domingo, 31 de mayo de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS - CAPITULO 25

CAPITULO 25


- Dónde diablos se metió mi mujer? - reclamó Balan, montado en su caballo que se movía impaciente dentro del establo. En vez de su esposa, quien pareció fue un afligido Anselm. -Godart y Erol todavía lograron encontrarla? - Balan cuestionó al hombre con mal humor.
- No mi lord , pero pronto, prontito la van a hallar - él respondió , alterando la mirada entre Balan y Osgoode quien también estaba allí. - Está seguro que no quiere que uno o dos hombres lo acompañen en el trayecto, mi lord ?
- Tenemos escasez de gente. No podemos sacar nadie de sus tareas - Balan retrucó, visiblemente irritado con la desaparición de Murie.
Anselm había hecho la misma pregunta unas seis veces antes. Parecía estar preocupado por dejar que Balan viajase solo con Osgoode. El, como Murie, también tenía alguna sospecha respecto a a su primo?
- Oh! Ahí está ella - dijo Osgoode llamó la atención de Balan hacia la figura de Murie quien atravesaba el portón del establo y caminaba apresuradamente en dirección a ellos.
- Te pido mil disculpas por el atraso, marido. No pretendía demorar tanto, mas tuve dificultad para hallar un trébol de cuatro hojas. Las otras plantas tampoco fueron tan fáciles de encontrar - dijo Murie, mientras cubría la ropa de Balan con hierbas.

- Mujer, por qué estás colocando todas estas hojas y ramitas en mi ropa? - Eso era demasiado. Su paciencia había llegado al limite y voz estaba alterada.
- Calma, Balan . No es necesario gritar, todos son amuletos de buena suerte. La rama de menta tiene poder de protegerte contra el mal de ojo. Aquí tienes la pata de conejo , la herradura colgada allí , el trébol va en el bolsillo y las hojas de laurel...
Balan no quería oír nada más . Se agachó , e hizo que su esposa se callase con un beso largo y ardiente. Fue suficiente para que se le cruzase por la cabeza postergar su partida. Tenía ganas de alzar a Murie en sus brazos, cargarla hasta la cama y hacerle algo que ella seguramente extrañaría cuando se fuese. Pero resistió la tentación. Si hiciese eso acabaría no viajando más y el viaje se hacía muy necesario.
En realidad era más que necesario, era imprescindible. Lo que iba a buscar en Carlisle hacía mucha falta en Gaynor y no podía postergar más la decisión. Si por un lado la insistencia de Murie de someterlo a todas esas supersticiones lo irritaba, por el otro era conmovedor ver cuanto su mujer se preocupaba por él. Finalmente , Balan espoleó su caballo, haciéndolo comenzar la marcha y saludó a Anselm.
- Cuida bien de Lady Murie en mi ausencia.
- Por supuesto , mi lord - respondió el soldado.
- Ey, espera! - Murie gritó, corriendo detrás del caballo que ya se aproximaba a las murallas. - Olvidé una cosa!
Osgoode y Balan se pararon. Ella se aproximó a su marido con las mejillas llenas y, de repente, soltó una escupida.
Sin creer lo que acababa de ver, Osgoode preguntó horrorizado:
- Carajo !Estoy alucinando ? Acabas de escupir a Balan?
- Si - Murie confirmó satisfecha, como si fuese la cosa más normal del mundo. - Trae buena suerte escupir a la persona que va a viajar. Es una protección. Quieres que te escupa a vos también ?
- No, muchas gracias, paso ! - se atajó Osgoode, comenzando a reírse. - También acostumbrabas a escupir al rey cuando él salía de viaje?
- Yo no, pero te aseguro que la reina lo escupía porque cierta vez le hablé sobre eso y ella se mostró muy interesada.
- Ay, Murie... - Balan y Osgoode se reían a carcajadas - Ven aquí, mujer.
Desconfiada Murie dio un paso adelante y se apoyó en el caballo de Balan.
- Qué pasa, marido?
Inclinándose en la silla él la levantó por la cintura y volvió a besarla.
- Sabes una cosa? Te amo, brujita - él le dijo bajito al oído , antes de volver a colocarla en el suelo.
En seguida espoleó al animal y los dos caballos partieron al galope. Balan sólo se dio vuelta para hacer un último saludo con su mano cuando ya cruzaba el portón de las murallas.

