viernes, 8 de mayo de 2009

LA DONCELLA ASTUTTA - SARAH MCKERRIGAN - CAPITULO 27

CAPITULO 27


Rand se quedó congelado. Era como si hubiese sido golpeado en el estomago por una piedra lanzada por una catapulta. No podía moverse. No podía respirar.
No. No era posible.
Sung Li era la Sombra, no...
Miriel.
Pero no podía negarlo era su amada Miriel quien estaba de pie delante de él. No había modo de confundir esos brillantes ojos azules, sus fosas nasales respiraban agitadamente , sus labios temblaban.
¿"Qué ...? ¿Cómo ...?"
Miriel aprovechó la confusión de Rand , liberándose de su asimiento y clavándoles los dedos debajo de las costillas, luego marchó hacia atrás precipitadamente.
Mientras él se quedaba paralizado con la mandíbula abierta, expresando su dolor, Miriel se chocó contra la cama , la rodeó corriendo , luego medio cayéndose, medio zambulléndose se refugió en el piso.
¿Cómo podía ser? ¿Cómo Miriel podía ser la Sombra? ¿Dónde había aprendido a luchar así? ¿Y por qué carajo ella luchaba contra él?
Mientras estaba allí de pie , mirando fijamente el lado opuesto de la cama , donde ella indudablemente estaba escondida de cuclillas, esperando para atacar, Rand comenzó a temblar al tomar contacto con la realidad de lo que había hecho.
Jesús, había tratado de matarla.
Le había cortado el vientre, lastimado los nudillos, casi le había arrancado la cabeza. Esa idea le dejó un gusto amargo en la garganta.
Rand miró su espada, el borde estaba manchado con sangre, y de repente el arma le pareció una serpiente vil y candente. La dejó caer, y esta resonó pesadamente en el suelo.
Con una voz temblorosa, él susurró en la oscuridad. "Miriel".
No hubo ninguna respuesta, sólo un silencio, imposible de descifrar. ¿Ella se rendía o lo acechaba?
"Miriel," él jadeó, dando un paso hacia la cama, "Sal . No te haré daño ."
Pero ella no respondió.
Él dio otro paso. "Estoy desarmado. Ven, Miriel."
Ella estuvo en silencio por tanto tiempo, que Rand temió que ella pudiera haberse hecho daño . O tal vez su espada la había cortado más profundamente de lo que él suponía. Esa posibilidad lo descompuso.
"Miriel," él jadeó, lentamente caminando alrededor del extremo de la cama .
Apenas notó que Miriel había desaparecido debajo de la cama, pero cuando sintió una picazón increíblemente aguda detrás de su tobillo, Rand se tambaleó atrás para descubrir una de aquellas estrellas diabólicas estaba pegada detrás de su pierna. Cuando se medio agachó para sacarla, su puño fue volando desde debajo de la cama . El golpe condujo a su mano al punto agudo de la estrella clavada , y él gimió en agonía.
Enfermo de perplejidad por darse cuenta que la dulce Miriel había hecho esto, que ella le había causado intencionadamente ese dolor insoportable, Rand avanzó lentamente hacia un rincón para extraer esa miserable estrella de la carne . Un chorro de sangre manó sobre su mano.
Pudiendo ver todo el cuarto desde esa posición ventajosa, Rand tomó un momento para rasgar un pedazo de tela de su camisa y vendar la herida sangrienta. Cuando envolvía la tela , él vio el brazo de Miriel extendiéndose sigilosamente para alcanzar su espada.
Debería haberse zambullido hacia delante , recuperar el arma, colocarla sobre su garganta, y obligarla a rendirse. Luego podría hacerse escuchar. Y podría averiguar por qué ella trataba de matarlo.
Pero Rand no tuvo ni corazón ni voluntad para hacer eso . Estaba dolido por dentro .
Por eso la dejó agarra su espada mientras ajustaba su venda, luego la observó cuando ella saltó con agilidad para ponerse de pie, sosteniendo el arma con las dos manos.
¿"Miriel?"
Pero ella no hablaba. Y tampoco , él sospechó, escuchaba. Había demasiada cólera, demasiado miedo, demasiada desesperación en sus ojos. Miriel estaba más allá de la razón.
Cuando él estuvo lo bastante cerca como para enfrentarla, Miriel avanzó sobre él, lo bastante cerca como para hacerlo estremecer . Rand esquivó el golpe de la espada y cargó con su cuerpo contra ella , volteándola al piso. Rand pensó que el daño que le había infligido debía ser doloroso , pero él tenía que sobrevivir.
Las armas que Miriel manejaba eran mortales, y claramente ella tenía toda intención de usarlas.
Incluso en el piso y de espaldas, ella proveía una defensa notable. Ella le clavó la rodilla en el mentón . Cuando Rand se tambaleó hacia atrás, Miriel dirigió su puño hacia su estomago, quitándole la respiración.
Cuando ella comenzó a tomar su espada otra vez, con la intención de decapitarlo , Rand no tuvo otra opción, mas que golpear su antebrazo con mucha fuerza , obligándola a dejar caer la espada.
"Ríndete ," él jadeó, esperando que ella se rindiese entonces.
Pero Miriel parecía determinada a matarlo , con o sin espada.
Ella se deslizó debajo la cama , y Rand tomó la espada caída, luchando para ponerse de pie . Alguien tenía que acabar con toda esa locura . No quería dañar a Miriel, pero tampoco quería morir.
************************************
Miriel tembló debajo la cama , masajeando su antebrazo magullado. Eso no estaba saliendo bien en lo absoluto.
Lo que había comenzado como un simple asesinato ahora era un combate mortal. Ahora tenía que matar o ser matada. Y a menos que ella pudiera recuperarlas de alguna manera, se le había agotado el suministro de armas.
"Miriel Sal de ahí," la voz de Rand jadeó.
Ella tensó su mandíbula. Por supuesto que él quería que ella saliera. Era mejor permanecer acurrucada debajo de la cama .
Miriel miró la silueta de sus bota cuando él caminó con zancadas una vez, dos veces. Luego Rand se retiró, y ella oyó el chillido de un taburete.
"Estoy sentado," él le dijo. "Mi espada está sobre el piso, justo delante de mí . Sólo quiero hablar, Miriel."
Ella no confió en él ni por un instante. ¿Conversar? Todo lo que él le había dicho desde el principio eran mentiras, desde " mi nombre es sir Rand de Morbroch" hasta "Te amo".
No podía creer en nada que él dijese , incluso el " no te haré daño ".
Rand tenía intención de matar a la Sombra. Por la recompensa.
Miriel frunció el ceño, cerrándose a esos recuerdos dolorosos, y concentrándose en el dilema que tenía frente a sí.
No tenía armas.
Rand sabía exactamente donde ella estaba.
Su espada podría estar en el piso , pero si ella saliera , él podría agarrarla en un instante y traspasarla en el siguiente.
¿Qué podría ella hacer?

