lunes, 15 de junio de 2009

EL ACUERDO - VERONICA SATTLER - CAPITULO 14

CAPITULO 14



Lady Elizabeth Hastings saltó del carruaje y comenzó a avanzar a lo largo de los arbustos recortados de la alameda con la sombrilla abierta. Levantando su cabeza aristocrática, ella examinó con agrado la alta fachada, ladeada por pilares jónicos, de la mansión que había sido el hogar de los Westmont por más de doce generaciones.
Una sonrisa de satisfacción se curvó en sus labios. En Breve, dentro de muy poco, iba a recoger los fabulosos frutos de la victoria! Dentro de un año, como máximo, sería la esposa de Brett Westmont, el hombre de mas difícil conquista. Con eso su éxito sería más resonante!
Cerrando la sombrilla con un golpe seco, la entregó al lacayo de librea que la aguardaba a los pies de la escalera, recogió las faldas de su vestido y subió rápidamente los escalones. Se paró en lo alto y lanzó una mirada a su alrededor . Su Gracia, la duquesa de Ravensford! Iba a lograrlo con un precio muy alto!

Desde la ventana de su cuarto, Ashleigh siguió con la mirada esa criatura soberbia, erguida y arrogante, y suspiró, desalentada. Hacía dos días, desde que Brett había partido , que aguardaba con temor ese encuentro. El día anterior , lady Margaret había ido a Cloverhill Manor, la propiedad de los Hastings, y allí había pasado buena parte de la tarde. Había vuelto poco después del té, anunciando que lady Elizabeth llegaría la mañana siguiente.
Pero Ashleigh no había tenido un contacto directo con la tía abuela de Brett. Ella le había informado el hecho por medio de una corto esquela:


"La prometida de su Gracia, lady Elizabeth Hastings, llegará mañana, poco antes del mediodía. No se considere obligada a actuar como la anfitriona de la casa. Yo haré eso personalmente, como siempre lo he hecho en el pasado.
Pero le pido que se presente en el salón azul. Lady Elizabeth ya tuvo conocimiento de su presencia en Ravensford Hall y manifestó el deseo de conocerla. Mandaré un criado a buscarla en el momento oportuno. Esté preparada.
Lady Margaret Westmont".

Al recordar el frío contenido del mensaje, Ashleigh se estremeció, a pesar del cálido y perfumado aire primaveral que entraba por las ventanas abiertas. Esa joven pronto sabría lo que había ocurrido entre ella y Brett Westmont... si no era que ya lo sabía. De otro modo, por qué la vieja dama se habría tomado el trabajo de ir personalmente a Cloverhill?
Perturbada, se apartó de la ventana y se puso a analizar a lady Elizabeth. Como describirla, sin decir que ella era una dama de la cabeza a los pies? Alta y esbelta, ostentaba su belleza rubia con una seguridad que proclamaba su lugar la elite de la sociedad . La elegancia de su postura, su andar gracioso, el modo en que sujetaba la sombrilla... Cada gesto revelaba distinción, además del orgullo de pertenecer a una familia de noble estirpe.
Cómo podría ella, Ashleigh, una huérfana que había servido de criada en un burdel, enfrentar a esa dama ? Se sentía dominada por el temor de verse obligada, bajo presión, a hablar... sobre lo que no quería hablar
Miró el vestido amarillo de muselina que estaba usando y pensó en el placer y la confianza que había sentido esa mañana, al mirarse en el espejo. Ahora, sin embargo, estaba asustada y temerosa de que eso acabaría por hacerse evidente.
Si al menos Megan estuviese allí para alentarla y acabar con sus vacilaciones ! Pero lady Margaret, con el pretexto de que ella debería verificar los animales que habían sido elegidos para sus cabalgatas diarias, la había mandado al establo, para entenderse con el señor Busby.
Antes de salir, su amiga había comentado :
- Esa vieja quiere verme lejos de aquí a la hora de la entrevista! A propósito, sabes que ella envió a un criado a Hampton House para recoger informaciones sobre " mis antecedentes".
Antecedentes ? Me gustaría haberle visto la cara cuando las recibió !
Pero qué podría lady Margaret haber sabido sobre la verdadera Megan, su naturaleza íntima, su valentía, la simplicidad de su alma? La irlandesa hablaba poco de su pasado. En Hampton House, nadie sabía como había sido su vida a los dieciséis años, cuando su padre había muerto y ella , como la mayor de diez hijos, se había visto en la obligación de mantener ala familia.
Lo poco que Ashleigh conocía, lo había aprendido en breves retazos, en los momentos de intimidad en los que Megan había revelado un poco de su misterio: su relación con su familia, por la cual sentía un amor inmenso y por la cual se había sacrificado.
Ashieigh sacudió la cabeza y volvió a pensar en las dos mujeres allá abajo. Le Faltaba coraje para enfrentarlas. Lady Margaret no escondía su deseo de verla a kilómetros de distancia. Lady Elizabeth se mostraría todavía más hostil que su madrina ? "Ella manifestó el deseo de conocerla", decía la esquela. Para qué? Para acusarla , para juzgarla?
Al darse cuenta que se estaba dejando arrastrar por pensamientos depresivos, Ashleigh procuró apartarlos, convenciéndose que esas preocupaciones eran absurdas y estaban fuera de lugar . No podría suceder de Elizabeth Hastings se mostrase amable y compasiva, dispuesta a aceptarla y a ofrecerle su amistad? El interés de conocerla podría ser una señal positiva!
Ese pensamiento produjo sobre sus nervios un excelente efecto, a punto de hacerla esbozar una sonrisa. Cuando oyó un golpe en la puerta, fue abrirla con el corazón tranquilo.
- My lady la espera en el salón azul, señorita Sinclair - dijo -
ceremoniosamente el lacayo de calzón y medias de seda.
Ashleigh lo siguió por la escalera y después a lo largo del vestíbulo. Una puerta se abrió , y el mayordomo pronunció su nombre con todas las sílabas pronunciadas correctamente. La puerta entonces se cerró detrás de él, y Ashleigh se encontró en el salón azul de Ravensford Hall.

