viernes, 19 de junio de 2009

EL ACUERO - VERONICA SATTLER - CAPITULO 20

CAPITULO 20


Ashleigh se deslizaba sonriente entre los invitados, ahora reunidos en el salón . Se paraba aquí y allá, delante de grupos que discutían de política y hablaban de escándalos sociales, decía algunas palabras amables y continuaba circulando. Bien educada en una tradición de afabilidad, hallaba natural mostrarse solícita y sociable.
Sin embargo, esa gentileza y su serena compostura escondían preocupaciones. Mientras caminaba, ella iba recordando el momento en que Christopher Edwards le había informado, tan naturalmente como si estuviese hablando del clima, que lady Pamela era la amante del duque. Temía que el conde hubiese notado su expresión de sorpresa y estupor que no había podido contener.
Pensó en lo que habría hecho lady Jersey, la más perfecta y austera anfitriona de Londres, en esa circunstancia. Y de una cosa tuvo certeza: la gran dama de Almack's no habría procedido como una adolescente torpe e inadecuada!
En ese instante, como si hubiese recibido su llamado silencioso, vio al conde de Ranleagh caminar en su dirección.
- Aquí estás , princesa! Afortunadamente te encontré.
- Oh, pero yo siempre estuve aquí, a disposición de todos!
El le sonrió .
- Eres una anfitriona perfecta, bella Ashleigh. Brett no podría haber encontrado otra mejor, y yo me pregunto si él te merece. Pero no era a eso a lo que me estaba refiriendo, sino a mi deseo y también el de Pamela de salir discretamente de Ravensford Hall.
- Se van ? - preguntó Ashleigh, pensando si él no estaría molesto por algún motivo que no quería confesar. - Así tan de repente?
- Si , princesa, aunque tu decepción casi me convence de quedarme.
- Por qué no te quedas, entonces? La cena...
- Estoy seguro que será una delicia gastronómica! Pero la verdad es que lady Pamela tiene un compromiso urgente en Londres y yo prometí acompañarla.
Ashleigh miró a lady Pamela, quien estaba en la puerta del salón , vio su aire de tristeza y se sintió invadida por una súbita oleada de piedad.
- Comprendo. Pero no sé dónde se encuentra el duque en este momento.
- Perfecto ! - dijo concisamente Christopher Edwards.
- En este caso, permíteme que los acompañe hasta el carruaje - dijo Ashleigh, con un malestar que apenas conseguía disimular.
- Será un placer.
Poco después , de vuelta en el hall de entrada, uno de los criados la abordó.
- Discúlpeme , señorita...
- Qué pasa, Robert?
- Alguien la espera en sus aposentos.
Ashleigh no escondió su sorpresa.
- En mis aposentos? Quién es?
- No le sé decir, señorita. Fue el señor Jameson que me encargó transmitirle el recado.
- Perfectamente, Robert. Gracias.



Un poco inquieta, ella se dirigió al piso superior , pensando en quien la obligaba a subir, cuando su presencia era tan necesaria allá abajo. Al entrar en su cuarto, se detuvo sorprendida. Brett Westmont! él estaba de pie junto a la ventana, su rostro moreno iluminado por el sol poniente, su camisa blanca abierta en el pecho. sus ojos, capaces de demostrar tanta ternura, mostraban ahora un azul sombrío, como el mar en días de tormenta, y la miraban con una expresión glacial.
- Muy bien ! Estamos a solas , finalmente!
- Me mandaste a llamar, su Gracia?
- Ah! La siempre perfecta y formal señorita Sinclair! No deberías llamarme por mi nombre? Dilo, bella Ashleigh! O ya me reemplazaste por otro?
Esas últimas palabras fueron dichas con tal vehemencia que Ashleigh se quedó muda de asombro. Entonces , notó la botella casi vacía de brandy en la mesita de té y comprendió todo. Pero, por qué?
- Brett... - Ashleigh murmuró, desolada.
- Ah! Entonces te acuerdas de mi nombre? - él dio un paso hacia adelante , todavía dominado por la cólera. - Pero eso no quiere decir que no prefieras a otro!
- No comprendo... Brett. No comprendo nada!
- No? Entonces permíteme que te refresque la memoria, perfecta señorita Ashleigh. No será... Christopher, por casualidad?
Aquella insinuación estaba tan lejos de la verdad que Ashleigh tuvo que hacer un esfuerzo para mantener la calma.
- Explícate mejor.
- Vi cuando lo acompañaste hasta el carruaje.
Ante esas palabras, Ashleigh perdió la paciencia.
- Si hubieses mirado mejor, habrías visto que acompañé a su Señoría y a lady Pamela. Ella se cansó de tu fría recepción y prefirió volverse a Londres!
Brett se volvió , irritado.
- Por qué me hablas así?
- Porque estoy siendo franca.
- A qué le llamas ser franca?

