sábado, 2 de mayo de 2009

LA DONCELLA ASTUTA - SARAH MCKERRIGAN - CAPITULO 19

CAPITULO 19


MIRIEL ESTABA ACOSTUMBRADA a hacer su voluntad. Sin importa cuan sumisa ella pareciera ser , podía y sabía salirse con la suya en casi todo . Entonces mientras copiaba las posturas taichi chuan de Sung Li ese amanecer , su mente estaba a miles millas de distancia, reflexionando sobre los métodos que podría usar para que sir Rand pidiese su mano.
Tenía que ser pronto. Miriel no era una ingenua. Sabía que había una posibilidad de que él hubiese plantado su semilla el día anterior . En verdad, la idea de que ya podría estar llevando su hijo la complacía .
"No te sonrías," murmuró Sung Li sobre su hombro. Como la anciana podía saber que ella sonreía, Miriel no lo sabía. Tal vez ella tenía ojos en la nuca.
Miriel trató de obedecer, pero todo en lo que podría pensar era la intensidad del amor que había sentido con Rand el día anterior y en el placer que derretía su corazón cuando estaba en sus brazos después. Nunca querría perder esa felicidad.
Sung Li se movió despacio hacia la derecha, y Miriel copió el movimiento, aunque sus piernas temblaban con el esfuerzo, todavía estaba cansada por el sexo del día anterior.
Por supuesto No podía contarle a nadie sobre lo que había hecho. Ni a sus hermanas. Ni a Sung Li . Menos que a nadie. Ellas la llamarían disoluta e irresponsable por entregar su virginidad a un hombre todavía no estaba casado con ella.
Pero Miriel tenía intención de remediar eso. Muy pronto.
Sung Li abrió su brazo derecho en un amplio arco. Ella la imitó . Al menos, Miriel pensaba estar imitándola . Pero cuando la criada giró su cabeza , y le gruñó, "Hazme caso!", ella se dio cuenta que estaba usando el brazo izquierdo.
Sung Li frunció el ceño con disgusto . "No eres digna de su maestra hoy."
Miriel respiró profundamente . Sung Li tenía razón. No estaba concentraba. " Lo Siento, xiansheng."
"Hemos terminado ," dijo la criada solemnemente.
"Sí, xiansheng." Miriel quería explicarle , pedirle perdón, compensarla de alguna manera por ese agravio. Pero era inútil discutir con Sung Li .
El hecho que ella hubiera interrumpido los ejercicios era un serio castigo para Miriel. A partir del primer que la había traído a la casa , Sung Li le había explicado que su vida a partir de aquel día en adelante le estaría dedicada a las sagradas artes marciales orientales . Sung Li la había hecho comprender que un regalo muy valioso ese que le daba, pues se trataba de un conocimiento secreto que pocos privilegiados podían aprender. Era una gran afrenta para Sung Li para Miriel le prestase poca atención a sus enseñanzas.
Quizás ella la perdonaría mañana, pero por el momento claramente Sung Li había terminado la sesión.
Miriel se curvó respetuosamente delante de su mentora , luego se sentó en la cama, dejando que la culpa se filtrase en sus huesos.
"La Noche se tragará a la Sombra muy pronto," dijo Sung Li , tan suavemente que Miriel apenas la escuchó.
¿"Qué?"
"Debes estar lista."
¿"Qué quieres decir ?"
Pero solo por ser rencorosa o por enigmática, Sung Li no tenía intención de explicar su comentario críptico. Con una expresión grave que le causó un escalofrío a Miriel, ella se dio vuelta y dejó la habitación.
Miriel trató de calmarse pensando en el hecho que Rand la llevaría a la feria ese día. Cuando se puso su túnica roja favorita y eligió una cinta haciendo juego para su cabello, no pudo menos que sonreír cuando pensó en la imagen de Rand otra vez. Solamente Había pasado medio día desde que había contemplado aquellos simpáticos hoyuelos, desde que había visto aquellos ojos centelleantes ,y que había besado aquella boca tentadora? A ella le parecía una eternidad.
Miriel se apresuró a ponerse sus zapatos de cuero e hizo girar la capa alrededor de sus hombros, entonces con impaciencia bajó la escalera, incapaz de reprimir la sonrisa que adornaba su cara.