Una luz difusa clareaba el ambiente. Las paredes estaban delicadamente pintadas en gamas de azules, donde espléndidos tesoros del Renacimiento se alineaban a lo lado de las pinturas de grandes maestros ingleses. En el suelo había una magnífica alfombra Savonnerie, y en una de las paredes, una chimenea en mármol blanco ornamentada con incrustaciones de oro. Sobre ella, dos bellos bronces de Carpeaux.
Riqueza, riqueza por todas partes. Ashleigh se sintió intimidada y fue incapaz de dar un paso.
- Agradezco que haya venido, señorita Sinclair - dijo lady Margaret desde el fondo del salón . - Aproxímese , por favor.
Las dos mujeres estaban sentadas delante de una mesita baja, cubierta de vasijas y estatuillas. Mientras caminaba hacia ellas, Ashleigh tuvo tiempo de examinar a la prometida de Brett. Lady Elizabeth era una perfecta y armónica obra de arte. Rostro ovalado, rasgos delicados, ojos grises y cabellos tan rubios que parecían plateados, contrastando con su piel color miel. Las cejas finas estaban levemente arqueadas, y su boca parecía un minúsculo corazón.
Como lady Margaret, ella se mantenía en la silla, sin permitir que su espalda tocase el respaldo. Su vestido flotaba en delicados pliegues a lo largo de su cuerpo de cintura marcada y busto lleno y firme. En las orejas , los aros de zafiro y diamantes hacían juego con el anillo que brillaba en su regazo.
Riqueza, elegancia, buena cuna... todo estaba allí. Nuevamente asaltada por temores, Ashleigh fue dominada por el impulso de darse vuelta y salir corriendo, no solamente de la sala y de la presencia de esas dos mujeres, sino de Ravensford Hall! Sólo así podría poner fin a esa situación horrible.
Como eso era absolutamente imposible, reprimió todo impulso que pudiese traicionarla e hizo una leve reverencia, murmurando:
- La señora deseaba verme, lady Margaret?
- Pos supuesto que no!
Ashleigh levantó sus ojos, perpleja.
- No?
Los labios de la vieja lady se encresparon en una sonrisa irónica.
- Mi intención, desde el primero minuto de tu llegada a esta casa, fue ignorarte. Pero mi ahijada, lady Elizabeth Hastings, manifestó el deseo de conocerla, y resolví satisfacer su voluntad .
Sin hacer caso de la perplejidad de Ashleigh, ella giró hacia la otra joven.
- Entonces, querida, qué crees ?
Elizabeth Hastings había mantenido los ojos fijos en Ashleigh desde el instante en que ella había entrado al salón . Y no había quedado nada satisfecha. En vez de una pequeña muchacha desarreglada y mal vestida, tenía delante de sí a una mujer joven, radiantemente bella y elegante. Había reconocido inmediatamente el estilo de madame Gautier en el vestido de muselina amarilla que ella usaba, y eso la irritó. Brett, ese miserable, debería haberle provisto un guardarropa nuevo!
Además de eso, cualquiera podía ver que esa muchacha irradiaba frescura e inocencia! El delicado tono de rosa que le subía a sus pómulos bien marcados, las flores amarillas que coronaban su cabeza y sobretodo la dulzura que sus ojos reflejaban ...
