sábado, 23 de mayo de 2009

LA CAPRICHOSA - LYN SAY SANDS - CAPITULO 14

CAPITULO 14


- Hay mucha gente - dijo Reginald, mirando para todos los nobles allí presentes. - Dudo que consigamos hablar con el rey hoy.
Ya habían dejado sus nombres con Robert para que fuesen incluidos en la lista de pedidos de audiencia, pero había una gentío esperando que probablemente sería atendida antes que ellos.
- Es verdad - Balan concordó con desánimo. Su esperanza era poder marcharse de allí con Murie ese día mismo, antes que la desavenencia entre ellos se convirtiese en fuente de chismes en la corte . Pero por lo visto no iba a ser tan simple conseguir ser recibido para hacer el comunicado.
- Mira allí, no es Murie? - exclamó Osgoode, algún tiempo después, señalando una figura que venía saliendo da sala de recepción. Balan fijó sus ojos en la figura graciosa que caminaba con pasos firmes, sin mirar a los costados. Ni Siquiera notó la presencia. Intrigado, decidió ir detrás de ella, pero fue contenido por el asistente de Robert.
- Lord Gaynor!
- Qué?
- Puede entrar. El rey va a recibirlo ahora.
- Ya? Pero, y lord Reynard? Pedimos hablar juntos con el rey.
- Lo lamento, pero solamente usted obtuvo permiso - respondió el secretario . - Por aquí, por favor.
Balan vaciló por un instante, pero acabó por acompañar Robert conforme a lo solicitado. Cuando cruzó la puerta, observó o semblante de su majestad . Aun no significando mucho, se dio cuenta que el rey no demostraba ninguna señal de contrariedad o rabia. Era sabido que el rey era capaz de esconder bien sus emociones, cuando le convenía. Por lo tanto , si Murie hubiese ido a reclamar por su marido, la ira parecía estar muy bien disimulada.
- Ah, Balan - dijo su majestad , abriendo una sonrisa . - Pedí que vinieses aquí porque quiero hablarte sobre Murie.
- Qué coincidencia. Yo estaba esperando una audiencia por el mismo motivo - respondió Balan frunciendo la frente con preocupación.
- Si?
- exactamente - Robert intervino. - él ya había pedido verlo poco antes de su majestad me mandase a llamarlo.
- Muy bien. entonces, ejerceré mi supremacía hablando primero. Después de eso puede hacer tu exposición.
- Como quiera, majestad - dijo Balan, inclinándose en una reverencia.
El rey Eduardo fue directamente al punto.
- Murie está preocupada por la salud de lady Reynard. Las dos son muy amigas hace años, además de compartir un gran afecto. Desafortunadamente , parece que eso está poniendo la salud de Emilie en riesgo. Lo ideal para alguien con un embarazo avanzado, es descansar en su casa hasta que el bebé nazca. Murie cree que si ustedes partiesen antes, Emilie va a aceptar marcharse también .
- Ah! - exclamó Balan, dándose cuenta que Murie no
había estado allí para reclamar, sino para cumplir la tarea que él debería ejecutar. - Es verdad. Lord Reginald me estaba diciendo lo mismo esta mañana. Además, era justamente por eso que vengo hablar con su majestad .
- Perfecto, entonces estamos de acuerdo. ya mandé cancelar las festividades que habíamos planeado para la semana que viene y les autorizo dejar la corte hoy mismo, si quieren. A no ser que tengas algo en contra.
- No, majestad . estoy plenamente de acuerdo.
- Fue lo que imaginé . Sé que no te gusta de estar en la corte , Balan y debes tener mucho que hacer en tu propiedad antes de la llegada del invierno .
- Es así.
El rey sacudió la cabeza con un mirada condescendiente.
- Nunca tuve la oportunidad de darte el pésame por la muerte de tu padre , Balan, pero quería decirte que lo siento mucho . Él era un buen hombre.
- Gracias , majestad .
- Muy bien , entonces puedes marcharte cuando todo esté listo. No precisas volver para despedirte. Murie ya debe estar en su cuarto... o mejor dicho, en el cuarto de ustedes, dando órdenes a los criados para que empaquen todas vuestras pertenencias.
- Le Agradezco mucho su comprensión.
El rey retribuyó con un asentimiento y en seguida declaró.
- Puedes retirarte, Balan.
Murmurando unas palabras de despedida, Balan se inclinó respetuosamente y se fue dirigiendo hacia la puerta. Pero antes que saliese el rey llamó su atención.
- Ah, sólo una cosita más - el monarca dijo desde lejos . -Quería decirte que Murie no es la criatura mimada y caprichosa, que todos creen. EN verdad no es muy convincente cuando llora, patalea o arma escándalos. No es tan buena actriz como ella cree.
Tomado de sorpresa, Balan se quedó boquiabierto mirando al rey por algunos instantes.
- Quiere decir entonces que usted sabía que todas esas lágrimas eran puro fingimiento?
- Por supuesto.
- Y por qué nunca se lo dijo a ella?
- Y perderme esa diversión? Nunca. Además, , eso evitaba que las otras muchachas la provocasen demasiado y que yo tuviese que intervenir en las peleas.
Balan continuaba incrédulo.
- Sabes, Balan , las muchachas de la corte fueron crueles con Murie desde que llegó aquí. Ella fue humillada de todas las formas posibles. Otra persona, en lugar de ella, habría perdido el juicio con tantas provocaciones, pero Murie supo como zafar con mucha habilidad e inteligencia. En vez de enfrentarlas, lo que hubiera sido mucho peor, ella siguió los consejos de Emilie y se defendía llorando, gritando y haciendo escandaletes. La táctica funcionó muy bien.
- Entonces su majestad también sabía que la autora de la estrategia era Emilie?
