lunes, 1 de junio de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS - CAPITULO 26

CAPITULO 26


- Estás seguro que era Murie? - Balan preguntó a su primo cuando recorrían la hilera de casuchas abandonados de la aldea.
Habían esperado en las murallas hasta estar seguros que los guardias con las carretas llegasen al castillo. La carga era demasiado valiosa y no querían correr el riesgo de que fuese robada o desviada por los propios guardias. Sólo después de asegurarse que todo había llegado bien y se habían dirigido a la aldea para buscar Murie.
- Si. Ella tenía puesto ese vestido rojo que siempre usa - confirmó Osgoode. - Me quedé pensando qué fue ella a hacer a la villa? Quizás estaba pensando que vamos darle morada a los nuevos criados allí ?
Balan frunció las cejas. Nunca había le ocurrido que su mujer pensase algo así. Sin embargo , la sugestión era una buena idea. La villa quedaba suficientemente cerca del castillo como para que los criados pudiesen ir a pie al trabajo todos los días. Además, , viviendo en la villa, cada uno tendría su propia casa con espacio suficiente para hacer una pequeña huerta, plantar sus verduras y hasta criar algún animal para consumo. Podía ser una forma de evitar que los criados se marchasen, atraídos por propietarios más ricos. Y también daría nueva vida a la aldea, evitando la degradación total de las casas.
- O ella estará preparando alguna sorpresa para vos? - Osgoode continuó . - Quizás un picnic para los dos juntitos en un pesebre al lado del fuego - dijo con una sonrisa pícara.
- Sería un lindo picnic - respondió Balan, riéndose también . - Pescado y cerveza mala, en un pesebre inmundo cayéndose a pedazos, delante de un fuego innecesario con estos días calurosos.
- Tienes razón , primo. El clima todavía no exige calentar los ambientes. Pero entonces por qué ella encendió un fuego? Viste el humo saliendo de la chimenea?
- Quizás está quemando algunas hierbas perfumadas para sacar el mal olor de ese lugar. O quizás es otras de sus locas supersticiones.
Estaba bastante cansado de las supersticiones de su esposa e iba a tener que frenar todo eso . Ya no podía admitir que ella continuase arrojándose al suelo cada vez que un pájaro cantaba o que se imaginase una tragedia cuando otro pájaro cantaba.
- Espero que ella ya haya descartado esa ridícula idea de que planeo matarte, Balan.
- Creo que si . Pero por qué lo mencionas ? Alguna vez llegaste a pensar eso ? - preguntó Balan, mirando a su primo de reojo .
- Yo ? Matarte? Estás loco?
- Heredarías todos mis bienes, sabes eso, no?
- Claro que lo sé. Heredaría un castillo viejo en decadencia , y campos donde la cosecha se pudren, una falta total de dinero para contratar criados o para hacer los arreglos necesarios y un enorme dolor de cabeza. Qué maravilloso! Creo que voy a tomar mi espada y acabar con vos ahora mismo . - Osgoode retrucó con una carcajada.
- Las cosas no están tan mal . En uno o dos años todo va a volver a su antigua forma.
- Lo sé , pero vos tienes dos cosas muy valiosas a tu favor: Murie y la dote de ella.
- De hecho, la dote va a ser útil para recuperar Gaynor más rápidamente, pero Murie es quien realmente tiene valor para mí.
Notó que su primo lo miraba con intensidad.
- Vos la amas - Osgoode dijo ,provocándolo . - Oh, Balan está enamorado! - continuó él , soltando una carcajada.
- Por qué te estás riendo? Cuál es la gracia?
- Nada. Sólo estaba recordando tu reacción la primera vez allá en la corte , cuando te sugerí que pidieses a Murie en matrimonio. Si no me equivoco me dijiste que jamás te casarías con la caprichosa y mimada ahijada del rey , no fue así ?
- Ah, está bien. Puedes reírte, si quieres. Lo que me importa es que estoy muy feliz con Murie.
- Seguro . Fue una gran suerte encontrarla. Espero tener una suerte igual a la tuya, algún día.
- Tal vez yo pueda ayudarte, primo. Murie debe conocer alguna otra muchacha de la corte que sea agradable, que tenga un buen dote y una gran propiedad para que vos administres.