Elizabeth sintió un asomo irracional de celos. La odió instantáneamente y no descansaría mientras esa intrusa no saliese para siempre de su vida!
Pero refrenó esa emoción y preguntó con voz neutra:
- Ella trajo mucho equipaje, madrina?
Lady Margaret se encogió de hombros .
- Había varios baúles en el carruaje, cosa que no sucedió la primera vez que ella vino acá.
- Exactamente lo que pensé . Madame Gautier le hizo un guardarropa completo!
- No te preocupes, mi querida. Ella no representa nada para su Gracia. El gran problema es la presencia de ella en Ravensford Hall. Qué debemos hacer?
- Debemos comportarnos como de costumbre... mientras tanto.
Es el mejor modo.
Ashleigh oía ese intercambio de palabras en un penoso silencio. Sentía que su situación se hacía peor a cada instante y percibía, más que nada, el peligro que tendría que enfrentar ante la actitud esas dos mujeres. Y nada podría confirmar mejor sus temores que la manera abiertamente ofensiva con la cual lady Elizabeth continuaba mirándola
- Nunca pensé que a Brett le gustasen la mujeres morenas y de baja estatura - dijo ella, mostrando un semblante en que se leía reprobación cada vez más profunda. Lady Margaret esbozó una sonrisa de desdén.
- Naturalmente no ignoras la reputación de él! Altas , bajas, rubias , morenas, solteras y casadas... su Gracia seduce a todas, indistintamente, y a todas las enloquece, según me han contado. Sólo el abuelo no sabía que el nieto era capaz de inspirar locas pasiones. Ahora, pienso si no fue un error dejarlo en esa ignorancia.
Ella hizo una pausa pensativamente .
- Pero, en los últimos años, John estaba muy enfermo y los médicos insistieron en ahorrarle cualquier contrariedad. - Después suspiró. - Bien, lo que pasó , pasó . Entonces ,
mi ángel, estás satisfecha? Puedo dispensar a la muchacha?
Ashleigh sintió una oleada de rabia invadirla. Tenía ganas de gritar, de estallar con palabras amargas. Jamás había sido tratada con semejante rudeza! Ni en Hampton House, donde celos y competencia entre mujeres eran moneda corriente! Pero en estas dos mujeres había odio y crueldad ! Ambas estaban determinadas , fría y calculadamente, a ponerla en su lugar, costase lo que costase! Cual era ese lugar, no lo sabía. Ciertamente ,fuera de esa casa.



- Hay una cosa mas...
Elizabeth se inclinó hacia adelante y levantó el borde del vestido de Ashleigh.
- Es una muselina de calidad superior - murmuró ella, y con un rápido tirón rasgó la falda de arriba a bajo.
Ante ese acto de violencia, Ashleigh la miró paralizada de horror. El rostro de Elizabeth ahora manifestaba más que reprobación. Comunicaba odio! Su belleza se había marchitado, y, en ese momento, ella se volvió vulgar, casi fea.
- Qué pena! - dijo Margaret con una sonrisa pérfida. - Un vestido tan bonito... Tal vez su criada de cuarto pueda remendarlo. Buen día, señorita Ashleigh.
Todavía en un estado de perplejidad , Ashleigh continuó mirando a las dos mujeres por un instante mas. Entonces , con un sollozo seco, recogió las faldas rasgadas y salió corriendo de la sala.

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