jueves, 8 de mayo de 2008

PUREZA ROBADA - CAPITULO 3

CAPITULO 3


— Dios ha escuchado mis plegarias — susurró Benjamin de Emory, en tono reverencial, a sus compañeros de bote.
Era la primer incursión del joven sajón. Su corazón latía aceleradamente en el pecho, porque finalmente estaba avistando a una presa mucho mejor que meras bolsas con granos y semillas: mujeres, dos lindas mujeres francesas.
En la popa de la embarcación , Roderick no pudo dejar de concordar con su primo. Sólo que la atención de él estaba centrada en el bello garañón gris, sin duda la respuesta a sus plegarias. Desde que lo había visto , en la curva do río, su mirada no se había apartado del animal.
— Quédate quieto, Ben — advirtió sir Michael de Lozere, mas experto que el muchacho en cacerías de cualquier tipo. — el sonido se propaga con facilidad a través del agua.
Al contrario de Roderick, el interés de Michael y Ben se concentraba en las dos jóvenes conversando animadamente al borde del agua, en un punto protegido entre los árboles . Corriendo el riesgo de dar vuelta el bote, Roderick tocó el brazo de Michael, desviando su atención de las mujeres.
— Mira !

Volviéndose en la dirección apuntada por el lord , Michael avistó el gran caballo gris, pastando junto a un rico campo de avena.
— Qué animal magnífico, no, Halcón?
— El mejor que he vi en los últimos tiempos. — Roderick trató de ignorar la montura en el lomo del garañón.
— Yo quiero a la muchacha de trenzas. — en un movimiento súbito, Ben se levantó .
Con una palmada, Michael lo obligó a volver a su posición anterior y a quedarse en silencio. Al duque no le gustaría ni un poco si la presa fuese alertada.
EN ese momento, una de las muchachas se rió , y el caballo levantó a cabeza, mirando en esa dirección. Después , volvió su atención a los hombres en el bote, sin mostrar señales de miedo.
Roderick se preguntó si el animal estaría considerando, tanto como él mismo, una distracción interesante esas dos muchachas. Por un breve instante, sus bellos ojos azules se volvieron al abrigo entre los árboles . Aun en la débil claridad del crepúsculo, podía ver que ellas eran jóvenes y seductoras, principalmente la de cabellos negros ondulados . Ya Fuese por su larga abstinencia, por la rara belleza de esa muchacha, o tal vez por una ilusión óptica causada por las sombras del atardecer, el hecho era que la joven lo tentaba mas de lo que le gustaría de admitir.
Pero esa era una tentación que no podía permitirse. No cuando el premio mayor de la incursión por el río se encontraba mas arriba , pidiendo ser capturado y dominado.
Además , su barco ya se encontraba lleno de mujeres. Pero el premio de un extraordinario caballo de guerra, sería el cierre perfecto . Decidido, tomó o yelmo vikingo, lo colocó en su cabeza. En seguida, condujo con habilidad el bote hacia el margen.
Agarrando un rollo de cuerda, Michael se preparó para desembarcar. Una sonrisa divertida surgió en los labios y la mirada para Ben, quien se había levantado a medias, agarrándose al borde. El muchacho, así como él y Roderick, sólo vestía un taparrabos de piel al estilo de los bárbaros vikingos, y traía en la cabeza el yelmo con cuernos característico de esos paganos.
Levantándose en toda su estatura, Ben murmuró, mirando a la muchacha de trenzas:
— Dios del cielo! Si que es linda!
— Vamos, Benjamin, vas a matarlas de un susto apareciendo con tu cara fea debajo de ese yelmo! — con un tirón al taparrabos de su primo, Roderick lo obligó a bajarse. — Olvida a las mujeres y concéntrate en el trabajo que tenemos que hacer. Es el caballo lo que quiero llevar.

— Caballo? Qué caballo? — Ben giró la cabeza en todas las direcciones, hasta avistar el garañón. — Oh!
La sorpresa del muchacho hizo que Michael sonriera mostrando sus dientes muy blancos en contraste con su rostro moreno, enmarcado por la barba negra.
Apuntando al abrigo en medio de los árboles , Ben insistió : — Pues yo no cambio esas dos por ningún caballo.
— Como siempre, piensas como un tonto. – la mirada severa de Roderick silenció al muchacho , mientras el bote era conducido a tierra. — Quédate aquí y hazte cargo del bote.
