jueves, 18 de junio de 2009

EL ACUERDO - VERONICA SATTLER - CAPITULO 18

CAPITULO 18



Después del almuerzo, Brett, siempre acompañado de su prometida, se puso a circular entre los invitados, sugiriéndoles maneras agradables de pasar el tiempo hasta la hora de cenar, que sería a las ocho de la noche y sería seguida por un baile. Algunos prefirieron retirarse a sus aposentos, otros a jugar a las cartas y otros, dar un paseo por los bellos jardines de Ravensford Hall.
Fue esa última alternativa la que Christopher le propuso a Ashleigh. Era un día perfecto para una caminata al aire libre, y ella aceptó prontamente. Bajaron hasta las sendas serpenteantes y siguieron después por una alameda de acacias.
El conde era una compañía agradable, y ella estaba agradecida a él por el interés que demostraba. Lo hallaba encantador, con su voz cálida y su mirada dulce, pero su obstinación en querer cubrirla de halagos y piropos la intimidaba.
Afortunadamente , pronto se vio libre de ese asedio: en ese punto la alameda se interrumpía con una enorme fuente. A su alrededor, había algunos bancos de mármol ocupados por algunos de los invitados. En uno de ellos, Ashleigh reconoció a lady Pamela Marlowe y al marqués de Wright, entretenidos en una animada charla con una joven pareja, Mary Godwin y Percy Shelley.
- Mira, Mary - decía el hombre -, podemos considerar a la Historia como una lucha entre la libertad y la tiranía, en un proceso que oscila entre esos dos extremos, con la alternancia de uno o de otro en el poder.
- La Historia es cíclica, entonces? Si fuese así, podemos decir que los grandes avances proporcionados por la libertad están sujetos a declinar y desaparecer...
- No, no, querida! Los hechos históricos van formando una bella espiral - explicó su compañero. - La libertad y el progreso ocupan ahora una posición tan firme que ningún opresor podrá detener su avance hacia un orden social más elevado.
Mary sonrió .
- Un orden social igualitario, como ese que mi padre propuso en su Justicia Política?
Christopher se inclinó y le dijo en secreto al oído de Ashleigh:
- Mary es hija de William Godwin, un filósofo de gran tendencia social.
- Comprendo.
- No completamente. - Christopher sonrió . - La señorita Godwin es más conocida como la amante de joven Percy Shelley, protagonista de una intriga escandalosa.
Ashleigh se acordó que Brett le había hablado de él como de un poeta. Pero el conde hablaba de un escándalo... Estaba por interrogarlo, cuando oyó a Shelley exclamar:
- Brett! Estaba pensando dónde te habías metido!
Todas las cabezas se volvieron . El dueño de la casa caminaba hacia ellos con una sonrisa de bienvenida.
- Shelley, amigo! Vos siempre nos sorprendes: llegaste sin hacerte anunciar!
- Llegamos a la hora del almuerzo, pero, como Mary y yo ya habíamos almorzado, le pedimos a tu mayordomo que nos trajese hasta aquí - se disculpó el muchacho .
Ashleigh lo miró con curiosidad . El hombre obviamente era un radical, y ella pensó cuan extraña era su amistad con uno de los miembros más importantes de la nobleza inglesa.