- Dios me libre y guarde ! Ni se te ocurra .
- Por qué no?
- Nunca me casaría con ninguna de esas fulanas. Son demasiado pretensiosas. Murie fue a única que no nos miró con desprecio y que reparó en nuestras ropas pobretonas, recuerdas ? Sólo ella y lady Emilie, pero ella ya está casada. No, de ningún modo . Soy demasiado joven todavía y, además, ustedes me van a extrañar si yo me caso y me voy de aquí .
- Claro que si - admitió Balan, riéndose de la expresión de su primo.
Desde la niñez él y Osgoode siempre habían estado juntos. No recordaba ni un solo día en el que Osgoode no estuviese cerca cuando hacía alguna travesura o se aventuraba a explorar la propiedad. Pero sabía que llegaría el día en que él se casaría y dejaría esas tierras para tener su propio hogar. Estaba seguro que lo iba a extrañar .
- Y si te casases con Lauda? - Balan se atrevió a sugerir. - Así tendrías tu propia casa y al mismo tiempo continuarías viviendo cerca ya que ella es nuestra vecina.
- Qué ?! Y tener a Malculinus como cuñado? Ni pensarlo.
- Bien, si ese es el único inconveniente, siempre es posible encontrar una excusa para provocar un duelo y acabar con él. Qué crees?
En vez de reír de la descabellada propuesta, Osgoode abrió los ojos y señaló una de las casuchas.
-Eso ya no parece el fuego de una chimenea. Mira, Balan. Parece un incendio.


El humo salía por debajo de la puerta de la cabaña. Ella era un poco mas grande que las demás y había pertenecido al herrero del lugar. Pero la peste había matado a toda la familia y la cabaña había estado vacía desde entonces.
Asustado, Balan fijó su mirada en la dirección señalada.
- Es allí donde dijiste haber visto a Murie entrar?
- Si.
Sin pensarlo dos veces , Balan espoleó su caballo y partió al galope hacia allá. En un instante estaba delante de la puerta. Saltó de la montura y con una patada abrió la puerta.
- Murie! Murie! Dónde estás? - gritó.
Una nube de humo densa y oscura salía a los borbotones por la puerta, impidiendo que él lograse ver el interior. Balan cubrió su rostro con la punta de su túnica y entró de todos modos. Osgoode imitó su gesto y fue detrás de él.
- Murie! - los dos gritaban desesperados. Dentro de la casucha el humo era todavía más denso y ellos caminaban tropezando con las paredes y tosiendo sin parar. El calor era insoportable.
- Ella debe haberse desmayado por el humo! - gritó Osgoode, comenzando a sofocarse. - Debe estar por ahí, caída en el piso.
- Voy a buscar en los otros cuartos - gritó Balan, agachándose para arrastrarse en cuatro patas por el piso, donde el humo era un poco menos denso . - Sal y espérame allá afuera Osgoode.
Durante los años en que había vivido allí, el herrero se había enriquecido trabajando para el padre de Balan. Con eso había agregado varios cuartos a la construcción original y a casa estaba llena de rincones y escondrijos. Eso hacía todavía más difícil encontrar el camino en medio del humo.
- No! Yo voy con vos - dijo Osgoode agachándose como su primo. - Pero.. dónde estás, Balan? No puedo ver nada!
Balan pensó en abrir una ventana para dejar salir el humo, pero al intentarlo, vio que había tablas clavadas en las ventanas, impidiendo que fuesen abiertas. Con los pulmones ardiendo debido a la falta de aire, los dos se arrastraron, moviéndose con rapidez y palpando el piso hasta llegar al último cuarto que tenía la puerta trancada. Con mucho esfuerzo, Balan consiguió levantarse y, sujetando la manga de su túnica sobre su nariz, empujó con fuerza la tranco. La puerta se abrió y el fuego rugió como un animal feroz, lanzando llamas incandescentes sobre sus cabezas. Balan empujó a Osgoode por el brazo y los dos saltaron hacia atrás .
- Ella no puede estar viva ahí dentro - dijo Osgoode con desánimo.