Sung Li le había enseñado que el arma más letal era la mente. Inclus el opositor mas feroz y experto podía ser burlado usando la mente . Miriel se preguntó si podría burlar a Rand la Nuit .
¿Qué movilizaría sus instintos asesinos? ¿Qué lo doblegaría ? ¿Qué le haría olvidarse de matar a la Sombra? ¿Qué lo dejaría más vulnerable?
Miriel estrechó sus ojos. Por supuesto.

Ella comenzó a sollozar levemente . Luego fue progresando a un sollozo de mediana intensidad, amortiguado por sus manos contra su boca.
¿"Miriel?"
Miriel sonrió sarcásticamente . Él estaba oliendo la trampa. Había algo del llanto de una mujer que podría reducir al hombre más despiadado a ser tan tierno como un flan.
Miriel lloró con más fuerza, más patéticamente, y oyó que Rand se paraba del taburete.
¿"Miriel, estás bien?"
Con un gemido final, largo y lastimero , ella estiró sus piernas y vio cuando él se puso de cuclillas para mirarla debajo de la cama.
"Miriel, no llores . No voy a ... "
Miriel cortó sus palabras sentidas con una patada a la cara. Luego, antes que ella pudiera ver los resultados de su acto de violencia, ella rodó debajo la cama y se puso de pie.

