jueves, 2 de abril de 2009

EL CONDE VIRGEN - CAPITULO 8

CAPÍTULO 8



Alicia volvió a leer la nota. Las palabras dulces se grabaron en su memoria. Nunca había recibido una carta hasta entonces, y esa la había demolido con su poesía. Frunció el ceño al leer las palabras por tercera vez. Una fea sensación la asaltó .
“Para siempre tuyo. ”
De quién había despertado ese deseo?
No de Thomas, ciertamente. él apenas le había hablado, y la conversación había girado básicamente en torno a los perros. Además, él no había demostrado el menor interés en ella como persona, y mucho menos como amante. “Por deber”, él se casaría. ya lo conocía bastante bien como para darse cuenta que el deber y el honor eran todo lo que le importaba a Thomas Cavendish.
La puerta se abrió y una de las criadas asomó su cabeza.
_ Buen día, mi lady. Vine a ayudarla a vestirse.., pero veo que ya se vistió. - Ella estrechó su mirada desaprobándola.
Alicia guardó el papel en la manga. Sólo le faltaba convertirse en objeto de chismes en la cocina.
_ Buen día. Perdón , pero no sé tu nombre.
_ Audrey, mi lady. - La muchacha se secó la nariz con el dorso de la mano.
Alicia se anotó mentalmente la tarea de introducir el uso de pañuelos en la servidumbre cuando se casase y se convirtiesen la lady de Wolf Hall. Si ese día llegaba alguna vez.
Le sonrió a la criada.
_Veo que eres muy perceptiva , Audrey - Alicia comentó gentilmente.
La muchacha se quedó sin aliento.
_ Veo muy bien , si, es cierto, mi lady. Lady Isabel me acusa de andar espiándola , pero le juro por la Biblia que nunca lo hice.
Alicia disimuló una sonrisa. Era evidente que la criada observaba bastante atentamente a lady Cavendish, como los demás habitantes del castillo. “Oír sin querer y ver por casualidad ” debían ser algo normal para ella. Pero Espiar era una conducta reprobable.
Debo tener cuidado con Audrey y los otros como ella, pensó Alicia. Si se enterase de la existencia de ese admirador secreto, la criada comunicaría el chisme a los cuatro vientos. Y ella sería echada del castillo en un instante. Sir Thomas Cavendish no le parecía un hombre particularmente clemente. Era fácil imaginarlo como un marido celoso si sospechase algo. Jamás le daré motivo para desconfiar de mi honestidad.
Audrey se aproximó .
_ Mi lady , se siente bien? Está un poco pálida.
Alicia enderezó los hombros.
_Fue sólo un momento de tristeza. Ya pasó.
La criada sonrió .
_ Tal vez un poco de cerveza la reanime. con un pedazo de pan, para sustentarla hasta el almuerzo. voy a traerle...
Alicia levantó la mano.
_ No, Audrey. Estaba yendo a la cocina.
La criada se frotó la nariz.
_ Ah, si ? Para qué, mi lady ?
Alicia sonrió .
_ Para supervisar la preparación de la comida. Tengo varias excelentes recetas que aprendí de mi madre. Me gustaría sorprender sir Thomas con algunas de ellas. Qué piensas?
La muchacha pareció sorprendida con la pregunta. Alicia presumió que nunca nadie le había pedido su opinión acerca de nada.
_ Creo que el cocinero va a apreciar el gesto , mi lady - dijo Audrey, con un guiño de ojo . - Estaba tomando su cerveza. Pienso que no le va a negar una mano o dos.
_ Pues ve yendo - ordenó Alicia. - Yo ya voy .
- Si, mi lady ! Será un inmenso placer tenerla con nosotros . - con otra guiño de ojo , la criada salió cerrando la puerta.