- Recibiste a tu amante en tu casa el mismo día en que anunciabas tu compromiso con otra mujer - dijo ella, sin preocuparse por el efecto explosivo que sus palabras causaban. -
- Fuiste egoísta, fuiste cruel!
Brett sacudió la cabeza y se rió con desdén.
- No te preocupes por mi "pobre y ultrajada amante"! Fue idea de ella aparecerse aquí inesperadamente. Además, una relación se corta muy fácilmente! Estamos juntos hoy, y mañana tal vez....
- Parece que lady Pamela no es de la misma opinión .
- Tal vez yo no haya sido para ella otra cosa más que una simple distracción - dijo él, encogiendo los hombros. -
Pero eso no le daba derecho a venir a Ravensford Hall arrastrando a media Londres con ella. Y peor todavía: trayendo a Christopher Edwards, ese canalla! Después , mirándola con dureza, volvió a la carga:
- Vos quedaste encantada con la conversación melosa del conde e
hiciste todo lo que pudiste para atraerlo! Coqueteaste descaradamente ...
Ashleigh lo miró , indignada.
- No hice nada de eso!
Brett le agarró el brazo.
- Es verdad ? Júralo!
Ella levantó la cabeza orgullosamente.
- Y si hubiese coqueteado? Qué? No tienes derecho...
- No tengo, pequeña tonta? Pues yo te aseguro que tengo mucho mas derecho que todos ellos: es el derecho de quien tomó tu virginidad, manchó tu honor y ahora quiere restaurarlo.
El se calló bruscamente al notar que ante esa infeliz referencia ella había empalidecido y había comenzado a temblar. La miró en silencio por algunos segundos y sintió su rabia desvanecerse. Entonces , con un gemido, la atrajo contra si. Simplemente la deseaba!
Ashleigh se defendió , pero, cuando él comenzó a besarla con apasionado ardor, sintió su resistencia debilitarse. Poco después , se vio pegando su cuerpo suave al de él y correspondiendo al beso con deseo incontrolable.
- Brett... - Ashleigh murmuró, y su voz era una dulce queja.
- Ashleigh... dulce Ashleigh. Eres demasiado bella para que pueda resistirme. Eres una hechicera...
Ella flotaba en un mar de sensaciones que la conducían lentamente al mundo dos placeres. Ella se dejó levar, pero, cuando él le acarició los pechos, Ashleigh se tensó súbitamente e intentó desprenderse de los brazos que la enlazaban.
- No, Brett... No hagas eso.
El la abrazó con fuerza y volvió a besarla demoradamente. Cuando la sintió más dócil, deslizó una mano dentro del escote y masajeó sus pechos con caricias suaves.
Vencida, Ashleigh volvió a abandonarse a las caricias.

Pero un ruido en el corredor la arrancó de ese abrazo placentero. Poco después , la puerta del cuarto se abría con un estruendo, dando paso a Finn, quien se paró delante de ella sacudiendo su rabo. Fue como un baldazo de agua fría. Recuperando inmediatamente el dominio, se soltó de los brazos de Brett y, llena de pudor, Ashleigh acomodó su vestido y sus cabellos.