Buscando un arma, cualquier arma, ella encontró una jarra de loza y lo rompió contra el borde de la mesa . Armado con una pedazo filoso de loza otra vez, ella se dio vuelta hacia Rand.
Rand estaba en silencio en el piso . Su cara estaba sangrando . Su cuerpo extendido, no se movía.
El único sonido en la habitación era la agitación de su respiración.
Gradualmente, Mirriel bajó la jarra. ¿Lo había pateado con tanta fuerza? ¿ Rand estaba inconsciente? ¿ Estaba muerto?
Esa posibilidad, tan deseable como había sido un momento atrás , la horrorizaba ahora.
Dios Santo . ¿qué había hecho ? ¿Había matado a un hombre? ¿Había matado a ... a su prometido?
Ella dio un paso cauteloso más cerca. La sangre fresca brillaba sobre su labio. Su mandíbula estaba ladeada a un lado. Y nada indicaba que Rand estuviese vivo. No movía las pestañas. El pecho no se movía . No había pulso visible en su garganta. Ningún susurro de aliento salía de sus labios.
Miriel tragó en seco y caminó más cerca.
Jesús, lo había matado?
Le parecía imposible. Aunque esa había sido su intención. Era por eso que ella había entrado en esa habitación, para buscar al hombre que le había mentido, la había engañado y la había traicionado , y luego había entregado a su querido maestro para ser ejecutado, y todo por dinero. Había pensado en matarlo.
Y ahora parecía que lo había logrado.
Debería sentirse victoriosa. Pero temblaba bajo el peso de su alma perdida y unas lágrimas inesperadas llenaron sus ojos.
Dios la ayudase, ella lo había adorado. Tan tonto como eso parecía , ella lo había hecho. Y ahora había matado al único hombre que alguna vez e había amado.
Tragando el nudo en su garganta, Miriel se obligó a olvidar lo que había hecho, se endureció para protegerse de lo que iba a venir.
Sung Li estaría decepcionado . No le importaría que ella hubiese hecho eso por su mentor, que había pensado en salvar la vida de Sung Li . Él nunca la perdonaría por tomar venganza e su nombre.
La venganza es el arma de un tonto, él siempre decía, un arma nacida no de la razón, sino de la pasión.
Miriel no podía decirle que había hecho eso en nombre de la pasión. No al principio. De alguna manera, encontraría un modo de sacarlo del calabozo y de asegurarse que ellos estuviesen muy lejos de Morbroch antes de confesar que había matado a su captor.
Tomando una respiración profunda y secando una lágrima solitaria de su mejilla, Miriel avanzó más cerca, inclinándose para asegurarse que Rand estuviese muerto.