- Mi esposa no es tan distraída cuanto algunos creen . Ella se daba cuenta de todo lo que estaba sucediendo y quiere a Murie más de lo que deja translucir. Sabía que podría impedir que las muchachas la molestasen cuando estuviese cerca , pero que Murie no podía estar protegida todo el tiempo . Murie es muy orgullosa y seguramente no vendría a quejarse de los malos tratos cuando a reina no estuviese a su lado - respondió el rey lentamente, como dándole a Balan tiempo para absorber todas aquellas revelaciones.
- Además, mi estimado - el rey Eduardo continuó . - No creas que es sólo Osgoode que suele mandar a sus criados a espiar a las personas. Yo también sé perfectamente todo lo que pasa en esta corte - el rey completó, riendo. - Trata bien a Murie y pronto te darás cuenta que tenerla a tu lado es una verdadera bendición.
- Creo que ya me dí cuenta de eso , majestad .
- Me alegra. Ahora puedes seguir viaje.
Balan dejó la sala del rey todavía estupefacto y fue al encuentro de Reginald y Osgoode que lo aguardaban afuera .
- Cómo te fue? - los dos preguntaron al mismo tiempo.
- Tenemos permiso para irnos de aquí ahora, cuando las mujeres acaben de aprontar el equipaje - respondió Balan, sin dar mayores explicaciones.
- Verdad ? Fue difícil convencer al rey de permitir nuestra partida? - Osgoode quiso saber mientras los tres caminaban de vuelta a la parte principal del castillo .
- Ni un poco. Murie ya había hablado con él.
- Qué ??
- Eso mismo. Por lo visto fue eso lo que ella le pidió al rey cuando entró en la sala de audiencias antes que todos. Parece que está preocupada por Emilie y sugirió que, si el rey nos dejase partir pronto ella también volvería a su casa. El rey ya había concordado.
Balan no les contó las otras revelaciones que había oído. Creía que no le correspondía hacerlo. Tal vez algún día pudiese decirle a Murie que el rey Eduardo y la reina sabían desde el principio que el papel de la Caprichosa era puro fingimiento. Aun así, ese era un asunto estrictamente familiar.
- Sé que Murie quiere mucho a Emilie, pero... No habría sido más adecuado que ella fuese a hablar con vos antes que procurar al rey, Balan? - Reginald se atrevió a preguntar.
- Exacto! - intervino Osgoode. - ella debería haberte consultado a vos antes que a nadie. Y la cuestión de tu visita nocturna al cuarto de ella? Cómo vas a resolver eso?
- Ey, ustedes dos, paren ! No pueden ser un poco mas optimistas? - dijo Balan riendo. - Yo estoy muy feliz de poder volver a Gaynor antes de lo previsto. Apuesto a que vos, Reginald, también está contento de poder llevarte a Emilie de vuelta a tu casa.
- Si y ahora mismo voy a contarle la novedad a ella.
- Y yo voy a avisarle a los criados para preparen el equipaje - Osgoode dijo en seguida.
- Muy bien , muchachos. Yo voy a ver si Murie ya adelantó nuestros preparativos.
Diciendo eso, Balan caminó al lado de Reginald hacia sus aposentos mientras Osgoode partía en otra dirección .
Tal vez para Murie el proceso de arreglar las cosas demorase un poco más de lo previsto, pues ella tenía mucho mas para embalar que los otros.
Cuando llegaron al cuarto de Reginald, oyeron la conversación animada de las mujeres allí dentro. Balan miró por encima del hombro de su amigo y vio a Murie ayudando Emilie y a la criada a arreglar la ropa. Las tres conversaban sin parar medida que iban a juntando la ropa y los objetos que debían empacar.
- Ah, que bueno que ya están ganando tiempo con el equipaje - dijo Reginald llamándoles la atención.
Emilie se dio vuelta hacia él con una sonrisa cariñosa en los labios.
- Murie está ansiosa por llegar pronto al castillo de Gaynor y conocer su nueva casa. Además, ella le pidió permiso al rey para partir y él aceptó - Emilie explicó. - Ya que vives preocupado por mi salud, te alegrará saber que nosotros también podemos partir. O prefieres quedarte aquí algunos días más?
- No, mi querida. Creo que la decisión es acertada - respondió Reginald besando la frente de su esposa.
Murie observó a la pareja cariñosamente. Sin embargo no demostró ningún interés en saber si Balan deseaba partir o no. El hecho no le agradó a Balan, era muy extraño que a Murie no le importase su opinión.
Pero ese no era el momento más adecuado para hablar una cuestión tan delicada, en un momento más oportuno llamaría la atención de Murie sobre ese particular.
Ahora solamente había que sentir la alegría de marcharse dela corte.
- Entonces , querida, cuánto tiempo cree que necesitas para arreglar tus cosas? - Balan preguntó, forzando una sonrisa .
- No mucho. La servidumbre ya se está ocupando de todo. La reina se enteró de nuestra partida y mandó varios criados para ayudar. En verdad yo estaba entorpeciéndolos mas que ayudándolos, entonces los dejé y vine aquí, donde puedo ser más útil.
A pesar de su expresión de calma, Balan vio en los ojos de Murie un aire tristeza disimulada. Ella debía creer que la reina había mandado a los criados a ayudarla para verla partir lo más pronto posible.
Viéndola así, Balan decidió que iba a contarle toda la verdad a Murie mucho antes de lo esperado. Ahora había entendido por qué la reina Felipa había mantenido distancia emocional de Murie por su propio bien. La intención era evitar que as otras muchachas se sintiesen celosas de la atención que la reina le dispensaba. Era necesario que Murie supiese la verdad para que recuperase el brillo encantador en sus ojos vividos, y que ya no se sintiese menospreciada e inferior.
- En una hora todo debería estar listo - Murie concluyó .
- Una hora? - Balan y Reginald se sorprendieron con la presteza.
- Entonces es mejor que vaya a reunir a mis hombres - concluyó lord Reginald.
- Y yo le voy a avisar a Osgoode y a los criados - agregó Balan, saliendo apresuradamente junto con su amigo.