El foco del incendio estaba justamente en ese lugar y el cuarto entero ardía . Por un instante Balan no se movió. Su mujer seguramente ya estaba muerta en ese brasero si de hecho hubiese entrado allí. De repente, un pensamiento se le cruzó por la cabeza. Fuego... Las ventanas herméticamente cerradas con tablas... todo eso no tenía sentido, él consideró. Y Murie no tendría ningún motivo para venir a esa casa con tantas cosas que había planeado hacer en el castillo. No, ella no estaba allí ! Eso era un error . Él había sido engañado.
- Vamos a salir! - gritó, empujando a Osgoode por el brazo. - Esto es una trampa. Vamos !
Arrastrándose otra vez, fueron buscando la puerta por donde habían entrado. El calor y el humo eran cada vez más intensos, las llamas amenazando con esparcirse por el resto de la casa. Parpadeando con dificultad, Balan finalmente consiguió distinguir el rectángulo más claro de la puerta de entrada, pero, antes que lograse alcanzarla, notó que se cerraba. Alguien los estaba encerrando allí dentro.
- No dijiste que era una trampa? Pues acabamos de caer en ella! - él gritó desesperadamente.
- Vi que hay una mesa pesada en el otro rincón de la sala - dijo Osgoode. - Vamos a intentar usarla para derribar la puerta - propuso antes de toser.
- Está bien!
Los dos fueron gateando y tanteando hasta encontrar la pata de la mesa. Era un mueble sólido y robusto. Con mucho esfuerzo habían logrado girarla de costado para sujetar un par de patas cada uno.

- Voy a contar hasta tres y entonces correremos contra la puerta, entendiste? Uno, dos... tres!
Agarraron la mesa con fuerza, reunieron el aliento que habían logrado inspirar, y con toda la velocidad de la que eran capaces, dieron tres pasos en dirección a la puerta. Entretanto, antes que llegasen a golpearla, la puerta se abrió y Murie gritó :
- Balan!
Balan en vano intentó frenar el impulso de su carrera, pero sólo logró gritarle para que se agachase. Era demasiado tarde . Cómo un bólido salieron puerta hacia afuera, pasando por encima de Murie y golpeándola de lleno con la mesa.

***


- No debe levantarse, mi lady.
- Ya estoy mucho mejor, Cecily.
- Aun así, todavía no es conveniente. Olvidó que está accidentada?
- Sólo porque fui atropellada por dos hombres y una mesa? Vamos, apenas me hice un chichón en la cabeza, nada más.
- No es sólo un chichón. Gatty tuvo que darte puntos - insistió la criada.
Murie recordaba claramente el dolor que había sentido cuando la aguja atravesaba su piel . Era una dolor casi superior al que había sentido con el golpe. Del resto apenas tenía un recuerdo difuso. Sabía que había montado en el caballo de uno de los guardias y que había galopado como loca hasta la villa en busca de Balan y Osgoode, cuando avistó los caballos de ambos en frente a una de las cabañas. Quiso abrir la puerta para llamarlos, pero, tuvo mucha dificultad en hacerlo, pues del lado de afuera había un tronco colocado como palanca, con una de las puntas enterradas en el suelo , para evitar que fuese abierta por dentro. Además, el humo que salía por bajo de la puerta era sofocante.
Oyó gritos y eso le dio a certeza de que Osgoode y Balan estaban allá dentro. Tragó el humo y juntó todas sus fuerzas, decidida a socorrerlos. Entonces , agarró y empujó el tronco hasta conseguir removerlo de la tierra y finalmente abrir la puerta.
En el momento siguiente un bulto informe surgió entre el humo y fue directo encima de ella, sin darle tiempo a esquivarlo o a protegerse con las manos. A partir de ahí no recordaba más nada a no ser el dolor y el sentir que estaba cayendo al suelo.
Le Habían contado que, después de eso, Balan y su primo soltaron la mesa rápidamente y fueron a acudirla. Como estaba desmayada, su marido la tomó en sus brazos, montó en el caballo con ella y salió velozmente rumbo al castillo, sin siquiera detenerse para explicar lo sucedido a Anselm y a sus hombres, que venían por el camino en dirección opuesta. Osgoode seguía a Balan, igualmente aterrorizado. La herida en la cabeza de Murie estaba sangrando mucho. Entonces Anselm y los soldados dieron media vuelta y siguieron al amo , esperando poder de alguna forma ayudarlo.