- Tuve la impresión que Anselm no estaba nada satisfecho al verme yendo con vos en este viaje - comentó Osgoode mientras pasaban sobre el puente . - Creo que él desconfía de mí. Será que cree que tengo algo que ver con los atentados?
- No lo sé - respondió su primo. - Pero Murie desconfía.
- Qué ? No me digas eso. Cómo puede Murie sospechar de mí?
- Vamos, Osgoode, vos no desconfiaste de ella?
- Si , pero era diferente...
- Era lo mismo - Balan dijo con una sonrisa , adelantando su caballo.
No quería hablar más sobre ese asunto. Solamente quería pensar en su mujer y en todo lo que haría con ella en la cama cuando volviese a la casa.
Fue el ruido de Cecily entrando en el cuarto lo que hizo que Murie se despertase. Somnolientamente, ella abrió los ojos con lentitud, mientras la criada iba a cuidadosamente sacando algunas ropas del baúl hasta escoger la preferida de Murie: el vestido rojo. Murie bostezó y volvió a cerrar los ojos. Había pasado los últimos dos días trabajando como una esclava y estaba exhausta, necesitaba dormir un poco más.
Cuando Balan se había ido , ella había reunido a todos los criados disponibles en Gaynor para ayudarla en el trabajo. Primero sacaron todas los tapices y los adornos de las paredes del salón principal para quitarles el polvo, lavarlos y dejarlos limpios. Antes de volver a colocarlos en su lugar, pintaron con cal las paredes y se libraron de las esterillas viejas que había en el piso , lavando las que todavía podían ser usarlas nuevamente después de secadas. Al final del día todos estaban agotados, pero, ala mañana siguiente bien temprano, ya volvían entusiasmados al trabajo. Quizás ese ánimo era causado por los criados nuevos que su marido iba a traer o por la perspectiva de tener una dieta más variada cuando llegase el ganado que Balan compraría.

Al segundo día, Murie distribuyó otras tareas. Algunos criados fueron hacer las pocas reparaciones necesarias en las cocinas y otros subieron al segundo piso para renovar lo que era necesario. Le había pedido a Anselm que escogiese algunos hombres con habilidad en carpintería para que hiciesen una base para la cama nueva y estos ya se ocupaban de cortar la madera. También había mandado a buscar paja fresca para renovar el colchón de ellos y de de Juliana. Todos trabajaron sin cesar hasta el anochecer, barriendo los cuartos y los corredores, lavando los pisos, frotando y limpiando hasta el último rincón del castillo . A pesar de tanto esfuerzo, la base de la cama todavía no estaba acabada cuando Murie se retiró y los carpinteros prometieron que terminarían al día siguiente.
Ahora ella tenía nuevos planes. Esa mañana mandaría que comenzasen a construir corrales para los animales de forma que estuviesen listos cuando Balan llegase con el ganado. También quería que fuesen hechos nuevas postigos para las ventanas. Ella, por su lado, trabajaría en el jardín . Clement había hecho o posible para mantener el jardín en orden, pero era una tarea grande demasiado extensa para un hombre solo que también necesitaba ocuparse de la cocina.
Murie se desperezó lentamente, absorbiendo la luz fuerte del sol que llegó hasta ella cuando Cecily apartó la manta que cubría una de las ventanas. Era hora de levantarse y comenzar a trabajar, pues su marido retornaría aquella tarde.
- Buen día , Cecily. Parece que el día está bonito hoy, no? - dijo Murie , yendo hasta la fuente con agua para lavarse.
- Si , mi lady. Es un bello día - la criada respondió . - cuáles serán nuestras tareas hoy? Va a pedir que lavemos con agua y jabón todas las murallas da propiedad? - preguntó Cecily con buen humor.
Murie se rió.
- No. Será un trabajo más fácil. quiero que vos y las hijas de Gatty recojan las esterillas limpias y las coloquen en los cuartos del piso superior . Así podrán librarse de mí para poder reírse y bromear por algún tiempo. Yo voy a trabajar en el jardín .

- Hay muchas cosas que hacer allí, mi lady.
- Es verdad. Las plantas han crecido sin nadie que las cuidase. Voy a ver cuales todavía sirven, arrancar las hierbas malas y también ocuparme de la huerta. Algunas de las hierbas de pueden ser secadas y guardadas para el invierno . Si no tendremos que comer comida sin gusto, cuando llegue el frío .
