CAPITULO 18
- Aquí estamos! - Murie miró a su alrededor mientras su marido desmontaba y extendía sus brazos para ayudarla a bajar de la montura y colocarla al pie de los escalones de entrada del castillo . Las personas se fueron acercando hasta rodearlos. En su mayoría eran hombres, pero, cuando las puertas del castillo se abrieron, surgieron los rostros sonrientes de diversas mujeres. Ellas comenzaron a bajar los escalones con alegría, seguidas por dos niños, un hombre bajo y gordito y otro delgado y longilíneo.
- Quiénes son ellos? - Murie le preguntó a Balan.
- El cocinero y el mayordomo.
Ambos usaban túnicas marrones de una tela gruesa y tosca, semejante a las de los demás trabajadores. No era necesario ser muy experta para adivinar que el gordo era el cocinero y el flaco, el mayordomo. Sin embargo, Murie se sorprendió cuando Balan los presentó.
- Esposa, este es Clement, nuestro cocinero - dijo , señalando al hombre alto y delgado.
Murie parpadeó admirada. Todos los cocineros que conocía eran rechonchos y bonachones. Pero este era serio y con cara de pocos amigos. Seguramente él no cocinaba bien, Murie pensó. Por qué otra razón estaría tan delgado?
Clement, ella repitió mentalmente el nombre. ese nombre le sonaba algo extraño... El hombre la saludó con un leve y seco asentimiento de cabeza.
- Y este es Thibault, el mayordomo - continuó Balan, señalando al gordito sonriente y más simpático.
- Oh, mi lady! No imagina cuan contentos estamos de recibirla! Su presencia nos trae esperanza a todos nosotros y deseamos que sea muy feliz aquí - Thibault dijo, besándole la mano con cortesía.
- Esta es Gatty. - Balan presentó a la más vieja de las mujeres. - Ella cuida de mi hermana desde que nació. Y estas otras son Estrelda y Livith, las hijas de ella, que se ocupan de la casa - Balan completó, señalando a las dos muchachas de cabellos oscuros a su lado.
- Bienvenida, mi lady - ellas dijeron al unísono, inclinándose en una reverencia.
- Ah, y este es Frederick, hijo de Gatty - Balan agregó.
El muchacho sonrió tímidamente , escondiendo su rostro con acné.
- Y finalmente aquí está... - Balan comenzó a decir, empujando al otro muchacho que se escondía detrás de Gatty. - Mi hermanita Juliana.
Murie miró a la niña con ojos muy abiertos. Su cabello había sido cortado de cualquier manera , dejando mechas desiguales saliendo de su cabeza. Su carita estaba sucia y ella usaba ropas gastadas igual que los demás. Nada en su apariencia indicaba que era una niña. Murie respiró profundamente para contener su asombro.
- Cómo estás, Juliana? -ella consiguió decir.
La niña reaccionó como un animal enjaulado, pareciendo entrar en pánico y queriendo huir. Fue sujetada por el hermano y los criados para que se quedase delante de Murie. Sus ojos giraron a un lado y al otro hasta que finalmente se fijaron en los de ella.
- Eres una bruja fea! No me importa si no me soportas. Yo te odio! - la niña gritó, dándole una fuerte patada a la pierna de Murie y en seguida salió corriendo hacia el terreno con una velocidad extraordinaria.
- Juliana! - Balan le gritó furioso. En un arranque, alzó a Murie en sus brazos - Estás bien ? - le preguntó, cargándola escalones arriba.
- Si , y no precisas cargarme. No fue nada. Ella no me pateó tan fuerte.
- Y yo le voy romper el trasero a patadas por haber hecho esto, cuando la atrape o cuando ella reúna el coraje para aparecer.
- Ahora puedes bajarme, Balan.
- Sólo cuando te ponga en una poltrona. Quiero examinar tu pierna.
Murie respiró profundamente para reunir paciencia. La pierna le dolía un poco , pero no había sido nada grave. La muchacha no lo había pateado con fuerza. Además, , Murie detestaba ser mimada de esa forma.
