viernes, 5 de junio de 2009

LA CAPRICHOSA - LYNSAY SANDS -EPILOGO

CAPITULO 31



- Murie está mejor? - preguntó Osgoode con interés .
- Ella va a estar bien - le aseguró Balan.
Ambos estaban sentados en la mesa de la sala de tomando cerveza para apaciguar los nervios. En el camino de vuelta al castillo, Murie le había contado a su marido todo lo que Cecily le había dicho . En opinión de Balan, la pobre muchacha había enloquecido por sus propios fracasos y amarguras. Le había dicho eso a su esposa y después había tratado hacerla descansar, quedando a su lado hasta Murie se durmió. Ahora los dos hombres se relajaban, sorbiendo lentamente la cerveza.
- Está exhausta y muy perturbada por todo lo que sucedió , pero se va a recuperar. Es una mujer fuerte.
- Lo es - concordó Osgoode y miró atentamente por encima del hombro de Balan, haciendo que él se diese vuelta para mirar también .
Murie venía bajando apresuradamente las escaleras. Sin siquiera notar la presencia de ellos, atravesó el salón y salió por la puerta principal del castillo . Muy irritado, Balan empujó a un lado el jarro de cerveza. Eso era el colmo!
Murie no se quedaba quieta ni cuando él le imploraba para que ella reposase.
- Dónde fue ella ahora? - preguntó Osgoode. Sin responder, Balan se levantó y fue detrás de Murie.
Salió afuera y ya iba a llamarla para retarla cuando notó un gran grupo de carretas y carruajes que se aproximaba, cruzando el puente.
- Qué diablos es esto? !