Según el relato de Juliana, Balan guió al caballo hasta el último escalón de la entrada del castillo y, cuando Gatty le abrió la puerta, él corrió al piso superior para colocarla en la cama. En seguida fue la propia Gatty quien se encargó de limpiar la sangre y darle los necesarios puntos en la frente con su aguja de coser.
Esa era la narrativa de los acontecimientos que había oído y no necesitaba que le contasen nada más porque con el dolor de la aguja perforando la piel de su frente , ella había recobrado la consciencia y tenía pleno conocimiento de lo que había pasado después. Gatty le decía palabras de aliento y Balan sujetaba su mano para consolarla, cuando ella gritaba de dolor.
El rostro de él estaba desfigurado, tenso y completamente pálido. Se quedó allí, consolándola hasta el final de la dolorosa experiencia y, cuando Gatty terminó, la dejó entregada en manos de la criada y salió del cuarto . No debía estar soportando verla pasar por tanto sufrimiento.
Un poco después, Murie se sentía todavía muy débil y estaba temblando cuando Gatty la ayudó a sacarse la ropa y la acomodó en la cama. El cuerpo y la cabeza le dolían con cada movimiento. La cabeza todavía sangraba un poco y hematomas se formaban por todo su cuerpo.
Pero Murie sabía que quedar acostada por mucho tiempo sólo hacía que los músculos se pusiesen rígidos y la espalda doliese todavía mas. Era por eso que ahora quería levantarse, a pesar de las reprimendas de Cecily. Quería ponerse de pie para moverse un poco y también para recibir a su marido, cuando él volviese. Necesitaba decirle a Balan lo cuanto o amaba. Era especialmente para eso que había ido a la villa detrás de él. Y si no fuese por el maldito atentado, lo habría conseguido.
- Te lo imploro, mi lady. Por favor, quédate acostada. Si te levantas, el amo me va a culpar a mí y va a decir que no la cuido bien.
- Nada de chantajes emocionales, Cecily - respondió Murie, haciendo un esfuerzo para levantarse. - No vas a ganar nada con chantajes - Murie completó, poniéndose de pie.
La criada estaba con ella hacia diez años y siempre había tenido la incumbencia de cuidar de ella cuando se agarraba un resfriado o alguna de las enfermedades comunes de la infancia. Durante todo ese tiempo había intentado innumerables maneras de mantenerla en la cama, pero siempre sin éxito.
- Si se acuesta de nuevo yo le traigo un poco de esa bebida gustosa que lord Balan trajo de Carlisle. Le va a hacer bien.
- Pero qué es eso, Cecily? Soborno? Chantaje material ?
- Ay, mi Dios! Mi lady es la mujer más obcecada que jamas haya conocido - dijo la criada, sujetándola por el brazo.
Debía estar medio tambaleante para que Cecily la sujetase de esa manera, pero había decidido levantarse y nada podía detenerla. Finalmente, desistiendo de discutir, Cecily fue hasta el baúl para escoger su ropa.
- Está bien, mi lady. Qué ropa quieres usar entonces?
- Cualquiera que esté limpia.
La criada separó un fino vestido beige con detalles en marrón. Era casi una vestido de fiesta.
- Es delicado demasiado para que lo use en el trabajo. Pero por lo menos así tendré certeza de que no va a intentar la tontería de querer trabajar.
Murie aceptó la prenda sin nada decir. No estaba con ganas de trabajar. Solamente no quería quedarse todo el día encerrada en el cuarto como si fuese una inválida. Cecily continuó protestando bajito mientras la vestía, quejándose de su obstinación y repitiendo que ella no debía ocuparse de nada ese día a no ser quedarse sentada en el salón muy quietita. Le dijo que iba a ayudarla para bajar hasta el salón , pues no quería que su ama se cayese en la escalera y se rompiese el cuello. A pesar del mal humor de la criada, Murie la miró con cariño. Sabía que Cecily la quería bien y que se preocupaba por ella. Era una buena muchacha y una fiel compañera, a quien le debía mucho.
Aceptó de buen grado su ayuda para bajar los escalones de la escalera y acomodarse en el salón . Todavía sentía mucha debilidad y pensó que tal vez no hubiese sido una buena idea salir de la cama tan pronto . Sin embargo , jamás le admitiría eso a su criada.