Acomodándola sobre un asiento, Balan se arrodilló , levantó el borde de la falda.
- Balan, por favor. Ya te dije que estoy bien - Murie intentó nuevamente. En ese instante se dio cuenta que Cecily, Osgoode y Habbie habían llegado y estaban a su alrededor , curiosos por saber qué estaba sucediendo. No sólo ellos sino también los otros criados, los soldados y hasta el cochero de Reynard se apiñaban a su alrededor para mirar su pierna. Sólo faltaba la niña que había causado toda aquella confusión y que ahora seguramente estaba sola y aterrorizada, llorando en algún rincón, con miedo al castigo que su hermano seguramente le aplicaría. Colocando esos pensamientos de lado, Murie se sintió enrojecer con tantas miradas sobre ella.
- Balan, por favor, qué vergüenza, estás exponiendo mi pierna a la vista de todos .
- Qué ?!! - Balan preguntó
- Ella dijo que estás exponiendo su pierna, Balan - Habbie le explicó solícitamente.
Balan miró a su alrededor sorprendido con el número de personas que estaban allí, observando. Rápidamente bajó la falda de Murie, haciendo una seña para que todos se apartasen.
- Yp ... creo que no se quebró nada - él murmuró.
- Fue lo que te dije, marido, o no ?
- Ella lo dijo, si. Yo la oí. - Thibault intervino, ansioso por colaborar. - Fue cuando ustedes estaban subiendo la escalera.
- Ah, está bien. .. - Balan finalmente se entregó . - Voy a dejarla a los cuidados de las manos de Gatty. Ella le va a mostrar el castillo y explicarle como funcionan las cosas aquí. Mientras tanto voy a informarme sobre lo que sucedió en mi ausencia y a tomar algunas medidas.
- Perfecto, mi marido - Murie murmuró con una sonrisa .
- Ah, y si Juliana vuelve , díganle que me espere . Voy a tener una extensa conversación con ella - Balan dijo antes de retirarse.
El ya iba saliendo cuando Murie lo llamó .
- Balan!
- Qué pasa ? - él respondió , volviéndose para mirarla.
- No crees que yo debería conversar con Juliana? - ella sugirió .
- No.
- Pero escúchame , después de todo yo soy la parte afectada y me parece más acertado que yo misma trate la situación con ella, No te parece?.
- No. - Balan volvió a decir.
- Mi Dios, es como hablar con una piedra. Emilie debería haberme avisado que él es más obcecado que una mula - ella protestó entre dientes.
- Te oí , Murie. - Balan avisó desde la puerta.
- Y nosotros también - Gatty respondió sonriente, en nombre de todos los que todavía estaban en la sala.
Murie miró a todos con expresión severa y anunció :
- Oigan bien. Si vuelco a ser contrariada voy a comenzar a gritar y me van a conocer !
Osgoode arqueó las cejas horrorizado al oír la amenaza, recordando las escenas terribles por las cuales Murie era conocida en la corte y ese no sería un buen comienzo en el castillo Taylor.
- Balan, es mejor que la dejes entenderse con Juliana - Osgoode le pidió a su primo.
- Exacto. No queremos que mi lady sea infeliz aquí - observó Thibault.
- Y sabemos que ella no va a lastimar a la niña - agregó Habbie.
Ignorando a todos, Balan dio media vuelta y se aproximó a su esposa con una mirada cargado de ira.
- Y puedes decirme como planeas manejar esta situación? - él preguntó.
- No te preocupes. Solamente voy a conversar con Juliana. Es evidente que la niña no está nada bien. Ella quedó huérfana como yo y debe estar aterrorizada. Reaccionó de esa forma por miedo. Quiero tranquilizarla.
La mirada de Balan fue ablandándose y él permaneció en silencio por algún tiempo. Finalmente se inclinó para darle un rápido beso en los labios.
- Muy bien , esta vez te voy a dejar para que lidies con ella. Pero avisame si Juliana repite esta conducta porque va a tener que entenderse conmigo. Y yo seré mucho más rígido que vos.
