CAPITULO 3
“Para un amante ya no hay amigos.”
Stendhal
A las siete, Janey fue depositada en la entrada de la mansión.
Sintió una gran emoción al presentar su invitación al hombre que se encontraba delante de las escaleras de granito pulido que llevaban a la casa.
- Su invitación, por favor - pidió él. Janey abrió su cartera - pequeña y de un diseñador exclusivo- y le entregó el sobre.
- Sea bienvenida, Señorita Wilcox - la saludó el hombre. - Perdón . debería haberla reconocido.
- No hay problema - dijo Janey, educadamente. Levantó el borde de su largo vestido de Oscar de la Renta amarillo , que había pedido prestado para la ocasión, y subió sensualmente las escaleras, notando las plantas y aspirando la dulce fragancia de las flores. Había malabaristas entre los árboles, arrojando manzanas doradas al aire. Al final de los escalones , un cuarteto de cuerdas tocaba una conmovedora melodía. Las pesadas puertas de maderas que daban acceso a la casa estaban abiertas, y Janey entró sin aliento, envuelta en la melodía de un violín .
Mimi estaba espléndida, en un vestido blanco, al final de un pasillo de mármol, y con un estremecimiento de placer, Janey vio que ella conversaba con Rupert Jackson, el actor inglés . Mimi se dio vuelta y le hizo señas , y Janey se fue aproximando, mientras imaginaba - sin contenerse - que gran pareja ella se formaría con Rupert Jackson.
- Janey, mi querida - dijo Mimi, avanzando para tomarle las manos y besarla en las dos mejillas. Tenía pulseras de brillantes en las muñecas ; aros a presión - también de brillantes - que le adornaban las orejas. Como tantas mujeres de New York , Mimi no había envejecido ni un poco en los últimos dez años, o mas, desde que Janey la había conocido , y Janey se preguntó qué Mimi habría hecho.
- Qué pulseras tan maravillosas ! - la elogió Janey.
- Ah, mi querida, eso no es nada - dijo Mimi.
- No es increíble el modo en que las personas ricas actúan como si un millón de dólares no valiesen nada? - dijo Rupert.
- Mi querido, conoces a Janey Wilcox, verdad ? - preguntó Mimi.
- No, pero es mejor que trate de conocerla - bromeó Rupert.
- Hay dos tipos diferentes de actores, pensó Janey. Aquellos que no se parecen en nada a sus personajes y aquellos que son exactamente iguales a ellos, y Rupert Jackson definitivamente encuadraba en esa última categoría. Era tan guapo en persona como en el cine ; tenía la misma sonrisa que le formaba unas arruguitas adorables , y un mechón de cabellos castaños cayendo en la frente .
- Vi tus fotos en todas partes - dijo él - y me preguntaba cómo sería esa muchacha en vivo y en directo . Promete que vas a hablar conmigo mas tarde sobre tu lingerie.
Janey soltó una carcajada, y Mimi dijo, bromeando:
- Vamos , Rupert, Janey es la mujer más bonita de la fiesta, sim pero prácticamente está de novia. Además , ya escogí otra persona para hacerle compañía .
- Estoy profundamente ofendido - dijo Rupert. - quién es ese suertudo?
- Selden Rose - respondió Mimi. - El nuevo presidente de la compañía Movie Time. Acaba de llegar en el helicóptero... Se quedó atascado en la Vía Express de Long Island y nos vimos obligados a rescatarlo.
- No me digas ! Pero qué cosa tan extraordinaria! Qué clase de hombre necesita ser rescatado en la Vía Express de Long Island? - indagó Rupert, simulando una expresión de horror. Se dio vuelta hacia Janey y guiñó un ojo . Janey se vio forzada a concordar con él . Todavía no había conocido a ese tal Selden Rose, pero ya no le parecía tan promisorio.
- No lo oigas a a él - observó Mimi. - Selden es un viejo amigo de George. Pero no necesitas preocuparte , no es tan tonto como él. Sabe, nunca conseguí entender bien como George logra las cosas , pero no puedo discutir el hecho de que él parece ser el dueño de todo.