Equipados con rollos de cuerda, Roderick y Michael avanzaron en silencio a través de los árboles ribereños sumergidos en las sombras crecientes de la noche que caía.
Agachándose para no ser vistos, Ben apartó los juncos, para tener una visión completa del escondrijo de las jóvenes . Tal vez hubiesen venido hasta allí para bañarse. Por lo menos era lo que gustaría que sucediese. Después de todo , las dos mujeres eran de una belleza excepcional.

— Se está poniendo oscuro, Thea. Es mejor que vayamos a casa. — Sentada en un tronco de un árbol, Marie levantó el borde de su falda para amarrar sus zapatos embarrados. — Victory se fue .
— No, él debe estar cerca.
— Entonces llámalo . Ya estamos demasiado atrasadas como para tener que caminar hasta casa.
— Oh ! Dónde están mis zapatos? — Después de buscarlos por algún tiempo, ella admitió:— No voy a encontrarlos con esta poca luz. Tendré que volver mañana para buscarlos. Pero tienes razón . Es mejor irnos cuanto antes a casa. — En seguida, metiendo dos dedos en su boca, emitió un agudo silbido. El ruido espantó a los pájaros ya acomodados en los árboles para dormir, haciéndolos levantar vuelo .
Y también sobresaltó a Ben, quien casi cayó de espaldas en el lugar en que se escondía, a dos pasos de la muchacha de trenzas. un segundo silbido se hizo oír
en el momento en que él se precipitaba hacia adelante para agarrar a joven.
La mirada de Thea recorrió el barranco donde había visto por última vez a Victory pastando. Pero animal ya no se hallaba allá.
— Victory! Ven acá, muchacho. — Extrañada , emitió por tercera vez el agudo silbido.
Finalmente oyó el sonido tranquilizador de los cascos del caballo en un terreno próximo . Aliviada, ni siquiera reparó en el gritito ahogado detrás de sí.
— Espero que él no haya estado comiendo avena. Mamá se pondría furiosa .... — El resto de la frase se perdió cuando Thea, volviéndose hacia su hermana, avistó una especie de monstruo con cuernos agarrando a Marie y arrastrándola hacia atrás de los altos juncos. — Marie!
EN ese instante, se oyó el relincho de Victory, seguido por un ruido de cascos en el barranco. Paralizada por el shock, Thea sólo consiguió girar la cabeza en dirección al sonido. Lo que vio la dejó todavía mas aterrorizada.
Dos hombres altos y fuertes, con yelmos con cuernos en las cabezas, habían capturado su caballo. Mientras los miraba, asombrada, el primer atacante desaparecía con Marie en medio de la densa vegetación .
— Mi Dios ! Vikingos!
Luchando por librarse , Marie gritó, pidiendo socorro. sin pensar en las consecuencias, Thea se tiró sobre o vikingo que había atrapado a su hermana. Juntas, las dos jóvenes se pusieron a patear y a arañar el cuerpo desprotegido del captor. El ataque fue tan furioso que hizo caer el yelmo del muchacho. con Marie a pateándole las piernas, y Thea golpeándolo por la espalda , Ben perdió el equilibrio, cayendo en el barro junto al margen del río, arrastrando con él a las dos hermanas. Aprovechando la oportunidad , Marie consiguió librarse de las manos enormes que la agarraban. Sentada, limpiándose el barro del rostro, se puso a gritar histéricamente . Mientras tanto montada sobre la espalda del muchacho, Thea le golpeaba sin parar la cabeza descubierta .
— Corre, Marie! Ve a buscar ayuda! — un golpe certero de Thea alcanzó el rostro de Ben. Con un gemido, él llevó la mano a la nariz, que sangraba. — Corre ! Yo puedo controlar a este bandido! No es mas que un muchacho !
Siguiendo el ejemplo de su hermana, Marie golpeó con el cesto de mimbre la cabeza de Ben. Le Iba a mostrar que ellas no eran tan indefensas !
Thea pensaba tener la situación bajo control, cuando el joven vikingo, con un movimiento repentino, la derrumbó de espaldas y la sujetó bajo su cuerpo. Un grito triunfante escapó de la garganta de él.
— Suelta a mi hermana, bruto! — Frenética, Marie no paraba de golpear con el cesto la cabeza de Ben.