- Tiene razón , mi lady. Pero, de cualquier manera, será mejor comer pollo y carne de buey, aun sin especias, que pescado tres veces al día.
Murie concordó, sacudiendo la cabeza. La carne de jabalí se había acabado y hacia días que habían vuelto a la terrible dieta de pescado.
- Listo! - dijo la criada cuando acabó de ayudar Murie a vestirse y a arreglar el cabello. - Puedo ir a llamar a las hijas de Gatty ahora o hay algo que deba hacer antes de eso?
- Puedes ir, Cecily. Cuanto antes comencemos el trabajo mejor. Quiero que todo esté en orden cuando Balan llegue.
- él volverá hoy?
- Si. Planeaba terminar sus asuntos en Carlisle ayer a la tarde y en seguida comenzar el viaje de vuelta. Dijo que pasaría la noche acampando en el camino y que llegaría aquí al final de la tarde.
- Entonces es mejor que nos apresuremos, no es así, mi lady?
- Exacto. Vamos al trabajo.
La mayor parte del día transcurrió como los anteriores, con todos yendo de un lado al otro, atareados buscando dejar todo arreglado. Murie se ocupaba de las plantas, pero su trabajo era interrumpido constantemente . Primero, los hombres que hacían los corrales vinieron a pedirle para que fuese a definir la localización exacta de donde deberían comenzar. Después fueron los que construían la base de la cama que vinieron a avisar que estaba lista y que la habían llevado al cuarto en el piso superior . Ella tuvo que parar de trabajar nuevamente para ir ver el resultado y elogiar a los hombres por su dedicación. Finalmente apareció Cecily acompañada por las otras dos muchachas, informando que el cuarto de Juliana había sido arreglado, tenía con cortinas nuevas y esterilla limpias en el piso.
Y eso no era todo. Un poco más tarde vinieron los hombres de las postigos trayendo una muestra para saber si el tamaño y la forma eran correctos. El trabajo de Murie no rendía y ella ya había perdido la paciencia. Por eso fue brusca con Anselm, cuando él apareció.
- Qué diablos pasa ahora? - le preguntó con voz cortante. El soldado arqueó las cejas.
- Vine a avisarle que tenemos visitas. Es lord Aldous. Murie estaba arrodillada al lado de un cantero y se levantó asombrada.
- Solo?
- No, con Baxley.
- Quién demonios es Baxley ?.
- Supuestamente, un criado de él, pero que en verdad actúa como guardia personal, siguiendo a Malculinus a todas partes para protegerlo de cualquier peligro.
- En la corte Malculinus no tenía ningún guardia a su lado.
- Tal vez creyese que allí no era necesario, mi lady.
- Pues diles que estoy muy ocupada y que no puedo recibirlos.
- Le parece lo más conveniente, mi lady?
- Qué quieres decir, Anselm?
- Tal vez recibiendo a Malculinus, mi lady pueda descubrir si él tiene algo que ver con los ataques a lord Balan - el soldado sugirió ..
Murie permaneció en silencio, pensando en la situación . No tenía ni las mínimas ganas de volver a ver a ese hombre, y mucho menos de hablar con él. Además, había mucho trabajo esperando por ella. Pero si era para conseguir datos que esclareciesen los atentados, la sugestión de Anselm era aceptable.
- Está bien - dijo Murie finalmente. - Voy a ver si descubro algo .
- Y yo estaré cerca , en caso que haya algún problema.
- Gracias, Anselm - Murie respondió , segura de que difícilmente Malculinus causaría algún inconveniente allí, puesto que sus métodos para conseguir lo que quería eran siempre actuar en las sombras e por la espalda .

- Mi lady, qué placer! - dijo Malculinus levantándose de la silla al verla entrar en el salón principal. - Veo que has hecho maravillas en este castillo que estaba tan abandonado después que la peste pasó por aquí. Ahora está volviendo a ser un lugar habitable. Mis felicitaciones.
- Gracias, mi lord - ella respondió secamente.
Era el elogio más mal intencionado que jamas hubiese recibido en su vida. Por qué apenas "habitable"?
A ella le parecía que el castillo estaba quedando sorprendentemente lindo. Irritada miró al hombre que acompañaba a Malculinus. Nunca lo había visto antes, pero por algún motivo, su figura le parecía algo familiar . Él era alto y más delgado de lo que se espera de un guardaespaldas. Sus cabellos eran rubios, un poco rojizos. Todavía estaba intentando recordar si ya lo había visto en algún lugar cuando Malculinus tomó su mano y la besó.
