sábado, 16 de mayo de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS - CAPITULO 5

Capítulo 5



Sigilosamente consiguió abrir una hendija de la puerta y deslizarse silenciosamente dentro del aposento sin que Malculinus lo notase. Demoró algunos segundos para los ojos de Balan se acostumbrasen a la penumbra del cuarto . Las pocas brasas que todavía ardían en la chimenea daban una leve luminosidad al ambiente, lo suficiente para que viese a Malculinus al lado del lecho de Murie, tocando el hombro de ella para que despertase.
- Murie - la llamaba, delante del cuerpo que continuaba inmóvil . - Hum... creo que Lauda exageró con la dosis de hierbas. Quizás un beso podrá despertarla - murmuró Malculinus.
Indignado con la idea de que ese hombre manipulador tocase los labios de Murie, Balan agarró una estatuilla que estaba sobre la mesa y caminó en dirección a Malculinus. Este no tuvo tiempo de reaccionar porque, cuando se dio vuelta, Balan le asestó un golpe fuerte y certero en la cabeza. El hombre soltó un gemido y se derrumbó inconsciente en el piso.
Pero ni todo ese ruido consiguió despertar a Murie. Cuando Balan
se agachó dispuesto a tomar el cuerpo de Malculinus y arrastrarlo fuera del cuarto , se detuvo por un instante para ver si ella estaba bien. La miró largamente. Había hallado a la muchacha bonita, cuando la había visto la primera vez, pero ahora, con su rostro iluminado levemente por las llamas, ella estaba deslumbrante. Una mujer de una belleza única.
Sus facciones eran serenas y sus abundantes cabellos esparcidos sobre la almohada, le conferían un aire angelical. A pesar de eso, su sueño no era tan tranquilo porque las mantas estaban arrojadas a un lado y el largo camisón se había enrollado alrededor de las piernas bien torneadas, revelando que se había movido mucho en la cama.
Balan se quedó observando las curvas perfectas de sus caderas , la leve redondez de su vientre y el pecho hasta la línea del cuello. El lazo que sujetaba el escote se había soltado, dejando el escote abierto y uno de los pezones rosados a la vista . Admiró extasiado la piel clara en contraste con la aureola un poco más oscura. Fue necesito esforzarse al máximo para contener las ganas de tocarla.
De repente, Malculinus se movió, irritando a Balan tener interrumpida esa sesión de placer voyeurístico . Entonces , para aquietarlo nuevamente, se arrodilló y le dio un golpe bien dado en la frente para estar seguro que no recuperaría a consciencia tan pronto .
Pero no fue suficiente. Malculinus comenzó a gritar como un cerdo camino al matadero. Balan no vaciló. Con una palabrota cerró los puños y golpeó a Malculinus, esta vez con tanta fuerza que lo dejó inconsciente.
En seguida, miró nuevamente a Murie seguro de que el grito la
había despertado . Fue entonces que la vio sentada en la cama, parpadeando somnolientamente.
- Quién eres? - ella preguntó confundida y medio dormida. - Eres mi marido?
Todavía arrodillado en el piso , Balan vaciló, intentando responder sin sacar ventaja de la situación . Pero definitivamente no actuaría de la misma forma inescrupulosa que Malculinus.
- No, no lo soy.
- Entonces quién eres?
Murie estaba atontada, sin entender exactamente qué pasaba. Su vista nublada apenas distinguía lo que estaba delante suyo , tampoco consiguió concatenar las ideas o comprender lo que veía.
- Nadie , en verdad ni siquiera estoy aquí.
- Cómo... cómo que no?
- No soy nadie . Estás soñando. Ahora acuéstate otra vez.
- Ah... ya entendí... Eres el hombre con quien me voy a casar. - ella concluyó con la voz embargada y los ojos semi cerrados.
Balan tragó en seco, sin saber cómo arreglar ese lío, pero consciente de que era necesario hacer algo.
Lentamente se aproximó a la cama. Murie había acatado su pedido y se había recostado de nuevo . Con el movimiento, su camisón quedó todavía más abierto, ahora exponiendo todo un pecho.