Retorciéndose , Thea consiguió colocar la mano en el cabo del puñal sujeto en su cintura. El muchacho era mas pesado de lo que ella había imaginado . En ese momento, la tierra pareció temblar bajo su cuerpo. Era Victory, precipitándose barranco abajo como el mas temerario de los caballos de batalla, con uno de los vikingos cabalgándolo. Al llegar cerca, el animal se empinó, soltando un feroz y atemorizante relincho.
— Thea! – gritó Marie, volviéndose y encontrándose con el enfurecido garañón y con el hombre enorme que lo montaba.
Aquello era cien veces mas atemorizante que el ataque del joven vikingo, porque Marie sabía que Victory se descontrolaba completamente cuando un hombre intentaba cabalgarlo. Aterrorizada, comenzó a arrastrarse hacia atrás , gritando:
- Socorro ! Socorro! Thea! Victory nos va a matar!
El poderoso animal agitaba las patas delanteras en el aire , cerca de la cabeza de Ben. El muchachito no era tan idiota como para permanecer acostado donde estaba. Librándose Thea, permitió que ella también se colocase a salvo del peligro. Apartándose de las patas del caballo, ella se salvó . Aunque temblorosa y jadeante, sujetaba con firmeza el puñal turco.
El vikingo moreno, que había visto corriendo, se detuvo al ver el arma. En un gesto de sensatez, levantó las manos vacías, para mostrar que se hallaba desarmado. Jadeante, Thea calculaba el próximo movimiento. En posesión del puñal, ella detentaba un frágil equilibrio de poder. El hombre de cabellos oscuros había retrocedido un paso, mientras el muchacho intentaba detener el sangrado de su nariz.
Todavía quedaba el mas peligroso de todos: el que montaba a Victory. él había conseguido obligar al caballo a colocar las cuatro patas en el suelo y lo mantenía controlado por pura fuerza de voluntad . Por lo que Thea sabía, era un hecho extraordinario. Victory jamas había tolerado el peso de un hombre en su lomo, y por eso se había convertido en su caballo personal.
Limpiando el rostro con la manga, ella trató de colocar a hermana a salvo a su espalda . Marie temblaba como una hoja , retorciendo las manos con desesperación . Thea, sin embargo, no desviaba los ojos del vikingo a caballo.
Rompiendo el silencio cargado de tensión , él habló, en excelente francés:
— No queremos hacerle mal. Pueden irse e.
Con la luz débil del atardecer , Thea apenas podía distinguir sus facciones . Era mas difícil todavía mas porque el yelmo le cubría parte del rostro. Pero el tono de comando en la voz profunda era indiscutible. Aun contra a voluntad , ella se quedó mirando fascinada al bárbaro de piel bronceada sobre el garañón. Un taparrabos de piel le envolvía las caderas estrechos y una capa , también de piel, colgaba de sus hombros poderosos. Tiras de cuero cruzaban el pecho desnudo, tan musculoso como sus brazos. Los músculos estaban contraídos por el esfuerzo de mantener el caballo bajo control. Ante la fuerza atemorizante de ese salvaje, Thea supo que la mejor actitud a tomar era tomar la mano de Marie y correr.
Sin embargo, algo en su interior se resistía al comando de ese hombre. Ella replicó:
— No me voy a hasta que no me devuelva mi caballo. Nunca cedo lo que me pertenece.
— Thea! No seas estúpida! No oíste lo que él dijo ? Vamos a salir de aquí . — Agarrando el brazo de su hermana, Marie intentó sacarla del lugar.
— No ! Vos vete. Ve a buscar a papá . No voy a dejar que estos bárbaros me roben mi caballo.
— Mi Dios! , es sólo un caballo, Thea! Además , no puedo irme sin vos.
— Obedece , hermana. Ve a llamar a papá y a Royce. Yo puedo mantenerlos a distancia con mi puñal.
Angustiada, Marie retorcía sus manos , sin saber qué hacer. La decisión de Thea, sin embargo, ya había sido tomada.
De repente, Marie oyó el ruido inconfundible de metal raspando contra metal. El bárbaro montado a Victory acababa de sacar una enorme espada de su cintura. Era lo que faltaba para convencer a la joven de ir a buscar ayuda. Volviéndose , Marie comenzó a correr, desapareciendo en medio de los árboles .
El corazón de Thea latía tan fuerte que ella no escuchó el chasquido del metal. Pero le fue imposible no ver la enorme espada en la mano derecha del magnífico guerrero. Su propia arma parecía un juguete en comparación.