Cecily salió en seguida para ir buscar las ropas sucias con sangre que planeaba lavar. Cuando se vio sola, Murie miró a su alrededor . El salón estaba vacío. No había nadie. Todos estaban ocupándose de sus tareas en las varias dependencias del castillo . Iba a ser muy aburrido quedar allí sin compañía y sin tener nada para hacer. Se le ocurrió que podía aprovechar el tiempo remendando algunas de las muchas prendas que se habían rasgado en las aventuras de los últimos días. Pero para eso necesitaría subir las escaleras otra vez y agarrar sus elementos de costura.

Demasiado esfuerzo que no estaba dispuesta a hacer. Entonces , acabó desistiendo.
Después de algún tiempo sentada mirando el techo , comenzó a tamborilear sus dedos sobre a mesa delante suyo . Comenzaba a sentir sed . La poción que Gatty le había dado también le había dejado su boca amarga. Le gustaría beber algo . Apoyándose en el brazo de la silla, se puso de pie . Sintió un mareo pasajero, pero no lo suficiente para hacerla desistir de ir hasta la cocina. Agarrándose a la pared dio los primeros pasos en esa dirección .
Pero antes que llegase a la cocina, la puerta se abrió y surgió una mujer que Murie creyó ya haber visto antes dentro de una de las carretas. Cuando dio se chocó de frente con ella, la muchacha volvió rápida hacia atrás y entró en la cocina nuevamente, cerrando la puerta. Pero, en el instante siguiente, la puerta se abrió otra vez y apareció Clement, todavía más enfurruñado que de costumbre. Su frente estaba fruncida y el maxilar apretado, haciendo que su boca pareciese una línea recta clavada en el rostro.
- No debería haber salido de la cama, mi lady - dijo tan pronto la hizo sentar, sujetándola por el brazo.
- Pero ...
- No hay excusa plausible. Su accidente fue terrible y nos dejó a todos muy asustados. Si tuviese un mínimo de sentido común no se habría levantado.
Murie notó que Cecily bajaba las escaleras e iba a para la cocina, pero su atención estaba centrada en el hombre que tenía delante de sí. Nunca le habían dirigido la palabra en ese tono, ni su padre ni el rey.
Si por un lado eso la sorprendía, por el otro la hacía sentirse querida, viendo que el cocinero se preocupaba tanto por ella.
- Clement tiene razón - intervino Thibault, que acababa de llegar. - Perdió mucha sangre y está bastante pálida, mi lady. Sería mejor que volviese a la cama .
- Yo sólo iba a hasta la cocina para beber y tal vez comer algo - ella explicó, medio desorientada.
El argumento pareció convencer a Clement, pero a pesar de eso su tono de su voz continuó seco.
- Pues debería haberle pedido a alguien que fuera a buscar lo que deseaba. Yo maté una gallina para hacerle una sopa. Está en el fuego hace dos horas, desde que supe de su accidente, y ya debe estar lista. Va a ayudarla a recuperar las fuerzas - anunció Clement solemnemente . - Traeré un poco inmediatamente y también la bebida que desea. Mientras tanto , Thibault, no dejes que mi lady salga de esa silla.
- Gracias, Clement. Estoy sintiendo el aroma de la sopa desde aquí y el olor es exquisito - dijo Murie cuando el cocinero iba a saliendo.
El desapareció detrás de la puerta de la cocina y Murie miró al mayordomo.
- Creo que tenías razón , Thibault . Él es amargo como un limón , pero en el fondo tiene un corazón enorme.
- No le dije? Vio que él casi llegó a sonreír cuando mi lady elogió el olor de la sopa? - Thibault respondió . - Pero ahora debo irme - continuó tan pronto vio Estrelda viniendo con un tazón de sopa y una jarro en las manos. - Aun con más criados, todavía tengo mucho trabajo que hacer. Buen apetito, mi lady.
- Gracias.
Murie sorbió el primer trago. Hacia mucho que no tomaba una sopa tan rica. Era densa y bien sazonada, llena de pedazos de carne y de verduras. En poco tiempo tomó satisfecha toda la sopa y comió el pan que la acompañaba. Cuando terminó ya se sentía recuperada, volviendo a tener casi las mismas fuerzas de antes, era momento de hallar algo para hacer.
