miércoles, 27 de mayo de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS - CAPITULO 20

CAPITULO 20

- Mi lady! - Preocupada, Cecily corrió para socorrerla. - Se lastimó?
- No fue nada - Murie respondió , forzando una sonrisa . Pero, no consiguió mantenerla por mucho tiempo y finalmente suspiró con desagrado. Desde allí donde estaba, en el piso entre los pedazos rotos de la cama, la visión que tenía del cuarto no era mucho mejor.
Afligida, Cecily continuaba hablando mientras intentaba ayudar a su ama a levantarse.
- Sábanas limpias no van a servir de nada. Además, , dudo que haya ropa de cama limpia en este lugar . Con todo lo que hay para hacer no deben dedicarle mucho tiempo a lavar ropa.
Murie concordó con Cecily, sorprendiéndose por no haber pensado en eso antes.
En ese instante el primero de los cuatro hombres que traían el equipaje entró por la puerta que estaba abierta.
- Oh! - él exclamó al ver la escena, haciendo con que los otros tres se detuviesen detrás de él.
- - Podemos arreglar a cama, mi lady - él dijo, después de algunos instantes.
- No se preocupen - comenzó Cecily. - Vamos a ...
- Entonces háganlo. Pero háganlo ya!! - Murie la interrumpió, poniéndose rápidamente de pie.