Temblando de los pies a la cabeza, Thea se dio cuenta del imperdonable error cometido de dejar escapar la oportunidad de huir. Pero recuperó el ánimo, diciéndose a si misma que hasta ese momento había conseguido mantener a distancia a los atacantes con su pequeño y afilado puñal. El miserable que se atreviese a acercarse a ella tendría buenos motivos para se arrepentirse. Todo lo que quería era ganar tiempo, impidiéndoles escaparse antes que su padre y los varios caballeros de visita a Landais viniesen en su auxilio. El pensamiento le dio coraje.
— Salgan de aquí — el líder ordenó a sus hombres, bajando la espada, pero sin desviar los ojos de Thea. — Vamos a encontrarnos en el barco.
El mas joven comenzó a apartarse entre los altos juncos. Pero el moreno permaneció firme, guardando el terreno entre el líder y Thea. Ella, indiferente a los movimientos, mantuvo sus furiosos ojos verdes fijos en el bárbaro que montaba a Victory.
Sujetando las riendas con firmeza, él clavó sus talones en el flanco del animal, obligándolo a dar media vuelta .
— Miserable! Baja ya de mi caballo! - Thea avanzó impetuosamente, intentando agarrar el freno del garañón.
En sincronía con los con los gritos de su ama, Victory comenzó corcovear y a dar coces, intentando librarse del inesperado jinete. El vikingo, sin embargo , se mantuvo firme. Asustada, Thea se vio obligada a alejarse de ese terrible combate. Tanto el hombre como el animal estaban poseídos por la mas pura furia, el primero empeñado en dominar, el segundo , en recuperar su libertad.
En el ardor de la lucha, el yelmo acabó en el suelo cayendo cerca de los pies de Thea. Los ojos verdes se abrieron enormemente cuando, sin el metal que cubría sus facciones , consiguió reconocer al atacante.

– Mi Dios ! Roderick de Emory!

« Pero el Halcón está muerto!"
Sin embargo, las atractivas facciones del Lord eran inconfundibles. Los cabellos rubios dorados, con reflejos mas claros debido a la exposición al sol, enmarcaban su rostro. Los maravillosos ojos azules, rodeados por espesas pestañas , se destacaban en la cara bronceada. Tenían la intensidad de un predador vigilando a su presa y en ese momento estaban fijos en Thea. Ella pensó en huir, pero sus piernas parecían clavadas en el lugar .
Con una respiración jadeante , Victory finalmente se había sometido a una voluntad mas fuerte que la suya. Tragando en seco, Thea buscó fuerzas para aproximarse y decir:
— Halcón, le suplico que no se lleve mi caballo. Es un buen animal y yo lo quiero mucho .
Sintiendo el contacto da mano en el flanco, Victory se calmó . Aunque las patas del garañón temblasen por el enorme esfuerzo para liberarse, él soportaba el peso del hombre en su lomo con facilidad , como si hubiesen sido hechos el uno para el otro.
Un escalofrío extraño recorrió el cuerpo de Thea, quien no reconoció el significado. Pero, al mismo tiempo, un pensamiento loco se le cruzó por la mente: ella estaría también hecha para ese hombre?
— Me conoces ? — preguntó Roderick, tan salvaje y feroz como el garañón que había acabado de dominar.
— Si, te conozco. Estaba en Montigney, cuando luchaste contra Lord Merrault y fuiste derrotado. Pero oí decir que había muerto .
— No , no morí. Pero he vivido en el infierno desde ese día. Por esa razón , voy a llevarme el caballo . Lo necesito.
Las manos de Thea se cerraron en una brinda de Victory. Tenía que retenerlo, ganar tiempo.
— Por qué ? El duque de Emory no puede tener un motivo para robar. Después de todo , siempre fuiste el favorito del emperador Lotario.
Las palabras de Thea hicieron que las facciones masculinas se contrajeron con rabia. De un tirón , él le arrancó la brida de la mano , gritando:
— Michael, ven acá! Esta mujer me reconoció . Amárrala y llévala al barco.
Demasiada Atónita como para moverse , Thea lamentó de nuevo no haber huido cuando le había sido permitido.

Se Volvió entonces para enfrentar la nueva amenaza con el puñal sujeto con firmeza. Cuando sir Lozere intentó agarrarla, lo atacó golpeándole la mano .