Balan respiraba profundamente , haciendo un increíble esfuerzo para no rendirse al impulso de acariciarlo.
Oh, Dios, qué habría hecho de malo para merecer tantas torturas seguidas? Primero había llegado la peste, matando la mayor parte de su gente y criados. Después el descubrimiento de la bancarrota en la herencia, de la que hasta entonces no había logrado recuperarse. Más tarde la muerte de su padre , dejándole un montón de deudas y problemas para resolver. Y ahora esto . Esa incontrolable tentación para torturarlo todavía más .
- Mierda con todo ! - dijo él bajito.
No sabía qué hacer. Era imposible resolver algo con ese pecho desnudo, provocándolo. Fue entonces que se atrevió a cubrirlo.
Murie parecía estar durmiendo otra vez. Entonces , con mucho cuidado, él intentó acomodar a camisón .
Para su sorpresa, en ese instante Murie sonrió , arqueando su cuerpo en su dirección a su mano . Ante ese imprevisto, Balan hizo la única cosa posible en ese instante: la besó . En el apuro pensó que esa sería la única manera de evitar que ella gritase por haberse encontrado con un extraño palpando sus pechos . Cómo diablos se había metido en eso, Balan no lo sabía.
Pero de esa forma, tendría tiempo para hallar alguna explicación convincente y coherente o de inventar una excusa para arreglar la situación .
Pero no fue eso lo que sucedió . Si la visión de ese seno ya lo había dejado perturbado, besarla fue algo todavía más desbastador. Murie no reaccionó violentamente , por el contrario, lo sorprendió, correspondiendo el beso con avidez. Y lo que apenas iba a ser un toque de labios, se transformó en un beso ardiente.
De repente, Balan se sintió invadido por una mezcla de atracción
y pasión , embriagado por sabor de sus labios suaves y calientes.
Con un largo suspiro, ella se insinuó con movimientos lánguidos como si pidiese más.
Todavía sorprendido, Balan se dejó embriagar por la mezcla de sabores , de lenguas enroscadas, entrando en sintonía con una melodía de notas sensuales.
Ella levantó un poco su cuerpo, agarrándose a sus espaldas anchas . Las manos pequeñas lo apretaron contra el torso femenino , haciéndolo sentir sus pezones rígidos.
La lujuria lo dominó y Balan ya no consiguió resistirse. Ya no sabía ni donde estaba ni por qué había llegado hasta allí. Sin pensar en nada más , se entregó a sus impulsos primitivos, acariciando y besando pasionalmente esos pechos que se le ofrecían.
Murie gemía, entregándose a las caricias, hasta que finalmente se dejó arrastrar por un sueño profundo. Balan cerró los ojos y se quedó en silencio, como si estuviese desmayado. Después la acomodó nuevamente sobre el colchón.
Y se quedó allí fascinado, deseando continuar a su lado para siempre. Había perdido la noción del tiempo y mal lograba razonar.
Fue entonces que un sonido extraño lo trajo de vuelta a la realidad. Balan demoró unos instantes hasta recordar al hombre que había golpeado.
Salió de la cama e irritado levantó Malculinus, arrojándolo sobre uno de sus hombros para sacarlo de allí. Pero antes de salir, dio una última mirada en dirección a Murie.
El cabello revuelto, enmarcando el rostro delicado, el camisón desaliñado apenas tapando su cuerpo perfecto completaban el cuadro que guardaría para siempre en la memoria.
Salió finalmente del cuarto , cargando a Malculinus, y cerró la puerta.
- Qué sucedió ? - ansiosamente Osgoode quiso saber. - A quién vio ella ? A Malculinus o a vos ?
- Cierra la boca, primo. ayúdame a llevar este peso muerto hasta su cuarto . Después vamos tratar de volver lo mas pronto posible a nuestros aposentos.
Osgoode resolvió obedecer y en silencio ayudó sin protestar. Afortunadamente a esa hora el valet de Malculinus ya había sido dispensado de sus tareas y el cuarto estaba vacío. Entonces , sin mayores problemas, entraron y lo colocaron sobre la cama, esperando que, al día siguiente, él no recordase nada de lo ocurrido. Por supuesto que se despertaría con una fuerte dolor de cabeza, pero a Balan le importaba un bledo eso. Después de todo, Malculinus había hecho mucho para merecer esa paliza.

Murie se despertó sonriente, desperezándose lentamente. Se sentía bien y feliz, aún bajo los efectos del sueño maravilloso que había tenido .
Se sentó repentinamente, mirando a su alrededor con la esperanza de encontrarlo por ahí cerca . Pero, evidentemente no había nadie más en el cuarto . Constató entonces, que había soñado, a pesar de que todo le había parecido tan real y verdadero.
El perfume masculino todavía flotaba en el aire, el gusto de sus labios ávidos permanecían en los suyos y el contacto de sus manos calientes parecían tatuadas en su cuerpo.
Qué bueno sería si futuro marido de hecho correspondiese a las características hombre con quien había soñado...
- Oh... - Murie murmuró, apartando las mantas .
Se acordó de que había comido esa carne inmunda, siguiendo la superstición de Santa Inés y que había soñado con un hombre de largos cabellos oscuros, ojos brillantes y con un cuerpo musculoso de guerrero.
Si su futuro marido fuese parecido a ese hombre, apenas podía esperar para conocerlo y casarse pronto. No lograba olvidar aquellas caricias y la pasión salvaje de su beso.
Se levantó muy bien dispuesta, y ansiosa para comenzar el día.
Estaba muriéndose de hambre y quizás, cuando bajase para el
desayuno , encontraría en el salón justamente con el hombre con quien había soñado. Era lo que esperaba, creyendo que el rito de Santa Inés estaba funcionado.

Cuando puso un pie en el piso , sintió que pisaba sobre algo duro. Sorprendida, se agachó para tomar el objeto . Era una cadena de oro de la cual pendía una cruz. La examinó detenidamente. Eso no le pertenecía y nunca había visto a Cecily usando algo parecido. Cómo habría llegado allí ?

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