CAPITULO 4
Murie sacudió la cabeza con desagrado ante los pedacitos oscuros de carne que Lauda traía en un plato. Viendo su gesto, Lauda cerró su expresión.
- No me vas a me decir que vas a rehusar después de todo el trabajo que tuve para conseguir esto, verdad ?
- Lo siento mucho, Lauda, pero yo no voy a ...
- Qué ? Perdiste el coraje? Ah, debería haberlo sabido... Vos nunca fuiste valiente. No eres mas que una muchacha mimada, llorona y llena de mañas.
Murie se puso de pie indignada, lista para reaccionar. Todos a su alrededor la miraban esperando una nueva escena. Desde que había llegado a la corte, siendo una niña, había tenido que enfrentar enemigos.
En aquella época era una niña que acababa de quedar huerfana y estaba vulnerable , triste, necesitada de cariño, amistad y afecto. Pero sólo había encontrado la animosidad de otras niñas que la veían como un blanco fácil para ser atacada, ella había intentado defenderse, pero las otras siempre estaban en mayoría, por eso sus posibilidades eran mínimas. Había días en que se sentía tan infeliz, que se había preguntado por qué Dios no se la había llevado junto con sus padres . Si no hubiese sido por la llegada de Emilie, tal vez habría sucumbido.
Por suerte Emilie pronto quiso ser su amiga y desde entonces era la única persona en quien confiaba, su única confidente y compañera, que sabía darle buenos y sinceros consejos. Gracias a ella había criado el personaje de la Caprichosa, un estratagema que le había permitido sobrevivir allí sin caer en la locura. Sólo se trataba de gritar, llorar y patalear y con eso - en general - la dejaban en paz. Esa táctica tenía otra ventaja. La reina consideraba que las escenas de Murie era tan cansadora que había dejado de exigir su presencia constante. Y así , afortunadamente Murie había logrado la paz, inclusive obteniendo permiso para pasar mucho tiempo sola y dedicarse a la lectura y otras actividades de su elección, a lo largo de los años.
Caprichosa! Murie estaba cansada de ser rotulada así. Ahora quería casarse, tener un marido que la respetase y acabar con ese martirio. Quería que todos se olvidasen de esa fama de una vez. Ya no estaba dispuesta a tolerarlo , además ya no tenía edad para hacer ese tipo de escenas.
- Cambié de idea - Murie dijo decididamente, extendiendo la mano hacia Lauda.
Sin pestañear, tragó un trozo de carne. En seguida hizo una mueca de asco . Las hierbas y las especias que el cocinero había usado en la salsa tenían un gusto abominable. Sintió ganas de vomitar, pero consiguió dominarse.
- Ahora es tu turno - le dijo a Lauda.
- Listo - ella respondió sonriente, comiendo el otro pedazo.
- Muy bien ! - exclamó Malculinus. - Apenas puedo esperar para saber con quién van a soñar las dos esta noche.
Sin decir nada más , Murie salió da sala. Emilie iba detrás de ella.
- Estás bine?
- Más o menos. El gusto de la carne era horrible.
- Por qué dejó que esa loca te convenciese de este absurdo? Sabes que esas creencias no son mas que tonterías , no lo sabes?
- Claro que lo sé.
- No quieras engañarme, Murie . Sos la persona más supersticiosa que conozco y apuesto como ya estás imaginando con quién vas a soñar. Sólo me queda la duda de porque no querías comer esa cosa espantosa.
- Realmente espantosa. No imaginas cuanto. - Murie respondió , abriendo la puerta de su cuarto.
- Creo que es mejor que me quede un poco aquí con vos, en caso que te sientas mal - dijo Emilie.
- No es necesario. Además, Reginald se va a preocupar si llega al cuarto de ustedes y no te encuentra allá. Puedes irte, Emilie. Voy a acostarme y quizás tendré un sueño muy agradable. Sería una pena si no sucediese nada después de haber comido esa cosa horrible.
- Ah, está bien. Pero , entonces, le voy a pedir a tu criada, Cecily, que se quede aquí. Si te sientes mal , mándame a llamar.
Murie apenas sonrió . No tenía la menor intención de permitir que la criada se quedase en el cuarto , pero no iba a decirle eso a su amiga. Emilie le dio un abrazo y se despidió . - Duerme bien. Espero que lo que Malculinus dijo sea verdad y que, después de todo , tengas algún sueño revelador.
- Gracias, Emilie y buenas noches .
Cuando su amiga partió, Murie hizo una mueca de asco. Dudaba que lograse dormir aquella noche. Tenía el estomago revuelto. Se sentía exhausta y un poco atontada. No entendía la razón del sopor . Después de todo , apenas había probado el vino que había sido servido durante la cena.
- Mi lady - dijo la criada entrando en el aposento. - La cena estuvo bien ?
- No mucho... escucha Cecily, has oído hablar de una costumbre que se hace en la víspera del día de Santa Inés?
- Esa que dice que las chicas sueñan con el hombre con quien se van a casar? Oh, oí eso y mi hermana lo probó una vez.
- Si ? Y qué sucedió ?
- Ella soñó con un hombre desconocido que terminó conociendo una semana después. Seis meses más tarde ellos estaban casados - respondió Cecily, ayudando a Murie a sacarse la ropa e aprontarse para acostarse.
- No me digas!
- Fue exactamente lo que sucedió .
- Y vos, nunca lo intentaste ?
- Si , pero no soñé con nadie . Eso fue hace muchos años y continuo soltera. Quizás mi destino es ese, quedarme solterona.
