miércoles, 24 de junio de 2009

EL ACUERDO - VERONICA SATTLER - CAPITULO 27

CAPITULO 27



Un débil rayo de sol se insinuó por la abertura de las cortinas , alcanzó la cama estrecha y vacía y llegó hasta el piso de madera, donde había un montón de mantas, sábanas y almohadas. Patrick despertó, buscó a la mujer que dormía al lado de él y volvió a dormitarse. Megan se estiró sensualmente y después se anidó en sus brazos, con un suspiro de felicidad .
- Necesitas afeitarte -ella murmuró, pasando la mano por su mentón fuerte.
-Estás quejándote , mi amor? Después de la noche que tuvimos?
-Oh! no, querido - susurró ella. - No tengo ninguna queja.
El abrió los ojos y le besó la punta de la nariz.
-Espero que no, porque te amo!
Megan cerró los ojos. él la amaba! Permaneció quieta, sintiendo el calor de su cuerpo, y, de repente, le pareció que siempre habían pertenecido uno al otro.
La noche anterior, cuando él había golpeado la puerta de su cuarto, la había tomado en sus brazos y la había besado, no estaba para nada preparada para el torbellino de emociones que la había asaltado. Oh! Ella esperaba que él la besase , considerando la atracción que sentían el uno por el otro. Pero había imaginado que sería una capricho pasajero y nada más.
Y quería que así fuese, porque temía no ser capaz de corresponder físicamente su ardor. En el pasado, había sido insensible como una piedra con cada hombre con quien se había acostado. Y, plenamente consciente de que había tenido siempre que simular una pasión y un ardor sexual que no sentía, temía no poder entregarse con espontaneidad.
El beso ardiente de Patrick la había tomado de sorpresa. Le había despertado los sentidos, había provocado una sensualidad que no conocía. Y se había sentido viva después de mucho tiempo.
Pero durante la noche al darse cuenta que se estaba se enamorando de él, se había sentido nuevamente temerosa. Tendría el coraje de confesar quien era... o mejor dicho, quien había sido?
Era verdad que, cuando él había comenzado a desvestirla, le había dicho "Patrick, no soy virgen!" Y era también verdad que, después de mirarla por algunos segundos, él había respondido: " Yo tampoco!" y había empezado a besarla con tanta ternura que ella había olvidado todos sus resquemores.
Pero confesar la pérdida de la virginidad no significaba admitir años de prostituición. Oh! Podría callarse o mentir, pero no quería hacer eso! Patrick era bueno, gentil y la amaba. No era justo que fuese deshonesta con él.
Lentamente, sabiendo el riesgo que estaba corriendo, apartó su cuerpo y lo miró .
- Patrick... - Megan dijo con un hilo de voz. - Debo confesar...
- Qué, mi querida? - preguntó él, sorprendido con su gravedad .

- Ayer a la noche... te dije que no era virgen, verdad?
Patrick sonrió y tomó su rostro entre las manos.
- Cieto . Pero estabas equivocada!
Ante su asombro, él continuó :

- Sabes, desde el momento en que te poseí, sentí que era la primera vez que vos te entregabas completamente a un hombre!
- Si, porque .... - Megan bajó los ojos -, antes de conocerte, yo...
- Tenías que simular placer - completó él, con ternura en su voz. - Y quedé sorprendido, querida! Qué hacías vos, una mujer tan sensual, en Hampton House?
Megan lo miró , boquiabierta.
-Lo sabías?
Patrick acarició su rostro.
- Si , lo sabía.
- Y aún así dices que me amas?
El le besó la mano.
- Te digo más: quiero que seas mi esposa!
Ella tuvo a impresión de que su corazón iba a estallar de tanta felicidad . Había esperado todo: sospechas, preguntas, falta de comprensión, no esa actitud tan tierna!
- Oh! Patrick...
- Comprendes lo que eso quiere decir?
- Si, comprendo. Cuando me abrazas así, consigo creer que me amas.
El se inclinó y le besó los cabellos.
- Haré de vos la mujer más feliz del mundo, mi querida!
Un largo momento después de haber hecho el amor , Megan abrió los ojos y murmuró :
- Patrick?
- Hum...
- Cuándo supiste... de... mi pasado?
- Oh! Eso. .. - él se levantó , apoyándose en un codo.
- Unos días antes del casamiento de Ashleigh. Recuerdas de que fui a Londres?
- Dijiste que tenías algunos negocios que tratar. Pensé que te refería al regalo de casamiento.
- No sólo eso. Quería tener una idea clara del lugar donde mi hermana vivió durante tantos años.
- Vos no lo sabías? - preguntó Megan, admirada.