Janey y Rupert se rieron educadamente, y de reojo ella vio a Comstock Dibble entrando con su novia, Mauve Binchely. Comstock no iba a atreverse a agredirla delante de Mimi. Pero Mimi estaba mirando hacia el otro lado, y todavía no había notado su llegada.
- A veces, le digo a George que él es mi dueño - continuó Mimi, frívolamente - y él adora esa frase. -
Mimi tenía un modo especial de hacer que todo pareciese un secreto, e inclinándose hacia Janey, mientras le tocaba el brazo, ella dijo : - Nunca te cases, Janey, por lo menos nunca antes de tener necesidad absoluta de eso. Es demasiado aburrido. Pero Selden es diferente . Todos consideran que es brillante. Oí decir que él ama la literatura. George no lee nada, ni siquiera las tiras cómicas del periódico .No lee nada que no tenga cifras. Creo que se formó en literatura de Harvard.
Janey podía sentir los ojos de Comstock perforándole la espalda. Inclinando la cabeza a un lado, y lanzando una carcajada estrepitosa y cristalina - un gesto que ella había copiado de Mimi años antes - preguntó:
- George, quieres decir?
- Claro que no, estoy hablando de Selden - dijo Mimi. - George se formó en Harvard también, pero a veces juro que uno no puede darse cuenta de eso ... Dale una espiada a Selden ! - ella indicó un hombre sin nada especial, altura mediana, con un cigarrillo encendido en una de sus manos mientras la otra colocaba furtivamente un bocadillo de camarón en la boca. - George! - llamó Mimi, desde donde estaba parada . George levantó la cabeza, con aire de culposo , tomando la servilleta que el camarero con uniformiza le ofrecía, limpió a boca y se dirigió hacia donde ellas estaban. Viéndolo con sus pantalones color crema y su blazer azul marino con botones dorados, Janey se vio forzada a concordar con lo que todos decían de él : su apariencia era tan ordinaria y sin gracia que cualquier persona llegaba a dudar que lo reconocería la próxima vez que lo encontrase. Incluso sus ojos él parecían haber sido encajados a presión en una línea de montaje.
- Querido - dijo Mimi, soltando un largo suspiro. - Sabes que no deberías fumar y comer al mismo tiempo. .. Qué diría tu madrecita?
- Afortunadamente, mi madrecita ya se murió , amor, Por lo tanto dudo que presente alguna objeción - respondió George.
- Los maridos parecen niños - observó Mimi. - Esa es una cosa que las personas viven diciéndonos , pero uno nunca cree eso hasta casarse. George, ya te presenté a Janey Wilcox?
George limpió su boca con la servilleta y extendió sus cinco dedos cortos y gruesos.
- No te conozco personalmente , mas sé todo sobre vos - dijo él. Y , de repente, sin preámbulos, preguntó: - Cómo se siente saber que mitad la de los Estados Unidos ya te vio las bragas ?
- George! - exclamó Mimi.
- Yo estaba para hacer la misma pregunta - reveló Rupert.
- Tal vez debas experimentarlo - dijo Janey.
- Creo que terminaría siendo más ridículo de lo que ya soy - dijo Rupert. Y Mimi agregó :
- George, te lo juro, si no fueses tan rico, te pediría divorcio.
Entonces Mimi se dio vuelta y vio a Comstock y a Mauve. Janey encontró la mirada de Comstock, y él, muy rápidamente , desvió los ojos.
El momento inevitable del encuentro fue evitado, pero cuando Mimi dijo :
- Rupert, mi amor, ven a saludar a Mauve . Ella está
enamorada de vos, pero te juro que durante la cena te voy a dejar relajar. - Dándose vuelta hacia George, ella recomendó: - En cuanto a vos, si planeas continuar diciendo cosas inconvenientes a los invitados, es mejor que seas un poco útil. Janey necesita una bebida. - Y llevándose Rupert a otro lado, dejó a Janey en compañía de George.