Michael la esquivó con facilidad y avanzó de nuevo hacia ella. La larga falda se enroscó en las piernas de Thea cuando esta intentó retroceder, haciéndola caer . El atacante, que se había arrojado en su dirección, no consiguió detenerse a tiempo y terminó cayendo sobre Thea. Y el puñal, que Thea sujetaba con , se enterró en el cuerpo de él.
— Ah! mi Dios! — exclamó el hombre, llevando las manos en el estomago.
— Por el amor de Dios! Esto es lo que merecía!
— Por Cristo! — Roderick gritó a su vez. – Vuelve aquí ! La miserable había herido a Michael!
Con dificultad Thea quedó de rodillas, liberando su falda del peso del hombre herido.
— Oh no! — susurró, temiendo por su propia vida. Después poniéndose de pie, intentó escapar, mientras se preguntaba, entre sollozos. — Qué hice?
Apenas había dado tres pasos, cuando un brazo vigoroso la levantó del suelo. En un segundo , Thea se vio colocada sobre el lomo de Victory. Y el Halcón le informó :
— Acabas de ser tomada prisionera, mujer.

La ayuda llegó demasiado tarde para Thea. Cada uno de los escuderos que recorrían con antorchas en las manos los márgenes del río llegaron a esa conclusión.
Había sangre en un determinado lugar al borde del agua. Con el rostro demudado , Lord Bellamy se arrodilló para examinar la mancha oscura. El hijo mayor, sir Royce, abrazó a Marie, quien no paraba de llorar dentro de su abrazo protector, mientras la madre, lady Lilla, permanecía de pie, mirando la corriente de agua.
— No pierdas tiempo con lágrimas inútiles , Marie — dijo Lord Bellamy, rompiendo el silencio. — Descríbenos la apariencia de los hombres que las atacaron .
— Eran enormes, criaturas monstruosos, papá . Usaban yelmos con cuernos y casi no tenían ropas. Apenas… unas pieles de animales. — Hundiendo la cara en el pecho de su hermano, Marie concluyó, desesperada: _ Por qué dejé a Thea sola con ellos? !
— Vikingos! — Gregoire de Merrault se adelantó , irritado, conduciendo el caballo por las riendas . — Tendremos que ir por ellos, Lord Bellamy, antes que la marea suba demasiado.
— Qué van a hacer ellos con Thea, papá ? — sollozó Marie.
Lady Lilla, cuya mirada llena de tristeza había estado fija por largo tiempo en el río, se Volvió , finalmente , hacia su hija.
— Thea se fue, Marie. Temo que nunca mas volverás a ver a tu hermana.
— No. — Lord Bellamy se puso de pie. — Voy a encontrarla. Vamos por ellos ! Victory dejó rastros bien nítidos.
— Ellos vinieron en un barco, mi Lord . — Lady Lilla apuntó a los juncos aplastados junto al margen, indicio seguro de la existencia de una pequeña embarcación .
Cuando el puñal turco de Thea fue encontrado, manchado con sangre, muy cerca del agua, la pobre madre no pudo dejar de preguntarse si su marido estaría pensando lo mismo que ella. Sería sangre de Thea la que manchaba la hoja? Pero si su hija estaba muerta, por qué no habían encontrado su cuerpo ?
La búsqueda había sido intensa. Ninguna evidencia que comprobase la muerte de Thea había sido encontrada, lo que no le traía alivio alguno a la angustiada madre.

— No vas a escapar tan fácilmente ! — Thea estaba dominada por la furia.
Deteniendo el garañón en lo alto de un barranco sobre el estuario, Roderick recorrió con la mirada la superficie das aguas hasta divisar lo que buscaba: el bote.
inmóvil , el Halcón agudizó los oídos. Las campanas de la abadía, a muchas leguas de distancia, permanecían en silencio. Ninguna alarma había sido dada hasta entonces.
Thea forcejeaba , probando las ataduras que a sujetaban . Después , pasando la lengua por los labios secos, repitió el desafío:
— Oíste , Halcón de Emory? Te dije no vas a conseguir escaparte después de raptar a una mujer y robar un caballo. Serás perseguido hasta el fin de la Tierra.
— Quédate quieta. Mujer — él la amenazó -, so quisiera , podría quedarme aquí, usando tu su cuerpo, hasta el amanecer . Y nadie vendrá a privarme de ese privilegio que me he ganado .
