CAPITULO 33
El aire húmedo, causado por un sol todavía débil, esparcía olores y sonidos. Ashleigh se apoyó en la baranda de la terraza y buscó en la distancia los tejados rojos de la aldea , los jardines en escalones que iban descendiendo entre casas blancas. Más abajo, entre los pinos, adivinó la presencia del mar azul.
Parecía que su vida estaba definitivamente ligada a ese lugar, que, con cada día, se revestía para ella de una magnificencia nueva, llena de frescura.
- Ashleigh.
El llamado de María la sacó de esa contemplación. Al darse vuelta, cegada momentáneamente por el brillo ofuscante del sol, tuvo la impresión de ver una figura masculina parada en la entrada en arco, al lado de la Condesa. Cerró los ojos y volvió a abrirlos. No, no estaba alucinando ! Brett estaba allí, delante de ella, la misma expresión intensa y ardiente en sus ojos azules!
Los recuerdos la invadieron, avasallándola. Se volvió a ver en el cuarto de la villa del lago, donde había conocido momentos infinitamente felices e íntimos, y donde ciertamente nunca más volvería a estar. Sintió su corazón apretarse y sus rodillas doblarse.
Tampoco Brett parecía incapaz de dar un paso. Ella estaba esperando un hijo! Una sonrisa de perplejidad apareció en el rostro de él, mientras María le decía, con una voz que parecía venir de muy lejos:
- Tu heredero va a nacer en la primavera, Brett. Fines de abril o principios de mayo.
El asintió vagamente con la cabeza, sin dejar de mirar a su esposa. Un hijo! Ella iba a tener al hijo de ambos! Observó su cuerpo todavía menudo, a pesar del embarazo, y su rostro encantador.
- Cómo estás, Ashleigh? - le preguntó con suavidad .
- Yo ... yo estoy bien.
Brett dio algunos pasos hacia adelante y le extendió la mano.
- No tenía idea que estabas embarazada.
- Cómo podías saber lo que yo misma ignoraba? - dijo Ashleigh, un poco más bruscamente de lo que pretendía. - Me enteré después que dejé Londres!
Amargado con la mención de la fuga, Brett dijo ásperamente:
- No podías haberme mandado a avisar?
Ella continuó mirándolo en silencio , sus párpados , temblando. Después respondió, perturbada y débilmente :
- Para qué, su Gracia? Para forzarte a no pedir el divorcio que tanto deseabas?
- Qué estás diciendo? Yo nunca quise divorciarme!
Ashleigh lo miró boquiabierta.
- Por qué , entonces, llamaste a lady Margaret a Londres? No fue para planear todo con ella ?
El bajó su brazo, en un gesto de desaliento.
- Por el amor de Dios! Lady Margaret! No la conoces? No sabes cómo es ella? Pero le creíste y me condenaste, sin siquiera oír una palabra en mi defensa!
Brett se arrepintió de haber hablado tan impulsivamente al ver la confusión y la tristeza que sus palabras le causaron. María tenía razón. Tenía que tratarla como si fuese una muñeca de cristal, conquistarla con atenciones, con gentilezas.
- Te pido que me perdones. No quería perturbarte.
Suspirando, se puso a contemplar los jardines, ahora salpicados de verde , las primeros señales da primavera.
- No quieres bajar conmigo hasta el jardín El clima está fantástico.
Ashleigh reconoció el esfuerzo que Brett hacía por contemporizar la situación. Y aceptó.
- Si, Brett. Me gustaría pasear con vos. - ella le mostró los canteros, donde brotaban, tímidos , los primeros narcisos. - Creo que la primavera llegará más temprano este año. Brett sonrió y le tomó la mano.
- Está en condiciones de caminar? No prefieres sentarte en un banco y respirar aire puro?
Ella se rió, ya mas relajada.
- Caminar me hace bien. Estoy embarazada, no enferma!
Brett lanzó una mirada a sus formas redondeadas y frunció el ceño , con aire de duda.
- Si estás segura...
- Claro que estoy segura, su Gracia!
El la miró intensamente, de un modo que la hizo ruborizar.
- Por qué insistes en llamarme de su Gracia?
- Estoy segura... Brett.
- Así está mejor!
Mientras caminaban por el jardín bañado de sol, Brett le preguntó cuándo había llegado a Italia y qué pensaba de su anfitriona. Ella respondió con palabras llenas de admiración, convenciéndolo de que su primera impresión sobre María concordaba con a de ella. Después , quise saber cómo pasaba sus días en la villa, y Ashleigh se puso a hablar de los niños con un entusiasmo que lo sorprendió.
- Los niños de María significan tanto para vos?
Ashleigh se detuvo y lo miró con calma.
- Ellos le dieron un propósito a mi vida. Antes de llegar acá, yo era una persona pasiva, que sólo sabía actuar reaccionando a los acontecimientos.
Ella comenzó a recordar, sin angustia, como si solamente mencionase anécdotas familiares:
- Primero ocurrió esa tragedia que terminó con la vida de mis padres y me llevaron a Hampton House, donde permanecí doce años bajo la protección de Dorcas y después de Megan. Después ocurrió ese extraña giro del destino que me condujo a Ravensford Hall.
- Y, entonces?... - desafió a Brett.
- Y, entonces... - Ashleigh suspiró profundamente. - Oh, sé que la mayoría de las mujeres consideraría un privilegio tener un título de nobleza...
El la interrumpió ásperamente:
- Estás queriendo decir que el casamiento y la vida en mi círculo social no te agradaban?
- Oh, no! Después de todo , yo nací en ese medio y, cuando era niña, me sentía feliz estando en él. Estoy queriendo decir que yo no fui quien verdaderamente hizo esas elecciones. Me dejé llevar, me dejé tener un nuevo empleo, me dejé casar...
