lunes, 22 de junio de 2009

EL ACUERDO - VERONICA SATTLER - CAPITULO 24

CAPITULO 24



Al llegar a la pequeña iglesia normanda de la aldea, había pocas personas en la entrada . Los Westmont estaban de luto, y la ceremonia nupcial sería despojada de cualquier pompa.
Desde el carruaje, Ashleigh buscó a su prometido con los ojos. Brett los esperaba al lado de una pequeño carruaje descubierto que él mismo había conducido. La luz dorada do sol ya bajo iluminaba su rostro. Pero había tal falta de emoción en su cara que Ashleigh creyó estar mirando a un ser peligroso, que le inspiraba miedo.
Sintió su corazón latir descompasadamente en el pecho y tuvo ganas de huir. Qué estaba haciendo allí ? Cómo había podido olvidarse del lado sombrío y cruel, de ese hombre que todavía era un extraño para ella ? Más que eso, un verdadero enigma ...
Mientras pensaba en eso, vio cerrarse delante de sí todas las vías de escape. Patrick ya la ayudaba a descender, y el señor Smythe, el pastor, se adelantaba para saludarla. Ashleigh avanzó tímidamente. A dos pasos de Brett, antes que él se dise vuelta para entrar en la iglesia, encontró su mirada insondable y tuvo la impresión de estar viendo un torbellino dentro de esos ojos azules. Sintió sus piernas temblar y se vio obligada a apoyarse en el brazo do hermano para refrenar el vértigo.
- Te pasa algo ? - preguntó él, preocupado.
- No - dijo ella, consiguiendo finalmente desviar la vista.
-
Delante del altar despojado, mientras el pastor pronunciaba las palabras del ritual, se atrevió a lanzar una mirada de soslayo a ese hombre alto a su lado. Pero él parecía absorbido en el examen de las figuras de piedra colocadas a los costados de las paredes. Brett no la miraba, pero pensaba en ella. La había visto descender del carruaje y había seguido cada uno de sus movimientos. Bajo los rayos oblicuos del sol , ella parecía una visión salida de un cuento de hadas flotando en el aire...
De repente, sintió su mirada posarse en él y se dio vuelta . La vio empalidecer y sus ojos se dilataron cuando encontraron los de él. Ella estaba asustada. Tuvo el impulso de tomarla en sus brazos y calmarla, murmurarle palabras de cariño. Pero se contuvo, dándose cuenta que no era el momento de confortarla.
Y después , sin tomar en cuenta el comienzo de su relación con ella, él siempre la había tratado con la más absoluta cortesía. Hasta había llegado a apartarse de ella, jurándose a sí mismo que no la tocaría. No había sido fácil, porque la deseaba... Oh, si que la deseaba!
Mientras la oía repetir los votos matrimoniales: "Ante de Dios y los hombres..." Brett pensó, súbitamente, haber descubierto el motivo de su tensión. La noche de bodas! Recordó con exactitud todo lo que s había pasado entre ambos durante esa infeliz noche de intimidad . Y se dio cuenta que no había sido gentil con ella.
Pero ahora no le sería difícil, en vez de desconfianza, Ashleigh le despertaba ternura. Sabía como complacer a una mujer en la cama. Y, cuando, en lugar de actos que la aterrorizaban, ella encontrase placeres deliciosos y un amante afectuoso y considerado, su miedo se desvanecería. Entonces , podría pensar en un heredero para el ducado. No era esa la finalidad del matrimonio?
Fortalecido con esa certeza, Brett se permitió esbozar una leve sonrisa. Y, confiado, se arrodilló al lado de ella para recibir la bendición del pastor.