Entonces George la llevó para a una sala muy rebuscada, él comenzó a charlar sobre la reforma de la casa, pero Janey pronto se distrajo. Se quedó entretenida con sus propios pensamientos . El casamiento de Mimi y George era exactamente el tipo de unión que ella había tentado evitar durante toda su vida . No era completamente verdad, porque hasta allí ningún hombre - rico o pobre - había mostrado interés en casarse con ella. Pero en ese exacto momento, viéndose obligada a oír George hablar sin parar sobre los precios de los diferentes tipos de revestimientos de las paredes de la sala, eso parecía un alivio, y ella se preguntó por qué la fabulosa Mimi Kilroy había sucumbido al pedido de George Paxton de casarse con él. Él no era tan horrible - Janey hasta era capaz de percibir que George tenía un cierto sentido del humor -, pero estaba completamente fuera de su elemento. Eso no era nada estimulante en relación al “brillante” Selden Rose. Ciertamente el hecho que George fuese su mejor amigo era una pésima señal.
Mientras George hablaba sin parar - tal vez sobre los métodos de embalar muebles para enviarlos desde Europa a los Estados Unidos, ella pensaba .
Janey vio Pippi Males delante de las puertas francesas que llevaban a la terraza e inmediatamente se acordó del bombón de hombre que había visto con Pippi en el automóvil. En ese momento, él no estaba allí cerca, pero eso no significaba que no estuviese en la fiesta. Usando la excusa de que necesitaba tomar aire fresco, Janey fue caminando disimuladamente en dirección a Pippi, y ahí, cuando ya estaba casi en frente de ella, fingió que acababa de verla. Tratando de simular una expresión de sorpresa agradable, dijo :
- Pippi?
Pippi levantó los ojos hacia ella, con la expresión típica de todos los famosos: una mezcla de ansia de ser reconocida y de miedo de estar siendo víctima de una emboscada de un papparazzi . Janey contuvo una carcajada de desdén - en su opinión , Pippi no era lo bastante famosa como para poner esa cara, pero igualmente le extendió la mano .
- Janey Wilcox - se presentó .
- Ah, si . - dijo Pippi. Janey vio que Pippi no tenía la menor idea de quien era ella, lo que todavía era más irritante por el hecho de que, en circunstancias normales, Janey no habría perdido su tiempo con una estrellita como Pippi . Después de todo , no había nada que Pippi pudiese hacer por ella. Sólo que en ese momento daría cualquier cosa para descubrir al menos el nombre del hombre que se encontraba con Pippi aquella tarde. Por lo tanto , se vio diciendo:
- Me recuerdas? Nos conocemos... ay , mi Dios, no consigo recordar de donde nos conocemos... dónde fue ?
- Yo tampoco consigo recordar que día es hoy, la mayor parte del tiempo - bromeó Pippi, inclinando a cabeza.
- Creo que me pasaste en la Vía Express de Long Island esta tarde.
Al reconocerla, Pippi abrió a boca como si finalmente consiguiese entender quien era Janey.
- Creo que te pasé en la autopista , si - ella dijo . - En realidad pasamos a casi todos los autos. No me viste? Estaba en una Ferrari verde.
Janey ignoró ese comentario obvio.
- Amo ese automóvil .
- Yo también - dijo Pippi - Me gustaría que me perteneciese, pero no tengo cómo comprarlo.
- El era tu novio?
- Ah, no, quiero decir, el automóvil es de él, pero él no es mi novio. Todavía no, quiero decir... Él es un jugador de polo - Pipi dijo, jadeante, como si eso explicase todo.
Janey asintió prudentemente, sabiendo que esa mosquita muerta de Pippi, con su carita de ratita y sus ojos demasiado juntos , nunca tendría chance con semejante hombre. Con una voz melosa de simpatía, Janey dijo :
- Deberías haberlo traído a la fiesta con vos.
- Yo quería, pero no daba - explicó Pippi agónicamente . - él tenía que cenar con un viejo eh ... Harold no sé cuanto.
- Harold Vane? - preguntó Janey, intentando esconder su ansiedad. Harold Vane era otro de sus ex y un buen amigo de ella. Necesitaba acordarse de llamar a Harold al día siguiente y descubrir quien sería ese misterioso jugador de polo. - Cómo se llama él? - Janey preguntó con la mayor naturalidad.
- No recuerdo. Harold...?
- Ah, no, a Harold lo conozco - dijo Janey con una risa de quien está por encima. - Me estaba refiriendo al jugador de polo.
