domingo, 3 de mayo de 2009

LA DONCELLA ASTUTA - SARAH MCKERRIGAN - CAPITULO 21

CAPITULO 21

"Vos ... vos ..." Miriel comenzó a decir , quedándose sin aliento.
Rand mentalmente completó la oración por ella. ¿Se lo vas a contar a mi familia? ¿Me vas a entregar a las autoridades? ¿ Me van a colgar para mis delitos?
¿”Vos.... era la Sombra?" Miriel susurró.
¿"Yo?!!!"
Sus ojos se abrieron enormemente con miedo cuando asintió con la cabeza.
¿"Yo? ¡!!"
Cómo Miriel había logrado dar vuelta la situación , Rand no lo sabía , pero la absurdidad de su asunción lo hizo reírse en voz alta. "¡ Claro que no !"
¿"Estás seguro?"
"No soy la Sombra, Miriel."
Ella lo miró con ojos cautelosos. ¿"Entonces qué tienes que confesar?"
Dios, o ella estaba verdaderamente perpleja o era una maravillosa actriz. Rand no podía discernirlo .
¡"Espera !" Miriel dijo de repente, colocando su mano sobre su antebrazo. "No me digas. Ya lo sé."
Rand esperó. Tal vez ella iba a confesarse ahora. Los criminales a menudo se confesaban abiertamente cuando su perfidia quedaba descubierta.
Miriel tímidamente bajó sus ojos. "Quieras confesar que en tu encuentro reciente con la Sombra, estuviste tan cerca de la muerte, que te diste cuenta de cuan valiosa la vida es."
Rand frunció el ceño . ¿ De qué hablaba esa muchacha? 'No había nada que él desease confesar.
Miriel se inclinó más cerca y lo miró tímidamente . "Has aprendido que algo tan precioso te puede ser arrebatado ..." Ella suspiró . "En un abrir y cerrar de ojos."
Él sonrió con inquietud. ¿ A dónde estaba yendo Miriel con eso?
Ella le devolvió la sonrisa, luego inclinó su cabeza contra las suya con un suspiro afectuoso. " Yo sé eso , mi querido Rand. Quieres confesar que no podría soportar la idea de pasar el resto de tus días lejos de la mujer que amas."
Rand casi se ahogó de asombro. Todavía estaba invadido por una perplejidad muda cuando Miriel rodeó sus brazos alrededor su cuello y le plantó un beso en la boca.
Y Ahora qué mierda se suponía que debería hacer ? Esa pequeña diablilla lo estaba acorralando deliberadamente.
No era que ese acorralamiento lo incomodase. De hecho , sus brazos se sentía maravillosamente alrededor de su cuello.
Pero Miriel lo había empujado a un punto desde donde él no se podía mover. Ella podría haber usado meras palabras para hacerlo, pero Miriel no era menos hábil que la Sombra cuando se trataba de dejar a un hombre indefenso.
"Miriel."
¿"Rand?" Ella bajó su mirada hacia su boca y ávidamente lamió sus labios.
Él suspiró. "Eso es exactamente lo que deseaba confesar."

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Miriel decidió que debería compartir la afición de su padre por los juegos de azar. Ella había corrido un enorme riesgo, usando sus artimañas femeninas, apostando a que Rand se olvidase de la Sombra y conduciéndolo hacia el tema del matrimonio.
Por suerte, la apuesta había salido bien .
Y cuando Rand selló su palabras con un beso profundo, Miriel se dio cuenta que había ganado.
"Cásese conmigo, mi lady," murmuró Rand contra sus labios.
Ella le lanzó una sonrisa maliciosa. "Tendré que pensarlo."
Él arqueó una ceja amenazante. "Piénsalo rápidamente, de otro modo retiraré mi oferta."
Antes que ella pudiera dar una respuesta, él comenzó a colocar besos por todas partes de su cara.
¿"Bien?" él dijo entre besos febriles. ¿"Qué me dices?"
¿"Ninguna palabra, muchacha ?" él exigió. ¿"Me dirás que sí?"
¡"Sí!" ella logró gritar finalmente , riéndose con placer cuando él se arrimó a su oído.
Entonces, impulsivamente Rand la agarró por la muñeca, la hizo poner de pie , y la empujó. "Ven ."
¿"A dónde vamos?"
"Creo que te debo un regalo , mi lady."

