lunes, 8 de junio de 2009

EL ACUERDO -VERONICA SATTLER - CAPITULO 4

CAPITULO 4


Los ojos almendrados de Monique Chatworth lanzaban chispas de odio, mientras espiaban a Ashleigh por la puerta entreabierta del cuarto. La jovencita con trenza se preparaba para agarrar la pesada bandeja de plata conteniendo los restos de la comida matinal de Madame, tarea que cumplía puntualmente a las once de la mañana, todos los días.
Sus crecientes encantos le recordaban a cada instante que ya no estaba en condiciones de competir con alguien más joven, la prostitución era una profesión donde la juventud y la belleza eran todo. Carnes más firmes iban a reemplazarla cuando su propio cuerpo comenzase a aflojarse, en una confirmación de lo inevitable.
Mientras tanto, indiferente al destino que le esperaba a Monique , esa adolescente atrevida continuaba floreciendo. Monique apretó sus labios, furiosa. Ashleigh la humillaba sin saberlo ! Corrían rumores en Hampton House de que Madame había sido forzada a encontrarle un empleo "decente". Un día cualquiera, la vería partir del burdel para instalarse en una casa bonita, para gozar de una situación de estabilidad y de respetabilidad , mientras ella sería descartada y echada del burdel en cualquier momento!
Todavía irritada, Monique pensó en el gran fracaso de su vida , en su sueño destruido para siempre , eso había sucedido el día en que había sido abandonada por el joven lord que le había prometido casamiento y una posición respetable y que después la había dejado sin un centavo en un cuarto de hotel!
Todavía no podía pensar en nada que se relacionase con esa época sin estremecerse. Cerró los ojos y sacudió la cabeza, en un intento de olvidar ese amarga humillación , el repudio y las semanas en que se había visto obligada a recorrer las calles para sobrevivir, lo que había hecho la avergonzaba y aumentaba su humillación, y en ese momento había perdido toda esperanza de poder volver a su casa.
Casa! Qué casa? El vicariato había sido una verdadera prisión! Su padre, severo e intransigente, solamente se ocupaba de conducir al rebaño de sus fieles, y su madre, una mujer sumisa y medrosa, que le negaba cualquier placer, con la excusa de que todos los placeres eran efímeros y pecaminoso. No, no deseaba volver allá, aunque eso fuese posible!
Pero lo que no daría para tener la oportunidad que Ashleigh iba a tener! Emplearse en una casa fina y respetable de algún lord rico, donde seguramente habría toda clase de posibilidades para una mujer inteligente y emprendedora. Era la oportunidad con la que siempre había soñado. Y verla siendo ofrecida en bandeja de plata a esa niña ordinaria...
Súbitamente, la puerta de los aposentos particulares de Madame se abrió , y ella apareció en el umbral vistiendo un suntuoso traje de viaje. Al ver a Monique, quien retrocedió, avergonzada, la miró entre divertida y solemne.
- Ya estás levantada , querida? Todavía es muy temprano. Las dos sabemos que la mayoría de las mujeres de esta casa todavía está durmiendo. Como vos deberías hacer si quieres preservar tu belleza y tu juventud!
Monique sonrió , sin dejar que sus nervios la traicionasen, y procuró asumir un aire de servil cordialidad .
- Ya descansé bastante por hoy, Madame. Puedo serle útil en algo ?
- Si insistes...
- Sería un inmenso placer, Madame.
- Voy a pasar algunos días en casa de unos amigos en Londres.
Ve hasta la cocina y dile a Dorcas que la carta que estábamos esperando llegó esta mañana. La Dejé sobre mi cómoda. Ella puede retirarla cuando quiera.
- Claro que si , Madame.
Monique la siguió con los ojos, hasta verla sumergirse en las sombras en que las se perdía la escalera. Ya se disponía a obedecerla cuando un pensamiento tomó forma en su mente. Miró a ambos lado . No había nadie allí. Entonces , una sonrisa se curvó en sus labios, y Monique abrió la puerta de los aposentos de Madame.