- Zizi ? - Pippi preguntó. Y fue ahí que la ficha cayó . - Por lo menos , así es como todos lo llaman. Pero no descubrí si él tiene apellido o no...
- No digas - dijo Janey, sonriendo vagamente. Pippi era una pesada, Janey pensó , y ahora, después de haber conseguido lo que quería, necesitaba librarse de ella. Dándose vuelta , Janey encontró un salvador en Rupert Jackson.
El estaba obviamente buscando a Janey, porque pronto caminó en su dirección , y con un tono de reprobación dijo :
- Señorita Wilcox, que señorita conocida eres . Acabo de descubrir que conoces a ese bastardo de Peter Cannon. Es verdad que tuviste hasta un romance con ese sujeto?
Janey habría preferido que Rupert no supiese eso, pero era imposible guardar secretos en New York . En un segundo, la preocupación de ella rápidamente fue reemplazada por la agradable y narcisista certeza de que Rupert Jackson debía estar muy interesado en ella.
- Ah, si - respondió ella. - Salí con él de la misma forma que salgo con todos los hombres. Sólo un tiempito muy corto.
- Ah, pero entonces es verdad - dijo Rupert, soltando un gritito . Su voz atrajo la atención de casi todos en la sala, y él pidió : - Puedes ir contándole todo a tu tío Rupert. Y delante de todos los invitados, Rupert tomó el brazo de ella y la condujo para un rincón distante de la terraza.
“En una fiesta uno debe comer y beber cautamente, pero no demasiado , y hablar demasiado pero no muy cautamente.”
W. Somerset Maugham
La fiesta había aumentado sus proporciones y se estaba haciendo más animada, Y la frase “La noche está perfecta, no?” hacía eco por toda la terraza, como si la anfitriona fuese la responsable del clima , y no la Madre Naturaleza.
En verdad la noche era perfecta :una temperatura de 22 grados, la luna brillaba llena y una brisa suave soplaba desde el Océano Atlántico. El viento suave se mezclaba con la cadencia de una banda de metales esparciendo sobre a fiesta las notas musicales como un polvo mágico. Ubicados a intervalos iguales a lo largo de una balaustrada blanca había árboles frutales prolijamente podados . Y entre dos de esos árboles estaba ahora Janey Wilcox.
Apartándose de la multitud por un momento, Janey se colocó en su mejor pose, tres cuartos, de frente hacia en el . Sus manos se encontraban apoyadas sobre la balaustrada, donde estaba ligeramente recostaba, sacando pecho hacia adelante y arqueando la espalda , de forma que sus senos se destacasen. Inclinó la cabeza ligeramente hacia atrás y cerró los ojos, respirando el aire nocturno, consciente de que, mientras hacía eso, estaba creando la impresión de una bella joven perdida en pensamientos.
Sólo que en realidad su cabeza estaba funcionando a mil. La noche ya era un éxito resonante para ella: había tenido una larga y promisoria conversación con Rupert Jackson, y luego Mimi le había presentado al nuevo editor en jefe de la revista Harper´s Bazaar, quien había insinuado que tal vez firmase un contrato con ella para hacer una tapa. En todos sus años como modelo, Janey jamás había conseguido aparecer en la tapa de revista, y quedó asombrada con los caprichos del destino.
Pensó también en Mimi y se preguntó por qué había odiado a esa mujer durante tantos años - bueno, la mayoría de las personas la odiaban. Mimi era simpática después que uno se tomaba el trabajo de conocerla. Se le pasó por la cabeza que tal vez ella misma fuese la culpable de ese error . Tal vez Mimi simplemente hubiese desconfiado porque Janey la odiaba . Pero lo maravilloso de New York era eso: años de rencor podían ser borrados con un único gesto de amistad, con la comprensión tácita de que nadie jamás precisaría reconocer la mala relación de antes.
Tomó un trago de champagne, y se quedó contemplando el mar. Apartarse de la multitud era un viejo truco que ella usaba en las fiestas para permitir que un hombre interesado se aproximase a ella sin miedo. Con la mirada perdida en el mar, se preguntó vagamente que tipo de pez iba a lograr pescar. Fue entonces cuando súbitamente oyó una voz familiar, pero no completamente bienvenida, gritando:
- Vean quien está aquí... Janey Wilcox! En carne y hueso!