- De acuerdo. Gracias, marido - Murie dijo con una sonrisa de satisfacción.
Antes de retirarse, Balan hizo otra observación.
- Sabes algo , Murie? Vos no engañas a nadie más con tus pataletas fingidas. Eres una pésima actriz y hasta el rey cree eso.
Riendo del asombro que Murie mostró al oír sus palabras, Balan abrió las puertas y salió, seguido por Osgoode quien marchaba a fielmente detrás de su primo.
Una vez afuera , él se dirigió a uno de los soldados.
- Anselm, necesito que me cuentes todo lo que ha sucedido aquí.
- Claro, mi lord - respondió el hombre, caminando al lado de Balan por el terreno .
- Y quiero que estas murallas siempre estén muy bien resguardadas - Balan completó mientras los demás soldados se iban uniendo a ellos.
Murie pasaba sus ojos por el salón donde estaba. Por lo visto sólo los soldados habían salido. Los demás habitantes del castillo habían insistido en permanecer allí , alrededor de ella.
- Mi lady es la ahijada del rey , verdad ? - de repente Frederick quiso saber, rompiendo el silencio que reinaba en el salón .
-Cállate, Frederick - retó Gatty a su hijo. - Sabes que debes esperar a que te dirijan la palabra antes de decir algo.
- Está bien - Murie calmó a la criada. - Soy la ahijada del rey , si. Pero, cómo es que sabías eso?
- Lord Aldous y su grupo pasaron por aquí en viaje de vuelta a su casa. - el chico respondió , hinchando su pecho con orgullo. - él contó que lord Balan se había casado con la ahijada mimada y mañosa del rey y que todos la llamaban La Caprichosa.
Murie hizo un esfuerzo por ignorar la maledicencia de Malculinus, convencida de que había tenido mucha suerte en no casarse con ese hombre.
- Oh, discúlpelo, mi lady... - Gatty dijo con incomodidad , tirando el brazo de su hijo - Frederick no deberías andar por ahí repitiendo lo que lord Aldous dijo.
- No te preocupes, Gatty - Murie dijo, acomodándose mejor en la poltrona. - Cuéntame, cuándo fue que lord Aldous pasó por aquí?
- Ah, más o menos hace una semana, mi lady - respondió Clement.
Todo era muy extraño. Por lo que recordaba, Lauda y Malculinus todavía estaban en la corte , cuando ella había partido con Balan del castillo del rey . Cómo podían estar tan adelantados en el viaje de vuelta a su casa? Y por qué Malculinus se había extrañado por el hecho que ellos estuviesen atrasados?
- Entonces , ellos deben haber partido de la corte poco después que nosotros nos fuimos - Murie concluyó . - Habían pasado por allí hacia una semana, eso fue en el tiempo en que nosotros estabamos visitando Reynard.
- Se quedaron una semana en el castillo Reynard? - Gatty intervino con alivio. - Ah, entonces fue ese el motivo del atraso. Nosotros estábamos preocupados cuando los días pasaban y ustedes no llegaban. Hasta llegamos a pensar que algo malo les podía haber sucedido.
- En realidad nos sucedió, si - dijo Cecily. - Lord Gaynor casi fue matador dos veces y mi lady una, desde que salimos de la corte. Envenenaron la comida de ellos y ambos estuvieron muy enfermos. Mi lady estuvo inconsciente y tuvo alucinaciones durante casi toda la semana que pasamos en Reynard.
Un silencio volvió a instalarse en el ambiente. Todos miraban con curiosidad a Cecily. Sólo entonces Murie se dio cuenta que todavía no les había dicho que ella era su criada y dama de compañía.
- Oh, Dios! Mil disculpas, Cecily. Me olvidé de presentarte. - Murie se volvió hacia los demás. - Esta es Cecily, la criada que me acompañaba en la corte . Está conmigo desde que yo era chica y me ha servido en estos últimos diez años.
Murmurando saludos, los otros criados le sonrieron a Cecily hasta que Thibault tomó la palabra:
- Eso es verdad, mi lady? Alguien intentó matarla a usted y también al lord ?
