miércoles, 17 de junio de 2009

EL ACUERDO - CAPITULO 16

CAPITULO 16



Chauncey Jameson era el mayordomo de Ravensford Hall hacia catorce años y durante ese tiempo había desempeñado sus funciones con notable competencia. No obstante, en esa mañana de julio de 1814, Jameson estaba a punto de perder la cabeza.
- Merton - dijo él al alto criado de librea que aguardaba sus órdenes . - Estás seguro que son... tres?
- Si , señor. Tres carruajes. Y vienen para acá.
Jameson secó a frente con un pañuelo de lino.
- Tres carruajes llenos de invitados... - él se dio vuelta para Hettie. - Señora Busby, está segura que lady Margaret no tenía previo conocimiento de este hecho?
Hettie sacudió enérgicamente la cabeza.
- Ella sabe tanto como nosotros. Me dijo que iba a hablar con su Gracia, pero él. ..
- Ya sé, señora Busby. Su Gracia está cabalgando con las señoritas Sinclair y O'Brien.
Jameson se volvió y miró a una joven criada de cuarto, quien parecía punto de estallar en lágrimas.
- Lady Elizabeth todavía?...
- Si, señor - lloriqueó a muchacha. - Ella continua irritada. ya rompió dos copas y...
- Está bien, gracias- la cortó Jameson.
No tenía ganas de conocer otros detalles del incidente que nadie, en Ravensford Hall, ignoraba. Lady Elizabeth Hastings se había enterado , al despertarse, que su prometido había salido a cabalgar sin ella y había tenido un ataque de nervios. Había echado a su criada particular del cuarto y después había dado rienda libre a su histeria, como si ya fuese la dueña de esa casa!
Para agravar todavía más la situación, estaba esa llegada inesperada de una caravana de huéspedes.
"Ah, si su Gracia, el viejo duque, todavía estuviese vivo, jamás habría permitido semejante irregularidad !", pensó Jameson, preocupado por el rumbo desastroso que iban tomando los acontecimientos en la casa de sus patrones.
Fijando los ojos en el viejo Henry, quien permanecía dos pasos atrás de su mujer, preguntó, desanimado:
- Los establos están listos para recibir los caballos de nuestros huéspedes, señor Busby?
Henry sonrió .
- Por ese lado, no hay nada que temer, señor. Los muchachos ya están ocupandose de todo.
- Menos mal! Y, ya que no hay otro remedio, vamos a tratar de distribuir nuestras tareas de la mejor manera posible.
Diciendo eso , Jameson comenzó a instruir a sus subordinados:
- Señora Busby, vuelva a la cocina y prepare el menú de emergencia. Señor Busby...




Al salir del bosque de pinos, Ashleigh estimuló a Irish Night, quien pasó del trote al galope. Mientras sentía el cuerpo del animal alargarse debajo de sí y el viento fresco y perfumado revolotear sus cabellos, tuvo la impresión de ser absolutamente libre. En Hall, se sentía presa, incapaz y sin la posibilidad de ser ella misma.
Sus ojos brillaban de placer y casi se olvidó de la presencia de Megan y Brett, quienes, delante suyo , le hacían señas.
- Disminuye la marcha! - gritó él.
Ashleigh asintió y tiró suavemente las riendas para que el animal desacelerase. Momentos después , se colocaba al lado de sus compañeros de cabalgata.

- Qué piensas? - le preguntó Brett.
- Irish Night es un animal magnífico! Nunca me divertí tanto!
- Perfecto ! Pero tenemos que volver a casa. Minutos atrás, Megan y yo vimos algunos carruajes avanzando por el camino principal. Creo que son los invitados que esperaba. Le avisaste a lady Margaret, como te pedí ?
- Lady Margaret ya estaba en sus aposentos, cuando fui informarle - dijo Ashleigh, mientras hacía que su caballo diese media vuelta. -Pero lady Elizabeth me oyó hablar con su criada de cuarto y me aseguró que le daría e; recado.
Los ojos de ella se nublaron al recordar como la prometida de él había sido particularmente insolente en esa ocasión . Brett notó algo y se preguntó cuál era la fuente da perturbación de Ashleigh. Conocía a Elizabeth Hastings hacia muchos años y no ignoraba que era una joven neurótica, sujeta a incontrolables estallidos nerviosos. No desprovista de atractivos, pero sin duda una persona de trato difícil.
La tarde anterior, al llegar a la casa y encontrarla fresca como una flor, en el hall de entrada, había quedado asombrado. su tía le había escrito, cuando estaba en Londres, informándole de que los ajustes del contrato nupcial proseguían, "discretamente, debido al luto". Pero no le había dicho nada sobre el hecho que Elizabeth se había instalado en Hall como huésped permanente!
Todavía apenas recobrado de la sorpresa, Brett había tenido que soportar la atmósfera desagradable que se había instalado durante la cena . Elizabeth había dominado la situación, esforzándose de manera hábil para que varios comentarios aparentemente inocentes se transformasen en verdaderas aguijoneadas contra su pupila.
La conducta de Ashleigh había sido impecable. Ella había conversado con gracia y espíritu, cuando era necesario, pareciendo no notar que tanto su prometida cuanto su tía la trataban rudamente, aunque sin pronunciar ningún insulto.
Pero eso la había afectado. Y el resultado había sido que después de la cena, cuando acababan el licor en la sala de visitas, ella había pedido permiso para retirarse, bajo el pretexto de una ligera indisposición. Todavía pensativo, Brett se volvió haciaa Megan, quien estaba diciendo:
- Su Gracia. Por la elegancia de los carruajes, parece que será un grupo selecto de invitados.
-No es nada tan formal! - él la tranquilizó. - Son solamente algunos amigos de Londres. Sólo que no esperaba que viniesen todos juntos.
Brett escrutó el camino, donde ya se avistaban los vehículos, y observó :
- El primer carruaje debe ser el de lord Christopher Edwards. Estoy reconociendo su pareja de bayos.
Ashleigh sofocó un gemido.
- Oh! Y yo tendré que recibirlos dentro de algunos minutos!
- Naturalmente, mi querida.
- Pero mira mi ropas, su Gracia!
"Te estoy mirando, pequeña hechicera", él pensó mientras la observaba. La noche anterior, había permanecido horas completamente absorbido en el placer de recordar los momentos que había pasado al lado de ella. "Por qué?", reflexionó , procurando encontrar una razón para que esa joven dominarse a tal punto sus pensamientos.
Consideró por algún tiempo la apariencia angelical y no pudo encontrar otra explicación: tenía que ser una hechicera! Bastaba conque alguien la viese para que desease agradarla. Brett sonrió condescendientemente, mientras ella alisaba sus cabellos despeinados, lamentando su apariencia:
- No puedo recibir a tus invitados con esta facha, su Gracia! Simplemente no puedo!
- Estás bien. Adelántate con Megan. Yo recibiré a los invitados mientras vos te cambias de ropa.
- Oh! Eres maravilloso, su Gracia ! No sé cómo agradecerte!
- Vete ahora. Te veré en Hall, de acuerdo ?
- Está bien, su Gracia.
Brett la siguió con los ojos, mientras ella galopaba bajo el esplendor del sol, y, en ese momento, sintió que su corazón latía más rápidamente . Después , se controló, diciéndose que estaban en el siglo XIX. Los hombres racionales ya no creían en hechiceras.


Margaret Westmont miró el cuarto semi destruido, resultado del acceso de cólera de Elizabeth, y se puso blanca de odio. Pero no dijo nada. solamente continuó donde estaba , los ojos fríos como hielo, y su rostro, de piedra.
Era imperativo que conservase el más absoluto dominio sobre sí misma. Si se entregase a una escena emocional, como había hecho la desgraciada criatura que estaba delante de ella, todo estaría perdido. Todo!
- No precisas mirarme de ese modo! - se quejó Elizabeth. - Yo necesitaba. .. debía desahogarme !
- Haciendo una escena de histeria?

- No comprendes... tuve razones para hacer lo que hice.
- Deja de actuar como una niña malcriada!
Creyendo que ya podía controlar la situación, lady Margaret miró con desagrado el vestido de seda rosado de su ahijada.
Estás horrible ! Dónde está tu criada de cuarto?
- La mandé a la mierda.
- Llámala de vuelta! Tenemos mucho que hacer, y no hay tiempo. En cualquier momento, un montón de invitados van a entrar por esa puerta allá abajo...
- Invitados? - dijo Elizabeth, horrorizada. - Cómo puedes hablar de invitados, cuando fui ignorada, abandonada y descartada ? Tu sobrino... Oh! Podría matarlo. No sabes...
- Claro que sé ! - estalló Margaret, perdiendo la paciencia. - Todos los criados también lo saben, imbécil ! Y, si no haces algo para remediar la situación, dentro de poco tiempo toda Londres se enterará que casi destruiste una casa en un ataque de histeria ! Piensa en eso, mientras te cambias de ropa y te preparas para ir al encuentro de los invitados. Piensa en lo que te conviene como la futura duquesa de Ravensford!
Elizabeth no pareció entusiasmada ante esa perspectiva.
- No esperarás que baje y ...
Margaret la zamarreó por los hombros bruscamente.
- Déjate de idioteces y escúchame : si no te apresuras, dentro de pocos instantes esa intrusa estará recibiendo a algunos de los miembros más ilustres de nuestra sociedad y con eso concentrará la atención de todos en ella!
-Pero madrina... no estoy en condiciones !
Lady Margaret estaba a punto de estallar.
- No habíamos llegado a un acuerdo de que el único modo de diluir la posición que esa trepadora era suplantarla y opacarla con tu presencia? No fue para eso que viniste a instalarte en Ravensford Hall?
- Mis nervios...
- Controla los nervios ! Espero verte en el salón azul dentro de quince minutos y en condiciones propias de una dama!
- Quince minutos? Oh, madrina... cómo puedes ser tan cruel? - Elizabeth comenzó a lloriquear. - No quiero bajar. Seré humillada delante de todos! Brett parece hechizado por esa puta barata!
- Vos sos muy joven, has vivido demasiado tiempo en el campo y no conoces la vida mundana. En la sociedad, nadie alimenta ese tipo de prejuicio. - La vieja dama hizo una pausa demorada. - No alimentes grandes expectativas respecto a tu matrimonio. Un noble no se casa por amor, sino por interés. Por lo tanto, a nadie le importa que él tenga de vez en cuando sus pequeños desahogos - con putas o con otras mujeres, para el caso es lo mismo -. Ashleigh Sinclair solamente representará un affair para su Gracia, quien, como todos saben, es un hombre incapaz detener sentimientos profundos.
- No puedo soportar la idea de quedar en un segundo plano!
- No se trata de eso, querida. Además, con el tiempo, descubrirás que es ventajoso tener un marido que satisfaga sus apetitos carnales fuera de la casa. Tendrás que compartir su cama solamente para darle herederos. Una vez alcanzado ese objetivo, te verás libre para disfrutar de diversiones, galanteos, y otras distracciones.
Margaret se calló y la miró intensamente.
- A partir del momento en que te hiciste mujer, pasé a observarte con mas detenimiento . Y tuve la impresión de que no eres una mujer muy pasional. Dime, Elizabeth... Me equivoco?
La mente de Elizabeth se volvió a las pocas veces en que había estado a solas con un hombre. Pensó en sus manos pegajosas, en el olor a caballos y a tabaco que desprendían, y un escalofrío de repulsión le recorrió el cuerpo.
- No, no estás equivocada.
Lady Margaret le dio una palmadita en el hombro.
- Bien, pero eso no importa. - La voz de ella se suavizó . - Tu deber es brillar, Elizabeth. Baja y procura opacar a esa campesina detestable. Eso va a prevenir los comentarios.
Ella se inclinó hacia adelante y bajó la voz.
- Debo recordarte que todo lo que planeamos depende de eso?
Elizabeth sintió la dureza de su voz y se estremeció.
- No.
- Perfecto ! No podemos dejar nada al azar.
La vieja dama se encaminó majestuosamente hacia la puerta. Antes de cerrarla detrás de sí, se volvió y dijo:
- Elizabeth?
- Señora...?
- No me decepciones!

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