Era Bill Westacott, el guionista.
- Mi Dios , Janey - dijo él aproximándose a ella. - Apenas puedo caminar por las calles de New York sin ver esa bendita foto tuya en algún lugar! Qué está sucediendo, mujer?
Eso debería ser gratificante, sólo que viniendo de Bill sólo era exasperante, haciéndola acordarse de las muchas veces que él le había llenado la paciencia antes. Notando la leve malicia de él, Janey respondió :
- Bill! Dime qué está haciendo aquí ? - Se lo dijo como si estuviese sorprendida de que él hubiera sido invitado.
- Por qué no estaría aquí ? - preguntó él.
Janey soltó una carcajada de superioridad.
- No hay motivo para que estés aquí. Estoy sorprendida, sólo eso. - Aproximándose más a él y hablando en un tono más bajo, dijo : - Pensé que no te gustaba Mimi Kilroy.
Bill se negó a morder ese anzuelo.
- Ah, Janey, - la cortó él. - Puedo haber tenido algunos problemitas con ella, pero Mimi es una de mis más antiguas amigas.
- Ah, si- dijo Janey, dándole una sonrisa sarcástica. - Me había olvidado.
- Y me parece estar recordando que vos eras la que tenía
algo contra ella - continuó Bill, hablando al descuido. - “Es vieja, es fea, y no sé por qué las personas le prestan tanta atención”, era lo que vos decías , si no me equivoco.
Janey retrocedió .
- Yo nunca jamas dije eso - retrucó ella, entre dientes , intentando esconderse detrás de un árbol Por qué mierda Bill siempre le hacía eso? Siempre conseguía dar vuelta la conversación para que todo lo que pasase fuese culpa de ella. No era justo.
- Pero lo dijiste , si - insistió él. - Pero no te voy a culpar. Ya he vivido en New York tiempo suficiente como para entender como son las cosas. Claro que entiendo , ahora Mimi es una persona bella . Por qué no serías la mejor amiga de Mimi Kilroy?
- Estoy lejos de ser su mejor amiga - respondió Janey, enojada.
- Pero lo vas a ser - afirmó Bill, con la mayor naturalidad. - Jamás dejas pasara una oportunidad de trepar en la vida. Y, lanzándole una mirada penetrante, él agregó : - Sin descontar que Mimi nunca pierde la oportunidad de seducir a la estrella del momento...
- Basta , Bill - cortó Janey, aquello no merecía respuesta.
Bill no se dejó intimidar.
- Qué pasa ? Qué te dijo Rupert Jackson? - preguntó él, con una sonrisa amplia.
Entonces era ahí donde él quería llegar! Siempre el viejo tema de los celos. Casado con una loca, Bill tenía dos hijos, y había sido amante de Janey dos veranos seguidos. Jamás abandonaría a su esposa, pero con el típico egoísmo de macho, tampoco podía soportar que Janey tuviese otros hombres. En el último verano, casi había enloquecido cuando la había descubierto caminando con Comstock Dibble. Dándose cuenta de la oportunidad de provocarlo , Janey indagó, en tono seductor:
- Qué crees que él quería ?
En vez de demostrar celos , Bill soltó una carcajada:
- Muy probablemente no es lo que vos piensas que él quiere.
- Ah, si ? - preguntó ella levantando las cejas con incredulidad.
- Sólo estoy afirmando lo obvio - dijo Bill, con una sonrisa triunfal. - Imbécil, Rupert Jackson es gay. Todos en Hollywood saben eso. La novia es sólo una fachada.
Janey soltó un gritito de asombro y después replicó con furia.
- No puedo creer que estés tan despechado , Bill. Sólo porque tu carrera se está yendo a pique ... - ella pretendía continuar, pero él .a interrumpió.
- En primer lugar, acabo de venderle un guión a la Universal Pictures. Por lo tanto , mi carrera va viento en popa, gracias a Dios Y en segundo lugar, por qué siempre estás a la defensiva? No todos las persona están queriendo dañarte todo el tiempo ... Además, yo sólo estaba queriendo darte un consejo de amigo, para que no hagas el papel de idiota con Rupert Jackson, como lo hiciste con Comstock Dibble el verano pasado. Por lo que recuerdo, fui yo quien te advirtió que él estaba novio...
- Casado. Me dijiste que estaba casado - replicó Janey.
- Cuál es la diferencia? El caso es que él tenía otra...
Gracias por la noticia... eso ella ya lo sabía, pensó Janey, sólo que dichas de manera tan clara, las palabras de Bill fueron un pequeño shock. Janey recordó la conversación desagradable que había tenido con Comstock esa misma tarde. Janey no quería que Bill percibiese que la había herido, y mirándolo a la cara, sin pestañear, dijo, intencionalmente:
- Y cuál es la novedad , Bill? No te diste cuenta que la mayoría de los hombres con los que estuve estaban involucrados con otra persona?
Como presintiendo que Janey estaba a punto de darle el golpe de gracia , Bill preguntó, con la mayor calma:
-Y qué sucedió con ese guión con que estabas escribiendo?
Ese fue un golpe demasiado bajo , y por un momento Janey sólo logró preguntarse por qué Bill estaba siendo tan malvado. Siempre lo había considerado un hombre malhumorado , pero nunca un hombre básicamente perverso. Aunque ella supiese que existían hombres que automáticamente sentían celos del éxito de otras personas, inclusive del de una mujer, jamás había imaginado que Bill encajase en esa categoría. Por un momento, Janey se calmó, sintiendo pena por Bill, pena porque él estaba cayendo tan bajo. En seguida, minimizando la importancia de su comentario con un encogimiento de hombros, ella preguntó, sin perturbarse:
- De qué hablas ?
El cruzó sus brazos y se inclinó hacia ella agresivamente.
- Pensé que el gran plan del verano pasado era convertirte una guionista famosa de Hollywood. No me contaste que Comstock Dibble te pagó para escribir un guión?
- Claro que me pagó, si - respondió Janey, encogiendo los hombros como si no estuviese entendiendo a donde él quería llegar.
- Y ya lo terminaste de escribir ? El guión se va a transformar en un éxito de taquilla con vos en el papel principal?
- Claro que si - dijo ella, riéndose, en una tentativa de hacer que todo aquello fuese una broma. Pero por dentro estaba furiosa y quería asesinarlo . En medio de todo el éxito de los últimos meses se había olvidado del hecho que Comstock Dibble le había dado 30.000 dólares para escribir un guión en el último verano - y aunque ella hubiese escrito treinta páginas, jamás había conseguido terminar. No podía soportar la idea de que había fracasado, principalmente en algo que siempre había dicho que era fácil. En el último verano, en una tentativa de poner a Bill en su debido lugar, había estado hablando sin parar sobre su guión que iba a ser un éxito. Y ahora se veía en la penosa posición de necesitar defenderse delante de él .
- Y entonces ? - insistió Bill.
- Y entonces, qué?
- Lo terminaste? - preguntó él, en un tono de voz superior, como si supiese que ella no había terminado.
- Casi estoy terminando de revisarlo . - Era una mentira descarada, pero Janey no logró contenerse . Todo el tiempo Bill le había dicho que ella no sería capaz de escribir un guión, y ahora no iba a dar o brazo el torcer y admitir que él tenía razón .
- Lo Juras? - dudó él, como si no creyese en ella. - Vas a tener que mostrármelo .
- Te lo voy a mostrar, ten certeza de eso.
Ellos se silenciaron en un impasse . Carajo! Después de todo Bill no podía probar que Janey no había escrito el maldito guión -, y Janey avanzó un paso, para demostrar que la conversación se
había acabado. Sólo que en ese momento tuvo otro shock más: en dirección de ellos venía Comstock Dibble, hablando absorto por su teléfono celular. En segundos él iba a alcanzar la balaustrada y estaría a apenas un metro de distancia de ellos. Janey sabía que Bill era suficientemente malicioso como para mencionar el maldito guión.
Y qué diría Comstock? Ella miró a su alrededor , buscando una salida, pero estaba presa - Entre las plantas y la balaustrada. El único modo sería derribar a Bill o saltar por la balaustrada .
Dios Santo! O alguien había organizado una convención con todos sus ex amantes y nunca le había avisado a ella.