En la cómoda Luis XV había una pila de cartas, que leyó lentamente, una por una. Varias todavía estaban cerradas. Madame debía estar con mucha prisa para dejar su correspondencia en ese estado! Finalmente halló lo que buscaba. Una hoja de papel con el monograma del barón Mumford.
Monique apenas pudo contener su excitación, mientras leía el breve contenido:
"A quien pueda concernir ,
Esta carta representa un contrato de trabajo firmado y garantizado por el barón Mumford. A la persona que exhiba este contrato será entregada la educación de mis dos hijas, las nobles señoritas Dianne y Daphne Mumford. Los términos del contrato..."
La euforia de Monique no tuvo límites. El contrato no estaba designado para una persona identificada. O sea, que quien lo tuviese en sus manos podría usarlo a su antojo.
De repente, se puso a reír histéricamente . Ahí estaba la solución a todos sus problemas! La posesión de ese valioso documento le abría las puertas de la rico mansión de una de las más nobles familias de la aristocracia inglesa. Conocía muy bien al barón, un viejo gagá a quien había entretenido en varias ocasiones. sabía cuales eran sus preferencias sexuales y qué hacer para convertirlo en un juguete en sus manos. Iba a volarle la cabeza a ese hombre, conduciéndolo a placeres cada vez más viciosos y.. En ese exacto instante, su mirada recayó sobre el sello en el sobre del duque de Ravensford que estaba en lo alto de la pila de correspondencia. El duque de Ravensford! Todos sabían de la riqueza y el poder de ese lord ! Habría en esa carta algo que pudiese serle útil? Súbitamente, un mundo de posibilidades desfiló delante de sus ojos ambiciosos.
Había un problema. La carta todavía estaba lacrada! Madame iba a recordar que todavía no la había abierto cuando volviese? Pero, para ese entonces, ella ya estaría lejos , muy lejos de allí. Sin pensarlo dos veces, Monique rompió el sello y leyó:


"Madame,
Escribimos para comunicarle que no volveremos a importunarla con nuevas indagaciones. Usted merece toda nuestra confianza. Esperamos solamente que elija a la profesional que merezca su mejor evaluación : ella deberá ser bonita, sana y joven, preferiblemente de menos de veinte años.
Le cabrá a usted informarle que tendrá que prestar servicios al nieto del duque, colocándose a su disposición todo su considerable conocimiento en el arrea , así como también toda la asistencia posible.
Estamos autorizados a asegurarle que, si la misión es llevada a cabo con éxito, tanto la joven en cuestión como usted serán generosamente recompensadas.
Llegaré a las cinco de la tarde del día 3 y estaré esperando discretamente en el patio de los fondos de su residencia. Como en estos casos es necesaria la discreción, apreciaría mucho que me devolviese esta carta. Nuestra joven tendrá que depositarla en mis manos al momento de entrar al carruaje. Eso servirá también para identificarla.
Agradeciéndole anticipadamente en nombre de su Gracia, tengo el honor de ser su seguro servidor,
Robert Adams,
Abogado de su Gracia, el duque de Ravensford".

Los ojos de Monique reflejaron decepción. No ignoraba que ciertos miembros de la nobleza acostumbraban a contratar jóvenes prostitutas para iniciar sexualmente a sus hijos o sus nietos . Ella misma había desempeñado muchas veces ese servicio . Pero el duque y su abogado exigían una joven de menos de veinte años! No entendía por qué! Cuanto más experta fuese la "maestra del placer ", tanto más provechosas serían as lecciones. ..
Encogió los hombros, resignada, y ya se preparaba para dejar a un lado la carta del abogado cuando una idea cruzó su mente y le provocó una sonrisa maliciosa. Allí estaba la oportunidad perfecta para encubrir no sólo el robo de la carta de Mumford sino también para darle a la pequeña chirusa el tratamiento que se merecía.
Una risa histérica se escapó de su garganta, mientras se leía
una vez más el contenido da carta. Perfecto! No había nada allí que revelase la naturaleza de los servicios que la joven debería desempeñar. Solamente había dos problemas una era darle a Dorcas una explicación convincente de por qué la oferta había venido del duque de Ravensford y no del barón Mumford; y el otro, pensar en un modo de colocar esa carta en manos de Ashleigh la tarde del día 3, sin hacer que la cocinera o Megan O'Brien sospechasen nada.
La pequeña era demasiado ingenua, pero Dorcas y Megan no se dejarían engañar... La escenificación debía ser perfecta hasta en los mas mínimos detalles. Ah, si! Diría que Madame había dejado instrucciones para que Ashleigh estuviese lista. El abogado del duque, un verdadero caballero, vendría a buscarla el día 3 para llevarla a la mansión de su Gracia. Exactamente como había sido estipulado. Pero omitiría que a carta debía ser devuelta. Y en el último instante, cuando esa joven tonta estuviese saliendo de la casa para ir al encuentro del hombre, la pondría en manos de ella! Monique repasó dos o tres veces los planes en su cabeza. Oh, iba a funcionar! Dentro de pocos días, estaría cómodamente instalada en la mansión del viejo Mumford, mientras Ashleigh Sincler... Monique tuvo que contenerse para no soltar una carcajada gustosa. Ya podía imaginar la cara de la pobrecita cuando descubriese que clase de "instrucción" el nieto de su Gracia deseaba! Oh, era para morirse de risa!
Un repentino reconocimiento de la prudencia de apartarse de los aposentos de Madame la estimuló a actuar con rapidez. Dobló las dos cartas y las escondió en el bolsillo de su bata, dirigiendose entonces hacia la puerta . La abrió y escudriñó el corredor en ambos sentidos. No vio a nadie. Se sentía en el paraíso cuando entró en su propio cuarto.
- Ashleigh Sinclair... - Monique murmuró, mientras cerraba la puerta detrás de sí. - Tus días de inocencia están contados!

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