- Sabiendo cuanto tu espíritu se deleita con la contemplación de la naturaleza, debería haberme imaginado que te encontraría en el jardín - volvió Brett. - Pero permíteme que te presente algunos
amigos. Mi prometida...
Hechas las presentaciones, lady Pamela Marlowe se volvió hacia Elizabeth y la examinó de los pies a la cabeza, con flagrante desdén. Era obvio que ella estaba enfurecida.
Los ojos siempre fríos de Elizabeth lanzaron chispas de odio. Pero, con una fuerza de voluntad admirable en una mujer de su temperamento, ella se controló y volvió a apoyarse en el brazo de Brett, dejando en claro que esa era su propiedad y que no la iba a perder.
- No es un día maravilloso? - dijo Elizabeth , sonriendo radiantemente.
"Realmente es un día maravilloso para vos!", pensó Ashleigh , considerando que esa actitud de propietaria sería intolerable para lady Pamela. Ella no iba a dejar pasar un desafío sin respuesta!
Afligida, Ashleigh pensó que debería hacer algo para evitar que la hostilidad entre las dos mujeres terminase en un zafarrancho . Pero fue Shelley quien salvó a situación.
- Entonces, vas a dejarte atrapar en un matrimonio! - le dijo a Brett, en un tono de broma. - Naturalmente, para alguien de tu casta eso es algo inevitable.
- Qué estás queriendo decir ? - preguntó Elizabeth, desconfiada.
- Si, Percy. Explícate - reforzó Brett.
- Es muy simple, su Gracia. Desde tiempos inmemorables , el matrimonio ha sido una institución hecha para garantizar a los hombres su derecho de propiedad sobre las mujeres.
- "Propiedad "? - dijo Elizabeth, a punto de estallar.
El poeta sonrió .
- En épocas primitivas, las mujeres eran consideradas objetos de satisfacción y placer yeran tan valiosas como el ganado. Se hacía importante que los hombres las mantuviesen en su poder pacíficamente. La inseguridad y la necesidad de proteger esa propiedad hicieron surgir la institución del matrimonio. En resumen, un ardid para que los felices propietarios de esa mercancía valiosa pudiesen conservar su posesión , evitando que otros se la quitasen!
El hizo una pausa.
- Claro, todos nosotros sabemos que muchas cosas ocurrieron para modificar la estructura de esa institución. Pero yo me pregunto: el concepto de propiedad del macho realmente fue modificado?
Shelley terminó su discurso con una sonrisa dirigida a los novios.
- Pero no somos un pueblo civilizado? - preguntó Brett, con buen humor.
- Civilizados? La naturaleza tiene garras y dientes ,recuérdalo!
Elizabeth estaba positivamente furiosa. Shelley la había colocado en una situación desventajosa, y a ella no le gustaba eso. Era una ofensa a su vanidad !
- Tienes derecho a tener tus opiniones. Pero yo te digo:
si estuvieses casado, no habrías hecho ese bello discurso!
- Ah! Estás equivocada, my lady - Era Mary Godwin quien hablaba. - Percy está casado hace tres años!
- Qué?! Oh! Yo pensé ... No eres Mary Godwin?
Mary se rió.
- Percy está casado, pero no conmigo. Yo soy su amante.
Elizabeth quedó visiblemente chocada, pero se recompuso.
- Ah...eh ... comprendo.

Ella no había sido la única en quedar atónita con la declaración de Mary. Ashleigh también se hallaba en un dilema. Simpatizaba con la joven pareja, no sólo porque ambos exponían sus opiniones con entusiasmo sino también porque procuraban ser honestos respecto a si mismos y respecto a aquello en que creían . Qué diferencia entre ellos y las dos nobles damas Pamela y Elizabeth! Pero al mismo tiempo, estaba dolorosamente consciente de que el abierto desdén de Shelley y Mary por las convenciones sociales entraba en conflicto con el código moral y los principios bajo los cuales había sido criada, a pesar de haber vivido doce años en Hampton House.