* * *
- Estoy sorprendida por el hecho que ellos hayan aceptado nuestra decisión sin discutir - dijo Emilie, cuando los hombres se fueron.
Murie se encogió de hombros.
- Por qué ? Ellos ya querían marcharse y nosotras sólo facilitamos las cosas.
- Puede ser, pero dimos a impresión de estar decidiendo todo sin importarnos lo que nuestros maridos piensan.
- Tienes razón , Emilie - respondió Murie dando un suspiro. - Ay mi Dios, estoy viendo que el matrimonio es algo mucho más complicado de lo que imaginaba. De repente es necesario pensar en todo antes de dar un paso.
- Es complicado, pero tiene sus compensaciones. - Emilie le sonrió a su amiga.
Murie también se rió y la abrazó .
Con tanta gente ayudando, el equipaje quedó listo rápidamente, mucho antes de la hora prevista. Murie fue a su cuarto para indicar a los criados a donde debían llevar los baúles con sus pertenencias. Lo que Murie no esperaba era encontrar a la reina dirigiendo todo el operativo.
- Pronto, mi querida - la saludó Felipa, sonriente. - Ya están en los baules la ropa que vas a necesitar en las próximas semanas. El resto como es demasiado equipaje será enviado cuando embalemos todo. El rey destacará algunos soldados para proteger tus pertenencias durante el viaje, te parece bien ?
- Oh... muchas. .. gracias, su majestad - balbuceó Murie, desconfiada de que la reina estuviese tan bien dispuesta a librarse de ella de una vez.
- Pero Murie... - continuó Felipa mientras los criados iban a saliendo con los baúles.