Murie no respondió de inmediato, indecisa sobre qué decir. Balan no consideraba bueno que los criados supiesen todo lo que había sucedido durante el viaje. Pero después del comentario de Cecily, el asunto ya era público. Tal vez fuese mejor dejar que Balan decidiese cómo divulgarle eso a su servidumbre . Por otro lado, era prudente que el personal estuviese al tanto de las amenazas cuanto antes. Así estarían más alertas y atentos a la seguridad de Balan hasta que ella lograse encontrar al culpable.
Decisión tomada. Murie se recostó mejor en la poltrona y miró los rostros que estaban a su alrededor . Aquellas personas eran fieles a su marido, y habían permanecido al lado de Balan mientras tantos otros lo habían abandonado en busca de mejores salarios y condiciones de vida. Si , ellos se merecían saber lo que estaba sucediendo.
- Es verdad - ella comenzó. - Atentaron contra la vida de mi marido dos veces durante el viaje. La primera vez colocaron una hoja de cactus debajo de la montura de su caballo para hacerlo desbocar cuando Balan lo montase.
- Mi Dios, qué peligro... - Thibault susurró.
- Podía haber resultado gravemente herido - agregó Clement.
- Y la segunda tentativa fue por envenenamiento, entonces? - preguntó Gatty.
- Eso mismo. La segunda noche en que acampamos, decidí prepara yo misma la cena. Limpié el conejo que habían cazado y lo dejé asandose sobre el fuego.
- Pero entonces, cómo fue que sucedió si fue mi lady quien lo cocinó ? - Clement quiso saber.
- Yo me aparté del fuego por algún tiempo para ir a bañarme al río. En ese ínterin alguien aprovechó la oportunidad para hacer esa maldad. Cuando volví el asado estaba listo y c olía deliciosamente. Comí un poco de carne antes de llevarle la cena a mi marido. Poco tiempo después los dos comenzamos a sentirnos mal.
-Y nadie vio a un extraño rondando campamento?
- Emilie, o mejor dicho , lady Reynard, me contó que le preguntaron eso a todos , per nadie vio nada raro aquella noche.
- Y cuándo colocaron el cactus debajo de la silla?
- Nadie vio nada.
Pensándolo bien, ella no sabía si en algún momento Balan había indagado a la gente sobre eso . Él solamente había vuelto al campamento llevando el caballo por las riendas, después había mon-tado la yegua de ella, y habían partido en seguida.
- No parece muy segura sobre eso , mi lady - observó el único soldado que todavía permanecía en la sala.
- Es que hasta ahora no se me había ocurrido averiguar si Balan llegó indagar a la gente sobre eso. No sé si él preguntó por la posible presencia de extraños.
- Debe haberlo hecho, mi lady.
- Si , creo que tienes razón ... De cualquier manera, es importante que todos estemos alerta para protegerlo. En el camino hacia acá, vine pensando una serie medidas que puedo tomar para proteger la vida Balan.
- Y nosotros vamos a ayudarla, mi lady - le aseguró Gatty mientras los demás criados sacudían sus cabezas expresando su acuerdo.
- Hay algo que podamos hacer en lo inmediato? - indagó Thibault, interesado.
- Por el momento no hay nada que hacer mas que vigilarlo atentamente . Pero mañana voy a necesitar algunas cosas y les pediré ayuda a ustedes para encontrarlas.
Murie dio un suspiro y miró afuera. Ya comenzaba a anochecer.
- Estamos a su disposición, mi lady - Thibauld afirmó.
- Gracias. Entonces , hablaremos del asunto mañana a la mañana. El viaje fue largo y todos estamos cansados. Apuesto a que cuando mi marido y Osgoode vuelvan, también apreciarán un poco de descanso y una suculenta comida.
- Comida? - Clement murmuró con desagrado. - Bien. .. puedo preparar un guiso de pescado o tarta de pescado o pescado asado.
- Sólo hay pescado? - Murie preguntó con una sonrisa .
