muy diferente aquí, pequeña Thea — él susurró.
Recuerdos acudieron a su mente, demasiado dolorosos para detenerse en ellos . Perturbado por el rumbo de sus pensamientos, Roderick intentó olvidar todo y dormir. De su pasado reciente, sólo no lamentaba una cosa: el secuestro de esa adorable francesa que ahora dormía en sus brazos