************************************
Rand esperó agónicamente, resistiendo la necesidad de respirar, resistiendo la necesidad de tocarse su cara lastimada, resistiendo el instinto curvar su cuerpo protectoramente mientras su atacante se acercaba.
Había sido un tonto. Ella lo había hecho caer en su trampa, fingiendo lágrimas , sólo para engañarlo. Pero dos podían jugar ese juego sucio.
Supuso que se merecía la nariz sangrando por haber caído víctima de un truco tan obvio , pero el amor lo había cegado. Había cometido el error de creer que Miriel reaccionaba como una mujer cuando en realidad ella actuaba como una guerrera. No dejaría que eso pasase otra vez.
En el momento en que sintió a Miriel acercarse, en que sintió su aliento sobre su mejilla, Rand se puso en acción. Rodeando sus tobillos, él la hizo caer contra el pie de la cama . Luego luchó por ponerse en cuclillas, escupiendo la sangre de su corte , con una mano tanteaba el piso para localizar su espada.
Pero cuando sus dedos descubrieron la espada, ella estrelló algo contra el costado de su cabeza, y él se tumbó de costado con el impacto.
Parpadeando detrás de nubes negras que querían nublar su visión, él la agarró por la garganta con una mano y encontró su espada con la otra.
Miriel lanzaba patadas mientras él la levantaba de un brazo, medio estrangulándola con su asimiento.
La lanzó sobre la cama, y ella inmediatamente se escabulló hacia atrás hasta que se puso contra la pared . Con un gruñido de rabia y frustración, él empujó su arma contra su garganta, inmovilizándola con la punta de la espada.
Durante mucho tiempo ellos sólo se contemplaron el uno al otro, sus ojos lanzando fuego, sus respiraciones saliendo con dificultad, ninguno de los dos se echaba atrás, ninguno de los dos parpadeaba.
No había miedo en su mirada fija, sólo odio y sed de sangre.
Rand sabía ahora por qué Miriel lo quería ver muerto. Ella había descubierto quién era él . Había descubierto sus mentiras, sus falsos pretextos, su gran engaño. Ella había confiado en él, y él la había engañado Y no había nada mas peligroso en el mundo que una mujer engañada.
Era su culpa. No podía culparla a ella. Había sido un tonto por haber creído que cuando ella se enterase de la verdad sobre él, cuando descubriese que él no era sir Rand de Morbroch, sino Rand la el Nuit, un mercenario bastardo, que había ido a Rivenloch , no para Miriel, sino para atrapa a r la Sombra, de alguna manera, el amor derrotaría todas esas decepciones.
Pero Rand podría ver por el brillo en sus ojos que Miriel ya no lo amaba. Ella lo despreciaba. Lo suficiente como para quererlo ver muerto. Y si él no la matara en ese momento , ella seguramente lo mataría en la primera oportunidad que tuviese. Mierda ! , ella - instantes atrás - había creído que lo había matado.
Rand había estado en situaciones extremas antes.
Pero nunca había matado a una mujer. Nunca había matado a nadie que no lo mereciera. Por Dios! Nunca había matado a nadie que amase.
Y no pensaba que podría hacerlo ahora.
No importaba que su cuerpo estuviera cubierto de cuchilladas hechas con las armas de Miriel.
No importaba que la espalda le doliese y que mano y la nariz le sangrasen .
Contemplando los ojos con desprecio de Miriel , Rand recordó que ellos alguna vez lo habían mirado con amor. En su compañía, él había conocido el placer. En sus brazos , él había conocido el afecto. En su cama, él había conocido la aceptación.
No podía destruir esos recuerdos .
Aunque tuviese a su propio asesino arrinconado, sus dedos temblaron sobre la empuñadura de la espada.
"No," él susurró. "No puedo." Él bajó su espada, entonces con cuidado la colocó entre ellos sobre la cama .
Cuando él había previsto, ella inmediatamente aprovechó su debilidad. Ella agarró la espada con ambas manos y la giró contra él.
Rand bajó su vista a sus ojos , queriendo recordar que alguna vez había visto adoración en su mirada, incapaz de enfrentar el goce sanguinario que indudablemente ahora reflejaban los ojos azules. Rand no ofreció ninguna resistencia cuando ella pinchó su garganta con la punta de la espada. Eso no le dolió mas que su odio.
Pero cuando el momento se prolongó, cuando el silencio se alargó, y ella hizo nada, manteniéndolo en una incertidumbre atormentadora.
¿ Esa muchacha no tenía ni un resto de bondad en su corazón como para concederle una muerte rápida y misericordiosa?
¡"Termina con esto de una vez !" él gruñó.
La punta de la espada se sacudió contra su garganta. ¡"No me dés órdenes!"
¡"Si vas a matarme, máteme ahora!"
"No seré ... apresurada."
Él no estaba dispuesto a rendirse y darle el placer de matarlo . Enviaría su alma al diablo lazándose primero contra la espada . ¿"Qué mierda quieres?" él gruñó.
Ella vaciló.
Él vio humedad en sus ojos. ¡"Maldición ! Miriel ! ¿Qué quieres ?"
"Yo... Quiero saber qué le hiciste a Sung Li. " Ella levantó la espada bajo su mentón . "Y por una vez, quiero ver si puedes hablar sin mentiras."
¿"Mentiras?" Él soltó una risa amarga . "Es extraño que vos hables de mentiras," dijo él, levantando sus ojos para clavarle su mirada fija, " Lady Sombra."
Una chispa de culpa cruzó por sus ojos como un relámpago, estivo allí un instante, y desapareció al siguiente.
Ella levantó su mentón con falsa prepotencia pero su voz tembló, y Rand casi se compadeció de ella. Casi. ¿"Qué le hiciste a él?"
Rand parpadeó. ¿Él? ¿Miriel sabía que su criada era un hombre? ¿Esa era otro de sus engaños? ¿"Quién?"
¡"Sung Li !" ella dijo con impaciencia.
¿"Sung Li ?" Él frunció el ceño. ¿"Sung Li ?" ¿"Quieres decir tu criada?"
Él podría asegurar que Miriel se sonrojaba, aun no pudo ver el matiz rosado de sus mejillas.
"Vos no lo entenderías," dijo ella sin convicción.
"Sí," él replicó con cólera . ¡"Yo no entendería cómo una doncella inocente duerme gustosamente con un anciano disfrazado de mujer !"
¡"Nunca dormí con él!"
Rand no se molestó en cuidar sus palabras, gruñendo groseramente, "sin Duda ustedes estaban demasiado "ocupados" como para dormir."
Rand no se habría sorprendido si ella le hubiera traspasado en ese instante, pero ella retiró la espada y lo abofeteó con la mano abierta.
Él gimió como el golpe dio en su cara herida, preguntándose si clavarse en la espada podría ser menos doloroso.
Su voz fue un susurro áspero. "Sabes bien que no fue así , hijo de ... "
"Sí." Rand se lamentó de sus palabras imprudentes. Después de todo, ella había llegado a él siendo virgen. "Lo sé." Rand frotó su labio sangrante con el dorso de su mano. "A menos que me hayas mentido sobre esto también."
Ella jadeó y levantó su mano para abofetearlo otra vez. Esa vez Rand le agarró la muñeca.
"Escucha, mi lady," él advirtió , " ya he tenido bastante de tus golpes y bastante de sus mentiras."
¿"Mis mentiras? ¿Y tus mentiras?" ella replicó con ironia. " 'Soy sir Rand de Morbroch, Y, he venido a cortejar a Miriel' Fui golpeado en el torneo.. , Miriel te amo ..."' Ella se ahogó con las palabras.
Rand estrechó sus ojos. "No era una mentira, Miriel. Lo juro." Ella trató de zafar su mano de su asimiento, pero él no la dejó . "Lo juro. Te amé." Rand tragó en seco , viendo el dolor en sus ojos, ahora manifestándose con lágrimas de verdad . "Dios me ayuda, todavía te amo."

No hay comentarios: