lunes, 15 de junio de 2009

EL ACUERDO - VERONICA SATTLER - CAPITULO 13

CAPITULO 13



Ashleigh y Megan estaban sentadas delante de una pequeña mesa Queen Anne, en una salita adornada con tapices donde tomaban su té. A los ojos de un observador cualquiera, pasarían por dos jóvenes damas inglesas, en visita a los dueños de la casa.
Ashleigh usaba un vestido rosa, que reflejaba el buen gusto de madame Gautier. La cintura alta estaba marcada por una faja de satín rosa, y las faldas, adornadas con encajes, caían graciosamente sobre sus zapatos forrados en raso del misma color.
El traje de Megan era más simple. Suzanne había comprendido la necesidad de evitar lazos y cintas en una mujer con sus formas esculturales y le había hecho un vestido gris perla, de seda , que le concedía una elegancia discreta.
Estaban ambas inmersas en pensamientos. Ashleigh miraba las figuras de los tapices, vagas como sombras, y veía flotar delante de sí las imágenes de su nueva existencia. Esa visión la deleitó. Se olvidó de los preparativos de la víspera y cerró un instante los ojos, como para retenerlas. Después , súbitamente, se estremeció.
- Hace casi media hora que estamos aquí, Megan! Por qué él está demorando tanto?
- No sé, pero lo imagino. Había una vieja señora espiando nuestra llegada desde una de las ventanas del piso superior .
- Una señora de rostro severo y cabellos sujetos en un rodete?
- Esa misma! No es la tía abuela del duque?
- Si, es lady Margaret Westmont. La vi de reojo la primera vez que... Megan! A dónde vas?
La pelirroja irlandesa había colocado su taza en la mesita de té y ahora caminaba silenciosamente hacia la puerta . La entreabrió y después hizo una seña a Ashleigh para que se aproximase. Había dos personas discutiendo en la sala en frente, y sus voces alteradas se filtraban por la puerta y hacían eco por el corredor alfombrado.
- Crees que está bien que espiemos...? - preguntó Ashleigh, aunque no sin disimular su interés.
- Shhh! - Megan llevó un dedo a los labios, pidiendo silencio. - Vamos oír lo que dicen.
La voz de Brett llegó hasta ellas, alta y clara:
- Crees que yo debía continuar con esa farsa porque era deseo de mi abuelo que me casase?
- él dejó eso muy claro en la última entrevista! - fue la confiada respuesta que recibió de una voz femenina. - Después que vos saliste da biblioteca, él me autorizó a continuar con las negociaciones con...
- Con los malditos Hastings! Mierda! Con quién más? - estalló Brett. - No entiendo esa especie de obsesión de tu parte con esa familia. Hay algo en eso que yo ignoro, pero un día de estos lo voy a descubrir! Juro que lo haré!
- Qué... qué estás queriendo decir?
- No se hagas la inocente conmigo , querida tía! Estoy hablando de tu fijación con los Hastings! Crees que ignoro tus idas frecuentes a Cloverhill Manor y tu adoración casi enfermiza por lady Elizabeth, esa chica insoportable?
- Te olvidas de que soy la madrina de ella, como lo fui de Caroline! No tuve hijos, y no es anormal que dedique mi afecto a ella.
-A veces pienso si...
Brett hizo una pausa demorada.
- Si. Por qué no? Tengo que casarme algún día, y tanto me da que sea con Elizabeth como con cualquier otra mujer!
- Brett!
- Por el amor de Dios, lady Margaret, no te hagas la sorprendida ! Todos sabemos que un hombre de nuestra clase toma una esposa solamente para asegurarse la continuación de su linaje. No soy ciego y me doy cuenta de las solapadas maquinaciones de los padres por detrás de bastidores, cuando quieren arreglar un buen partido para sus hijas.
- Yo te prohibo hablar de ese modo delante mío!
Hubo un minuto o dos de silencio , al cabo de los cuales Brett habló en voz clara, con una énfasis exagerado:
- Tienes razón . No puedo ignorar la última voluntad de mi abuelo. Continua con las tratativas con los Hastings, pero ...
- Yo sabía que acabarías oyendo la voz de la razón ! Entonces, para cuándo...
- Lentamente , querida tía, muy lentamente ! Hay una condición, y ya sabes cual es.
- No quiero discutir ese asunto!
- Pero vamos discutirlo, tía. Estoy absolutamente decidido a hacer que Ashleigh sea mi anfitriona oficial. Pero no te pido que renuncies a tus deberes de dueña de casa. Podrás compartir esa tarea con mi pupila.
-- No puedes hacerme esto!
- Puedo y nada me impedirá hacerlo. Tengo obligaciones con esa pobre criatura...
- Y qué le vas a decir a tu prometida sobre este proyecto?
- Si Elizabeth está tan ansiosa por convertirse en la próxima duquesa de Ravensford, como yo creo, no va a interferir. Además, debido al luto, el casamiento tendrá que ser postergado por un año tal vez . Durante ese tiempo, será Ashleigh quien hará de anfitriona en mi casa.


La voz de lady Margaret resonó clara y vigorosa.
- Tienes un gran defecto, Brett: es el de no darle importancia a la opinión da sociedad. Francamente! Instalar a esa... a esa muchacha en Ravensford Hall!
- No veo en eso nada que pueda comprometernos. Ashleigh es...
- Una mujer de costumbres fáciles! Una prostituta para hablar claramente!
- Estás equivocada, y yo ya te expliqué el motivo - dijo Brett, impacientemente.
- Solamente tenemos tu palabra...
- No estoy acostumbrado, lady Margaret, a que duden de mi palabra! Y te aconsejo no hacerlo, si quieres continuar viviendo en esta casa.
Hubo una exclamación ahogada, y luego :
- Vos. .. vos no te atreverías!
- Si , si me obligases a eso. Ahora vamos acabar con esta discusión inútil. Tengo negocios que me retendrán en Londres por algún tiempo. Cuando vuelva, espero que tanto vos como mi pupila estén preparadas para recibir los invitados que trearé conmigo. Buen día, my lady.
Ashleigh y Megan tuvieron solamente tiempo de volver corriendo a sus lugares. Un segundo después , su Gracia, el duque de Ravensford, entraba en la sala.
Brett las contempló largamente. Sentadas delante de la mesa de té , con las frágiles tazas de porcelana entre sus dedos, ellas formaban un cuadro delicioso, digno de un maestro de la pintura! Volvió sus ojos hacia Ashleigh y los cerró un instante, como para ganar tiempo para asimilar tanta belleza. Ella parecía una delicada muñeca de Dresden, con su tez levemente rosada, sus profundos ojos azules y sus sedosos cabellos con bucles. No podía haber un rostro más bello, un semblante más sereno y lleno de gracia!
Bruscamente salió de su contemplación. No comprendía su abandono ni el placer que aquella imagen le daba. Y tampoco quería saberlo! Sería necesario revisar los lugares mas recónditos de su alma, lugar que él no quería abrir. Temía encontrar allí toda clase de sentimientos tiernos, como los que experimentaba ahora.
Respirando profundamente y diciéndose que todo no era mas que un devaneo, fue al encuentro de ellas con una sonrisa en los labios.
- Está todo arreglado, señoritas. Voy a dar órdenes al mayordomo y al ama de llaves para que nada les falte. Viajo mañana. Voy a a Londres y allá deberé permanecer durante algún tiempo.
El se volvió hacia Ashleigh.
- Aprovecha mi ausencia para conocer Ravensford Hall a fondo , aposento por aposento. Cuando yo vuelva, espero que estés lista para tomar las riendas de la casa. Tiene alguna pregunta que hacer al respecto?
Ashleigh se mordió el labio nerviosamente. No solamente tenía una, sino centenas de preguntas que hacer. Cómo sería posible enfrentar lady Margaret sin a ayuda de él? Y como reaccionaría lady Elizabeth Hastings cuando supiese que una extraña iba a ser la anfitriona de la casa?
Pero por el temor de disgustarlo, no formuló ninguna. No sólo sería admitir que había oído la conversación entre él y su tía sino también que la perspectiva de asumir ese papel le parecía terrorífica. Entonces, dijo simplemente:
- Tenemos permiso para cabalgar, su Gracia?
Los ojos de Brett brillaron.
- Oh! Esta vez me estás pidiendo permiso?
Ashleigh se acordó inmediatamente de la pequeña yegua negra que había "tomado prestada" y sintió su rostro colorearse de vergüenza.
- Qué linda te pones cuando te sonrojas ! - dijo él con una leve ironía. Pero, al darse cuenta de su pudor, su voz se volvió más suave. - No cuentes con Irish Night. Ella está absolutamente intratable. Ya hablé con mi jefe de establo y le di órdenes para proveer animales adecuados para ustedes . - Brett se volvió hacia Megan. - A propósito, señorita O'Brian... presumo que sabes montar...
La irlandesa esbozó una sonrisa radiante.
- Mi padre era el mejor entrenador de pura sangres de Irlanda. Se puede decir que crecí sobre una montura, su Gracia.
Brett sofocó un comentario mordaz que le subió a los labios, había algo en esa mujer, a pesar de su pasado, que lo obligaba a comportarse como un caballero.
- En ese caso, no hay nada mas que decir. Solamente traten no meterse en problemas.
- Qué problemas? - preguntó Ashleigh, un tanto preocupada y ansiosa.
Brett la miró demoradamente y después sacudió la cabeza .
- Ay, las mujeres! - Brett dijo entonces, como si estuviese se refiriendo a enemigos!
Las dos lo miraron boquiabiertas. Pero, antes que tuviesen tiempo de recobrarse de la sorpresa, él les hizo una elaborada reverencia y salió.
Hubo un momento de silencio , antes que Megan estallase:
- Me gustaría saber qué bicho le picó a ese hombre!

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