Audrey debe estar pensando que estoy aquí como la gobernanta de Thomas, no como su prometida. Tal vez mi papel se restrinja a eso después de todo .
Con un sobresalto, Alicia se dio cuenta que la idea no le agradaba ni un poco. Quería ser la esposa de Thomas. No para protegerse bajo su apellido y su título, aunque necesitase de ambos desesperadamente. Como miembro casi anónimo de la familia Cavendish , entre ollas y platos , estaría a salvo del pretensioso rey Tudor.
Pero nada de eso le impedía de fantasear. Recordó cuan guapo Thomas le había parecido en el jardín la noche anterior. Era como si brillase a la luz de la luna . Y cuan gentil había sido el contacto de la mano de él debajo de la mesa durante la cena. Thomas tenía facciones muy bonitas. Cuando sonreía, casi se podían oír los ángeles cantando de júbilo. Thomas debería sonreír con más frecuencia. Había sido hecho para las alegrías de la vida. Para disfrutar una buena cena, por ejemplo.
Sacó la misteriosa carta de la manga y volvió a leer el contenido una vez más . Todavía no conocía a todos los habitantes de Wolf Hall, pero seguramente todos ya sabían quién era ella. Alguno de ellos, más letrado que los otros, debía haberse enamorado. Era Situación difícil. Actuaría como si nunca hubiese recibido el mensaje, fingiría que las palabras tiernas no le habían tocado el corazón. Con una máscara inocente, mostraría a quien quiere que fuese que no se había dejado seducir por el poema.
Con un profundo suspiro de lamento, Alicia arrugó el papel y lo lanzó a las brasas de la chimenea . Las bellas palabras se volvieron cenizas.
Superando un temblor, se puso un delantal que había traído de su casa y abrió la puerta. Georgie la saludó con la lengua colgando.
_ Buen día, mi campeón . - Alicia le acarició las orejas.
_Viniste para protegerme, o oíste la palabra comida?
El mastín se puso rígido y la miró ansiosamente .
_ Fue lo que pensaba - afirmó ella. - Ven, Georgie. Veremos que milagros puedo hacer en la cocina.



Con la cabeza baja, Thomas se arrodillaba delante del altar en la capilla de Wolf Hall, orando por orientación y fuerza. Una luz azulada brillaba a través del vitral, dándole a la habitación sagrada un halo celestial. Suspendida en lo alto, la vela del santuario ardía rodeada de un globo de vidrio rojo.
Thomas cerró los ojos , en un esfuerzo por aislarse de las distracciones. Nunca había pensado seriamente en el matrimonio. Nunca había visto la necesidad de una unión. Ahora, como conde de Thornbury, una de sus mayores preocupaciones era la continuidad del título de nobleza. Si no engendrase un heredero antes de morir, el linaje de su familia moriría con él.
Seis semanas antes, quien habría imaginado una situación más aterradora? Su padre y sus dos hermanos mayores rebozaban de salud y entusiasmo al partir hacia York. Semanas después, retornaban al hogar en ataúdes de madera. Estaba solo en el mundo, y el peso de las responsabilidades le hundía los hombros.
Sus pensamientos volvían en cada instante a Alicia. Ella se había mostrado como una belleza arrebatadora en el jardín la noche anterior. Se acordaba del brillo de sus ojos azules, de sus cabellos dorados a la luz de la luna , de su piel cremosa. Había temido tocarla y asustarla. Afortunadamente, ella no podía leer sus pensamientos, ni conocer sus deseos. Un día, tendría que soltarle los cabellos, enterrar sus dedos en esa masa dorada. Soltaría las cintas de su vestido y lo dejaría caer a sus pies, y finalmente podría adorarla en toda la gloria de su desnudez.
