viernes, 27 de febrero de 2009

LA TREPADORA - CAPITULO 6

CAPITULO 6
“Qué cosa extraña es el hombre ; pero que cosa aún mas extraña es la mujer.”
Lord Byron



Ya estaban a mediados de junio , el primer fin de semana del a temporada de polo en Bridgehampton, y la temperatura se mantenía en unos excepcionalmente sofocantes 32 grados.
Bajo una enorme carpa blanca, Janey Wilcox se encontraba sentada en
una silla dorada, abanicándose con un ejemplar de la revista Hamptons. Sus cabellos estaban sujetos en un rodete, y ella estaba prácticamente desnuda, con una musculosa dorada y un minúsculo short rosa. Pero hecho de tener su cuerpo tan expuesto no aliviaba ni un poco el calor, y el sudor le caía continuamente por el cuello y el pecho, y terminaba depositándose entre sus senos. Dos días atrás , un viento extraño y caliente había comenzado a soplar desde el norte, fustigando a los bañistas con un torbellino de arena y cubriendo todo con una capa fina de polen y polvillo. Ir a la playa se hizo imposible - incluso simplemente estar al aire libre era incómodo . Pero aún así la temporada social de verano prosiguió a todo vapor, y la alta sociedad de Hamptons sonreía , se sacaba fotos y hablaba de las fiestas en las que habían estado la noche anterior con un entusiasmo renovado.
En la tarde del sábado, el lugar donde todos debían estar era el Polo, aunque el acuerdo tácito sostenía que ese juego les interesaba muy poco. Observar un partido de polo era lo que una persona hacía cuando quería apartarse de la multitud asfixiante y glamorosa que se reunía dentro de la tienda VIP. Durante los últimos veinte minutos, Janey y Mimi venían desafiando de buen grado esa convención social, sentadas en las sillas VIP al borde del césped , mientras bebían champagne. Mimi sujetaba los binoculares delante de su rostro. Al apartarlos, se acercó de Janey y, señalando Zizi, comentó :
- Mi querida, mira ese muchacho allí , es simplemente irresistible. Sin duda es la única cosa que vale la pena ver en ese juego.
Janey soltó una risita y tomó los binoculares, fingiendo estar viendo a Zizi por primera vez, mientras pensaba que esa manía de Mimi de hablar como si fuese una vieja . Debía ser otras de las extrañas afectaciones de los ricachones . Un rasgo que ella había descubierto dos días atrás , cuando Janey había llamado a su amiga para preguntarle si quería ir al Polo.
- Querida - dijo Mimi, como si estuviese resucitando de una tumba -, sabes cuántos partidos de polo he visto en mi vida? -
Por un instante, Janey temió que ella estuviese rechazando la invitación . Pero en el segundo siguiente, Mimi continuó hablando , con una vocecita de colegial: - Pero el deber me llama! Por lo tanto , iré con vos.
Todo hubiese estado perfecto, si Mimi no la hubiese telefoneado el viernes para decirle que Selden iba a venir ese fin de semana . Mimi le había preguntado si no le importaría que él fuese al partido de polo también. Janey tuvo que fingir que no conseguía imaginar nada mejor, cuando en realidad no podía imaginar nada peor . Y entonces Mimi había sugerido que se encontrasen para almorzar juntas antes, sin Selden, para poder hablar de él. Selden era la última cosa de la cual Janey quería hablar, principalmente cuando el tema de ese hombre, sólo conseguía hacerla recordar a Zizi. Pero como ella y Mimi realmente no se conocían muy bien , Selden sería un buen punto de partida para entrar en otros temas más interesantes, específicamente conversaciones sobre todas las demás personas que ambas conocían, tales como Comstock Dibble.
Janey era suficientemente astuta como para saber que, hasta conocer bien a Mimi y poder evaluar sus motivos, sería un terrible error revelarle la verdad sobre su antigua relación con Comstock Dibble . Pero no podía dejar de hacer una vaga inferencia a que, a cierta altura, Comstock “había estado” con ella.
Comstock Dibble se había convertido en algo tan molesto y preocupante como un grano en el culo para Janey. Especialmente debido a la carta preocupante que había recibido en esa mañana. La carta había sido enviada desde New York; probablemente había sido enviada poco antes de la fiesta de Memorial Day. La carta Comstock Dibble insinuaba que ellos necesitaban concluir una negociación relativa al “guión” que ella debía escribir. Por parte de Janey, ese asunto entre ellos ya había quedado concluido, y la carta no pasaba de ser una tentativa ridícula de Comstock Dibble para amedrentarla . Aunque Janey no lograse adivinar el motivo por el cual él persistía en esa campaña de intimidación, se propuso informarle a Comstock que no podía amenazarla, y creía que la mejor forma de conseguir eso sería fingir que no sabía de nada de lo que él hablaba.

Janey semi cerró los ojos para espiar por los binoculares, su mirada acompañó la sublime silueta de Zizi cuando él levantaba el taco y golpeaba la bocha con tanta furia que la mandó al otro lado del campo. Era
demasiado pronto para que ella revelase sus verdaderos sentimientos por él, de modo que preguntó con la mayor inocencia:
- Quién é él ?
- Debe ser ese jugador de polo del cual Pippi ha estado hablando - respondió Mimi. - ella tiene la impresión que él estaba queriendo seducirla .
- Pero él es demasiado guapo para ella. A propósito , dónde está Pippi?
- Haciendo una prueba para un papel.
- Ah, estoy segura que él es uno de esos hombres que le hacen creer a todas las mujeres que está interesado en ellas - comentó Janey, creyendo que esa regla se aplicaba a todas, menos a ella. Estudiando el rostro de Zizi a través de los lentes de los binoculares, se acordó de todas las palabras de la conversación entre ellos, y decidió que aquello había sido demasiado espontáneo y genuino como para ser considerado una charada más por parte de él.
- De cualquier manera, eso no importa - dijo Mimi. - No es buena idea casarse con un jugador de polo.
- Por qué no? - preguntó Janey abruptamente.
Mimi soltó una carcajada .
- En primero lugar, ellos son duros de cerebro . Y en segundo lugar, viajan todo el tiempo . - ella levantó la mano para pedirle los binoculares. - Por lo tanto , sería como casarse con un artista de circo... quiero decir, tal vez no exactamente igual. Él debe ser muy bueno en la cama. Un garañón, entiendes?
Janey inmediatamente pasó a defenderlo.
- Apuesto que él no así - retrucó ella. - Me parece que es una persona sensible.
- Si es sensible - dijo Mimi, devolviéndole los binoculares -, no va a durar mucho en East End. Mimi parecía haber perdido el interés en Zizi, porque comenzó a mirar a su alrededor . - Estoy preocupada por Selden.
Janey preguntó con la mayor inocencia.
- A qué hora debía estar llegando aquí ?
- A las tres - respondió Mimi. - Y ya casi son cuatro menos cuarto .Espero que no se haya perdido otra vez. No lo ves por ahí , verdad?
Con reticencia, Janey desvió el enfoque de los binoculares del campo de polo, fingiendo estar buscando a alguien en la multitud detrás de ella. Mimi continuó hablando , pensativamente:
- George adora a Selden. Cree que él le va a ganar mucho dinero... él ya tiene mucho dinero , pero George dice que no le extrañaría si Selden entre los cinco hombres mas millonarios dentro de unos dos años.
- No me digas! - exclamó Janey. - Pero sabes muy bien que yo no me impresiono con e; dinero.
- Janey Wilcox! - Mimi exclamó. - Apenas te conozco , pero si me dices que no te impresionas con el dinero, estás mintiendo . Y no me gustaría ser amiga de una mentirosa! - Mimi soltó esa frase en un tono extrañamente jovial, y Janey sospechó que debía haber usado ese tono con sus compañeras ricachonas del internado suizo . No podía decidir si Mimi estaba bromeando o hablando en serio y sintió temor.
Por lo tanto , decidió poner paños calientes y dijo :
- Supongo que toda mujer se impresiona con el dinero...
- Claro que impresionan - confirmó Mimi. - no sirve de nada fingir que no es así, porque no debe haber nada peor que tener que mantener a un muerto de hambre ... Y no te dejes engañar por la apariencia de Selden. Los hombres realmente exitosos no suelen parecer gran cosa.
- Yo casi lo hallé... interesante y atractivo - dijo Janey, casi ahogándose al pronunciar esas palabras. Y entonces , para disimular la repulsa que sentía, agregó : - Pero Mimi, ya te lo dije antes, no creo que yo le haya gustado a él, te lo digo sinceramente.
- Ah, pero qué es eso, mi querida - retrucó Mimi. - Yo conozco a los hombres, y créeme, Selden está interesado en vos . Tendrías que haber visto cuan entusiasmado se quedó cuando le dije que vendría al partido de polo con vos.
- Tal vez él cambió de idea, entonces - murmuró Janey, dirigiendo los binoculares a la entrada del campo de polo . Una hilera de automóviles pasaba entre dos cercas. - Hay una fila larga de automóviles queriendo entrar - dijo ella. - Ese es uno de los problemas de este lugar . Ellos no saben organizar el estacionamiento.


Mientras examinaba la fila de autos, sus ojos fueron atraídos por un Jaguar XK 120 1948 con motor de seis cilindros. El automóvil era tan extraordinario que Janey sólo había visto uno en toda a su vida: en una exhibición de automóviles clásicos en Bridgehampton. Se preguntó quién tendría dinero suficiente para tener ese automóvil y focalizó los binoculares a la cabeza del conductor.
Había algo perturbadoramente familiar en los cabellos del conductor, y con un sobresalto, Janey constató que el rostro era el de Selden Rose. Azorada, se preguntó qué estaría haciendo él en un automóvil así - demasiado espectacular como para combinar con él -y pronto se dio vuelta hacia Mimi.
- Acabo de ver a Selden Rose. Debe estar por llegar en cualquier momento - Janey dijo, con un suspiro, reflexionando que una de las más lamentables reglas da vida: eran que los caras más amargas las que poseían los mejores autos. Y, con una cierta resignación, volvió su atención otra vez hacia el campo de juego.

“Más de uno le debe el éxito a su primera esposa, y su segunda esposa a su éxito. “ Jim Backus


Selden Rose tenía una cabellera abundante y desaliñada que parecía nunca parar de crecer. Su amplia sonrisa infantil exponía dientes endurecidos por el flúor y no habían sido perfectamente alineados por los aparatos de ortodoncia de la década del 1960. Él venía de los suburbios de Chicago y aparentaba ser un amor de persona. Después de encontrarse con él unas dos o tres veces, se podía creer que él sólo era un hombre estrictamente profesional concentrado en escalar en una gran empresa, pero era
mucho más que eso; era un de los integrantes de un grupo que había logrado llegar a la cima, y en realidad era tan ambicioso que todos los que lo rodeaban sabían sin duda que él iba a llegar a la cumbre . Sólo había uno o dos cargos por encima de él - presidente de la empresa Movie Time - y Selden se tomaba muy en serio su propósito de ser exitoso allí. Su meta era administrar todo el grupo económico Splatch Verner.

Movie Time era una división de Splatch Verner, un conglomerado de medios de comunicación que se consideraba el más grande y más importante que cualquier gobierno . Era una típica empresa americana, lo que dicho en otras palabras implica que por fuera, la “empresa” cuidaba bien de sus empleados, dándoles beneficios y opciones de compra de acciones; era políticamente correcta, siempre afirmando que no tenían preconceptos étnicos y que combatía el acoso sexual , pero en el fondo era una firma comercial como cualquier otra, administrada por gente que acordaba tácitamente que su trabajo era a cosa más cercana a ir a la guerra sin estar en un frente de combate. EN los últimos cincuenta años, Splatch Verner había comprado revistas y estudios cinematográficos, estaciones de TV , editoras, proveedores de Internet, teléfonos y satélites, y agencias de publicidad. La empresa producía entretenimiento , lo publicitaba y lo distribuía; su objetivo era que el público comprase sus productos, y los comprase en masa, sin que nadie cuestionar sus verdaderas motivaciones, que eran tener ganancias a cualquier costo. Los hombres que conseguían subir a la cima de Splatch Verner comprendían que era una “directriz de la empresa” aplastar como un insecto a cualquier persona que se opusiese a ellos. Un productor independiente y solitario no tenía oportunidad de enfrentarse a ellos. Splatch Verner no creían en la historia de David y Goliat. Y los ejecutivos de Splatch Verner decían, un poco en broma y un poco en serio , que cualquier que los amenazase “no volvería a almorzar en ese mundo otra vez”.
Siendo un hombre da Splatch Verner por excelencia, Selden Rose no eraalguien llamativo , ni en sus ropas, ni en su comportamiento; en el único aspecto que deseaba destacarse era en la elección de su segunda esposa.
Muchos de sus colegas, que eran jefes de división, y como él, eran cuarentones, recientemente se habían vuelto a casar otra vez, descartando a sus primeras mujeres (la mayoría de ellas atractivas, uno o dos años más jóvenes que ellos, y serias, como la primer esposa de Selden, que era abogada), por mujeres más excitantes, diez o quince años más jóvenes . El jefe de publicidad se casó con la primera bailarina del American Ballet Theatre, una jovencita morena, de ojos muy grandes y misteriosamente callada; el jefe de división de TV. estaba casado con una pianista rusa que alegaba ser descendiente directa de los Romanov. Otras segundas esposas eran una ingeniera que había asistido a Harvard, una autoridad política republicana que tenía su propio programa en la CNN, y una renombrada artista plástica . Janey Wilcox no sólo entraría perfectamente en esa lista, sino que superaría a todas las “segundas esposas” , convirtiéndose en el objeto de envidia de la empresa. Selden ya estaba comenzando a rotularla mentalmente "modelo... y belleza internacional".
Selden Rose estacionó su automóvil y salió , acomodándose los anteojos Ray-Ban . Normalmente, él habría cerrado el capot y cerrado con llave el automóvil, mas se estaba sintiendo excepcionalmente altivo y confiado . Había quedado muy contento al descubrir en la fiesta de Mimi que Janey Wilcox no era tan hueca y burra como pensaba que podía ser . Por detrás de lo que él clasificaba como apariencia "engañosa", creía entrever una bondad infinita. Como muchos hombres sin experiencia afectiva, y que por lo tanto no entendían a las mujeres, le resultaba imposible imaginar que una bella mujer pudiese ser culta , o aceptar la idea de que ella tal vez no gustase de él. En vez de eso, Selden atribuyó los comentarios mordaces de Janey a una naturaleza defensiva, lo que era comprensible, viniendo de una muchacha tan atractiva que seguramente había sido maltratada e intimidada por hombres que no eran tan "buenos" como él. Sospechaba que Janey Wilcox jamás había sido realmente amada y que ella jamas había tenido una relación "sana y saludable " antes ( Ay Selden no te imaginas cuanta razón tienes en eso último ...).
Selden se daba cuenta y creía que Janey era una mujer que necesitaba ser salvada.