La protesta ultrajada que escapó de los labios de Thea lo divirtió. Ella estaba furiosa. Agarrándole le mentón orgulloso, Roderick la obligó a girar la cabeza, haciendo que los labios rojos y sensuales quedasen al alcance de los suyos.
La luz de la luna era suficiente para que él distinguiese el brillo de los ojos verdes y la blancura de su linda cara en contraste con los cabellos oscuros.
Con los labio de Roderick casi apoyados en su boca, Thea clavó sus uñas en los muslos desnudos y musculosos, preparándose para rasgarle la carne.
-No hagas eso — él habló pegado a los labios de ella – O voy a tomarte aquí mismo,
en el suelo.
El cuerpo de Thea temblaba de pies a cabeza, en su ansia pro hacer algo que dañara a su captor. Abrió a boca para morderlo, pero , en ese instante, los labios masculinos cubrieron los suyos con la precisión de un halcón descendiendo sobre su presa. Atónita, Thea no consiguió reaccionar. Nunca había sido besada de esa manera por hombre alguno . Los Besos eran para ser dados en las caras o en las manos de una dama, de modo respetuoso. Pero ese no era el caso de Roderick de Emory.
De repente, así como había comenzado , Roderick interrumpió la caricia. Riendo, clavó los talones en los flancos del caballo, incitándolo a proseguir. Pero se veía obligado a dar algún crédito a su prisionera. ella poseía mas coraje que cualquier otra mujer capturada en esa aventura alocada que tenía el objetivo de ‘conseguir’ esposas para los hombres del feudo.
En un corto espacio de tiempo, el garañón recorrió la distancia que llevaba hasta la pequeña ensenada donde el barco sajón se hallaba anclado. Con pulso firme, Roderick iba manteniendo el control sobre el animal, mientras este corría por la playa. Del mismo modo, su dominio continuaba siendo ejercido sobre su prisionera.
Eventualmente, tirando con fuerza las riendas , el Halcón detuvo el caballo a pocos pasos de la embarcación . A bordo, la tripulación, alertada por Benjamin, ya iniciaba los preparativos para zarpar.
— Puedes descender mujer.
Thea se volvió , mirándolo, indignada, por sobre su hombro.
— No puedo descender de una altura así con las manos amarradas. Voy a caerme y lastimarme con las piedras.
Los dedos fuertes de Roderick se apretaron en torno a su brazo delicado. en seguida, la colocó sobre su muslo derecho.
— Sólo vas a caerte si intentases algo estúpido. Vamos, trata de obedecerme.
En verdad , la intención de Thea era hacerlo desmontar en primer lugar. Victory obedecería cualquier señal que ella le diese, y, si quedase sola sobre el inteligente animal, tendría una gran oportunidad de escapar. una vez que estuviera galopando , nadie conseguiría alcanzarlos. Y su única preocupación sería mantenerse sobre el animal .
— No puedo. Tengo miedo. — Thea estaba dispuesta a usar cualquier mentira para alcanzar su objetivo. — No sé nadar.
— En ese caso, va a ser la primer persona en ahogarse en un metro de agua. — De repente, Roderick rodeó su cintura estrecha con el brazo, y, retirándola del lomo del caballo, saltó sosteniéndola en el aire.
Thea reaccionó con gritos ultrajados:
— No se atreva a dejarme caer en el agua!
Halcón se atrevió , y simplemente la soltó . Thea no tuvo la menor oportunidad de hacer un descenso digno . Uno de sus pies descalzos pisó sobre una piedra puntiaguda. El otro resbaló en el suelo inestable, ocasionando su caída en las olas espumosas.
Con la boca llena de agua salada, Thea consiguió finalmente sentarse, tosiendo y escupiendo.
Riendo, Roderick desmontó y entregó las riendas a uno de los miembros de la tripulación que había venido a encontrarlo en la playa. Después , sacándose la capa de piel, la pasó a las manos del hombre mas próximo, satisfecho de poder librarse de ese abrigo innecesario.
— Usa esto para cubrir la cabeza del caballo antes que él suba a la plancha de embarque.
Mientras el hombre se apresuraba a cumplir la orden, Roderick se Volvió , con la mano derecha sobre el puño de su espada para encarar a prisionera empapada.