- Si, su majestad ?
Felipa esperó a que todos saliesen, fue hasta la puerta y la cerró con cuidado antes de continuar hablando.
- Hay algo que necesito decirte antes que te marches. Quiero que sepas que me siento muy orgullosa de vos.
- Orgullosa? - repitió Murie, parpadeando con sorpresa.
- Si , mi querida. Sé que las otras muchachas fueron crueles con vos, aquí en la corte y, aun así, yo nunca te oí quejarte ni pedir a mi ayuda para resolver la cuestión . Las otras me buscaban a toda hora, llorando, reclamando e implorando para que yo intercediese. Pero vos no. Enfrentaste todo sola y descubriste cómo solucionar el problema.
La reina atravesó el aposento y tomó a Murie por los hombros, mirándola directamente a los ojos.
- De todas las muchachas que pasaron por aquí, a lo largo de los años, eres la primera que dejo partir sin ninguna preocupación, porque sé que serás capaz de salir triunfante de cualquier situación . Estoy segura que serás feliz, y que sabrás saltear cualquier obstáculo que la vida pueda poner en tu camino.
- Oh... - Murie balbuceó , esforzándose por contener sus lágrimas.
Jamás podía haber esperado esas palabras de cariño venidas da reina. Esta continuaba sonriendo y se inclinó para darle un beso en el rostro.
- Que seas muy feliz, mi niña - dijo Felipa , y luego salió del cuarto .
Murie estaba perpleja. Pasó su mano levemente por su mejilla, donde la reina la había besado, como queriendo asegurarse que no estaba soñando con ese gesto de comprensión y cariño. Su corazón estaba a los saltos . Aquellas simples palabras de afecto daban una nueva perspectiva a todo lo que había pasado en los últimos diez años allí en la corte .

- Querida? - La voz de Balan interrumpió sus pensamientos, llamándola desde el umbral de la puerta. - Todo Está bien ? Tus ojos están rojos...
- No... No fue nada. Estoy muy bien , querido.
El la miró por un instante y después le tomó las manos.
- Entonces vamos. Los caballos están listos y el carruaje cargado. Osgoode nos espera. Reginald y Emilie van a encontrarnos en los establos.
Caminaron de la manos en silencio por los corredores. Murie aprovechó para mirar una vez más los tapices y adornos que decoraban el castillo. Ese había sido su hogar durante los últimos diez años y quería grabar en su memoria cada rincón del palacio.
Por más que estuviese contenta de partir, en el fondo sentía una puntada de nostalgia, por más que hubiese pasado horas mu amargas allí. Aun así. .. Tal vez fuese porque partir significaba el final de su infancia y el comienzo de la vida de una mujer casada. Todavía pensaba en eso cuando llegaron a los establos.

- Todo listo! - anunció Osgoode.
Además del carruaje, había un pequeño grupo de hombres montados en caballos blancos pertenecientes a la escolta particular del rey que los seguirían durante el trayecto.
Murie vio sus baúles y los de Emilie cuidadosamente acomodados en la parte trasera. Habían sido colocados de forma de dejar un pequeño espacio donde habían algunas mantas de piel. Las observó con curiosidad y después se dio vuelta hacia Balan.
- Parece que llegamos antes que Reginald y Emilie, no?
- Si , pero ellos pronto estarán aquí y...
Balan no terminó la frase porque sintió una súbita ganas de estornudar. Frunció la nariz, esperando por el estornudo, cuando sintió la mano de Murie darle una bofetada en el lado izquierdo del rostro, forzándolo a girar la cabeza hacia la derecha cuando el estornudo vino.
- Qué fue eso? - Balan preguntó con asombro cuando se recuperó.
- Disculpa, mi lord , pero da mucha mala suerte estornudar hacia la izquierda cuando se va a viajar - ella explicó.
- Si? Y qué más sabes sobre estornudos?
- Que no se debe estornudar frente a una sepultura y que...
- Llegamos! - dijo Emilie alegremente, impidiendo que Murie terminase de enumerar las innumerables supersticiones en las cuales creía. - Nos atrasamos un poco porque Reginald creyó que debía ir a despedirse del rey antes de partir. Por suerte no había mucha gente delante de él y fue recibido pronto.
Balan sujetó Murie por la cintura para ayudarla a montar su caballo. Mientras tanto , Reginald levantaba a su mujer, acomodándola en el banco trasero del carruaje.
- Emilie va a en el carruaje? - se asombró Murie. - Pero...
- No hay que discutir - la previno Balan.
Y besó a Murie largamente, interrumpiendo su frase en la mitad. Cuando se separó , le dio con una amplia sonrisa .
- Sabes una cosa, mi querida?
- Qué ?
-Vos me hiciste girar la cabeza hacia tu derecha que en realidad verdad es mi izquierda, entonces estornudé hacia la izquierda - Balan finalizó, riéndose y caminando para subir a su caballo .
Murie se quedó muda. Lo que Balan decía era verdad. Si estaban frente a frente, el lado derecho de ella sólo podía ser el izquierdo de él. Ay, santo Dios! Aquello no era un buen presagio para un viaje.

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