Thomas tragó en seco, sintió un dolor en el estomago. Debía ser pecado alimentar ese tipo de fantasías lascivas estando arrodillado en una capilla. Si bien Alicia era el objeto de su actual plegaria a los cielos. Cómo podría hablarle del acuerdo de matrimonio se quedaba mudo como un pescado en su compañía? Y lo peor, cómo podría reunir coraje para confesar cuan bella la hallaba y como adoraba su voz y cada movimiento gracioso que ella hacía ? Esperaba no haber revelado, en esa carta , sus verdaderos sentimientos por ella.
Sonriendo, Thomas recordó el alborozo que sintió al amanecer al escribir el poema . Cielos, debía haber escrito con pésima caligrafía! Sólo esperaba que Alicia hubiese entendido el mensaje. Adverso a la palabra hablada, Thomas siempre había expresado sus pensamientos mas secretos por escrito. En el pasado , había quemado todos sus escritos, para que sus hermanos no lo descubriesen y lo atormentasen todavía mas . Ahora, podía revelar lo que le pasaba en su corazón sin temor a la burla o la persecución . Ansiaba saber qué pensaba Alicia de su declaración. Le parecía que faltaban mil años para la comida del mediodía.
Finalizó sus plegarias con una rápida señal de la cruz. Todavía sumergido en la meditación, Thomas casi derribó a su cuñada, quien estaba parada en la puerta de la capilla. Su simple presencia volvió a despertarle la ira que había intentado aplacar.
_ Todavía estás aquí, Isabel?
Ella sonrió .
_ Claro, mi lord . Sé que no hablaste en serio anoche. Fue la llegada de esa... mujer lo que te hizo perder los estribos.
Thomas apretó los dientes, manteniendo su acostumbrado silencio.
Isabel esperó que él dijese algo. Entonces, ante su silencio, retomó la palabra :
_ En verdad, Thomas, es exactamente sobre lady Broom de quien quiero hablarte. Ella reclama cosas que no le corresponden por derecho. Cuándo la vas a despachar?
Thomas no movió un músculo.
_ Alicia se queda en Wolf Hall.
Al iniciar la marcha, su cuñada lo sujetó por el brazo con sus garras de gata.
_ Pero esa mujer es tan... vulgar, Thomas. No puedes estar pensando en desposarte con la hija de un orfebre. El conde de Thornbury debe tener una dama de la nobleza como madre de sus hijos.
El desprendió su manga.
_ La tendré , y esa dama es Alicia.
En vez de responder, Isabel fingió flaquear.
_ Thomas... ayúdame... creo que me voy a desmayar...
El la amparó contra su pecho y buscó a su alrededor un asiento donde ponerla. No había ninguna banqueta a la vista. Dónde estaba su refinado escudero en un momento como ese ? Andrew debía saber lidiar con mujeres desmayadas. Andrew vivía alardeando de sus conocimientos sobre el sexo débil.
_ Qué tienes ? - le preguntó a su cuñada, sacudiéndola.
Isabel abrió los ojos débilmente.
_ Oh, Thomas, me salvaste de una mala caída... en mi estado, habría sido una desgracia... - Cerrando los ojos , Isabel gimió.
Thomas sintió un escalofrío .
_ Qué estado?
Desprendiéndose de los brazos de él, Isabel sacó un abanico de una bolsita dorada. Mientras se abanicaba, lo miró tímidamente por detrás del abanico.
_ Vamos, Thomas, no entiendes lo que una mujer quiere decir cuando habla de su “estado”? Pensé que, como siempre estás rodeado de perros ... como tu perra da a luz cada pocos meses, sabías que...
Thomas sintió un gusto amargo en la boca. Tenía las manos frías y pegajosas. Su cuñada no podía estar embarazada. Después de nueve años de esterilidad, había logrado concebir ...?
_ Explícate , Isabel ! - Thomas estalló .