- Ah, me había olvidado de decirte, Balan, pero mientras vos estabas allá los hombres avisaron que habían visto una caravana, viniendo en esta dirección . Parece que trae que cargan el estandarte con los colores del rey .
Murie estaba allá abajo, en el primer escalón de la entrada, en medio de una aglomeración de criados, guardias y soldados. Parecía muy satisfecha.
- Esposa! Qué estás haciendo ahí?
Murie se dio vuelta y le dirigió una sonrisa radiante.
- Son mis cositas que están llegando!
- Tus cositas?
- Si, mis pertenencias, básicamente chucherías.
- Pero pensé que esos dos baúles que vinieron con nosotros eran todas tus pertenencias. Tienes más... cositas ?
Balan y Osgoode ahora se habían unido al grupo y miraban admirados la aproximación de la caravana. Carretas y carruajes no acababan de entrar, llenando el patio del frente del castillo .
- Por supuesto. - Murie se reía como una criatura. - Los dos baúles apenas contenían unas pocas ropas para usar hasta que mis cosas llegasen. La reina me prometió empacar todo el resto y mandarlo junto con ciertas encomiendas que le hice, antes del nuestro matrimonio.
- Ah... - él respondió estupefacto.
Murie no se contenía. Saltaba de alegría y batía palmas a medida que los carruajes iban deteniéndose frente del castillo . Balan, por el contrario, no parecía muy contento.
- Santo Dios! Para qué una mujer necesita tanta ropa?
- Calma, marido. No hay sólo ropa .
- No?
- Hay muchas otras cosas que mandé a pedir como queso, harina y especias que no tenemos aquí.
- Queso, harina y especias? - repitió Clement, curvando los labios en algo se parecía a una sonrisa .
Balan había comprado algunos verduras en Carlisle, pero no había traído harina ni queso.
- Eso mismo, Clement. Y también vino, cerveza, trigo además de sillas y otros muebles, telas, ropa de cama, un montón de cosas. También deben venir algunas personas para trabajar. Le pedí al rey que mandase a Becker contratar algunos criados.
Murie fue interrumpida por el gentío que corría para ver lo que había en la primera carreta.
- Definitivamente acabas de conquistar a todo mi personal - comentó Balan bajito.
- Y todo lo que hice fue ofrecerles un poco de comodidad y alimento.
- Nada de eso, Murie. No fue ni la comida ni las comodidades lo que los conquistó. Fue tu corazón. El hecho que hayas pensado en ellos, así como pensaste en Juliana, incluso antes de conocerla. Mandaste a traer todo eso porque sabías que aquí hacía falta.
- Tu gente ahora es mi gente , Balan. Soy igualmente responsable por el bienestar de ellos.
El la tomó en sus brazos con cariño, en medio de los criados que subían y bajaban los escalones, cargados con cajas y provisiones .
- Les va llevar mucho tiempo descargar todas las carretas, pero yo nunca los vi tan felices ni trabajando con tanto empeño.
- Eso me alegra. Después de todo, estas son las personas que se mantuvieron fieles a vos, Balan. No se fueron cuando tanto otros prefirieron partir. Merecen un poco de alegría y de comodidades .
- EY, esperen! - exclamó Osgoode - Ese no es el rey?
- No, no puede ser... ! Es él ! - contestó Balan con asombro, observando a Eduardo darle la mano a la reina Felipa para ayudarla a bajar de su caballo. - Pero, qué está haciendo aquí?
- Soy la ahijada de él, lo olvidaste ? - Murie intervino. - Deben haber venido a visitarme y ver como andan las cosas por aquí. Balan sé que mis supersticiones te irritan, sé que mi criada intentó matarte y sé que te he causado un montón de problemas. Habla con sinceridad. Está arrepentido de haberte casado conmigo?
El la miró sorprendido y después, colocando su rostro muy cerca del de ella, Balan dijo cariñosamente:
- Murie, estoy cada día más feliz de haberme casado con vos. Nunca había dado cuenta de cuan calma , tranquila era mi vida antes de vos entrases a ella.
Osgoode soltó una carcajada al oír esa declaración y sólo entonces Balan se dio cuenta que había usado las palabras equivocadas. Murie parecía decepcionada y él intentó arreglar las cosas.
- No, no... Quiero decir que vos trajiste alegría y caos a mi vida... caos en el buen sen-tido de la palabra ... caos no es palabra la palabra ... caos es cambio... cambios para bien...
Ahora Osgoode se reía más todavía de las metidas de pata de su primo y resolvió intervenir:
- Lo que Balan quieres decir es que la vida por aquí era monótona y aburrida, antes que vos llegases, comprendes, Murie ?
- Exacto, mi lady - dijo Thibault que venía pasando con un barril de cerveza en la espalda . - Éramos un grupo triste y sin esperanzas.
- No había esperanza, ni alegría - agregó Gatty que subía con un rollo de tela en sus manos. - Mi lady le devolvió la esperanza a Gaynor. Nos mostró que era posible ver el lado positivo de las cosas.
- Y también arregló mi corte de cabello - dijo Juliana.
Balan suspiró y sujetó las manos de ella contra su pecho.
- Yo te avisé que no sabía conversar con mujeres, te avisé o no ? Pues entonces, Murie, sólo voy a decir que te amo y punto. Es suficiente?
- Más que suficiente, mi querido. Más que suficiente.
Aliviado él la besó y después la levantó en sus brazos, llevándola adentro del castillo . Rápidamente subió los escalones que llevaban al segundo piso.
- Ey ! A dónde van ? - gritó Osgoode. - Balan, no puedes dejarme aquí solo para recibir al rey! Qué le voy a decir ?
- Dile que amo a su ahijada y que la estoy llevando arriba para demostrárselo . Ah, también dile que si quieren comer algo, que empiecen sin nosotros. No cuentes conmigo en las próximas horas
- Tal vez hasta en los próximos días... - Murie agregó, riéndose.
Ignorando la mirada desolada de su primo, Balan cargó a su esposa hasta su cuarto.
Estaba seguro que casarse con la famosa Caprichosa era la cosa más acertada que había hecho en toda su vida.



FIN

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