Una hora después , Ashleigh entraba en la salita del piso superior, sumergida en las sombras rosadas del crepúsculo. Las puertas francesas abiertas dejaban entrar la brisa fresca que traía el aroma del bosque y los jazmines del jardín.
Automáticamente, ella salió al balcón. Ya comenzaba a oscurecer y en el cielo ya brillaban las primeras estrellas. Sonidos nocturnos puntuaban el silencio . Eran sonidos tranquilos y familiares, que deberían transmitirle calma, pero que, extrañamente, sólo aumentaban su inquietud . Tenía la clara impresión de que, su estirase el brazo, una garra helada la atraparía en un instante...
- Ashleigh, dónde estás?
Sobresaltada, Ashleigh dejó caer el ramillete de rosas que todavía tenía en las manos. Se dio vuelta lentamente y en las sombras vio a Brett, quien la miraba con aire preocupado.
- Sucedió algo ?
Lo miró con la boca entreabierta, en el esfuerzo por responder:
- No, nada. Solamente estaba admirando el paisaje a la luz de las estrellas.
- Bello, verdad ? - él sonrió y le extendió la mano. - Ven conmigo a la sala de visitas. Recibí algunas órdenes .
- Órdenes ? De quién?
- De tu hermano. él estaba muy misterioso. Solamente me dijo que fuésemos directamente a allá.
El la condujo por el corredor .
- Aquí estamos!


En el centro de la sala, sobre la pequeña mesa octogonal, elegantemente puesta, ardían velas dentro un globo de vidrio. Al lado de la copa, donde había una rosa muy abierta había una esquela:
Brett la agarró y la leyó en voz alta:
"Nos gustaríamos trasmitir mejor lo que sentimos. Pero no somos poetas.
Con amor Megan e Patrick".
- Qué tontos románticos! - exclamó Ashleigh sin saber lo que decía.
Brett la miró fijamente.
- Los consideras tontos? Es esa su visión romántica de las personas y del mundo
- Oh, no! - exclamó ella, ruborizándose .
Su protesta era sincera. Siempre había sido romántica. Desde niña acostumbraba a soñar con un príncipe encantado, un joven con la apariencia y las cualidades de Patrick. Durante los largos años en Hampton nunca había dejado de creer, con una convicción que le surgía del fondo del alma, que un día alguien vendría rescatarla y a llevarla para lejos de ese lugar sórdido.
Ahora, sin embargo, al mirar al hombre con quien realmente compartiría su vida, tenía la impresión de que todo aquello estaba muerto. Sus sueños ahora eran cenizas, y el romance era algo tan inalcanzable como una estrella...
Súbitamente, sus ojos se llenaron de lágrimas, y el llanto se desbordó.
- Es que... - Ashleigh balbuceó y no consiguió continuar.
Brett le sujetó las manos y la atrajo hacia si.
- Ashleigh... mi pequeña, qué sucedió ?
- Oh, Brett! Nada es como yo pensaba que sería!
El sonrió .
- Y cómo tendría que ser?
Incapaz de hablar, Ashleigh se dejó envolver en los brazos de su marido, aspirando, entre sollozos, el perfume de esa piel , sintiendo el vigor de ese hombre que la envolvía con gentileza.
- Romántico - ella consiguió decir finalmente, con un suspiro.
- Entonces mi esposa es romántica...
Brett tomó su rostro entre sus manos y la miró . La visión de esos ojos llenos de súplica y abandono, lo conmovió. Ella era linda, dulce... toda suya.
- Su Gracia... - él la guió gentilmente hasta la mesa. -
Quieres algo más romántico que una cena de dos, a la luz de velas? Voy a contarte un secreto - Brett agregó, mientras le arrimaba la silla -, El romance es algo my bueno , pero dudo que alguien pueda ser realmente romántico con el estomago vacío!
Ella esbozó una sonrisa tan radiante que lo recompensó por no haber seguido su impulso anterior de llevarla inmediatamente a la cama.
- Creo que será más simple servirte - dijo Brett , girando bruscamente hacia la mesita de ruedas con hors-d'oeuvres.
Sirvió un plato generoso y lo colocó delante de ella.
- Esto solamente es el principio.
Brett se sirvió y también se sentó .
- Ahora un poco de este vino para acompañar. Liviano , seco y fresco.
Ashleigh lo miró , agradecida.
- Es bueno estar aquí, así. ..
Durante la cena, ella consiguió relajarse lo suficiente para hablar de su infancia.
Brett no desviaba su atención de ella. La escuchó hablar estudiando su rostro con ternura, procurando en sus facciones los rasgos de la niña linda que ella había sido otrora. Esa bella y vaga imagen contenía un atractivo delicioso, independientemente del mensaje de sus palabras.