O ella se había acostado con demasiados hombres en New York ....
Bill captó la cara de aflicción de ella, y se dio vuelta para ver lo que la preocupaba. Comstock todavía no tenía la menor idea de donde ellos dos se encontraban. Su rostro estaba rojo de furia, y se encontraba cubierto de su acostumbrada capa de sudor. Con voz exaltada, decía:
- Si ellos piensan que pueden joderme de esa manera, van a ver ... Voy a acabar con esa raza de hijos de puta , lo juro por Dios. - Cerrando el celular bruscamente, se giró súbitamente y vio a Janey y a Bill.
Sus ojos se semi cerraron y sus labios se tensaron en una sonrisa diabólica, revelando dos dientes incisivos separados por un espacio inmenso . Janey tenía la sospecha que su madre había bebido en exceso durante el embarazo, y que Comstock Dibble, quien no medía más de 1,70m, había sufrido de síndrome fetal alcohólico . Cada vez más confundida, vio que la sonrisa no era para ella, sino para Bill, y que Comstock ni siquiera había notado la presencia de ella.
- Westacott - lo saludó Comstock, extendiendo la mano. - Mis amigos de la Universal Pictures me han dicho que tu guión es fantástico.
Bill de repente se transformó en un profesional de Hollywood, cruzando los brazos y separando las piernas, de forma de no parecer más alto que Comstock.
- Acaban de darme la señal para avanzar con el proyecto - informó Bill. - Rupert Jackson firmó el contrato para ser el protagonista...
- No me digas - se sorprendió Comstock. - Adoro a Rupert, él es un excelente actor, pero vas a tener dificultad para sacarlo de la cama antes de las once...
- Ya oí hablar de eso - dijo Bill. Fue entonces cuando Janey, sin conseguir contenerse más, dijo desafiantemente :
- Acabo de tener una larga charla con él. Es un amor de persona...
Cuando esas palabras salieron de su boca, ella se dio cuenta cuan idiota comentario había sido , pero no se incomodó. No se iba a quedar de pie allí, sin que nadie notase su presencia, por eso miró a un hombre y al otro con una expresión de quien los desafiaba a desafiarla.
Bill la miró medio sorprendido, pero Comstock la encaró sin pestañear, como si jamás la hubiese visto antes y no tuviese idea de lo que ella estaba hablando.
- Y entonces?... - dijo ella, sin gracia.
Incapaz de evitar el tono burlón en su voz, Bill dijo :
- Comstock, conoces a la joven y talentosa Janey Wilcox, verdad?
- Todavía no tuve el placer - respondió él. Habló de un modo educado, pero su expresión decía: “Si me traicionas, te rompo el cuello.”
Extendió a mano, y Janey, temblorosa de rabia, la apretó. Cómo ese insecto se atrevía hacerle eso a ella, principalmente delante de Bill, quien sabía que ellos habían sido amantes ? Todavía estaba imaginando lo que respondería, cuando el celular de Comstock sonó. Dándose vuelta como si no estuviese sucediendo nada Comstock le dijo a Bill:
- Perdona , pero es del estudio. Nunca me dejan en paz .
- Gajes del oficio - afirmó Bill. Deberías irte a Australia para que no te molesten .
- Ya lo intenté - dijo Comstock. Sujetando el celular a la altura del oído , gritó : - Si? -
Comstock comenzó a apartarse lentamente.
Janey sólo logró pensar que Comstock estaba escapando ileso, y avanzó un paso en dirección a él, con intención de cantarle unas cuantas verdades . Pero Bill la detuvo. Y como ella esperaba,
cuando Comstock salió del alcance de su voz, Bill comenzó; a gozar con la cara de ella.
- En verdad te acostaste con un tipo con esa cara? - él preguntó, burlonamente . - Por qué fue que no aprovechó para causarle algún estrago mas ... como morderle el pene , por ejemplo?
Una docena de respuestas mordaces se le pasaron rápidamente por la cabeza, pero viendo la expresión de Bill, Janey vaciló. Él estaba gozando demasiado al verla así, tan claramente trastornada, y algo le dijo que evitase la escena que era exactamente lo que él esperaba ver. Bajando a cabeza y apretando los labios, como una criatura amargada, Janey lo miró a través de sus largas pestañas oscuras.