Thea permanecía sentada, furiosa, sacudiendo la cabeza para apartar de su rostro los cabellos mojados.
Sin conseguir contenerse, Roderick desató en una sonora carcajada.
— Cómo te atreves a reírte de mí ?! — Enfurecida, Thea pateó el agua en dirección al Halcón, quien permanecía de pie delante suyo , dominándola con su impresionante estatura. – Vos … vos … sajón miserable!
— Vamos, qué boca sucia tienes , pequeña. — Sujetándole el brazo, Roderick fue ayudarla a levantarse, pero Thea retrocedió, huyendo de su contacto. —La próxima vez que te dé una orden, trata de obedecerme.
— Voy a matarte por esto , Emory!
Como reacción a esa ridícula amenaza, Roderick sólo la colocó en el suelo , haciéndola caminar con un ultrajante palmada en el trasero empapado . Sujetándola por el brazo, comenzó a arrastrarla al barco.
Siguiendo las órdenes , el caballo , con la cabeza cubierta , estaba siendo conducido sobre la plancha de madera.
Ante la escena, Thea miró desesperada la playa, rezando para que alguien viniese a socorrerla.
El agua ahora le llegaba a los muslos, y el peso de las faldas mojadas le dificultaba el caminar. Pero el asimiento firme en su brazo la obligaba a acompañar el ritmo del Halcón, que tenía la ventaja de tener los pies calzados con sólidas botas. Lo que no sucedía con ella. De repente, Thea volvió a tropezar con una piedra puntiaguda, cayendo al agua. Antes que su cabeza se hundiese, Roderick la levantó , arrojándola por encima de su hombro.
- No!
Agarrándola con firmeza por los muslos, el Halcón esperó hasta que la tripulación colocase al asustado caballo a bordo. No quería que ningún accidente le sucediese con al espléndido animal. Respecto a la mujer de cabellos negros, que intentaba clavar sus dientes en su hombro, era otra cosa. Se sentía intentado de caminar hasta el borde de la caleta natural y arrojarla al agua.
EN ese momento, la voz preocupada de Benjamin lo alcanzó.
— Mi Lord , sir Michael perdió la consciencia !
— Le colocaste una atadura en la herida, antes de traerlo para acá? — Roderick gritó, comenzando a subir la plancha.
— No ! No hubo tiempo. Qué podía hacer?
— Ve a ocuparte de eso.
Uno de los miembros de la tripulación tuvo entonces el sentido común de arrojar una cuerda, que Roderick agarró con la mano libre, usándola para avanzar sobre la plancha . Thea, sin embargo, no colaboraba, debatiéndose, intentando librarse .
De repente, Thea se lanzó hacia un lado, haciendo que Roderick perdiera el equilibrio. sus pies resbalaron sobre la plancha, la cual perdió su punto de apoyo en la borda de la embarcación .
Y en un segundo, el Halcón se vio cayendo al agua. Tocando el fondo consiguió ponerse de pie. La profundidad en ese lugar era de un poco mas de un metro y medio, pero la corriente era fuerte y traicionera. Consciente del peligro, Roderick miró a su alrededor , buscando a Thea. Las pesadas faldas se habían enroscado en la plancha y ella estaba siendo arrojada contra el casco del barco por el movimiento de las olas.
Cuando Roderick consiguió rescatarla , verificó que Thea se hallaba inconsciente.
— Arrojen la escalera — ordenó él, sujetando en los brazos a la joven e intentando mantenerla sobre el agua.
La escalera de cuerda entonces fue arrojaa desde la borda. Escalandola con agilidad el Halcón entregó la carga en las manos dispuestas de sus hombres, saltando en seguida a bordo.
— El bote está atado?
— Lo Está Halcón. Y la última carga ya fue embarcada.
— Perfecto. Levanten el ancla y levanten las velas. Vamos a volver a Emory.
Un bramido de alegría saludó sus últimas palabras.
Sonriendo Roderick tomó a Thea de los brazos del marinero que la cargaba. un rápido examen mostró que ella estaba respirando normalmente. Había un pequeño corte en su sien izquierda, de donde un hilo de sangre corría hacia abajo .
— Abran aquí — pidió Roderick, dirigiendose a una portezuela de proa. — Quiero llevar a la cautiva abajo. Tenemos una dura noche de trabajo por delante, caballeros.
Entonces, descendiendo con pasos firmes los escalones , el Halcón desapareció en el interior del barco.