- Oh! Si, Ashleigh me contó toda a historia. Brett también ya me había dicho algo al respecto. Pero yo quería saber más. Quería saber, por encima de todo, como mi hermana consiguió mantener su inocencia, a pesar del ambiente en que vivía.
- Hablaste con Madame?
- Si, y también con Dorcas. Fue por intermedio de ella que supe cuanta bondad fue dispensada a mi hermana. No sólo por ella, sino también por una cierta pelirroja alta y bonita como un ángel!
Megan dijo vivamente:
- No hice especial . Amo a Ashleigh!
- Lo sé , querida. Pero eso no disminuye tu mérito.
Qué Dios te bendiga, Megan!
Los ojos verdes de Megan se llenaron súbitamente de tristeza.
- Me gustaría tanto poder hacer algo por ella ahora! Estoy muy preocupada, Patrick.
El sacudió la cabeza.
- Estoy comenzando a pensar que cometí un error, permitiendo que Ashleigh abandonase a su marido. Pero me sentía tan culpable por haberla forzado a casarse! Y, cuando ella apareció hecha un mar de lágrimas, casi me vi obligado a sacarla de allá.
- Por qué será que Brett intentó convencerla de que sería un marido infiel? No lo sé, Patrick, pero tengo la impresión de que hay otras cosas que ella, tal vez por timidez o delicadeza, no quiere contar.
- Yo también ignoro todo lo que se refiere a este asunto. Hasta esta mañana, ella no hizo ninguna referencia a la vida anterior de Brett. Es mas, yo pensaba, que él alimentaba algún tipo de sentimiento por mi hermana!
- Era también mi impresión.
- Todavía no dejamos Inglaterra. En estos días que nos vamos a quedar aquí, tal vez podamos hacer algo. Quizás , si Ashleigh se abre con nosotros , ella reconsidere su actitud!
Media hora después , Megan miraba a Patrick con expresión preocupada.
- Por qué salió sin decirnos nada?
Patrick sacudió la cabeza, perturbado.
- A dónde fue ?
- Algo no está bien , Patrick! El señor Quimby dijo que no la vio salir. Voy a volver a la posada y ver si la señora Quimby ya volvió de su recorrida matinal. Tal vez ella sepa algo .
- Mientras tanto , voy a ensillar a Saint y hacer una búsqueda por los alrededores . Tal vez encuentre alguna pista.
Patrick entró en el establo vacío seguido por Finn. Segundos después oyó al perro gruñir. Había poca luz, pero notó una pequeña mancha blanca en la paja que .
- Qué pasa , muchacho? Encontraste algo ?
El gran perro de caza levantó la cabeza y ladró.
Minutos después , Megan entraba corriendo al establo, acompañada por la corpulenta señora Quimby.
- Patrick! Alguien le mandó una esquela a Ashleigh anoche . La señora Quimby...
- Ya sé - dijo él, extendiéndole un pedazo de papel arrugado. -: Finn lo halló en medio de la paja.
Megan recorrió rápidamente con sus ojos el papel y se espantó .
- Yo no escribí esto, Patrick!
- Oh! no - dijo la posadera. - fue un caballero que me entregó o esquela. A señora ya estaba en la cama.
Patrick pasó a mano por el mentón , pensativo.
- Fue un plan muy bien urdido. Alguien indujo a Ashleigh a creer que fue vos lo escribiste. Pero, quién ?
- Quién ?
Megan se volvió hacia la espantada matrona.
- La señora dijo que fue un caballero. Puede describirlo?
- Oh, él era alto y muy guapo. Con unos ojos azules que...
- Oh! no... - gimió Megan.
- Brett... - murmuró Patrick.
- Sucedió algo ? - les preguntó l a señora Quimby, asustada.
- Nada que deba preocuparla. Gracias por su ayuda.
Patrick miró a el compartimento donde estaba Saint.
- Quiero pedirle un favor más, señora Quimby. Mi caballo precisa descansar por algunos días más. Voy a dejarlo aquí pagaré bien a quien cuide de él.
- Haré todo lo que esté a mi alcance, señor.