Después , fue el turno de él. Comenzó vacilantemente, tensamente, y después , a medida que hablaba, más confiando. Reveló hechos de su primera infancia en el solar , los momentos de soledad y su empeño en agradar a su abuelo, la persona que más lo había amado en el mundo. Habló de sus aventuras marítimas, de sus años de universidad y, finalmente, de su vuelta a Ravensford Hall con el objetivo de continuar la obra do viejo duque.
Ashleigh lo escuchaba con apasionado interés . Había comenzado a comprender lo que había sido la vida de ese niño, creciendo de acuerdo con planes cuidadosamente preestablecidos, y pensó si algún día él habría tenido la oportunidad de entregarse a las travesuras comunes a todos los niños.
Entonces, dándose cuenta que faltaba algo en esa historia, Ashleigh preguntó :
- Háblame de tus padres . Te acuerdas de ellos?
El rostro sereno de Brett se alteró completamente.
- No crees que ya hablamos demasiado de nuestras vidas? - preguntó Brett bruscamente.
- Oh, pero ... - balbuceó ella, confundida, ante esa explosión.
El se levantó y atravesó la sala en dirección a la puerta.
- Vamos a tomar nuestro champagne en el balcón? Podremos contemplar las estrellas , el lago y la luna.
Ashleigh quise retrucar, pero se contuvo . Dócilmente, Ashleigh lo acompañó hasta el balcón. Pero, tal vez porque hubiese bebido demasiado, volvió a insistir:
- Debes recordarlos. No tenías diez años cuando tu padre. ..
- No vamos a hablar de eso ahora. Por favor!
Ella lo encaró.
- Por qué?
- Quieres saberlo ? - estalló Brett, descontrolado.
- Porque no se me antoja!
Pero, cuando la vio retroceder con una expresión de desaliento, se dio cuenta que ella solamente quería una explicación. Volvió a acordarse que debía ser gentil, si quería disipar sus temores, su desconfianza, y tenerla vibrando en sus brazos. Entonces murmuró :
- Ashleigh, yo...
- No, por favor! - dijo ella tensamente, dando un paso atrás y apoyándose en el parapeto circundado por follaje.
En ese instante, sus ojos recayeron en el ramillete de rosas, las rosas de la buena suerte de lady Jane, que había dejado caer poco antes. Se inclinó para agarrarlo , y la baranda, donde acababa de apoyarse, desmoronó con un ruido sordo. Ella quedó tambaleando al borde del vacío sacudiendo los brazos frenéticamente.
Sus gritos agudos de terror hicieron eco en el silencio de la noche. Simultáneamente, Brett se abalanzó hacia adelante y la agarró , empujándola contra su pecho.
- Ashleigh! Por Dios, casi...
Ella se quedó muda por un instante , los labios temblorosos . Después cayó en un llanto frenético.
- Está todo bien, querida... estás segura ahora - murmuró Brett, profundamente emocionado.
Cuando la sintió más calmada, le levantó el mentón con suavidad y le preguntó :
- Estás mejor ahora?
Ella asintió con la cabeza. Todavía perplejo, él volvió a evocar el horror de esa escena y fue pasando del estupor a la incredulidad . Por qué motivo una balaustrada nueva no había soportado un peso tan liviano? Pero el principal problema no era ese, sino restaurar la tranquilidad y la confianza de esa frágil criatura que acababa de pasar por una fuerte conmoción.
Sin vacilar, Brett la levantó en sus brazos y la cargó hacia el cuarto. Después de depositarla gentilmente en la amplia cama , empezó a desvestirla, murmurándole palabras de consuelo y de cariño. Ella permanecía en completo abandono, todavía en estado de shock.
Brett la contempló a la luz de la luna, que se filtraba por las ventanas abiertas. Cubierta solamente por la delicada camisa de encaje color rosa, casi desnuda, Ashleigh le despertó un deseo enloquecido de poseerla. Un movimiento de él, hacia adelante , bastaría para consumar esa posesión largamente ansiada. Pero, en esas condiciones, sería lo mismo que violarla, y sería cometer una nueva indignidad !
Con un suspiro, la cubrió con la colcha de seda y después se sentó en el borde de la cama, a su lado. Entonces , tomándola nuevamente en sus brazos, murmuró :
- Duerma, querida. No hay mejor remedio para un susto que te llevaste. Cuando despiertes, verás que fue un mal momento que ya pasó . Duerme...