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Cuando Rand levantó la vista de su desayuno para ver el delicado pétalo que bajaba por la escalera del gran salón , casi se ahogó con una galleta de avena. Ángeles del cielo! Miriel era más hermosa de lo que recordaba. ¿Cómo sería tenerla bajando las escaleras para saludarlo todas las mañanas de su vida?
No, Rand se corrigió, sonriendo astutamente , si Miriel consintiera en ser su esposa, él pensaba mantenerla en la cama hasta muy tarde todos los días.
¡"Buen día !" ella gritó con una sonrisa brillante.
Como un sabueso que menea la cola cuando su amo entra en un cuarto, el pene de Rand se despertó inmediatamente, instintivamente respondiendo a su presencia. Supuso que era algo muy lamentable ser tan fácilmente manipulado, pero no le preocupó demasiado. De buena gana jugaría a ser esclavo el Miriel.
Por supuesto nunca debía dejarle saber el poder que ella ejercía sobre él.
Rand tragó la galleta de avena, y galantemente se curvó en una reverencia , luego fingió desinterés . "Mi lady, qué te trae abajo tan temprano? ¿Y por qué estás tan elegantemente vestida ? Tienes planeado limpiar los establos hoy?"
Miriel estrechó sus ojos y le dio un pequeño empujó. Para su sorpresa, Rand se vio empujado varias centímetros atras. Esa muchacha menuda era más poderosa de lo que parecía.
Él sonrió .
"Espero que hayas traído mucho dinero ," se burló ella, arqueando una ceja.
"Lo bastante como para comprar la luna y las estrellas."
Miriel inclinó su cabeza . ¿"Y el sol?"
¿"El sol?" Rand pretendió considerar la idea, luego frunció el ceño. "No creo que una muchacha como vos debería jugar con fuego."
Ella se acercó y murmuró, "Pero me gusta jugar con fuego ." Ella bajó su mirada intencionadamente hacia el bulto que se hinchaba rápidamente en la ingle masculina.
"Ah, sí , eres una chica mala ," susurró él, " seguramente te gusta jugar con fuego."
¿"Dónde están mis hermanas?" Miriel masculló, echando una mirada alrededor del salón .
Él levantó la esquina de su boca. "En el campo de entrenamiento ."
"Entonces bésame," pidió ella.
En el momento más inoportuno, Rand justo espió por encima de la cabeza de Miriel, y vio en la entrada a la despensa a la criada diabólica fulminándolo con la mirada . En vez del beso ardiente que quería darle , Rand se inclinó hacia delante y colocó un beso breve y casto sobre la frente de Miriel.
Miriel frunció el ceño, obviamente decepcionada.
¡"Sung Li !" él habló en voz alta , dándole a la vieja criada una mirada engañosamente alegre . ¡"Buen día !"
Los ojos de Miriel se ensancharon con sorpresa, y ella prudentemente se alejó un paso de él.
Sung Li todavía lo fulminaba con la mirada , pero Rand no hizo caso de su expresión irascible y le habló cálidamente . ¿"Vendrá con nosotros a la feria?"
Un seria preocupación revoloteó por la cara de Miriel, pero Rand sabía que era una invitación inocua. Sung Li había proclamado sólo dos días atrás que las ferias estaban hechas para gente como él: hombres infantiles e inmaduros.
Sung Li se aproximó a él , y por un instante, Rand se preguntó si la vieja podrida tenía intención de clavarle dos dedos en los ojos o si iba a insultarlo por haber hecho una invitación tan audaz.
Pero en el último segundo , Sung Li tomó el brazo de Miriel. "Asegurate de volver antes de la cena."
"Por supuesto," Miriel contestó.
Sung Li no la soltó. La criada tiró a Miriel aún más cerca de ella , y le dijo claramente, "La Noche vendrá muy pronto. Muy pronto."
Miriel solemnemente asintió con la cabeza, y luego murmuró, "Estaré alerta."
Su respuesta aparentemente satisfizo a Sung Li , ya que sin otra palabra, la anciana se alejó tan rápidamente y tan silenciosamente como había llegado.
Rand habría preferido continuar desde el punto donde ellos se habían detenido, con Miriel pidiéndole un beso . Pero si ellos hicieran eso , un beso conduciría a otro, los besos conducirían a las caricias, las caricias los conduciría hasta la habitación de Miriel, y nunca traspondrían las puertas delanteras de la fortaleza.
Rand había prometido llevarla a la feria. También le había prometido un regalo .
Muy tarde la noche anterior , después de mucha reflexión y consideración, él había decidido cual sería ese regalo . Y ahora que lo había decidido, estaba ansioso por llegar a la feria para encontrar al artesano apropiado a quien podría comprarle ese tesoro.
Rand le ofreció su brazo. ¿" Nos Vamos , mi lady?"
Ella enlazó su brazo en el suyo y sonrió alegremente. Lo que siguió fue para Rand el día más agradable que jamas hubiese pasado en una feria.
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Miriel siempre había amado las ferias, pero esa era la primera vez que ella había ido a una con un pretendiente y sin una chaperona . Pasear esquivando las tortuosas filas de personas , yendo del brazo de un hombre que amaba hicieron de esa una experiencia completamente distinta.
Naturalmente ella llevaba una lista de cosas para comprar : velas para el castillo , vasijas de terracota , medicinas para sustituir aquellos que había dado al monasterio, canela de Birmania y pimienta de la India . Pero por una vez que había cumplido con eso , ella holgazaneaba observando los puestos que vendían artículos más frívolos.
Ella examinó una mesa llena con broches para capas de plata, trabajados en formas de dragones , ciervos, leones y jabalíes. Otro puesto presentaba una serie de cintas de cabello en todos los colores del arco iris. Una mujer de Normandía ofrecía botellas de aceites de lavanda y rosas. En otro puesto , un artesano de cueros, vendía bolsita para monedas de todas las formas y tamaños. Y otro comerciante ofrecía frascos que contenían un fino polvo, que él proclamaba que era tierra de la tumba de Cristo.
Paseando por los puestos de los armeros, Rand se detuvo para contemplar una colección de espadas y dagas de acero de Toledo, pero decidió que el comerciante estaba sobrecargando el precio de esos artículos. Sería más barato pagarse un viaje a España y comprar un arma allí mismo .
En otro puesto , él encontró dagas a un precio razonable, pero de calidad inferior, algo que sólo un comprador experimentado reconocería.
Tomó particular interés en una hermosa espada en una tercera tienda, hasta que el vendedor le dijo que se trataba de la verdadera espada del Rey Arturo , lo cual lo hizo alejarse con una mueca en la incredulidad.
La admiración de Miriel por él aumentaba con cada una de sus transacciones. Rand podía no ser capaz de leer, pero tenía una mente aguda en lo relacionado al comercio. Rand podía no ser un caballero tan rico como un Lord, pero ella podía estar segura que él jamas malgastaría su dote. Era un pensamiento consolador.
Ellos casi habían alcanzado el final de los puestos de los armeros cuando los ojos de Miriel se iluminaron al ver una selección de armas todo el mundo. Había sables corvos , espadas romanas cortas, un par de dagas Vikingas y una gran hacha de guerra sajona. Pero lo que le cortó la respiración fue el arma apoyada contra el poste de la esquina de la tienda . Era una perfecta shang chi. La empuñadura negra tenía pintado un dragón rojo cuya cola se extendía en espiral a lo largo del arma , terminando con una borla roja que colgaba en el extremo.
Olvidándose completamente de Rand , ella extendió la mano para tocar esa hermosa arma, levantándola en una mano. El diseño era magnífico, el equilibrio , increíble, y alguien había afilado muy bien la lámina . El pulso de Miriel se aceleró con la idea de adquirirla.
¿"Cuánto pide por esto?" ella preguntó, tratando de no parecer demasiado interesada.
El comerciante parpadeó horrorizado, luego miró a Rand con recelo.
Las cejas de Rand se arquearon con perplejidad. ¿"Estás interesado en eso?"
Miriel miró a los dos hombres. ¡Carajo ! En su entusiasmo por el shang chi, se había olvidado que ese día sólo era una doncella mansa de Rivenloch, no una maestra en artes marciales chinas. |

"Sí," ella farfulló . "Es para Sung Li. " Ella se dirigió al comerciante, fingiendo ignorancia. ¿"Es Chino , verdad ?"