- No hay de que - él respondió , con los labios todavía rozando la mano de Murie. - Y me gustaría que supieses que serás muy bienvenida si quieres venir al castillo Aldous. Le estaba diciendo a Baxley que estaría muy feliz si me hubiese casado con una esposa tan laboriosa como mi lady a mi lado. Pero por supuesto que ninguna mujer jamás igualaría tus cualidades.
Murie empujó su mano. Estaba indecisa sin saber si aquello era apenas una osadía o si Malculinus tenía otras intenciones. La mirada de Anselm le decía que de hecho había segundas intenciones. Malculinus acababa de declarar abiertamente que le gustaría tenerla como esposa. Pero ella ya estaba casada. Como si estuviese leyendo los pensamientos de ella, en seguida Malculinus preguntó :
- Dónde está tu marido? Espero que ya se haya recuperado de la herida en la cabeza. La noticia del accidente llegó a Aldous y vine presentarle mis condolencias.
- No hay necesidad de condolencias. Balan está muy bien.
- Qué bueno. Entonces ... él está aquí?
- No por el momento - Murie se limitó a responder.
Si Malculinus fuese el responsable de los ataques, era peligroso darle muchos detalles sobre el paradero de Balan.
- Puedo ofrecerte alguna bebida, mi lord ? O algo de comer? - ella continuó con cortesía.
La aparente gentileza de la oferta era , en realidad, casi un castigo . Los insulsos bollitos de pescado eran la única cosa que había y la poca cerveza casera disponible era de pésima calidad. En Aldous seguramente poseían todos los recursos necesarios para hacer cerveza de primera y tener una enorme variedad de delicadezas. Gaynor no podía competir con eso .
- Pescado y cerveza mala? No, mi querida, muchas gracias, paso - respondió Malculinus, riendo.
Murie apretó su mandíbula y fusiló al hombre con la mirada .
- Parece que sabes todo lo que sucede en Gaynor, no?
- Es cierto . La hermana de tu cocinero todavía trabaja para nosotros. No te contaron?
- La hermana de Clement?
Murie no sabía que el cocinero tenía familia porque él era muy retraído y nunca había hablado de eso.
- Exactamente. Ella siempre viene a visitar a su hermano y nos mantienen al tanto de los acontecimientos. Me gusta saber como andan las cosas por aquí, entonces de vez en cuando le pregunto a ella. La muchacha se puso muy contenta cuando supo que Balan iba a contratar más criados y a comprar un poco de ganado para mejorar las condiciones de vida del personal. Estaba muy preocupada por su hermano.
Oyendo eso, Anselm partió con una cara severa en dirección a la cocina. Con certeza iba a regañar a Clement por estar haciendo comentarios inconvenientes. Su mirada era furiosa y Murie no podía permitir que él hiciese eso.
- Anselm, por favor. Vuelve aquí - ella lo llamó .
Ella misma se ocuparía del caso más tarde y le contaría al cocinero que su hermana estaba siendo presionada por Malculinus a contarle todo lo que se enteraba sobre Gaynor. A decir verdad, tenía dudas de que fuese Clement quien esparcía las noticias. El hombre tenía cara de traste , y era demasiado serio y callado para tanta conversación.
Lo más probable era que la hermana supiese todo a través de las otras criadas o simplemente registrando aquello que veía, cuando recorría el castillo. O quizás a través Estrelda y Livith, las hijas de Gatty, quienes eran muy charlatanas.
Por coincidencia, justamente en ese momento, las dos irrumpieron en la sala, acompañadas de Cecily y cargando las alfombras que habían llevado para limpiar afuera . Miraron asombradas a las visitas y, después de saludar con una leve reverencia, comenzaron a subir las escaleras, llevando su carga. con risitas maliciosas, las muchachas parecían impresionadas con Baxley. Sólo ahora Murie se daba cuenta que él era un hombre atractivo. Estrelda, la más joven, llegó a tropezar en uno de los escalones cuando giró la cabeza para mirarlo, pero Cecily la sujetó , evitando que se cayese. Satisfecho con la conmoción que estaba causando, Baxley sonreía y le guiñaba un ojo a las niñas, aprovechando para ofrecerse a ayudarlas con los tapetes. De tal amo tal criado, pensó Murie. Fue un alivio cuando las muchachas acabaron de subir y desaparecieron por el corredor. Entonces Murie pudo volverse de nuevo hacia Malculinus quien continuaba hablando y sujetaba otra vez su mano.