El intentó retenerla, atrayéndola nuevamente junto a sí. Pero, ante de su resistencia, le tomó la mano y le habló al oído, casi con desesperación:
- Deberías ordenar a tu guardián que no se aparte nunca de vos!
Diciendo eso , Brett salió del cuarto golpeando la puerta, como si fuese perseguido por todos los demonios del infierno.
Mientras recorría el interminable corredor de la biblioteca, Brett fue poco a poco recuperando el control. Ya dueño de sí mismo, se puso a pensar en la locura que se había apoderado de él. Estaría a la merced del más vulgar de los sentimientos? Mierda!
Recordó los eventos del día, en busca de algo que justificase la inseguridad que lo corroía. Hubiera tenido esa agradable cabalgata por los campos, en compañía de Ashleigh y de Megan. Después la llegada inesperada de los invitados y la consecuente y desagradable obligación de circular con Elizabeth colgada de su brazo.
"Elizabeth, tan linda pero tan fría...", Brett pensó al acordarse de que, al intentar abrazarla en el jardín, ella se había retraído, sus ojos reflejando una repulsión que había confirmara las sospechas que algunos indicios aislados le habían despertado. E imaginar que debería pasar el resto de su vida atado a esa mujer frígida, que únicamente se ocupaba de su apariencia personal y de sus vestidos!
Nuevamente irritado, Brett revolvió su memoria en busca de detalles del almuerzo, cuando había sido obligado a permanecer quieto, observando a su pupila rendirse bajo los encantos de ese canalla mujeriego ! Verla de esa manera, mirando al conde con una expresión embobada, había sido un golpe que, de cierto modo, lo había hecho deprimir.
A un paso de la biblioteca, se calmó un poco, pensando que las mujeres no tenían ni un gramo de racionalidad, solamente un mar de emociones volátiles. Y siempre estaban complicando las cosas!
Al abrir la puerta, la primera cosa que vio fue una vela ardiendo en el candelabro de plata de su abuelo. Después , sintió un aroma de humo de cigarro. Volvió sus ojos hacia la poltrona junto a la chimenea y se encontró con una persona bastante familiar.
- Patrick!
- Estaba justamente preguntándome cuando ibas a aparecer, compañero! Si demorabas un poco más, iba a verme obligado a hacerme anunciar formalmente. - Patrick se levantó
de la poltrona y le extendió la mano. - Te pido disculpas, pero sería imperdonable aparecer en tu fiesta tan formal.
- A la mierda con las formalidades! Es bueno verte aquí. Puedo ofrecerte algo ?
- Más tarde, tal vez . Antes, quiero contarte las novedades.
- Qué novedades?
- Mi hermana está viva, Brett!
El duque se dejó caer en una poltrona, asombrado.
- Cómo lo supiste?
Patrick puso su cigarro en un cenicero.
- Es una larga historia. Estás preparado para oírla?
- Claro!
El le contó fielmente lo que se había pasado en la casa del antiguo empleado de su padre. En seguida, le hizo un resumen de la carta, omitiendo solamente la verdadera identidad de la condesa Mary.
Brett lo oyó con atención. Cuando él terminó, llenó dos copas de coñac y le pasó una de ellas .
- Entonces vas a partir a Londres para buscar a la hermana de la niñera?
- Exactamente. Antes, sin embargo, quiero hacer algunas averiguaciones más en esta región .
Brett se quedó en silencio por un momento. Después , dijo lentamente:
- Siempre es peligroso aceptar como probados hechos que realmente no lo están. Hace doce años que...
- Brett, mi buen amigo, eres bien intencionado, pero no voy a alargar mi agonía. Ya no soy una criatura. Todo saldrá bien ! Ya verás! Patrick se inclinó y le palmeó paternalmente el hombro.
- Ahora háblame de vos.
- Hablar de qué?
- Algo te preocupa, amigo. Lo vi en tu expresión, cuando abriste esa puerta.
Brett lo miró y se dio cuenta que sus vívidos ojos azules lo estudiaban atentamente, con grande interés .
- Tienes razón . Y, como vos acabas de contarme una historia fantástica, tal vez no halles tan increíble la mía!
- Soy todo oídos, su Gracia - dijo Patrick, solemne.
Hubo un momento de silencio , después Brett comenzó con voz calma y ponderada:
- Estoy comprometido...
- Eso es maravilloso, Brett!

- Ahórrate las felicitaciones, conmigo el caso es otro. Mi prometida es una joven fría y arrogante. Acepté el compromiso, porque fue mi abuelo quien la escogió antes de morir, avizorando la continuación del ducado.
- Comprendo...
- Fui obligado a anunciar el compromiso hoy, y Pamela Marlowe estaba entre los invitados.
- Pero, mi querido Brett...
- Espera, Patrick. Todavía no sabes todo. Hay algo muy importante.
- Qué es?
- Una tercera complicación. O una tercera mujer. Acogí en mi casa a una joven muy bonita...
Patrick abrió los ojos sorprendido.
- Quieres decir que...
- No saques conclusiones apresuradas. Bebe y escucha en que lío me fui a meter...
En pocas palabras, pero sin omitir ninguno de los hechos el duque explicó el por qué de la existencia de una pupila en su vida; Comenzó por la bien intencionada tentativa de su abuelo y terminó confesando su atracción por la joven , sobre la cual habló con incontenida exaltación.
- De ese modo - Brett concluyó -, tienes delante de ti un hombre comprometido con una mujer que no tolera, perseguido por otra que no desea más y atraído por una tercera que está fuera de su alcance. Te confieso, Patrick, que estoy comenzando a pensar que mi abuelo tenía razón . Si un hombre quiere vivir en paz, debe apartarse de las mujeres!
Patrick sonrió . Conocía el prejuicio de Brett respecto a las mujeres. Como su amigo, se sentía particularmente cómodo de hallar que, en ese caso, sus propias palabras se volvían contra él. Después de todo , por qué había consentido en tomar por esposa a una joven que despreciaba, bajo la alegación de que había sido escogida por su abuelo? Y Pamela Marlowe? No había sido Brett quien la había seducido para después introducirla al mundo sofisticado que él frecuentaba? En cuanto a esa pobre muchacha que había tomado por la fuerza, el hecho de estar celando por su bienestar no lo absolvía completamente de la culpa que le cabía.
De cualquier modo, sería interesante ver como Brett iba a salir de ese lío . No quería perderse ese espectáculo por nada del mundo! Y , para eso, contaba con pasar más días en Ravensford Hall.

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