El comerciante asintió con la cabeza. " Tal vez al caballero le gustaría intentarlo." Él prácticamente tomó el arma con un apretón posesivo y le dio el arma a Rand.
Miriel se mordía el labio con frustración mientras Rand inspeccionaba el arma .
¿"Cuánto pide ?" ella repitió.
Rand frunció el ceño. "Esto no podía funcionar como un arma, no con la lámina abierta de esta manera . Se desprendería en el impacto."
Miriel sacudió la cabeza. '"Está hecha para cortar de costado ," ella le dijo. "Y el acero es muy fuerte, templado hasta una docena de veces."
Ambos hombres la miraron azorados .
"O eso es lo que he oído decir ," terminó Miriel sin mucha convicción.
¿"Me permite mostrarle ?" el comerciante preguntó, señalando el arma.
Rand se lo dio para que él pudiera demostrar su uso.
"El shang fu es una antigua arma de China," declaró él.
"Shang chi," corrigió Miriel.
¿"Qué?"
"Shang chi. Se llama shang chi." Ella le aseguró a Rand , "Sung Li me lo contó ."
El comerciante frunció el ceño con desaprobación. Pero cuando ella miró a Rand, vio una cierta diversión en sus ojos.
"El shang fu tiene la hoja cerrada ," dijo ella suavemente. "Esta tiene una hoja que se abre , es un shang chi."
Al comerciante le disgusta ser corregido, en especial ser corregido por una mujer, supuso Miriel. Pero él siguió con su demostración para Rand , tomando una manzana podrida de una cesta de la mesa . ¿"Supongo que no importa como se llame siempre y cuando haga el daño, verdad, caballero ?"
Asegurándose que nadie estaba a su lado, él lanzó la manzana al suelo . Luego , usando ambas manos, balanceó la espada sobre su cabeza con la intención de dirigirla hacia abajo como un hacha para partir la manzana.
El corazón de Miriel subió hacia su garganta. ¡Jesús! El impacto contra la tierra iba a dañar el filo de la espada. Tenía que detenerlo .
Miriel actuó instintivamente . Cuando la espada comenzó su descenso , ella se avalanzó hacia el comerciante. Agarró la empuñadura del shang chi con una mano. Con la otra mano golpeó su codo sólo para hacerlo soltar el arma.
Con un grito de dolor, él dejó caer el arma , y ella logró desviar el golpe lo suficiente como para que la espada sólo rozase la tierra.
Había salvado la valiosa arma.
Pero ahora se había lanzado dentro de una sartén con aceite hirviendo....
Miriel se quedó paralizada con el incriminatorio shang chi en su mano . El comerciante se tambaleó hacia atrás, agarrándose el codo dolorido y quizás roto ... . Rand la contempló atemorizado
Con tanta impotencia y vulnerabilidad femenina como la que pudo reunir , Miriel se encogió en señal de disculpa y le devolvió el arma al comerciante. "Lo siento tanto. Debo haberme resbalado ...." Entonces se dio cuenta que podía usar eso para su ventaja. "Me siento tan apenada. Por favor, déjeme pagarle el arma ."
El comerciante la miró con ojos tristes, pero claramente no estaba dispuesto a rebajar el precio . " Vale ocho chelines. No, diez chelines."
Miriel se sintió tentada de regatear con ese tramposo, pero supuso que realmente debía haberle dañado el brazo. Además, ese arma probablemente valía más de lo que él podía saber . Ella sacó las monedas de su bolsita.
Entonces el comerciante cometió el error de intentar aliarse con Rand y en contra ella. ¿"No hay más peligroso que una muchacha con una espada aguda, eh?"
Rand le sonrió . "Solamente un canalla con una mente aguda." Él se acercó furtivamente al hombre, sonriéndole amistosamente, y habló en voz suficientemente alta como para que las personas presentes oyesen. "Ya que mi lady te salvó de cortarte vos mismo los dedos de tus pies, buen hombre , considero que deberías sentirte más que feliz de rebajarle un poco el precio."
¿"Qué?" Él parpadeó rápidamente.
Miriel levantó las cejas.
La muchedumbre comenzó a susurrar entre sí.
¿"Es verdad ?" un anciano desdentado le preguntó a Rand. ¿"Esta muchacha menuda lo salvó?"