- Es que es la única cosa que tenemos, mi lady.
- No hay nada más para comer por aquí?
- Nada, mi lady. Es pescado en el almuerzo y pescado en la cena. Todos los días.
- No es posible. .. - Murie respondió incrédula con lo que oía. - Debe haber alguna otra cosa. Un poco de carne, un pollo, una gallina que ponga huevos o al menos un lechón.
- No hay nada de nada , mi lady - repitió el cocinero. - Solamente pescado.
- Qué ... Yo sabía que el castillo estaba sufría por la falta de personas para trabajar en la cosecha. Pero no es posible que la peste haya atacado también a todos los animales ?
- Permítame explicarle, mi lady - intervino Gatty. - La mitad do nuestro personal murió con la peste y buena parte de la otra mitad huyó por miedo al contagio. Entonces quedaron pocos para ocuparse de todo. Sin nadie para cuidar los animales, ellos acabaron quedando sueltos por los campos o acabaron muriéndose de hambre. Muchos de los criados que se marcharon atraídos por salarios mas altos decidieron llevarse los pocos animales que quedaban a modo de compensación por el pago que les era debido. Sólo unos pocos nos quedamos, permaneciendo fieles a nuestro lord. Pero casi no tenemos alimentos. Solamente los escasos granos que salvamos, algunas verduras y los pescados que tenemos en el grande lago.
Desanimada, Murie volvió a recorrer con su mirada a los criados que la rodeaban. Vistiendo ropas remendadas, sus rostros magros indicaban que habían perdido bastante peso en el últimos tiempo. Hasta el gordito Thibault tenía las facciones abatidas. No era para menos si la única cosa que comían era pescado en el desayuno, el almuerzo y la cena, Murie consideró.
De hecho, ella sabía que las cosas no estaban bien en Gaynor, pero sólo ahora se daba cuenta de la real gravedad de la situación . La mirada de aquella gente le partía el corazón.
La peste había asolado a Londres con la misma virulencia y crueldad , matando a la mitad de la población . El caos reinaba por todas partes. Muchos nobles habían logrado huir al campo donde creían que iban a estar más seguros. Mientras que las personas más humildes no habían tenido esa oportunidad y habían quedado librados a su propia suerte. Algunos habían perdido su sentido moral , habían invadido las casas vacías de las personas que habían muerto o la de los que habían abandonado la ciudad, saqueando lo que podían, en la certeza de que estaban viviendo sus últimos días. Nadie podía frenarlos y , por miedo a esa horda humana, las familias se encerraban aterrorizadas en sus casas. El terror era tal que un hermano abandonaba a un hermano, los hijos abandonaban a sus padres y hasta las madres abandonaban a sus hijo ante la primera señal de tos o fiebre, principales síntomas de la peste .
Murie sabía todo eso por narraciones de terceros, pues ella, como todas las otras personas ligadas al rey, habían sido confinados al Castillo de Windsor donde vivía Eduardo III. Allí reinaba una calma absoluta. Hasta podía pensarse que nadie en la corte tenía la menor idea de lo que estaba sucediendo afuera de las murallas del castillo , a no ser por los relatos que llegaban de los viajantes y por Joan, la hija preferida del rey , que había muerto por la peste . La pobre chica apenas tenía catorce años cuando murió en Bayonne, víctima de la peste. Ella iba de viaje para casarse con el noble Pedro I de Castilla.
- Está bien - Murie finalmente le dijo al cocinero. - Pescado asado será una excelente cena . Cuando Balan vuelva, voy a hablar con él y a sugerirle que compre algo de ganado.
Clement asintió secamente y se retiró, con pasos rígidos, rumbo a las puertas que supuestamente llevaban a la cocina. En seguida fue Gatty quien tomó otra vez la palabra:
- Lord Gaynor pidió que le mostrase las dependencias del castillo . Por dónde le gustaría comenzar, mi lady?
- Por donde consideres mejor, Gatty. Después de todo sos vos quien conoce todo.
- Bien. Por favor, acompáñeme, mi lady.
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