Isabel se abanicó con más ímpetu.
_ Tengo que contarte cada detalle de mi intimidad? Cómo puedes ser tan grosero? El hecho es que... estoy embarazada, espero un hijo de William. Veo tu asombro, pero es la verdad. Y la bendición con la que siempre soñé.
Thomas sentía su sangre rugir en sus oídos. No era posible! No ahora que finalmente había encontrado a la mujer con quien se sentía lo bastante seguro como para entregar su corazón. Miró al techo desesperadamente . Qué el diablo se la llevase ! El sonido de su voz chillona bastaba para ponerlo frenético.
_ Por supuesto, Thomas, que espero que seamos más amigos que nunca. Es importante que mi hijo tenga una figura masculina, alguien que le enseñe cosas de hombres.
Thomas inspiró, su mente girando en un remolino veloz. Maldito William! Por qué le había tenido que dejar ese legado tardío? Gracias al pequeño creciendo en el vientre de Isabel, quedaría preso de esa bruja por años !
Su cuñada cerró el abanico y le golpeó el brazo con él.
_ No serías tan cruel e insensible como para expulsarme de Wolf Hall en este estado. Sería una desgracia que diese a luz a esta pobre criatura estando sola y en la calle . -Isabel apretó el pañuelo sobre sus ojos, aunque estos pareciesen estar secos.
Thomas no sabía ni siquiera cuanto tiempo duraba la gestación de una mujer. Se acordaba vagamente del última embarazo de su madre. Mary había demorado varios meses en llegar. Desalentado, Thomas se dio cuenta que su cuñada lo tenía acorralado.
Qué haría con Alicia? Isabel le había exigido que la despachase. Si ella se quedase, su cuñada convertiría su vida, y la de él, en un infierno. Se sintió sofocado, como si las paredes del corredor se cerrasen sobre él. No tenía aire suficiente para respirar. Necesitaba espacio y tiempo para resolver ese dilema terrible.
Isabel golpeó su pie contra el piso .
_ Thomas, me parece que no oíste nada de lo que te dije! Te Pregunté qué planeas hacer conmigo ahora?
Mandarte al infierno!
En voz alta, él murmuró :
_ Me voy a cazar. - Entonces, gritó : - Andrew! Andrew!
El escudero, quien jugaba con Tavie en el extremo del corredor, corrió ante el llamado de su amo.
_ Si , mi lord ? - Andrew miró a Isabel. - Buen día, mi lady ! Le deseo un viaje seguro y agradable...
_ Manda a que preparen los caballos - Thomas ordenó.
- Y que prepararen provisiones para un día... o mejor, para varios días. Vamos a salir a cazar.
Andrew sonrió levemente .
_ Liebres o faisanes, mi lord ?
_ Lo que aparezca primero. En ese momento, sería capaz de estrangular a un oso con sus propias manos . Bórrate esa sonrisa de la cara y ve a hacer lo que mandé !
_ Siempre a su servicio, mi lord . - El escudero dio media vuelta y marchó hacia los establos.
Isabel soltó una risita .
_ Continuas siendo el mismo, por lo que veo. Cuando hay una situación que te presiona , huyes al bosque. Espero que encuentres un oso, Thomas, y que él te devore. Pero ten en mente que yo todavía estaré aquí cuando resuelvas volver. Piensa en todo esto mientras galopas...
Con la amenaza suspendida en el aire, a cuñada levantó su nariz y se fue. Thomas maldijo en silencio. Luego, chasqueó sus dedos hacia los dos perros que lo acompañaban. En la escalera que llevaba a la cocina, Georgie se unió al grupo.
Thomas sólo diminuyó su marcha al acercarse a la biblioteca. Arrodillándose en el piso , se concentró en sus compañeros caninos.
_ Amigos, estoy en una situación difícil. Con certeza, Isabel intentará expulsar a Alicia durante mi ausencia, pero necesito tiempo para pensar.
Vixen le lamió la mano, Georgie se instaló en la chimenea apagada y Tavie intentó anidarse en el regazo de su dueño.
_ Una buena cabalgata es la única manera que conozco para aclarar mis ideas. Georgie, tiene que ocuparte de Alicia en mi ausencia . Quédate con ella. Vixen, mi querida, no tengas tus cachorros hasta que yo vuelva.
Thomas le sonrió cariñosamente a la perra marrón.
_ Y vos tendrás que ser mi perro guardián, Tavie. Pero no hagan nada contra Isabel, por más que ella los maltrate. Deje que yo me ocupe de ella. Por encima de todo, mantengan a Alicia aquí. Me entienden? Mantengan a Alicia a salvo.
Poniéndose de pie , Thomas contempló el escritorio. Los elementos para escribir continuaban del mismo modo en que los había dejado por la mañana. Destapó el tintero y sumergió la pluma. Andrew golpeó la puerta cuando terminaba el último mensaje. Thomas gritó :
_ Entre!
El escudero abrió la puerta.
_ Todo está listo. Estamos esperando.
_ Perfecto ! - Thomas derramó un poco de cera en el sobre secó el sello . Le extendió la misiva al escudero.
_ Lleva esto a la habitación de lady Alicia , ponlo en un lugar donde sólo ella pueda encontrarla. No quiero a nadie interfiriendo.
Andrew se rió .
_ Otra carta de amor? Nunca te vi escribir tanto, mi lord ...
Thomas miró furiosamente al escudero sonriente.
_ Es mejor que pensar en Isabel y su maldito estado. Ahora, deja de mover la lengua, y haz lo que te mandé. Y no dejes que nadie te vea.
Andrew guardó e; sobre dentro de su jubón.
_ No temas, mi lord . Seré más rápido que un zorro en un gallinero, o que... - Andrew se apartó hacia la puerta. - ... un amante metiéndose en la cama de una dama!
_ Fuera! Ya!
El muchacho desapareció rumbo a su misión. Thomas salió trancando la puerta de su santuario y refugio .
En el patio, los cazadores ya sacaban a los agitados perros de caza de sus caniles. El halconero sostenía sobre un grueso guante de cuero su ave favorita. Varios criados de la cocina llenaban las alforjas con pan, queso y carnes frías.
Thomas acomodó la montura de su caballo mientras aguardaba la vuelta de su escudero.
_ Todo en orden? - preguntó , cuando el muchacho finalmente apareció.
Andrew se había cambiado el fino conjunto de seda por una vestimenta más resistente, de lana y cuero.
_ A dónde vamos, mi lord ? - Andrew preguntó , montando su garañón .
_ Si es posible al infierno - replicó Thomas.
Y apretó las espuelas en los flancos de su caballo .

No hay comentarios: