CAPITULO 7
“En la sociedad no todo se sabe, pero todo se dice.”
Anatole France
Tantos secretos, pensó Mimi esa misma tarde, mirando a su alrededor en la mesa. Bien , ella también tenía algunos secretitos. El único que no escondía sus sentimientos era Selden; intentaba conquistar a Janey con encanto seductor, sirviéndole copas de champagne y procurando hacerla hablar sobre su carrera de modelo.
El grupo en la mesa consistía de ella misma, Janey, Selden, Mauve y Comstock. Estaban inevitablemente reunidos en una mesa baja en la carpa, considerada un lugar privilegiado debido al viento. Había un balde sobre a mesa, conteniendo una botella de Veuve Clicquot, y una bandeja de sandwiches , pero nadie parecía estar divirtiéndose . El clima estaba tan pesado como el calor opresivo en ese recinto , y se podía sentir el olor a tormenta en el aire. Aún así , Mimi estaba disfrutando el espectáculo.
Comstock y Janey se ignoraban mutuamente con el tipo de artificialidad que hace que una persona piense que había algo más en la relación entre ellos de lo ellos que dejaban translucir. Tres veces Mimi había visto a Janey lanzarle a Comstock una mirada irritada e interrogativa, y en todas las ocasiones Comstock deliberadamente había girado la cabeza hacia el otro lado. Mauve también parecía haberse dado cuenta de , porque ya no estaba molestando a Janey preguntándole sobre su relación con Peter Cannon. Mauve había visto a Peter en una fiesta la noche anterior, y había quedado indignada porque él había tenido la osadía de aparecer en público. Selden fingía estar interesado en la conversación, pero estaba escrito en su cara que deseaba que Mauve se callase la boca y lo dejase conversar con Janey. En cuanto a Janey, probablemente sólo porque no le gustaba Mauve, defendía con uñas y dientes el derecho de Peter Cannon a aparecer en eventos públicos.
- Hoy en día nadie tiene vergüenza, verdad Comstock? - dijo Selden. El comentario parecía contener un borde bien afilado.
- La vergüenza nunca llevó a nadie a ningún lugar - replicó Comstock.
Se hizo un silencio mortal en la mesa. Janey tomó un trago de champagne y miró el campo de polo, donde el equipo de Zizi estaba recibiendo una copa de plata.
- No sabía que te gustaba tanto el polo - le dijo Selden.
- Hay muchas cosas que no sabes sobre mí - respondió ella, seca y grosera. Mimi deseaba que Janey fuese un poquito más afable con Selden. Él en el fondo era un buen hombre , y tenía todo lo deseable en un candidato . Era uno de esos hombres que una mujer necesita descubrir por detrás de s apariencia. No era glamoroso, sino demasiado orgulloso y confiando en sí mismo.
Pero Comstock era un sujeto completamente diferente. Tenía un cuerpo horroroso , pecho ancho (casi con senos femeninos), barriga abultada y piernas cortas y delgadas Y cada vez que lo veía, Mimi no podía dejar de imaginar que la mitad superior de su cuerpo no combinaba con la parte inferior . Esta tarde, él estaba vestido con ropa apretada, una camisa negra de Prada pegada al cuerpo, un pantalón cuya cintura quedaba por debajo de su barriga , y sandalias Prada negras que dejaban a la vista unos pies horribles . Estaba continuamente secándose el sudor con un pañuelo de lino, , como si el mero acto de estar vivo fuese un grande esfuerzo.
Pero eso no le impidió de encender un cigarro.
- Y entonces, Comstock? - dijo Mimi. - Todavía no me has contado qué estás haciendo.
- Una película con Wendy Piccolo - respondió él.
- Quién es ella ? - preguntó Mimi. - Ah, si, la recuerdo ahora. Esa muchacha con cuerpo escultural.
- No sé cómo ds el cuerpo de ella - dijo Comstock, espiando a Mauve de reojo . Se recostó en la silla fumando, como si la conversación ya estuviese cerrada. Como la mayoría de los magnates, él no se tomaba el menor trabajo en esforzarse a menos que fuese por algo que le hiciera ganar dinero, pensó Mimi.