Envuelta en una sábana, Ashleigh pasaba sus ojos por el cuarto, que comenzaba a considerar como su prisión. A no ser por la falta de ropas y de alguien con quien hablar, nada le faltaba. Comidas bien preparadas le eran servidas tres veces al día por el taciturno Higgins, quien también encendía la chimenea cuando las noches eran frías y le preparaba el baño diario. Tenía lujo, comodidad , todo... excepto libertad !
No ignoraba el motivo por el cual la mantenían allí. Brett quería castigarla, hacerla pagar con altos costos el mal que le había causado . Pero cuáles eran sus planes para el futuro... si es que él tenía alguno?
En la monotonía de sus pensamientos, oía el paso de los carruajes que, a intervalos, pasaban por la calle. Sabía que era inútil gritar pidiendo socorro. Cómo podría hacerlo envuelta en esa sábana? Además, considerando la casa donde se encontraba, nadie creería en su historia. Correría el riesgo de pasar por loca!
Sus pensamientos volvieron hacia su marido y su odio implacable. él parecía firmemente determinado a no revelar lo que planeaba hacer con ella. Venía al cuarto todas las noches, llegando siempre después de la medianoche, pero rara vez hacía preguntas o alusiones a como ella pasaba los días.
A veces, se sentaba en el borde de la cama. En esas ocasiones, podía sentir el olor de coñac , mezclado con algún perfume de mujer, antes de rodar lejos de él, llena de terror y asco. Pero él jamás había mostrado intención de tocarla.
Por la mañana, al despertar, él ya se había marchado , dejando en el aire un aroma leve pero persistente. Brett pasaba las noches con otras mujeres y parecía querer que ella supiese eso!
Mientras Ashleigh reflexionaba sobre su destino, Brett, en el piso inferior, enfrentaba problemas.
- No sé qué te trajo aquí, lady Margaret! - decía él, con frialdad e irritación. - Casi nunca vienes a Londres. Especialmente en verano!
Lady Margaret entró en el vestíbulo y miró a su alrededor.
- Dónde están los criados?
- Les di una semana libre a todos. Excepto a Higgins.

- Pero, por qué? No te das cuenta...
Brett la interrumpió impacientemente:
- Dime por qué viniste y después , por favor, vuelve a Ravensford Hall! Como puedes ver, no estoy en condiciones de recibir visitas.
Lady Margaret hizo como que no lo oyó y atravesó el vestíbulo de mármol.
- En la sala de visitas, su Gracia. No puedes esperar que te hable estando de pie! Y pídele a Higgins que me prepare un té - dijo ella, abriendo la puerta. - El viaje fue largo y cansador .
Tenso, Brett la siguió . Momentos después , se encontraba sentado en una poltrona, delante de ella.
-Ahora dime: qué sucedió de tan importante para traerte a Londres en pleno verano?
- Esto! - dijo la indomable mujer, sacando un papel de su bolso.
El lo atrapó y apretó los labios. Era la esquela de Ashleigh!
- Imbécil, la dejaste caer en el suelo - volvió a hablar lady Margaret. - Uno de los criados lo encontró y me lo entregó . Gracias a Dios! Imagínate el escándalo, si fuese a parar a manos ajenas! Brett le dirigió una larga y extraña mirada
- Entonces, viniste por ... esto. Puedo saber por qué?
Un suave golpe en la puerta indicó que Higgins había llegado con el té. Mientras esperaba que fuese servido, Brett llenó una copa de coñac y después volvió a sentarse delante de su tía abuela .
- Ahora dime lo que deseas, lady Margaret.
- Quiero ayudarte con el divorcio.
- Y qué te hace pensar que quiero divorciarme? - preguntó él, pálido de cólera.
Margaret lo miró por encima del borde de la taza.
- Es natural, no ? Esa pequeña trepadora te abandonó!
La vieja lady hizo una pausa, saboreando su pequeño triunfo.
- Un divorcio no sería visto con buenos ojos en nuestro medio. Pero puedo ayudarte. Conozco a todas las viejas damas de sociedad y sé lo que debo hacer para que las palabras adecuadas lleguen a los oídos correctos!

- No harás nada de eso! - dijo Brett, entre dientes.
Margaret ignoró su arremetida y volvió a hablar con calma:
- Es la única manera de que salgas dignamente de ese episodio lamentable y bochornoso. Enfrenta los hechos, Brett, ella se fue. Qué planeas hacer? Correr detrás de ella y traerla de vuelta a la rastra ? Pídele el divorcio! No veo otra solución.
Brett respondió con reticencia:
- Pero hay otra solución.
Margaret arqueó las cejas.
- Cuál es?
- Permanecer casado.
- Con una mujer que te abandonó? Es una locura!
- Ella está aquí.
Margaret apretó los labios, visiblemente contrariada.
- En esta casa?
- Si, en esta casa. donde se encuentra desde que dejó Ravensford Hall.
- Voluntariamente?
Brett vaciló un momento antes de responder:
- No.
- Esto me sorprende mucho , Brett. No es propio de vos aferrarte a una mujer que demostró claramente que no te quiere.
Un espasmo de dolor lo hizo contraer el rostro.
- Quiero tenerla bajo mi control hasta decidir lo que voy a hacer con ella.
- Entonces decídelo pronto! No te das cuentas que las cosas se harán cada día más difíciles? Qué sucederá, por ejemplo, cuando el hermano de ella aparecer aquí, haciendo preguntas?
- No lo sé.
- Es lamentable. No sé bien cual será el resultado, si él resuelve armar un escándalo.
- Estoy dispuesto a enfrentar todas las consecuencias!
- Tal vez más tarde te arrepientas amargamente de esto .
- Puede ser. Pero, mientras no llego a una conclusión, no quiero hablar más sobre esto.