- Lamento verte en una situación tan precaria, mi lady - él estaba diciendo, mientras acariciaba los dedos de ella con su pulgar. - Si hubiese algo en que yo pueda ayudarte...
- Ayudarme cómo? De la misma forma en que ayudabas a lady Jane? - Murie retrucó secamente.
Ya estaba harta de la presencia de ese hombre en su propiedad y dudaba que lograse arrancarle alguna posible confesión sobre los atentados. él, por su lado, se mostraba sorprendido con el comentario que acababa de oír .
- Qué sabes sobre lady Jane?
Durante la partida de ajedrez , Balan le había contado todo lo que Osgoode había visto la noche de Santa Inés. Ahora ella sabía que Malculinus había seducido a Jane y lo consideraba un sujeto despreciable. Con certeza le había prometido matrimonio a la pobre muchacha para que ella aceptase ir a la cama con él. Después la había dejado librada a su propia suerte y a la humillación que pasaría cuando todos en la corte supiesen lo ocurrido. Las cosas serían todavía peores si ella hubiese quedado embarazada.
- Te agradecería si te fueses ahora, mi lord - declaró Murie, sin responder a la pregunta de él. - Tengo mucho que hacer antes de la vuelta de mi marido y no puedo dispensarte más tiempo.
Furioso, pero fingiendo comprensión, Aldous disimuló.
- Oh, por supuesto. disculpa mi falta de tacto. Me Imagino que todavía tienes tareas muy pesadas por realizar. Sólo espero que eso no afecte a su salud o te cause algo más grave.
Murie nada respondió , apenas le dirigió una mirada de rabia. Entonces Malculinus continuó :
- En mi opinión el rey cometió un error al dejarte escoger un marido. Escogiste muy mal, Murie. Es cierto que no quedaron muchos hombres solteros después de la peste, pero podría haber escogido algo mejor. Mira en la condición en que vives ahora. Eras una de las mujeres más bellas de la corte y, ahora estás reducida a eso. Parece una campesina sucia y desgreñada. Mi Dios, qué decadencia...

Temblando de rabia, Anselm se fue aproximando como dispuesto a estrangular a Malculinus allí mismo. Pero Murie le hizo una seña para detenerlo. Tragándose el insulto, ella se mordió el labio y procuró controlarse.
- Ya terminaste con tu breve curso sobre como debo vivir mi vida, mi lord ? - Murie dijo con la voz lo más calma posible.
- Por qué ? Vas a comenzar a gritar y a hacer uno de tus típicos escándalos. Mi bella caprichosa?
Murie se tensó al oír su antiguo mote. Ese sujeto estaba haciendo todo para que ella cayese en la trampa de armar un escándalo, como hacía antes. Hasta sería divertido, ella pensó, pero no iba a darle ese gusto a Malculinus. No tenía tiempo para pataletas.
Indignada, Murie se acercó más a él y, sin saber por qué, sin que tuviese intención de hacerlo, de repente su puño cerró y su brazo partió en dirección al rostro del infeliz, dándole un violento puñetazo en la nariz. El dolor en los nudillos de sus dedos fue fuerte, pero ver a Malculinus chillar como una señorita ,tapando su nariz sangrienta, compensaba todo. Baxley corrió para socorrer a su amo , examinó la nariz de él y concluyó que estaba quebrada. Con un pañuelo intentó detener la sangre y en seguida fue llevando a Malculinus afuera de la puerta , sin decir una palabra.
Murie fue detrás de ellos. Aun contando con la protección de Anselm, quería estar segura que ellos se retiraban en ese instante. Nunca más quería tener que hablar con Malculinus o estar cerca de él. Vio cuando Baxley lo ayudó a subir al caballo y después montó su propio animal, llevando el animal de su amo tirando de las riendas como si llevase a un niño
- Felicitaciones ! - dijo Anselm con una sonrisa . - Si lord Aldous tenía alguna pretensión de casarse con mi lady, le aseguro que ahora ya no la tiene. Nadie querría casarse con una mujer que es capaz de darle una paliza.
Murie también sonrió y fue saliendo.
- Si me necesitas estaré allá afuera, en el jardín .