De cierta forma, las ideas de esos dos jóvenes escandalizaban más por ser declaradas abiertamente, en una sociedad educada y en la casa de una de las más tradicionales familias inglesas.
- La Reina Mab - dijo Christopher, rompiendo el silencio. - Y debo confesar que sus versos punzantes me llegaron profundamente. Con su pena amarga, fustigaste no sólo la sagrada institución del matrimonio, sino también a la monarquía, la aristocracia, la religión y la guerra!
- Sin olvidarnos de la explotación económica - agregó Brett con una sonrisa. - eso hizo que nuestros intelectuales la juzgasen con severidad .
- También hay un relato de esa visita que Shelley hizo a Irlanda el año pasado - volvió a hablar Christopher. - Dinos francamente, Percy, crees que puede hacer algo por la emancipación política y religiosa de esa gente? Percy sonrió modestamente.
- Las circunstancias me han puesto en un lugar destacado. Mi mérito personal nada tiene que ver con el caso. De cualquier manera, escribí dos panfletos respecto al encuentro de líderes nacionalistas en Dublín, del cual tuve el honor de participar.
- Mi amigo, no nos estamos refiriendo a tus actividades en Irlanda, sino al hecho que hayas sobrevivido para contar eso en Inglaterra!
Hubo un coro de risas. En cuanto a Ashleigh, estaba más confundida que nunca. Su madre era irlandesa y católica y, aunque hubiese sido educada en la fé anglicana, veía con simpatía esa lucha que hablaba del espíritu combatiente del pueblo irlandés. Y allí estaba Percy Shelley, un hombre que minutos antes había juzgado demasiado peligroso, defendiendo una causa que ella misma defendería, si pudiese!
- Dígame, señor. Realmente cree que la causa irlandesa tiene alguna oportunidad de triunfar? - se atrevió Ashleigh.
- Una oportunidad mejor que la francesa, pero no tan buena como la americana - respondió Shelley.
- Por qué, señor? Tal vez eso tenga alguna relación con la mayor o menor distancia que separa al pueblo opresor del pueblo oprimido?
- Oh, tenemos una mujer que piensa! - exclamó Shelley, deleitado. Mary, no dejes que se vaya sin invitarla a visitarnos!
Elizabeth sintió que ya era demasiado. Había sido obligada a soportar las miradas desdeñosas de Pamela Marlowe y después los comentarios irónicos de Percy Shelley. Ahora, no iba a permitir que esa huérfana entrometida quedase como la estrella de la fiesta!
- Señorita Sinclair, no cree que se está pasando de los estrictos límites de su función? - dijo ella, volviéndose hacia Ashleigh con ojos fríos. - Además, no cree que es el momento de comenzar
a desempeñar las funciones para las cuales fue contratada y por las cuales se le paga ? En el silencio cargado de asombro que siguió, Ashleigh se ruborizó hasta la raíz del cabello. Pero reaccionó simple y automáticamente:
- Si, my lady.
Después , con una leve reverencia en dirección a los novios, se dirigió rápidamente hacia la alameda d. Christopher fue tras ella.
- Espera, Ashleigh! Yo te llevaré de vuelta a Hall.
Cuando él se apartó, varios pares de ojos acusadores se volvieron hacia Elizabeth. Pero fue Pamela Marlowe quien rompió el silencio incómodo

:
- Muy bien , querida! Nos diste una perfecta demostración de como será la futura duquesa de Ravensford!
Diciendo eso , ella se levantó, recogió sus faldas y se apartó con la cabeza erguida.
Brett había quedado inmóvil , pensativo, mirando sin ver. Nada en su exterior revelaba el torbellino de emociones violentas que se desataba en su interior. Estaba furioso, repugnado con la insensibilidad y la crueldad de su prometida para con Ashleigh . Pero era a sí mismo a quien se censuraba por haber soportado semejante cosa. Por qué la había dejado partir sin una palabra, sin una mirada ? Por qué no había ido tras ella, no la había consolado, no la había tranquilizado, no le había dicho que se sentía avergonzado por la conducta de Elizabeth? El hecho de que su posición no le habría permitido hacer eso no lo justificaba ante sus propios ojos.
Se sentía culpable de haber permanecido neutral, desempeñando el papel de tutor virtuoso. Durante el almuerzo, debería haberla alentado con una sonrisa y no quedarse alimentando un rencor absurdo contra Christopher y las mujeres en general! Si hubiese hecho eso, tal vez el desenlace habría sido otro.
Lentamente, giró sobre sus talones. Sus ojos, firmes y severos, recorrieron todos los rostros levantados hacia él. Después , se concentraron en Elizabeth.
- Mi querida - dijo Brett serenamente, con su frialdad habitual -, como pareces decidida a hacer el papel de duquesa, voy a dejarte para que lo representes un poco más, sin quitarte protagonismo.
Después , con una expresión de afectuosa gravedad, dijo :
- Shelley... Wright, les pido que acompañen a Mary y ami prometida de vuelta al Hall.

*Nota de traducción: Percy Shelley fue un poeta y pensador inglés conocido por sus revolucionarias ideas y su estilo de vida liberal. Mary Godwin fue su pareja, y fue una escritora famosa, entre sus obras se encuentra Frankenstein.

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