Margaret lo miró fijamente.
- Está bien. Ahora, si no te importa, quiero descansar un poco. El día fue muy movido. Llama a Higgins y pídele que me prepare el cuarto de huéspedes.
Brett estaba a punto de perder el controle y se forzó para contenerse.
- Pretendes quedarte?
- Si. Afortunadamente traje a mi criada conmigo. Ella está esperando en el carruaje. - Lady Margaret levantó, encaminándose hacia la puerta . - Mándala a que suba, por favor.
- Un instante! - dijo Brett, aproximándose. - Tengo algunos asuntos que me retendrán en Carlton House hasta la noche.
Como pareces tan determinada a quedarte , quiero que vigiles... la casa mientras Higgins descansa por algunas horas.
El precisa un poco de descanso.
Margaret hizo una mueca de enfado.
- Me estás pidiendo que sea la carcelera de su mujer?
Brett se encogió de hombros .
- Llámalo como quieras. Vos y tu criada podrán ocuparse de esa tarea.
Brett pasó por al lado de ella con una inclinación de cabeza. Antes de dirigirse al vestíbulo, se volvió .
- Lady Margaret... No intentes ningún truco. Si mi esposa se escapa en mi ausencia, tendrás que arreglártelas conmigo!
-
Oliver Higgins estaba satisfecho consigo mismo al salir de la taberna Three Coachmen. Había bebido mucho , pero el efecto del alcohol estaba comenzando a disiparse. Lentamente , tomó el camino a la casa. Apenas había dado dos pasos, sintió un objeto duro presionar sus costillas.
- No hagas ningún movimiento, o sos hombre muerto! - dijo una voz profunda y amenazadora detrás de él.
Higgins se detuvo , el miedo le oprimía el corazón.
- Responde a mis preguntas satisfactoriamente y no tendrás nada que temer - volvió a hablar la misma voz. - Comprendiste?
- Si... si.
- Tu nombre es Higgins?
- Si, señor.
- El mismo Higgins que es criado de cuarto del duque de
Ravensford?
Higgins sacudió lentamente la cabeza. Esa voz... dónde la había oído antes?
- Muy bien . Dame la información que quiero y podrás volver a tu casa sano y salvo. Dónde el duque escondió a la duquesa?
"Es el hermano! El que vive en América!", pensó Higgins.
- Responde o te arrepentirás!
- Aquí mismo en Londres, señor.
- En la casa da King Street?
- Si, señor. El conde la mantiene bajo custodia en el cuarto de él.

- Gracias . Puedes darte vuelta , ahora. Quiero tener una conversación con vos.
- Si... señor.
Higgins giró lentamente. Sir Patrick no tenía otra cosa en la mano mas que un pequeño bastón. Pero el hombre era un gigante y convenía no arriesgarse.
Veinte minutos después , se encontraba sentado delante de él y de la joven irlandesa, en un gran carruaje alquilado.
- Entendiste bien lo que debes hacer? -- le preguntó Patrick.
Higgins miró nerviosamente al gran perro de apariencia feroz, que estaba echado al lado de él, y asintió.
- No es difícil, señor. Debo distraer a lady Margaret mientras usted lleva a la duquesa al carruaje.
- Perfecto , hombre! Pero no olvides: antes de eso, tendrás que dejarme entrar en la casa.
Higgins sonrió por primera vez. No le gustaba la Dama de Hierro y le agradaba saber que alguien iba a engañarla con astucia. Eso lo compensaba de la culpa que sentía por estar traicionando a su patrón .

- Ella quiere que estés en casa mañana a la tarde, porque estará recibiendo a una amiga para el té, verdad ? - preguntó Megan.
- Si, señorita. Lady Bunbury.
- Perfecto! - dijo Patrick. - Hallaremos un modo de llegar cuando esa dama esté saliendo. De ese modo, lady Margaret estará todavía en la sala. Yo la retendré allá con algún pretexto, dándole tiempo a Megan para que saque a la pequeña del cuarto.
- Debes estar en sobreaviso, Higgins - instruyó Megan. - Cuando lady Bunbury se levante para partir, ve a la biblioteca y corre la cortina dos veces. Yo estaré en el carruaje aguardando tu señal. Otra cosa...
- Si, señorita?
- El perro estará conmigo.
Los ojos de Higgins se fijaron, recelosos, en el gran animal.
- Perfectamente, señorita.
- Arreglado, entonces! - dijo Patrick. - voy a dejarlo a una buena distancia da King Street para no correr el riesgo de que alguien lo vea conmigo.
El se volvió a Megan.
- Ahora, amor, tenemos que pasar por la casa de madame Gautier.

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