"Oh, sí," dijo Rand sobriamente, "y lo hizo sin tener en cuenta su propia seguridad."
"Él se habría rebanado los dedos de los pies con esa espada endemoniada ," concordó una mujer regordeta . " Yo Vi todo ."
" Si ? " Un hombre flacucho intervino . "Y él encima la va a hacer pagar?"
'"No es justo."
"Este desgraciado debería estar agradecido."
Las especulaciones de los espectadores se hicieron cada vez más salvajes, y Miriel comenzó a sentirse avergonzado cuando la historia adquirió dimensiones heroicas.
¿"Quién salvó su vida?"
"Esa muchacha flaquita ". Él podría haberse matado con esa espada..."
"... ella se la arrebató de la mano..."
"... salvando a este desagradecido..."
"... ella parecía un ángel de guarda arrebatándolo de las manos de la Muerte ..."
"Este mercader es un ingrato materialista , eso es lo que es."
"No le compraré un armas a este ladrón."
¡"Bien! ¡Bien!" el comerciante gritó, luego le dijo a Rand, "Ocho chelines."
El anciano desdentado intervino. " Vos deberías pagarle a ella por salvarte la vida."
Cuando el caos creció a su alrededor , Miriel le lanzó una mirada a Rand . Sus ojos brillaban con picardía se mantenía con los brazos cruzados sobre su pecho. Ese muchacho malvado parecía estar gozando el caos que había creado.
"Eres un cretino," murmuró ella.
"Y vos una mentiroso," le dijo él afectuosamente, entregándole el shang chi .
Tan silenciosamente como fue posible, Miriel colocó los ocho chelines en la palma del comerciante y se deslizó entre la muchedumbre. Cuando ellos se marcharon, las personas presentes todavía discutían sobre lo que había sucedido, quién había salvado a quien, y a donde deberían o no comprar sus armas.
Miriel debería haberse dado cuenta que no iba a poder escaparse de ese incidente completamente indemne. Rand tenía preguntas que hacer .
¿"Cómo llegaste a saber tanto sobre armas chinas?"
Ella se encogió de hombros. "Sung Li. "
¿"Y cómo esa vieja criada llegó a saber tanto sobre armas chinas?"
"Ella ... su padre era un guerrero." Miriel se mordía el labio. Podía ser verdad , pero realmente no lo sabía. Sung Li nunca había hablado sobre sus padres, sólo sobre sus profesores.
"Pero seguramente ella no te enseñó a manejar esas armas."
Rand pisaba terreno peligroso . Ella tenía que tener cuidado. "Sung Li siempre fue muy observadora."
¿"Y vos?"
¿"Yo... qué?"
¿"Eres observadora? ¿Cómo aprendiste a manejar esas armas?"
Miriel se ahogó en una risa forzada. ¿"Yo?" ella casi chilló. ¿"Manejar armas? Oh, Rand, sabes que no puedo soportar la violencia física."
¡Carajo ! No podía decirle la verdad, no cuando estaba tratando de conseguir que él pidiese su mano. Después ... lo confesaría. Pero sería a su propio tiempo, poco a poco, para que Rand pudiera adaptarse gradualmente a sus revelaciones . Le diría que las armas en la pared de su habitación eran las suyas, que Sung Li era su profesora, que ella estaba muy entrenada en las artes marciales chinas. Y que ... si ella lo deseara ... podría arrebatarle el shang chi de las manos de él y podría cortarle la garganta en un abrir y cerrar de ojos.
Miriel frunció el ceño . Se preguntó si alguna vez sería capaz de decirle toda la verdad . Era un gran secreto el que escondía de Rand . Tal vez si él supiera toda la verdad sobre ella, ya no sentiría cariño por ella .
Miriel consideró esos pensamientos destructivos. Era una idiotez alimentar sus miedos.
El hecho era que ella ya se había acostado con Rand . Dos veces. Y en eso no había vuelta atrás. Tampoco en las consecuencias.
Ella lo había atraído a su cama. Y ahora tenía que atraerlo a la capilla antes que él pudiera desentrañar demasiados de sus secretos. Miriel estaba determinada a tener éxito ... si pudiera distraerlo por suficiente tiempo en su obstinada búsqueda por la verdad.

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