- Pero mi lady... - Cecily insistió.
- Debe haber por lo menos un par de sábanas limpias en mis baúles - Murie la interrumpió una vez más - Sácalas ya!!
- Pero mi lady, en este lugar...
- En la corte todos sabían que la situación del castillo Gaynor era precaria - se atajó Murie, abriendo la tapa de uno de los baúles. - Es posible que la reina haya mandado mi ropa de cama para un caso de necesidad. La reina Felipa es una persona muy precavida. Oh, Felipa! No me falles en este momento...!
- Está segura que ... - Las palabras desaparecieron de los labios de Cecily cuando Murie sacó del baúl un juego de sábanas de lino blanco.
- Ves! Te adoro Santa Felipa! - Murie exclamó feliz. - Qué mujer mas maravillosa! Tengo que escribirle para agradecerle esta atención.
Con los hombros hundidos, Cecily sacudió la cabeza y le dio paso a los hombres que se acercaban para estudiar las tablas de la cama esparcidas en el piso.
- Este cuarto está muy ... deteriorado. No hay otro lugar para mi lady pase la noche? - uno de los hombres indagó.
- Claro que hay - Murie respondió irónicamente. - Podría dormir con mi marido en el galpón de los soldados, qué te parece la idea?
- Bien. .. de nuestra parte sería muy bienvenida, mi lady - retrucó uno de los hombres con una sonrisa burlona.
Murie arqueó una ceja y no dio más bolilla al soldado, volviéndose hacia Cecily con aire derrotado.
- Voy a buscar una escoba para barrer, mi lady - Cecily contemporizó. - Por lo menos así sacaremos parte del mal olor.
Mientras la criada salía del cuarto , Murie se puso a guardar nuevamente la ropa de cama para que no se ensuciase y fue a mirar el trabajo de los hombres que comenzaban a levantar el marco superior de la cama con el resto del cortinado podrido.
- Esperen ! Quiero arrancar esos pedazos de cortina antes que coloquen el marco.
-Nosotros mismos lo haremos.
Inmediatamente los hombres comenzaron a arrancar las tiras y a arrojarlas al suelo , haciendo todo con una rapidez que Murie jamás sería capaz. Por suerte son habilidosos, ella pensó. Entonces ella podría ocuparse de otras cosas que tenía que hacer.
Salió apresuradamente del cuarto y en el corredor encontró a Cecily que venía subiendo las escaleras con una escoba en la mano.
- Sabes qué hicieron con los almohadones y las mantas de piel que había en el carruaje? - ella le preguntó a la criada.
Emilie había tenido la gentileza de prestarle esos artículos para el viaje desde Reynard a Gaynor. Tendrían que ser devueltos después por el cochero que volvería al día siguiente, pero por lo menos por esta noche servirían para que ella y Balan durmiesen con más comodidad.
- Creo que todavía están en el carruaje, mi lady.
- Entonces voy a buscarlos mientras vos barres el cuarto.
El amplio salón del castillo estaba vacío cuando Murie lo atravesó. Obviamente todos los criados, así como los soldados, estaban ocupados cumpliendo sus obligaciones. Fue sólo al cruzar el gran patio externo que ella encontró las primeras personas. Eran dos hombres que venían caminando a su encuentro.
- Está buscando a su marido, mi lady? - preguntó el primero que pronto se presentó. - Mi nombre es Erol.
- Buenas noches , Erol - Murie lo saludó con una sonrisa . - No estoy buscando a mi marido.
- Yo soy Godart - dijo el segundo. - Qué busca entonces, mi lady? Tal vez podamos ayudarla.
- Buenas noches , Godart. Estoy buscando el carruaje que trajo mis baúles. Imagino que está guardado en los establos, no?
- Si , claro - los dos dijeron al mismo tiempo. - Quiere que busquemos algo ? Que la llevemos hasta allá?
- Oh, no quiero darles trabajo y apartarlos de sus tareas. Pueden dejar que yo misma me arregle.
- No será trabajo , mi lady.
- De ningún modo - completó el otro.
Estaba claro que los hombres querían agradar, pero Murie sospechaba que podía ser algo más que eso, algo relacionado con la escasez de mujeres que había en ese castillo. Por lo que sabía, las dos hijas de Gatty eran las únicas muchachas solteras de allí. De cualquier manera, aceptó el ofrecimiento y siguió a los dos hombres.
Llegando al establo, ella entró ansiosa por encontrar las pertenencias que buscaba. En vez de eso, encontró a la hermana de Balan, sentada al lado del hijo de Gatty, Frederick, observando a Habbie cepillar al garañón que pertenecía a su marido. La muchacha conversaba animadamente y, distraída como estaba, no notó en un primer momento que Murie y los hombres estaban allí. Pero cuando se dio cuenta , saltó a sus pies lista para huir.
Pero Murie estaba lo suficientemente cerca como para sujetarla por el brazo, impidiéndole correr.
- Mi lady! - exclamó Habbie con sorpresa, observándola a ella y a la niña forcejeando . - Desea algo ?
- Si. - Murie ignoró la agitación de Juliana y continuó sujetándola del brazo mientras hablaba. - Estoy buscando las mantas y los almohadones que había en el carruaje. Me haría el favor de tomarlas y entregárselas a estos dos caballeros? Voy a pedirles que los lleven al cuarto de lord Balan mientras yo tengo una conversación con esta niña .
- Claro... que si, mi lady... - Habbie murmuró, desviando su mirada hacia la niña.
- Gracias. Vamos Juliana... - Murie se dio vuelta para salir de las establos empujando a la chica que continuaba forcejeando.
- No, no voy! - ella gritaba.
- Ah, si que vienes. Te aseguro que vas a querer conocer mejor a tu nueva hermana.
- Vos no sos mi hermana!
- Soy la esposa de tu hermano lo que me transforma en tu hermana.
Cargando todo lo que Murie había pedido, Habbie, Godart y Erol venían con caras muy afligidas . Parecían muy preocupados por lo que ella podría hacerle a Juliana. No los culpaba por eso porque, si ellos habían oído los terribles rumores que corrían respecto a La Caprichosa, con certeza tenían miedo que ella fuese castigar violentamente a la niña. Pero el tiempo se encargaría de mostrarles que ella no era del modo en que describían a la Caprichosa.
- No quiere que llevemos a Juliana ante la presencia de lord Balan? - sugirió Erol.
- De ninguna forma . Todos ustedes oyeron a mi marido decir que yo misma podía resolver este asunto, verdad ?
- Si , pero... Es que...
- Ni una palabra mas , caballeros. Asunto cerrado. - Murie los dispensó con una sonrisa .
Ya estaban en la entrada del castillo y ella fue subiendo los escalones todavía sujetando firmemente el brazo de Juliana. Sin conseguir soltarse, la niña la seguía a los tropezones.
Murie todavía no sabía muy bien cómo iba a lidiar con esa niña. Sólo sabía que, de alguna forma, necesitaba ampararla y ganarse su respeto.
Los hombres con las mantas y los almohadones venían un poco mas atrás y subieron por las escaleras hasta el cuarto donde los otros, esos que estaban arreglando la cama, ahora salían llevando los pedazos de cortinas rasgadas. Murie balbuceó algo en agradecimiento y entró al aposento.
La cama presentaba una apariencia mucho mejor , sin todos esos trapos colgados y quedaría todavía más acogedora con las sábanas limpias cubriendo el colchón. Daba la impresión que también habían conseguido quitar buena parte del polvo y que la limpieza que Cecily realizaba con esmero, estaba dando resultado.
Murie continuó caminando de un lado al otro dentro del cuarto , todavía sujetando la mano de Juliana. Su intención era cansar a la niña, ya que si se detuviesen , era posible que esa niña dañina lograse patearla nuevamente. Y en ese caso las cosas se agravarían, pues Balan seguramente le daría un castigo severo . Y ella no deseaba que la chica fuese castigada de ninguna forma . Sólo deseaba abrazarla, hacerla sentirse amada y darle el amparo que se merecía. Eso, sin embargo, sólo sería posible cuando lograse quebrar la barrera defensiva que Juliana usaba para protegerse, como si fuese una armadura.
- Muy bien , caballeros, muchas gracias por haberme ayudado a traer todas esas cosas acá. Ahora, por favor, dejen todo encima de los baúles y pueden retirarse. Juliana y yo arreglaremos la cama - ella dijo, cuando notó que la niña se calmaba un poco.