Ella cerró los ojos y se anidó en los brazos de él, pasivamente, reconfortada. Y, al sentirla pegada a él, una lenta e inexorable oleada de sensualidad amenazó con dominarlo, por más que luchase por contenerse. De ella toda emanaba un perfume dulce, embriagador, capaz de enloquecerlo. Pero honestamente no quería... Tenía que respetarla!
"Estaré loco?", pensó de repente. En sus brazos tenía una mujer encantadora, la imagen de todo cuanto deseaba, y él estaba allí, impotente, resistiendo la tentación, luchando para no ceder... a la tentación de sus propios demonios!
Ashleigh intentaba dormir. Pero el sueño no venía, a pesar de la calma que la invadía. Un único pensamiento agitaba su espíritu. Brett había sido maravilloso con ella, pero, después de todo , esa era su noche de bodas! Por qué, entonces, él continuaba insistiendo para que se durmiese?
Sería un modo de darle a entender que no la deseaba, que una vez que ya no era virgen , ya no lo atraía más? O la imposición de Patrick había herido tanto su orgullo que lo impulsaba a no ejercer sus derechos conyugales?
.Ya completamente despierta, se dio cuenta que no podía soportar semejante tensión. Necesitaba saber, aún arriesgándose a despertar la ira de Brett. Apartándose un poco , ella lo miró con ansiedad.
- Brett?
Sorprendido al darse cuenta que ella todavía no dormía, él respondió automáticamente:
- Si, Ashleigh?
Después , bajando los ojos, la contempló. Sus cabellos negros se derramaban sobre sus hombros, y su rostro parecía más bello que nunca .
- Qué pasa , querida? - Brett preguntó, acariciándole la mejilla.
- Estaba pensando...
- Pensando?...
- No me quieres?
Hubo un instante de silencio , antes que Brett la atrajese contra sí con un gemido.
- Si no te quiero? Oh, mi Dios, si te quiero!... - él se rió feliz y buscó sus labios. Las bocas y los alientos se fundieron en un beso largo y profundo.
Uma oleada de felicidad la invadió . Brett la quería! En un arrebato de pasión, Ashleigh retribuyó el beso ardiente. No tenía más que un deseo: unirse a él completamente!
El le quitó camisa de encaje y, lentamente, corrió con sus manos las curvas delicadas de su cuerpo.
- Mi dulce Ashleigh... No puedes imaginar como te deseo en este momento - Brett murmuró, y su boca volvió a descender con fuerza sobre la de ella.
Ashleigh se pegó al cuerpo masculino y se puso a mordisquear los labios y el mentón de Brett. Con una excitación creciente, deslizó su mano por debajo de su camisa y pasó sus dedos por el pecho fuerte, disfrutando el calor y el olor de la piel que ahora comenzaba a besar.
Luego lo vio levantarse de la cama y comenzar a desvestirse. Ella se recostó en las almohadas, mientras las prendas impacientemente eran lanzadas al piso. Un estremecimiento de excitación recorrió su cuerpo al contemplar la desnudez de su marido, quien no dejó de mirarla ni por un instante.
- Brett... - ella lo llamó , sintiendo la urgencia de tenerlo nuevamente a su lado.
Ashleigh se había convertido en mujer, Brett constató al acostarse junto de ella y al ser acogido con apasionado ardor. Las bocas se unieron, mientras las manos buscaban proporcionar placer. Brett recorrió con sus labios, su lengua y sus dedos los lugares mas recónditos del cuerpo femenino. Cuando Ashleigh jadeaba pesadamente . Brett se colocó sobre ella, y pronto ambos jadeaban y gemían siguiendo el ritmo febril de las embestidas de sus cuerpos. La satisfacción tan aguardada los tomó repentinamente, transportándolos a un mudo de pura sensaciones.
Fue una noche larga y apasionada , una noche de descubrimientos e innovaciones, una noche en la que los momentos de entrega se alternaron con momentos de reposo y
charla íntima . La madrugada los encontró abrazados, con los ojos perdidos observando la ventana abierta, contemplando el cielo del sol naciente ya mostraba sus primeros rubores.
Brett, se recostó de costado para hablar con Ashleigh.
- Te quiero mucho , mi pequeña, nunca dudes de eso. - Atrayéndola hacia sus brazos, recibió un beso lleno de ternura y felicidad .Y un nuevo hechizo comenzó a conjurarse entre ellos dos.

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