El punto era que a Selden Rose le gustaba pensarse como una especie caballero medieval salvador de damas, un verdadero príncipe azul, y mientras caminaba serenamente en dirección a la tienda VIP , él reflexionó que ciertamente no había mostrado su mejor ángulo a Janey en la fiesta de Mimi. Pero eso se debía principalmente a sus nervios, y le excitaba saber que una mujer todavía podía ponerlo nervioso. En los dos años desde su divorcio, Selden había conocido a lindas mujeres , pero ellas rendían a él como la puta mas vulgar de Los Angeles que exhibe “su mercadería” con un vestido adquirido esa mism tarde. Pero Janey Wilcox era diferente: ella poseía belleza sumada a una especie de genialidad.
Hoy tendría cuidado de darle una impresión correcta, pensó Selden , dándole su nombre a una joven que sujetaba una lista de invitados . La ley suprema en Splatch Verner era localizar un talento y arrebatarlo antes que los otros pudieran descubrirlo, y Selden estaba seguro que ese mismo principio se aplicaba a Janey. Su estrategia sería atacar e actuar rápidamente, y antes de que el verano terminase arrebatarse la presa.
La muchacha marcó su nombre en la lista e indiferentemente levantó la soga para dejarlo pasar. En el corto camino hasta la tienda, había un grupo de siete o ocho fotógrafos al lado de los cuales Selden planeaba pasar disimuladamente, sin llamar su atención. Pero parado justo en frente de él, pareciendo al mismo tiempo feliz y resignado por la atención de los fotógrafos, estaba Comstock Dibble. Su brazo rodeaba rígidamente la cintura de una mujer alta y morena, cuya sonrisa revelaba un centímetro y medio de encías. Selden la reconoció como la novia de Comstock, a quien había conocido en la fiesta.
Le parecía graciosos el hecho que Comstock supuestamente estuviese de novio con una mujer como Mauve Binchely, quien probablemente era más vieja que Comstock y eso lo hizo pensar que Comstock estaba perdiendo su talento.
Y eso no sería sorpresa, pensó Selden. Comstock Dibble era uno de esos tipos medio rebeldes que se sentía con el derecho de actuar por cuenta propia. Eso estaría bien hace veinte o treinta años , pero actualmente, cuando había billones de dólares en juego , Comstock era considerado una persona imprevisible de temperamento incontrolable; los ejecutivos estaban comenzando a comentar que no se podía confiar en él. Selden jamás había querido mucho a Comstock y sospechaba que él iba a recibir una gran patada en el culo en breve. Pero ellos trabajaban en el mismo rubro y se conocían hacia años y , entonces , dándole una palmadita informal
en la espalda y extendiéndole a mano, Selden lo saludó
- Hola, Comstock!
Comstock se dio vuelta , sus ojos enrojecidos revelaron que él esperaba una intromisión indeseada. Selden no pudo determinar si estaba contenta de verlo o no; entonces acabó concluyendo que no.
- Selden Rose, eres bienvenido - dijo Comstock, completando un segundo después : - Qué estás haciendo aquí ?
- Lo mismo que vos, creo - respondió Selden. - Vengo a ver los ponies.
- Ese es el tema que te trae por aquí ? - preguntó Comstock con escepticismo .
- Eso dicen - dijo Selden.
- Entonces resolviste venir a Hamptons a pasear - comentó Comstock, incapaz de disimular su disgusto.
- con permiso - intervino un fotógrafo. - Podemos sacar una foto de los dos juntos?
- No, gracias - respondió Selden. Se volvió hacia Comstock Dibble y, adoptando el mismo tono astuto que Comstock había usado con él, dijo : - Algunos de nosotros preferimos ser reconocidos por nuestros colegas mas que reconocidos por el público.
El comentario fue hecho en tono de broma, de forma no intencional, pero le pegó de lleno al blanco , y Comstock arrugó la frente . El hecho era que era a la madre de Comstock a quien le gustaba mostrar las fotos de su hijos a sus amigos , Eso la ponía orgullosa, y todos lo consideraban como un equivalente al Príncipe Carlos , y ella, la reina madre . Pero eso era algo que un niño privilegiado como Selden Rose jamás podría entender.
Por un momento Comstock se quedó parado mirando a Selden desaparecer entre la multitud , hasta que un tirón insistente da Mauve en su manga lo trajo de vuelta a la realidad . Le lanzó a los fotógrafos una mirada significativo, como ordenándoles que cesasen de tomar fotos . Jamás le había gustado Selden Rose, pero en ese instante su enemistad se cristalizó en una roca de odio.

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