Brett asintió con la cabeza pensativamente.
- Creo que te comprendo. La mayoría das veces, seguimos caminos que no escogemos. Mira mi caso: yo amaba mucho a mi abuelo, pero estoy perfectamente consciente de que mi vida fue casi completamente moldeada por él. No es una comprobación muy agradable, créeme.
Ashleigh sonrió aliviada.
- Entonces , me comprendes?
- Creo que si. Vos podrías quedarte en esta linda casa, viviendo con esta gente amiga sin hacer otra cosa mas que esperar los acontecimientos. en vez de eso, preferiste dedicarte a una obra humanitaria.
Ella se ruborizó .
- Yo no diría eso. Estas criaturas que vienen a mí, buscando ayuda, me retribuyen con amor y cariño. Además, hay otras personas que hacen por ellos mucho más que yo . La Condesa, por ejemplo. Y el padre Umberto.
- No es tan así. Por lo que vi y oí decir, debes sentirte muy orgullosa de tu trabajo.
Ashleigh lo miró a los ojos y leyó sinceridad en ellos. Sintió alegría en su corazón y esbozó una gran sonrisa.
Brett tuvo ganas de abrazarla. Pero se acordó del consejo de María y se obligó a tener paciencia. Tomándole el brazo, la llevó a un ala cubierta.
Apenas habían dado dos pasos, Ashleigh señaló un árbol.
- Ves, Brett! Es el barrilete de Antonio! Crees que podemos recuperarlo?
El arqueó las cejas.
- Podemos ?!
- Si, vos y yo! El árbol no es muy alta y...
- Vos no estás en condiciones de treparte a los árboles! - Brett acarició levemente su rostro. - Vas a quedarte aquí, mientras yo intento rescatar el barrilete , está bien?
El se quitó el saco y se subió las mangas de la camisa.
- Espero que Antonio sepa apreciar mi esfuerzo.
- Oh, si!
El árbol era un gran almendro de cerca de siete metros de altura. El barrilete multicolor estaba entre las ramos más altas. Mientras Brett trepaba con agilidad, Ashleigh pensó en el niño que él había sido, un niño que se había convertido en adulto demasiado pronto. Y se dio cuenta , entonces, que ambos poseían una herencia semejante: ambos habían sobrevivido, siguiendo caminos que otros habían marcado y determinado.
- Aquí tienes, mi lady. - él hizo una ceremoniosa reverencia, mientras le entregaba el frágil objeto.
- Gracias, caballero . Gracias por tu presteza. Y te aviso que yo soy experta en trepar a los árboles!
El le levantó el mentón y sonrió .
- No seas presumida! Yo fui marinero, no te olvides .
Ashleigh acarició su vientre.
- Espera algunos meses más y verás. Voy a demostrarte que sé todo tipo de juegos llamados masculinos!
- No dudo de las habilidades de una dama que consiguió montar a Irish Night a pelo!
Se rieron. Mientras tanto , Brett pensaba, no sin esperanza, en las palabras que ella había dicho. Era la primera alusión que hacía a un futuro al lado de él. Además , había vivacidad en sus gestos y, sobretodo, en el tono de su voz, mucha emoción.
Volviendo a tomarle la mano, Brett continuó guiándola por el camino de piedras. Al llegar cerca del muro bajo, que delimitaba el jardín, la levantó en sus brazos con un solo movimiento.
- No, Brett! - protestó ella. - Estoy demasiado pesada!
- Para mí, vos todavía sos liviana como una pluma!
El recordó las veces que ella se había rendido a la pasión y sintió su deseo renacer. Pero una mirada al vientre hinchado le recordó que no era momento de pensar en eso . Había otras cosas en juego... cosas mucho más importantes y duraderas.
Sonriendo , Brett la bajó lentamente al suelo. Mientras lo hacía, sintió una presión en el abdomen de Ashleigh.
- Qué fue eso ?
Ashleigh se rió, un risa clara y musical, que hizo eco en el el jardín silencioso.
- No estés tan sorprendido. Es ella! Está pateando mucho últimamente.
Brett la miró , intrigado.
- Ella?
Ashleigh asintió, risueña, explicando:
- Espero que sea una niña.
Inmediatamente se arrepintió. No debía haber hecho esa declaración. No era justo. escogiendo cuidadosamente las palabras, ella corrigió :
- Brett... Te sentirías frustrado si fuese una niña?
Los ojos de él brillaron. Nuevamente, ella lo incluía en su futuro!
- No, se si es el vivo retrato de su madre! - Seducido por el pudor de modestia que sus palabras provocaron, él continuó :
Nunca estuviste tan linda! Es un placer mirarte!
Después , más seguro de sí mismo , paseó sus ojos por el rostro encantador, fijándolos en los labios rosados.
Como en un sueño, Ashleigh lo vio colocar las manos en sus hombros y después inclinarse sobre ella. El beso no fue más que una leve presión de labios, pero la dejó temblando de emoción.
"Brett, mi amor!", ella pensó, mientras, con un suspiro de felicidad, se abandonaba contra su pecho ancho.
Brett cerró los ojos, saboreando la dulzura de ese instante. Cómo la había extrañado ! Cuando los abrió, encontró los de ella, repletos de ternura. En un impulso, la envolvió en sus brazos y le dio un largo beso en la boca.
Un ladrido inesperado cortó el aire, obligándolos a separarse bruscamente.
- Oh, no! - gimió Brett, volviéndose. - Qué quiere él esta vez?
Ashleigh se inclinó para acariciar la cabeza de Finn.
- Creo que vino anunciar que la mesa para el té está puesta.
Brett se rió y le ofreció el brazo.
- Muy bien , su Gracia. Vamos a tomar ese té!
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