Ante esa demostración de sumisión femenina, los instintos protectores masculinos de Bill se manifestaron, y gentilmente él pasó su brazo en torno a los hombros de ella.
- Relájate , Wilcox - dijo él. - Sólo estaba bromeando. Además , todos saben que Comstock es un hipócrita amargo . No tienes que preocuparte por tipos como él, a menos que sea necesario. Además , eres demasiada buena como para tener que acostarte con un viejo bastardo como él. ..
- Estoy bien - insistió ella. - Y así, sintiendo que Bill era el único que podía entenderla , Janey confesó: - Sólo fui a la cama con él porque creí que sería bueno para mi carrera!
El rostro de Bill registró sorpresa ante tanta sinceridad . Él se rió.
- No puedo decir que concuerdo con vos - replicó él. - Pero esa probablemente es la cosa más honesta que hayas dicho en años.
Janey lo miró furiosa, de repente dándose cuenta que él la había sorprendido en una confesión honesta . Oficialmente ella se había convencido de que estaba enamorada de Comstock, y probablemente le había dicho la misma cosa a Bill.
- Si estás queriendo insinuar que soy una mentirosa... - ella comenzó a decir .
- No estoy insinuando nada. Estoy afirmándolo pero de otra manera - dijo Bill. - Eres mentirosa, si , pero lo peor de todo es que te mientes a vos misma...
- Ay, muchachos ! Parece que están teniendo una pelea de enamorados - dijo Mimi, llegando por detrás de ellos.
Janey fusiló a Bill con los ojos, loca de rabia por haber sido sorprendidos en una conversación tan íntima. Bill era peligroso; en el futuro, iba a tener que cuidarse de no dejarlo acorralarla en algún rincón . Después de todo , cada vez que ella lo había dejado hacer eso antes, ellos habían acabado en la cama. Mas Bill no se dejó impresionar; metió las manos en los bolsillos con la mayor naturalidad, y recostándose en la balaustrada, se justificó :
- Janey y yo somos viejos amigos. Siempre peleamos como hermanos.
Mimi le lanzó a Janey una mirada solidaria.
- Y esa, desgraciadamente, es la definición de amistad para Bill - comentó ella. - Vive peleando conmigo desde que jugábamos en el arenero cuando éramos niños.
- Sólo porque vos no me dejabas jugar con tus palitas - dijo Bill.
- En esa época eras agresivo, y continuas siéndolo - replicó Mimi. - De cualquier forma, vine a decirles que estamos sirviendo la cena... Janey, vos vas a sentarte al lado de Selden Rose...
Al oír el nombre de Selden Rose, Bill súbitamente dio una sonrisa maliciosa.
- Janey va a comérselo con el desayuno - él bromeó.
- Basta , Bill! Puedes parar - pidió Mimi, lanzándole una mirada de advertencia. Después , con una mirada de reojo que le indicaba a Janey que la siguiese, ella continuó : - No sé qué le pasa a Bill. Parece que con cada año se pone más amargo. Crees que está pasando por alguna dificultad financiera?
Janey no tenía la menor idea, porque sólo conocía Bill hacia dos años, y él siempre había sido así, Por lo tanto dijo :
- Yo creo que Bill simplemente detesta a las mujeres, sólo eso.
Mimi se detuvo y la miró sorprendida.
- Sabes que creo que tienes razón!?
- Estoy segura que tiene algo que ver con la esposa de él - sugirió Janey, lanzándole una mirada significativa a Mimi.
Mimi sonrió y , con un gesto conspirador, tomó el brazo de Janey.
- No queda la menor duda - Mimi susurró. - La pobre Helen. Era una muchacha tan simpática antes...
Cuando entraron juntas en la sala , el dolor y la angustia por el encuentro desagradable con Comstock y Bill comenzó a pasar . Después de todo, esa noche, no había nadie más importante que Mimi Kilroy - y Mimi estaba tratando a Janey como si ella fuese una de sus mejores amigas. Y su placer fue aun mayor cuando Mimi le indicó un lugar en el centro del salón diciendo:
Vamos a sentarnos aquí, Janey. Espero que no te importe, pero te puse en mi mesa.
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