- Qué pavada... - sonrió Murie. - Seguramente va a aparecer alguien.
La criada la ayudó a lavarse, a ponerse el camisón y acomodó las mantas con cuidado, cuando Murie se acostó.
- Desea algo más , mi lady? - Cecily preguntó, finalmente.
- No, gracias, Cecily. Puedes irte.
- Entonces , buenas noches y bellos sueños, mi lady.
Murie se acostó de costado en la cama, intentando hallar una posición para calmar su dolor de estomago. No sería perfecto si soñase con un hombre bueno con quien acabaría casándose ?
Eran varios los motivos que la llevaban a desear casarse pronto. En primer lugar, tendría su propia casa y estaría bien lejos de las maldades que hacían contra ella allí en la corte . Además , realizaría su sueño de tener hijos, cosa que deseaba intensamente.
Casada podría amar y ser amada, tan amada como había sido amada mientras sus padres estaban vivos.
Siempre había imaginado que, conforme a la costumbre de la época, el rey escogería el pretendiente más adecuado, cuando llegase el tiempo de casarse.
Pero la decisión había sido dejada a su criterio y ahora estaba perdida. Insegura y aterrorizada con la idea de equivocarse en la elección y acabar casando con alguien que resultara ser un marido cruel y abusivo.
Suspiró profundamente , dándose vuelta de nuevo . Qué bueno sería conseguir la ayuda de Santa Inés para resolver la cuestión . Los ojos comenzaban a pesarle lentamente, y finalmente Murie se adormeció.
- Dónde está ese desgraciado? - Osgoode cuchicheó con su primo.
Balan se encogió de hombros. Los dos habían prestado mucha atención a la conversación de Lauda y Murie, durante la cena y habían visto que ella había sido convencida de realizar el rito de Santa Inés. Por eso no habían perdido a Murie de vista ni por un minuto, siguiendola a ella y a Emilie cuando se habían retirado a su cuarto. Ahora estaban allí en el corredor, muy cerca de los aposentos de Murie, escondidos detrás de una cortina, esperando que Malculinus apareciera.
- Vamos a tener que esperar hasta que amanezca?
- Lo dudo - respondió Balan. - Si él demorara mucho, el efecto de la droga que Lauda puso en la carne puede pasar.
- Ah, es verdad. Hablando de eso , después que impidamos que Malculinus entre en el cuarto no sería mejor ir a dar una ojeada para estar seguros que Murie está bien ?
- No! - se atajó Balan, irritado. - Ya te dije que no voy a entrar y dejar que ella me vea, no te lo dije?
- Pues te estás perdiendo una buena oportunidad. Eso aseguraría tu matrimonio con ella y sería la salvación de nuestra familia. Muchos van a morir de hambre este invierno si no conseguimos dinero . Además, , si Murie te conociese, dudo que no te escogiese como marido. Y toda tu negativa se debe a tu timidez.
- Tímido, yo ? Vamos, no digas tonterías .
- Escucha, Balan, yo te conozco desde la infancia y sé que eres tan cohibido que apenas hablas con las mujeres.
- No les hablo porque no tengo nada a decirles.
- Esa es la excusa mas falsa que jamas haya oído No les hablas porque te inhibes, pero no te preocupes que voy a ayudarte. Tengo bastante éxito con las damas y voy a enseñarte a cortejarlas como se debe.
- Osgoode, no creo que las tácticas que vos usas con las putas de las tabernas puedan funcionar con lady Murie.
- Mujeres son mujeres, en la taberna o en la corte . A todas les gusta de ser elogiadas, mimadas y oír que son especiales. Basta con que entres en el cuarto y le digas a Murie que...
- No!
- Por favor, Balan escúchame...
- De ninguna forma ! No me vas a convencer de usar los trucos bajos de Malculinus para conquistara Murie. Y ahora trata de quedarte en silencio.
- Está bien, si es eso lo que quieres - respondió Osgoode desanimado. -Mira , no es él quien está viniendo allí ? - dijo , señalando por detrás de la cortina al extremo del corredor.
Balan fijó su vista en el lugar a donde su primo indicaba. Malculinus estaba allí, algunas puertas mas adelante del cuarto de Murie. Salía de otro aposento con los cabellos despeinados, la ropa arrugada y agarrado a una mujer a quien besaba ardientemente.
- Increíble , no es lady Jane? - preguntó Osgoode. - Entonces el rumor era verdad , ella tiene un amante secreto... seguro que Malculinus desistió de abordar a Murie. Después de todo lady Jane es tan rica como ella.
- El dinero no es lo que interesa a Malculinus - Balan le recordó a su primo.
- Es verdad, pero lady Jane también tiene una posición social destacada ... a pesar del amante secreto... - respondió Osgoode. - Quizás Malculinus est atan despreciable que igualmente va a abordar Murie , acabando de salir de los brazos de su amante ... no puede ser...
Balan no respondió . Malculinus empujaba lady Jane de vuelta hacia adentro del cuarto . Después de darle una palmadita en el trasero, cerró la puerta y aseguró la tranca, asegurándose que ella no saldría más del aposento. Entonces , trató de acomodarse la ropa lo mejor posible , pasó su mano por sus cabellos y siguió por el corredor. Por un momento los primos creyeron que él iba a entrar directamente al cuarto de Murie. Pero, al contrario de lo que esperaban, él se separó allí, miró a un lado y al otro para estar seguro que nadie estaba cerca , abrió la puerta y entró.
- Haz algo ! - susurró Osgoode.
Sin decir nada, Balan salió decididamente de detrás de la cortina para tomar cartas en el asunto.
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