- Yo no voy a hacer ninguna cama!
- Ah, claro que si.
- No puedes obligarme! - la muchacha gritó, intentando soltarse.
- Godart - Murie llamó uno de los hombres que ya iba saliendo. - Tengo la impresión de que eres uno de los soldados de Balan. Estoy en lo cierto?
- Si , mi lady. Soy soldado y nosotros tenemos diversos servicios. A veces nos cabe hacer la guardia del castillo y otras veces realizar el trabajo necesario en el campo. Esta es mi semana de trabajar como labrador.
- Pues creo que hoy será tu día de guardia, Godart. Por favor, quédate al lado de la puerta e impide que Juliana salga. Ella no podrá dejar este cuarto hasta que yo lo permita y sólo voy a dejarla salir después que ella haga lo que le pedí.
El hombre obedeció con un asentimiento de cabeza y Murie soltó el brazo de la niña. Ella vaciló por un instante, indecisa entre comenzar a patear de nuevo o intentar huir. Optó por la fuga y salió corriendo contra las piernas del soldado quien se apostó delante suyo . Buscando abrirse camino, Juliana pataleaba, daba puntapiés y golpeaba con sus pequeños puños cerrados contra el pecho del soldado . Él continuaba impasible, firme como una roca, apenas sonriendo levemente . Usaba botas de caña alta y pantalones de cuero, lo que impedía que sintiese dolor con los golpes. La niña continuó en su lucha incansable, intentando en vano conseguir espacio para la fuga hasta que finalmente se rindió por cansancio. Sólo entonces miró exhausta en dirección a Murie.
- Tu hermano dijo que yo podía resolver el caso de la patada que me diste cuando llegué aquí, te acuerdas? - La voz de Murie era serena. - Me gustaría resolverlo, convirtiéndome en tu amiga. Pero si Balan no cree que eso es suficiente, con certeza va a castigarla de forma mucho más severa. Entonces vas a pensar que es por culpa mía y nunca más aceptarás ser mi amiga.
Con la cara fruncida, la niña parpadeaba sin entender a dónde Murie quería llegar.
- Sin embargo, si el castigo consiste en ayudarnos a arreglar este cuarto, estoy segura que eso será suficiente para Balan. Incluso hasta podemos conversar un poco para que vos me conozcas mejor y para que resuelvas se quieres o no tener una amistad conmigo.
- Yo no quiero ser tu amiga! Y cuando sepas como soy , tampoco vos vas a quererlo.
-Te equivocas , mi querida - retrucó Murie, extendiendo las sábanas sobre el colchón. - Ya empezaste a gustarme.
- Por qué ?
- Porque te pareces a mía, cuando yo tenía tu edad.
Los ojos de la muchacha mostraban total incredulidad. Pero antes que ella lograse expresar su duda, Murie continuó hablando:
- Yo también quedé huérfana cuando tenía diez años. Mi madre se enfermó con la peste roja.
- Viruela? - Juliana indagó insegura.
- Exactamente. Los criados tenían miedo del contagio y no la cuidaban bien. Cuando mi padre se dio cuenta de eso, y él mismo la atendió , haciendo que ella se alimentase mejor, limpiándole las heridas y dándole baños para bajarle la fiebre. Se quedaba al lado de ella día y noche, sin comer o dormir muchas veces, hasta que se debilitó tanto que, poco después que mi madre murió , él también falleció .
- Mi padre también cuidaba de mi madre enferma - Juliana comentó casi con un hilo de voz. - Dicen que fuiste llevada a la corte, después que quedaste huérfana y que el rey no paraba de mimarte.
- En parte es verdad. de hecho me llevaron para vivir con el rey que era mi padrino. Pero él siempre estaba ocupado y no podía darme mucha atención.
Efectivamente, Murie había tenido poquísimo contacto con Eduardo en los primeros cinco años que había vivido en la corte .
El pasaba la mayor parte del tiempo en campañas en Escocia o en Francia, muy lejos del castillo Windsor, y sólo aparecía allí rara vez . Era en esas raras y escasas ocasiones, que él la mimaba a ella y a sus propios hijos.
- Pero, y la reina?
- Ella también tenía sus cosas que hacer. Tenía que cuidar de sus hijos, dirigir las tareas del castillo y disponía de poco tiempo para prestarle atención a una niña más . Yo casi siempre estaba sola, sin conversar con nadie salvo con c mi amiga Emilie. En tu caso, me parece que Gatty te presta bastante atención.
- Si , pero también tiene hijos y mucho trabajo que hacer - dijo la niña, doblando con cuidado una punta de la sábana debajo del colchón como Murie lo hacía del otro lado. - Frederick es mi único amigo.
- Ah, si ? Y qué hacen Frederick y vos para divertirse?
Juliana comenzó a hablar, contando sus bromas y travesuras mientras Murie acababa de arreglar la cama, acomodando los almohadones y estirando la colcha.
Con un asentimiento de cabeza, le hizo una seña a Godart para que se retirase y él salió silenciosamente . En un rincón del cuarto , Cecily paró de barrer y, apoyándose en la escoba, se quedó escuchando el relato de la niña con una sonrisa estampada en el rostro.
Las cosas estaban yendo bien. Juliana demostraba ser una muchacha inteligente y de buen corazón, ambas cosas escondidas bajo una capa de agresividad. Murie sintió pena por la niña y tuvo ganas de llorar, pero se juró a sí misma que, de allí en adelante, haría todo lo posible para que Juliana se sintiese querida y para que recibiese la atención que ella misma nunca había recibido desde la muerte de sus padres.

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