Haciendo una pausa sólo durante el tiempo suficiente para agarrar su shang chi, Miriel fue arrastrada hacia los puestos de los artesanos y los joyeros.
Su regalo fue un anillo de boda, un hermoso anillo de plata entrelazado que el joyero dijo que se llamaba “ el nudo de los amantes” . Miriel sabía lo que ese anillo en su mano significaba, que ella le pertenecía a Rand y que él le pertenecía a ella.
Por supuesto que Rand no las dejaría usarlo por ahora. En unos días ellos estarían casado , él le dijo, y cuando pronunciasen los votos matrimoniales delante de la gente de Rivenloch y del sacerdote, entonces él le colocaría el anillo en el dedo y le prometería su amor eterno.
Miriel podía esperar. Pues una vez que él le colocase el anillo , una vez que ellos fuesen marido y mujer delante Dios, ella sabía que ya no podría seguir ocultándole secretos .
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La sonrisa no se borraba de la cara de Rand mientras sostenía la mano de Miriel. Lo que sucedía entre los actores arriba de la tarima que estaba delante de él, él no lo sabía. El estaba concentrado en la encantadora doncella que estaba sentada a su lado , quien observaba la interpretación artística con fascinación absorta.
Había sido un día asombroso. Hacia una semana, él nunca podría haberse imaginado que la misión de Lord Morbroch le daría una recompensa tan valiosa.
El hecho que Miriel lo hubiese forzado a pedir su mano le parecía de alguna manera apropiado. Ella era completamente imprevisible e impulsiva, como cuando lo había agarrado aquel primer día y le había impuesto un beso. El matrimonio con Miriel sería una interminable serie de aventuras y sorpresas, de eso estaba seguro.
También sería una seria responsabilidad. Él nunca había tenido que ser responsable de otra persona. Siempre había llevado una vida solitaria : dormía donde la noche lo encontraba , comía lo que podía encontrar o cazar, vivía cada día sometido al capricho del viento. No estaba acostumbrado a los rigores de la vida en un castillo, donde uno respetaba horarios y seguía estrictos códigos de conducta.
Pero Rand pensó con mucha ilusión en esa disciplina. Tal vez era lo que estaba necesitando en su vida : un sentido de pertenencia. Ahora Él le pertenecía a la encantadora doncella que le agarraba la mano con una confianza infantil. Y tenía intención de ser digno de esa confianza ciega .
Su corazón se hinchó con el imprudente deseo de complacer a Miriel. Quería ser la luz de sus ojos, hacerla feliz y mantenerla siempre segura . ¿Eso era amor ? Debía ser , porque ahora Rand podía entender por qué los hombres hacían cosas muy tontas en nombre del amor. Pues en este momento, él haría cualquier cosa para traer una sonrisa a la cara de Miriel .
La primera cosa que haría sería ofrecerle su amistad a Sung Li . Por motivos desconocidos para él , la vieja criada parecía detestarlo . Generalmente ese tipo de cosas no le preocuparía. Ella sólo era una criada después de todo. Pero la anciana gruñona obviamente era muy querida por Miriel. Era importante que Rand aprendiese a sentir cariño por ella, aunque ella nunca llegase a apreciarlo .
Segundo, despejaría sus dudas acerca de la Sombra de una vez para siempre. Tenía que atrapar al forajido, descubrir su identidad y completar su misión.
Y un día, le revelaría sus secretos a Miriel. Le importaría mucho que él fuese un bastardo? ¿ Le importaría mucho que fuese un mercenario? Le importaría mucho que no fuese sir Rand de Morbroch, sino Rand la Nuit? Le importaría mucho saber que él había venido a Rivenloch, no a cortejarla, sino a atrapar a un bandido?
No, Rand decidió. Todo lo que importaba era que él amaba a Miriel, y que quería hacerla su esposa. El resto se revelaría bastante pronto.

Él levantó la mano de Miriel hacia sus labios por centésima vez. Ella se rió tontamente por algo que los actores hacían, y él giró su atención a la escena .
Dos rufianes tenían alguna clase de pelea por un enorme pescado, y se cacheteaban con el pescado . Rand pensó que el acto le parecía familiar. Sí, él había visto el espectáculo de esos hombres antes y había compartido una cerveza con ellos. Había sido en Stirling . O tal vez en Carlisle. Mientras seguía observando ese espectáculo gracioso, sonrió abiertamente mientras los actores se perseguían , se escabullían , saltaban, se golpeaban y chocaban en una coreografía muy ensayada. Entonces una idea brillante comenzó a formarse en su mente .

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