A pesar de haber trabajado tan arduamente para mejorar la apariencia del castillo , la tarea no estaba terminada. Todavía faltaba un montón de arreglos, pero todos ellos eran demasiado pesados para que ella los realizase en aquellas condiciones y, sobretodo vistiendo las ropas finas que Cecily le había hecho usar. Sin embargo, había algo de lo cual podía encargarse. Recoger hierbas aromáticas para perfumar los cuartos del castillo . Muchas de ellas también traían suerte y protección , inclusive las hojas de sauce que decían proteger contra incendios.
Además, respirar el aire puro do jardín sólo podía hacerle bien, Murie conjeturó .
Con pasos lentos, para asegurarse que el mareo no volvería, fue dirigiendose a la puerta de salida. Necesitaba ser cuidadosa, porque si alguien la viese saliendo, con certeza iba a querer impedírselo . Afuera , las únicas personas que podrían verla eran los guardias de las murallas, pero como usaba un vestido beige, de un color muy semejante a la ropa de todos los criados, de lejos iban a pensar que era una de las criadas.
Mirando a un lado y al otro para estar segura que no había nadie cerca , Murie abrió la puerta y salió.

- Pronto. Están todos aquí ahora? - preguntó Balan cuando Clement, Cecily, Estrelda y Thibault llegaron para unirse al grupo.
- Disculpe el atraso, mi lord - dijo Thibault. - Pero es que lady Murie bajó para comer algo y nosotros ...
- Como? Ella ya se levantó ?
- Si , pero está sentada muy quieta en el salón , tomando la sopa que Clement preparó para ella. Servir primero a mi lady es nuestra obligación y por eso nos atrasamos. El amo quería que ella también viniese acá?
- No - Balan respondió. - Es justamente para hablar sobre ella que los reuní a todos.
- Hablar sobre ella? - repitió Gatty. - No es posible que crea que lady Murie tiene algo que ver con los atentados, no es así, mi lord ?
- Claro que no. Qué te lleva a pensar una cosa así ?
- Es que la última vez que convocaron a una reunión aquí en las murallas, todos fuimos llamado menos aquellos que se consideraban sospechosos.
- Ustedes se reunieron aquí antes? - Osgoode preguntó con sorpresa, sólo entonces dándose cuenta que se no había sido llamado porque desconfiaban de él. - Quieres decir entonces que ustedes pensaron que yo estaba intentando matar a Balan?
- Y también desconfían de mí. .. - Cecily murmuró.
Muy seriamente , todos se miraron entre sí sin coraje de encarar a la criada ni a Osgoode. Entonces Balan retomó la palabra:
- Bien, pero eso ya no importa. No los llamé u aquí para hablar sobre quien está intentando matarme, sino para hablar sobre mi mujer. Voy a ser bien claro para que todos entiendan perfectamente, inclusive los guardias de las murallas. Quiero que estén atentos a mi esposa todo el tiempo , sin dejarla sola ni por un instante. Dos hombres harán la guardia de ella continuamente, en todos los momentos, hasta que el culpable de los ataques sea encontrado. Comprendieron bien ?
Hubo un silencio prolongado hasta que Anselm habló :
- Comprendemos mi lord , pero el asesino que está detrás de usted , no da su esposa. Ella está segura.
- No, no lo está, no. Hoy mismo ella. ..
- Pero mi lord ... - intervino Erol.
- No me interrumpas. Estoy diciendo que hoy mismo ella corrió mucho peligro, intentando salvarme. Y hace algunos días tuvo que sacarme del río y se vio ... forzada ... a quedarse desnuda para poder arrastrarme sola de vuelta al castillo. Es evidente que...
-Pro ve lo que le digo , mi lord ...
- Ya te dije que no me interrumpas, Erol! Si yo estoy corriendo peligro, mi mujer también lo está, y quiero que ella sea protegida todo el tiempo . Alguna pregunta?
- Si , mi lord - dijo Erol consiguiendo finalmente decir lo que quería. - Esa que va caminando allá no es lady Murie ? Está entrando sola en el bosque mientras nosotros estamos aquí discutiendo sobre la seguridad de ella.
Balan estiró el cuello para poder ver en por encima de una pared baja. Vio, entonces, a su esposa haciendo exactamente lo que Erol decía y , después de soltar un carajo , salió corriendo detrás de ella.

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