- Bien, gente - dijo ella, lanzándole una mirada como si él no fuese más importante que un criado. - Creo que es hora de irnos.
Janey la miró .
- Yo me voy a quedar - dijo Janey . Ya había resuelto que no se iba a ir de allí sin hablar con Zizi nuevamente. - Quiero felicitar a Harold.
- Me Había olvidado que Harold Vane es el patrocinador del equipo - comentó Mimi.
- Yo también creo que me voy a quedar - dijo Selden. - quiero conocer al dueño del equipo .
- Ellos lo llaman patrón - lo corrigió Janey, con más rispidez de lo necesario.
- Vos no fuiste novia Harold? - preguntó Mauve.
- Novia , si - confirmó Janey. .
- él se crió en New York - dijo Mimi.
- En la Quinta Avenida - confirmó Janey.
- Qué casualidad que no nos hayamos conocido... - comentó Mauve.
- Por qué lo conocerías? - quiso saber Janey. - Conoces a todas las personas que vivieron en la Quinta Avenida?
- El fue a la universidad Harvard, reconocí su nombre - dijo Selden, entrando en la conversación.
- Bien, entonces queda probado que Harold Vane es un Don Nadie - comentó Comstock. - Nadie que haya estudiado en Harvard logró ser alguien importante en la vida.
-Ten cuidado con lo que estás diciendo - dijo Mimi. - Selden estudió en Harvard.
- Parece que en ciertos círculos ese antecedente es tabú - afirmó Selden.
- Bien , como todos nos vamos a quedar, debemos pedir más champagne - dijo Mimi, sacando la botella del balde y sirviendo las últimas gotas en su copa.
El grupo mejoró bastante en el momento en que Harold Vane y Zizi llegaron y se sentaron, pero la armonía todavía estaba ausente en esa mesa . Siendo una anfitriona por excelencia, Mimi no podía dejar de notar esas cosas, y vio con cierta irritación que Janey había conseguido sentarse entre Zizi y Harold; por lo tanto , Selden estaba ahora entre Mauve y Harold. Eso era pésimo para Selden, pero Mimi podía entender los motivos de Janey. Zizi era tan atractivo que era imposible para una mujer estar cerca de él y no pensar en sexo. Mimi miró con atención el rostro de Zizi. No tenía ningún ángulo malo ; cuanto más lo miraba, más guapo lo encontraba . Y en un punto uno acababa sintiendo que él no era humano , sino una criatura hecha por Dios para un planeta más perfecto. Janey, por supuesto, también era deslumbrante, pero sólo eso no los hacía una pareja perfecta.
Disimulando lo que sentía, Mimi sonrió y miró a las personas alrededor de la mesa. Harold conversaba con Selden sobre negocios, mientras Janey intentaba captar la atención de Zizi insinuando que él era un gaucho por haber crecido en una granja en Argentina. A pesar de su belleza, Janey alimentaba algún tipo de resentimiento contra los hombres; usaba la técnica de ser agresiva con ellos para captar su interés. Desgraciadamente, Mimi pensó , tomando un trago de champagne, estaba usando esa técnica con el hombre equivocado. Intuitivamente, Mimi había entendido instantáneamente que Zizi tenía valores tradicionalmente europeos, y sólo podría considerar la agresividad de Janey como algo desconcertante . De hecho él ya estaba comenzando a mirar a su alrededor , como quien pide socorro. Además , la persona con quien Janey debería estar usando esa táctica era Selden.
De repente, Zizi se volvió hacia Mimi y le sonrió , y los dos intercambiaron una mirada de comprensión mutua. A Mimi le gustaba de Janey; sentía por ella ese sentimiento fraternal que las mujeres sienten cuando saben que van a convertirse en amigas. Pero para que se convirtiesen en amigas, Janey iba a necesitar aprender que no podía conquistar a todos los hombres que se le antojase, principalmente si Mimi estaba presente. Iba a necesitar aprender a ceder . Y por lo tanto , empleando una técnica de comprobada eficiencia, le dijo a Zizi:
- Jugaste en Palm Beach este año? - Mimi sabía que era la única de la mesa que conocía algo de polo, y fue entonces, que hablando del tema predilecto de Zizi, Mimi logró monopolizar por completo la atención del muchacho.
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