- Perfecto, mi lady. Yo voy a ver como andan los trabajos y contar a todos lo que mi lady acaba de hacer. Van a encontrarlo muy divertido y con certeza lord Balan también , cuando se entere.
En el resto de la mañana no hubo más interrupciones y Murie consiguió adelantar bastante el trabajo del jardín. El sol ya brillaba alto en el cielo indicando que era hora de hacer una pausa para el almuerzo, cuando ella oyó un grito.
- Mi lady!
Godart venía corriendo agitadamente en su dirección .
- Lord Balan está llegando! Los hombres de la muralla lo vieron atravesar el puente y dicen que trae seis vacas, algunos cerdos y tres carros. En uno de ellos hay gente y en los otras hay rollos de tela y jaulas con aves.
Animada, Murie se levantó. Balan había vuelto . Por supuesto que las mercaderías y los nuevos criados eran importantes, pero, lo más importante de todo, era que su marido estaba de vuelta . Él ya había dicho que la amaba y ahora era su turno de hacer la misma declaración.

Feliz de la vida Murie corrió por la senda hasta el castillo, atravesó el salón y fue para a los escalones de la puerta principal, a esperarlo. Allí ya estaban todos los otros habitantes del castillo , aglomerados en el primer escalón, aguardando ansiosos la llegada del amo con tantas novedades. La pequeña comitiva atravesó el terreno y el gran patio del frente del castillo hasta pararse delante de ellos. En segundos el gentío rodeó a los recién llegados.
Thibault corrió para darle la bienvenida a los nuevos criados, Clement y Habbie fueron a ver los animales, contentos con las vacas lecheras y para evaluar los cerdos y las gallinas. Gatty fue a ver los rollos de tela, seguida por Juliana y Frederick. Los ojos de ella se llenaron de lagrimas pensando en la alegría de sus hijas cuando supiesen que podrían hacerse vestidos nuevos. Y, por suerte, ninguno de los rollos de tela era de color marrón.
Menos interesados en las telas, los soldados exclamaban con satisfacción vendo los barriles de cerveza que también venían en los carros. Mientras el gentío estallaba de alegría, Murie y Anselm, desde lo alto de los escalones, miraban con atención la caravana. De hecho había dos hombres a caballo delante de las carretas, pero no eran Balan ni Osgoode.
- Dónde está mi marido? - ella preguntó confundida, dirigiendose a uno de ellos. - Y quiénes son estos hombres? - ella señaló a los soldados armados detrás de ellos.
- Marido? Estás hablando de Osgoode?
- No, estoy hablando de Balan! Yo soy lady Gaynor. Quiénes son ustedes?
- Fuimos contratados por su marido para hacer la seguridad de las carretas desde Carlisle hasta aquí. Pero cómo consiguió volver al castillo tan rápido?
- Yo ? Volver? Yo nunca salí de aquí ? Estaba allá atrás, cuidando del jardín.
Los dos hombres intercambiaron miradas , poniendo a Murie todavía más nerviosa. Algo había sucedido .
- Bueno, diganme , dónde está mi marido? - ella repitió con la contundencia de la Caprichosa.
- Allá en bajo, en la aldea fuera de las murallas. Osgoode dijo que había visto a la esposa de lord Gaynor entrar en uno de los pesebres. Cómo había humo saliendo de la chimenea, él resolvió verificar. Entonces nos mandó que viniésemos acá con las provisiones y ellos dos fueron a buscarla a la villa.
Murie miró a Anselm alarmada. Las facciones de él comunicaban la misma aprensión.
- Voy a reunir algunos hombres y verificar qué está sucediendo - él dijo al salir con pasos rápidos rumbo a los establos.
Pensamientos siniestros pasaban por la mente de Murie. Estaba segura que aquello se trataba de un atentado más a la vida de Balan. Era urgente tomar alguna medida. No podía esperar a que Anselm reuniese a los hombres y a que ensillasen los caballos. Iba a demorar mucho tiempo. Miró nuevamente los hombres armados que ahora descendían de sus animales. Con un movimiento rápido, ella arrancó las riendas de la mano de uno de ellos y montó sin vacilar.
- Ey ! Ese caballo es mío ! - el hombre gritó, intentando detenerla.
Mas Murie no se dejó detener. Disparó al galope por el terreno, cruzando a toda velocidad el paso entre las murallas. Nada le importaba más que encontrar a su marido que estaba en peligro.

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